Todos los personajes son pertenencia de la gran SM, la historia solo es mía.

Hola chicas, perdón por desaparecer por tanto tiempo, pero desaparezco por problemas y responsabilidades que como toda persona debo cumplir, y bueno, mil perdones.

Bueno, acá vuelvo con este extraño Short Fic que surgió de una noche de insomnio en mis vacaciones, y mientras tomaba mate a las 4 de la mañana, escribía esto. Espero que les guste.

Summary: Él la dejo por quién creía el amor de su vida, su amante. Pero él… ¿Se dará cuenta a quién ama de verdad?¿Será demasiado tarde?... Y ella… ¿Podrá perdonarlo? Nada será lo que parece.

Perdóname:

Capitulo 1: Engaño

BPOV:

¿Por qué me hace esto?¿Por qué arruina tantos años juntos solo por estar con ella? Tantos planes y experiencias arruinadas. Esas y más preguntas y recuerdos se aunaban y rondaban por mi mente mientras metía todas mis cosas en mis viejos bolsos e iba y los dejaba en la puerta.

Todo lo hacía más rápido de lo normal mientras las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos. No debo esperar a que él llegue, decía en mi mente, recordando que minutos atrás había escuchado cuando él estaba hablando con su amante en su despacho.

Lo que nunca se hubiesen imaginado es que yo estuviese detrás de esa puerta escuchándolos a ambos, que luego de que él le prometiera amor eterno y que en cuanto llegara a casa me dejaría, escucharlos comenzar a gemir, pero como suelo ser masoquista, abrí la puerta para demostrarme que no era mi Edward, que no era el hombre al que amaba y me había jurado amor eterno, pero para mí desagradable sorpresa, sí era él, me había engañado con otra y me dejaría. Eso fue suficiente para mí, rápidamente y sin que nadie me viera, me fui de ese lugar.

Lo único en lo que él podría pensar sería en lo que dirían los medios sobre su separación y su nuevo amorío y lo que les diría él. No seas estúpida Isabella, sabías desde hace mucho que esto ocurriría. Él es un famoso empresario, uno de los más grandes arquitectos del mundo y tú eres una cualquiera, que salió de un pueblucho y que según él cree, no tienes nada, pero hay que demostrarles a todos que no te interesa su dinero, que tu sola podrás y que llegaras a ser una de las más grandes coreógrafas, me repetía en mi cabeza.

Entre mis horribles pensamientos estaba cuando recordé la razón por la que había ido a visitarlo a su trabajo, iba a darle una sorpresa y, al final, yo termine siendo la sorprendida. Mi bebé, ese pequeño pedacito del cual, como estúpida pensé que había nacido del amor que Edward y yo nos profesábamos, en verdad el amor te ciega y te estupidiza. Pero se equivocan sí piensan que por ellos voy a decaer y no voy a seguir, lo haré por mi bebé y por mis sueños. Ellos sabrán lo que puede llegar a ser Isabella Swan sí se meten en su camino.

Ahora lo único que me importa es largarme de este lugar, mudarme a mi nuevo departamento en Miami, ese departamento lo había comprado hace unas semanas, siempre con la estúpida idea de llevar a Edward ahí y darle la agradable sorpresa de que por fin había logrado lo que con tanto amor, esfuerzo y dedicación pude comprar, un departamento que había comprado con el dinero que había ganado desde que había empezado a trabajar para pagarme la escuela de baile y el departamento, para así tener nuestro propio nidito de amor, cada vez noto más que me doy vergüenza ajena, soy patética.

Pero quién sabe si habría llevado a su amante allí. También aceptaría la oferta que me hicieron, eso era también un secreto, me había recibido de coreógrafa hacía unos meses, y hacía una semana me había llegado una oferta que iba a rechazar, pero la aceptare, por lo menos hasta tener el suficiente dinero para alimentar a mi hijo, vestirlo y para sus necesidades. Esos pensamientos me hicieron sonreír, por lo menos tendría a mi hijo y podría mantenerlo yo sola, él será mi luz en estos momentos tan oscuros, provocados por su maldito procreador.

Terminé de empacar las pocas cosas que me llevaría, porque obviamente no me llevaría nada de él. Solo me llevaría las pocas cosas que me había comprado con algo de dinero que había ahorrado por si las dudas. Llamé un taxi para que me lleve al aeropuerto, me quite el anillo él cual siempre había amado pero ahora me asfixiaba y lo deje en la mesa de su estudio justo cuando llego el taxi.

Estaba pidiéndole al taxista que me ayude a poner mis maletas en el baúl, cuando llegó la persona que menos quería ver en este momento, Edward bajo de su Volvo mirándome sorprendido y pude ver en esos ojos verde esmeralda que ahora odio, como si estuviese agonizando. No seas estúpida Bella, solo está así porque no pudo ser él quien tuviera la posibilidad de echarte y decirte que ama a otra, me decía mi conciencia, y cuánta razón tenía.

-¿Bells?¿Amor?.- Preguntó, no creyendo lo que veía, no sabía cómo dolía que me llamara amor. Pero tenía que ser fuerte, por mi hijo, por él tenía que olvidar al hombre que amaba y que había destruido mi corazón de una manera horrible.

-Edward, será mejor que entremos unos segundos.- Le dije antes de mirar al taxista y pedirle que me esperase unos minutos.

-¿A dónde vas?¿Por qué no me dijiste que ibas a viajar?.- Me preguntó en cuanto entramos a la casa.

-Edward, me voy, ya tendrías que saberlo.- Le dije aguantando mis lágrimas.- Además debes estar contento, te dejo el camino libre, y te ahorro el trabajo.- Le dije dándole una sonrisa triste, debía parecer patética. En su cara se podía ver que había entendido de qué le hablaba.

-Pero… no es necesario que te vayas, Bells, piensa en ti y en el bebé.- Me dijo tocando mi vientre que se encontraba todavía plano, mientras que, con una mano sacaba rápidamente su mano de mi vientre y la otra se estampaba en su cara a una velocidad que no reconocí como mía.

-¿Cómo puedes ser tan hipócrita? ¡Solo lo utilizas para tu bien!- Le grite dejando que mis lágrimas cayeron libremente por mis mejillas otra vez.- Pero no te preocupes, desapareceremos de tu vida y será como si nunca hubiésemos existido. No te pediré dinero, no sabrás más de mí y no tendrás noticias de él. Así que disfruta con tu amante tranquilo, cásense, tengan hijos y sean felices, que yo y mi hijo si lo seremos.- Le dije mirándolo con odio.

-Bells, amor…- Dijo pero antes de que pudiese seguir, volví a estampar mi mano contra su mejilla.

-¡No vuelvas a llamarme así!.- Le volví a gritar.

-Por favor, no me alejes de su lado, eso es lo único que te pido, por favor.- Me dijo desesperado, pasando sus manos por su cabello y tirando de él. Me daba pena verlo así a pesar de todo, me estaba arrepintiendo de todo, hasta que escuche lo último que dijo.- Si no te demandare con las pruebas que tengo y podré verlo aunque tú no quieras o quitarte su tenencia por completo.- Me dijo, y ahí estallé por completo, y con eso mi mano otra vez terminó en su cara.

-¡¿Cómo te atreves?!¡Maldito bastardo!.- Le grite con todo el odio que tenía.- Además tú no tienes pruebas y todas las que podrías tener, las quemé. Por cierto…- Empecé más calmada, comenzando a idear un plan a todo máquina en mi mente. Esperando que todo salga como lo planee.- Ya no podrás hacer nada.- Me miró desconcertado.- Ya no hay bebé. Lo perdí por tu culpa maldito imbécil. Lo perdí hace casi una semana cuando recibí fotos de ti con tu amante entrando a un hotel de París, justamente tu tuviste una reunión que duró cuatro días, el investigador que contrate en muy bueno en lo que hace.- Le dije tratando de mostrarme fría, pero rogando al mismo tiempo que me creyera cada maldita palabra.

-Mientes.- Me dijo con expresión desolada.

-Ojala pudiera. Así tendría algo por lo que pelear, pero ya ves que no.- Dije fríamente.

-¿Es mi culpa verdad?.- Preguntó afligido. Pero al ver que no conteste sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero es tan orgulloso que sé que no dejara que caiga ninguna hasta que me haya ido. Por eso decidí irme cuanto antes, pero no me iría sin una última pregunta.

-Solo dime una cosa. ¿La amas?.- Le pregunte con el corazón en la boca, solo deseando que lo negara, al menos me amaría aun estando con otra.

-Con todo mi corazón.- Me respondió seguro. Lo que hizo que mi corazón se rompiera en mil pedacitos.

-Entonces que sean muy felices.- Le dije tragándome mis lágrimas.

-¿ Cómo supiste que te iba a dejar y que tenía un amante?.

-¿Sabes? Suelo ser muy estúpida, no me di cuenta de las señales. Hace casi una semana te iba a dar unas sorpresas, te iba a decir que estaba embarazada e iba a darte un regalo aparte de la sorpresa del bebé. En la noche mientras pensaba en cómo iba a darte la sorpresa y hacía la cena, me llegaron las fotos, no me quise creer lo que veía, no quise creer que tú me habías engañado, por eso hoy cuando fui a tu oficina y escuche que me ibas a dejar, abrí la puerta solo para demostrarme qué nunca me amaste de verdad, y entonces los vi.- Proseguí.- Hacen una linda pareja. Siempre supe que me ibas a dejar por una mujer así, mucho mejor que yo en todo sentido.- Le dije con la voz rota mientras me dirigía hacia la puerta y la abría pero aun de espaldas le dije.- Dentro de unos días te llegaran los papeles del divorcio, no te preocupes por nada, mi abogado se ocupara de todo. Adiós.- Le dije dirigiéndome hacia el exterior, antes de que suba al taxi escuche un grito, y después ruidos, estaba rompiendo todo, pero poco me importaba, ya no había nada mío ahí.

Le dije el destino al taxista y que por favor se apurara, quería salir rápido de este lugar. Cuando llego a el aeropuerto me ayudo a bajar mis maletas, le pagué, me deseo un buen viaje y se fue.

Rápidamente tome mis maletas y me fui a sentar en uno de esos incómodos asientos de aeropuerto mientras esperaba que anuncien mi vuelo. Cuando en mi cabeza comencé a recordar todo lo que viví, como conocí a Edward por medio de Alice, su hermana y mi mejor amiga, sus padres Esme y Carlisle que ya son como mis padres también y por último Rosalie su otra hermana y mi otra mejor amiga que aun con su carácter y sus palabras de camionero, me sacaban una sonrisa. Después cuando pudiera, hablaría con ellos y les diría que estoy bien, y que cuando quisieran y Edward no estuviera, los podría ir a visitar, ellos no me habían hecho nada, ellos se merecían conocer a mi hijo.

Las lágrimas querían salir cuando pensé que mi hijo no tendría padre y que no podría vivir como yo soñaba, mientras mi marido y yo nos íbamos a trabajar, mi pequeño se iría a la casa de su abuela y ella lo cuidaría hasta que Edward o yo lo pasemos a buscar, pero lo único que haría ahora sería retener mis lágrimas hasta que llegue a mi departamento, ahí lloraría cuanto quisiera.

Cuando anunciaron mi vuelo, me dirigí hacía mi asiento. Como no pude pagar por primera clase, me tuve que sentar entre medio de dos muchachos muy guapos, pero ninguno como Edward. Uno era rubio, el pelo le llegaba hasta los hombros y de tez blanca, y el otro era también de tez blanca, tenía el pelo negro, corto y rizado. Parecían dormidos, pase en silencio hasta mi asiento que era entre medio de los dos, saque mi Mp3 y me dispuse a escuchar música hasta que me quede dormida. Después de lo que creí minutos, sentí como si me zarandearan suavemente, y escuche que me hablaban, pero no entendía lo que me decían, hasta que estuve consciente.

-Ey, despierta. - Me dijo una voz demasiado grave mientras me seguían zarandeando.

Cuando pude abrir los ojos y reconocí el lugar donde me encontraba, vi que dos pares de ojos azules me miraban atentamente. Fregué mis ojos y me di cuenta que había estado llorando cuando dormía, y recordé que Edward siempre me decía que hablaba en sueños. Inmediatamente mi cara se puso roja, puede que en este momento mi cara sea la reina de los tomates.

-¿Estás bien?.- Me preguntó el chico moreno mirándome entre atento y preocupado.

-Sí, gracias.- Le dije, mirando mi Mp3 y de repente mis ojos se llenaron de lágrimas y los chicos al parecer pensaron otra cosa.

-¿Qué te ocurre que lloras tanto?¿Te duele algo?¿Podemos llamar a alguna azafata para que te dé algo?.- Me pregunto está vez el rubio, su voz era tranquila, ya me había tranquilizado con solo escuchar su voz, bueno, no como para tranquilizarme completamente. Me sorbí la nariz y mi voz se rompió.

-Mi Mp3 se quedo sin batería y si no me distraigo voy a comenzar a hiperventilar, le temo a los aviones.- Les dije tímidamente, cuando el moreno me sonrió y luego comenzó a reírse.

-Ok, eso fue inesperado, no tengo un Mp3 pero puedo ayudarte a distraerte.- Me dijo moviendo sus cejas de arriba abajo en reiteradas ocasiones y de inmediato yo me puse colorada, ¿Cómo podía decirme eso? ¡Estamos en un avión!.- ¿Por qué la gente siempre piensa mal cuando hago eso?

-Porque eres extraño y ya la asustaste, debe pensar que somos algún tipo de sátiros de aviones, ves que eres tarado.- Le dijo antes de levantarse y darle un golpe en la parte trasera de su cabeza que creo sonó por todo el avión, provocando que una carcajada se escapara de mi boca, sin siquiera poder intentar retenerla.- Bueno, comencemos. Soy Jasper y el tarado de aquí.- Dijo apuntando a su amigo.- El es Emmett mi estúpido hermano, suele hacer chistes subidos de tono, para lo único que sirven sus neuronas.- Dijo provocando que otra vez me riera.

-Hola, yo soy Bella.- Les dije sintiéndome como en una sesión de grupos de autoayuda.- Y juro que me siento como si estuviera en un grupo de autoayuda.- Les dije, provocando que ellos rieran también, bueno ahora por lo menos mi humor cambio y me siento un poco mejor, ya por lo menos estos chicos me hicieron reír.

-Bueno, por lo menos ya no lloras, eso es bueno.- Dijo Emmett levantándose para devolverle el golpe a su hermano y volver a sentarse con una sonrisa de satisfacción.- Eso es por golpearme y hablarle mal de mí a Bella.- Pero lo que no se imaginaba era que su hermano le devolvería el golpe, y así comenzaron una pelea de manotazos. Aunque la verdad comenzaban a parecer mujeres, yo me reía sin parar, estos chicos eran muy graciosos. Pero me cuidaba, tenía miedo de que alguno de sus manotazos me diera a mí, y eso no sería algo lindo de sentir, definitivamente no.

-Chicos, basta, se sacaran un ojo.- Les dije a modo de regaño, obteniendo como resultado que dejaran de golpearse y me miraran como si fuese su madre quien los regañara.

-Si mami.- Dijeron los dos a coro, haciendo que me riera.

-Bueno niños, ahora cambiemos de tema y cuéntenme que hacen en este avión a esta hora y en este día.- Les sonreí y ellos me devolvieron la sonrisa.

-¿Qué te puedo decir? Soy actor porno y me gusta violar a las chicas en los aviones.- Dijo Emmett poniendo pose de pensador y haciéndose el interesante. Logrando que su hermano volviese a golpearlo, creo que ya debería dolerles la cabeza a ambos.

-Eres idiota, no te hagas el interesante y dile a la pobre chica lo que hacemos aquí, en esta hora y día.- Lo regaño mientras su hermano se pasaba la mano donde su hermano lo había golpeado. Creo que esta vez sí le dolió.

-Mmm… estamos aquí porque le hemos mandado una oferta a una coreógrafa y ahí ella vendrá y esperamos que acepte nuestra oferta, firmaremos papeles y creo que me iré a comer y a tomar una siesta.- Dijo poniendo su dedo en su mentón.- O tomare una siesta y luego comeré.- Decía sin poder decidirse que hacer.- Y estamos a esta hora porque era el último vuelo, estamos en este avión porque…. No sé y en este día porque…. Tampoco sé, pero sería muy bueno saberlo.- Dijo provocando que Jasper rodara los ojos.

-La verdad que no sé como mi madre pudo estar con tu padre y crearte.- Le dijo Jasper a Emmett.

-Yo no entiendo como mi madre pudo estar con tu padre para crearte.- Le respondió Emmett a Jasper. Causando que me riera por hablar así de sus padres.

Entre risas pasamos como dos horas riéndonos hasta que a Emmett le dio sueño, se dio la vuelta y se durmió, entonces me puse a hablar con Jasper, que cuando su hermano no estaba despierto, parecía más tranquilo.

-Bella, ya sabes todo de nosotros. Dime algo de ti.- Me pidió con una sonrisa tranquilizadora, eso me dio bastante confianza para contarle, pero no sabía si podría él entenderme.

-No sé, es complicado, largo, difícil y reciente.- Le dije conteniendo mis lágrimas.

-Cuéntame, soy psicólogo y te entenderé además quiero saber algo más de ti, ya que eres mi madre.- Me dijo con sorna, provocando que riera de nuevo.

-Bueno, estoy aquí porque hace unas horas encontré a mi ahora ex esposo con otra mujer justo cuando él le estaba prometiendo amor eterno y le dijo que me dejaría en cuento llegara a casa, yo como una estúpida le fui a dar una sorpresa, y termine siendo la sorprendida y más que nada desilusionada.- Le dije dejando que las lágrimas cayeran libremente por mis mejillas y aceptando el abrazo de Jasper.- Sabía hace mucho que cuando él me dejara, sería por una mujer así.

-Shh… tranquila, y dime ¿Cuál era la sorpresa?.- Me pregunto mientras me abrazaba, me separe de él.

-Iba a decirle que estaba embarazada, que por fin podríamos tener dentro de unos meses lo que tanto anhelamos durante años. Pero al parecer el ya sabía que estaba embarazada e iba a dejarme igual, quería conocer a mi hijo, pero no lo dejare, no quiero que mi hijo sepa qué clase de hombre es su padre. Por eso me mudare y comenzare una nueva vida, con un trabajo nuevo. Solo mi hijo y yo.- Dije volviendo a llorar y poniendo mi mano en mi vientre. Volví mis ojos a Jasper y él me miraba comprensivamente.

-Pero ¿Qué estúpido hombre podría dejar ir a una mujer tan hermosa, embarazada y una persona tan pequeña y tierna como tú?.- Preguntó tomando mi mano delicadamente.- Odio a los hombres de ese tipo, pero cuéntame para ti ¿Cómo puede ser que sepas que él te iba a dejar?¿Te engañaba antes? Y ¿A qué te refieres con que ya sabias que tu ex marido te iba a dejar por una mujer así?.- Me pregunto, se notaba que era psicólogo, pero al parecer ya me había hecho dos nuevos amigos y con estos chicos podría ser más fácil comenzar mi nueva vida.

-Solo él me dejaría, y me dejo diciendo que la amaba a ella. Yo sabía que él me iba a dejar, porque es muy obvio, mírame, soy tan normal. Además ella era rubia, un cuerpo escultural y yo, apenas tengo algo. Creo que antes nunca me engaño, eso no podría decirlo. Y por una mujer así, me refiero a que ella era hermosa y no estaba embarazada, puede que el pensara que al estar embarazada sea algo más complicado, no tengo idea, pero no pienso darle más vueltas al asunto, comenzare mi nueva vida sin él. Aunque espero haberme hecho dos nuevos amigos aquí.- Le dije mirándolo tímidamente.

-Claro que somos tus nuevos amigos, y es un honor ser tus primeros amigos en tu nueva vida.- Me dijo sonriéndome.- Y por lo que dices que eres normal, sabes que eso es mentira. Además aunque ella tenga buen cuerpo, le faltan neuronas, porque una mujer no puede separar a dos personas, se amen o no. Eso me parece denigrante, más que nada en una mujer.

-Tienes razón.- Coincidí.- Ahora que eres mi nuevo amigo necesito que me hagas un favor muy grande.- Le pedí.

-Lo que quieras.- Me dijo sonriéndome.

-Despierta a Emmett porque con sus ronquidos me está haciendo doler los oídos y necesito ir al baño porque mi vejiga ya no quiere seguir aguantando.- Le pedí riéndome tímidamente.

-Ok, ve mientras despierto al oso.- Me dijo guiñándome un ojo.

Pasé al baño, hice lo que tenía que hacer y cuando volví, los hermanos estaban peleando nuevamente. Rodee los ojos, son tan infantiles, pensé divertida mientras sonreía.

-Niños basta.- Los regañe cariñosamente. Estos chicos me ayudarían mucho con mi nueva vida.

-Pero Bella, ¿Verdad que yo no ronco?.- Me preguntó Emmett poniendo ojitos de cachorro y haciendo pucherito, parecía Alice cuando quería conseguir algo.

-No Emmett.- Le dije cuando me senté, provocando que él sonriera, para luego agregar.- Debió haber sido una nave espacial averiada, lo que casi me deja sorda de por vida.- Le sonreí mientras su sonrisa se convertía en una cara de sorpresa. Mientras Jasper se reía a carcajadas.

-¿Ves que no soy el único que lo nota? Pobre, casi la dejas sorda.- Le decía Jasper entre carcajadas.

-Ustedes solo dicen eso para que yo me sienta mal.- Decía Emmett mientras inflaba sus mejillas, fruncía el ceño y se cruzaba de brazos y piernas en el asiento, parecía un niño, daba mucha ternura.

-Awnnn… eres tan tierno.- Le dijo Jasper mientras se levantaba y le pellizcaba las mejillas, haciendo que este se enfurruñara más en su asiento.

-Déjame, mal hermano. Los hermanos no se hacen sentir mal unos a otros, están para protegerse y quererse, ¿Por qué siempre te alias a las demás personas?.- Le preguntó haciéndole pucherito, era tan tierno.- Te odio.

-No lo haces.- Lo contradijo Jasper.

-Sí lo hago.- Contradijo Emmett.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.- Esto ya me estaba cansando.

-¡Basta!.- Grite ya cansada.- No se odian y listo, quiero un abrazo entre hermanos y se callan los dos.- Les mandé, ellos me hicieron caso, se dieron un abrazo y se dieron vuelta en su asiento cada uno mirando para el lado contrario, ambos dándome y dándose la espalda mutuamente.

Estuvieron así un rato, hasta que me di cuenta que se habían acomodado y se habían dormido los dos. De verdad que daban ternura estos niños, le pedí a una azafata unas almohadas y unas frazadas para ellos, cuando me las dieron, los tape y durmieron el resto del viaje. Cuando estábamos por aterrizar los desperté para que se abrochen sus cinturones.

Cuando estábamos en la puerta del aeropuerto me despedí de ellos, aunque ya me entristecía porque no podría ver como se molestaban, esperaba poder encontrármelos de nuevo.

-Bueno, niños me despido, espero poder encontrarlos de nuevo.- Me despedí de ellos mientras les sonreía.

-Ok, cuídate y no hagas tonterías, mira que de ti depende.- Me dijo Jasper mientras apuntaba mi vientre en la última parte y me sonreía cariñosamente para después abrazarme.

-Bueno, ya que no podre ver a mi madre, me despido de ella y de mi futuro hermanito.- Me dijo Emmett abrazándome delicadamente y sonriéndome.- Por cierto, quiero tu celular y me lo darás, ahora que tengo a mi verdadera madre no la perderé de vista.- Dijo con sorna, mientras yo sacaba mi celular, lo había olvidado por completo. Tenía varias llamadas pérdidas y mensajes, más que nada de Edward. Ahora es cuando le importo, pensé tristemente. Intercambiamos celulares y les di un último abrazo a ambos.

-Ok niños, cuídense y pórtense bien, espero que tengan suerte con lo que buscan.- Les dije por último antes de darme vuelta e irme a esperar un taxi.

Cuando el taxi llegó, subí las maletas al baúl, le di la dirección de mi departamento y me perdí en mis pensamientos un rato. Solo pensando en mi futuro, no quería pensar en el pasado porque volvería a llorar y ahora no lo haría frente al taxista.

Al parecer me volví a quedar dormida, mi hijo me provocaba demasiado sueño, algo muy poco normal en mí.

Después de lo que creí minutos, escuche que me llamaban. Me removí y me fregué los ojos hasta que estuve consciente y logre recordar donde estaba.

-Señorita, se quedo dormida, ya llegamos.- Me dijo amablemente el taxista.

Me ayudo a bajar mis maletas, le pagué y rápidamente se fue. No fue hasta que el taxi desapareció que me fije en el departamento, era más grande de lo que pensé y más hermosa. Parecía una mansión, pero más pequeña. Justo lo que quería, lo necesario para mi bebé y para mí, aunque sobraba espacio, iba a poner muchas cosas para que entre mi bebé y yo podamos armar nuestro dulce hogar.

Entre y vi que era muy hermosa por dentro también, ya estaba amueblada y todo le daba un toque hogareño y reconfortante.

Fui a llevar mis cosas a mi habitación y cuando termine de guardar mis cosas, di una recorrida por la casa, en verdad era más grande de lo que pensé y aun más hermosa.

De repente mi estómago rugió, recordándome que debía alimentarme por mí bebé. Así que para conocer un poco el barrio y para comprar todo lo necesario para hacerme una cena decente, debía salir a buscar algún supermercado.

(Me metí unos segundos para aclararles que Bella se fue al mediodía y lo del viaje, no calcule las horas, solo pensé que podría llegar a la tarde, yéndose hacia la nochecita. Disculpen la interrupción.)

Estaba anocheciendo, saque mi celular para ver la hora, y las llamadas y mensajes seguían ahí, luego vería de que se trataba. Me fije la hora y eran las seis y media así que me daría una ducha rápida, iría a buscar comida, luego regresaría y podría tranquilamente llorar todo lo que quiera.

Me duche rápidamente, no había notado que mi cuerpo estaba tenso hasta que note como la tensión se iba de mi cuerpo. Me puse unos shortcitos de jean ajustados y una pupera negra con un corazón en el medio de animal print que mostraba mi vientre, no me importaba si alguien me veía, él único que me importaba que me viera, ya no me verá más, así que no importa ya.

Salí y el barrio era tan hermoso como la casa, lo único que esperaba era que haya buenos vecinos.

Caminé unas calles, pero no había encontrado el supermercado. Así que me decidí por preguntarle a algún vecino. Justo cuando pensé eso estaba pasando una familia, el muchacho al parecer de mi misma edad, tenía los ojos negros, era gigante pero no como Emmett y tenía una perfecta sonrisa blanca, la que parecía su mujer tenía el pelo largo hasta por la mitad de la espalda y los ojos negros como él, la niña era idéntica a ellos dos, solo que parecía tener cuatro años, todos eran de tez morena y pelo negro azabache, me entristeció pensar que yo no podría tener una familia así, pero debía pensar en buscar comida rápido, sino me desmayaría porque no había comido desde la mañana y no creo que eso le haga bien a mí hijo. Camine decidida hasta ellos.

-Hola, disculpen mi nombre es Isabella Swan y soy nueva por aquí. ¿Quería saber si me podrían decir dónde está el supermercado?.- Pregunté cuando me acerque a ellos sonriéndoles amablemente. Ellos me sonrieron y el muchacho contestó.

-Hola, mi nombre es Jacob Black y ellas son mi esposa Leah y mi hija Claire.- Dijo señalándolas a cada una mientras las nombraba.- Y ahora mismo íbamos para allá, si quieres te podemos acompañar.- Dijo sonriéndome amigablemente el muchacho, yo sonreí y asentí en respuesta. Después agregó.- Recién estábamos saliendo de casa.- Dijo apuntando una casa muy hermosa, blanca, que se encontraba a unas casas de donde estábamos ahora.

-Muchas gracias, si no les molesta.- Dije mirándolos tímidamente.

-No te preocupes, no nos molesta.- Dijo Leah mirándome con una sonrisa sincera en sus labios. Uff… por lo menos ella no piensa que voy a quitarle a su esposo, pensé feliz. Al menos todavía no tenía una enemiga por aquí.

Me acerqué a ellos y charlamos en el camino al supermercado, eran muy graciosos los tres. Leah siempre regañaba a Claire y a Jacob porque ellos se juntaban solo para molestarla, con el único pretexto de que se veía linda cuando se enojaba. Volví a sentir esa sensación de dolor en el pecho de pensar que a mí Edward nunca más me diría que me veía linda enojaday nunca se juntaría con su hijo o hija para molestarme, mis ojos volviendo a llenarse de lagrimas y pestañee varias veces para que las lagrimas se alejaran.

Claire quiso comenzar una relación conmigo y me contó que tenía tres años, todavía no podía hablar bien pero era muy inteligente y hermosa, también me contó que le gustaban los ponys y que le encantaba el chocolate. Me preguntó cuántos años tenía y le conteste que tenía veintitrés años.

Cuando me di cuenta llegamos al supermercado, tomamos dos carritos, uno para ellos y otro para mí.

Jacob y Claire se fueron con uno a hacer sus compras y Leah se quedó conmigo, ayudándome y hablando conmigo.

-¿Puedo hacerte una pregunta un tanto personal sin que te moleste?.- Me preguntó observándome seriamente.

-Sí claro.- Contesté rápidamente.

-¿Qué hace una mujer como tú aquí?.- Dijo, pero al ver que no entendía de lo que hablaba prosiguió.- Sé quién eres y con quien estas casada, tú deberías estar con él en alguna otra parte del mundo. No aquí.- Me dijo mirándome observando mi reacción.

-Yo, solo estoy aquí para olvidar. No quiero que me conozcan por haber sido algo de ese hombre. Solo quiero que me reconozcan por quien estoy buscando ser.- Le dije tristemente mirando el suelo, que hacía unos momentos se había vuelto muy interesante.

-Oh, lo siento. No debí meterme, son asuntos tuyos lo que hagas con tu vida. Perdóname.- Dijo extremadamente apenada.

-No te preocupes.- Dije poniendo una mano en su hombro.- Además ahora seremos vecinas y te perdonare solo si me dejas ir a molestarte cuando me sienta sola.- Le bromee sonriéndole, haciendo que ella riera.

-Claro, pero solo si tú me dejas ir a molestarte cuando este aburrida.- Dijo con sorna.

Seguimos charlando un rato, hasta que tuve suficiente comida para una semana y me dolía el estómago de tanto reírme. Nos encontramos con Jacob y Claire, Leah volvió a regañarlos porque habían llenado el carrito de dulces, diciendo que la próxima ella vendría sola porque no podía dejarlos solos en un lugar como este, sacó dos bolsas de dulces de su carrito y los fue a devolver, provocando que la pequeña Claire hiciera puchero y quisiera llorar, no me gustaba que los niños lloraran, me daba mucha pena, por eso fui y le arrebate las dos bolsas de las manos y dije que yo las compraría, así cuando Claire viniera a visitarme a mi casa le daría algunos y le prometí que no los tocaría hasta que ella me viniera a visitar. Haciendo que ella me sonriera emocionada porque le daría dulces y me vendría a visitar.

Cuando ya habíamos comprado todo y estábamos fuera del supermercado, los acompañe hasta su casa, intercambiamos teléfonos, les dije donde quedaba mi casa y me despedí con la promesa de que pronto los iría a visitar o los invitaría a mi casa.

Camine hasta que llegue a mi departamento, entré y comencé a prepararme mi cena. Decidí que comería algo liviano, así que me hice una sopa de verduras y de postre algunas frutas.

Terminé mi cena y postre, limpié todo y me fui a duchar. Me duche pensando en cómo había cambiado mi vida en tan solo unas horas. Hace poco menos de doce horas yo era una mujer felizmente casada, que pensaba en todas las posibilidades de decirle a su esposo que estaba embarazada y ahora me encontraba aquí, sola y con el corazón hecho trizas porque él me había engañado aun sabiendo que estaba embarazada.

Termine mi ducha y me puse una de las tantas bragas que Alice me había acompañado a comprar junto a Esme y Rosalie cuando les había contado que estaba embarazada. Por eso, ellas con el pretexto de, que, para que pase un mejor comienzo de embarazo, era mejor sorprenderlo con lencería y un par de cosas más que me ruborizaba de solo pensarlo. Pero mi cara paso de roja a blanca cuando me puse a pensar que quizá haya encontrado lo otro que me obligaron a comprar y lo esté utilizando con su nueva pareja. Deje de pensar en eso, ya no me importaba lo que hacía o dejaba de hacer con su vida.

Mi pijama era un baby doll azul, que contrastaba muy bien con mi pálida piel.

Me acosté en mi mullida cama y tome mi celular para ver y escuchar los mensajes. Leí los primeros mensajes escritos, eran de Edward, me pedía que volviese o que por lo menos le dijera dónde estaba para así poder ir a buscarme. Las lágrimas ya estaban saliendo por mis ojos al pensar que nunca se preocupo por mí mientras estaba con él, pero ahora que no estaba me necesitaba.

Los siguientes mensajes eran de Alice que me pedía que le dijera dónde estaba, que por el bebé me haría mal estar sola. Luego vinieron los de Rosalie que me decía que estaba lista para escucharme cuando la necesitara y que Alice decía lo mismo, que no estaba sola en esto y que si para verme tenían que seguir con la farsa de que no había bebé, lo harían. Los últimos eran de Carlisle y Esme que me decían que estaban avergonzados de su hijo, que ninguno le había dicho del bebé, que no sabían cómo se había enterado pero que pronto lo averiguaría, y que hasta que Edward no deje a su amante, que dejaría de ser su hijo y que no lo recibirían más en su hogar hasta que no me llevara de vuelta.

Las lágrimas ya caían libremente por mis mejillas y yo no las detendría. Me sentía mal por haberlo separado de su familia, pero él se lo había buscado.

Los siguientes mensajes eran de voz y como siempre, los primeros eran de Edward.

-Bella, por favor vuelve, no me alejes de tú lado. Sé que lo que hice está mal y me arrepiento, pero vuelve, no me dejes así, al menos dime donde estas. - Ese mensaje me hizo llorar, eso quería decir que ahora que me eh ido, me necesita.

-Isabella contesta el maldito teléfono y dime donde estas que sino hare lo que sea y te buscare por cielo y tierra, te hallare y lo lamentarás.- Es un maldito estúpido, ya me ordenaba que hiciera lo que él quisiera. Nunca soportó no tener lo que quería.

Vamos por favor contesta!.- Decía ya desesperado, el mensaje seguía pero no se escuchaba nada. Hasta que una voz femenina sonó.- Vamos Eddie, vuelve a la cama. Déjala, verás como volverá sin siquiera seguir insistiendo.- Eso me provocó un dolor inmenso en el pecho, estaba con ella apenas me había ido. El mensaje siguió y se escucho su respuesta.- Tienes razón Tany, ella extrañara mi dinero y volverá.- ¡Qué poco me conocía! Yo nunca quise ni su dinero ni nada más que su amor.

Luego le siguieron mensajes de los demás y por último un mensaje de alguien desconocido.

-Señorita Swan, le habla Kate la asistente de los señores McCarty, como no contestaba en teléfono le deje este mensaje. La cita será este viernes a las 14.50 hs. Por favor llámeme y avíseme si va a asistir. Muchas gracias y disculpe las molestias.-Había olvidado la oferta. Mañana llamaría a Kate y le diría que le dijera a los señores McCarty que si asistiría.

Después de eso seguí llorando durante mucho tiempo hasta que en algún momento me quede dormida. Desperté cuando los rayos del Sol dieron directamente en mi cara, me di vuelta en la cama inconscientemente esperando tener a alguien a mi lado, pero no estaba. Eso me hizo volver a llorar, pero después de lo que creí media hora, algo me levantó rápidamente. Corrí al baño a devolver todo lo que había comido, vomite hasta que ya no había más nada en mi estómago. Me lave los dientes, me bañe, me peine y baje a hacerme el desayuno.

Vi la hora de mi celular y eran las siete de la mañana, así que cuando termine mi desayuno dormiría unas cuantas horas más.

Mi desayuno se basó en unos ricos cereales de chocolate con leche, una ensalada de frutas y un vaso de leche que tenía chocolate. Mañana tendría que ir a buscar a algún ginecólogo, necesitaría tomar vitaminas para mi bebé y necesitaría que me dijera como estaba yendo mi embarazo.

Termine mi delicioso desayuno y regrese a mí cómoda cama, me quedé dormida apenas mi cabeza tocó la almohada y mis ojos se cerraron.

Tres años después…

Estaba ensayando una de las tantas coreos que había estado ideando desde hacía unos días con una canción muy famosa llamada As Long As You Love Me de Justin Bieber (Perdón, se que a muchas no les gusta Justin, pero no pude evitarlo, me encantan algunas de sus canciones. Aunque quiero aclarar que no soy muy fanática de él, lo admiro, solo eso. Persón por la interrupción.) mientras cuidaba de mi pequeña sobrina Claire y le enseñaba algunos pasos porque según ella, quería aprender a bailar tan bien como su tía.

-Mira tía, ya me salió, me pude abrir de piernas.- Me decía Claire mientras se miraba en el espejo de mi estudio con una gran sonrisa en su rostro. Lo que era bueno, ya que utilice su elasticidad para hacerla estirar antes, durante y después de cada ensayo, así le sería más fácil hacer un montón de pasos de baile más difíciles en el futuro.

-¡Muy bien cariño!¡Esa es la pequeña de la tía!.- Le dije sonriéndole cuando se levantó, la alcé y le di vueltas por los aires haciendo que riera.

-¡Es mi pequeña!¡Eres una ladrona de hijos, tú ya tienes al tuyo, así que ven a buscarlo y suelta a mi pequeña lentamente si no quieres problemas!.- Escuche gritar a Jake mientras corría hacía mí con mi pequeño en sus brazos y me lo entregaba lentamente mientras yo le daba a su pequeña.

Tome a mí pequeño Tony en brazos y lo abrace fuertemente mientras besaba su cabello cobrizo y una gran sonrisa se implantaba en mi rostro, era un replica de su padre, con sus ojitos esmeraldas y su cabello cobrizo y despeinado. Todavía no podía creer que este niño tan hermoso sea mío, siempre recordare con emoción el día que llegó al mundo y lo feliz que me hizo. Mi pequeño se llamaba Thomas Anthony Swan, pero preferimos llamarlo por su segundo nombre, tiene tres años, su familia lo ama y junto a Claire son los más mimados de la familia.

Estaba en medio de mis cavilaciones mientras veía a mi niño, cuando un grito me saco de mi mundo.

-¡Pequeño Tony, hace cuando no te veo, mira que grande que estas!.- Gritaba un Emmett extremadamente feliz mientras lo arrancaba de mis brazos y lo levantaba en el aire provocando que mi niño riera fuertemente, ese sonido era mi favorito, me demostraba que no estaba haciendo nada mal y que mi hijo era feliz.

-¡Tío oso!.- Le gritaba feliz mi hijo, él quería a toda su familia y siempre estaba feliz de verlos. Más que nada a Emmett y Jasper que siempre lo dejaban revolcarse en la tierra con ellos solo para molestarme.

-Emmett deja a ese pobre niño, ayer lo vimos.- Le decía Jasper arrancándole a Anthony de las manos a Emmett sólo para después darle un gran abrazo.- Hola pequeño.- Lo saludó Jasper sonriendo. Mientras Emmett se fue a saludar a Claire y a Jacob.

-Hola tío.- Le respondió Anthony.

-¿Cómo está el niño más lindo del lugar?.- Le preguntó cariñosamente.

-Mien.- Le respondió contento.

-Tío Jazz, él no es el más lindo, yo soy la más linda.- Interrumpió Claire ofendida de que no la haya notado.

-Oh, lo siento pequeña.- Le dijo mientras intentaba tomar a Claire con un brazo y a Anthony con el otro.- ¿Cómo están los niños más lindos de todo Miami?.- Le preguntó besándole la mejilla.

-Estamos bien tío.- Le respondió Claire sonriendo feliz. Luego de eso se pusieron a jugar, Jasper los corría cuidadosamente por todo el estudio provocando que ellos rieran sin parar, luego los tiraba al piso y les hacía cosquillas.

Verlos a Jasper y a Emmett jugar así con Claire y Anthony me daba un poco de nostalgia, me hubiese encantado que fuera Edward quien estuviera aquí jugando con ellos, pero ya no importa, a esta altura de su vida debe tener a por lo menos uno o dos hijos a los cuales cuidar. Basta Bella, deja de pensar en ese bastardo, no merece conocer a Anthony ni merece formar parte de nuestra pequeña familia, me regaño mi conciencia, tiene razón el no me valoro estando con él, pero me iba a dejar con un hijo mientras él se quedaba con su amante.

Jasper y Emmett McCarty, mis jefes y mejores amigos. Los únicos hombres junto a Jake que no me habían hecho alguna propuesta indeseada, aún sabiendo que tenía un hijo. Obviamente porque Jake tiene una hermosa familia y Jasper y Emmett me ven como su hermanita desde ese día en el avión, además de que yo no aceptaría ninguna propuesta porque ahora el único hombre que va a ocupar mi corazón va a ser mi pequeño Tony, nadie más, ni siquiera su padre.

Luego de que los juegos terminaron, decidí invitar a mis amigos a cenar en mi casa lo que ellos aceptaron gustosos.

Vi la hora de mi celular y marcaban las seis, así que decidí invitarlos para las nueve, tome a Tony de los brazos de Jasper y salí corriendo rumbo a casa.

Llegue a casa y decidí que cocinaría pollo al horno con papas y de postre la choco torta que, por suerte, había hecho antes de irme. Como me quedaban tan solo tres horas, comencé a apurarme para que con Anthony estuviésemos listos antes de preparar la cena. Por suerte había hecho la limpieza antes de ir a trabajar.

-Tony, cariño vamos a bañarnos así estas limpito para cuando vengan todos.- Le dije a mi pequeño que estaba jugando con su camión, el cual le había regalado Rose hacía unas semanas.

-No, no quedo mami, ya toy limpito.- Me dijo mientras lo tomaba en brazos y le quitaba su camión, mientras nos dirigíamos primero a mi cuarto para elegir mi ropa y luego a su cuarto, ahí tenía su propio baño.

Luego de que estuviésemos limpios y cambiados lo deje en la sala junto a un par de sus juguetes y me puse a hacer la cena. Por suerte Tony solo tenía pequeñas rabietitas que se le iban con el paso de los minutos o hasta que le diera algún juguete, pero se dejaba bañar tranquilamente.

Cuando la cena ya estaba lista la deje en el horno para que no se enfriara, vi que en el reloj de la pared marcaban las ocho y media, puse la mesa, limpie lo que había ensuciado haciendo la cena y listo, ahora si me sentaría unos minutos a jugar con Tony antes de que todos llegaran.

Estuvimos jugando hasta que el timbre sonó, fui a abrir, eran Emmett y Jasper.

-Hola nuevamente chicos.- Les sonreí.

-Hola de nuevo Bells.- Jasper me dio un abrazo y un beso en la mejilla.- ¿Dónde está el pequeño?

-En la sala, pasa.

-Hola de nuevo pequeña Belly Bells, tanto tiempo sin verte, mira que vieja que estas.- Me dijo Emmett para luego abrazarme y comenzar a darme vueltas por el aire. Ya me estaba mareando y no podía respirar.

-Emm… no respiro….- Le dije forzadamente cuando ya creía que me iba a desmayar. Cuando me vio, me soltó rápidamente pero con cuidado de que no me caiga.- Gracias.

-Oh, lo siento Bells, es que se te extraña cuando tengo que aguantar yo solo al molesto de mi hermano.- Dijo graciosamente.

-No le digas así, pobre Jazz.- Lo regañe.- Vamos a ver qué están haciendo mi hijo con ese niño que se hace llamar tu hermano.

-Vamos.- Me pasó un brazo por los hombros y juntos fuimos hacia la sala.

Llegamos y Jasper estaba haciéndole cosquillas a Tony mientras lo amenazaba con morderle su bracito, mientras mi pobre niño reía y pedía que lo salvaran del monstruo.

-Quédate tranquilo pequeño, allí va el tío oso.- Le dijo Emmett para luego correr hacía donde estaban Jazz y Tony, para salvarlo de las garrar del monstruo.

El timbre volvió a sonar y eran Jake, Leah y Claire a quienes salude alegremente para luego dirigirnos a la sala, viendo que Jazz y Emm seguían luchando para salvar a Tony mientras él reía viendo la pelea. Yo no reiría, tendría mucho miedo por mis preciados muebles, podrían romperlos en alguno de sus juegos, pero lo que no me espere es que se les sumara Jake, mientras Claire y Tony reían descontroladamente tomándose de sus pancitas, creo que ya estaban por llorar de la risa.

-Parecen unos niños.- Dijo Leah de repente sonriendo, mirando como peleaban esos tres.

-¿Quieres algo de beber?.- Le pregunté ignorando esa estúpida, pero horrible sensación que suele darme en estos momentos, esa sensación de tristeza al no tener a Edward en estos momentos peleándose con aquellos tres. ¡Deja de ser tan estúpida! Él nos dejo por otra, obviamente él decidió no pasar estos momentos aquí. No sigas poniéndote así por ese idiota, disfruta del tiempo que tienes con Tony y de tu familia. Me volvió a regañar mi conciencia, pero aunque me regañe no puedo evitarlo, a pesar de saber que tiene razón, el dolor siempre está allí.

-Ok.- Me dijo siguiéndome a la cocina. Se sentó en una de las sillas de la pequeña mesita que había en la cocina, en la cual siempre comíamos con Tony cuando estábamos solos, para no ocupar la mesa grande del comedor.

-¿Qué quieres? Tengo agua, cerveza o jugo.- Le pregunte mientras tomaba dos vasos de la alacena.

-Jugo por favor.- Me contestó. Serví el jugo en los dos vasos, le di el suyo y me senté en la silla frente a ella.-Gracias.

-De nada.

-¿Y cómo te sientes?.- Me preguntó viéndome fijamente. La mire confundida.

-¿Bien?.- Creo que más bien sonó a pregunta.- Espera ¿A qué te refieres?.- Pregunte confundida.

-Bella, sé que a ti te gustaría que alguien más estuviera aquí. Veo como tu rostro cambia al ver a otros hombres haciendo reír a tu hijo y lo único que te quiero decir es que aunque no sé cómo te sientes, te comprendo. Yo no sé que hubiese hecho sin Jake a mi lado.

-Lo sé, pero aunque me cueste, no puedo evitarlo. Antes de descubrirlo con otra, yo soñaba con que este fuera nuestro nidito, soñaba que viviríamos aquí con nuestros hijos cuando nos viniéramos de vacaciones, hasta compre este departamento como regalo con los ahorros que había conseguido de mi último empleo. Sólo para que él me dejara por otra. Sí al menos me hubiese dejado cuando comenzó todo, todo hubiese sido distinto. Pero no, el metió a mi hijo en todo esto. Por eso le mentí y le dije que no había bebé, le invente toda una historia, y por mi culpa mi hijo no tendrá padre, ni el podrá disfrutar de lo que es tener un hijo.- Dije totalmente culpable, me sentía como si todo lo que hice hubiese estado mal. Cómo si mis esfuerzos hubiesen sido en vano.

-Pero eso no es tu culpa cariño.- Dijo Leah tomando mi mano.- Él fue quien se equivoco. Él fue quien te engaño y te dejo. Tú no tuviste la culpa de nada, estabas asustada y sola.

-Ya lo sé, solo que me siento como si la culpa de todo la tuviera yo.- Le dije sintiendo como las lágrimas se agolpaban en mis ojos.

-Solo tienes que grabarte en esa loca cabecita tuya…-Dijo apuntando mi sien con su dedo índice.- Que tú no tienes la culpa de nada.- Sonrió.

-Está bien.- Le correspondí la sonrisa. En ese momento sonó el timbre.

-¿Esperas a alguien más?.- Me preguntó Leah desconcertada, es raro que venga alguien a esta hora, no conozco a nadie más aquí que las personas que están aquí en este momento.

-No, que yo sepa.- Le dije levantándome para dirigirme hacia la puerta.- Ire a ver.

Cuando llegue a la puerta tenía a todos detrás de mí, menos Claire y Tony. Abrí la puerta y me sorprendí al encontrarlas en mi casa a esta hora y sin que me hayan avisado.

-¡Bella!.- Gritaron Alice y Rose, para luego tirarse sobre mí.

-¡Chicas!.- Grite estando ya en el suelo.-Me aplastan, no respiro.- Dije con el poco aire que me quedaba en los pulmones. No entiendo que tenían hoy todos con quitarme el aire. ¿Me querrán matar? No, no creo. Tony los odiaría y ellos no querían que Tony los odiara.

-Oh lo sentimos Belly.- Dijo Alice levantándose y ayudando a Rose a quitarse de encima de mí, para luego ayudarme entre las dos a levantarme.- Es que hace semanas que no te vemos y queríamos sorprenderte. ¿No llegamos en mal momento? Si no sabes que podemos quedarnos en algún hotel.- Me preguntó Alice viendo a todas las personas que estaban detrás de mí.

-No, para nada.- Le respondí rápidamente.- Estábamos a punto de cenar, pasen y se quedaran aquí todo el tiempo que quieran.- Les dije abrazándolas.

-Oh, gracias Bells.- Dijo Alice aplaudiendo y dando saltitos.

-Bueno chicas, déjenme presentarlas.- Les dije dándome vuelta y encarando a nuestro público.- Como ya casi todos las conocen, se las presentare a quienes no las conocen.- Comencé.- Emmett, Jasper y Jacob, ellas son Alice y Rosalie. Leah tú ya las conoces así que vamos a cenar que me muero de hambre.

-Bueno, mucho gusto a todos. Esperamos no ser inoportunas con nuestra visita.- Dijo Rose sonriendo y dándoles la mano a Jake, Emm y Jazz.- Oh, cariño las compras sin ti no son lo mismo. Te hemos extrañado.- Le dijo a Leah para luego abrazarla.

-Lo sé, soy extremadamente entrañable.- Dijo orgullosamente.

-Oh cállate maldita perra.- Le dijo Alice cariñosamente mientras la abrazaba. Luego saludo a los demás con un abrazo y un beso en la mejilla a Jake, Emm y Jazz. Lo que provoco que todos se sonrojaran.

-Ali mira lo que hiciste.- Le regaño Rose.

-¿Qué hice?.- Preguntó Alice desconcertada.

-Hiciste que se sonrojaran. ¿No puedes saludar a las personas como alguien normal una vez en tu vida?.- Le preguntó Rose juguetonamente.- Bueno, cambiando de tema. ¿Dónde está mi sobrino y esa hermosa princesita llamada Claire?

-Están jugando en la sala.- Le respondí caminando hacia allí con todos detrás. Como dije, ellos dos estaban jugando en la sala. Cuando vieron que las chicas también habían venido se levantaron corriendo a recibirlas.

-¡Tony! Cariño, estás gigante.- Le dijo Rose a Tony mientras lo levantaba en brazos. Mientras Alice saludaba alegremente a Claire.

-Claire, cada día más hermosa. Eres toda una princesa.- Le dijo Alice dándole un beso en su mejilla y abrazándola fuertemente.- ¡Oh Dios! ¿Ese niño tan hermoso quién es?.- Le preguntó juguetonamente a Claire.

-Soy yo tía, Tony.- Le respondió con una pequeña risita y estirando los brazos para que Alice lo tomara en los suyos. Alice y Rose se intercambiaron a los niños y los saludaron alegremente entregándoles unos obsequios que habían traído para ellos, para Leah y para mí.

Luego de eso nos sentamos a cenar, en el comedor se aspiraba la felicidad y tranquilidad. Había anécdotas, risas y charlas sobre nada en especial. Las chicas nos contaron a todos que habían decidido mudarse a un apartamento a unas cuadras de aquí para pasar más tiempo con su adorable sobrino y Claire. También nos contaron que a Alice la contrato una de las revistas más famosas de Miami y Rose fue contratada por un bufet de abogados muy famoso de por aquí. Esme y Carlisle no fueron muy felices al tener a sus dos hijas lejos, pero apoyaron su decisión porque al parecer ellos también se iban a mudar.

Creo que este es uno de los momentos en los que creo que nunca más podré estar más en paz. Tengo todo lo que necesito, mi hijo y mis amigos. Bueno casi todo, me falta algo que sé que nunca más podré tener, a Edward Cullen, el único hombre que eh amado y el cual me ah engañado, dejándome por otra.

Hola chicas, aquí vuelvo con este extraño OS pero eh decidido convertirlo en Short Fic porque no me alcanza el tiempo para publicarlo hoy o mañana.

Pensaba que sea un regalo para todas las que me esperaron un año para que actualice y aún así me siguen a pesar de todo.

Se las quiere chicas y espero actualizar el sábado.

Creo que estas vacaciones voy a publicar más seguido y eso me pone re feliz.

Bueno quiero agradecerle a Angie Cullen Hale, BonyMasen, Nachika Cullen, , Nelita Cullen Hale, Lanatylalleva y Alejandra Andrea, Celina Ortiz, Andy ImponiendoRudeza Sra'So Pattinson, Solecito Pucheta, Sharon Jazmín Sanchez, Gisele Maza y Nazarena Depodesta' que siempre me acompañan y me aguantan :) Espero que les guste y si no porfis háganmelo saber, se los agradecería. Besitos y nos leemos. PD: Nachika llegue a publicar aunque sea un capi antes de que te vayas xD