Twilight no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes en mis historias para mi entretenimiento y el de ustedes, sin fines de lucro.


LUNA ESCARLATA

...

Capitulo Nueve

Cara a cara con el enemigo (Parte II)

...

—Jane… —susurro Alec. Mire con mayor atención a la muchacha al saber que ella era su famosa hermana—. Come sei stato, sorella? (Como has estado, hermana?)

Ella tiro la capucha hacia atrás, permitiéndonos ver su rostro. Sorprendida, aprecie esa rostro tan joven. Sus rasgos no eran del todo maduros, todavía conservaba cierto aire infantil. Eran delicados, haciéndola parecer dócil y afable, pero al ver sus ojos entendí que ella era todo menos inocente. Sus brillantes ojos escarlatas reflejaban sed de sangre, y no solo en el sentido de querer alimentarse. Ella quería hacer sufrir a alguien, estaba segura.

—Bien. Pero me parece que no tan bien como tú, fratello —comento, contemplando con fijeza nuestras manos entrelazadas. El rictus imperturbable se rompió y mostro disgusto—. Ciertamente, creo que no has comprendido tu misión. Se suponía que debías matarla, no fraternizar.

Me tense antes sus palabras, al igual que Alec. Pero por diferentes motivos. Yo presentía peligro, me sentía amenazada. Él, en cambio, pareció encogerse, como si con eso pudiera evitar el reproche en su voz.

—Hermana…

—Tu irreverente accionar ha provocado la decepción del maestro —le interrumpió, sin darle tiempo a defenderse—, se te considera la vergüenza de la guardia. Tú, mi propio hermano, en esta vida y la anterior… Me traicionaste. Abandonaste todo. A mí, a la guardia… ¡Por una humana! ¡Una insignificante humana! ¡Si querías calentar tu cama había cientos de esas en Volterra!

A medida que hablaba su furia se incrementaba, y pese a que me estaba insultando no abrí la boca. No me sentía con el derecho de detener su descargo.

En especial cuando vi que sus ojos brillaban.

—Basta ya, Jane. —Mi vampiro no grito como ella, pero sus palabras fueron pronunciadas con el mismo ímpetu—. No fue por ella que abandone la guardia. —Jane le miro, escéptica, y Alec suspiro—. Ya planeaba hacerlo desde hacía tiempo, pero nunca se había presentado la oportunidad. ¿Por qué crees que Aro me dejo venir a Estados Unidos? ¿A una simple misión de asesinato humano?

Ella quedo muda ante esos cuestionamientos. Pareció meditarlo durante unos segundos y llegar a una conclusión que no le gusto, porque sus labios se fruncieron. Yo no conocía el mecanismo de los Vulturis muy a fondo, pero el razonamiento de Alec parecía el correcto cuando su hermana asintió, aceptándolo.

Entonces, para mi sorpresa y alarma, su atención se enfocó en mí.

—¡No! —exclamo Alice, posicionándose frente a mí.

Confundida, observaba como caía al suelo, retorciéndose de dolor.

—¡Alice!

Jasper se apresuró a arrodillarse junto a ella, pero él también comenzó a padecer el mismo malestar.

¿Qué ocurría?

—Jane —siseo Alec—. Detente.

—Ellos se interpusieron en mi objetivo. Solo les enseño a no hacerlo otra vez.

"Es su don". Que idiota era. ¿Cómo no me di cuenta? Ella quiso usarlo en mí, y Alice debió verlo venir e intento protegerme. Ella no podía ver mi futuro por mi escudo, no podía saber si el don de Jane surtía efecto en mí o no.

"Maldita". La insulte solamente en mi cabeza, porque no sabía si Alec se molestaría si lo hacía en voz alta.

Tome una profunda respiración y me concentre. Expandí mi escudo hasta rodear a Alice y Jasper, quienes de inmediato dejaron de quejarse.

¡El don de Jane no surtía efecto!

Miro sobre mi hombro, para ver a dos Cullen muy confundidos y a la defensiva. Por precaución también expandí mi escudo hasta ellos.

Les di una pequeña sonrisa tranquilizadora, la única forma que se me ocurrio, sin decirlo con palabras, para darles a entender que no se preocuparan, que estábamos a salvo del don de Jane.

Luego mire a Jane. Podía sentir y ver como ejercía su don con más fuerza, empecinada en traspasar mi escudo, algo que no le era posible. Tenía muchas ganas de hacer algún comentario sobre eso, pero eso no hubiese estado bien. Así que me dispuse a tratar de iniciar una conversación con ella y convencerla de no pelear, pero…

—Resultaste ser una persona con dones muy útiles, Bella.

Esa voz…

Deje de respirar. Todo mi cuerpo se tensó como una cuerda que está a punto de cortarse. Mi visión comenzó a tornarse roja, como en aquella ocasión me sucedió con Laurent. Mis manos formaron puños y sentí mi pecho vibrar con el fuerte y amenazante gruñido que salió desde lo más hondo de mi ser.

"Demetri"

Me lancé hacia adelante en un acto impulsivo. La sonrisita que me dirigía fue el detonante de mi falta de control, desvaneciendo el poco raciocinio que me quedaba. Quería despezarlo. No podía contenerme. No quería contenerme.

Pero no pude saltarle encima.

Alguien me sujeto de ambos brazos, con fuerza. Sisee, porque me estaban impidiendo ir hacia Demetri y, también, porque era un poco doloroso que tiraran mis brazos hacia atrás. Empecé a sacudirme para sacarme de encima a quien sea que me sujetara.

—¡Maldita sea! ¡Apenas puedo sujetarle! ¡Haz algo Jasper!

—¡Cálmate ya, Bella! —gritaron—. No puedes matar a un miembro de la guardia sin tener consecuencias.

Gruñí más y seguí sacudiéndome, pero no era liberada. "Estorbos", susurro una voz en mi mente. Mi voz. Mi parte vampírica, depredadora. Esa que, cuando era humana, Edward decía que debía controlar. "Quítatelos de encima" Eso sería tan fácil. Solo debía quemarlos. Me liberarían. Mientras ellos luchan con las llamas correría hacia ese bastardo y lo asesinaría.

Me quede quieta. Mis labios se estiraron en una sonrisa. Vi que Demetri arqueaba una ceja, contemplándome, y luego ampliaba su sonrisa.

—Te matare —dije en voz baja y pausada—. Te despedazare y quemaré parte por parte.

—Que irrespetuosa eres con quien te otorgo la vida eterna —contesto. Su voz era tan burlona. Sus ojos brillaban de diversión y regodeo—; aunque no te la otorgue por voluntad sino por accidente, igual cuenta.

¿Qué? ¿De que hablaba?

"…con quien te otorgo la vida eterna… por accidente…"

Jadee cuando pude comprender sus palabras.

Satisfecho con mi reacción, Demetri camino hasta quedar junto a Jane.

—Mi ponzoña corre por tus venas. Yo soy tu creador, Bella.

Quise vomitar al escucharle.

Cuando yo aún era mortal, cuando deseaba ser inmortal… siempre le había dado mucha importancia a quién sería el vampiro que me convirtiera, que en ese tiempo sería Edward, la persona que amaba.

Y al final fue el vampiro que mato a Charlie.

Mi cuerpo quedo flácido y me percaté de que me soltaban para, un segundo después, ser obligada a dar media vuelta. Un aroma conocido llego hasta mí, alguien me sujeto por los hombros. Un tacto familiar.

—Bella.

Levante la mirada para que unos ojos borgoña me devolviera la mirada.

—No caigas en su provocación —ordeno—, eso es lo que quiere. Si lo atacas se considerara una agresión directo a la guardia. Te incriminaran, te cazaran y te mataran.

Comprendí sus palabras a la perfección. Si agredía a Demetri no tendría una vida tranquila nunca. Debería huir y esconderme por la eternidad. Por el resto de mi vida inmortal tendría que mirar sobre mi hombro por un posible ataque de los Volturis.

Y no me importaba.

Estaba harta.

Quería hacerle pagar.

"Ojo por ojo, diente por diente".

Vida por vida.

No me importo Alec, no me importo los Cullen presentes ni los demás. Lo único en lo que podía pensar era en Charlie; su voz llamándome con pánico, preocupado por mí, antes de perder la conciencia.

Él no había sabido nada. Él no pudo, ni hubiese podido, defenderse. Él no tenía la culpa de que su única hija se involucrara con seres sobrenaturales y se metiera en problemas, una tras otro.

Charlie solo intento ser un buen padre de una hija adolecente que, durante años, solo vio durante vacaciones.

Ni siquiera pude despedirme.

—¡Bella! ¡No!

Ignore el grito desesperado, ignore la petición.

Sólo deje que mi don actuara.

En ningún momento deje de ver a Alec directo a los ojos.

Oí los fuertes gritos de Demetri, los ruidos que hacía al intentar apagar las llamas, lo cual era inútil. Yo controlaba el fuego, y me sentía más poderosa que nunca; mis emociones alimentando mi don.

—Para —susurro Alec—, por favor.

—¿Cómo te sentirías si alguien mata a Jane? —indague. Alec se tensó. Creo que interpreto mi pregunta como una amenaza.

No entendía.

Me deshice de su agarre y camine a velocidad vampírica hasta quedar frente a frente con Jane, solo un metro de distancia. Observe de reojo a Demetri. Tardaba bastante en morir, al parecer si no se lo descuartiza, quemarlos es como torturarlos. Manipule el fuego para que se centrara en un solo lugar. Sonreí, un tanto satisfecha, cuando arrojo su propio brazo para que el fuego no se expandiera al resto de su cuerpo.

Volví a enfocarme en Jane cuando vi al desgraciado caer al suelo, soltando quejidos de dolor. Su capa rostizada, con su pecho al descubierto.

—¿Cómo te sentirías si alguien mata a Alec? —le pregunte—. ¿Y solo por ti? —Solo se quedó en silencio, pero un asomo de entendimiento apareció en sus ojos—. Y frente a ti —resalte—. ¿Qué harías?

—Lo asesinaría de la manera más larga y dolorosa que se me ocurriera —contesto. Parecía sentir un enojo verdadero. Tenía una gran imaginación—. Alargaría su sufrimiento tanto como fuera posible.

—Exacto.

Creo que este será el momento más raro de toda mi vida.

Jane y yo intercambiamos sonrisas cómplices, de entendimiento mutuo.

—Si lo haces tendría que condenarte por rebelión —señalo.

—¿Afectaría a alguien, además de mí?

—No. —Hizo una pausa, meditando sobre algo—. Pero sería un desperdicio matarte teniendo tales talentos. Además… —Miro detrás de mí, seguramente a Alec, durante un momento antes de volver a hablarme—. Alec podría ser perdonado por traer un activo valioso para la guardia.

La observe, confundida. No entendía a que se refería, que idea había tenido. Lo único que era claro es que Alec podría no ser cazado y asesinado, y eso era sumamente importante.

—¿Qué quieres decir? —pregunte con cautela.

Se irguió en toda su estatura y hablo, su voz llena de autoridad.

—Te hago un ofrecimiento, Isabella Swan. Únete a la guardia, sírveles a los amos, y se te otorgara clemencia por tus acciones contra uno de nuestros miembros. A Alec se le perdonara si regresa contigo.

El silencio inundo el lugar. Nuestras miradas se conectaron. Sus ojos borgoña me pedían solo una cosa. Acepta.

A ella no le interesaba mi seguridad ni nada, pero si se preocupaba por su hermano. Ella podía sentirse traicionada, abandonada… pero no quería que muriera.

Suspire, tomando una decisión que ya comenzaba a pesar sobre mis hombros.

—Permíteme vengar a mi padre. Déjame hacerle pagar a Demetri. Ayúdame para que su sufrimiento sea más doloroso… y me uniré a los Vulturis con mucho gusto.

—¡Cómo si eso fuera posible! —grito Demetri , desde su lugar en el suelo. Estaba arrodillado y sostenía el lugar donde solía estar su brazo.

—Acepto tus condiciones, Swan —dijo al mismo tiempo la pequeña rubia.

Mis labios se estiraron en una gran sonrisa, ignorando las protestas que Demetri le hacía a Jane, e hice una leve reverencia.

—Por favor —le pedí a Jane. Ella ladeo la cabeza y Demetri cayo, retorciéndose de dolor—. Gracias.

Dije la palabra con sincera gratitud.

Después, cuando queme los restos de esa escoria me mantuve sola frente a la pira. Viendo el fuego consumiéndolo me llene de una extraña y bienvenida paz.

Una brisa soplo y cerré mis ojos.

Adiós Charlie…

Ya no me quedaban asuntos pendientes de mi pasado, de mi vida humana. Ahora podía concentrarme en el presente.

Y en cierto vampiro posesivo y cascarrabias de ojos rojos, al cual amaba.


Fin del capitulo


N/A: ¡Hola! Tanto tiempo… ¡Los extrañe! ¿Cómo están? Yo terminando mi primer año de universidad, rindiendo los últimos exámenes (que raro es decir eso…).

Bueno, este capítulo no es lo que tenía planeado, por eso tarde en actualizar. Supuestamente, este sería el último capítulo y el próximo sería un epilogo; pero mi musa se enojó por encadenarla a mí (así no se escapaba) y me hizo escribir esto jajaja

Ahora tengo una pregunta para ustedes: ¿Quieren que Bella cree caos dentro de los Vulturis, o cumpla pacíficamente su condena?

¡Los leo! ¡Besos!