Ni la historia ni los personajes me pertenecen.

Epilogo

—¡Maldita sea, Doc, ven aquí! —estalló por fin Edward, entrando en la sala de emergencias. —Calma, hijo. Iré en cuanto cosa a Jaimie —contestó Doc inclinado sobre un niño pequeño, agarrado a la mano de su madre.

—¡Pero Bella está sufriendo mucho! —protestó Edward.

Se había prometido a sí mismo mantener la calma, pero nada más ver a Bella al borde del parto, había perdido el control. Lo sabía, pero no podía evitarlo. Tenía demasiado miedo de que algo fuera mal.

—La enfermera Cone me llamará cuando sea necesario. Bella tiene que pasar por los estadios naturales antes del parto —aseguró Doc con calma—. Ya está, Jaimie, te sugiero que de ahora en adelante evites ese juguete. Bien, jovencito...

—Doctor, será mejor que venga —anunció la enfermera desde la puerta, detrás de Edward.

—Cariño, ¿estás bien? —preguntó Edward arrastrando a Doc a la cabecera de la cama de su mujer.

—Por supuesto que está bien, pero no creo que falte ya mucho —contestó la enfermera por ella, incapaz de hablar debido a los dolores de las contracciones.

—Vas más rápido de lo que creía, jovencita —señaló Doc examinando a Bella—. O quizá sea que este bebé es tan impaciente como su padre.

—Aguanta, cariño, Doc se va a ocupar de todo —añadió Edward.

—No lo creas ni por un segundo —lo contradijo Doc—. Yo solo estoy aquí observando. El bebé y tú sois quienes vais a hacer el trabajo. Llegó la hora. Quiero que empujes, Bella.

Bella obedeció, apretando la mano de Edward. Minutos más tarde, Doc extrajo a la siguiente generación de los Cullen con sus propias manos.

—Es un niño, y está perfectamente, Bella —aseguró Doc.

Edward miró a su hijo, pero enseguida volvió la vista nuevamente hacia su esposa, preguntando:

—¿Te encuentras bien, cariño?, ¿quieres que te traiga algo?, ¿te duele?

—Tráeme al niño —respondió ella. Cuando Edward lo dejó en sus brazos, Bella sonrió a su marido—. ¿Lo ves? Te dije que todo saldría bien.

—Sí, es cierto —confirmó Edward temblando—. Tenías razón, como siempre. Te quiero —añadió besándola en los labios.

—Entonces, ¿me dejas que la próxima vez sea niña? —bromeó ella.

Edward y Bella habían discutido largo y tendido sobre la posibilidad de tener más hijos. Bella quería tenerlos, pero Edward no estaba seguro de querer arriesgarse a perderla. Ella lo había obligado a prometerle que cambiaría de opinión si aquel parto iba bien.

—Bueno, ya veremos. Doc puede...

—Edward, lo prometiste —le recordó Bella acunando al recién nacido—. Además, tú y yo juntos tenemos niños preciosos. ¿Cómo puedes decir que no?

Edward contempló a su amada esposa y a su hijo y, simplemente, sacudió la cabeza. Tener a Bella había sido como una bendición, y no quería arriesgarse a perderla nunca. Pero también sabía que no podía negarle nada, y sospechaba que le pasaría lo mismo con sus hijos. El bebé capturó su dedo, y trató de llevarse aquel objeto a la boca. Edward tomó a Bella en sus brazos.

—Bueno, supongo que podríamos considerar la posibilidad de tener una niña, dentro de un año o dos. Si sigues queriéndola...

—Sí, dentro de un año o dos —sonrió Bella con los ojos llenos de amor.

—Pero solo si me prometes que será igualita a ti —añadió él.

—Bueno, entonces prométeme tú que me querrás cuando me ponga gorda.

—Trato hecho —convino Edward sin dudarlo un momento.

Y, con una amorosa sonrisa, Edward le dio otro beso más, un beso repleto de admiración y devoción marital para demostrarle cómo se sentía.

Mil gracias a todas las chicas que han seguido esta historia, gracias por sus comentarios. Aquí está el epilogo.

Gracias a: Jess, Alimago, Luy, Karili.

Espero que sigan la nueva adaptación llamada COMO CONQUISTAR UN CORAZON y próximamente empezare con una nueva adaptación que se que les gustara tanto como Lo llaman amor.