Los personajes pertenesen a Stephenie Meyer, yo solo juego con ellos...
Advertencia: Esta historia es Rated M, por lo tanto contiene material adulto, escenas de sexo, violencia y lenguaje no apto para menores.
PRÓLOGO
16 de Abril de 1944
Era el día que mas estaban sufriendo, ninguno sabía que pasaría tiempo después de que Edward aparcara el carro. Ninguno sabía si viviría…
Al llegar ese anónimo a la casa que compartía en secreto todo cambio, para Edward, para Isabella y para Charlotte en cierto modo.
Para Edward cambió porque ahora sabía que tenia que defender y proteger a su familia más que nunca, por primera vez tenía que mostrar esa faceta suya, dura, fría, sin sentimientos, esa faceta que nunca utilizo con su esposa e hija. Para Isabella cambio, cambio todo, cambio la forma de vivir para ella, tenía que ser una fuerte guerrera para proteger a su pequeña niña y tenía que ser fuerte por si algo le sucedía a su esposo.
Nada, no había nada por esta carretera, ni una casa, ni un animal, ni una planta, completamente desierto. Solo se encontraba la tierra que marcaba el camino. Edward tenía las manos aferradas al volante del auto como si ello dependiera su vida, Isabella enterraba las uñas en el asiento del copiloto y la pequeña Charlotte miraba a sus padres desde el asiento trasero.
A pesar de que solo tuviera tres años, sabía que algo sucedía, veía a sus padres y no estaban como siempre estaban en casa, felices, sonriendo y desprendiendo un amor infinito, si no que estaban rígidos, con la respiraciones acompasadas y muy pensativos.
Edward siguió conduciendo su BMW 326, que había conseguido hace dos años atrás, sin voltear a ver a su querida esposa Isabella. Todavía se acordaba como se habían conocido, como se habían mirado en ese primer encuentro y sobre todo como se enamoraron, y ahora depende de él en salvar a su familia.
Tenía una leve sospecha de quien lo esperara en el depósito donde fueron citados, y por primera vez en su vida el miedo lo invadió. No tenía miedo por él, pero si por su hija y esposa, no quería que nada le sucediera a ellas.
Suspiró, lo que hizo que Isabella voltee para mirarlo. Cuando los ojos chocolates de la mujer de veinticinco años impactaron con los verdes esmeraldas supo que había sido una feliz y hermosa vida, aunque hubiese sido corta, pero ambos encontraron al amor de sus vidas y tuvieron a la pequeña Charlotte, que no dio más que felicidad y mas amor.
Kilometro 453, ya habían llegado y un depósito que parecía desierto lo esperaba a unos metros más adentro, pero había que hacerlo caminando. Edward suspiró, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho en el trayecto. Con todo su nerviosismo Isabella tomo el rostro de su amado y lo obligó a mirarlo.
Sus ojos verdes le demostraban el amor infinito que sentí por ella, y ella le demostraba lo mismo a él. Ambos con el miedo que sentían se acercaron lentamente y juntaron sus labios, se fundieron un beso que no era como todos los demás. Era un beso de despedida. Isabella llevo las manos a los hombros de su esposo y las fue subiendo por su cuello hasta que quedaron detrás de su cabeza tomando su cabello. Edward tenía una mano en la mejilla de la mujer y la otra sosteniendo su cintura. Cuando ambos se quedaron sin aire, se separaron pero mantuvieron sus frentes unidas
- Te amo – le susurró Edward a Isabella
- Te amo- contestó ella
- Si algo pasa quiero que… - Edward no pudo terminar la frase porque Isabella lo impido
- Shh, nada va a pasar, seguiremos siendo la misma familia que somos, volverás, y criaremos a Charlotte, juntos, para siempre
- Para siempre – repitió Edward
El hombre bajó del auto y abrió la puerta trasera, donde se encontraba su pequeña hija, la tomo en brazos y la abrazó, quería creer las palabras de su mujer, pero le resultaba totalmente imposible
- Te amo Charlotte, te amo hijita – beso sus mejillas y la depositó en el asiento otra vez
- Te amo papá – dijo la pequeña con su voz fina, haciendo que Edward la mirara con una sonrisa triste e Isabella, que miraba la escena con adoración, se le cayeron lagrimas que rodaron por toda la mejilla..
Ya con su arma enganchada en el pantalón, Edward empezó a caminar por los pastizales secos que conducían al depósito. Isabella desde arriba del auto y ahora con Charlotte en su falda, veía al amor de su vida alejarse. Se sentía una inútil por no poder hacer nada, pero entre ambos habían acordado que ella se tenía que quedar en el auto por la seguridad de su hija.
- ¿Dónde va papi, mami? – pregunto Charlotte haciendo que Isabella volviera a la realidad, ella no se esperaba esa pregunta.
¿Cómo decirle a tu hija de tres años que su padres habían sido citados para morir, practicante?, ¿Cómo explicarle lo que estaba sucediendo?, ¿Cómo decirle la verdadera vida de su padre?, ella no lo entendía, por lo que se limito a contestar cambiándole de tema.
- Ya viene linda, trata de dormir, estas cansada, no has pegado un ojo en todo el viaje- la niña asintió y se acomodo en el pecho de su madre.
Edward llegó al depósito, pero antes de entrar volteo para ver a sus hermosas mujeres, le pequeña se acomodaba en el pecho de su madre, mientas esta miraba en su dirección. A la larga distancia sus miradas se conectaron.
Empujó la puerta del depósito, aseguro su arma, y entró.
¡Hola! ¿Cómo andan? Bueno, esta es la primera historia que subo a FanFiction, ¡espero que les guste!
Subiré el primer capítulo en cuanto pueda. ¡Espero que les guste esta historia que da vueltas por mi cabeza desde hace bastante!
¡Besos y Abrazos!
Helen