El Juego Del Ángel

Capítulo 03

Aclaraciones:

Parejas: ¡Multi-pairing!

Disclaimer: El anime/manga Hetalia, al igual que todos sus personajes NO me pertenecen, pero esta historia es 100% mía.

Guías: "Citas y pensamientos"; historia narrada ; - diálogos - : o0o0o0o (Cambios de escena)

Advertencias: Yaoi (ChicoxChico); Palabrotas dichas por aquí y por allá ; Juguetes sexuales o.o


A cualquier persona le bastaba con entrar a una tienda y mirar a su alrededor para decidirse por un regalo. Ni siquiera tiene que ser lo más bonito y caro, bastaba con una chuchería, una carta o hasta un dulce podría ser perfecto para sacarle una sonrisa al destinatario.

Pero claro que Suiza no era cualquier persona, y Liechtenstein lo sabía bien.

- Hermano…

- ¡Es una estafa! – Gritó molesto el rubio - No pienso pagar dos francos por esto.

- P-pero señor – Intentaba calmarlo el dependiente - Es lo más barato que hay en la tienda…

- ¿¡Qué!? ¡Olvídelo! Nos vamos Liech.

Lily suspiró y caminó desganada hacia la puerta de salida. Esa había sido la duodécima tienda del día, y para su desgracia aún seguían como cuando salieron de casa, sin nada.

- Pagar esa cantidad por algo así, ¡Increíble!… Querer estafar a su propio país… - Refunfuñaba Suiza mientras caminaba nuevamente por las calles de Berna, en busca de un nuevo puesto al cual entrar - … Debí de traer la escopeta conmigo.

Liechtenstein suspiró. Si tan solo su hermano dejara de pelearse en cada tienda que entraba, habrían regresado a casa hace mucho tiempo.

- Hermano…

- Dime Lily – Suizas giró levemente la cabeza para mirar a la pequeña.

- Quizás yo podría elegir el regalo…

- ¡No!- Gritó Suizas de improvisto – er… es decir… no sería de buena educación.

Un incomodo silencio se instaló después de esas palabras. Lily miraba extrañada a su hermano, y Vash no podía hacer más que disculparse por lo bajo mientras sentía sus mejillas enrojecer.

- Está bien… – Lily suspiró apenada.

Suiza se maldijo internamente por reaccionar tan a la defensiva, es decir, ¡Era un maldito regalo! No era nada del otro mundo, incluso podría ser una buena idea que Lily lo comprase, se ahorraría las molestias. Pero… por alguna razón, él quería ser quien decidiese aquello.

Por un instante, el rostro sonriente de un pequeño Austria mientras recibía el presente se le vino a la cabeza. Suiza sonrió nostálgico, pero al darse cuenta de ello se dio una bofetada mental y frunció el ceño, ¿¡En que rayos estaba pensando!? ¡Por supuesto que no era por eso! El único motivo por el que no se decidía aún, era porque todo era tan escandalosamente caro. Pero lo había decidido, a la siguiente tienda que entrasen sería la última.

- Hermano… ¿Qué te parece si entramos ahí? – Lily señaló una tienda en la acera de enfrente.

Vash miró el letrero exterior. Y sonrió aliviado al leer la frase "Tienda de segundo uso". Asintió y ambos entraron a la tienda.

La campanilla en la parte superior de la puerta alertó de su llegada. El ambiente, comparada con el brillante sol del exterior, era lúgubre. Cosas antiguas y apolilladas se amontonaban por doquier. Un leve olor a antiguo inundó sus fosas nasales.

- Bienvenidos – Les dijo el dependiente, un viejecillo con unos enormes lentes como tapas de botella – ¿Qué desean?

- ¿Qué es lo más barato que tienes? – preguntó Suiza.

- Todo lo que ves está a menos de la mitad de su valor, puedes escoger algo y discutiremos el precio – Dicho esto, el viejo dejó de mirar al muchacho rubio y volvió su vista al periódico.

Vash asintió, y se dispuso a recorrer la tienda. Por donde veía, cosas viejas y que cualquiera hubiese tirado se amontonaban por pilas. Era deprimente, pero estaban a un precio módico, y es lo que importaba.

El suizo iba mirando distraídamente a los lados mientras caminaba, pasó algunos pasillos hasta que un artículo en especial le llamó la atención. A simple vista parecía una pequeña y vieja caja de madera, pero unos grabados sobre la tapa y un broche le dieron a entender que eso abría. La cogió y con cuidado de no romper nada la abrió. Una melodía que él conocía muy bien salió de la caja y entró por sus oídos.

Una incómoda sensación nostalgia le asaltó de repente, lo recordaba… como si fuese ayer…

La compuse para ti…

N-no deberías de perder el tiempo en eso, ¡Tienes que volverte más fuerte!…. Pero… gracias.

Si…

Abrió los ojos desmesuradamente. Un momento, ¡¿Por qué diablos había recordado aquello?! Eso no significaba nada, había pasado hace ya tantos siglos, casi lo había olvidado… ¿Por qué ahora?

- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? – Gritaba Vash golpeando insistentemente su cabeza en contra del muro.

- ¿Hermano? ¿Qué sucede? – Lily corrió a evitar que su hermano se hiciese más daño.

En respuesta, el suizo desvió la mirada, pero aun con un atisbo de carmín en sus mejillas.

- N-no es nada… no te preocupes.

- ¿Seguro?

- Si

- ¿Qué es eso que llevas en tus manos? - Preguntó curiosa la pequeña.

- Creo que… encontré el regalo.

Lily miró confusa, pero luego sonrió aliviada.

Su sonrisa no solo se debía a que no tendrían que visitar más tiendas ese día, algo en el rostro de su hermano le hizo sentir que se había quitado un gran peso de encima.

- ¡Hey viejo! ¿Cuánto cuesta esto?

- 2 Francos.

- ¡Es una estafa!

¿O quizás no?

o0o0o0o

Cuando los países abrieron la puerta, una sonrisa involuntaria se instaló en sus rostros. Era inevitable, ver a la comúnmente pulcra y formal habitación convertida en un "Taller de santa" no era algo que se viera todos los días, pero sin duda era algo que se recordaría por mucho tiempo.

Todos entraron en cierta forma "felices" a la reunión, excepto una persona. Alemania hacia bilis mientras veía en lo que se había convertido la sala de reuniones.

Por donde se mirase, múltiples adornos navideños colgaban por doquier; las sillas habían sido remplazadas por unos curiosos y acolchonados cojines con forma del rostro de santa; la normalmente pulcra mesa estaba adornada con manteles llenos de renos y trineos coloridos como mosaico; al fondo, un enorme árbol de navidad se levantaba imponente; y para completar el cuadro, una mesa, apoyada en una de las esquinas, rebosaba de un sinfín de pequeños regalos envueltos en papeles coloridos y no tan coloridos.

- ¿¡Quién es el responsable!? – Gritó el alemán mientras unas venas se levantaban en su frente.

Nadie contestaba nada, todos se miraban entre sí, también curioso de quien había sido el autor de la pequeña bromilla.

- ¡Felices fiestas! – Gritó de improvisto Finlandia, que salía por detrás del enorme árbol, disfrazado de santa.

Seguido de él, un Suecia vestido de elfo y un Sealand vestido de reno salieron reticentes de su escondite.

Todos los países se quedaron en estado de shock, ver a Finlandia vestido de santa era algo bastante común, incluso ver a Sealand de reno podría resultar "lindo", pero Suecia en cierta forma lucia más terrorífico que sin el disfraz. A Alemania se le murió el reclamo en su garganta.

Una risa escandalosa se escuchó en la habitación. Dinamarca con lágrimas en los ojos reía a más no poder, intercalando entre señalar a Suecia y agarrar su vientre, que de hecho comenzaba a dolerle.

- Pensé que ya lo había visto todo, hahahaha…

- Cállate Anko – Noruega le dio un golpe al danés en el estomago que lo dejó sin aire.

- Pero Noru~

- Mon petite Finlande tiene bien sujeto a su "marido" – Dijo por lo bajo Francia.

Prusia y España rieron disimuladamente ante el comentario de su amigo.

- Bien, todos a sus respectivos lugares – dijo Alemania, interrumpiendo el incómodo momento – La reunión comenzará en 5 minutos.

- Ve~ lindos disfraces – Italia se acercó a la "familia" y les estrechó las manos.

- ¡Gracias Ita-chan! – Agradeció el finlandés.

- Hm' – Suecia asintió a su lado.

- No creí que lo del disfrazarte de reno era de verdad – Reía República Turca del Norte de Chipre observando a la molesta micro nación de enfrente.

- ¡No te rías! Mamá me obligó a ponerme a esto – Sealand infló los mofletes y miró molesto hacia otro lado.

- ¡Ustedes! – gritó Alemania desde el estrado – regresen a sus sitios.

- Ve~, ve~ ¡Doitsu! ¡Doitsu! – Gritó feliz Italia mientras agitaba su mano – ¿Podemos empezar con el intercambio primero?

- No Italia, hay punto importantes que tratar antes.

- Ve…

Alemania miró la expresión triste en el rostro del Italia y carraspeó incomodo. Oh no, ¡Ahí iba de nuevo!, esa mirada acuosa que por algún extraña razón siempre le hacía ceder. Intentó ignorar al italiano pero sus suaves "ve~" con un dejo de tristeza los distraían. Sus barreras iban cayendo, pero no cedería, ¡Claro que no!

- De acuerdo

- ¡Ve~! ¡Grazie Lud! – Italia abrazó a su compañero y fue a dar la noticia a las demás naciones.

Alemania solo atinó a suspirar.

o0o0o0o

- Finlandia pasará a entregar los presentes que fueron previamente escogidos por ustedes – Hablaba el alemán desde el estrado – Está demás decirles que las personas que no hayan dejado el presente a tiempo, tendrá que atenerse a las…

Y Alemania continuó hablando, pero nadie le prestó demasiada atención. Todo el mundo tenía los ojos puestos en el "santa" que había comenzado a entregar los regalos.

- Aquí tienes Prusia – Finlandia le entregó un paquete envuelto de forma estrafalaria al pruso.

- Kesesesese – Gilbert apenas tuvo el presente en su poder desgarró la envoltura y miró el contenido, una amplia sonrisa apareció en su rostro - Este es el mejor regalo que le pudieron dar a ore-sama… Mi ángel sin duda es awsome.

- ¿Qué te regalaron Prusia? – preguntó el español a su lado.

- Míralo por ti mismo – el pruso pasó la caja al español.

Antonio miró curioso y rió mientras le devolvía la caja, sin duda el ángel en cuestión debía de conocer mucho a Prusia.

Gilbert también rió y volvió a mirar orgulloso dentro de la caja, su imagen reflejada en el espejo le devolvió la mirada. El mejor regalo, ¡Sin duda no podía ser más que él mismo!

Dinamarca, aunque aún adolorido, recibió gustoso el presente que le ofrecía Finlandia. Era un pequeño paquete color azul turquesa, con un moño celeste en la parte superior.

El paquete en cuestión era extrañamente ligero, pero Mathias le restó importancia. Ante la atenta mirada del noruego desató las cintas y lo abrió.

- ¡Qué malo que es mi ángel! – Exclamó Den mientras sostenía en sus manos el "presente" abierto, ¿O debería de decir caja? Porque no contenía nada adentro.

Dinamarca lloriqueó afligido, pero lo cierto era que si había algo en la caja, o por lo menos lo hubo. Un hada sentada en el hombro el danés le consolaba, aunque este no podía verla.

- Idiota – Noruega miró molesto al danés y se hizo una nota mental. Para la próxima vez, le regalaría algo que pudiese ver.

- Este es para ti Noruega – Fin se acercó con el presente y presintiendo que nada bueno saldría de ello, se apartó lo más pronto posible.

Un aura verdosa oscura envolvió al noruego mientras miraba fijamente su "regalo". Una enorme polera blanca con un estampado de letras que decía "Sonríe" y un arcoíris multicolor por detrás de esta.

Adherida a la tela, una pequeña nota rezaba en letras rojas: "¡Ya sabes, sonríe :D!".

El aura verdosa se volvió casi negra.

Suecia, que aún estaba disfrazado de elfo, miró su regalo, si es que aún podía llamarse como tal. Una leve expresión de molestia cruzó por su rostro.

Desprendió el rosón y se quedó con su presente, una piedra.

- ¡Ni siquiera me gusta el tomate! – Gritó Sealand a su lado, con una cesta de tomates en sus manos.

- Es s'lud'ble

- ¡No lo quiero! – Sealanda botó la cesta a un lado y se fijó en el "regalo" de su padre – ¿Puedo quedármela?

El sueco asintió.

Lituania miró horrorizado el regalo de Polonia, ¿Qué rayos? ¡Eso debía de ser una broma!, ¿Quién en su sano juicio le regalaba aquello a un hombre? Está bien que su amigo no fuese exactamente "masculino", pero eso sin duda dañaría la poca masculinidad que le quedaba.

El pobre lituano debió su vista hacia el polaco, esperando que en cualquier momento comenzara con su berrinche. Pero las siguientes palabras que salieron de su boca, no fueron exactamente de molestia.

- ¡Es perfecto! – Polonia abrazó emocionado su presente – ¿No te parece que me quedaría totalmente lindo Liet?

- ¿N-no estás molesto? – Lituania le miró dubitativo.

- Como voy a molestarme por algo así, osea ¡Es totalmente lindo! - Polonia se colocó el vestido rosa sobre su ropa, y comprobó con alegría que era de talla.

Mientras que Polonia posaba alegre para un lituano completamente avergonzado, un poco alejado de la escena, la pequeña Liechtenstein veía con agrado que su regalo le había gustado a la "polaca". Un vestido era algo perfecto para "ella".

- Waaa… ¡Es hermoso Kiku!

- Gracias Italia-kun – Japón sonrió agradecido mientras sostenía el regalo en sus manos.

- ¡Agítalo! ¡Agítalo!

Kiku asintió y lo agitó levemente. Dentro de la bola de cristal, la ciudad de Londres nevó. Ambos países miraron encantados, en especial Kiku. Siempre le habían gustado esos pequeños mundos en miniatura, era un hermoso regalo.

- Ve~, me gustaría una así pero de Venecia. – Italia miraba emocionado la ciudad en miniatura.

- Tiene razón, a mí también me gustaría uno de mi país. ¿Y a usted que le regalaron Italia-kun?

- ¡Mira! ¡Una camisa rosada! – Mostró alegre el italiano.

- S-se ve muy… bien.

- ¡¿Verdad?! – Sonrió emocionado el italiano – ¡Mira fratello! ¿Te gusta mi regalo?

El aludido echó un vistazo a la prenda antes de volver su atención al enorme pote de helado en frente suyo.

- No está mal – fue lo único que atinó a decir.

- Ve~, ¡Grazie! – dijo feliz el italiano – ¡Mira! ¡Ahí viene España-nichan!

Y efectivamente, el español corría alegre hacia los hermanos con lo que parecía ser una caja en sus manos.

- ¡Romano~! ¡Mira mi regalo!

- ¿Es más helado?

- No

- ¡Entonces no me interesa! – El italiano sureño dejó de mirar al recién llegado y volvió a su tarea de comer lo último que le quedaba de su helado.

- Ve~, ¿Qué es España-nichan?

- Es una torta – mencionó feliz el español – ¿Verdad que se ve deliciosa?

- ¡Sí!, ¿Puedo probarla?

- ¡Qué la pruebe primero el bastardo! – exclamó Romano – quizás sea veneno.

- ¡Qué malo eres Romano! – dijo el español afligido – pero tienes razón, la probaré primero.

España cogió la cucharita de plástico que venía pegada a la caja y cogiendo un poco del postre se lo llevó a su boca. Un estremecimiento recorrió su cuerpo, pero no era uno exactamente agradable. El irremediable impulso de botar todo lo que tenía en la boca le asaltó de repente, pero ante la atenta mirada de los italianos se contuvo y lo tragó con dificultad. ¡Estaba horrible! ¿Qué rayos le habían puesto? ¡¿Sal?!

- E-esta d-deliciosa – Una pequeña lágrima se formó en el ojo derecho del español.

- Ve~, ¿Ahora puedo probarla?

- ¡No!.. E-es decir, no tengo una cuchara extra para invitarte, la guardaré para después.

Dicho eso, el país corrió lo más pronto posible al baño, dejando a ambos hermanos extrañados.

A unas mesas de distancia, Turquía reía a más no poder. Ver la cara que puso el español fue épico, tendría que pensar en algo mejor para la próxima vez.

- Turquía-san – llamó el finlandés – aquí tienes tu presente.

Sadiq asintió y cogiendo la pequeña caja en sus manos, rasgó el papel y sacó la botella de miel de su envoltura; sonrió satisfecho. Él no creía en lo que llamaba karma, y allí iba otro ejemplo de su inexistencia.

- ¡¿Que mier-?! - Fue el grito que se escuchó por toda la sala.

Argentina soltó asustado la cosa entre sus manos. Dicha "cosa" rodó por el suelo hasta posarse a los pies de Venezuela que gritó indignada a penas reconoció el objeto en cuestión.

- ¡Tú, maldito pervertido! – La venezolana, lejos asustarse, persiguió por toda la sala al confundido país; dispuesta a meterle aquella cosa por donde mejor le cabía.

- ¡Pero yo no tengo la culpa! – gritó Argentina esquivando la "cosa" que le lanzó la venezolana.

- ¡No corras canalla!

Mientras esos dos continuaban con su carrera, la "cosa" voló unos metros hasta posarse a los pies de alguien. La pequeña Lily cogió la "cosa" en cuestión y la miró dubitativa.

Cuando Suiza se percató de la "cosa" en las manos de su hermana, dio un grito al cielo y sacó su arma dispuesto a arrancarle los ojos a quien sea que se haya atrevido a perturbar la inocencia de su querida hermana.

- ¡¿Quién fue?! – Vash dio un disparo al aire asustando a todos los presente.

- ¿Qué sucede? – Gritó Alemania alterado.

- ¿Quién es el responsable? – Suiza agarró "la cosa" de las manos de su hermana y la mostró a todos.

Alemania se quedó sin palabras.

- Kesesese – Prusia rió escandaloso – La pequeña Lily está creciendo.

En respuesta recibió un disparo del enojado Suiza.

- Vulgar – dijo por lo bajo Austria.

- ¡Dios mío! – Bélgica se sonrojó notablemente, al igual que todas las mujeres y algunos varones.

- ¡Es del pervertido! – Grito furiosa la venezolana trayendo a rastras al maltrecho argentino.

- Hahahahaha – Se carcajeó el estadounidense.

- ¿Qué es eso? – Preguntó inocente Sealand.

- ¡No es nada! – Gritó alarmado Tino, tapándole los ojos al pequeño - ¡No mires!

- Pero quiero saber…

- Ejem – Carraspeó el alemán - Los objetos personales no deben de ser traídos a las reuniones – Alemania con visible reticencia cogió la "cosa" en cuestión y la devolvió a las manos del argentino.

- Pero ya les dije que yo no…

Alemania miró reprobatorio al país y le ordenó regresar a su sitio. Argentina indignado caminó rumbo al basurero.

- Ya se veía venir ese lado tuyo compadre – México aprovechó la situación para picarle un poco al argentino.

- ¡Cállate!

EL argentino lloriqueó y botó "la cosa" a la basura. Un escalofrió le vino por la espalda al imaginar lo que le tendrá preparado su ángel para la próxima vez. Definitivamente quemaría el siguiente regalo antes de abrirlo.

Argentina regresó a la reunión, pero poco tiempo después, otro país se acercó sigilosamente al basurero y cogió de vuelta el presente.

- ¡Qué insensible! – Lloró dramáticamente Francia – ¡Pero si lo escogí con todo mi amour!

Francis limpió el consolador morado y se lo guardó en el bolsillo. Si nadie más apreciaba lo magnífico de sus regalos, él los aprovecharía.

Planeaba darle un mejor uso esa noche.

Nuevamente en la sala, las cosas volvían a su relativa calma. Aunque algunos países aun miraban de forma reprobatoria al argentino, se veía que poco a poco el tema iba quedando en el olvido.

- Aquí tienes Austria – Finlandia le entregó el presente a dicho país y se marchó a repartir los siguientes regalos.

- ¿Qué le dieron señor Austria? – Hungría preguntó a su lado.

- Parece ser una caja – Roderich desgarró la envoltura y cogiendo el objeto en sus manos, apretó el broche, y con un pequeño 'click' la caja se abrió.

Una hermosa melodía se propagó en el ambiente, los suaves acordes llegaron a los oídos de todos, que encantados, voltearon buscando el origen de dicha canción.

Roderich escuchaba estupefacto la melodía, la reconocía, después de todo la compuso él, pero fue hace ya tanto tiempo, ¿Cómo era posible?

Austria buscó precipitadamente a una persona entre todos los rostros y la encontró. Suiza desvió la mirada e hizo el ademán de hablar con su hermana. No quería verle.

Francia, aun indignado por el rechazo de su presente, decidió olvidarse momentáneamente el tema y concentrarse en esperar al "santa" que le traería su regalo. Una sonrisa pervertida apareció en su rostro. Quién sabe, quizás podría agradecer apropiadamente al finlandés.

Mientras cavilaba, una imponente presencia se posó detrás. Una sensación de peligro recorrió la espina dorsal del francés.

- Aqu' t'en's.

Francia lanzó un pequeño gritito cuando escuchó la voz del terrorífico duendo a sus espaldas.

Suecia le dirigió una mirada de "Yo sé lo que estabas planeando y no me gusta", antes de tirarle el regalo y volver a su sitio.

- Oh mon dieu, casi muero del susto.

- Te lo mereces rana – Arthur se burló de él a su lado.

- ¿Qué tiene de malo querer demostrar amour? – Francia soltó nuevamente indignado, pero se hizo una nota de mental de "no coquetear con Finlandia".

Dejando el tema a un lado, miró el regalo en sus manos y se decidió a abrirlo.

Inglaterra se aseguró de alejarse uno sitios cuando vio las esposas felpudas en las manos de Francia y la mirada poco sana que de hecho le estaba dirigiendo.

- Oh Angleterre~

- ¡Olvídalo! ¡Aléjate de mi pervertido!

- Mon amour no seas tímido – el francés se acercó sigilosamente al crispado ingles – será divertido.

- No me jodas, ¡Aléjat-!

Ambos se callaron al sentir una bala entre los dos.

- ¡No quiero ver algo tan inmoral! – gritó Vash recargando su rifle.

Ambos países asintieron temerosos y volvieron obedientemente a sus sitios.

- ¿Te encuentras bien Elizabetha? – preguntó Roderich, preocupado por el repentino enrojecimiento de su compañera.

- ¡S-sí claro! – La húngara se levantó rápidamente de su asiento – Si me disculpa, tengo que ir al servicio.

Austria asintió y vio correr a la húngara hacia la salida de la sala de reuniones.

Hungría entró al baño de mujeres y se encerró con pestillo en uno de los cubículos. Cuando se sintió segura, sacó el regalo de entre sus ropas.

Miró extasiada el libro entre sus manos. Este, tenía un montón de caracteres japoneses por título y un poco más abajo la advertencia R-18 en rojo.

- Gracias dios… - fue un único que dijo antes de sumergirse en la lectura del doujinshi en sus manos.

En la portada, dos chicos que curiosamente se parecían a dos de los países se besaban de forma apasionada.

Cuando Alemania recibió su obsequio pensó que era una broma, es decir, ¿Quién en su sano juicio regala una papa a otra persona?, un tic se apoderó de su ojo derecho. Cogió su "presente" y descubrió una nota pegada a ella.

La frase, escrita de forma irregular y despreocupada, dictaba "para el macho patatas".

Ludwig dio un largo suspiro. Quizás tenía una ligera sospecha de quien era el culpable.

- ¡Come on Matty! ¡Ábrelo, ábrelo! – Gritaba el americano entusiasmado.

- D-de acuerdo.

El canadiense dejó su oso a un lado y se dispuso a rasgar el envoltorio de superhéroes que tenía como mosaico. Al abrirlo, descubrió extrañado, una curiosa bolsa con un montón de mini-hamburguesas en su interior.

- ¿Verdad que es un regalo impresionante? – exclamó Alfred.

- Si… - Dijo el canadiense levemente decepcionado.

- Solo a un hero se le pudo ocurrir tan fantástica idea, hahahaha… – Alfred reía escandaloso, pero al darse cuenta que estaba a punto de meter la pata agregó – C-claro que no es que yo sea quien sea, ¡Pero sin duda es un alguien impresionante!

Canadá suspiró resignado y haciéndose el desentendido ofreció uno de sus dulces a su oso que miraba con hambre la bolsa. Este se metió el dulce en su hocico pero de inmediato lo botó asqueado.

- Sabe horrible – fue lo único que atinó a decir antes de meter su garra en el jarro de dulce de maple en sus piernas.

- Bien, creo que ya tienen sus obsequios en sus manos – Anunció Alemania desde el estrado.

La mayoría de los países asintieron.

- A quien no le haya llegado el presente deberá reportármelo de inmediato para aplicar el castigo correspondiente.

Todos los países volvieron a asentir.

- Terminado con este tema, empecemos con la reunión – Alemania proyectó sus diapositivas y comenzó con su discurso – El tema a tratar será la crisis en…

De pronto, una mano se levantó entre todas. Alemania miró furioso al dueño de la mano pero decidió ignorarlo.

- Como iba diciendo, el tema a tratar será la crisis en el m-.

- Ve~, ¡Yo, yo! – Italia agitaba insistentemente su mano.

- ¡Italia! Te eh dicho que las preguntas se harán al final de la reunión.

- Ve~ pero Lud, tengo que ir al baño.

Alemania se pasó una mano por sus cabellos para tranquilizarse y respiró profundamente.

- De acuerdo, anda.

- ¡Grazie! – EL italiano se levantó de su sitio y salió de la sala.

- ¿Alguien más tiene que ir? – Preguntó.

Nadie levantó la mano.

- Bien, como iba diciendo, la crisis que se enfrenta en los países de…

La sala se hundió en el estupor de siempre. La barítona voz de rubio adquirió protagonismo, todos los países escucharon atentamente lo que tenía que decir el alemán.

Así pasaron 20 largos e interminables minutos.

Terminado el discurso de Alemania, varios países realizaban sus preguntas concernientes a los puntos que quedaron inconclusos en la charla. Todo se daba en forma ordenada, hasta que la puerta se abrió de improvisto, interrumpiendo el debate. Un asustado Italia entró corriendo a la sala.

- ¡Doitsu! ¡Doistu! – chilló el italiano mientras se colgaba del brazo del alemán.

- ¿Qué sucede Italia? – preguntó Ludwig preocupado.

- U-un mue-ert-o.

- ¿Qué? Habla más alto Italia, no puedo escuchart-…

- ¡Hay un muerto en el baño! – gritó lívido el italiano refugiándose en el pecho del rubio.

La agitación se hizo en la sala, los países se levantaron alarmados de sus sitios.

- ¡¿Qué?! ¿Dónde? ¡Italia donde los viste! – gritó el alemán.

- En el baño de mujeres – lloriqueó el italiano.

- ¿Falta algún país en la reunión? – Vociferó el alemán al resto de los países.

Entre la multitud un rostro en especial se puso lívido. Austria abrió los ojos como platos.

- Elizabetha no ah…

Prusia, que se encontraba a su lado, miró estupefacto a Austria y le agarró de ambos hombros.

- ¿Qué dices, señorito?

- Elizabetha se fue hace una hora al baño y no regresado – dijo Austria por lo bajo.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué no lo dijiste antes? – Prusia dejó al hombre y fue corriendo a donde su hermano – ¡Lud! Hungría no esta en la sala.

El alemán alarmado salió de la sala, y seguido por todos los países, corrieron al sitio en cuestión. Cuando llegaron, vieron impactados el charco de sangre que salía por debajo de la puerta del baño de mujeres.

Ludwig, armándose de valor, ingresó al lugar y miró horrorizado a la húngara tirada en el piso del baño.

- ¡Pidan ayuda! – Gritó el alemán mientras se acercaba al cuerpo de la chica y comprobaba los signos vitales.

- V-ve, ve… – Italia lloraba en el hombro de su fratello.

- Hungría… - El pruso miró lívido la escena, y se quedó petrificado.

Los segundos pasaron lentamente, el alemán buscaba desesperado algún signo vital en la húngara. Puso sus dedos en el borde anterior del esternocleidomastoideo y esperó, una palpitación por debajo de la piel le hizo suspirar aliviado.

- Tiene pulso.

De inmediato, un doctor ingresó a la escena y asistiendo a la muchacha reafirmó los signos vitales de la paciente.

- ¡Traigan una camilla! – les gritó a los países.

Dos hombres trajeron la camilla, y con ayuda de algunos países subieron a la húngara a esta y se la llevaron rápidamente.

- ¿Qué sucedió doctor? – preguntó grave el alemán.

- Se desmayó debido a una gran pérdida de sangre. Debemos de darle dos unidades de sangre, si me permite… – El doctor corrió tras la paciente.

Los países, poco a poco se recuperaron de su turbación y volvieron a la sala de reuniones.

Alemania miró preocupado el semblante aun lívido de su hermano, y se acercó a él.

- ¿Estás bien?, será mejor que regreses a casa bruder.

El albino asintió y se alejó de la escena.

Alemania suspiró y se decidió a regresar también a la sala, probablemente sería mejor suspender la reunión por ahora.

Mientras caminaba, sintió algo debajo de la suela de su zapato. Cogió el pequeño libro tirado en el suelo y lo miró curioso. Cuando reconoció a las personas de la portada sus mejillas ardieron.

- Pero que…

Una idea de lo que había probablemente había pasado se le vino a la cabeza. No sabía mucho de ese tema, lo mejor sería preguntarle a Kiku.

Cogió el libró bajo su brazo y salió del baño.


¡Hola a todos! Muchas gracias por leer este capítulo, ¡Espero que les haya gustado! :D

Que les puedo decir, ¡mil disculpas por la tardanza! (si otra vez)… con los preparativos para las festividades y toda la vaina, se me fue volando el tiempo y ya no me pudo escribir nada u_u pfff … también pido disculpas por no contestar sus review, prácticamente fue la misma historia jejeje.

Notarán que este capi es aún más largo que el anterior, lamento eso –w- entre las descripciones y las cosas que se me venían a la mente se me fue un poco la mano xDD jejeje, ¡Espero que no les haya resultado muy tedioso!.

Y con respecto a la pequeña historia del comienzo, ps se me hacía que iba a ser un poco aburrido si me iba de reunión en reunión así que decidí incorporar una pequeña historia de una pareja, o personaje en los capítulos venideros… en este caso lo hice por sorteo y me salió Suiza jejeje xP, ¡acepto sugerencias para el personaje estelar en el siguiente cap!

TwT … Waaaa que puedo hacer :'( se suponía que este fic terminaba antes de año nuevo y ya estamos 27 y ni siquiera voy por la mitad, u_u q deprimente… el próximo capi era supuestamente "Navidad" pero en vista de que ya paso no sé si realmente pueda continuar con este fic, o quizás pueda postergarlo para el año que viene… no sé, creo que es lo mejor.

Aún así, ¡gracias por sus reviews! Me hacen sentir muy muy feliz , ¡prometo responder a todos! O por lo menos a los que pueda xD.

¡Se cuidan todos! Y ya nos veremos, si no es en este fic, quizás en otro … ¡bye bye!

¿Críticas?, ¿Dudas?, ¿Sugerencias? ¡Háganmelos saber! :D