~Estado de gracia~
Somos los X-Men
La recién llegada se quitó su sombrero, mas no los lentes, y cargando dos maletas se adentró en la mansión, siendo seguida por Mystique. La metamorfa la miró con curiosidad, parecía como si tuviera calculado cada paso que daba, no caminaba con gracia, pero si con sumo cuidado, aunque sin lentitud; como si temiera tropezar con algún objeto, lo cual era raro ya que parecía que sabía a donde ir, como si conociera la mansión.
—¿Sucede algo…? —preguntó Hank alarmado al ver a la misteriosa mujer entrando a la sala de estar de la mansión, seguida por Raven que lucía bastante confundida.
—¿Por qué no esperamos a que todos estemos presentes para proseguir con las explicaciones? —le dijo la mujer con un dejo de ironía.
Beast abrió los ojos, en cierto modo no le daba buena espina.
Raven salió de la habitación dejando sólo a Beast con la mujer y fue corriendo a buscar a Havok y Banshee. Ambos adolescentes bajaron y se quedaron en actitud defensiva junto a Hank. Alex colocó protectoramente a Sean tras de él mientras le daba una mirada suspicaz a la mujer, quien se encontraba sentada en un sillón y parecía que ni les prestaba atención.
Después de un rato, Raven llegó, en su mirada se veía confusión, pero a la vez decisión de saber qué rayos pasaba y proteger a los suyos a toda costa. Tras ella, Magneto empujaba la silla con Charles. El profesor se veía sereno, pero listo para cualquier cosa. Por otro lado, Magneto se veía alerta, dispuesto a atacar de ser necesario. Raven les había dicho que había algo raro en esa mujer y ellos iban a proteger a los suyos, a su familia.
—Tú debes ser Charles Xavier, mi nombre es Irene Adler —dijo la mujer, quien se levantó en cuando Erik y Charles llegaron a la habitación. El profesor sólo la miró con interés, buscando algo conocido en ella, cosa que no resultó, jamás en su vida había visto a esa tal Irene.
Havok frunció el ceño, manteniendo a Banshee tras de sí, no le daba confianza el hecho de que ni siquiera pudiesen ver sus ojos cubiertos tras esas gafas oscuras.
Erik avanzó directo hacia Irene— ¿qué rayos quieres?
—Ayuda. —respondió Irene y en ese momento se quitó sus gafas, dejando al descubierto unos hermosos orbes azules.
Raven la miró con un dejo de empatía. Pudo ver como los demás no confiaban en ella, con excepción de Charles, pero Mystique conocía lo que es ser temida, y también lo que es necesitar ayuda. Fue por eso que pudo escuchar en la voz de Irene al pedir ayuda la desesperación que ella misma había sentido en su vida.
Charles se acercó a ella, pero Irene retrocedió un paso, frunciendo el ceño— no leas mi mente —dijo dejando sorprendidos a los demás— al menos no aún.
—¿Quién rayos eres? —dijo Magneto mirándola intensamente.
En ese momento, los ojos de Raven se abrieron y sonrió en señal de reconocimiento— ¡Eres mutante! —dijo después de unos segundos. Los demás no supieron si sorprenderse o no.
Irene sonrió y asintió.
Charles también sonrió y sin importarle la mirada de Magneto, se acercó en su silla a Irene y tomó sus manos entre las suyas— fascinante —dijo y después la miró, pidiéndole permiso, Irene asintió y Charles dio un rápido vistazo en su mente— puedes ver el futuro… —dijo realmente asombrado, después suspiró e inhaló una bocanada de aire, estaba realmente extasiado con la nueva visitante y su poder. Los demás también se quedaron realmente sorprendidos, no sabiendo si creer o no, aunque después de todo lo que habían vivido se creerían casi cualquier cosa.
Raven también se acercó a Charles y a Irene. Por un momento no supo cómo presentarse, pero quiso ser sincera con Irene, quiso ser transparente, pero también quiso ser mutante sólo así podría ser realmente sincera— Yo soy Mystique —dijo con una sonrisa. Irene se quedó con la mirada perdida unos momentos y sus ojos se tornaron blancos, ¿¡estaba viendo el futuro, acaso!?
—Raven… —dijo tomando una de las manos azules de la metamorfa entre las suyas y le sonrió con cariño.
Raven se sorprendió pero después la abrazó, también con cariño. Como quien reconoce a una amiga después de haberla buscado toda su vida.
—Bienvenida, Irene. —dijo Charles después de un rato.
El ambiente se relajó gracias a la serenidad de Charles y Raven.
—¿De verdad puedes ver el futuro? —preguntó Banshee con curiosidad.
—Son más bien premoniciones… —dijo mordiéndose el labio, no encontraba la manera de explicarlo— por ejemplo… mmm… yo —dio un suspiro antes de continuar— perdí la vista hace años… —en su voz había tristeza— pero en cierto modo es como si viera el futuro segundos antes de que ocurriese, así que sé que es lo que hay en mi paso porque segundos antes tuve una premonición de lo que estaba frente a mí.
Sean la miró con confusión, no entendiendo del todo. Hank la miró con interés, con sumo interés. Por su parte, Raven la observó con tristeza y quiso saber cómo se había quedado ciega.
—Aún no nos has dicho que quieres… —le dijo Magneto. Al parecer Erik y Alexander aún se mostraban reacios a confiar en Irene Adler.
La mujer suspiró y se sentó; Irene realmente no sabía cómo explicar lo que ocurría— En realidad, yo… —dijo mientras pasaba una mano por sus cabellos castaños, echando sus rizos hacia atrás— He tenido visiones… no sé cómo explicarlas… pero, en una de esas visiones me vi viniendo aquí. —Irene suspiró y vio que algunos la miraban con incredulidad— Yo esperaba que aquí… bueno, que aquí me ayudaran a entender lo que he visto, a comprenderlo.
Con una pequeña sonrisa, Raven se acercó a Irene y la tomó de la mano— No estás sola. Te ayudaremos ¿verdad, Charles?
El telépata asintió. Ya más tarde hablaría con Irene para comprender qué eran lo que había visto y por qué había ido a la mansión Xavier.
—Gracias —dijo Irene con sinceridad mientras sostenía la mano de Raven.
—¡Genial! —dijo sarcásticamente Magneto mientras suspiraba— No puedo creer que hayamos venido con ellos, ¡son unos chiquillos!
Charles sólo sonrió con esa risita que tanto le encantaba a Erik— Son unos chicos geniales. —Dijo mientras avanzaba en su silla de ruedas y sosteniendo una canastilla del supermercado; Magneto acababa de tomar un carrito para víveres y caminaba a su lado.
Sean y Alex no habían esperado a que Erik terminara de estacionar el coche y ya estaban en el supermercado. Banshee corría con el carrito hacia la sección de frituras mientras Havok lo perseguía.
—¡Lo ves! —dijo Erik haciendo ojos al cielo.
—Déjalos —dijo Charles entre risitas mientras ambos hombres entraban al establecimiento— ya casi se agotaron los víveres y ahora tenemos una boca más que alimentar —comentó con serenidad.
Erik sonrió. Esa mañana Irene había arribado a la mansión Xavier, y si bien no le hacía mucha gracia su llegada tampoco le era tan molesto, en especial porque sabía que de algún modo, eso hacía feliz a Charles.
—Además —continuó Charles, sacando a Magneto de sus pensamientos— ellos no salen tanto, es bueno que los chicos se diviertan…
—Y que carguen las bolsas con cosas —interrumpió Lehnsherr.
Charles sólo hizo ojos al cielo.
—Linda lista… —dijo con un tonito de burla Erik al ver a Charles sacar una gran hoja de papel con las cosas necesarias anotadas por ambos lados.
A Magneto le hacía gracia ver a Charles eligiendo productos en oferta o cosas que traían un regalo extra y recordándoles que además de la comida, también debían llevar productos de limpieza para el hogar. Ambos hombres se miraron entre divertidos e incrédulos cuando en el pasillo de enfrente vieron pasar a Sean y Alex con un carrito repleto de golosinas, frituras, botes de helado y… ¡¿eso era un juguete del Capitán América?!
Erik no ponía objeción a las decisiones de Charles respecto a los víveres, él se sentía muy orgulloso de Charles y lo que hacía por esos adolescentes mutantes. Con ver a Charles haciendo las compras preocupado por el balance nutrimental en la comida, Erik sabía que esos chicos estaban en buenas manos.
—Trae otras dos cajas de cereal —dijo Charles haciendo cálculos mentales. Erik asintió, la comida no duraba mucho en la mansión Xavier, y a eso le sumaban que Azazel y Janos solían aparecer repentina y literalmente a asaltar las alacenas.
En ese momento, Alex y Sean aparecieron llevando bolsas de papitas y un bote galletas que dejaron en el carrito que llevaba Erik
—Te lo digo, Alex ¡la cara que puso Raven cuando se quitó las gafas fue épica!
—Que estás exagerando, te digo que no…
—¡Que sí! —respondió indignado el pelirrojo mientras con discreción tomaba un six de cervezas y lo colocaba en su carrito.
Charles sólo sonrió, le gustaba la manera en que esos dos se llevaban. Aún recordaba la cara de espanto de Alex cuando los encontró juntos por primera vez, pero por supuesto que Erik y Charles no mostraron enfado, ni miedo, ni rechazo ¿cómo mostrarte molesto ante algo tan natural como el amor?
Después de varias discusiones sobre cuales cosas si llevar y cuales no (al final, Charles cedió a los caprichos de los jóvenes mutantes), pagaron la cuenta. Por supuesto que Sean no fue de tanta ayuda como esperaban y al final entre Alex y Magneto tuvieron que cargar la mayoría de las bolsas hacia el carro.
Erik se colocó sus gafas de sol mientras se ponía al volante. Charles se sentó en el asiento del copiloto, colocándose el cinturón de seguridad. Sean y Alex iban atrás, comiendo Chee-tos* y bebiendo soda.
El telépata les dio una rápida mirada, no se le antojaban esas frituras naranjas— Pónganse el cinturón de seguridad.
—Ustedes si son como nuestros papás. —dijo Sean con una sonrisa y todos los dedos pintados por polvito naranja de sus frituras.
Erik sólo hizo ojos al cielo mientras con mucho estilo encendía el automóvil para volver a casa.
Raven entró, trayendo consigo una charola con leche, fruta y un poco de avena— vine a ver cómo te encuentras y a traerte algo para cenar.
Irene asintió y agradeció amablemente. Se encontraba en la habitación que le habían preparado y estaba sacando la ropa de sus maletas para acomodarla en la cómoda. Raven le pasó la bandeja con comida e Irene le agradeció mientras daba un sorbo al vaso de leche. —En verdad no quise molestar con mi visita.
Raven sonrió—no es ninguna molestia —y lo decía enserio— y no te dejes intimidar por Magneto, pese a todo él es una buena persona.
Irene sonrió y tomó su cena.
—Es bueno que estés aquí —dijo Raven después de un rato— es lindo que haya otra chica en la mansión.
Irene sonrió— estoy fascinada de saber que son mutantes, como yo.
Eso alegró a Raven, y con complicidad se acostó al lado de Irene, como si fueran dos adolescentes en una pijamada, y tal vez si lo eran— ¡tenemos nombres clave! —dijo la metamorfa, emocionada— Yo soy Mystique.
Irene sonrió entusiasmada, y Raven le habló de Banshee, Havok, Beast, Azazel, Riptide, Magneto y el profesor X. Le explicó el porqué de sus nombres y también el poder o la mutación que cada uno poseía.
—Es fabuloso —dijo Irene emocionada.
—Y ahora tú eres uno de nosotros. ¡Somos los X-Men!—en eso una idea pasó por la mente de Raven e hizo que se emocionara en demasía— ¡Oh por dios! ¡Irene! ¡Tú también deberías tener un nombre clave!
Irene se empezó a reír, le caía bien Raven, en verdad, sentía mucho afecto por la chica azul.
—¡Serás Destiny! —dijo después de un rato— porque puedes ver nuestros destinos.
—Y cambiarlos, si es necesario. —respondió Irene y ambas mujeres sonrieron. Porque aunque Destiny no podía ver a Mystique, su habilidad de ver el futuro poco antes de que ocurriera hacía que pudiera ver a Raven en su hermosa forma azul… y en cierto modo veía un futuro muy bueno con ella, aunque aún no terminara de vislumbrarlo, pues era un futuro que aún se estaba formando.
—¿Te gusta? —dijo Raven con orgullo.
—Me encanta.
Era como si se conocieran desde antes. Cada una era la amiga que la otra siempre estuvo buscando, aún sin saberlo. Raven tenía ganas de seguir conversando y preguntarle más y más sobre su pasado, pero al final prefirió irse para no agobiar a su nueva amiga.
Erik miró a Charles, que dormía a su lado, se veía calmado y respiraba serenamente, tenía sus rizos revueltos y algunos le caían en el rostro. Magneto estaba recargado en la cabecera de la cama, abrazando con un brazo a Charles, mientras que con la otra mano sostenía unas bolitas de metal con las que se entretenía, haciéndolas levitar y dar vueltas entre sus dedos.
Erik sabía que el sueño de Charles era tener un colegio donde enseñar a los mutantes a manejar sus poderes, tal cual lo había hecho con Sean, Alex, Raven, Hank y él mismo antes de la pelea contra Shaw. Es por eso que Erik sabía que la permanencia de esos chicos en la mansión y la llegada de Irene habían alegrado mucho a Charles. No es que a él no le agradara el sueño de Xavier, es sólo que una escuela especial para mutantes no era exactamente una cosa buena, así como una tienda especial para que los judíos pudieran comprar no los hacía buenos y especiales, sino inferiores. Lehnsherr sabía que mientras hubiera diferenciación, habría discriminación. Si un humano atacaba a un mutante, estaba bien; pero si los mutantes atacaban a los humanos, serían considerados un peligro nacional y una abominación. Así era la mentalidad de los humanos, y había veces en que Magneto dudaba si Charles coincidía con esas ideas o no. No es que dudara de Charles, sabía que él nunca podría dañar a un mutante; pero también sabía que nunca podría pensar como él mismo, y eso le dolía. Por ejemplo, en Cuba los humanos estuvieron a punto de matarlos, y ya nadie lo recordaba, en cambio cuando él intentó hacer lo mismo, fue considerado un peligro para el mundo, los mismos mutantes lo vieron mal, Moira le disparó descaradamente, y bueno, ocurrió la tragedia, algo que Erik nunca se iba a perdonar, y que sin embargo nunca deseó.
Pese a todo, Magneto había decidido quedarse al lado de Charles Xavier, así eran las cosas. Sabía que si se hubiera ido, no habría atacado la escuela que Charles deseaba fundar, pero tampoco la habría defendido ni protegido, a los mutantes tal vez, pero no a la institución. En cambio, ahora que estaba junto a Charles, sí protegería este sueño, porque Erik sabe que es importante para Charles y que si perdieran a estos adolescentes escandalosos que ahora viven bajo su techo, Charles se deprimiría mucho.
Magneto miró a Charles y acomodando sus cabellos suspiró, lo amaba, eso era demasiado cursi para su gusto pero era la verdad. Lo amaba y mucho. Lo amaba y quería protegerlo. Por supuesto que era consciente de que Charles no era una nena débil a la cual proteger, ¡dios, si era uno de los mutantes más poderosos del mundo!, sin embargo, después de todo lo vivido con Shaw, Erik sabe que sin importar la fortaleza de una persona, de un mutante, tendrá puntos débiles— y no dejaré que nadie toque los de Charles, porque lo amo.
Dejando de lado el metal con el que jugaba, Magneto abrazó al profesor y lo apretó sintiendo su aroma. Suspiró, sabía que las cosas serían fáciles y perfectas si tan solo él pudiera compartir el sueño de Charles. Sí, Erik Lehnsherr había decidido pasar una vida al lado de Charles Xavier, fue una decisión rápida e inesperada, aunque en el fondo lo deseaba desde antes, pero verlo herido y vulnerable por el accidente en Cuba hizo que no lo pensara más. Y eso es algo de lo que nunca se arrepentiría, porque sabía que si se hubieran separado, ambos lo habrían lamentado.
En ese momento, Charles se levantó, entreabriendo sus ojos, se veía claramente cansado— E-Erik… —dijo buscando el rostro de su amado y pudo ver una lágrima. Charles no dijo nada, porque sabque Magneto es una persona demasiado compleja, y que debe darle al mismo tiempo su espacio y apoyo— Ven aquí —dijo y lo besó en los labios, con todo el amor del mundo. Porque si, Charles lo amaba, lo amaba con todos sus errores y aciertos, lo amaba y lo aceptaba aún con el rencor que cargaba consigo mismo, aún con sus fantasmas que lo agobiaban. Lo amaba aún sabiendo que pese a la fortaleza del vínculo que los unían podrían separarse en cualquier momento, a causa de sus ideales. Charles amaba a Erik tanto que no le importaban las diferencias que pudiesen haber entre ambos— Te amo, ¿lo sabes, verdad, Erik?
Magneto asintió, besando a su pareja. Cuando estaban juntos en la intimidad, Erik podía permitirse ser un cursi, aunque en el exterior siempre tendría que cuidar una imagen— Yo también te amo, Charles. —y era la verdad.
Pero así eran las cosas, ahora Erik estaba al lado de Charles, tenían una relación magnífica, Charles era su mejor amigo, tal vez su único amigo, era su amante, y su familia. Era más de lo que pudo haber pedido. Y sin embargo, si llegaran a haber problemas, no le importaría decepcionar a Charles si a cambio de eso lo mantenía a salvo. Lo amaba demasiado, pero por ese mismo sentimiento no dejaría que nadie lo lastimara. Lo iba a proteger, aunque eso pusiera en riesgo su relación con el telépata.
Magneto lo había perdido todo, a su madre, a su integridad, a sus buenos sentimientos, Charles era lo único que tenía en ese mundo del asco. Y lo amaba lo suficiente como para perderlo si a cambio de eso Charles estuviera a salvo.
—Te amo. —volvió a susurrar Erik con su voz ronca y seria que tanto le encantaba a Charles.
Ambos hombres se besaron y continuaron gran parte de la noche demostrándose lo mucho que significaban para el otro, hicieron el amor y después durmieron juntos. El futuro era incierto, pero ahora y siempre tendrían este amor que los hacía fuertes.
Muchos de esos jóvenes no conocían lo que era tener una familia, otros sólo sabían lo que es vivir con alguien, en cierto modo todos habrían sufrido pérdidas. Pero esta nueva y loca vida les agradaba. Aunque había momentos en que desearían estar rentando solos.
Esa mañana la tubería no funcionaba muy bien, Magneto dijo que no podía hacer mucho pues era el gas y no el metal lo que estaba mal. Sólo dos de los baños daban agua caliente y por supuesto que se armó un caos. Uno de los baños era el de la habitación de Erik y Charles, y por supuesto que Magneto no los dejó entrar y se dio junto a Charles un baño de una hora. Mientras tanto, los adolescentes se pelearon entre ellos por bañarse primero.
—Muévete Bestia, seguro que puedes bañarte con agua fría. —dijo Alex, pero Hank era lo suficientemente rápido como para llegar primero a la ducha y apañársela.
Erik no supo que cara poner cuando al salir de bañarse y caminar por el pasillo de la mansión, Raven le dijo que por sugerencia suya Alex y Sean se habían metido juntos a la ducha y ya llevaban ahí más tiempo del debido.
—Raven… ¿cómo que por sugerencia tuya? —dijo Charles al escuchar la conversación.
La mutante sólo hizo ojos al cielo y se fue de ahí, dándole un besito a Charles, para después decirle entre risas que no fuera tan mojigato— cómo si tú no hubieras hecho lo mismo con Erik esta mañana.
—¡Raven!
Después de un par de horas, todos los mutantes estaban limpios y sentados en la mesa. Erik no se cansaba de repetirle a Charles lo escandalosos que eran.
Charles, Irene y Hank habían preparado un rico desayuno. Había de todo, hotcakes, cereal, huevos fritos, tocino, panqués, leche, jugo y galletas.
—¡Deja eso! —dijo Alex, pero era demasiado tarde, pues Banshee ya le había robado su galleta y se la estaba comiendo.
El pelirrojo sólo sonrió y le dio un besito a su novio, cosa que fue una trampa para distraerlo y hurtar su tocino.
Hank sonrió, ambos chicos hacían linda pareja y desde que Banshee declaró su amor por Alex, Havok ya no lo molestaba tanto.
En la mañana, Raven le había pintado las uñas de color violeta a Irene, y ahora hablaba sobre lo lindas que se veían. Ambas mujeres comían un poco de cereal y galletas.
—¡Tenemos que ir de compras! —decía la chica azul con entusiasmo— ¡necesitas nuevos vestidos, abrigos!
—Yo que tú huía ahora mismo… —dijo Sean con ironía y Raven le lanzó un pedazo de pan.
Pero para sorpresa de todos a Irene también le encantaba ir de compras. — Seremos grandes amigas. —dijo Irene abrazando a Raven.
—Destiny, Destiny es su nombre clave.
Todos rieron, aunque los adolescentes temblaron un poco pues ahora serían dos chicas locas por las compras y el maquillaje con las cuales tendrían que lidiar, aunque Irene se veía más tranquila que Raven. Destiny y Mystique también se miraron complices, por supuesto que le harían bullying a Alex y Sean y también a Janos y Azazel.
Erik sólo hacía ojos al cielo y en ocasiones ponía cara de pocos amigos cuando los muchachos le decían alguna ocurrencia, por supuesto que a veces no aguantaba y se reía de sus tonterías.
Charles sonreía mientras le ponía mantequilla a su pan recién horneado. Le hacía feliz tenerlos a todos ahí, le hacía feliz haberles dado un hogar a todos esos jóvenes y le hacía feliz tener a Erik Lehnsherr a su lado. El telépata pasó una mano por debajo de la mesa para sostener la de Magneto, mientras le sonreía y ambos miraban con incredulidad el escándalo y desorden que a esas horas de la mañana ya tenían los muchachos.
Un rato después, de la nada como siempre, aparecieron Janos y Azazel. Riptide fue a saludar a las chicas con galantería, y se presentó con Irene.
—Destiny, es Destiny —repetía Raven.
Irene sólo reía porque no pudo terminar de comer su cereal ya que Janos creó un tornado en él.
Por supuesto que Azazel fue directo a la cocina a servirse panquecillos y un jarro con jugo de naranja. Se sentó al lado de Alex y momentos después, Janos regresó con más comida y se sentó al lado de Azazel para darle un beso y después desayunar juntos.
—Genial —dijo Magneto sarcásticamente. Por supuesto que no iba a admitir que los chicos en realidad le caían bien y que le gustaba tenerlos ahí haciendo tonterías.
Charles sólo se rió y pasó un brazo alrededor de los hombros de Erik— al parecer tendremos que volver a hacer las compras.
—Ni que lo digas —dijo Erik al ver como Azazel volvía a ir a la cocina por más comida.
Y en cierto modo así eran. Esa era su familia, la única que ahora tenían. Porque todos ellos habían perdido mucho en el pasado, la vida les había quitado mucho, pero es como si ahora los estuviera recompensando.
—Juntos —dijo Raven— ¡mutantes y orgullosos.
Y todos jóvenes brindaron con un poco de…. ¡Alcohol! —¡RAVEN! —dijo Charles que no supo en que momento Azazel había mezclado eso en la naranjada. Charles Xavier se resignó al ver a Magneto morir de risa y a Azazel y Riptide encogerse de hombros.
Tanto Erik como Charles sabían que esa era la única familia que tenían, y que la iban a proteger, sin importar qué.
05/07/2014
*Según la wikipedia, en esa época así era la marca de los actuales Cheetos.
Planeaba tener el capítulo la semana pasada, pero mi novio me pone a jugar Minecraft y además me atoré en algunas partes del capítulo. No quiero publicar cosas feas, así que mejor me esperé unos días para revisar y arreglar.
Pensé que sería un fanfiction rápido, pero he querido desarrollar las cosas con calma. En este capítulo mostré parte de la vida cotidiana de los mutantes. Pero ya pronto comenzará el clímax. También hice ese monólogo de Erik porque quiero desarrollar bien a mi personaje favorito ;)
Ya en el próximo veremos que es lo que tiene que decir Destiny, que no es un OC, sino la pareja canon de Mystique :3
Espero que les haya gustado el capítulo. Sus comentarios son bien recibidos.
Gracias a Soy tu Iron Man, Sanrom, FlawlessStark y a mi querida Sabina de Aragón por sus comentarios.
Nos leemos en el siguiente capítulo. El 09 de julio cumplo 20 años, así que espero actualizar o publicar algo ese día.
Besos!
Apailana*