Bueno, aquí termina esta historia estimados lectores. Decir al que ha leído que espero de todo corazón que lo haya disfrutado, y al que ha comentado, gracias. Espero traer más historias a esta página (ya estoy escribiendo varias, solo espero que la isnpiración me ayude).

Muchos besos :D


Aquella sala era un caos absoluto: sillas apiladas por todas partes, objetos de diversa índole como jaulas viejas y cajas de latón descoloridas por el paso del tiempo poblaban cada recodo de la estancia haciéndola apenas intransitable. En cuanto todos hubieron salido del vetusto armario, no sin cierta dificultad, se dispusieron a salir de la sala abriéndose paso entre la ingente cantidad de aparatos. Mientras lo hacían, Hermione respiró hondo; el olor a piedra fría le evocaba demasiados buenos recuerdos, y solo de pensar en la razón que la había llevado de vuelta a Hogwarts, se sentía desfallecer.

Sin embargo, tenía que cumplir con su misión si quería volver a ver a tener a su hijo en brazos. Su hijo… con quien Hermione estaba siendo vilmente chantajeada, y por quien estaba haciendo cosas que jamás pensaría llevar a cabo. Se imaginó al bebé en manos de Voldemort, con quien había tenido que dejarlo para realizar la misión más horrible que alguna vez se había imaginado, y sintió un terrible escalofrío recorrer su espalda.

Es cierto eso de que una mala decisión nos lleva a decisiones aún peores; desde que se fugó de Hogwarts con Barty no había sino estado viviendo como un proscrito, como el desertor de la guerra que no duerme en paz sabiendo que lo encontrarán y fusilarán. Pensó en Barty. Se había ido, había caído ante sus ojos sin ella poder evitarlo, y sin tener la oportunidad de decirle tantas cosas… Pero, aunque le doliera el alma cada vez que pensaba en ello, quizás era mejor así; de ese modo, él no tendría que ver cómo ella estaba traicionando sin mesura a sus principios.

Y lo peor es que Voldemort no había evitado su fatal destino aun habiendo podido hacerlo; pareciera como si quisiera quitarse de encima a Barty, como quien mata una mosca molesta que vuela alrededor. Hermione jamás iba a perdonárselo, como tantas otras cosas, pero nada podía hacer si quería mantener a salvo a lo que más quería.

Aunque era Draco quien tenía que acabar con Dumbledore, ella, junto con los demás mortífagos, debían facilitárselo, algo que no iba a ser capaz de hacer, pues antes de acabar con la vida de algún alumno o profesor del colegio prefería morir ella misma, lo que denotaba que no había cambiado tanto como ella pensaba. Hogwarts le parecía una buena tumba en la que reposar sus huesos cansados. Los rostros de sus seres queridos se dibujaron una vez más en su cabeza, y pensó en todo lo hermoso que había dejado de vivir por acercarse a la oscuridad. Solo deseaba que ellos tuvieran luz en su vida, esa luz que Hermione tanto echaba de menos.