Hola de nuevo! Les dejo aqui este oneshot basado en la canción de Taylor Swift Safe and Sound. Espero que sea de su agrado. Debo advertir, que este fic contará con quince capitulos, cada uno de ellos basado en una cancion diferente.

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter asi como los lugares no me pertenecen. Todos son propiedad de J.K Rowling y la compañia Warner, solo la trama de este onse-shot me pertenece.

Este fic participa dentro del Reto "El Ipod de Rose" dentro del Foro el Escorpion que Coleccionaba Rosas...


PROHIBITED AND PRIVATE

1. Safe and Sound.

Se encontraba sentada en el alfeizar de la ventana de su habitación dentro de aquella mansión señorial, que guardaba detrás de cada uno de los pasillos, siglos y siglos de pureza de sangre.

Su cabello rojizo, largo hasta media espalda, peinado en suaves rizos que caían en cascada, ondeaba con el viento que se colaba por la ventana entreabierta. Miró los verdes jardines llenos de flores que podían observarse desde donde se encontraba, acercó una de sus blancas manos hacia los cristales. La dejó unos momentos sobre el cristal al instante que acariciaba con sutileza aquellos vidrios impolutos que la separaban del frio invernal de diciembre.

Con rapidez, a su mente regresaron todos aquellos recuerdos que tenía guardados después de casi nueve años que habían sido los mejores de su vida. A sus escasos once años, en aquellos tiempos de colegio, nunca habría imaginado que uniría su vida con ese chico del que había terminado locamente enamorada.

Por mucho tiempo, sus familias habían estado peleadas entre ellas, por diferencias que, a su entender de niña de once años, eran cosas sin sentido. Sus padres, Ron y Hermione Weasley y el padre de él, Draco Malfoy, seguían en sus viejas rencillas de colegio, que por más que su tío Harry interviniera de mediador entre ellos, siempre, en todas las discusiones, terminaban peleados los tres amigos.

Draco Malfoy no podía olvidar de la noche a la mañana todo lo que de niño le habían inculcado y, dentro de esa educación, se encontraba el desprecio a los sangre sucia y a todos aquellos que no fueran de su mismo status social. No soportaba a su padre, Ronald, así como él no soportaba a Malfoy. Era un odio mutuo.

Pero todo cambió cuando Scorpius y Rose se conocieron en el expreso de Hogwarts. Rose caminaba por los pasillos de uno de los vagones buscando a sus primos James y Albus Potter que lo único rasgo que los hacía familia era su cabello negro azabache despeinado como si recién se hubieran bajado de una escoba, porque físicamente eran completamente diferentes. Entonces fue cuando lo encontró.

Lo vio de espaldas al pasillo, un niño rubio más o menos de su edad, sentado sobre uno de los sillones de aquel compartimiento con la vista fija en el paisaje por el cual atravesaba el tren. Abrió la puerta con lentitud, no quería molestarlo y sin embargo, no evitó que la corrediza sonara con un rechinido que le molestó en los oídos.

El chico se volvió al escuchar el ruido proveniente de la puerta corrediza, entornó los ojos al descubrir frente a él a la causante de que sus pensamientos fueran interrumpidos. Era una chica. De cabello rojizo recogido en una coleta alta, con la piel blanca con algunas pecas en sus mejillas y frente. Pero lo que más lo impactó de la chica y que se preocupó por ocultar perfectamente, fueron sus ojos. Aquellos ojos marrones como el chocolate que brillaban con inteligencia y con valentía. Unos ojos muy diferentes a los suyos, que reflejaban superioridad, altivez y astucia, según decía su propia madre.

-¿Puedo quedarme aquí?-habló la chica con voz suave mirándolo fijamente.

El muchacho deseaba decirle que sí, pero su arrogancia característica habló por él-Déjame solo-dijo y le dio la espalda a la chica quien lo miraba de forma triste y desafiante. ¿Quién se creía que era?

"Ni que fuera el ministro de magia en persona" pensó la Rose de once años.

La chica sonrió de medio lado al recordar su primer encuentro. Ella no había sabido descifrar lo que Scorpius quería decirle con ese Déjame solo, que en vez de tener el significado a que simple vista podría dársele a sus palabras, venía a significar, no me dejes. No quería que lo dejara.

¿El por qué? Pues bien, era muy sencillo. Quizá los Malfoy ya no se encontraban relacionados íntimamente con los mortifagos ni con el Señor Oscuro, pero no gozaban del mismo prestigio que antaño.

La mayor parte de sus ganancias se habían esfumado gracias a la condena que les habían impuesto, que si bien, lograron salvar algunos de sus bienes, algunos tuvieron que darlos en garantía como pago por su libertad.

Scorpius, si bien, vivió sus primeros años lejano a esa situación, pero era consciente de las miradas que se fijaban en él cuando salía a pasear con su familia y después en el colegio. La gente aun los señalaba pero solo porque su padre y su abuelo habían sido mortifagos que después cambiaron de bando al protegerse entre ellos, a su familia.

Le dolía ser señalado, le dolía ser parte de algo que él ni siquiera había vivido que solo contaba con la desventaja de ser un Malfoy, y ella, sabía todo aquello.

La puerta de su habitación se abrió lentamente, se giró para ver de quien se trataba. Sonrió al ver que era él. ¿Cuántas cosas habían pasado juntos todo ese tiempo? Eran tantas que no podía contarlas y sin embargo, mantenía siempre junto a ella las mejores.

Scorpius caminó hasta la ventana donde se encontraba la chica, suspiró y dijo-¿Estamos bien?

Rose sonrió, lo miró a los ojos, a los ojos grises como el mercurio del chico que amaba, le tomó una mano y le respondió con voz aterciopelada-Cierra tus ojos, estaremos bien, nadie podrá hacernos daño porque estamos juntos.

Por mucho tiempo lucharon su propia guerra, aquella que les permitió que estuvieran juntos hasta ahora, Rose abrazó a Scorpius por el cuello, olió su colonia que portaba, cerró los ojos un momento y sintió como poco a poco se adormilaba.

Scorpius para ella era su salvación, lo que cada dia le daba las ganas de seguir y nunca lo dejaría, porque juntos estaban a salvo.

A salvo de las miradas indiscretas, de señalamientos confusos y en momentos como aquel, no eran Malfoy y Weasley, eran solo Rose y Scorpius, solo estando juntos se sentían a salvo, sin caretas y sin miedo. Tan solo ellos.

Rose era la luz de la mañana al amanecer, Scorpius era el sol poniente. Tan diferentes pero tan iguales, que los unía un gran amor.

Un amor que cruzó la barrera de sangre, del tiempo y del odio. Un amor que era solo de ellos, esta es su historia.