Hola! Estoy emocionadisima porque les he traido (con algo de retraso, lo siento) el último cap de esta serie de viñetas de la vida de Hipo y Astrid, repasando sentimientos y acontecimientos graciosos y dramaticos.

Estoy muy ansiosa por saber de su opinion, pero primero que todo quiero agradecerles mucho mucho el apoyo ofrecido hasta ahora. Sus reviews me alegran mucho y me ayudan a seguir escribiendo (tambien las criticas).

Gracias Analuchera que me estas apoyando desde q comence a escribir sobre esta pareja y por mantenerme tan al tanto sobre todo el mundo de HTTYD

Gracias a fanatico Z por todas tus buenas vibras.. de echo ahora ultimo habia extrañado tus reviews de los ultimos cap jeje... pero gracias por volver.

Gracias tambien a mileidyari, espero que te halla ido excelente en tu fiesta

Y por último y no menos importante, gracias a FenomenoEdu10, ¡querido compatriota! VIVA CHILE!

XD...volviendo al tema. Tambien gracias atodos los que anonimamente me apoyaron y me ayudaron a llegar a este, el ultimo cap de este fanfic.

Y como muestra de mi aprecio, les traje un cap sorprendentemente fuera de lo comun, tomando en cuaneta mis otros capitulos. Este es mas largo! siiiiiiii, son app 2.600 palabras ^^

Espero que les guste mucho y no les distraigo más

A LEER!


Capítulo VIII – Tú Blanco, Yo Negro

Se acercaba la hora de cenar cuando Astrid y Brutilda volvían al pueblo de una tarde de entrenamiento.

- Sabes... – comenzó a decir Brutilda – aún no sé lo que le ves.

Astrid solo rodó lo ojos. No era la primera vez que le hablaba sobre el mismo tema y ciertamente ya la estaba hartando.

- No es un tema que este en discusión – sentenció Astrid.

- ¡Contigo jamás nada está en discusión! – exclamó Brutilda.

- ¿Y hasta ahora lo comprendes? – contestó muy molesta Astrid.

- ¡Pero solo te pido que me expliques que fue lo que cambió! – exclamó nuevamente Brutilda esta vez deteniéndose frente a Astrid impidiéndole el paso - ¡Por favor! Y juro que jamás volveré a molestarte con el tema – dijo Brutilda en tono suplicante.

Astrid estaba sumamente molesta y era evidente que esa chica solo la dejaría en paz si contestaba su dichosa pregunta. Pero el problema era que ni ella mista tenía clara la respuesta.

Evidentemente el cambio total se produjo el día que conoció a Chimuelo. Ese día vio en Hipo el valor y el coraje de un verdadero vikingo. Porque con fuerza bruta y una buena arma cualquiera podía matar un dragón y así había sucedido por siglos y siglos, pero Hipo fue el primero en romper todo precepto establecido y cambió por completo la historia. Y además y a pesar de su evidente desventaja física, con inteligencia e ingenio logró derrotar al dragón más poderoso de todos. Eso la sorprendió completamente.

Pero… antes de ese día… ¿que veía en Hipo?

Era un chico torpe y distraído, un experto en meterse en problemas, y siempre dejaba en vergüenza a su padre. Pero había que destacar su perseverancia. Siempre buscando ser aceptado como un vikingo. Lo curioso de todo es que el día en que dejo de luchar por ser un vikingo, se convirtió en uno. Como Estoico lo expreso, solo necesitábamos más de Hipo. En solo unas semanas, él nos enseño mucho más que generaciones pasadas de vikingos con sus arcaicas tradiciones.

Si bien es cierto, Astrid jamás hasta ese día había tenido tanto acercamiento con el chico, si se había fijado en algunos aspectos de su personalidad. Era terco como él solo, al igual que Estoico y su mirada de las cosas era muy distinta a la del resto. Mientras todos veían una espada o un hacha común como armas de batalla, Hipo se las ingeniaba para crear nuevas y sofisticadas piezas armamentistas que incluían redes con púas, bolas de fuego o gigantescas estacas con cuerdas entre otras. Aunque por lo general ninguna funcionaba, hasta un día en particular, en el que atrapo a un Furia Nocturna.

Todos en el pueblo sabían que Hipo era distinto. No era un vikingo común. Es más, para algunos ni siquiera era un vikingo.

Para Astrid era un chico extraño. Un vikingo singular. Nada destacable físicamente, pero tenía algo de cerebro. No por nada creaba tantas extrañas armas, sin mencionar que fue capaz de crear un dispositivo capaz de hacer volar nuevamente a un dragón con una aleta menos. Fue capaz de domar a cuanto dragón se le puso por delante. Fue capaz de mantener sus convicciones a pesar de tener a todo el mundo en su contra. Hipo era un chico increíble.

- ¿Y bien? – preguntó con impaciencia Brutilda al notar que Astrid se había quedado callada desde hace ya harto.

- Hipo es especial – comenzó a decir – es un chico increíble. Siempre te sorprende. Aún antes de salir con él, me sorprendía. Es algo torpe y antes, lo admito, me molestaba mucho, pero luego comprendí que no es que fuese torpe, sino que tenía demasiadas cosas en la cabeza. Ideas. En todo momento estaba pensando en algo y más ahora con los dragones. Hipo es un soñador nato y además es un chico muy tierno.

Al escuchar las últimas palabras de Astrid, Brutilda casi se atraganto de la sorpresa.

- ¿Tierno? – repitió con una mueca de asco en su rostro – ¡y que tiene eso de vikingo!

- Seguramente muy poco – contesto Astrid – y eso lo hace aún más especial. Nosotros siempre vimos a Hipo como un bicho raro, cuando en realidad solo estábamos contemplando a la persona que nos llevaría a una nueva era. Te puedo asegurar que él, con sus virtudes y defectos, es mucho más vikingo que todos nosotros – concluyó Astrid.

- Si, claro – se burlo la rubia de trenzas – Aunque, sea cual sea el motivo por el cual están juntos, supongo que aun así Hipo y tú deben estar algo locos. Son como blanco y negro, sin ningún tipo de gris intermedio que los una. Creo que son muy distintos – dijo Brutilda retomando el camino a Berk – Ahora volvamos al pueblo que ya me dio hambre.

Evidentemente Brutilda había perdido todo interés en el tema, por lo que seguramente jamás volvería a preguntar sobre o mismo. La chica de trenzas esperaba una respuesta más parecida a "me gusta Hipo porque es un héroe" o algo así, no un discurso de sentimentalismo y valores. Por lo que sin más, se echo su mazo al hombro y continuó el camino.

Pero Astrid se quedó atrás.

Las últimas palabras de Brutilda la habían sorprendido mucho. Desde siempre ella había sabido lo distinta que era de Hipo, pero nunca lo había meditado a fondo. Es más, ella, en todos los aspectos era opuesta a Hipo. Partiendo por el hecho de que cualquiera en el lugar del chico hubiese matado al Furia Nocturna. Él, en cambio lo libero, a pesar de saber que podía morir con solo una mordida del dragón. Además Hipo era sensible, soñador, creativo, lo que no tenía en fuerza lo compensaba grandemente en inteligencia. Mientras que ella tenía la sensibilidad de una roca, hasta hace poco solo soñaba con matar un dragón y la creatividad solo le alcanzaba para pensar en que parte de su cuarto pondría la cabeza de su primer dragón muerto. Pero en cambio era mucho más fuerte que Hipo y mucho menos distraía. Ella tenía gran manejo de armas, mientras que Hipo a penas y podía mantener un cuchillo en sus manos sin dañarse a si mismo. Pero sin lugar a dudas, Hipo tenía un gran corazón lejos de todo rencor, muy por el contrario de todo el resto de vikingos.

En todo ese tiempo que llevaban de novios, Hipo jamás le había reprochado su actitud anterior para con él. Ni a ella ni a nadie en el pueblo. Ella en cambio le habría echo pagar a cada uno sus burlas y bromas.

Eran como el agua y el aceite. Como el cielo y la tierra. Como la luna y el sol. Como blanco y negro. Opuestos totalmente.

¿Cómo había acabado juntos si eran tan distintos?

Astrid tenía una espina atravesándole el corazón producto de sus dudas y estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta como sus propios pies la llevaron hasta la entraba de la casa de Hipo. Un amigable Chimuelo la saludo al llegar, trayéndola de vuelta a la realidad.

- Chimuelo, hola – contestó con poco ánimo a los mimos del dragón - ¿Esta Hipo? – preguntó. El dragón asintió con entusiasmo y con un gesto la invitó a pasar.

- No te preocupes, realmente no tenía pensado venir aquí – dijo – será mejor que me marche.

Astrid se estaba dando media vuelta para irse, cuando el Furia Nocturna le bloqueo el paso y se quedó observándola detenidamente.

- ¿Qué sucede? – preguntó la chica, algo contrariada, mientras el dragón la olisqueaba. – no tengo comida, si es lo que buscas.

El dragón negó con la cabeza y luego con una extraña mueca, algo así como preocupación y curiosidad, ladeó la cabeza.

- Crees que me sucede algo – preguntó Astrid y para sorpresa de ella, el dragón asintió – Solo… bueno… es que… estaba pensando… - Astrid suspiro. Era un tema algo complicado. Pero si había alguien que podía ayudarla, ese era Hipo. Con un poco más de seguridad, Astrid se dio media vuelta y entró al hogar seguida de Chimuelo.

- ¿Esta arriba? – preguntó. Chimuelo asintió con su cabeza.

Astrid comenzó a avanzar lentamente. Al llegar casi al final de las escaleras llamó con suavidad a Hipo.

- ¿Astrid? Si, adelante – dijo Hipo desde dentro de su cuarto. Hipo se encontraba sentado frente a su escritorio haciendo algunas anotaciones en su cuaderno.

- Hola – saludó tímidamente la vikinga.

Hipo la miró con curiosidad.

- Hola – contestó el chico - ¿sucede algo? – preguntó al ver que Astrid tan quieta. Parecía como si quisiese decirle algo, pero no se atreviera.

- Nada, solo… quería verte – dijo Astrid mordiéndose el labio inferior en señal de nerviosismo. Hipo frunció el ceño. Eso no era normal. Astrid tímida, indecisa y nerviosa, todo en un mismo día…. Algo extraño estaba sucediendo.

- ¿Estas segura? – insistió el chico. Astrid dio un suspiro de resignación y se sentó en la cama del chico.

- Bueno, sucedió que esta tarde estaba entrenando con Brutilda – comenzó a contar – y conversamos… de …muchas cosas … y entre todas esas cosas… bueno… el punto es – dio un largo suspiro y continuó – el punto es que me puse a pensar sobre algo importante. Tú y yo somos muy distintos… y es algo curioso que… ya sabes… estemos juntos y todo eso.

A Hipo le costó un par de segundos procesar lo que Astrid le estaba contando. ¿Qué son diferentes? ¿Que como que están juntos? Esas no eran buenas frases. Un extraño escalofrió recorrió toda la espalda de Hipo. ¿Era posible que Astrid quisiese terminar con él?

- Astrid… ¿qué tratas de decirme? – preguntó lentamente Hipo al tiempo que se sentaba junto a la chica.

- Hipo… es que… tu y yo somos tan diferentes y…

- ¡Si, eso ya lo dijiste, continua! – exclamó el chico alterándose un poco. Ahora él estaba nervioso. Sumamente nervioso. La joven se sorprendió un poco con la reacción de Hipo.

- Lo que trato de decir es que …

- Quieres terminar conmigo – terminó Hipo por ella. Esta vez Astrid no solo se sorprendió, sino que casi se cayó de la cama por la impresión – ¿Es por alguien más? No, espera, no me digas. ¡Alto! Si, quiero saberlo, ¡No! No quiero, ¡Mejor si!, pero no se si podría manejarlo… mejor dime si lo conozco…. – Hipo comenzó un debate consigo mismo sobre lo que quería y no quería saber – ¿Es Patán, cierto? ¡Pero si solo es un tarado con grandes músculos! o tal vez es ¡Brutacio!... o tal vez es… - pero no pudo continuar, ya que los labios de Astrid no se lo permitieron.

- ¿Me vas a dejar continuar o vas a seguir sacando tus propias locas conclusiones? – preguntó Astrid una vez se hubo separado de Hipo. El chico asintió lentamente, aun algo aturdido por el beso, pero completamente tranquilo. Mientras ella no lo dejara, todo estaría bien.

- Bien – dijo la vikinga acomodándose nuevamente al lado de Hipo - ¿Por qué te gusto? – soltó de repente. Hipo parpadeo un par de veces.

- ¿Qué? – Hipo no estaba seguro de haber entendido bien la pregunta.

- Eso, ¿Por qué te gusto?, ¿Qué tengo de especial?...bueno… tu y yo somos tan distintos – comenzó a decir - y no es que me esté quejando, yo te quiero y eso no lo discuto – aclaró antes de continuar – solo me preguntaba ¿Cómo terminamos juntos, siendo tu blanco y yo negro? – preguntó finalmente.

Hipo la observó por unos instantes. ¿Sería todo un extraño sueño?

- ¿Te quedaras mirándome el resto del día o te dignarás a contestarme? – preguntó Astrid con disgusto cruzándose de brazos.

- Yo… bueno… - Hipo no estaba seguro de que contestar… o más bien, como contestar. Desde que tenía memoria recordaba estar enamorado de Astrid.

Era cierto que en un principio era solo una atracción física. Ella era la chica más hermosa de toda la isla, tal vez incluso de todo el mundo, era imposible no fijarse en ella. Pero con el tiempo y observándola detenidamente vio en ella coraje, valor, inteligencia, carácter entre muchas otras cosas. Era cierto que eran muy distintos, pero… eso era lo mejor de todo. Ella siempre lo estaba sorprendiendo… justo como en ese momento.

- Astrid… tu eres increíble… - comenzó a decir Hipo tratando de hacer a un lado su creciente nerviosismo – tu me apoyas en todo momento, siempre estas ahí cuando te necesito y saber que decirme…o bueno… saber como actuar. Me has enseñado mucho y estoy seguro que no hay nadie que pueda compararse contigo.

El corazón de Astrid se conmovió profundamente con esa declaración. Pero todavía tenía una espina atravesada que debía sacarse. Era ahora o nunca.

- Yo fui terrible contigo – dijo la joven vikinga en a penas un susurro – antes, yo jamás te apoye, ni te ayude, ni te trate bien… es más, creo que ni siquiera te dirigía la palabra.

- Pero logré llamar tu atención – dijo Hipo.

- Si, claro, luego de volverte mágicamente un domador de dragones – contesto Astrid – ¡yo tenía celos de ti! Por eso comencé a seguirte. Y luego conocí a Chimuelo – dijo esto último con una sonrisa en su rostro– no tienes idea de la sorpresa que me lleve cuando descubrí que era tu amigo. Creo que ese fue el momento en que comencé ver al verdadero Hipo.

- ¿Y quien es el verdadero Hipo? – preguntó el chico.

- Es un chico maravilloso, inteligente, creativo, soñador, algo distraído y evidentemente torpe, pero todo eso lo hace aun más tierno – contesto Astrid acercándose un poco más a Hipo.

- ¿Tierno? – cuestionó Hipo con el ceño fruncido levemente - ¿qué tiene eso de vikingo? – exclamó.

Astrid rio con entusiasmo.

- Brutilda me preguntó lo mismo.

- Seguramente porque los vikingos son muchas cosas, pero "tierno" no es una de ellas – comentó el chico alzando una ceja.

- Pues tú lo eres – contesto la rubia vikinga acariciando el rostro de Hipo – y además tú jamás le has guardado rencor a nadie.

Ni a ella, ni a su padre, ni al pueblo. A pesar de todos los años de soledad que le hicieron pasar.

- Fue difícil, pero cuando por fin logre llamar la atención de todos, me di cuenta que fue por mi mismo, no por intentar aparentar algo que no fui nunca y nunca lo sería. Y ustedes me aceptaron. Tú me aceptaste.

- Solo necesitaba algo más de esto en mi vida – dijo la joven señalándolo con ambas manos.

Ambos sonrieron mirándose fijamente. Hipo se acercó un poco más a Astrid acortando así la distancia entre sus rostros.

- ¿Aun tienes dudas sobre mi que resolver? – susurró el chico casi sobre los labios de Astrid.

Astrid sintió un exquisito cosquilleo en la boca del estomago al sentir el aliento de Hipo sobre sus labios.

- Te amo – dijo ella luego de unos segundos. Hipo sonrió y eliminando por completo la distancia que los separaba, la beso. Fue algo lento, largo y dulce. Perfecto en todo sentido.

- Yo también te amo – dijo Hipo separándose un poco de Astrid – y no me importa si eres totalmente diferente a mi. Creo que incluso, eso lo hace todo mejor.

La joven rubia vikinga sonrió. Ella también creía lo mismo. Y si el resto no lo veía así, ¿Qué más daba? ¿Qué importaba si nadie los comprendía? Ellos se amaban y nada, ni nadie sobre la tierra o fuera de esta cambiaría sus sentimientos.

Con sus virtudes y defectos. Cada uno, el complemento del otro. Él, blanco, ella, negro.


¿Que tal? ¿Valio la pena la espera? ¿Cumplo o supero espectativas? ¿Pudo ser mejor? Estoy realmente ansiosa por saber si les gustó o no. Ojala que si. Me esmeré harto. Quise que fuera profundo y que respondiera a algo que yo creo q todos nos preguntamos alguna vez. ¿Son diferentes, como estan juntos?¿Y como Hipo la perdono a ella y a todos tan facilmente? entre otras. Espero haber respondido bien.

Para mi, las cosas fueron asi, como las describi.

Y bueno, esto salio a raiz de unos fanfic (creo q todos en ingles) que leí hace bastante tiempo en donde tocaban estos temas, pero en ellos Hipo o se iba de Berk o se molestaba mucho con todos y cambiaba completamente de como era y cosas así.

Muchos saludos a todos y espero volver a saber de ustedes cuando vuelva a traer otra historia de HTTYD, xq pienso seguir escribiendo (no se librarán de mi tan facilmente XXXDDD)

Gracias a todos de antemano y un gran saludo

ATTE

VEDDARTHA