Bienvenidos a un nuevo capitulo de mi fanfic.
Antes de comenzar a leer les informo que este capitulo tiene acompañamiento musical en varias partes, opcional claro está. Cuando vean este simbolo "ooo" busquen en youtube "Michael jackson - Billie Jean". Luego "Michael Jackson - Beat it" (desde el minuto 3:09) y por ultimo "Coldplay - see you soon (version de tres minutos)".
Sin otra cosa que decir, disfruten la lectura.
—Spike…
"¿Qué sucedió aquí?"
"Ellas… se fueron…"
—Spike…
"Vamos a recuperar Ponyville y Canterlot, aunque sea lo último que haga"
"Déjame modificar tu traje, lo convertiré en una verdadera armadura de batalla"
—Spike… no.
"Entréganos la armadura y no destruiremos este pueblucho"
"¿Por qué se aprovechan de la ausencia de las princesas?"
—¡Spike!
La madrugada de miércoles en el ático se vio interrumpida por el grito de Twilight que despertaba de su sueño, vale aclarar que aunque fueran juguetes, aun necesitaban sus noches de sueño reparador, como lo definía Rarity.
—¿Qué sucede cariño? —preguntó la modista.
—Volví a soñar con Spike, que corría un gran peligro y que estaba peleando por Ponyville y con lo que parecía un poni gigante vestido con armadura.
—Debes estar nerviosa porque esta es nuestra última semana aquí querida —la respuesta no parecía calmar a la unicornio, quien denotaba cierta preocupación por su asistente número uno que estaba solo—. Descuida, Spike debe estar en la biblioteca manteniéndola en orden y ayudando con distintas tareas comunitarias para restaurar Ponyville. Nada arriesgado —aseguró Rarity.
—Tienes razón, tal vez sean estos nervios, será mejor que volvamos a dormir.
El aura de las unicornios cesó y la habitación se oscureció, dejando que la luna sea la única fuente de luz que entraba por una pequeña ventana circular en lo alto de la habitación.
XXX
Por la estación seca en verano, por las tormentas de nieve en invierno, por las hojas caídas de otoño, por las flores renacientes de primavera, por el tiempo que se esfumaba como el humo de un cigarro de una chica treintañera que paseaba por la avenida. Sea por lo que sea, el momento de volver a Equestria había llegado.
Dos años y medio pasaron desde que pisaron este extraño mundo, una ironía que estaba presente porque serian ellas quienes utilizarían un portal para regresar a su hogar en vez de los humanos. Para asegurar que nadie sospechara de sus actividades, dieron un margen de una semana para concluir con el plan. Una semana libre de preocupaciones, de relajación y por sobretodo, recompensa. Las ponis no planearon nada en esa semana, pero Richard era otra historia, estaba dispuesto a despedir a las ponis, brindándoles unos recuerdos que nunca olvidarían.
Applejack fue la primera quien recibió su "regalo", una visita a una granja de manzanas, con hectáreas y hectáreas de manzanos que estaban en su punto de cosecha. Con ayuda de Twilight, Applejack rompió su hechizo y volvió a ser una poni vaquera de tamaño completo, durante todo el día se la pasaron cosechando manzanas a base de patadas, aunque por poco tiempo, ya que los arboles de la tierra eran más duros y menos flexibles, por lo cual tuvieron que hacerlo a la manera antigua, pero no por ello menos gratificante para una poni que anhelaba el campo por sobre todas las cosas.
—Fue un lindo gesto lo que hiciste por mi terroncito, no tenias porque —decía Applejack, quien tomó un sorbo de sidra de manzana, recostada en un manzano.
—Era un deber hacia ustedes, se que extrañan su hogar y los tiempos antes de nuestra… intervención… y antes de que se vayan quería mostrarles aunque sea, un pedacito de su pasado aquí.
Sin más que decir, Applejack abrazó a Richard, este correspondió gustoso y sin dudarlo le dio un beso en la mejilla. Tal fue la sorpresa de Applejack que no vio cuando Richard le robó el sombrero y se ponía de pie.
—Se hace tarde, ¡una carrera hasta el auto!—exclamó el soldado poniéndose el sombrero.
Con una mirada y sonrisa desafiante, Applejack asintió, comenzando a correr acompañados de las luces el atardecer.
—Una cosa más Applejack, necesitaré que me ayudes con algo cuando volvamos a casa.
—Seré toda oídos.
Para Rarity tenía una cosa muy especial planeada. En la ciudad se presentaba un desfile internacional por primera vez y Richard aprovechó la oportunidad para comprar entradas en primera fila, justo al frente de la pasarela. El tema era "vestidos de medialuna", donde se presentaban atuendos formales de gala.
No hay que aclarar que la unicornio de melena y cola bien peinados estaba en su forma de juguete, aunque eso no la detuvo para alabar a las modelos que desfilaban esos diseños fantásticos. Tenía un brillo en los ojos, no se le notaba pero estaba allí.
Una vez finalizado el espectáculo, ambos regresaban a casa en el auto, Rarity no dejaba de hablar sobre lo maravilloso que fue.
—¡Esos vestidos eran simplemente fenomenales, el glamour, la iluminación, la pasarela, todo era reluciente, limpio y organizado… me sentí como en los viejos tiempo por unos instantes.
—Esa era mi intención, ya que ustedes volverán a Equestria en unos días, decidí que debían irse con un recuerdo agradable de este lugar.
—Y te lo agradezco mucho, estoy complacida y ten por seguro que nunca olvidaré este lugar o a ti.
El silencio reinó en el vehículo por unos segundos.
—Una cosa más Rarity, necesitare tu ayuda con una tarea pendiente.
—Cuenta conmigo querido, para lo que sea.
El hambre de Rainbow por volar era inimaginable, es por eso que durante cierto tiempo Richard aprendió a volar aeroplanos en secreto para poder darle su regalo sorpresa a Rainbow.
—Ahora Rainbow, abre los ojos.
La pegaso los abrió tímidamente, en frente de ella estaba el aeroplano, una pista de aterrizaje y un cielo inmaculadamente azul con nubes blancas como algodón.
—¿Qué significa esto? —preguntó confundida.
—Durante tu estancia aquí te prohibí que volaras para que nadie te descubriera —se puso unos lentes de aviador y una gorra—. Pero ahora que puedo volar esa cosa, y celebrando su partida a Equestria, podré seguirte el paso —le lanzó unos lentes como los que usaba en Equestria en su entrenamiento Wonderbolt—. Ven, es hora de volar.
Así, Richard encendió la avioneta, recorrió la pista y alzó vuelo, pero al darse cuenta que Rainbow no lo seguía, activó los altavoces y gritó a tierra.
—¡Vamos Rainbow, no seas tortuga! ¡¿No me digas que me dejarás ganar?!
Ese mensaje resonó en la cabeza multicolor de la pegaso, se puso los lentes, abrió sus alas y con un fuerte impulso, ascendió velozmente en vertical hasta alcanzar buena altitud, luego dio dos vueltas y voló para posicionarse al lado del avión.
Al notar la sonrisa de oreja a oreja de Rainbow, volvió a activar el altavoz para dejarle un último mensaje:
—¡Eres libre Rainbow, vuela con libertad, yo te veré desde aquí!
Con el viento que jugaba con su melena y esa revitalizante sensación de volar nuevamente se detuvo un momento y tomó carrera, superando la velocidad de la avioneta y comenzando un espectáculo de piruetas y trucos increíbles en el aire que duró toda la tarde. Richard descendió un par de veces para cargar combustible, pero Dashie no paraba ni para tomar agua siquiera, todo lo que le importaba era seguir en el aire el mayor tiempo posible, sabiendo que iba a acabar. Intentó dormir en las nubes pero estas tenían menos consistencias que las de Equestria y la terminaba traspasando.
Una vez en el auto, Rainbow no dejaba de agradecer a Richard.
—Gracias, gracias, gracias, ¡Eres tan incre-ible! —expresó su famosa frase con una de sus caritas más tiernas— Extrañaba la sensación de velocidad, la adrenalina, el viento en mi rostro —cada frase acompañada de un gesto increíble.
—Me alegro que te gustara, ahora necesito que me ayudes con una pequeña tarea.
—No hay problema soldado.
Dos horas de viaje, ese fue el tiempo que le tomó a Richard llegar a una de los parques nacionales más importantes del país, allí Fluttershy pasaría la tarde recorriendo el lugar, deleitándose con la flora y la fauna que le ofrecía, pero esa no es la única sorpresa que le tenía Richard.
—Bien Fluttershy ya llegamos, espero que te guste.
—Es muy amable de tu parte invitarme a este lugar, es hermoso —decía tímidamente.
—Yo no merezco el crédito por la idea.
—¿Entonces quien…?
Y por detrás de un árbol, Discord salió con un ramo de rosas y se lo entregó a la pegaso, quien presentaba un sonrojo por el acto repentino.
—Bien, tienen hasta las siete treinta para recorrer el lugar. Discord, te lo ruego, me costó mucho convencer a Celestia para que te dejara libre, no hagas ninguna de tus bromas.
—Te lo prometo, no haré nada indebido y por sobre todo, no dejaré que nadie nos vea.
—Bien, los esperaré, vayan y disfruten.
La pegaso estaba tan nerviosa y roja que no pudo responder más que asintiendo levemente, partiendo juntos al parque. Mientras se alejaban, Discord hizo que su cara apareciera por detrás de su cabeza y le susurró a Richard, quien no alcanzó a escuchar lo que decía pero pudo leer sus labios y entenderlo, "gracias".
Seguramente, la privacidad fue su más grande regalo, ya que el bosque era el único testigo de lo que ellos dos hicieron en ese lugar.
La feria del libro que se celebraba en la ciudad fue el escenario perfecto para llevar a Twilight juguete a dar un paseo, era un evento nacional que reunía gente de todos los estados, donde los autores más reconocidos del momento firmaban autógrafos y dirigían paneles sobre sus obras maestras. Para la unicornio era como estar en una dulcería de papel, historia e información. Pero estar rodeada de libros no era lo único que le apasionaba, el gesto de Richard para con la unicornio era algo que le recordaba el amor que sentía por él, amor no correspondido e imposible y sabia que si se iría, buscaría una última forma de regocijo.
—Richard, fue un placer para mí pasar el día contigo pero si no es mucha molestia, ¿Podríamos a un lugar más apartado? Me gustaría estar en mi forma poni más de la cuenta.
—No hay problema.
Ambos subieron al auto y se dirigieron a un lugar especial, una colina en los límites de la ciudad que era el mejor lugar para ver al atardecer.
Se acostaron en la base de un árbol y observaron el ritual del sol descender en frente de ellos. Twilight tomó todo el valor del mundo para pedirle el último favor.
—Richard…
—¿Qué sucede?
—¿Puedes sacar el último libro de la cuarta bolsa?
Algo confundido, sacó un libro de unas cincuenta páginas llamado "Poesía del corazón".
—¿Quieres leerlo antes de volver?
—N-no —respondió nerviosa—, me gustaría que t-tu me lo leyeras por mí.
Accedió gustoso, abriendo en la primera página y aclarándose la garganta.
En la pradera de tulipanes
Se encontraba una pareja
Que con una mirada de deseo
Se aventuraban a dar un paseo
En la pradera de tulipanes,
Rojas, amarillas y rosas
Adornaban el piso con colores y esencias
Acompañando su lento andar
El viento mecía las flores, un espectáculo sin igual
Bailaban ante la pareja con gracia y esplendor
Quienes se agarraban de la mano
Y cuyas mejillas se igualaban en rubor
La chica toma la iniciativa
Y le roba un beso a su amado
Quien puede ser todo menos lento
Le devuelve el gesto gustoso y sorprendido
Pues este es sólo un día normal
En un lugar que muchos describen como mágico,
La noche cae, el lugar se cierra, es hora de decir adiós
A la pradera de tulipanes.
Twilight se inspiró por las palabras que salían de la boca de Richard, de pronto los rayos de sol se hicieron mas cálidos en su interior.
—Continua…—dijo Twilight con los ojos cerrados, una sonrisa y con su rostro apuntando al atardecer.
Sin notar siquiera las verdaderas intenciones de Twilight, Richard prosiguió como si nada leyendo cada una de las poesías, sin saber que la unicornio lo estaba gozando internamente.
El tiempo pasó volando hasta que llegó al último poema del libro.
Imposible es una palabra de moda
Que muchos usan para limitar su capacidad
El amor se ha contagiado de esta enfermedad
Y ahora peligra su existencia en esta realidad
El amor es celoso
Es impredecible
Es egoísta
Pero no imposible
Sólo es imposible si tú lo haces así
Es verdad que apostar al corazón enamorado
Es un riesgo a perder
Pero que vale el esfuerzo si sales ganando
No dejes que ese sentimiento siga floreciendo sin control
Ya que se convertirá en una enredadera
Que terminara lastimando tu corazón
Dejándolo con cicatrices que nunca sanaran
Termina con el sufrimiento
Arriésgalo todo
Convierte la enredadera en una rosa
Que puedas regar a tu modo
Si te corresponde, amalo
Si te rechaza, supéralo
Ya que al final
El amor será, lo que tú decidas hacer con él.
—Bien, el libro fue cortito, es mejor que regresemos antes que anochezca… —decía Richard guardando el libro en la bolsa de compra— ¿Twilight?
La unicornio violeta estaba con los ojos cerrados, una tez sonrosada en su máxima expresión y una lagrima salvaje que recorría sus mejillas. De verdad, el último poema le había dado mucho que pensar.
—¿Qué sucede Twilight? ¿Por qué lloras?
Al instante abrió los ojos, se secó las lágrimas ante el rostro del humano mientras sollozaba débilmente. No podía evitarlo, al final de cuentas, no podía esconder la desdicha para siempre sin descargarse de vez en cuando, ¿Pero por que tenía que pasar en frente de él?
—N-no es nada, lloré porque es un hermoso poema y en cierto modo… me siento identificada con él —decía la unicornio derrotada.
Su corazón quería salirse de su pecho, sus ojos se abrieron en par por la sorpresa, por el calor, por el atardecer, por haber recibido un abrazo reconfortante de Richard que intentaba consolarla.
—No soy bueno para estas cosas. Espero que logres solucionar tus problemas al volver a Equestria —susurraba Richard al oído de Twilight.
Estuvieron así un largo rato hasta que la unicornio deshizo el abrazo.
—Lo haré. Gracias por este día Richard.
—No tienes que agradecer. Ahora volvamos a casa, necesitaré que me ayudes con algo cuando lleguemos.
—No hay problema.
Se subieron al auto y emprendieron la vuelta a casa.
«¿Y qué sucede si mis problemas se quedan aquí y no los puedo enfrentar?» pensaba Twilight mirando el ultimo rastro de sol ocultarse por la ventanilla.
La semana pasó volando para nuestras ponis y para desgracia de Richard, no tenía tiempo para complacer a cada poni bajo su responsabilidad. Es por eso que decidió dejar a Pinkie al final, así mataba dos pájaros de un tiro.
Con ayuda de todas sus amigas, alquilaron un salón en un lugar apartado de la ciudad, lo decoraron con adornos de serpentinas, luces, rehiletes, piñatas y cojinetes, con postres de azúcar, bastoncillos, helados, bananas y salsa parrillas, taparon las ventanas con papeles de diario para mayor seguridad, sin olvidar sus juegos favoritos como ponle la cola al poni. Contrataron un DJ que instalaría el equipo y permanecería en una habitación aparte para no descubrir el secreto, aunque Celestia tenía un hechizo de amnesia preparado pero era mejor no arriesgarse.
Todos los ponis esperaban dentro del salón con las luces apagadas, mientras que Richard llevaba a Pinkie hacia el lugar con los ojos vendados.
—¿A dónde me llevas Richard? —luego de no escuchar respuesta del humano, Pinkie empezó a sacar conclusiones— ¡¿Me darás un regalo como el que le diste a las chicas verdad?! ¡¿Es un cañón de fiestas, un dirigible, otro perro Spike, una paleta gigante, un cocodrilo bebé como mi mascota Gummy, una piñata rellena con nubes de algodón de azúcar que arrojan leche con chocolate, una Play Station 3?!
—¿Qué cosa? Pinkie, eso ni siquiera existe —aclaró Richard.
—Por ahora —decía efusivamente.
—Bueno, no es nada de eso, no seas impaciente, ya falta poco.
En ese momento, razonó la propuesta de las chicas de taparle la boca también, no era una mala idea después de todo.
Una vez estacionado el auto, bajaron y Richard guio a Pinkie hasta el complejo, ingresando lentamente. El silencio era sepulcral, todos esperaban a que la poni rosa se quitara la venda de los ojos.
—¿Richard que sucede, donde estás?
Se sacó la venda y las luces se encendieron de repente, dejando ver el ambiente adornado, junto con todos los ponis que se ocultaban bajo el manto de oscuridad gritaron un fuerte "¡Sorpresa!" que sorprendió de sobremanera a Pinkie.
—¿Q-que es todo esto?
—¡Es una fiesta sorpresa para ti Pinkie! —exclamaba Applejack que se acercaba con las demás.
—¿P-para mi? ¿P-pero por q-que? —preguntaba nerviosa, sin poder creerlo en verdad.
—Quería despedirlas de la mejor manera —dijo Richard, apareciendo con dos vasos de ponche con pajillas—. Ya que este es su último día aquí, decidí brindarles a todos aquí la oportunidad de festejar por adelantado de que regresarán a Equestria.
Le ofreció un vaso de ponche a la poni, esta se acercó lentamente y tomó unos sorbos. Sus pupilas de encogieron mientras la felicidad invadía cada rincón de su cuerpo y llegaba a su pelo, que como un globo que se llenaba de aire en un milisegundo, se infló, quedando tan enrulado como siempre lo tuvo, volviendo a la normalidad.
Tomando por sorpresa a Richard, Pinkie se abalanzó sobre él, quedando ella encima dándole muchos besos cariñosos en sus mejillas, nariz y frente. Todos disfrutaban la escena, incluso Twilight quien dejó escapar una risilla.
—Esto es lo más divertido y dulce que alguien haya hecho para mi alguna vez… gracias —finalizó dándole un beso en la nariz y abrazándolo en el suelo— ¡¿Y qué estamos esperando?! ¡Que comience la fiesta!
Así, la música comenzó a sonar y para las ponis era como volver al pasado, al menos para los más viejos. La música disco era un viejo icono de Equestria, que se bailaba toda las noches en las discotecas, pero esa época pasó. La música ochentera estaba iniciando en la tierra aunque ya tenía buenos referentes para entonces. Celestia, Luna y los soldados más veteranos del ejercito equestriano sobreviviente sacaban brillo a la pista de baile, los demás sólo bailaban acorde al ritmo.
—Recuerda, no salgas de esta habitación por lo que más quieras —decía Richard al DJ que controlaba todo desde otra habitación.
—¿Pero como sabré si todo funciona correctamente si estoy encerrado aquí?—preguntó el joven.
—Yo te lo haré saber no te preocupes, si necesitas algo toca la puerta y espera que te respondan del otro lado, pero no salgas por ningún motivo ¿Entendiste?
—Está bien viejo, no saldré de aquí, espero que la paga valga la pena.
—Si haces caso de lo que te digo, juro que valdrá la pena, sino no verás ni un centavo —concluyó saliendo de la habitación y uniéndose a las ponis en la pista de baile.
Richard demostraba saber unos pasos de baile para su edad, eso sacaba sonrisas a las ponis que admiraban su forma de bailar. Pinkie fue la que más rápido aprendió los pasos tanto de las princesas como de Rick, bailando sobre toda superficie plana que encontraba, incluyendo el techo.
Algunos ponis devoraban los bocadillos de la fiesta, otros descansaban en la silla y hablaban de lo que harían una vez que regresasen a Equestria y el júbilo de la noche hizo de las suyas, la fiesta estaba llegando a su fin.
Las princesas se acercaron a Richard para pedirle un favor.
—Richard, tu fiesta fue muy divertida, me preguntaba si por la casualidad podrías poner un tema que mi hermana y yo ansiamos.
—Me alegro que les haya gustado, pero sería demasiada coincidencia que existiera ese mismo tema aquí, aunque no pierdo nada preguntándole al DJ.
La princesa Celestia susurró el nombre de la canción en su oído.
—Bien, haré que apaguen las luces cuando empiece la música, estén preparadas —dijo Richard saliendo de la pista de baile.
—Hermana, no estoy segura de esto, ¿Y si no recuerdo la coreografía? ¿Y si el traje ya no me queda? ¿Y si…?
—No tienes de que preocuparte Luna —silenció Celestia a su preocupada hermana—, ahora ve a tu posición. Cerremos esta fiesta con broche de oro.
Así, cada una se fue a un extremo opuesto de la pista de baile, esperando que las luces se apagaran.
ooo
La oscuridad invadió de repente y la canción que tanto ansiaban comenzó a sonar, rápidamente una chispa dorada comenzó a girar alrededor de la punta del cuerno de Celestia, lo mismo pasaba con Luna. Al llegar al suelo un brillo dorado y azul oscuro cegó a todos, dejando como resultado a una Celestia vestida con una chaqueta de cuero negra, acompañado de una camisa blanca con un moño amarillo, esta sostenía una moneda con su magia mientras que la hacía girar en el aire.
Ingresó caminando en dos patas a la pista de baile al ritmo de la canción, aunque a mitad de tiempo. Cada paso iluminaba una baldosa de color dorado. Luego arrojó la moneda hacia Richard que logró atraparla en el aire y por arte de magia empezó a brillar, cambiando su modesto traje por uno blanco en su totalidad, con unos zapatos también blancos con puntas y tacos negros. Esté quedó con los ojos abiertos por el truco.
Luna hizo su aparición desde el otro rincón de la misma manera y con la misma chaqueta de cuero negra, sólo que llevaba puesta una camisa negra con un moño rojo que resaltaba y una moneda envuelta en su característica aura azul que giraba en el aire. Antes de llegar con Celestia arrojó la moneda a Twilight, esta la detuvo con su magia y al igual que con Richard, su cuerpo brilló y un vestido de gala negro con detalles en morado con terminaciones brillosas apareció de repente, deslumbrando a las mane 6.
Ambas princesas se miraron a la cara e hicieron una coreografía elaborada en perfecta sincronía con el estribillo, parecían espejos por la igualdad de movimientos.
ooo
Al finalizar el estribillo, chocaron cascos como si estuvieran peleando y el sonido estridente cambió la música. Luego Luna y Celestia llevaron los cascos enfrentados a un lado y un poni espectador los ató con una cuerda, seguido de una batalla de cuernos brillantes entre las monarcas como si estuvieran peleando con espadas mientras un grupo de ponis bailarines seguían el "combate" de cerca con unos pasos de baile, hasta que Pinkie apareció por detrás y las detuvo, ella llevaba una chaqueta roja arremangada con una remera sicodélica de muchos colores. Desató a las princesas y comenzó a bailar con unos movimientos muy similares a los del video musical, sin dudarlo la siguieron al igual que los demás ponis que se fueron juntando en el fondo, formando una gran numero musical digno de Broadway. Concluyeron con un estrepitoso final, quedando las hermanas enfrentadas de espaldas con una mirada triunfal y Pinkie con los cascos cruzados en frente de todos.
Los aplausos no se hicieron esperar de partes de los espectadores que quedaron asombrados por la muestra artística de las princesas y la poni rosa.
Luego de esa última canción movida de la noche era hora de finalizar la fiesta con un tema lento y formal. Las mane 6 no se hicieron rogar y aceptaron las invitaciones de los soldados sementales para bailar, excepto Twilight quien estaba sentada en una de las mesas al lado de Richard, ambos observaban la escena romántica en frente de ellos. Discretamente la unicornio miraba de reojo al humano vestido de blanco. Le resultaba muy atractivo.
—Te mueves muy bien en la pista de baile —alagaba el pegaso que bailaba con Pinkie.
—Gracias, fue algo improvisado pero salió mejor de lo que esperaba —respondía siguiéndole el paso elocuente de sus pasos.
Al girar pudo ver como Richard y Twilight estaban sentados sin hacer nada. Una idea picarona cruzó por su cabeza.
—¿Podrías ayudarme con algo? —preguntó Pinkie.
—Lo que sea por ti preciosa.
Alagada, le susurró el plan que llevarían a cabo para darle una última alegría a Twilight.
Al terminar, ambos rompieron su pose de dos patas y se acercaron a la mesa, el pegaso hacia Twilight y Pinkie con Richard.
—¡Vamos soldado, no seas tan amargado y ven a bailar! —exclamó Pinkie.
—No lo sé Pinkie, bailar lento no es mi fuerte, prefiero quedarme aquí y uoooh —no pudo terminar la oración al ser jalado a la pista de baile por la poni rosa.
—¿Le gustaría bailar esta pieza conmigo? —preguntó el pegaso a Twilight, quien estaba muy ocupada celando a Richard con la mirada.
—¿Ah? Oh sí, claro —respondió fugaz.
Ambos se dispusieron a bailar con su respectiva pareja. Richard trataba de coordinar sus pasos con los de la poni rosa, aprendía lentamente pero no había tiempo para una lección completa, debía poner en juego su treta con Twilight. El pegaso no le importaba en lo mas mínimo que Twilight estuviera mirando hacia cualquier lado menos a él, ya que era parte del plan de Pinkie. Era obvio a quien estaba buscando con la mirada.
—Suerte —dijo Pinkie a Richard.
—¿Suerte? ¿Suerte para qué?
Y sin darle tiempo a nada, Pinkie y el pegaso coordinaron sus movimientos de baile para acercarse entre sí e intercambiar parejas. Richard y Twilight se miraron desconcertados.
—¿Pinkie qué rayos…? —preguntaba nerviosa la unicornio.
Su única respuesta fue un guiño de ojo hacia la "pareja"
Parada en sus patas traseras, Twilight llegaba hasta el pecho de Richard, siéndole imposible dejar de mirarlo a los ojos mientras este la sostenía con ambas manos con firmeza para que pudiera sostenerse en dos patas. En ese momento, sus trajes opuestos parecían combinar perfectamente.
Twilight rió nerviosa y con una cálida sonrisa, Richard comenzó a guiar el baile lo mejor que podía con lo poco que había aprendido hace unos momentos.
—¿Richard…? —preguntó extasiada Twilight.
—Si Twilight.
—¿Podría apoyarme en tu pecho?
—No hay problema… Y Twilight, te ves hermosa esta noche.
Con un sonrojo y una sonrisa sin igual, Twilight se regocijó de los latidos cardiacos de Richard como si de un masaje se tratara. El tiempo transcurría con mayor lentitud y sin apuros, en ese momento mágico que la unicornio no quería que acabase nunca.
XXX
Con todo empacado, los ponis estaban listos para irse. La batería de camión estaba en el suelo, justo en el centro de la arboleda acompañados de un único testigo, la luna llena. Los cables de electricidad estaban fusionados a todos los arboles provenientes del bosque Everfree en espera de la transferencia de magia.
—¿Están seguras que no se olvidan a nadie? —preguntó Richard.
—Completamente, tenemos a todos aquí, incluso a las figuras de madera de los que vamos a resucitar —contestó Twilight.
—¿Y que harás con tu hermano?
Twilight se puso cabizbaja por unos momentos. A su alrededor, sus amigas, las princesas y los demás se alistaban para el viaje.
—Estoy segura que mi H.M.M.A.P.S está bien y a salvo, no necesito de este hechizo para volver a verlo.
La seguridad en las palabras de Twilight era evidente.
—¡¿Todos los ponis listo para el viaje?! —gritó Celestia.
Todos gritaron un estridente "¡sí!" al aire.
—Twilight, Luna, Discord, ayúdenme a manipular la magia de la batería cuando esta tenga magia. Los demás escojan un árbol con cable y esperen mi señal para patearlo.
Todos corrieron a su posición a esperar la señal.
—¿Que llevas allí? —preguntó Rainbow.
—Con esto le voy a dar al árbol, no tengo tanta fuerza como algunas de ustedes así que algo de ayuda me viene bien —respondió Richard sosteniendo un mazo de construcción.
—Debilucho —dijo en voz baja.
—¡Prepárense y… golpeen! —ordenó Celestia.
Los arboles retumbaron y la magia recorrió un fragmento de los cables y se detuvo.
—¡Otra vez!
Y otra vez los arboles se sacudieron y la magia en ellos recorrió un largo tramo hasta detenerse.
Así estuvieron hasta que en el séptimo intento los cables restantes llevaron la magia hacia la batería, que empezó a brillar de un color verdoso.
—¡Ahora disparen su magia, debemos ser capaces de manipular esa magia misteriosa!
Las tres yeguas dispararon su magia formando una tromba triple que impactó en la batería, quien comenzó a emanar luz de distintos colores. Después de intensos minutos, el sudor y el cansancio se hacía presente.
—Nos falta poco pero… necesitamos algo más… Discord pon más esfuerzo de tu… ¿Discord? —preguntó Celestia al no ver al espíritu del caos disparando su magia.
Y su rabia se hizo evidente al verlo asando una salchicha en una varilla usando la batería como fuente de calor.
—¡¿Discord, que estás haciendo?! —grito furiosa la monarca del sol.
—Discúlpame Celestia, pero sabes que me gusta la carne término medio —respondió tranquilo mientras apretaba la salchicha para comprobar si ya estaba lista.
—¡Discord! —exclamó Twilight furiosa.
—Está bien, está bien —dijo teletransportándose al lado de las ponis y disparando.
Y así pasaron más minutos hasta que:
—Creo que… lo tengo… ¡Lo tengo! —exclamo de alegría Twilight.
En ese instante, la batería se partió en dos y una esfera del tamaño de una pelota de futbol salió de su interior, esta cambiaba sus colores intermitentemente.
—¿Eso es el portal? —preguntó dudosa Rainbow.
Algo fatigada Twilight respondió:
—En esencia si, sólo déjame manipularlo…
Con ayuda de su magia, Twilight convirtió esa esfera en un rectángulo de gran tamaño que dejó en el suelo.
—Bien, ¡Ahora todos pónganse sobre la plataforma y prepárense para el viaje! —ordenó Twilight.
Todos los ponis se alienaron sobre el rectángulo, quedando las princesas al frente, los elementos atrás de ellas y los demás al fondo.
ooo
Era tiempo de despedirse junto a frescos vientos de la noche.
—Fue un placer que cuidaras de nosotras y nos hicieras tus huéspedes, jamás podremos recompensártelo como te lo mereces —Celestia fue la primera en hablar.
—Más que un deber fue un placer para mi princesa, no tiene que agradecerme.
—Aun así, gracias —insistió y luego le dio un abrazo que casi hace caer a Richard, quien pudo corresponderle luego de estabilizarse.
—Agradecemos de todo corazón que hayas salvado a Equestria y que pasaras por tantos riesgos para que nosotras podamos volver, ¿Seguro que no quieres venir con nosotras? —propuso Twilight, que parecía más una súplica de su corazón.
—Me encantaría, pero tengo una vida hecha aquí, además no importa lo que hagan conmigo, nunca seré un poni y esa realidad me golpearía en la cara todos los días. De verdad lo siento.
—Descuida no hay problema —mintió, tragándose toda la tristeza consigo.
—Humano Richard, no importa que tu vida se extinga en este mundo, siempre serás recordado en el nuestro como un héroe, un campeón, una leyenda de los libros de historia, cuyo legado trascenderá la barrera de las generaciones e inspirará al cambio en Equestria —dijo la princesa Luna en forma de discurso.
—Es un honor princesa Luna —agradeció las palabras de Luna con reverencia.
—¡Oye humano! —exclamó Rainbow— ¡Espero que no olvides la vez que te vencí en vencidas frente a todos!
—¡Ya te dije que ese día estaba resfriado!
—Si si, lo que te haga sentir mejor Richard.
Se dieron un abrazo de despedida.
—Gracias por traer a mi hermano de vuelta vaquero —agradeció Applejack.
—¿A qué te refieres con eso?
—La princesa nos explicó cómo era la mecánica del hechizo y sólo se podía realizar por medio de un viaje entre dimensiones o mundos, aun no tengo claro la diferencia, y esta fue la ocasión perfecta para ello. Significa que gracias a tu ayuda podemos traer a un puñado de ponis que murieron en esta guerra, entre ellos a la alcaldesa, mi hermano, Derpy y unos cuantos más.
—Pero si no hubiera sido por nuestra invasión no tendrían que... —Applejack le tapó la boca con un gentil toque de cascos, seguido de un abrazo.
—No cargues con toda la culpa terroncito, ya saldaste tu parte al ayudarnos a nosotras, vive el resto de tu vida sin culpa.
La siguiente en hablar fue Rarity, quien se precipitó sobre Richard sin dudarlo.
—Oh Richard querido, estoy muy agradecida por todos los detalles que tuviste conmigo, digo con nosotras, pero en especial conmigo, nunca olvidaré las pasarelas, la moda, el glamour, las revistas y los paseos al centro comercial. Nunca te olvidaré —concluyó con un beso en la mejilla lo que le dejó una marca de lápiz labial color lavanda.
Fluttershy se acercó tímidamente al humano.
—Yo lamento…—casi susurraba para sí misma— yo lamento…
Intentaba decirlo, pero simplemente no podía, hasta que Richard acaricio su mentón de forma cariñosa.
—Yo lamento haberte golpeado de esa manera en la cueva, y sé que no merezco tu perdón después de todo lo que hiciste por nosotras y-y-y.
—No hay nada que perdonar Fluttershy, sé porque lo hiciste y te comprendo. Todo fue muy difícil para ti y viste en mí una oportunidad para desquitarte. Un ser tan frágil y cariñoso como tú no debería sufrir este tipo de tormentos —explicó Richard.
Con lágrimas en los ojos, Fluttershy buscó refugio en los brazos de Richard, sollozando en la remera blanca que llevaba puesta en ese momento.
—¿Qué sucede Pinkie? Pareces apenada o avergonzada.
—Avergonzada sería el termino correcto.
—¿Pero por qué?
—¿Recuerdas cuando en la cueva te dije que eras la primera cosa que odiaba con todo mi ser? Bueno, ahora eres mi mejor amigo humano y siempre te tendré en mi corazón pero no sé exactamente como decírtelo…—explicó a súper velocidad— Oh espera, fue más fácil de lo que pensaba —dijo con una risilla.
En efecto, nadie podía estar enojado con una poni tan alegre como ella, y menos después de ese abrazo.
—Nunca te olvidaré Richard, siempre tendrás un lugar en mi corazón.
Esas fueron las únicas palabras de Twilight para Richard, y es que no había nada más que decir, o al menos, no ahora.
—Yo tampoco te olvidaré, y no te preocupes, se que se resolverán los problemas con ese semental.
—¿Cuál semental? —inquirió intrigada.
—Me imaginé que tenias problemas con algún macho cuando te leí esos poemas de amor y bueno, ten fe y todo se resolverá tarde o temprano.
—¡¿No lo entiendes?! ¡La verdad es…! —Pero se detuvo al último instante al recordar lo leído en esa revista— La verdad es… que me enamoré de alguien cuyo amor nunca podrá ser, además no tengo las agallas como para enfrentarlo.
Las demás se conmovieron por esa escena de amor imposible, Pinkie lloraba a cantaros sin poder creer realmente lo que sucedía, y nadie se metía o ayudaba por hacer la Pinkie promesa de guardar el secreto.
Se dieron el ultimo abrazo y Richard le obsequió algo que la unicornio atesoraría el resto de sus días. Un beso en la mejilla. Ahora sabía de lo que hablaba Spike cuando dijo que nunca iba a volver a lavarse la mejilla cuando Rarity le dio ese beso hace mucho tiempo ya.
Celestia, con una lágrima de tristeza, puso las figuras de madera de los ponis en la plataforma cubriéndolos con un brillo del hechizo de resurrección.
—Estamos listos para partir —dijo Celestia.
Todos se pusieron nerviosos y ansiosos por el viaje. Sin nada más que decir Twilight hizo brillar su cuerno y de los lados del rectángulo se levantaron paredes hasta cubrir la cabeza de Discord, cerrándose y brillando con tanta intensidad que ya no se distinguían las figuras de los ponis del interior.
—¡Jamás las olvidaré, haré todo lo posible para que su legado llegue a su máxima expresión!
Ese cubo dorado se convirtió nuevamente en esa esfera pequeña, que se empezó a elevar hacia el firmamento nocturno, iluminando las nubes que adornaban la luna y en el punto más alto explotó, por unos segundos parecía de día pero rápidamente la oscuridad volvió a cubrir el paisaje.
Las ponis habían regresado a Equestria.
Alertado por la posibilidad de que los militares fueran a aparecer, Richard cortó todos los cables de los arboles de raíz para no dejar evidencias, pensando que la batería sería inútil la dejó donde estaba, cargó lo demás en su auto y partió a su casa para deshacerse de la evidencia. Mientras regresaba a su hogar, una sensación de vacío lo aquejaba.
Tanto silencio. Spike lo recibió como de costumbre con mucho afecto y cariño, pero faltaba la calidez que sólo sus huéspedes de otro mundo podían brindar. Sus pensamientos fueron interrumpidos por los ladridos de su perro que le pedía que lo siguiera hasta el ático, sin más que hacer lo siguió.
Una pequeña nota colgaba de la cuerda que daba acceso a ático, Richard la tomó y la leyó:
Querido Richard:
Te dejamos una pequeña sorpresa para asegurarnos de que no nos olvides.
Sin firma ni nada abrió el ático y allí había una caja con una pequeña leyenda escrita:
M.L.P
Prosiguió a abrirla y se llevó una gran sorpresa. Dentro de la caja había replicas exactas de las ponis en su forma de juguetes. Una boba sonrisa se formó en rostro por el regalo que le habían hecho.
«Es un hecho, jamás las olvidaré» pensó mientras abrazaba la caja con unos recuerdos que permanecerán consigo durante el resto de su vida.
XXX
Han pasado veintisiete años desde la partida de las ponis y la vida de Richard pasó rápida y monótona, sus sobrinas, y las hijas iban a su casa de vez en cuando a jugar con las ponis que se hicieron populares en el ámbito infantil. Terminó siendo un abuelo buena onda, aunque nunca haya encontrado a esa persona especial con quien compartir su vida, tenía a sus sobrinos que eran todo para él.
Bonnie Zacherle lo mantuvo informado de todos los acontecimientos relacionados a My Little Pony, los juguetes que salían, la serie y películas que se estrenaron en su honor, y todas las generaciones que pasaron por la televisión, en la cual Richard quería aportar con historias y personajes pero era rechazado en la formación de ideas, llegando a odiar la serie de televisión por no ser fieles a la verdadera historia y sus protagonistas.
En 2009 recibió una llamada de Bonnie informándole que se iba a realizar una cuarta generación de My Little Pony. Al principio Richard iba a rechazar la idea de involucrarse nuevamente en la franquicia luego de todos los rechazos, pero Bonnie le presionaba para que se reuniera con la nueva encargada de producción, una tal Lauren Faust, decía que ella era diferente a los demás y que prometía mucho en su ámbito. Sabiendo que no podía hacerla cambiar de opinión le dijo derrotado, que pactara un encuentro con ella.
Las oficinas de Hasbro fue el lugar escogido por Lauren, quien despejó su agenda laboral para tener una charla con Richard, aunque no tenía idea de quién era ese señor, Bonnie le insistió que debía hablar con él.
Los años habían marcado su huella en Richard, a sus 69 años presentaba arrugas características, un cabello blanco en su totalidad y una movilidad reducida, usaba un bastón negro con punta de goma blanca para transitar por la ciudad a pie, vestido con una camisa blanca, un pantalón vaquero marrón y unos zapados de igual color se presentó en las oficinas, tocando la puerta con su bastón para llamar la atención.
—¡Está abierto! —exclamaron desde adentro.
Richard abrió la puerta y saludó.
—Buenos días, ¿Es usted Lauren Faust? —preguntó con una voz senil.
—Sí, y usted debe ser el señor Senedor, pase tome asiento.
—Permiso.
Tomó asiento y Lauren comenzó con la conversación.
—Tengo entendido que usted tiene algo para decirme, Bonnie ya me contó de su visita y digamos que por estos pasillos también es conocido —dijo Lauren.
—En efecto señorita, me ha llegado información que usted es la encargada de hacer una nueva generación de My Little Pony para la televisión y quisiera darle unos cuantos consejos.
—¿Consejos? Discúlpeme pero, ¿Que puede saber usted sobre una franquicia de ponis que será televisada? —preguntó arrogante.
—Tiene razón, no sé nada sobre la empresa o la franquicia siquiera, pero hace muchos años ayudé a la señorita Zacherle para crear My Little Pony y así lograr un cambio, ahora me presento ante usted para proponerle una idea fresca que renovará el programa. Pero si no quiere mi ayuda lo entenderé, ya me han rechazado muchas veces y una mas no me hará daño. Que tenga buenos días —dijo Richard a punto de pararse.
—¡Espere! No fue mi intención ser tan descortés, es sólo que cuando Bonnie me contó sobre usted no podía creerlo en primer lugar. Mi negación fue producto de la admiración que sentía por los primeros juguetes de la línea, solía jugar con ellos casi todo el tiempo cuando era pequeña —dijo apenada en modo de disculpa—. Pero me encantaría escuchar su propuesta.
Con una sonrisa, Richard sacó la figura de Twilight de su bolso, la cual se conservó en perfectas condiciones hasta esos días.
—Ella es Twilight Sparkle —dijo poniéndola en la mesa frente a ella—, es la estudiante numero uno de la princesa Celestia, es organizada, inteligente, humilde, estudiosa, amable, un poco antisocial y la mejor unicornio mágica de toda Equestria. A veces se pone un poco ansiosa e impaciente cuando la situación la sobrepasa pero siempre contará con el apoyo de sus amigas.
—¿Amigas? ¿Ósea que hay más?
—Mucho mas, mire ella es Applejack…
Y durante un rato siguió presentando a todos los juguetes que durante más de dos años convivieron con él, claro sin decirle el verdadero paradero militar ni nada de eso.
—Me ha presentado muchos ponis, cada uno diferente al anterior, ¿Cómo es que se le ocurrió todo esto? —preguntó Lauren impactada.
—Digamos que, imagino a estas ponis en su propio mundo y así vuela mi imaginación —mintió Richard.
—¿Y qué quiere que haga con esto señor Senedor?
—Quiero que utilice estos juguetes y haga un programa con ellos, estoy seguro que será todo un éxito.
—Pero estos juguetes seguros tienen copyright, no puedo simplemente usarlos sin consecuencias.
—En realidad, los juguetes los hice yo y puedo darle el permiso de utilizarlos en su serie, incluso producirlos en masa para su venta. Sólo necesito que usted me confirme.
Lauren analizó la situación por unos instantes, no todos los días un desconocido aparecía en su oficina con una oportunidad como esta. Pero había algo en la expresión de Richard que le generaba confianza a la joven, tal vez fue su serenidad, no lo sabe, pero algo la impulsó a confiar plenamente en él.
—Está bien señor, yo me encargaré de que esto llegue a la televisión como usted lo desea, además tengo contactos en la parte de juguetes que me pueden ayudar a producirlos. Sólo déjeme sacarles unas fotos.
Con una cámara digital sacó una gran tanda de fotos a las ponis en diferentes poses para mandarlas a la fábrica.
—Tengo una cosa más que entregarle señorita Faust—dijo Richard entregándole un cuaderno con tapa de cuero negro.
Lauren algo curiosa lo abrió, leyendo la primera oración de una página al azar.
—"La magia de la amistad"… ¿Qué es esto? —preguntó mientras daba una leída rápida al resto del cuaderno.
—Es todo lo que necesita para poder darle sentido a los personajes, descripciones, puntos fuertes y débiles, incluso anécdotas personales. Además cuenta con una historia cronológica de los sucesos más importantes, aunque no es necesario que los siga al pie de la letra.
—¿Usted escribió todo esto?
Richard le respondió con un guiño, el cual fue suficiente para ella.
—Qué bueno que me da libertad para modificar la historia, desde que era pequeña he soñado con mil y unas aventuras que involucraban ponis —comentó con una risilla infantil.
—Sólo le pido una cosa a cambio.
—Lo que sea señor Senedor.
—No me de crédito por esto, no quiero que mi nombre figure en ningún lado de esta compañía o proyecto de juguetes, televisión, nada.
—¿Pero por qué? —cuestionó Lauren.
—Son cosas personales, pero se lo ruego, no quiero el crédito por esto.
—Está bien, está bien, si es tan importante para usted no lo haré, pero recibirá un pago de recompensa por su idea.
—De ninguna manera voy a...
Lauren le dio un alto con un gesto amable de su mano.
—Bonnie me advirtió que trataría de disuadirme de agradecerle monetariamente, sólo le diré que le pagaré por sus servicios sin importar lo que diga.
«Sin dudas es especial Bonnie, e igual de terca que tu» pensó Richard mirando a Lauren.
—Parece que nada de lo que diga la hará cambiar de opinión, así que es mejor que me retire, puede quedarse con el libro, tengo el original en casa —dijo Richard guardando los juguetes en la mochila que trajo.
—Fue un placer tenerlo en mi oficina señor Senedor, y no se preocupe, cuidaré muy bien de los ponis en este libro.
—Ah, y una cosa más. Usted nunca habló conmigo ¿Entendió?
—Disculpe pero, ¿Qué se le ofrece señor desconocido? —respondió con una sonrisa.
—Adiós Lauren —concluyó Richard saliendo de su oficina.
«Salió mejor de lo que esperaba».
Mientras tanto en la oficina, Lauren quedó viendo el cuaderno y las fotos.
«La magia de la amistad… veamos de que se trata…» pensó abriendo el cuaderno y disponiéndose a leer.
XXX
La histeria por el fin del mundo del año 2012 era una de las tantas temáticas que preocupaban a la población, bueno, no a todos.
Por una de las sendas de la ciudad, se veía a un señor caminar a punta de su bastón hacia una reunión con alguien a quien pensaba que no volvería a ver desde su último encuentro.
Pero no sólo era feliz por eso, desde hace algún tiempo ha disfrutado los frutos de su reunión con Lauren, un programa llamado My Little Pony: Friendship Is Magic era transmitido por el canal The Hub, que por mera casualidad, recreaba a la perfección lo que eran las ponis que Richard había conocido, incluso las voces eran las mismas. Todas las veces que podía, sintonizaba el programa y disfrutaba de las alocadas aventuras de todas sus amigas.
Richard mantuvo contacto telefónico con Lauren durante toda la primera temporada de emisión, luego de eso le llegó el rumor de que había renunciado, aunque otras personas tenían otras teorías y ninguna llegó a ser lo suficientemente fuerte para sostenerse. Intentó varias veces comunicarse con ella después de eso pero nunca le devolvió la llamada.
Llegó al restaurante que la carta indicaba y se sentó en una de las mesas de afuera, el mozo amablemente le ofreció algo para tomar pero lo rechazó, prefiriendo esperar a que llegara uno de sus pocos amigos que había trascendido la barrera del tiempo.
—Veo que no has cambiado en nada, capitán.
Richard se sorprendió por la forma en que lo llamó, pero así pudo reconocer de quien se trataba.
—Han pasado muchos años Samuel —saludó Richard levantándose y dándole un abrazo.
Ambos se sentaron en la mesa y pidieron un café. La conversación no tardó en comenzar.
—Dime Samuel, ¿Qué tal tu vida? Ya sabes, luego de lo que pasó.
—Regresé a mi casa con mi esposa y mi hijo e invertí en una mueblería con lo de la indemnización, fuera de eso viví lo suficiente para ver a mi hijo graduarse de la universidad y ahora disfruto el resto de mis días. ¿Y tú esposa como se encuentra? —preguntó Samuel.
—No tengo esposa, nunca pude encontrar a esa persona que me complemente —dijo tranquilamente sin notarse triste.
—Perdón por mencionarlo, no era mi intención.
—No tienes porque disculparte —tomó un sorbo de café—, ¿Supongo que ya sabes cómo resultó todo?
—Sí, algunos de los soldados que sobrevivieron me dieron la noticia, es una lástima por ellos…—respondió mordiendo la medialuna que acompañaba el café.
—¿A qué te refieres? —inquirió sorprendido.
—Bueno… de los cien que sobrevivieron, la gran mayoría se suicidaron por motivos psicológicos y decidí ya no seguir en contacto con los demás. Siento mucha tristeza por ellos aunque no fueran cercanos a mí.
Un viento frio acompañó ese delicado ambiente, haciéndolos sentir incómodos.
—Pero me gustaría escuchar las cosas que sucedieron desde tu perspectiva, escuché que te secuestraron los ponis y de milagro lograste regresar a la base antes de esa explosión que los trajo de vuelta, ¿Cómo se sintió estar cautivo? —preguntó curioso Samuel.
Había algo en su tono de voz y en sus expresiones faciales que le resultaban sospechosas, pero pronto la frase que le dijo antes de partir cruzó por su cabeza:
"Es algo perturbante descubrir que peleas para los malos, cuando desde pequeños nos inculcaron que siempre hay que luchar por el bien y la justicia"
Si no fuera por él, probablemente no hubiera ido a por las ponis y las cosas serian diferentes ahora. Samuel se merecía la verdad.
—Bueno, en realidad no estuve cautivo…—dijo nerviosamente Richard.
Samuel inquirió con su mirada.
—Bueno, en realidad, la historia es larga… verás…
Y durante poco más de hora y media, Richard le explicó en detalle a Samuel de todo lo que le sucedió en la base, en el refugio, en la batalla y en su propia casa con lujo de detalles. Samuel no se inmutaba en lo más mínimo ante el relato de su compañero y sólo abría la boca para hacer alguna pregunta ocasional. Un patrón raro en Samuel era acomodarse la camisa o rascarse el pecho, se justificó diciendo que era por su alergia.
Luego de terminar su café y su relato, ambos se pararon y Samuel acompañó a Richard a casa. Para llegar más rápido, tomaron un atajo a través de un callejón, como era media tarde no era peligroso en absoluto, o eso creía Richard hasta que en medio de su andar vio a dos hombres con trajes negros parados al final del callejón.
—Esto tiene mala pinta, demos la vuelta mejor.
Pero para su sorpresa, otros dos sujetos se le aparecieron por atrás y los detuvieron a ambos. Intentaron forcejear pero no había caso, estaban acorralados por cuatro hombres desconocidos.
Uno de ellos sacó una identificación e inició la conversación.
—Soy el agente Frank Morrison de la agencia de seguridad nacional (NSA), queda detenido por conspiración en contra de los humanos.
—¡¿A dónde me llevan?! —preguntó nervioso.
—Mientras más rápido coopere, más rápido podremos terminar con esto. Por cierto, buen trabajo Corner, considera borrados tus cargos de conspiración —dijo Frank.
Richard no lo podía creer, la única persona en quien confió su secreto y que lo ayudó en aquella ocasión resultó ser una herramienta de los militares para capturarlo. Como si nada pasara, Samuel metió su mano por dentro de su camisa y sacó un micrófono que utilizó para grabar toda la conversación.
—Samuel… ¿Cómo es que fuiste capaz de algo así? —preguntó desconcertado.
—Lo siento Richard… pero esta es la única forma de vivir en paz el resto de mis días, lo siento mucho capitán —dijo Samuel arrojando el micrófono al suelo y alejándose de la escena como si nada.
Con algo de esfuerzo llevaron a Richard a un vehículo negro que estaba estacionado en frente, lo subieron y emprendió un viaje a quien sabe dónde.
XXX
Era una sala de interrogatorio como las de la televisión, con una mesa gris en el centro, un espejo de una sola dirección en una de las paredes y un hombre sentado en frente de Richard, en silencio, esperando que dijera algo en su defensa.
—De acuerdo, si tú no vas a hablar lo haré yo —dijo Frank.
Sacó un expediente que estaba debajo de la mesa.
—Richard Senedor, nacido en el año 1940 en una pequeña ciudad de los Estados Unidos, te criaste con tus dos hermanos, tu mamá y tu papá hasta la adolescencia, te uniste al ejército después de ayudar a tu familia a salir de una crisis económica luego del fallecimiento de tu padre. Continuaste con tu profesión hasta el rango de capitán y luego fuiste llamado para el proyecto de invasión a Equestria. Bla bla bla, vida aburrida, vida aburrida y llegamos hasta el día de hoy, donde te acusamos de tantas cosas que tardaríamos horas en describirlas a todas —azotó el expediente de Richard en la mesa—. Veamos, no nos interesa saber porque, ni como, ni nada de eso. Por eso dejaremos que nos preguntes lo que quieras antes de proceder con lo nuestro.
—¿Cómo me descubrieron? —preguntó cabizbajo y derrotado.
—Buena pregunta —dijo Frank dando vuelta su silla y sentándose, apoyando los brazos en el respaldar—. Para empezar, todo comenzó hace muchos años cuando ocurrió un gran espectáculo de luces en el nuevo parque, al llegar no descubrimos nada fuera de lo normal excepto una batería de camión partida en dos la cual recogimos para nuestra investigación…
—¿Investigación? —preguntó Richard— ¿Eso significa que…?
—Exacto, aunque haya pasado tantos años el gobierno aun está interesado en ese mundo de ponis multicolores que tiene tanto para ofrecernos, pero ese no es nuestro asunto. Como le iba diciendo, empezamos a investigar a los sobrevivientes y descubrimos que en esa ciudad sólo había dos, el capitán Samuel Corner y usted, con lo cual empezamos un trabajo de espionaje.
Frank se levantó y le ofreció un vaso de agua a Richard, este se negó. Continuó su discurso caminando alrededor de la habitación.
—Debo reconocer que todo su miedo y paranoia estaba justificado señor Senedor, siempre le seguimos la pista en todas sus monótonas actividades, y por poco estábamos por rendirnos cuando hace dos años exactamente arrojó involuntariamente una pista, su reunión con la señorita Lauren Faust.
Richard quedó con los ojos abiertos, impactado por la declaración.
—¡¿Qué le hizo a la señorita Lauren?! —exclamó furioso.
—¡Silencio! —gritó Frank golpeando la mesa, aunque tuviera esos lentes de marco negro y no fuera atlético, el agente sabía cómo intimidar a los demás— No se preocupe, ella está bien, claro que no recuerda mucho del interrogatorio que le hicimos —dijo con una risilla, esto hacia hervir la sangre de Richard—. Al principio no creímos que su pequeña reunión tuviera importancia, pero cuando en octubre de 2010 se estrenó una serie, con ponis que tenían un gran parecido a los que los veteranos enfrentaron alguna vez se nos hizo tremendamente sospechoso y durante la primera temporada de su emisión estuvimos vigilando pero nada irrelevante pasó. Claro que para asegurarnos tuvimos que intervenir ¿Te has preguntado porque tu amiguita pelirroja no te devolvió las llamadas? Pues, intervinimos en Hasbro e hicimos que renunciara por su propia cuenta, ya sabes por seguridad.
El silencio reinó unos momentos mientras el agente se miraba al espejo.
—Pero aun no teníamos las suficientes pruebas para detenerte, así que usamos a Samuel para eso, prometiéndole limpiar su expediente de toda mancha y aceptó gustoso nuestra propuesta y después sabes lo que pasó.
Tenía razón, todo este tiempo tenía razón, los militares estaban detrás de su rastro y gracias a él una persona inocente perdió su trabajo forzadamente. Una renovada sensación de culpa y miedo lo invadía.
—¿Q-que harán c-conmigo ahora? —inquirió con un nudo en su garganta.
—¡Me alegra que lo preguntes! Verás, a tu edad la cárcel no es la mejor opción, y matarte aquí y ahora sólo generarían preguntas que queremos evitar —respondió poniéndose detrás de él—, así que ideamos algo a mediano plazo para lavarnos las manos. Muchachos procedan.
Con una seña, dos médicos entraron a la habitación mientras Frank sostenía a Richard para inmovilizarlo. Estos sacaron una jeringa con un extraño líquido y se lo inyectaron por el brazo derecho. Luego guardaron la jeringa en una bolsita de plástico sellada y se retiraron del lugar. Todo en cuestión de segundos.
Richard sentía el dolor de la aguja y la sangre manchaba su camisa blanca sin saber lo que estaba pasando.
—Dato curioso, ¿Sabías que las farmacéuticas tienen muestras de enfermedades conocidas en los laboratorios para desarrollar una cura? ¿No? Pues ahora lo sabes, y como un extra, allí es el punto de inicio de las armas biológicas. Lo que te inyectamos es una solución de muerte lenta, por decirlo vulgarmente, la cual te va degenerando lentamente y para cuando pase un mes, serás carne de ataúd.
Richard estaba desconcertado.
—¡Oh vamos, arriba esos ánimos, es hora de volver a casa! Tienes que aprovechar el mes que te queda —dijo Frank dándole unas palmadas en la espalda y ayudándole a levantarse.
El auto lo dejó afuera de su vivienda. Richard se bajó del vehículo y se quedó observando su casa.
—¡Y recuerde, no intente ir a los hospitales, no encontrarán la cura antes de su deceso! —gritó Frank desde la ventanilla del auto.
Enojado, dio media vuelta y golpeó el parabrisas trasero con su bastón, quebrándolo sin llegar a romperlo. Sin dudarlo el auto se fue rápidamente dejando a Richard solo, temeroso de su pronta muerte, analizando todas las acciones que lo llevaron hasta ese momento.
Luego de diez minutos, ingresó a su vivienda. Fría. Desolada. Subiendo las escaleras hacia su habitación su mente se llenaba de recuerdos que eran rápidamente contrarrestados por su fecha de caducidad inminente.
Se dejó caer en su cama, con ropa y todo cerró sus ojos, esperando que una siesta acomodara sus pensamientos.
XXX
—Hoy estamos reunidos aquí, para despedir a un gran hombre, amigo y vecino. Mi hermano, Richard Senedor.
Dios vestía de negro, todos en ese lugar lo hacían. Era lo menos que podían hacer para despedirlo. Hace un mes nadie se imaginaba que alguien tan sano como Richard enfermaría tan rápidamente hasta su deceso, nadie lo imaginaba, nadie.
—Richard era un hombre capaz de cumplir sus objetivos cueste lo que cueste, como todo ser humano, tenía sus momentos de debilidad, pero siempre se ponía de pie dispuesto a continuar —dijo Sam.
Las primeras dos semanas luego de su encuentro estuvo encerrado en su casa sin dejar que lo visiten, dejando que su salud se deteriorase poco a poco, empezando con reducir su movilidad, los dolores de articulaciones y huesos eran constantes y cada vez más fuertes. Durante ese tiempo leyó unos libros, ojeo unos viejos álbumes de fotos y por sobre todo, limpiaba los juguetes de las ponis mientras repasaba algunos capítulos de la historia de ellas.
Al cabo de esas dos semanas, se levantó como pudo y recorrió la ciudad infinidad de veces para comprar cosas y hacer trámites. Entre las cosas extravagantes que hizo estaba comprar un vestido de gala de un diseñador famoso internacional a un precio descomunal, muchos tomos de enciclopedias de saberes generales y específicos, un avión de combate F-117 Nighthawk a escala, semillas de manzanos y revelar algunas fotos antiguas de cuando Spike aun estaba con vida. Pero esas cosas no eran para su disfrute, al contrario, guardó todas esas cosas en una caja y con un marcador lo rotuló con el nombre de "EQ", también había guardado el libro de poemas que Twilight olvidó llevar consigo el día de su partida.
—Su madre y hermana aquí presentes están demasiado tristes por la noticia que no quieren la palabra, pero me dijeron que fue un hijo devoto y un hermano sin igual, quien siempre estuvo dispuesto a todo por verlas sonreír y prosperar en esta vida que le tocó vivir, llena de buenos y malos momentos —continuo Sam con el discurso.
Su madre y su hermana estaban destrozadas, lloraban a cantaros por la muerte de su ser querido. En la funeraria estaban sus familiares más cercanos, los pocos amigos que le quedaban y miembros del ejército estadounidense.
Un señor mayor, de baja estatura y robusto estaba sentado en la última fila con la cabeza cabizbaja, el sombrero negro tapaba sus ojos que no se atrevían a ver el ataúd, no después de lo que le hizo.
Luego de cumplir con su cometido, Richard quiso averiguar más sobre Lauren Faust, pero como no era muy allegado con el internet y la computación, pidió ayuda a su sobrino nieto quien era experto en esas cosas.
Con respecto a su enfermedad las cosas iban empeorando, sus articulaciones y huesos le dolían, ahora debía transportarse por sillas de ruedas, sus órganos internos empezaron a fallar paulatinamente, dolores de cabeza, vómitos y diarrea, repentinos dolores de corazón, dificultad para respirar, tics nerviosos y demás. Su hermano, hermana y sobrino nieto iban a su casa a cuidarlo.
Mientras le pedía información de Lauren Faust, Rick, el sobrino nieto, tuvo curiosidad y le preguntó a Richard si sabía que eran los bronies, el ex soldado negó rotundamente saber algo de eso. Y así durante dos días le mostró en forma resumida lo que era esa enorme sub cultura del internet que nació en base al popular programa llamado My Little Pony Friendship Is Magic. En ese momento algo hizo clic en la cabeza de Richard, descubrió que su lucha y su muerte no eran en vano ya que el legado de las ponis ya no le pertenecía a Richard, sino a cada uno de los bronies que dedicaban su tiempo y talento para homenajearlas. Aunque no supieran la verdad de todo este asunto, su devoción hacia ellas era igual o incluso mayor que la suya. El viejo Richard tuvo una radiante sonrisa el resto de sus días.
Luego de terminar su discurso, los familiares y amigos de Richard se acercaron para verlo por última vez y, en algunos casos, dedicarle unas últimas palabras personales ya que después procederían con el proceso de cremación.
El misterioso señor fue el último en acercarse al cuerpo, juntó mucho valor para mirar a Richard a la cara y descubrir, con asombro, que a pesar de haber contribuido a su muerte, este sonreía como si estuviera inmerso en un sueño maravilloso.
—En toda historia de héroes tiene que haber un villano… tú fuiste un gran héroe Richard —las lagrimas se hacían presentes—. Lamentó haber sido el villano de la obra… de verdad lo siento —sollozaba sin más que decir, arrepentido.
Las palabras se acabaron, las lágrimas se derramaron. Era hora de la cremación.
El daño físico en Richard se estaba notando, cada vez más flaco con los huesos marcados en su piel, su movilidad era casi nula y sus ataques eran cada vez más frecuentes. Literalmente, su última semana de vida fue una agonía.
Con su última gota de esfuerzo escribió una carta, en la cual describió su reciente descubrimiento acerca de los bronies y un resumen de su vida. Una carilla de la hoja fue más que suficiente. Le pidió un favor a su primo para que lo llevara hasta el parque a la medianoche, y como gesto de última voluntad aceptó.
Una vez que ambos llegaron al lugar que Richard le indicó, este le pidió que le trajera una rama delgada de cualquiera de los arboles de la periferia.
—Escucha Fred, lo que veas aquí no se lo cuentes a nadie, ¿Entendiste mocoso?
Fred asintió.
Con un encendedor que guardaba en su bolsillo, Richard encendió la punta de la rama, la cual en vez de tener la llama roja era verde, esto sorprendió a Fred. Sacó la carta que había escrito y la acercó al fuego.
—Ten, cuando veas que este por consumirse, arrójala hacia arriba —dijo Richard entregándole el manuscrito en llamas.
Esperó unos segundos a que el fuego llegara hasta la mitad de la carta y la arrojó hacia arriba, en ese instante la carta se consumió en una espiral verdosa que permaneció girando en el aire hasta que desapareció sin dejar rastro. Fred no lo podía creer.
Mientras caminaban devuelta al auto, Richard le preguntó.
—¿De qué color son los rayos de luz de la luna llena? Me olvide de preguntarles a ellas cuando estaban aquí.
Fred miró hacia arriba y efectivamente, era noche de luna llena, pero no supo que responderle y prefirió guardar silencio mientras caminaban por esa fresca noche.
Lentamente el ataúd hecho especialmente con madera del parque, a pedido de Richard, ingresó al horno de incineración junto con una caja de la misma madera que contenía todas las cosas que fue juntando durante el último mes. Dos horas más tarde y luego de aplastar los huesos de Richard con una pala, las cenizas ya estaban listas para ser entregadas a la familia, pero para su asombro, no había rastros de las cosas en el interior de la caja, como si se hubieran esfumado en el aire durante el proceso.
En la noche de su deceso, Richard dejó una nota en su mesita de noche con sus últimos caprichos, como hacer un ataúd con la madera de los arboles del nuevo parque y que todas las cosas en la caja de nombre "EQ" fueran puestas en otra caja con la misma madera y que sea incinerada junto con él. Muchos consideraron un desperdicio lo que hacía pero no se opusieron ante su última voluntad.
«Fue una buena vida y todo gracias a ustedes chicas… nunca me arrepentí de ninguna de mis acciones para con ustedes… y lo volvería a hacer si tuviera… la oportunidad».
Ese fue su último pensamiento antes que su corazón dejara de luchar por su supervivencia y terminase con su sufrimiento. Con una sonrisa como firma de su pensamiento.
Lo que nadie notó en la funeraria fue que una especie de fuego verde salió de la chimenea y recorrió la ciudad volando por el aire con un curso fijo. Una vez que llegó al parque este rotó estático en espiral durante aproximadamente dos minutos para luego desaparecer completamente. La secuencia era igual a cuando Spike enviaba cartas a la princesa Celestia.
XXX
—¿Estoy en el cielo?
Fue la pregunta de Richard al observar el panorama del lugar donde se encontraba. Un lugar dorado con manchas blancas como si se tratasen de pincelazos de un artista dinámico.
Sus dolores y molestias cesaron. Era una sensación agradable sentirse aliviado después de mucho tiempo.
—Con que tú eres el famoso Richard Senedor, es un placer conocerte —dijo una voz femenina, parecida a la de un ángel.
—¿San Pedro? Creí que eras un poco más… masculino.
La voz misteriosa y celestial sólo respondió con una risilla.
—Eres igual a como te describieron, sin dudas eres a quien estaba esperando.
—¿Este es el cielo o el infierno?
—Este lugar no es ninguno de los dos, y no conozco a ese San Pedro del quien hablas —respondió la voz femenina.
—¡¿Entonces es el purgatorio?! ¡Oh Dios mío, juró que no dejé nada pendiente en el otro mundo, por favor, ábreme las puertas del paraíso, oh poderoso Ra! —exclamó nervioso.
—Tranquilo… tranquilo —dijo arrulladoramente, como si tratase con un bebé—. No tienes que temer.
—¿Pero dónde me encuentro? —preguntó Richard.
—Pronto lo sabrás, pero primero respóndeme algo… ¿Richard, o mejor dicho Brave Rick, quieres volver a ver a las ponis en Equestria?
FIN.
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Esta historia continúa en "Iron Spike: El dragón de hierro"
Y hasta aqui llego el fanfic señores, espero que les haya gustado.
Como vieron, este capitulo fue muy especial a la hora de escribirlo, espero que ustedes mis lectores hayan sentido lo mismo al leerlo. Realmente no tengo mas que decir.
Y en este apartado, doy las gracias a los reviews en el capitulo anterior por parte de:
FoxOxidian: Como viste, ataron todos los cabos sueltos de forma tragica.
Sg91: Se que Bonnie no es muy alabada en el fandom, y para serte sincero, eso de incluir a Bonnie fue de ultimo momento, pero me alegra que te haya gustado.
String99: Gracias por tus palabras, eres el primero que me considera genio, el resto sólo se limita a decirme super estrella (? nah mentira xD, y para encontrar buenos fics sólo es cuestion de buscar y encontraras.
Invitado: Gracias y perdoname pero no entendi tu referencia a Pinkie Pie
: Otro que se desveló para leer mi fic, cuanta devocion ^^ y si, me gusta escribir con calma tambien por eso tardo tanto.
Jazz Garland x2: Realmente desconozco si alguien se reira de los pocos chistes y escenas gracias que pongo en el fanfic, no soy muy gracioso en la vida real, asi que tu review me confirmó que hago reir al menos a uno. Si sabía que Applejack era la unica de las ponis que conservan su nombre original, por eso es la unica que Richard presentó con nombre. Y si, lee todo antes de comentar, por algo pongo esta seccion en negritas para que los lean xD.
Rado: Espero que tus ansias hayan sido satisfechas y si, yo tambien espero llegar ^^
x-Diamond-Dancer-x: Te juro que es la primera vez que alguien dice que mi historia es inspiradora, y me alegro por vos de que haya sido asi y que retomes el camino a tu fanfic, lo peor que puedes hacer es dejar tirado en un rincon a tu fanfic, ya que todos merecen al menos ser acabados. Suerte con tu regreso! y gracias por tu apoyo.
En este espacio, voy a responder los reviews dejados luego de finalizar el fic, por parte de:
DIOS DE LA NADAx2: Tampoco era un que secreto el final, pero gracias por comentar.
FoxOxidianx2: Entonces yo cumplí con mi deber de escritor, hacer que el lector sea capaz de recrear lo leído sin problemas, gracias ^^.
DanMaster x4: Otra persona que leyó de corrido el fanfic, que emoción!
valantil: Gracias ^^
Gonzalo Vergara wolfito7: Gracias ^^
Dannyesaix2: Muchas palabras hacen llorar a Exelion :,D
Sg91x2: Agradezco tus palabras y me alegro que te haya gustado.
X-Diamond-Dancer-Xx2: Con que feelings Eh? Cry, cry my son! (?
Charly Ryn: Muchas gracias por tu comentario, me alegra saber que alguien de Taringa haya seguido la historia.
Jules knox x2: Muchas gracias por tu comentario, lastima que no hayas podido seguirme en mis otros trabajos.
String99: Gracias por tu comentario. Realmente me alegra que te haya gustado, es una lastima no haberte visto en el resto de la cuatrilogia.
Maggiemiky: Gracias por tu comentario.
Unser .dejesus: Gracias por tu comentario.
Pierotaku: Gracias por tu comentario. Con que hayas dejado aunque sea un review diciendo que te gustó la historia me conformo, me alegra escuchar que hiciste muchos amigos y tal vez una novia, espero que eso ultimo se te haya cumplido.
Angel Diaz: Gracias por tu comentario. Saludos desde Argentina.
soulnova: Gracias por tu comentario.
Nahuelvera2 x4: Gracias por tus multiples comentarios. Lamentablemente, el crossover con naruto ya no se encuentra entre mis planes.
Si este fanfic sigue recibiendo reviews, los iré respondiendo.
Recuerden, si les gustó el fanfic dejen un review y compartanlo con sus amigos, si tienen alguna duda pueden mandarme un MP, no muerdo, tambien pueden darle like a la pagina de facebook "Exelion fanfiction" para estar enterados de avances y otras cosas, link en mi perfil o pueden buscarlo por fb.
Hasta la proxima, se despide, Exelion.