Llevaba toda la vida preparándose para ser primera bailarina y finalmente lo había conseguido. Y ahora parecía que sus sueños habían cambiado y estaba dispuesta a trastocar su mundo. Pero ¿y si en realidad sus sueños nunca hubiesen sido aquellos? ¿Podría dejar escapar su felicidad sólo para hacer realidad sueños ajenos?
DISCLAIMER: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.
SUEÑOS AJENOS
PRÓLOGO
- Renée insiste en que nos vayamos a Londres – murmuró tumbada boca abajo con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados
- ¿Espera que dejes el instituto? Sólo te quedan dos años
Edward, desnudo a su lado, se apoyaba en el codo mientras su mano jugaba con los rizos color chocolate que caían sobre la espalda desnuda de Bella.
- Sabes que para mi madre el instituto es sólo un complemento – explicó resignada
- ¿Qué vas a hacer? – preguntó claramente acongojado – No puedes irte, princesa, no puedes...
- No quiero irme. Intento retrasarlo. Dentro de poco más de un año cumpliré 18, entonces no podrá obligarme.
- Por favor, mi amor – rogó recostándose sobre la alfombra junto a ella – No puedo imaginarme perderte, Bella. Este es mi último año de instituto, pero podrías venirte conmigo cuando me vaya a la universidad. Aplicaré para Columbia y para la Universidad de Nueva York. Nos iremos juntos a Nueva York para que acabes tu último año de instituto allí. Por favor, Bella, no te vayas a Londres.
- No quiero ir, Edward, pero ella está convencida. Además Garrett la apoya. Él cree que puedo entrar fácilmente al Royal Ballet.
- Odio a ese tipo
- Es el mejor en lo suyo y mi madre le adora. Sabe que es quien mejor puede enseñarme todo sobre ballet.
- Pues que baile él si es el mejor – se quejó su novio
- Lo haría si pudiera. Tuvo que dejarlo por su lesión de rodilla. De no haber sido así seguiría bailando y sería la primera figura, estoy segura.
- ¿Quieres ser bailarina, Bella? – preguntó con pena – ¿Tú quieres serlo? ¿O es sólo porque tu madre y Garrett lo quieren? ¿Qué pasa con tus ganas de escribir?
- No lo sé, Edward. Voy a clases de ballet desde que cumplí 4. Llevo doce años haciéndolo. Supongo que es para lo que me he preparado toda la vida. Y lo de escribir... qué sé yo... ni siquiera estoy segura de servir para eso. Supongo que debería dedicarme a bailar.
- Así, sin más – dijo con fastidio – Tu madre lo desea, tu manager lo desea y tú te has preparado para ello. No te importa dejar lo que tenemos, ¿verdad?
- ¿Qué dices, Edward? Te amo más que a cualquier otra cosa en el mundo. Tú eres mi vida y no me importa dejar de bailar para estar contigo. Es sólo que no sé qué más hacer para evitar que Renée se salga con la suya – aseguró y se movió para recostarse sobre el cuerpo desnudo de su novio.
Bella y Edward salían juntos desde hacía ya un año, pero Renée, la madre de Bella, estaba completamente en desacuerdo con esa relación, por lo que debían mantenerla bastante oculta.
Era sencillo estar juntos durante el curso escolar, ya que podían verse en el instituto, pero desde que las clases habían acabado, era más difícil.
Pero este fin de semana, para celebrar el cumpleaños número 18 de Edward, que había sido la semana anterior, le había dicho a su madre que se iría el fin de semana con su amiga Angela Weber.
Edward había pedido a sus padres la llave de la cabaña que tenían en la playa de La Push, a escasos 30 minutos de Forks, y había llevado a su novia a pasar el fin de semana.
Habían llegado la noche anterior y al día siguiente tenían previsto volver, pero tenían por delante toda la noche del sábado.
Bella había preparado la cena y después de cenar se habían tumbado sobre la alfombra frente a la chimenea.
La desgastada edición de Cumbres Borrascosas de Bella había sido descartada cuando Edward comenzó a recitarle al oído el diálogo de Heathcliff
– "¡Quédate conmigo para siempre, toma cualquier forma, vuélveme loco! Pero, ¡Por favor! ¡No me dejes en este abismo donde no puedo hallarte!" – recitó mientras bajaba sus labios besando su cuello – "¡Oh, dios mío! ¿Cómo decírtelo? ¡Yo no puedo vivir sin mi vida!... ¡Yo no puedo vivir sin mi alma!" – continuó mientras bajaba la cremallera trasera del vestido de Bella
- Veo que ya lo has memorizado tú también – sonrió ella alejando su libro y girándose para quedar frente a él
- Simple curiosidad sobre qué es lo que tanto te gusta de ese libro – confesó recostándose sobre ella antes de desnudarla
Le había hecho el amor con la ternura y la pasión de saberse su primer y único hombre.
Dormitaban enredados frente al fuego cuando escucharon el ruido de neumáticos en la gravilla del camino de entrada.
- ¿Quién es? – preguntó Bella somnolienta sentándose en el suelo
- No lo sé – confesó mientras se calzaba sus vaqueros – Iré a ver
Voces clamando se escucharon del otro lado de la puerta. Edward no había hecho más que ponerse de pie cuando la puerta de entrada de la cabaña se abrió violentamente golpeando la pared.
Carlisle, Renée y Garrett Pace estaban allí.
Bella se levantó detrás de Edward envuelta en una sábana.
- ¡Isabella! – gritó su madre furiosa – ¿Qué crees que estás haciendo?
- Cálmate, Renée – dijo Edward empujando suavemente a Bella tras de sí para ocultarla de las miradas de los recién llegados
- ¡Y tú, niñato, aléjate de mi hija! – dijo señalándolo con un dedo amenazante – ¡Vístete, Isabella, ahora mismo! Nos vamos de aquí.
- No voy a irme a ninguna parte – espetó la chica desafiante
- ¿Ah, no? Claro que vendrás conmigo. Eres menor de edad. Vas a venirte conmigo ahora mismo. No voy a permitir que arruines tu vida y tu carrera.
- Calmémonos un poco, Renée – pidió Carlisle intentando apaciguar a la acalorada mujer
- ¡Tú cállate, Carlisle! Ocúpate mejor de educar a tus hijos. Déjame a mí encargarme de mi hija. ¡Vístete ya, Isabella! – repitió a voz en grito
- Ya la has oído, Bella no va a ninguna parte – replicó Edward
- ¿Ah, no? ¿Y quién va a impedírmelo? ¿Tú?
- Ella no quiere ir contigo.
La mujer se acercó al chico amenazante.
- ¿Y quién me prohibirá llevármela?
- Mamá... – pidió Bella temblando
- Isabella, vístete ahora mismo si no quieres ver a tu noviecito en prisión.
- ¿Qué estás diciendo, Renée? – inquirió Carlisle con preocupación
- Mi hija es menor de edad, Carlisle – le contestó sin quitar la vista del rostro pálido de la chica – Tu hijo ya ha cumplido la mayoría. Y en este momento tengo testigos que pueden confirmar haber visto a tu hijo aprovechándose sexualmente de mi hija
- No se estaba aprovechando de mí – discutió Bella
- Eres menor de edad – sentenció su madre – Vístete ahora mismo si no quieres que este chico pase la noche y quién sabe cuánto tiempo más en la estación de policía.
Bella buscó su ropa sin soltar la sábana que la cubría y entre lágrimas se vistió, mientras su madre y su novio se enfrentaban en un duelo de miradas.
Cuando se hubo vestido quiso pasar al lado de Edward pero éste la detuvo.
- Bells, princesa, no tienes que ir con ella – rogó tomando su rostro entre las manos
- Debo hacerlo, Edward – susurró bajando la mirada
- No, Bells, no te vayas
- Lo siento, Edward – dijo cuando su madre la cogió por su antebrazo y tiró de ella hacia la puerta
- ¡Bella, no! – gritó el chico intentando ir tras ella, pero su padre lo detuvo – Te amo, Bella – gritó entre lágrimas
- Te amo, Edward – murmuró la chica desde la puerta
La vio subirse al coche de su profesor de danza junto a su madre.
El rostro lloroso de Bella detrás del cristal de la ventana del coche lo acompañaría siempre.
Bella y su madre dejaron Forks al día siguiente y ya nunca más supo de ella.
Aquí el primer capi de este nuevo fic.
Espero que les guste. De momento intentaré publicar en los días de La Heredera, pero nada es seguro, ya que me quda mucho por adelantar.
De momento dejo un adelanto del primer capi:
- ¿Qué es esto? – preguntó Edward levantando el DVD que había sobre la mesita del salón en cuanto se instalaron en el sofá con sus tazas de café, después de cenar.
- Oh, una película que alquilé para ver esta noche
- ¿Cumbres Borrascosas? – preguntó extrañado
- Sí, pero es una versión nueva de la MTV
Edward hizo un mohín disgustado. Había visto Cumbres Borrascosas en su versión de 1939 con Laurence Olivier y Merle Oberon y también en la versión que Juliette Binoche y Ralph Fiennes hicieron en 1992. Esta versión de la MTV por alguna razón no le parecía que fuese a ser muy fiel al libro.
- ¿Crees que puede ser buena?
- No lo sé – confesó la chica – Pensé que te gustaría verla
Espero sus comentarios a ver qué les parece la historia.
Besitos!