Declaimer: Los personajes pertenecen a S. Meyer.
Capítulo beteado por Ivis Martínez, Beta FFAD.
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Link de la autora: www. fanfiction u/4199421/ Betzabee
La noche de las Brujas.
POV Edward
Durante toda mi vida había oído la conocida expresión que cuando estás a punto de morir ves tu vida pasar ante tus ojos, y eso era lo que exactamente estaba sucediendo ahora.
Los recuerdos de mi niñez, mis padres, mis amigos, los juegos de niños con mis vecinos, mis amigos de la preparatoria, el equipo de fútbol del bachillerato, los campeonatos, la universidad y cuando comencé a trabajar.
Todos los momentos de mi vida pasaban como un flash, todo estaba sucediendo tan rápido, pero entonces mi mente llegó al recuerdo que me había hecho feliz por mucho tiempo: un rostro de tez blanca, con pecas, y con unos hermosos y carnosos labios, unos orbes cafés muy parecidos al color del chocolate, su cabello castaño y su sonrisa. Sobre todo su sonrisa.
Era ella. De alguna manera mi mente llegó a este punto y se aferró al recuerdo de aquella noche, la primera vez que la vi estaba bailando con Emmett, ella estaba tan asustada por lo que esa noche iba a pasar.
Desde mi lugar pude ver al sádico de James mirándola como si fuera un pedazo de carne y sabía lo que él quería: James quería ser el primero en ponerle las manos encima, pero en mí estaba el evitarlo.
No sabía cómo había hecho para aceptar venir a la fiesta de la facultad de Emmett, yo ni siquiera estudiaba, y James tampoco; ambos estábamos de paso por unos negocios, pero cuando Emmett nos invitó al venir yo no acepté, pero cuando nos mostró la foto que su novia Heidi le había dado de la chica que esa noche sería sacrificada, supe que debía venir. Sin embargo, cuando vi el rostro de James desafiándome, supe que él estaba dispuesto a hacer lo que fuera para tenerla. Y eso me aterró.
La chica de la foto era alguien dulce, con lentes leyendo un libro, con sus jeans y una camiseta de la universidad. Ella no parecía ser la clase de chica que merecía perder la inocencia en una orgía, aunque Emmett nos había aclarado que esta orgía no era como las otras: el sacrificio era diferente, antes de la media noche todos los que llegaban ahí podían pedir su virginidad, pero sería sólo el primero en hacerlo el que podría tenerla. Ya desflorada, los demás podían tomarla, el pensamiento de la niña de ojos dulces siendo tocada por otras manos, me enojó demasiado.
Emmett había dicho que su novia, Heidi, había sugerido a la chica para el sacrificio, pero más que ser la escogida, era una venganza de Heidi, y que la chica no le quiso dar copia en un examen y ella juró que ella se las pagaría y ahora esta era su venganza.
El oír el motivo por el que ella iba a ser sacrificada me dio tanto coraje que tuve un plan, haría la oferta antes que nadie; sí, lo sabía, cualquiera podía hacer la oferta antes que yo, pero para asegurarme de que nadie más la tuviera le pagué al chico que la entregaría.
Lo sabía, estaba pagando por su virginidad, era algo bajo, pero yo no la tocaría, no lo haría, ese era el plan; sacarla de ahí antes de que alguien se atreviera a tocarla, sobre todo James.
Mi vista siempre estuvo puesta en ella, no sabía bien cómo la sacaría, pero lo haría.
La hora llegó y luego todos fueron por ella, ella gritaba y eso me hizo querer ir por ella y sacarla, pero eso no ayudaría para nada. Le quitaron la chaqueta y dejaron ver su traje, era una sexy conejita, lo era, su piel suave, estaba expuesta por aquel traje. Tomé la chaqueta mientras la ataban de pies y manos, le vendaron los ojos y con una mascada evitaron que siguiera hablando.
Un chico alto se la llevó a la parte alta, donde la pusieron de rodillas al piso y la presentaban a todos, todos gritaban ante aquel hecho, estaba molesto de que celebraran aquello. Entonces llegó mi momento de entrar a escena, yo debía darle la "Bebida sagrada", que no era nada más que jugo de frutas y vino, yo me había encargado de cambiarla, si pensaba huir con ella, drogada no me serviría de nada.
Me acerqué a ella y sin poder evitarlo acaricié su mejilla, era tan suave como pensé, con cuidado retiré la venda de su boca y le di a beber de aquello; mientras lo hacía, el olor florar y a fresas que ella emanaba me golpeó la nariz y verla así tan expuesta, tan sumisa a todo, hizo que la deseara.
El tipo anunció el momento donde todos ofertarían, yo estaba listo, y vi a James preparado, cuando dijo que era hora, se hizo un desastre: muchas ofertas, pero sabía que James había ganado, lo había hecho, por mucho que me alisté.
Agradecí a mi suerte el haber asegurado mi triunfo, porque me declararon el tipo de la desfloraría.
Las 12 llegaron y todos comenzaron con la "fiesta", yo tomé a la chica, la cargué y me encaminé a la habitación donde debía desflorarla. Sentí la presencia de James a mis espaldas y me moví más rápido dejando caer la cazadora de la chica, le hablé para despistar a James y entré al cuarto cerrando con seguro evitando que él pudiera hacer algo.
Entré a la habitación y era un lugar demasiado feo.
Solté a la chica en la cama y le comencé a quitar las ataduras, pero no dejaba de pensar en sus labios, en ella y cómo sería estar dentro de ella. Moví mi cabeza de un lado a otro para quitarme esa idea, no debía hacer esto, no podía, pero en serio desea hacerlo.
Entonces miré a la puerta y una sombra se adivinada por debajo de esta, seguro que era James que estaba oyendo todo lo que hacía.
Levanté la cabeza de la chica y besé su cuello y lo mordí ligeramente para que ella gimiera y así James no sospechara nada.
El oírla gemir hizo que mi entrepierna doliera como un demonio, y el aroma que tenía su piel era malditamente bueno. Comencé a perder el enfoque de lo que estaba pensando hacer, su aroma, su cabello castaño, ella era perfecta; su piel blanca y suave al tacto de mis manos hacía que mi cabeza no contara y comenzara a pensar con mi polla.
Entonces vi sus labios entre abiertos, rellenos y carnosos, ella era la invitación a pecar más grande con la que me había topado, y yo era débil, por eso la besé; un beso salvaje, no pude detenerme, mi lengua jugó con la de ella, sus gemidos se hicieron un suave murmuro que hacía que mi piel ardiera por la de ella. Entonces lo recordé, tenía que alejarme de aquí con ella. La tiré sobre la cama demasiado fuerte.
Me quedé un segundo pensando qué hacer, cómo salir de aquí, pero ella sobre la cama con ese sexy traje no ayudaban en nada a mi decisión.
Piensa, Edward, qué puedes hacer.
Qué demonios, podía hacerlo, si contaba con suerte luego podrías irnos, después de todo irme con mi loco deseo de desnudarla y hacerla mía no íbamos a llegar muy lejos antes de que nos encontraran.
Entonces comencé a besarla, cada parte de su piel suave, le bajé el cierre del traje, la giré y se lo quité, verla en lencería fue un espectáculo.
—Lindo culo —le di una nalgada y la giré rápidamente para ponerla de frente a mí, sus senos, que cubría el sostén, eran hermosos—. Dios. Esos senos son... —Tragué saliva—… hermosos, no, eso es quedarse corto.
Fue así que comencé a besar su cuerpo, jugué con sus pechos, su piel, su cuello, esta mujer era mi perdición, podría vivir toda la vida explorando su cuerpo y sería el hombre más feliz de la tierra.
Mi lado salvaje salió cuando bajé por su vientre y sentí el dulce aroma de su sexo, esta mujer olía maravilloso y mi boca se moría por probar si sabía tan bien como olía. Mis manos comenzaron a jugar con sus bragas, mis dedos tocaron sus pliegues, pero no podía disfrutarla, así que rompí sus bragas, dejándola totalmente desnuda. Bajé a su entrepierna y comencé a beber de ella, besé, mordí y marqué como mío ese lugar, que desde hoy era sólo mío, mataría a quien quisiera estar aquí.
La penetré con mis dos dedos y ella gimió, jadeó y se retorció por mí. Oh, sí, sólo yo podría hacer que ella sintiera este placer.
Y entonces sentí como su orgasmo comenzaba a llegar—. Vamos, bebé, quiero ver cómo te corres para mí —y así sentí cómo se contraía alrededor de mis dedos. Sus jadeos, su piel sonrosada, su coño dulce y su respirar lento mientras regresaba del orgasmo que le había dado, todo en conjunto hizo que un detonante se instalara en mi polla; la cuenta regresiva estaba comenzando y estaba muy cerca de explotar por ella. La necesitaba como al aire.
Ella sería mía, sería su primera vez. Miré por un momento la cama y pensé en las muchas mujeres que habían sido desvirgadas en ella, ya que según Emmett este era el cuarto que usaban todos los años. No estaba dispuesto a permitir que ella perdiera su virtud en esta cama, examiné el lugar con rapidez y pensé en un plan no era muy cómodo, pero sería mejor que la cama manchada por otras personas.
La coloqué sobre la mesa, no había mucho lugar para escoger. Recordé la posición adecuada para este tipo de lugares y le pedí que juntara las piernas y las subiera, coloqué una almohada bajo su cola y le pedí que se sujetara con fuerza.
Entonces me quité la ropa, me puse un condón y entré en ella, golpeé la barrera de su inocencia y esta cedió ante mí y entré por completo, haciendo que ella gritara. Me sentí demasiado mal por eso, era tan frustrado que ella fuera la primera virgen con la que me metía. Respiré un poco antes de comenzar con el vaivén de mis embestidas.
Ella era tan perfecta, que me sentía en la gloria cuando entraba en ella, y luego ella comenzó a contraerse, le pedí que se corriera y ella lo hizo, apretándome hasta el dolor, haciendo muy difícil el entrar.
Y luego me vine yo. Como nunca, con nadie me había venido así, el mejor orgasmo de toda mi puta vida y había sido con ella.
Regresé de mi clímax, deseoso de más, pero ella estaba agitada y se recobraba de todo esto, abrí sus piernas y me coloqué entre ellas y le besé el vientre, nada podía ser más perfecto en aquél momento hasta que la voz de James, golpeando la puerta apareció.
—Maldita sea —Salí de la chica y comencé a caminar, buscando la ropa de ambos. Me acerqué a ella y le quité la venda de los ojos y busque su ropa, le entregué su sostén para que se vistiera. Debía actuar ya.
Como no tenía bragas, porque las rompí, le di mis boxes, y le di mi camisa, ya que no podía salir con el traje de coneja.
Me vestí al igual que ella, mientras el maldito de James seguía golpeando la puerta y gritando desde afuera.
La subí a mi espalda y salimos por la ventana, no fue algo muy fácil, ya que ella estaba sujetándome demasiado suave y cada vez que me movía sentía que podía caer.
Bajamos y la tomé de la mano y la llevé al callejón, donde dejé mi moto, y la subí en ella para escapar.
No sabía a dónde llevarla, no sabía si tenía un departamento o si se quedaba en el campus, no tenía idea de a donde llevarla, pero debía alejarla de James, entonces la llevaría al único lugar donde James menos pensaría que estaría con ella.
Mi habitación de hotel.
Pero llevarla a mi mundo no fue la mejor idea, no lo fue, luego de que pasé la mejor noche de mi vida con ella, en mis brazos, mi Bella, porque así se llamaba: Bella. Ella hizo de aquella noche de la mejor de todas.
Tenerla en mis brazos y dormir junto a ella fue lo mejor que había hecho en mucho tiempo, pero cuando la luz el sol apareció en la ventana supe que aquel sueño debía terminar ahí, ella tenía una vida y yo la mía, en la que incluía a James, era mi socio, mi primo, no podía hacer nada para que Bella estuviera en mi vida y lejos de la de él.
El hacer que se fuera fue lo más doloroso que había hecho en toda mi vida, pero no la pondría en peligro, ella tenía que vivir lejos de James, no podía pedirle su número, ni nada que nos mantuviera en contacto, cualquier pequeña cosa que nos mantuviera en contacto sería una excusa para querer volver a ella y abrazarla y nunca dejarla, además James podría enterarse de mi contacto con ella.
Verla partir hizo que algo en mi doliera. Pero lo hacía para mantenerla a salvo.
Mi mente siguió en los momentos de mi vida y luego llegó el momento en aquella cena, cuando James conoció a Victoria, ella era mi amiga, mi mejor amiga, la quería como una hermana, y cuando ella y James se conocieron se enamoraron, al menos ella lo hizo, James no era la clase de personas que nacen para el amor.
Victoria se volvió loca por él y se obsesionó, luego comenzó a salir con él, pero él siempre la trataba mal, la despreciaba y la usaba sólo para el sexo y ella llegaba a mí llorando para ser consolada, pero yo siempre le decía lo mismo, que debía dejarlo, pero ella nunca lo hizo.
Un día hablé con James y dijo que había entendido y luego Victoria me llamó para anunciarme que ella y James se habían ido a Las Vegas a casarse, me alegré por ella, ya que dijo que durante su luna de miel él se portó como todo un hombre, decidí eso era bueno James sentó cabeza, y por un momento la esperanza de volver a buscar a Isabella apareció.
Oh, sí, porque no había pasado un loco momento en todo ese tiempo en que no pensara en ella, ella siempre estaba en mi mente, pero luego de unos meses se había instalado en mi corazón. Ella se había adueñado de él y desde entonces ninguna otra mujer volvió a mi cama, nunca tenía citas, nada con nadie.
La imagen de Victoria un día ocultándome sus golpes apareció en mi mente, sí, James luego de su muy tranquila etapa de hombre responsable había atacado a Victoria, la chica pelirroja, mi mejor amiga había sido golpeada por mi primo.
Victoria estaba tan enamorada de mi primo que no era capaz de dejarlo, por mucho que se lo pedí, yo la consideraba como una hermana y todo lo que le sucedía me preocupa, pero Victoria con su loco amor por James siempre volvía con él cuando James luego de un tiempo regresaba a buscarla y jurarle que nunca la atacaría de nuevo.
Victoria cada día sufría más, desde las infidelidades de mi primo hasta su maltrato y sus insultos. Victoria ya no volvió a ser la chica que yo conocía, ella estaba mucho más delgada y su cuerpo cubierto de moretones y golpes, asustada por todo el mundo y saltaba al menor sonido, incluso comenzó a decir que ella merecía lo que James le hacía.
Un día recibí una llamada de Victoria contándome que el doctor le había confirmado la mejor de las noticias, mi amiga estaba embarazada, me puse muy feliz, yo andaba de viaje y le prometí que llegaría a verla cuando terminara mi trabajo.
Cuando me fue posible llegué a casa de James a buscar a Victoria y ella cuando me vio corrió a abrazarme.
Desde que supo de su embarazo y que estuvo a punto de perderlo por culpa de James, ella lo dejó, me había dicho que tenía miedo, que estaba esperando que yo llegara para que la ayudara a salir.
Ella iría a vivir con una hermana que tenía en Canadá, acepté ayudarla, porque era mi amiga, la ayudé a empacar todas sus cosas y luego las subimos a mi carro.
Íbamos camino al aeropuerto cuando un auto se cruzó en mi camino, intenté evadirlo pero el auto no me respondía y lo único que conseguí fue hacer que el auto patinara por la pista y todo pasó muy rápido, Victoria comenzó a gritar mientras se cubría el vientre, y entonces chocamos.
...
—No, Edward, no, amor, tú no te vas, tú no puedes dejarme. ¡Te amo! Tú tienes que quedarte por mí —Bella estaba gritando, me moví para verla, estaba dormida y estaba teniendo una pesadilla.
—Bella, despierta —la moví un poco para despertarla pero ella sólo se movía y gritaba.
—No, él no puede morir, no puede dejarme. Edward, te amo, te amo, vuelve, amor, vuelve no lo hagas por mí, hazlo por tu hijo. ¿Me oyes, Edward? Vuelve por tu hijo —Bella despertó, tenía la frente mojada por el sudor, su cara mostraba pánico y sus ojos están rojos y sus mejillas mostraban rastros de lágrimas.
Me miró por un momento, como si yo no fuera real.
—¿Bella, estás bien?
—¿Edward? —Preguntó confundida.
—¿Qué pasa, Bella? —Ella se tiró sobre mí a abrazarme, lo cual fue un poco doloroso ya que me lastimó, pero no negaría que fue placentero, después de todo ambos estábamos desnudos.
Bella estaba llorando sobre mi hombro y sollozaba cosas diferentes.
—¿Qué pasa, Bella? —Pregunté de nuevo cuando se calmó un poco.
—Yo... estaba soñando... —Miró a todos lados y cuando vio que era de noche, frunció el ceño, me miró y luego a ella y entonces se sonrojo al ver su cuerpo desnudo, se cubrió de forma rápida con una sábana.
—¿Qué estabas soñando? —No me contestó, pensé que estaba convenciéndose de que esto era real o algo, porque no dejaba de ver las cosas a su alrededor.
—No, lo siento, esto no está bien —Habló luego de un momento y se levantó de la camilla y comenzó a tomar sus cosas.
—¿Qué estás haciendo?
—Debo irme, yo no puedo estar aquí, debo irme. Además tú... —se quedó callada—, podrías vestirte, no quiero que alguien entre y nos mire así.
Entró al baño y yo comencé a ponerme la bata con un poco de dolor, ya que, bueno, me habían ordenado reposo y eso de hacer el amor no fue la mejor idea que tuve, pero si se trataba de volver a estar con mi Bella, podía soportar todo estos dolores sólo por tenerla de nuevo en mis brazos.
Bella salió ya vestida, cuando yo ya estaba en la camilla, arreglada, como si nada hubiera sucedido, me estaba intentado conectar los molestos cables del monitor.
Bella estaba callada y sólo me miraba, se acercó y me ayudó a ponerlos, sin decir nada.
—¿Bella, qué pasa? —Noté que estaba llorando.
—¿Y todavía lo preguntas? —Su voz se quebró al decirlo—. Edward, te casaste con esa pelirroja y la embarazaste.
—Espera, ¿Qué? Bella, yo no… eso no es lo que crees.
—No me vengas con esas tonterías, Edward Cullen, porque no soy ninguna estúpida. ¿Qué pretendías? ¿Tenerme de amante?
—Bella, es enserio no es lo que...
—No quiero oírte.
—Entonces mira —La tomé de la mano y la acerqué, le mostré mis manos, para que viera que no tenía anillo—. ¿Lo ves? No hay anillo, yo no... —Pero antes de que terminara ella habló.
—¿Y la niegas? No lo puedo creer. ¿Es esto una especie de juego? Que no tengas anillo no quiere decir que no estés... —No supe qué hacer, así que la tomé de las manos y la jalé y uní mis labios a los de ella y la besé, un beso dulce.
—No —la besé— soy una —beso— estupida —beso—. Deja ya —beso— de hacer —beso— eso —y se alejó un poco más calmada.
—Bella, yo no estoy casado, te lo puedo jurar —Bella estaba por hablar así que la tomé y aprisioné con mis brazos, dejándola sin movimiento alguno—. Si hablas te volveré a Besar, hasta que me dejes hablar, ahora puedo hablar —ella se movió y la besé.
—Ya, está bien —dijo cuándo se cansó de luchar.
—La "pelirroja" es Victoria, ella es mi amiga.
—Sí, claro —La besé.
-—¿Sabes? Podemos seguir así todo el día o noche, extrañé tanto tu boca que no me molestaría y menos si puedo tenerte entre mis brazos —Bella bufó y yo sonreí.
—Ok, te dejaré que sigas, pero suéltame.
—Yo digo que... no, bien, por dónde estaba. Bella, Victoria es sólo una amiga, ella sí está casada — Bella me dio un pequeño golpe en el costado.
—Dijiste que no debía hablar, además por qué andas con mujeres casadas, debió ser el esposo el que provocó el accidente.
—Me temo que sí —Bella me golpeó de nuevo—. Victoria está casada con James. ¿Lo recuerdas? —Bella se quedó quieta un momento y luego asintió—. Bella, mi primo golpeaba a Victoria y ella lo dejó por ello, porque quería que su bebé tuviera un futuro mejor, lejos de James.
—Ósea que el bebé no es...
—No, Bella, no estoy casado y no tendré un bebé —sonreí—. Aunque tendríamos que revisar a la doctora y ver qué tan cierta es esa parte —Me golpeó de nuevo—. ¿Qué? Me quitaron los pantalones, no tenía protección.
—Eres un imbécil.
—Pero me amas.
—No.
—Claro que sí.
—No.
—Sí, es más, cuando estabas soñando en mi pecho, luego de haber hecho el amor conmigo, comenzaste a grita que me amabas.
—Pero porque yo soñé que... —Y otra ves se quedó callada.
—¿Qué?
—Que te perdía, soñé que te ibas de mi lado de nuevo.
—Bella —Quise abrazarla pero sólo conseguí liberarla y así se fue de la habitación sin decirme nada.
...
Al día siguiente no vi a Bella, ya que un doctor me informó que ella estaba con descanso, debido a la guardia que le tocó hacer en la noche, y que volvería en la noche o mañana en la mañana.
Me emocioné cuando lo supe, pero esto se fue al caño cuando el doctor regresó al medio día con mis papeles para darme el alta, ya que yo no tenía nada más que unos golpes.
Luego de que Emmett me ayudara a vestirme, me llevó a ver a Victoria.
Victoria está bien, dentro de lo que cabe, ella y el bebé estaban a salvo, aunque según el doctor que la estaba atendiendo esa tarde, me explicó que la operación y todo había sido muy riesgosa y que la doctora Swan hizo un esfuerzo muy grande para salvar a el bebé y a Victoria.
Me pregunté si todo ese esfuerzo extra que puso Bella se debía al hecho de que considera a ese bebé mío, pero deseché ese pensamiento, ya que Bella era doctora y ellos tenían una especie de código o algo así para salvar las vidas de todos sin importar si los conocían o no, y que su deber siempre era salvar vidas y si eso significaba un esfuerzo extra no debía importar.
Me fui a casa luego de estar rondando el hospital toda la tarde y un poco de la noche, esperando ver a Bella, pero cuando Emmett se puso pesado y comenzó a decirme que debía descansar e irme a casa, acepté.
Ya en casa llamé al hospital, preguntando por Victoria, estaba estable y si seguía así mañana sería trasladada a un cuarto para visitas, pregunté por la doctora que entendió a Victoria en la operación pero me dijeron que se reportó enferma y que lo más seguro es que llegaría mañana, cuando pregunté por su horario, la mujer que me atendió me lo negó, ya que era privacidad del hospital, pero juraría que alguien le estaban susurrando algo a la chica.
A la mañana siguiente me levanté con menos dolor y me preparé para ir al hospital a ver a Bella y Victoria, me sentí levemente mal por pensar primero en Bella, pero sabía que Victoria estaba bien.
Iba camino al hospital cuando vi el periódico.
En primera plana estaba James, siendo arrestado y llevado por la policía. Decía que tenían un juicio por maltrato a su esposa, por posesión de drogas y por quién sabe qué más cosas, si todo esto se llegaba a comprobar, James pasaría mucho tiempo en la cárcel.
Cuando llegué al hospital me encontré con Emmett y hablamos sobre el tema. Emmett me contó que los padres de James se habían enterado de todo y que había dicho que no estaban dispuestos a pagar ni un centavo por defender a James.
Victoria ya estaba en su cuarto y el doctor había ido a hablar con ella esa mañana, Victoria me contó sobre él y sabía muy bien por donde iba mi amiga, la conocía muy bien.
—¿Te gusta ese doctor?
—No, Edward —se quedó mirando sus manos—. Admito que está muy guapo pero creo que no está interesado en mí.
—Pues yo digo que sí lo está —Rosalie, que estaba con Emmett, decidió hablar—. Esta mañana me encontré con mi amiga, Bella, ella también es doctora y conoce muy bien al doctor Riley, y me dijo que desde que entraste él ha estado muy pendiente de ti, incluso aceptó cambiar con Bella para poder estar viéndote.
Victoria se sonrojó ante tal declaración, y ella no era de las que hacían aquello.
—¿Emmett, podemos hablar a fuera? Sobre un asunto de la empresa.
Emmett me siguió cuando salí del cuarto.
—¿Crees que sea conveniente decirle a Victoria lo de James?
—Pues creo que sí, ella tiene derecho, además si van a necesitar pruebas del maltrato que el cometió van a llamarla a declarar en su contra, debe estar enterada.
—Sí, tienes razón, no había considera ese punto, es sólo que no quiero alterarla.
—Te entiendo, ella también de cierta forma es mi amiga.
—Gracias. ¿Emmett?
—¿Sí?
—Rosalie dijo que Bella estuvo aquí en la mañana.
—Sí, ella y Rosalie cubrieron el turno de anoche, por eso Rosalie está algoo cansada, y creo que iré a dejarla a casa. ¿Te quedas con Victoria?
—Sí, claro.
—Ok, gracias.
La enfermera que me habló anoche me mintió, o el susurro de seguro Bella le dijo que no me la pasaran, y se hizo pasar por enferma para evitar que yo viniera a buscarla.
Volví con Victoria, ella estaba muy tranquila. Rosalie estaba que se dormía así que Emmett se la llevó y prometió volver para la tarde.
Le conté a Victoria todo lo que pasó con James, ella no dijo nada durante un buen rato, sabía que no lo haría, ella lo quería de una forma que no comprendía, pero como me lo había dicho en cierto momento ya no lo amaba, lo apreciaba por ser el padre de su hijo.
Para el medio día la sorpresa fue ver a Riley de regreso, había venido ya dos veces desde que Rose y Emmett se fueron.
Sabía a lo que se refería Rosalie, él la miraba de una forma muy especial, ambos parecían estar en un burbuja Él estaba muy al pendiente del bebé, y para medio día trajo consigo un máquina para realizarle un ultrasonido a Victoria.
El bebé estaba muy sano y Victoria debía guardar mucho reposo.
Para la tarde la hermana de Victoria vino desde Canadá a verla, por lo que decidí darles un poco de privacidad y me fui a dar una vuelta por hospital, no quería admitirlo, pero inconscientemente estaba esperando ver a Bella.
No llegué a verla, en vez de eso llegué a un parque, que estaba atrás del hospital, en el estaban muchos niños jugando. Me senté en una de las bancas y coloqué mi cabeza entre mis manos y me reposté en mis rodillas.
¿Por qué la había dejado? ¿En qué estúpido momento permití que Bella se fuera de mi lado?
¿Por qué había sido tan estúpido? Yo la amaba, lo sabía, ella era la chica más especial que había conocido en toda mi vida, y lo había echado todo a la basura, por mi maldita cobardía.
Estaba bastante concentrado en mis pensamientos, auto-recriminándome el haberla dejado, que no me percaté de que alguien se había sentado junto a mí hasta que su olor comenzó a inundarme, me levanté de la incómoda posición con los miembros adoloridos, ya que no me había percatado de cuánto tiempo estuve ahí.
Bella estaba sentada junto a mí.
—Hola.
—Hola —No estaba seguro de qué más decir.
—¿Cómo te sientes? ¿Ya no te duele?
—No, ya estoy bien.
—Eso es bueno, porque... te debo una disculpa —Me giré a verla.
—Bella, tu no... No tienes nada que decirme, soy yo el que debe pedirte una disculpa.
—Edward, debes oírme, yo quiero disculparme por lo de ayer, es sólo que tu... me dejaste y sé que fue algo que ambos acordamos, pero cuando te vi y pensé que Victoria era tu esposa, me sentí muy mal, y por eso te grité y te dije cosas, y no dejé que tu hablaras.
—Sí lo hiciste —le recordé.
—Pero porque tú me callaste.
Sonreí ante el pensamiento—. Pues, sí, pero Bella yo te debo una disculpa, no claro que no, te debo muchas disculpas. Yo soy un imbécil que te lastimó y no sabes lo mucho que me duele el saber que durante todos estos años tu sufriste por mí, yo lamento el haberte dejado, cuando lo que más quería era retenerte a mi lado y no dejarte ir, me disculpo por ser un cobarde y haberme aprovechado de ti, cuando el plan era simplemente sacarte, creo que me disculpo por ser un débil y no haber podido respetarte como lo debía. Y estoy muy arrepentido de...
—Te arrepientes de lo que paso esa noche —escuché una nota de tristeza en su voz y me apresuré en corregirme.
—No, de lo que pasó esa noche no me arrepiento, pero desearía que todo fuera diferente, sobre todo el final.
Ninguno dijo nada.
—Estas enojada, lo entiendo, yo también lo estoy, estoy molesto conmigo mismo por dejarte cuando yo estaba comenzando a sentir cosa por ti.
—Edward, lo que pasó fue muy extraño y yo sufrí, y mucho y no creo que esto deba seguir así y en serio lo lamento.
—¿Puedes al menos dejarme decirte toda la verdad sobre esa noche?
—Edward, yo... bueno, Emmett me lo contó todo anoche, cuando dejó a Rosalie.
—¿Por eso le pediste a la recepcionista que te negara?
—Sí.
—En ese caso no tengo nada que decirte.
—Supongo que no.
—Entonces esto es un adiós.
—Sí... Adiós, Edward —se levantó y caminó con rumbo al hospital.
—Adiós, Bella.
Me quedé en el mismo lugar por un tiempo más hasta que comenzó a oscurecer y decidí que debía irme, vería a Victoria y luego me iría.
Entré a la habitación de Victoria y ahí estaba su hermana, ella me comentó que cuando le dieran el alta se iría a casa con su hermana y que esta la cuidaría hasta que le retiraran el reposo.
Me estaba despidiendo cuando entró Bella.
—Hola. ¿Ustedes son familiares de la señora?
Me le quedé viendo, qué estaba haciendo.
—Sí, yo soy su hermana.
—Mucho gusto, soy la Doctora Isabella Swan, es un gusto conocerlos —saludó a la hermana de Victoria y luego se giró a mí y me extendió su mano.
—Es un gusto, soy Edward Cullen,
—Mucho gusto señor Cullen.
Bella comenzó a revisar a Victoria, yo la miraba mientras me daba ligeras sonrisas, no entendía nada. Cuando terminó se fue como si nada y entonces me di cuenta Bella me estaba perdonando y daba la oportunidad de volver a comenzar. Era eso o definidamente me quería eliminar de su vida.
—¿Edward, qué esperas? Ve tras ella — Victoria dijo. Lo dudé, pero qué Diablos, ya había metido la pata una vez, no volvería a hacerlo.
Salí corriendo y me encontré con Bella en el pasillo.
—Doctora —casi que le grité, ella se giró y me miró.
—¿Sí, sucede algo?
—No, yo sólo quería saber si, bueno, está libre mañana por la noche. Es que hay un lugar muy bueno para comer y si usted quiere podemos ir.
—Señor Cullen. ¿Me está invitando a una cita?
—Oh, sí, doctora Swan.
—Ok —se acercó a mí y me dio un papel con sus datos—. Pase por mí a las 7.
—Está bien la veo mañana.
...
—Respira, no debes estar nerviosa, sabes cómo es que nacen los bebés y debes estar tranquila.
—Lo estoy, Edward.
—Pues respira, así ayudas al bebé.
—Edward, puedes callarte, la que sabe sobre el alumbramiento soy yo —Bella me miraba molesta.
—Ok, ya no diré nada.
—Me duele.
—¿Quieres que llame a Riley, ya viene el bebé? ¿Cómo es que Riley tarda tanto?
—No, él ya viene, sólo sal y espera afuera, que pones más nerviosa a Victoria.
—Ok, cuando venga Riley lo hago pasar.
Victoria estaba por tener a su bebé y el doctor Riley, ahora su novio, estaba en camino al hospital. Rosalie y Emmett estaban afuera esperando noticias, me acerqué a ellos y sólo esperamos a que el doctor apareciera, cuando lo hizo fue con Victoria.
—Edward, ya deja de dar vueltas, harás un hoyo —Emmett me miró.
—Lo siento, sólo que estoy nervioso, Bella no sale a decir nada.
—Tranquilo, toda saldrá bien además ya te dijimos que es su primer bebé, siempre un poco difícil
—¿Difícil?
—Me refiero a que por los nervios cuesta un poco —Rosalie trata de calmarme.
Y fue así que luego de muchas horas mi hermosa esposa salió sonriendo.
—¿Qué pasó? —Los tres dijimos al unísono.
—Todo está bien, Victoria y el bebé están geniales, Riley está como loco porque fue niño.
—Mi ahijado es un niño —dije yo y abracé a Bella.
—Que bien que al fin nació, Edward ya nos tenía mareados de tanta vuelta, preguntado la hora. No quiero imaginar cómo te vas a poner cuando el tuyo nazca —Rosalie señaló a Bella.
— ¡Rosalie! —Gritó Bella molesta y entonces lo supe.
—Bella, quieres decir que tú... estás…
—Sí, Edward vas a ser papá —Me sonrió y la besé con toda la ternura de la que fui capaz—. Pensaba decírtelo esta noche en la cena, pero parece que alguien se adelantó.
—Lo siento, Bella, se me salió, es que cuando te hice los exámenes me emocioné, por lo menos no dije que es una hermosa niña.
—Rosalie—gritamos con Bella.
—Oh, que par de tortolos los engañé, porque ni yo sé qué, era un examen de sangre.
Todos nos reímos.
Y fue así que luego de la primera cita que tuve con Bella le dije que la amaba y a la semana le pedí matrimonio, no estaba dispuesto perderla por nada del mundo, no la dejaría ir nunca de mi lado.
Ahora teníamos 5 meses de feliz matrimonio y con un bebé en camino, no podía ser más feliz.
Sobre todo porque dentro de dos días era noche de Brujas y Bella me había prometido ponerse ese hermoso disfraz de doctora con el que me había sorprendido una noche de nuestra luna de miel.
¿Qué podía decir? Amaba a la mujer que había dejado de llamar mi sueño para decirle esposa, amante y amor de mi vida.
Fin
Bueno espero hayan disfrutado de la historia pues la hice con mucho cariño para todas las lectoras que esperaron esa continuación.
Mil gracias a las que me dejan sus lindos comentarios y a las que me agregado a alertas y favoritos, esta chica es feliz de saber que ha gustado lo que ha hecho.
Besos!
Y si quieren saber más sobre mi pueden leer mis otras historias en mi cuenta.
Un agradecimiento enorme a Elena, por que ella fue la que me impulso a iniciar esta historia, mujer te adoro.