Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros.

Este es un fic para Cris Snape como petición suya en el foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Su petición consistía en un fic sobre las siete partes del alma de Voldemort al ser encerradas en los Horrocruxes. Ni decir tiene que el asunto me parece harto complicado y el resultado, como casi siempre, no me convence. Así que espero opiniones, especialmente de la peticionaria, please :) Naturalmente cada capítulo no será muy largo.


1

El anillo

El cuerpo sin vida de su padre yacía ante él, pero hacia un buen rato que había perdido todo interés por él. En cambio, centraba toda su atención en el anillo que tenía en su mano, el cual llevaba una piedra engarzada. Con su otra mano agarraba fuertemente la varita. La levantó, sosteniéndola entre él y el anillo y pronunció el sortilegio. La punta de la varita se iluminó y pareció como si absorbiese todo lo que había a su alrededor. De repente, una neblina blanca salió de él y se concentró en torno a la varita para después volar hasta el anillo, el cual comenzó a relucir y a calentarse hasta que finalmente volvió a su estado normal.

Entonces, experimentó un dolor brutal. Un dolor que le recorrió cada parte de su ser, desde la punta de sus pies hasta su cabeza, como si miles de cuchillos incandescentes se le clavasen por todo el cuerpo. El anillo se le cayó al suelo mientras él caía desplomado. Sintió como si una parte de él lo abandonase para siempre. Una ínfima parte que se escapaba de entre hueso, carne y sangre, de su ser, para ser contenida en otro sitio de metal y piedra. Un lugar frío y oscuro. Inanimado.

¿Qué sentía? Notaba un profundo dolor y tormento. Como si la muerte que había hecho posible aquel sortilegio hubiese sido multiplicada por mil. En el interior de aquel anillo era todo oscuro y frío, pero aunque fuese sólo una porción de alma, sentía que en cuerpo era igual que antes. Porque sí, tenía un cuerpo, aunque este estaba destrozado, sangriento y en carne viva, como si el hecho de desgajar tu alma y encerrarla para siempre exigiese no sólo el pago de un asesinato. Había leído algo sobre aquello pero, ¿qué más daba? Tampoco iba a preocuparse en exceso por cómo se sentiría su parte del alma encerrada.

Y así permaneció. Durante años no sintió nada, o tal vez sí. Lo sentía a él. A su igual, al resto de su alma rota. Aunque estuviese a miles de kilómetros de distancia, parecía como si estuviese fuera de ese recinto, a su lado. Pero sobretodo sintió cuando siguió rompiendo su alma. Sintió el mismo dolor cuando guardó esas partes en otros recipientes. Sentía a esas partes encerradas en otros lugares, sus hermanas, sus iguales, gritando desesperadas, tanto como lo hacía ella. Y lo sentía a él, con su alma hecha jirones, especialmente cuando perdió su poder, cuando quedó reducido a la nada y su malograda alma empequeñecida a un suspiro.