Capitulo 22 Una gran familia
Las semanas pasaron, y Marian le tenía una sorpresa a Byakuya para esa noche…
Byakuya llegó al dormitorio, y le esperaba una sensual Marian en la cama, con un conjunto de ropa interior de color rojo pasión, totalmente de encaje y tranparente.
Byakuya se quedó boquiabierto y atinó a decir:
- Marian… que… a caso… ya podemos…
Marian dijo:
- Así es, ya estoy recuperada, y ya he pasado la cuarentena… así que según Unohana… ya podemos tener relaciones… te anhelo y te deseo tanto mi capitán… que solo quiero hacer el amor contigo una y otra vez durante toda la noche… así que… ven aquí y hazme el amor ahora mismo mi capitán shinigami.
- Como ordenes mi diosa… estás preciosa e increíble como siempre… yo también he extrañado tanto sentirte… -dijo mientras se acercaba a la cama.
Byakuya acarició el cuerpo de su esposa, y la beso apasionadamente… Marian adentró su lengua en la boca de él, dejando escapar gemidos de ambos por esa intrusión…
- Ohh Byakuya… extrañaba tanto tus carícias, tu piel… te amo tanto mi capitán… gimió de nuevo cuando Byakuya empezo a lamer y a besar su cuello apasionadamente…
Marian acariciaba la espalda y el cabello de Byakuya suavemente.
Byakuya bajo su boca por su escote, desabrocho el sostén. Se lo quitó suavemente y colocó su boca en uno de sus pechos, lamiéndolo con pasión, provocando gemidos de los dos, mientras masajeaba y apretaba suavemente el otro pecho…
- Bya-ku-ya -gimió Marian de nuevo, arqueando levemente su espalda… no me hagas esperar más… te lo suplico… hazlo ahora… quiero sentirte de nuevo dentro de mí… dijo Marian, mientras ella acariciaba su miembro con una de sus manos, y empezaba a masturbarlo con suavidad…
Byakuya gimió por lo que su diosa le estaba haciendo, él empezo a bajar su mano por el cuerpo de Marian acariciándolo, y colocó una de sus manos por debajo de la ropa interior de Marian, y empezó a acariciar su intimidad y a frotar sus dedos por su clítoris… en la habitación solo se oían más y más gemidos entrecortados, suspiros cada vez más acelerados y algún que otro grito, por ese maravilloso y anhelado placer que estaban dándose el uno al otro…
- Ohh mi princesa… esto es tan maravilloso… como añoraba sentirte, tenerte entre mis brazos, y sentir de nuevo todo esto…
- Yo también lo extrañaba mi capitán, hazlo ya… por favor… te necesito -dijo gimiendo fuertemente de nuevo…
Byakuya cumplió los deseos de sus esposa. Paró sus caricias en la intimidad de Marian, le quitó la prenda de ropa interior con suavidad pero a la vez con ansia… se acomodó suavemente entre sus piernas y con una embestida entró dentro de ella, ambos gimieron descontroladamente. Byakuya empezó a moverse lentamente, disfrutando cada movimiento que hacía, provocando que Marian arqueara la espalda de placer… ya estaban muy excitados y casi en el clímax debido a todo el placer que se habían estado dando préviamente. Byakuya aceleró sus movimientos, hundiendo su boca y su lengua en el cuello de ella, Marian acariciaba y arañaba suavemente la espalda de su capitán, subió sus largas piernas hasta la cintura de su esposo, facilitando así, el que Byakuya pudiese profundizar aún más…
Pronto empezó el cántico agitado de gemidos, que salían de sus bocas, gemidos totalmente apasionados, ansiados y entrecortados, que casi rozaban gritos de placer deseperados.
Byakuya salió de ella con suavidad cuando Marian soltó sus piernas de su cintura.
Byakuya la abrazó fuertemente contra su pecho, respirando aún entrecortadamente y le dijo:
- Marian me enloqueces tanto… me haces sentir tan maravillosamente bien, y soy tan feliz de tenerte a mi lado….
- Tú eres increíble Byakuya, me haces enloquecer de pasión, de deseo, de amor… eres todo lo que siempre soñé.
- Jamás podría vivir sin ti, mi princesa… ya no podría… todo contigo es maravilloso… no sé como pude pasar tanto tiempo sin encontrarte… te amo mi diosa…
Marian se emocionó con las palabras de su esposo… y le dijo:
- Cariño eres… lo mejor que me ha pasado… no se dónde habías estado durante parte de mi vida… pero lo mejor que me ha podido pasar a sido encontrarte y estar contigo… por que te amo más que a mí misma…
Los dos se besaron dulcemente y se durmieron abrazados.
Ambos disfrutaban cada minuto que podían con su hijo, tenía el pelo de color oscuro como su padre y los ojos de su madre. A Rukia, su tía, le encantaba jugar con el pequeño. Con los meses que fueron pasando, Ginrei ya no era tan bebé… y la prueba era que un día, en una fiesta, con la presencia de Byakuya, Ukitake, Unohana, Renji, y algunos más como el capitán general Yamamoto, Hisagi, Yachiru, Kira, Toshiro, Matsumoto, Yoruichi, Kyoraku, Yumichika, Ikkaku, Nemo, Momo y los demás… Marian tenía entre sus piernas al pequeño, que intentaba desde hacía días ponerse de pie. Ese día lo consiguió, se puso de pie balanceándose al no tener equilibrio, y empezó a caminar.
Marian dijo:
- Byakuya!, el pequeño Ginrei, está caminando, jajaja.
Byakuya giró la cabeza rápidamente, al igual que todos en la fiesta, y allí lo vió, con su pequeño cuerpecito aguantando sus piernas, caminando lentamente… y dijo mientras se acercaba sonriendo:
- Muy bien Ginrei!, tan pequeño y tan pronto quieres crecer?… dijo cogiéndolo en brazos y abrazándolo cuando el pequeño se canso de aguantarse de pie y se había sentado en el suelo.
Tres años pasaron, dejando ver a una ya no tan pequeña familia Kuchiki.
Marian y Byakuya después de Ginrei, habían tenido mellizos, la niña era igual a su madre, y el niño igual a su padre, los dos eran preciosos. Decidieron que la niña se llamaría Vaitiare tal y como habían dicho que se llamaría si tenían una niña, cuando tuvieron a Ginrei. Al niño decidieron llamarlo Ukitake; en honor a Ukitake-taicho, gran amigo y profesor de kendo en la niñez de Byakuya.
Estaban en el jardín Byakuya, Marian; Ginrei que ya tenía tres años, y Vaitiare y Ukitake que tenían 1 año y medio. Marian estaba embarazada de nuevo y según Unohana iba a ser una niña…
Marian acariciaba la cabeza del pequeño mientras colocaba su oreja en la barriga de su madre, le encantaba intentar escuchar algo… La pequeña Vaitiare abrazaba a su padre, era tan cariñosa como su madre y él tenía que reconocer que su pequeña era su ojito derecho. El pequeño Ukitake caminaba todo lo rápido que podía sonriendo, al ver como su tía Rukia se acercaba a ellos.
- Hola mis pequeños sobrinos, hola Marian, hola nii-sama -dijo Rukia sonriendo y cogiendo al pequeño Ukitake en brazos.
- Hola Rukia -dijeron Byakuya y Marian devolviéndole la sonrisa.
- ¿Como llevas el embarazo? -preguntó Rukia a Marian.
- Bien, se porta muy bien la pequeña aquí dentro…
- Me alegro mucho Marian… Bueno os dejo que voy a ir a ver a Ukitake-taicho. Adiós.
- De acuerdo Rukia. Hasta pronto -dijo Byakuya.
- Adiós Rukia -dijo Marian.
La pareja se quedó allí en el jardín… riendo y jugando con sus hijos…
Marian y Byakuya siempre habían deseado tener una gran familia, con muchos niños, y realmente esa gran mansión antes vacía y solitaria, ahora estaba llena de amor, alegría, risas y compañía…
Ambos no podían desear nada más, se tenían el uno al otro, tres maravillosos hijos, y esperando al cuarto… y quien sabe si en su futuro tendrían más.
De lo que no quedaba ninguna duda era de que el destino había unido a Marian y Byakuya… se amaban totalmente, en cuerpo y alma y se sentían la pareja más feliz y afortunada de todo el Seireitei…
FIN
Bueno aquí os dejo el último capitulo, con el último encuentro lemon... espero que les haya gustado! Muchísimas gracias a todos/as por leer! Saludos! Y nos veremos pronto cuando escriba un nuevo fic!