—Ben— una voz lejana inundó mi conciencia, aumentando su volumen poco a poco, despertando progresivamente mis sentidos torpes y adormilados. Aturdido, abrí lentamente los ojos, sin comprender quien y en donde estaba.

Tras unos segundos de permanecer con mi consciencia nublada, los recuerdos de la noche anterior volvieron a mí. Me removí ligeramente, mis extremidades antes rígidas comenzaron a moverse y recuperarse. En cuanto la fuerza en mis brazos se recuperó lo suficiente, posé mis manos sobre la superficie en la que estaba recostado como apoyo y comencé a incorporarme.

¿En qué momento me quedé dormido?

Me pregunté, sin tener idea de cuando sucedió. El último recuerdo que tenía pertenecía al momento que abracé a mis padres y lloré en su regazo, después de eso no había más. Probablemente, en algún momento me quede dormido sin darme cuenta.

—Ben — La voz volvió a resonar, esta vez muy cerca de mí. Antes no fui capaz de identificarla, pero esta vez fue mucho más clara y familiar, tras relacionarla rápidamente con mis recuerdos de inmediato identifiqué a quien pertenecía.

Amplié los ojos sorprendido, sintiendo como la somnolencia que aún estaba presente en mi sistema desapareció rápidamente. Con los ojos bien abiertos, viré en dirección de donde provenía esa voz.

—Chris...— me fue imposible reprimir la evidente emoción en mí voz al verle despierto. Chris estaba sentado sobre la cama, vistiendo la misma ropa de hospital blanca que portaba cuando lo vi el día anterior, y sus manos heridas estaban cubiertas por una capa ligera de vendas.

Sin poder contener la alegría de verlo despierto tras lo ocurrido, acorté la distancia y lo abracé con fuerza. Sabía mejor que nadie la gravedad de sus heridas internas, por lo que asumí que estaría inconsciente durante algunos días más. El verle despierto era un buen indicio de una mejora rápida.

Chris amplió los ojos con sorpresa, sin esperar ese repentino abrazo. Sus manos, que antes estaban inmóviles en su regazo se levantaron vacilantes, dudando por varios segundos si corresponder o no a ese gesto. Permaneció en ese estado por un tiempo, recuperándose lentamente de la sorpresa, hasta que finalmente sus brazos rodearon mi espalda, correspondiendo al abrazo.

Ese abrazo se prolongó durante unos minutos, incapaz de romperse. Esa era la primera vez que teníamos un contacto de ese tipo desde el primer ataque de Darkness. En ese momento, la oportunidad de crecer y compartir nuestros primeros años de vida como hermanos y cómplices de juegos nos fue arrebatada cruelmente.

Condenándonos durante años a vivir separados e ignorantes de la existencia del otro. Pero, aun así, la conexión inexplicable que surgía entre nosotros estaba presente, fuerte e irrompible. El sentimiento de hermandad y comprensión mutua que experimentábamos era como si hubiésemos estado juntos desde nuestro nacimiento.

Tras permanecer renuentes a romper el abrazo por unos segundos más, ambos retiramos nuestros brazos a regañadientes. Con confianza y sin las dudas iniciales que me aquejaban, rompí el silencio.

—¿En qué momento despertaste? —pregunté, sentándome de rodillas cerca de él. La cama no era muy grande, si me movía demasiado podía caerme o incluso hacer caer a Chris también.

— Desperté hace poco. Cuando te vi recostado a mi lado me sentí más tranquilo y feliz de no estar solo de nuevo. Supongo que mamá y papá sabían que sería así, por eso te arroparon junto conmigo. — Chris sonrió, apartando con su mano el cabello que cubría su rostro.

Las emociones ocultas en esa oración eran claras y describían abiertamente el miedo y la soledad que tuvo que experimentar durante mucho tiempo. Un dolor punzante se instaló en mi pecho al entender el significado de sus palabras.

Tenía muchas preguntas que hacer, pero las reprimí lo mejor que pude. No conocía en su totalidad lo que él había sido forzado a experimentar siendo controlado por Darkness, el dolor que su expresión mostró cuando me suplicó que le atacara hablaba por sí mismo.

Debió de ser algo horrible.

Pareciendo saber lo que estaba pensando, Chris negó con la cabeza.

—No necesitas preocuparte por el pasado, lo que sucedió antes solo será un mal recuerdo que no planeó experimentar nuevamente ni permitir que tú o nuestra hermana lo experimenten – Sin importarle el dolor, Chris posó su mano sobre mi hombro y apretó ligeramente, dedicándome una amplia sonrisa. — Tengo algunas pistas del paradero de Jen, puede que no pase mucho tiempo hasta que la encontremos.

Las comisuras de mis labios se elevaron, formando una sonrisa. Jennifer es el nombre de nuestra hermana.

Antes, el tener hermanos con los cuales convivir parecía ser una fantasía. Ahora, por el contrario, era real y nuevo para mí, que viví como hijo único mucho tiempo.

—Cuéntame. ¿Que has hecho durante estos años?– los ojos de Chris brillaron con curiosidad.— Hasta hace un año me enteré de ti y de Jen debido a Darkness. Fuera de algunas cosas sobre nuestra familia y nuestros abuelos, desconozco lo demás.

Mi sonrisa se paralizó con aquella pregunta.

La emoción en el rostro de Chris era evidente. Viendo su expresión de anticipación y emoción, sonreí.

—Ahora que me lo preguntas, pienso que hasta hace unos meses mi vida era de lo más aburrida. Ir a la escuela, regresar y hacer la tarea no es algo divertido en absoluto — reí, rememorando mis experiencias nada agradables con la palabra estudio. Era irónico que ahora lo que más odiaba, se volvería una de mis armas más importantes para sobrevivir. — La escuela es un lugar en el que otros niños se reúnen para aprender temas de lo más aburridos. Si no fuera por el Omnitrix, seguramente seguiría con esa vida monótona durante varios años. Pero...

La sonrisa en mi rostro desapareció.

—Entre estar en nuestra situación e ir a la escuela, ahora creo que la última opción no es tan mala.

En silencio Chris me escuchó, su expresión alegre no había cambiado, pero su mirada era profunda.

—Ya lo creo — Ignorando el ambiente sombrío que había cubierto el lugar tras mis palabras, Chris siguió hablando, con la intención dejar la existencia de Darkness en segundo plano en esta conversación. — Con Omnitrix ...¿Te refieres al objeto que rodea tu muñeca?

Ante su pregunta, viré hacia el reloj. Su dial, que durante la reunión era azul había regresado al color verde al que estaba acostumbrado. Era muy distinto al anterior, pero su función era casi la misma. No debía haber algún problema si hablaba de sus funciones por ahora.

—Lo es, aunque este es diferente al que llevaba antes, ese podía transformarme en otras especies alienígenas al activarlo.

—Me hubiera gustado mostrártelo en acción, pero ya no puedo, al menos ya no podré transformarme con él. En el futuro, cuando sepa usarlo, prometo que podrás verlo.

Chris asintió, observando el reloj con curiosidad.

Por varios minutos ambos conversamos. Las batallas pasadas, los encuentros con Vilgax y con otros enemigos fueron el tema principal. Tal como había mencionado con anterioridad Chris, la mayor parte de lo que era de conocimiento general para una persona común era desconocido para él.

Acciones que se podían considerar triviales, como leer o escribir tampoco eran una tarea fácil para él. Aparentemente, Darkness desde el incidente no le dejó actuar por su propia voluntad, limitándose a cumplir sus objetivos sin importarle a quien dañaba en el camino.

El sonido de la puerta abrirse tras nosotros rompió aquella atmósfera amena. Guardando silencio, viramos hacia la puerta. Pronto, una figura familiar nos miró sorprendida.

Mamá...

Antes de que fuéramos capaces de hablar, Mamá recorrió en un instante la distancia que nos separaba y nos abrazó. Numerosas lágrimas recorrieron sus mejillas, mientras nos afianzaba en un abrazo cálido. Las comisuras de mis labios se elevaron, formando una sonrisa.

Mirando por sobre su hombro, mi mirada hizo contacto con la de papá, quien miraba la escena desde la puerta, con un semblante tranquilo y una sonrisa. Cuando me miró, su sonrisa se amplió y caminó hacia nosotros. Sentándose en la orilla de la cama, palmeó la espalda de mamá.

—Vas a lastimarlo, cariño — las dulces palabras de papá salieron de sus labios, mientras posaba la mirada en mamá, que al darse cuenta del significado de esa frase se separo ligeramente de nosotros, permitiendo a Chris mover sus manos lastimadas lejos de su pecho.

Aunque ese abrazo se había roto, la alegría irradiaba en el rostro de Chris. Con los ojos inundados en lágrimas, esta vez Chris se aferró a los brazos de mamá, manteniendo su mirada fija en las sábanas y sin atreverse a levantarla.

Sus manos temblaban y se aferraban torpemente en los brazos de ella, como si temiera que se alejara. La mirada de mamá se suavizó, y esta vez, lo acercó lentamente a ella, en un abrazo protector. En silencio, me bajé de la cama y miré a papá. Con un gesto con la mano, le indiqué que se acercara.

Ya había pasado un tiempo con Chris y conversado, ellos por el contrario no habían interactuado con él después de que despertara. Ante la complejidad de todo lo que había sucedido esos últimos días era el momento adecuado para recuperar el tiempo perdido y sanar vieja heridas.

Pareciendo comprender lo que quería hacer, me dedicó una sonrisa cálida y posó su mano sobre mi cabeza, desordenando mi cabello. Al igual que mamá, él se acercó a Chris e intentó consolar a las dos personas sollozantes.

Con una sonrisa, me puse los zapatos y caminé hacia la puerta.

Aunque los años que estuvieron separados no se podían recuperar, al menos a partir de ese momento la gran herida y dolor que Darkness causó podría sanar un poco.

Sin hacer ruido, salí de la habitación y cerré la puerta tras de mí.

Mi mirada, que había estado fija en el suelo se elevó, haciendo contacto con ojos curiosos que me miraban atentos desde la sala de estar.

Me sobresalté, sorprendido.

Gwen y Ken estaban de pie a unos pasos de la abuela, por su posición, parecía estar en medio de una demostración de sus habilidades. Al verme salir, ella se detuvo y viró hacia mi dirección, sosteniendo una flor de maná en la otra mano.

Frank y Lily observaban a sus dos hijos en silencio.

La expresión de Lily contenía cierta molestia mientras observaba a la abuela Verdona, pero en cuanto salí, sus cejas fruncidas se relajaron rápidamente y me miró, aquella expresión desapareció.

—¿Que...?.— sin saber que decir, las palabras se atoraron en mi garganta. Había olvidado que todos habían sido traídos a la base. Con un nudo en la garganta, analicé sus reacciones. La reacción de mis padres y el abuelo eran de esperarse al ser los que estuvieron expuestos al incidente años atrás.

Respecto a los demás...

Desconocía cual sería su comportamiento hacia mí después de haberse revelado la existencia de Darkness y que mis habilidades les pusieron en peligro.

La abuela Verdona pareció adivinar mis inquietudes, y con una mirada suave, hizo flotar la flor de maná hacia mí. La flor brillante flotó lentamente, girando y dejando una estela de luz tras ella. Cuando me di cuenta de las intenciones de sus intenciones, extendí mi brazo, y esperé a que la flor se detuviera en mi palma.

Como la primera vez, el contacto de los pétalos cargados de energía pura con mi cuerpo trajo consigo una calidez y una sensación revitalizante.

Verdona sonrió.

—Ya les expliqué todo. — Posando sus manos sobre los hombros de Gwen y Ken, movió ligeramente su cabeza, indicándome que me acercara — Hay algunas cosas que quiero hablar contigo y con ellos sobre lo que pasará a partir de ahora, por favor acércate.

En el sillón desocupado, mis dos primos se sentaron, dejando un espacio para mi.

Caminé en silencio hacia el sillón, acunando cuidadosamente la flor en mis manos. Después de sentarme, miré a Verdona. La embajadora de la Tierra fue clara sobre el entrenamiento al que debía someterme, pero desconocía lo que pasaría con Chris y los demás. Temía tener que separarme de todos, pero era consciente de que tendría que hacerlo si mi presencia los ponía en peligro.

Verdona caminó hacía el centro de la habitación, cambiando su expresión tranquila a una seria.

—Ahora que Chris y tú están a salvo, los plomeros de esta base están preparando una estrategia de contraataque en caso de que Darkness intente atraparlos nuevamente.

Los ojos azules de Verdona, se fijaron en mi dirección. Por unos momentos, creí que me estaba mirando, pero tras seguir en detalle la dirección en la que miraba me di cuenta que miraba a Gwen.

—Los altos mandos ya acordaron que Ben entrenará en esta base para fortalecerse. Pero queda pendiente una cuestión importante, que no puedo dejar a la deriva por la seguridad de ustedes.

Elevando su dedo índice y pulgar, en medio de ellos una pequeña esfera tomó forma.

Amplíe los ojos, recordando la esfera de luz que Darkness había retirado de mi cuerpo durante la pesadilla.

— Abuela, eso es...— Sin lograr terminar la frase, Verdona negó.

—Es parecido, pero no es lo mismo — su brazo se movió horizontalmente hacia un lado. La esfera que estaba entre sus dedos, permaneció suspendida en el aire, antes de dividirse en dos partes. Las dos flotaron hacia Gwen y Ken, que miraron confundidos a la esfera de luz que se acercaban a ellos.

— Ben y Chris despertaron el poder en sus cuerpos a causa de Darkness, lo que los vuelve por ahora en su principal objetivo — Las esferas comenzaron a brillar intensamente, emitiendo una luz cegadora — Pero el despertar puede no ser exclusivo de ellos. Ustedes también pueden despertar en cualquier momento la herencia de mi especie, en especial tú, querida.

No fue difícil adivinar a quien iban dirigidas sus palabras.

Esas palabras estaban dirigidas a Gwen, que miraba vacilante la esfera.

—¡Verdona, tú...!— Lily se levantó de su asiento, exaltada.

A excepción de la abuela Verdona y el tío Frank, todos le miramos sorprendidos. Aunque no convivía frecuentemente con ella, conocía parte de su personalidad y carácter. La tía Lily no era el tipo de persona que actuara de forma impulsiva con facilidad.

Sus ojos azules brillaban con enojo y evidente rechazo a Verdona.

Mi mirada viajo varias veces de la abuela a Lily, intentando comprender la razón por la que ambas no se llevaban bien.

Observando las acciones de Lily, Verdona entrecerró los ojos.

Tras intensos segundos de silencio entre ellas, Verdona suspiró rendida.

—Se que no te agrado, y que te incomoda el hecho de que la familia de tu esposo este relacionada conmigo, que no soy humana — su voz se agravó, sin detener el flujo de palabras claramente acusatorias dirigidas a Lily— Pero deberías mantener esa molestia para otro momento y no dejar que te ciegue.

Posando su mano sobre su pecho, Verdona prosiguió.

—Admito que parte de esta situación es mi culpa. De haber nacido como cualquier otra especie o una humana como ustedes, probablemente esta situación no existiría. — sus ojos viajaron por unos instantes hacia mi, cargados de una culpa infinita. Su apariencia abatida, hizo que mi corazón se encogiera. — Pero lamentablemente no hay nada que podamos hacer al respecto con eso. Solo podemos afrontar los hechos y prepararnos desde ahora.

Sin previo aviso, las esferas se movieron hacia las frentes de Ken y Gwen, que fueron tomados desprevenidos. Como si su piel fuera agua, las esferas la atravesaron sin resistencia y desaparecieron.

Los cuerpos de ambos se tensaron, y sus ojos que miraban confundidos a su alrededor se iluminaron en una intensa luz.

Reaccionando a eso, la flor en mis manos comenzó a pulsar.

Miré confundido a la flor, para después mirar a Gwen, que parecía haberse sumido en un palabras que Lily se había preparado para decir se atoraron en su garganta, y su expresión cambio, demostrando miedo.

Tan rápido cómo empezó, la luz brillante en sus ojos disminuyó gradualmente, para finalmente desaparecer. Ken entrecerró los ojos y Gwen parpadeó varias veces, ambos parecían mareados.

Antes de que alguien pudiera hablar, Verdona se adelantó.

—No me malinterpretes — bajando su mano y cerrándola en puño, Verdona viró hacia Lily, quien se acercó preocupada hacia sus hijos. Sus manos se posaron en sus rostros, mientras que con su mirada comprobaba que estuvieran bien.— Lo que acabo de hacer fue bloquear temporalmente cualquier fluctuación que pueda desencadenar un despertar en ellos.

Girando su cuerpo, desvió la mirada de ella y se dirigió hacia Frank, que permanecía sentado y observando con impotencia la escena frente a sus ojos.

Rodeando los hombros de sus hijo, dijo con tristeza.

—A los anoditas se nos conoce como seres impulsivos, que difícilmente pueden permanecer atados a un solo lugar sin terminar abandonándolo al poco tiempo. — Con dolor en sus ojos, Verdona caminó detrás del sillón y posó ambas manos en los hombros de Frank — Yo no era diferente. Cuando Max progresaba como plomero y él raramente regresaba a casa, tuve el impulso de irme, pero por mis hijos reprimí ese deseo hasta que fueron los suficientemente mayores como para ya no depender de mí.

—Aquello trajo desacuerdos entre Max y Carl, que los llevo a no convivir como padre e hijo durante mucho tiempo.

El cuerpo de Frank se tensó, conforme los recuerdos del pasado regresaban a él.

—Fue una de las peores decisiones que he tomado en mi vida. Cuando me dí cuenta de ello, regresé para conocer a sus hijos y poco después el ataque de Darkness sucedió — las uñas de Verdona se aferraron a la ropa de Frank, como si de esa forma fuese suficiente para impedir que se fuera — Después de eso volví a irme, cometiendo el mismo error que prometí no volvería hacer.

Lily, que a mitad de su explicación viró hacia ella, le miró, aún con el miedo escrito en su rostro.

—No cometas el mismo error que yo. Tu miedo al cambio y a lo desconocido puede traer consecuencias irreversibles para Gwen y Ken, que si no procuramos prevenir desde este momento, puede volverlos en los próximos objetivos de Darkness.

Aquellas palabras provocaron que la cara de Lily palideciera.

—Si es su destino desarrollar los poderes de mi especie o no, así será, pero solo ellos podrán decidir si lo quieren o no.

Sus ojos volvieron a mirarme, y sus labios dibujaron una sonrisa melancólica.

—No pude hacer nada contra Darkness cuando atacó a Ben y despertó su poder a la fuerza. Quizá por mi impotencia en ese momento, soy renuente a dejar que algo parecido vuelva a ocurrir.

La sonrisa de la abuela se congeló, y rápidamente se convirtió en una linea inexpresiva.

— Aunque uno de mis deseos era que mis hijos y nietos tuvieran las habilidades de mi raza, actualmente desearía que Chris o Ben jamás las hubieran despertado. Por qué el poder del que estaba tan orgullosa se convirtió para ellos en un grillete que los ata al dolor y desgracia que Darkness insiste en infligirles desde que apareció.

—Prefiero bloquear mi propia herencia, que dejar que sus vidas se vean arruinadas por ella.

Aquellas palabras fueron las últimas que Verdona fue capaz de articular y la habitación se sumió en un profundo silencio.

Mis manos comenzaron a temblar, sin importar si dañaban la flor sobre mis palmas.

Hace unas horas, creía que la culpa que abrumaba a Verdona estaba arraigada directamente a la impotencia de no poder hacer nada para evitar que Darkness se llevara a mis hermanos, y el que fue incapaz de evitar que él me hiciera daño.

Pero nunca imagine que su culpa sería tan profunda, como para desear desaparecer su propia existencia de nuestros cuerpos, la herencia energética que fluía silenciosamente en nuestro interior y que era la única línea que nos unía a ella.

Pareciendo sentir lo mismo que yo, Gwen se levantó de su asiento, pasando de largo a su madre y dando pasos hacia Verdona. Ante la atenta mirada de todos, Gwen extendió sus manos y la abrazó.

Su acción descolocó a Verdona, que permanecía de pie, estática.

Sin señal de tristeza o enojo, por primera vez desde que llegué a la base , Gwen habló.

— Lo que dices es demasiado cruel — dijo, mirándola a los ojos. — Si no hubiera sido por Ben y tú, probablemente todos habríamos muerto en ese barranco, no deberías culparte por transmitir una habilidad que en mi opinión es hermosa.

Me quedé sin palabras al escuchar la opinión de Gwen.

—No importa si eres alienígena, humana o cualquier otro ser, estoy feliz de que hayas vuelto, y que por fin pueda conocerte.

Aquellas palabras retiraron un enorme peso de los hombros de Verdona. Su expresión afligida se suavizó, y el dolor pasado finalmente desapareció de su rostro. Ken, quien había permanecido sentado sin decir ni una palabra, se puso de pie y caminó junto a su hermana.

— Gwen tiene razón, no te culpes por lo sucedido. — La expresión de su rostro era serena, sin ningún rastro de turbulencia. Quizá al ser algunos años mayor que nosotros, tenía un enfoque diferente de la situación. O simplemente trataba de no dudar y permanecer fuerte al ser un hermano mayor y demostrar seguridad ante su hermana menor.

Aunque Gwen no lo aparentaba, las palabras de la abuela le habían afectado en cierta medida. Podía sentir como sus emociones fluctuaban, pero ella se negaba a demostrarlo en su rostro y en sus acciones, sabiendo que en la situación actual traería mas mal que bien.

Recordando su formas de ser, la tristeza y pesar que me embargaban desaparecieron gradualmente. La declaración de Gwen había roto el ambiente pesado y sombrío, evitando que el tema se fuera más allá y convirtiera esa reunión familiar en un charla dolorosa para todos.

Lily no dijo nada. Parecía estar considerando las acciones de la abuela y debatiéndose en un dilema interno sus acciones en el pasado hacia ella.

No la culpaba por su reacción con la abuela, en realidad, su preocupación se centraba más en lo que pasaría con Gwen y Ken. Pero con la explicación de Verdona y la resolución de algunos mal entendidos pasados, esperaba que a partir de ahora la relación entre ambas mejorara en el futuro.

Desviando mi atención de ellos hacia la flor, me concentré en absorberla. Los pétalos brillantes se elevaron ligeramente, aumentando su brillo y convirtiéndose en partículas de luz. Como la vez anterior, ellas se acercaron y entraron a mi cuerpo.

Sentí como esa energía se complementaba con la mía, y restablecía un poco la que perdí durante la batalla. Aquella acción no fue observada por los demás, o al menos eso pensé.

La puerta que en un principio estaba cerrada, ahora se encontraba abierta. Y de pie, bajo el marco de la puerta, el abuelo Max observaba la interacción de la abuela Verdona con los demás. Lily, que también observaba la escena con una expresión complicada en su rostro, se percató de que miraba en dirección a la puerta y volteó.

Reaccionando a nuestras miradas, el abuelo Max comenzó a caminar hacia nosotros. Solo hasta entonces, la abuela Verdona y Frank se percataron de su presencia. Con un movimiento de cabeza, saludo a Lily, que solo pudo asentir.

El abuelo Max se detuvo frente a mí, y extendió su mano. En su palma una pequeña insignia de plata con la forma del Omnitrix en el medio.

—Tómalo — con una voz suave, me instó a recoger la insignia — El Comandante Ernest me pidió que te entregara esto, para que puedas acceder a las área de entrenamiento mientras se normaliza nuestra estancia en este lugar.

Vacilante, extendí mi mano y recogí la insignia. Era bastante pequeña , no más grande que el dial del reloj y ni tan pequeño como un botón.

—Dos personas te esperan afuera, son plomeros enviados por la embajadora Irena que te guiaran a conocer a algunos niños que son refugiados en esta base. Todos ellos son similares a ti, son humanos mitad anodita.

Amplié los ojos sorprendido.

Irena lo había mencionado el día anterior, pero no pensé que los vería tan pronto.

Desconocía muchas cosas, y las habilidades que utilicé se limitaban a algunos recuerdos de Verdona. Era completamente ignorante del verdadero potencial y usos de mi poder. Tal vez...al conocer personas en situaciones similares a la mía, podría tener un gran avance.

—Esta ocasión no podré acompañarte, a partir de hoy regreso a ser un plomero activo y tengo muchas cosas que preparar para que todos puedan permanecer sin problemas aquí. — Disimuladamente, la mirada del abuelo se desvió hacia Verdona. Ese gesto no fue indiferente para ella.

—Son buenos chicos. Te llevaras bien con ellos en cuanto se conozcan — Esta vez, el abuelo viró directamente hacia Verdona — También hay algunas cosas que debo conversar contigo ¿Podemos hablar ahora?

Aquella pregunta no planeaba forzar a la otra parte a aceptar.

A pesar de llevar mucho tiempo sin verse, el abuelo Max demostraba sin ocultarlo el aprecio y cariño que tenía a la mujer que fue su esposa por tantos años.

—Pueden ir con él si lo desean. — sus palabras esta vez iban dirigidas hacia Ken y a Gwen — Por nuestra seguridad, no podremos salir de la base a menos de que se compruebe que estemos a salvo. No sería bueno que se aíslen solamente a estas cuatro paredes, sin interactuar con otros niños de su edad.

Gwen y Ken se miraron entre sí, preguntándose si deberían hacerlo.

Cuidadosamente, la abuela Verdona los empujó hacia adelante. Frank asintió ante la acción de su madre.

Con una expresión más tranquila, agregó.

— Vayan. Por lo que escuché hay áreas de la base destinadas al entretenimiento, su madre y yo conversaremos con los padres de Ben sobre nuestros trabajos — Con una seña con la mano, Frank indicó a Lily que se sentara a su lado. Ella obedeció.

Tornando sus gestos más tranquilos y dejando en segundo plano su altercado con Verdona, se dirigió a sus hijos.

—Su padre tienen razón. Además...— desvió su atención a mí — Dudo que los padres de Benjamín se separen de su otro hijo ahora que está de vuelta. Acompáñenlo, y convivan.

Levantando su mano, hizo énfasis.

—Sólo no se peleen. No quiero enterarme que se pelearon y dejaron de hablarse, tal como lo hicieron hace un par de años ¿Entendido?

Me encogí en mi lugar, esa advertencia iba dirigida específicamente a Gwen y a mi.

Con las mejillas enrojecidas por la vergüenza, intenté ocultarme sin éxito tras el abuelo. No era necesario traer a la luz la pelea tan vergonzosa a la que refería. Gwen también se puso roja, avergonzada por las palabras de su madre.

Ken se tapó la boca con la mano, reprimiendo una carcajada.

La abuela Verdona inclinó un poco la cabeza, sin entender a que se referían y que era tan gracioso.

Gwen miró a su hermano con ojos acusadores.

El abuelo Max, afortunadamente actuó como salvavidas. Y llamó a las personas que esperaban tras la puerta.

— Pueden pasar —

Sin demorarse, dos personas entraron a la habitación.

Eran una chica y un chico.

La chica no aparentaba tener mas de 15 años, alta y con un peculiar cabello blanco. Vestía un traje parecido al que utilizaba el abuelo Max, pero más mecanizado, con las partes metálicas de color blanco y las partes de tela de color negro. Las comisuras de sus labios se elevaban ligeramente, en una sonrisa.

El otro chico parecía tener la misma edad que ella, pelo negro y ojos dorados. A diferencia de la chica, vestía una ropa menos mecanizada con tonos grises y una capucha blanca, muy parecida a la que portaba Irena, pero menos elaborado.

Su expresión estaba congelada, plana y sin signo de perturbación.

La chica, camino hacia nosotros y dio una leve reverencia al abuelo, antes de girarse y finalmente se presentó.

—Me llamo Serenity, Serenity Leonheart. Pero pueden llamarme por mi nombre humano, Serena— sin disimular, le dio un pequeño codazo a su compañero. Este frunció el ceño, y parecía querer protestar por su acción, pero al final no lo hizo.

—Me llamo Endimion, Endimion Daemon. Pueden llamarme Cane — Su voz tenía un toque de aburrimiento y exasperación, pareciendo no querer estar allí. La mirada divertida de la chica, solo me reafirmó de que él estaba allí a causa de ella.

Serenity observó a todos, hasta que su mirada se detuvo en mi persona. Sus ojos azules brillaron con emoción, y abandonando las formalidades, se acercó sin pena.

Tomándome desprevenido, ella se inclinó hacia mí.

—¡Debes ser Benjamín, el nieto del mayor Max Tennyson!—Me observaba con alegría, con una amplia sonrisa. El chico tras ella se limitó a suspirar, ante la exhibición abrupta de alegría de su compañera.

Sin saber que decir, asentí. La alegría en su cara se elevó un nivel.

—Hemos escuchado mucho de ti— tomó el brazo de Endimion y lo jaló un poco para que se acercara. Rendido, hizo lo que ella quería. — Mi gente y yo le debemos demasiado a tu abuelo, quien nos salvó hace muchos años. La deuda con tu familia no puede ser saldada con solo palabras. Los Otsusukis y Daemons estamos listos para ayudar si lo necesitan — viro hacia el abuelo. El abuelo Max sonrió, y asintió.

— Se nos asigno llevarte con los otros niños. Ellos ya están esperando en la sala de entrenamiento, te guiaremos hacia allí— Serenity se irguió y camino unos pasos hacia atrás, trayendo consigo a Endimion. — Rook y Lysan te esperan allí. Ellos te guiaran por la etapa inicial del entrenamiento físico.

Atento a sus palabras, me puse de pie.

Ya me había preparado mentalmente para ese momento. Tras el enfrentamiento con Darkness me di cuenta de la gran diferencia entre nuestras habilidades, mi victoria esta vez era un golpe de suerte. La próxima vez no iba a ser igual.

En el encuentro, Darkness recibió mucho daño y estaba aun más débil. Tardaría un tiempo en recuperarse, debía sacar ventaja de ese tiempo para fortalecerme y prepararme para otro enfrentamiento inminente.

Caminé hacia Serenity.

Gwen y Ken no parecían estar seguros de si debían ir con ellos. Pero con un gesto de su mano, el abuelo les indicó que estaba bien.

Endimion y Serenity caminaron hacia la puerta, y de tras de ellos nosotros salimos.

Mi rostro tranquilo experimento un cambio enorme, tornándose en una expresión determinada. A partir de ese momento ya no era el mismo Ben de semanas atrás. En esos pocos días, mi vida había cambiado. Mis objetivos pasados fueron sustituidos y mi actitud despreocupada progresivamente quedaba en el pasado.

En cuanto entrara a esa sala, mi destino estaría sellado y solo tendría una opción:

Luchar.