* Universo Alterno
La tensión era tanta que se podía sentirla, Sirius estaba bebiendo un sorbo de whisky cuando James decidió que era el momento de tomar esa decisión. Casualidad del destino o no, Dumbledore había decidido pasar junto a ellos esa noche, Lily pensaba que era lo correcto hacerlo frente a Dumbledore, a pesar de las quejas de Sirius.
"No todos pueden enterarse" pensaba el ojigris, pero a la pelirroja parecía importarle poco y nada su opinión, y James como siempre estaba del lado de su pelirroja.
- ¿Tu siempre estarás de mi lado, no Harry? – le susurro Sirius al bebe de casi quince meses, que por "Casualidad" seguía despierto, a pesar de que la noche estaba muy entrada. El bebe solo asintió, ya que entendió que debido a la tensión que casi se respiraba en la cocina, lo mejor era mantener la boca cerrada. "Tiene una gran percepción de lo que ocurre a su alrededor"
La realidad era que Sirius, como buen tío/padrino que era, le dio como medio litro mas de gaseosa de lo que debía, y el bebe tenia los ojos tan abiertos como si fuese un búho. Si Lily se enteraba, estaba muerto.
- ¿Qué es lo que sucede, James? – le pregunto Dumbledore, con su habitual voz pausada y calmada - ¿Ya te has decidido?
- Si – le respondió James Potter. Dumbledore miro de reojo a Sirius, que estaba a su lado – no es Sirius, señor. Eso seria demasiado obvio.
- Debo decir que concuerdo, señor Potter… ¿Pero me estoy perdiendo de algo? Si bien recuerdo la última vez que nos vimos, hace más o menos una semana, dijiste que el Señor Black era el indicado.
- Fue justamente Sirius el que me convenció de que no lo utilizase a el, Profesor, pero si me pidió que lo utilice a el de cebo. Ya sabe, para…
- Distraer a los mortifagos, dar una falsa pista – termino Dumbledore – me parece una buena idea, Señor Black, muy inteligente de su parte – dijo Dumbledore mirando a Sirius con esa habitual mirada azul que parecía dejarte transparente ante sus ojos – pero Señor Black, déjeme recordarle de los riesgos a los que se expone...
- No me importaría enfrentarme hasta con el mismísimo Voldemort – le dijo Sirius a su ex director del colegio – Si Voldemort esta detrás de las vidas de Lily y James es porque los considera un problema, uno muy grande – decía mientras miraba a sus amigos, James le devolvía la mirada orgulloso y Lily con agradecimiento – yo solo quiero ayudar a que ese bastando no se salga con la suya.
- Sirius – comenzó Lily – no es necesario…
- Si lo es, Lily.
- Canuto…
- Estamos en guerra, Cornamenta ¿Lo olvidas? – le dijo Sirius, quien hablaba con la voz no tan alta (Ya que Harry estaba en sus brazos) pero aun así su voz sonaba con mucha determinación, estaba claro que no le importaba sus opiniones, la decisión del ojigris estaba tomada - ¿Quieres ver a Harry crecer? Hay que hacer sacrificios, no importa que tan grande sean… Los McKinonn han muerto, incluso los Prewett, a quienes creíamos invencibles…
- Aun no me lo puedo creer de Fabian y Gideon – dijo Lily.
- Así es, ellos eran como el As de espadas de la Orden… Tenemos que tomar riesgos, profesor – ahora miraba a Dumbledore, quien atentamente le devolvía la mirada – y tenemos que tomarlos ahora, o sino será demasiado tarde.
- ¿Y que piensa hacer, Señor Black?
- Hay que difundir que yo seré el guardián secreto, me perseguirán hasta en Grimmauld Place, y ahí es donde yo los esperare, incluso hasta puede que vaya Voldemort solo…
- ¿No piensa que es un acto suicida, Señor Black? Podrían matarlo sin inconvenientes…
- Profesor, disculpe mi arrogancia, pero cualquiera que no sea Voldemort, no podrá matarme, al menos no en Grimmauld Place, conozco todos los secretos de esa casa, no tendré inconvenientes.
- ¿Y si va Voldemort?
- Con suerte, me lo llevare conmigo…
- ¡YA BASTA! - grito Lily, el pequeño Harry empezó a llorar - ¿Eres estupido, Black? ¿O es que solo eres temerario? – los ojos de la pelirroja estaba acuosos - ¡No es necesario! ¡Tu no tienes que morir!
- ¡No! – le grito Sirius - ¡Pero tengo que hacerlo! ¡Si Voldemort pisa Grimmauld Place! No saldrá vivo de allí! Eso te lo aseguro…
- ¿Qué piensa hacer, Señor Bl…
- ¡Basta profesor, Dígame Sirius! ¡Siempre usted con su Señor Black esto, Señor Black aquello! ¿No puede simplemente llamarme por mi nombre? – dijo Sirius nervioso, pues en estos momentos le molestaba todo, ¿Por qué simplemente no le dejaban morir en Paz? No había forma de que alguien que entre en Grimmauld Place salga con vida de esa casa, el se había asegurado de eso.
Ante esa ultima reacción de Sirius, el profesor Dumbledore solo pudo sonreír ante el carácter que tenia el joven Black. James rió abiertamente y Lily, al igual que Dumbledore, solto una pequeña risita.
Es que Sirius Black a veces podía tener el carácter de un niño que se enoja por cualquier cosa.
- Eño Blac – le dijo Harry a Sirius – ¡Eño Blac! - repetía una y otra ves el bebe. Esta ves Lily si se desternillo de la risa y James estaba arrodillado, tomándose del estomago.
- ¿Tu me estas tomando el pelo, Harry? – le dijo Sirius a su ahijado. El bebe solo le respondía "Eño Blac". Sirius solo sonrió ante lo que hacia su ahijado, que lo miraba con esos tiernos ojos verdes…
- ¿Ves Sirius? – Dijo Lily – Tu no necesitas morir ¿Quién sino va a ser la mala influencia para Harry? Remus es demasiado recto y Peter muy tímido y claro esta que James no le enseñara a ser bromista pues me tiene miedo…
- ¡Ey! – se quejo James, Lily no le hizo caso.
- … Tu eres el único quien puede hacer que Harry sea rebelde, aparte míralo, el bebe te adora – y era cierto, Harry quería demasiado a Sirius, siempre que este estaba de visita Harry lloraba para que Sirius lo cargue - ¿Qué hará Harry si tu mueres por querer hacer del héroe?
Sirius estaba a punto de echar una lágrima, las palabras de Lily le habían llegado al corazón ¿El quería ver crecer a Harry? Claro que quería, pero primero tenía que asegurarse de que Harry tuviera un futuro feliz, y si sus padres morían a manos de Voldemort, su futuro seria muy infeliz. Harry podía crecer sin Sirius, pero no sin sus padres.
- Lily, James – dijo Sirius – no importa el precia, ustedes tienen que vivir, y ser los padres de Harry. Entiéndanlo, Harry no puede crecer sin ustedes ¿Se imaginan lo doloroso que seria crecer sin padres? La decisión ya esta tomada, lo haré.
Pasaron unos minutos, en los cuales nadie había dicho nada, hasta que fue el profesor Dumbledore el que se atrevió a romper el hielo.
- Entonces ¿Debo entender que me nombraran a mí el guardián secreto?
- ¡NO! – grito Sirius, Dumbledore solo alzo la ceja, cuestionando la decisión de Sirius – Es decir, usted es muy obvio profesor ¿No cree que debería ser alguien del cual nadie sospeche?
- ¿A quien propone, entonces?
- Con James hemos estado hablando, y creemos que el guardián debe ser Peter.
- ¿Es en serios, James? – Cuestiono Lily - ¡El es un cobarde!
- No sabia que pensaras así de Peter, Lily – le respondió James – Peter es mi amigo y…
- Es un inútil – dijo Lily – MI hijo no se quedara en una casa que esta protegida con la palabra de Peter, James.
- ¡Es mi amigo!
- ¡Y también es mi amigo! Pero no pondré la vida de mi hijo en la boca de Peter, James – dijo Lily muy decidida – aun tengo muy en claro cuando huyo dejándome a mi sola en aquel ataque al callejón Diago de hace un año – dijo Lily.
- Fue a buscar refuerzos…
- ¡Que no llegaron! Es una suerte que pueda escapar, si el Profesor Slughorn no me hubiera salvado…
- Pero Lily…
- Sin pero James, es mi última decisión.
¡Ding Dong! ¡Ding Dong!... Era el timbre de la casa. James y Sirius habían invitado a Peter para hacer el Fidelio esa misma noche, estaba claro que no pensaban que Lily se negaría a que Peter sea el guardián.
- Es Peter – dijo Sirius – Por favor Lily, no seas injusta…
- ¡No me trates de injusta! Hago lo que creo que es justo para la protección de mi familia... – le respondió Lily.
- Dices que Peter es un traicionero… - le dijo Sirius.
- No estoy diciendo eso, pero bien podría serlo, no confió en el – los ojos de la pelirroja estaban encendidos en fuego. James se sintió herido al saber que su esposa pensaba eso de su amigo, pero no se metió en la discusión, Sirius en cambio estaba totalmente enojado con la pelirroja, Peter era su amigo y le demostraría que estaba equivocada.
- Pruébalo, dale Veritaserum – dijo Sirius, convencido de que así su amigo quedaría libre de duda. James se puso nervioso y Dumbledore cerro los ojos, como no queriendo ver lo que estaba a punto de pasar.
- ¿Quién crees que soy yo? – le dijo Lily a Sirius – ¿Una tienda de pociones? Acaso dices una poción y ¡Paf! Yo la saco mi bolsillo.
- ¡Vamos, pelirroja! No juegues conmigo – contraataco Sirius – se bien que en el tiempo que Harry duerme te dedicas a tu pasatiempo favorito, crear pociones… Me resultaría muy raro que no tengas ninguno.
¡Ding Dong! ¡Ding Dong!
- Ya lo estamos haciendo esperar mucho – dijo James – Lily – dijo mirando a los verdes ojos de su esposa - ¿Tienes veritaserum? Dime la verdad.
Lily pareció dudar un poco, pero al final asintió, avergonzada pues la poción de la verdad estaba prohibida por el ministerio de magia a excepción de utilizarlo para interrogar a criminales. Lily aun sentía un gran respeto por las normas.
- ¿Dónde? – le pregunto Sirius, Lily le señalo el ultimo cajón de la cocina, Sirius fue y busco allí la poción de la verdad, y entre muchas pociones, la encontró, la poción que era transparente como el agua.
- La tengo – dijo, James asintió y fue a abrir la puerta de la casa. En la cocina solamente quedaron Lily, Dumbledore, Harry y claro esta, el mismo.
- ¿Realmente quieres hacer esto Lily? – le pregunto el profesor Dumbledore a la pelirroja – no es bueno andar dudando tanto.
- Si es por mi no lo haría, profesor – le respondió Lily – pero Sirius insiste en que hay que hacerlo y sinceramente, profesor, yo no voy a dejar que mi familia este en manos de Peter a no ser que este segura de su lealtad.
- Peter no es un traidor, ya lo veras.
- ¡Sirius! – le dijo Lily con la cara un poco roja de lo enojada que estaba - ¡Tu no eres nadie para juzgarme! Tú dudas de Remus…
Dumbledore levanto las cejas, un poco sorprendido y miro con un poco de reproche hacia Sirius, quien bajo la mirada hacia el suelo para no mirar a los ojos de su ex director.
- Sirius espero que no tenga que ver con la condición de Remus.
- ¡¿Qué?! No, es decir… - pero no pudo continuar con su explicación, ya que Peter y james hacían su entrada a la cocina.
Peter estaba más sucio que una persona que no se bañaba en un mes, o al menos eso fue lo que pensó Sirius. Desaliñado, con los jeans gastados y su chaqueta con pequeños agujeros, rastros de que había estado sudando tanto que bien podría haber estado entrenando para un maratón de atletismo.
- ¡Peter! – saludo Sirius a su amigo, quien saludo a todos los presentes con algo de timidez, pero cuando saludo a Dumbledore la timidez parecía haber sido reemplazada por algo de miedo. "Seguramente estoy alucinando" pensó el animado.
- Te tardaste mucho, Colagusano – le dijo James - ¿Cómo andas? – le pregunto y Lily miro de mala manera a su marido, era obvio que Peter no estaba pasando por sus mejores tiempos, con la ropa sucia, rota. Incluso hasta parecía mas flaco que antes.
- Bien James, tanto como se puede en estos tiempos – le respondió Peter - ¿Estamos en una reunión especial de la Orden? – Pregunto, esta vez mirando a Dumbledore - ¿Algo importante, o algún plan?
- No, Señor Pettigrew – le respondió Dumbledore – esta vez fueron sus amigos los que lo han convocado.
Peter se giro hacia James.
- ¿Qué sucede, James?
James, que claramente estaba incomodo con la situación de dar la poción de la verdad a alguien en quien confiaba plenamente, no sabia que decir. Por un lado, si le daba la poción de la verdad a Peter y este era inocente (Como estaba seguro que lo era) estaría faltando a la confianza de uno de sus mejores amigos, y por el otro lado, si se negaba a darle la poción se encontraría con una furia pelirroja y no era nada agradable pelear con su esposa.
- Bueno, eh… - comenzó James un poco dubitativo – con Canuto hemos estado charlando, y, eh…
- Toma Peter – le corto Lily a su marido – creo que no es justo que nosotros estuviésemos bebiendo y tu no – dijo alcanzándole un pequeño vaso con hidromiel. Una ves Peter se lo tomo, Lily miro a Sirius y le guiño un ojo. Ahora Peter diría toda la verdad, y Sirius le demostraría a Lily que Peter era inocente.
- Peter – Sirius llamo la atención de su amigo - ¿En que año naciste?
- 1960 – respondió este.
- Eres mi amigo ¿Cierto?
- Si, claro Canuto – dijo Peter, a quien sus ojos estaban a punto de saltarle, era evidente que ya se había dado cuenta que estaba bajo los efectos del Verisaterum.
- ¿Y también amigo de James?
- Si
- ¿Ves, pelirroja? Si dice que es amigo de James, no hay forma en que nos traicione.
- ¿A dónde fuiste aquella ves que nos arrinconaron en el Callejón Diago? - le pregunto Lily – hace un año.
- Fui a distraer a los miembros de la Orden del Fénix – respondió Peter, quien hacia grandes esfuerzos por o hablar, pero no podía – el objetivo era matarte.
Lo que sucedió a continuación fue muy rápido, Peter había levantado la varita, pero extrañamente no la levanto hacia Dumbledore, Lily o James, sino que lo hizo para atacar a Harry.
- ¡Avada Kedavra! – dijo la persona con la que había convivido tanto, pero que en esos momentos era solo un extraño para el, un extraño que había lanzado la maldición asesina hacia su ahijado.
Nadie había sido lo suficientemente rápido, Dumbledore había confiado siempre en Peter, por lo que la acción del mortifago lo tomo desprevenido, Lily no tenia su varita en mano y James y el no habían prevenido lo que había pasado.
- ¡NOO! – se escucho de la boca de Lily, quien se había lanzado hacia Harry, quien estaba tomando coca-cola con una carita de ángel que nunca se le borraría de la memoria a Sirius.
Lily no llego a interceptar esa maldición, Sirius sintió como sus ojos salían al ver la maldición impactar en contra de su ahijado. Sus rodillas flaquearon y cayó al suelo, derrotado, sin aceptar lo que pasó en el último minuto.
¿Peter traidor? ¿Harry muerto?...
Todo tenia que ser un sueño. Lily gritaba, James lloraba y Dumbledore había atado a Peter, quien reía locamente, de un momento para otro, la hermosa y tranquila casa de los Potter había pasado a ser un lugar peor que Azkaban. Tenia que ser un sueño.
Tenia que despertarse, pero no lo hacia, y Lily seguía gritando y llorando, y James abrazaba el cuerpito de sus bebe, un bebe al que no vería crecer, que no diría su primera palabra, ni siquiera iría al colegio, un bebe al que le habían sacado todo su futuro.