Los secretos de un merodeador.


Summary: Lily era una de las mejores alumnas de Hogwarts. El mundo mágico no dejaba de asombrarla, más cuando descubre el secreto de uno de los chicos más populares del colegio. Obligada por su conciencia a guardar silencio comienza a relacionarse con los "Los merodeadores", alejándose de Severus quién había sido su gran amigo y acercándose a James Potter a quién detestaba con todo su ser.

Disclaimer: Los personajes y el mundo en que se encuentran adaptados son de la maravillosa J. K Rowling, yo simplemente he intentado reconstruir la historia de Los Merodeadores y todo lo que hubo antes de Harry Potter. Espero no errar tanto y que se mantenga fiel a lo que ella entregó como guía.


Prólogo.


Dedicado a Miss_Kathy90 y a todo fan de Harry Potter que ha vivido, como nosotras, la mayor parte de su vida en el mundo mágico. Porque todos aún estamos esperando nuestra carta de Hogwarts y porque siempre quisimos saber más de "Los Merodeadores"

Esto es para nosotros.


1971.

Era una mañana tormentosa y el viento que soplaba golpeaba las ramas de los árboles haciendo un zumbido peculiar. La familia Evans estaba reunida junto al fuego, viendo como este crepitaba y su sonido era el único que llenaba la habitación. El señor Evans leía un libro mientras su esposa tejía un chaleco para Petunia, su hija mayor. Petunia no dejaba de mirar los movimientos de su madre, intentando imitarlos en un tejido muy irregular que hacía con la lana que su madre le había entregado. Muy diferente a su hermana, Lily, no deseaba aprender a tejer ni tampoco leer un libro, la pequeña niña observaba a través de la ventana como la lluvia golpeaba contra toda superficie que estuviese expuesta, estaba disfrutando del sonido que esta hacía cuando llamaron a la puerta principal.

El señor y la señora Evans se miraron asombrados, ambos estaban sorprendidos de que alguien hubiera sido capaz de salir en un día tan tormentoso como este. Lily obedeció a su padre cuando este le dijo que saliera de la ventana, Petunia se sentó en el sillón junto a su hermana, mientras que la señora Evans se quedó junto a sus hijas.

—Señor Evans —dijo la mujer que estaba de pie sobre su alfombrilla de bienvenidos—, soy Minerva McGonagall y vengo de parte del Colegio Hogwarts. ¿Está en casa su hija Lily?

El hombre observó atónito a la mujer que tenía frente a él. Era una mujer alta, no tendría más de treinta y cinco años pero su apariencia que parecía severa, le concedía aún más edad de la que posiblemente tenía. Vestía con una capa verde musgo que llegaba hasta el suelo, pero lo que más llamaba la atención de su atuendo era un sombrero puntiagudo de color café oscuro que se torcía graciosamente en su extremo superior y ocultaba todo su cabello que estaba recogido en un estricto moño.

—Sí, ella se encuentra… Perdón ¿De qué colegio viene usted?—preguntó evidentemente confuso.

Minerva McGonagall estaba acostumbrada a este tipo de preguntas y confusiones, por lo que no se sorprendió cuando el señor Evans cuestionó la institución de la que provenía. Una vez que el muggle le permitió la entrada en su pequeño vestíbulo este le pidió su capa y su excéntrico sombrero para colgarlos en el perchero, Minerva le entregó sus cosas y juntos pasaron al pequeño salón donde se encontraba reunida el resto de la familia.

La intrusión de la extraña mujer no dejó indiferente a ningún miembro de la familia. La señora Evans se puso de pie de inmediato para saludar a la recién llegada. Petunia, que estaba intentando tejer, dejó de lado su tejido y miró tímidamente a la mujer, estudiando su apariencia y por sobre todo la expresión de su rostro que se reducía principalmente a sus labios estrictamente fruncidos. Mientras que Lily seguía sentada en el sillón miraba como su madre invitaba a la mujer a sentarse.

Minerva se quedó en silencio esperando que los Evans ordenaran a sus hijas abandonar el salón, pero no lo hicieron, por lo que el silencio no tardó en volverse incómodo para todos los presentes.

—¿Desea té?—preguntó la señora Evans.

—No, gracias—respondió Minerva manteniendo su espalda recta mientras estaba sentada, una postura que a Lily le parecía extraña.

—Dirá usted a qué debemos el honor de su visita—cuestionó el señor Evans.

Minerva al notar que no enviarían a sus hijas a otra habitación, comprendió que no le quedaría más opción que explicar delante de las niñas cual era el motivo de su visita.

—Lily Evans, su hija menor, por lo que tengo entendido—Lily miró directamente a los ojos a la mujer, esta a pesar de tener un rostro severo su mirada parecía sonreírle—, ha sido seleccionada para asistir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería—se silenció de inmediato esperando que los Evans comprendiesen sus palabras.

Los ojos de la señora Evans eran esclarecedores, revelaban sus pensamientos y su incredulidad respecto a lo que recién había declarado la mujer, mientras que en el rostro de su esposo se leía la confusión que él tenía. Petunia y Lily se miraron asombradas, ninguna de las dos niñas creía haber escuchado bien, pero en ambas se leía la mirada traviesa típica de los niños a esa edad. Para Lily no era la primera vez que oía hablar de aquel Colegio, su amigo Severus le había mencionado muchas cosas respecto a la magia, pero lo que más le asombraba era que le hubiesen llamado de allí, de aquel Colegio al que Severus nombraba como el mejor de todos.

—¿Magia y hechicería?—logró decir el muggle—. ¿Está usted bromeando?

—Discúlpeme, señor Evans, pero yo no bromeo—su mirada se mantenía fija en los ojos del hombre—. He venido desde allí mismo para entregarle a su hija, Lily, su carta de aceptación. Ella posee cualidades que la destacan como una bruja nata, esto suele ocurrir con cierta regularidad, la gente no mágica es capaz de tener entre su familia hijos magos.

—¿Está usted diciendo que mi hija es una bruja? —la señora Evans se llevó la mano a la boca intentando encubrir su asombro.

—Así es, señora. Por sus cualidades ella tendrá una plaza exclusiva y única en el mejor colegio de Magia y Hechicería de todos los tiempos, es por esto que he venido desde tan lejos hasta aquí, para hacerle entrega personalmente a su hija de esto—extendió la carta a Lily.

La pequeña niña se sorprendió al ver que la mujer sabía quién era ella. Recibió el sobre que tenía un color amarillento y sus letras estaban escritas con cuidadosa caligrafía y tinta verde, volteó el mismo y se encontró con un sello rojo que tenía un escudo. Abrió dicho sobre y quitó su contenido. En él venían dos cartas, la primera contenía la información respecto a su plaza en Hogwarts y las fechas que se esperaba que ella estuviese allí y en el segundo pergamino se incluía una lista de materiales que debía tener. Ninguno de ellos le era familiar. Lily le entregó ambos pergaminos a su madre quién los estudió cuidadosamente antes de entregárselos a su esposo.

—¿Podré ir?—sonrió Lily.

La señora Evans miró a su esposo en busca de una respuesta para su hija, pero este aún estaba leyendo el último pergamino. Ambos eran incapaces de darle una respuesta a su hija, aún les costaba asumir la realidad de los últimos acontecimientos, pero luego de haberlo meditado un par de minutos y al ver que la mujer que había venido a entregar la carta mantenía una actitud seria, comprendió que esto no era una broma y que también era una clara explicación de las extrañas capacidades que tenía su hija menor.

—Sí, Lily—sonrió tiernamente—, podrás asistir.

Petunia miraba atónita desde el sillón como todo acontecía sin siquiera mencionar su nombre, nadie parecía haber notado su presencia en la estancia, es más, ni siquiera sus padres habían tenido en consideración la opción que ella también pudiese asistir. La habían olvidado completamente y eso la hacía sentir más dolida que nunca, pero nadie lo notó, porque toda la atención, una vez más, estaba en Lily.

La extraña mujer explicó a ambos padres el funcionamiento del Colegio, así como también les reveló detalle de la estación King's Cross y del Callejón Diagon. Se apuntó una segunda visita por parte de la mujer que decía ser profesora en la institución, para que esta ayudara a Lily en sus compras y quehaceres hasta el día primero de septiembre.

Cuando el día llegó Lily estaba muy nerviosa, lo último que había conversado con Severus era como cruzar la plataforma nueve y tres cuartos en la estación de King's Cross y que probablemente se verían en el tren que les llevaría a Hogwarts, pero nada de lo que su pequeño amigo le había mencionado había conseguido calmar la ansiedad que le provocaba saber que iría a estudiar magia.

—Prométeme que me escribirás cuando llegues—le dijo su madre una vez en la estación.

—Sí, mamá—respondió Lily.

Su padre la abrazó efusivamente, tanto que logró despeinar a su pequeña hija, su madre se encargó de corregir ambos lazos que formaban dos coletas. Lily se alisó la falda por última vez antes de despedirse de Petunia. Su hermana mayor había estado más fría y distante que lo normal, todo se debía su plaza en el Colegio de Hogwarts ya que su hermana mayor no había recibido una, por lo que los celos y la envidia habían causado que la relación con Petunia se deteriorara inevitablemente.

—Te escribiré, Tuney—sonrió Lily, la abrazó y le susurró al oído—. Te prometo que hablaré con el director del colegio para que te envíen una carta a ti también.

—Ni se te ocurra—respondió con un susurro mientras se mantenía abrazada a su hermana—, no quiero ser un bicho raro como tú.

Cuando el silbido del tren volvió a sonar, todas las personas que estaban allí comenzaron a dispersarse, los niños subieron al tren y los padres saludaban emocionados a sus hijos, algunos llorando y otros sonrientes. Lily se apresuró de despedirse una vez más de sus padres y subió al tren.

Los compartimentos estaban llenos, mientras que a penas se podía caminar por el estrecho pasillo. Muchos niños caminaban de un lado a otro buscando donde sentarse. Entre ellos buscó a Severus, pero había tantas personas, incluidos chicos mayores y más altos que ella, que se le dificultaba visualizar a su amigo. Mientras caminaba una chica pasó a empujarla dejándola pegada a una de las ventanas del pasillo.

—Lo siento—dijo la chica y luego se marchó entre la multitud.

Lily no alcanzó a responderle, así se que siguió su camino. Casi al final del tercer vagón, cuando estaba a punto de rendirse, encontró un compartimento vacío. Sin ánimo de seguir buscando a Severus y con el corazón apretado por lo que su hermana le había dicho, se dejó caer en el asiento y miró por la ventana.

Últimamente su relación con Tuney, así le llamaba de cariño, había empeorado hasta llegar a un punto irreconocible. Desde que había descubierto que era una bruja y su amistad con Severus, solo habían conseguido empeorar las cosas, pero jamás pensó Lily que Petunia la trataría tan groseramente al decirle bicho raro. Estas últimas palabras habían calado hondo en el pequeño y sensible corazón de la niña, por lo que ante los amargos recuerdos no pudo contener su llanto y comenzó a llorar.

Desconsolada por todo lo que había ocurrido con su hermana mayor no le tomó importancia cuando escuchó la puerta del compartimento abrirse, alzó su mirada, pero por las lágrimas no fue capaz de reconocer quién había entrado, entonces el visitante habló.

—Aquí estás—dijo Severus.

Lily reconoció de inmediato la voz, se secó las lágrimas y miró hacía donde estaba su amigo, le entregó una sonrisa e intentó calmar su llanto.

—¿Qué ha pasado?—le preguntó.

—Es solo Petunia—murmuró Lily—, pero no importa ¿Te ha costado mucho encontrarme?

—Ya estaba que me rendía—suspiró agotado—. Hay demasiadas personas buscando donde sentarse.

Severus intentó distraer a su amiga, por lo que comenzó a hablarle de lugares mágicos y de hechizos que había escuchado, finalmente ambos niños comenzaron a hablar del caos que se vivía en el Callejón Diagon en época de compras estudiantiles. En lo costoso que había sido para los padres de Lily comprender el sistema monetario mágico y lo útil que había sido la ayuda prestada por la profesora McGonagall. Severus le contaba lo entusiasmada que estaba su familia cuando recibió la carta de Hogwarts, aunque él jamás había dudado que estaría allí.

—Estuve leyendo en uno de los libros, creo que se llamaba Una Historia de la Magia que existían casas en Hogwarts, pero no comprendí muy bien de qué se trataba—reconoció Lily que aún hipaba.

En ese instante sonó la puerta del compartimento, eran dos chicos, ambos de cabellera negra, que pedían un sitio para sentarse ya que el resto de los compartimentos estaban todos ocupados. A Severus no le gustó la idea de que más personas se añadieran a su conversación con Lily, pero al ver que esta ya les había invitado a sentarse, no le quedó más que aceptarlo.

Una vez que los nuevos integrantes dejaron de hacer ruido con sus cosas, Lily volvió a preguntarle a Severus respecto a las casas de Hogwarts.

—… De las cuatro casas—dijo Severus—, la mejor y en la que quiero quedar es Slytherin.

—Si me seleccionaran en Slytherin me vuelvo a casa—dijo uno de los chicos que recién habían llegado al vagón.

Lily le miró, traía el cabello desordenado y negro como el azabache. Su cara era larga y delgada, al igual que su nariz, mientras que sus ojos café claro se fijaron directamente en los ojos de Severus, algo en ellos hacían que pareciera desafiante.

—Mi familia ha estado toda en Slytherin—dijo el otro niño—, pero yo no quiero ir allí.

—Eres demasiado bueno para ir a esa casa—añadió el primer chico—, no creo que quedes allí.

—Gracias—sonrió—, pero todos los Black esperan que lo haga, aún así quizá sea capaz de romper esa tradición familiar.

Severus estaba molesto, mirando a ambos niños que se habían entrometido en su conversación con su amiga, pero al parecer Lily no estaba molesta, había prestado atención a ambos niños sin hacer un juicio de su intervención, por lo que no se extrañó cuando ella se presentó a ellos.

—Soy Lily Evans—dijo la chica.

—James Potter—sonrió—, y él es Sirius Black.

Todos esperaron que Severus se presentara al resto, pero el niño miró por la ventana intentando olvidar a quienes estaban en el compartimento. Se había propuesto solo darle atención a Lily y a nadie más.

—Él es Severus—sonrió Lily intentando ser amable—. ¿Dónde quieres estar tú, James?

—Yo quiero entrar a Gryffindor—respondió James fingiendo que desenvainaba una espada—, donde residen los de corazón valiente como mi padre.

Al escuchar la respuesta del chico que se había burlado por sus deseos de estar en Slytherin, Severus no pudo evitar gruñir ante la respuesta de James, a lo que Lily abrió ampliamente sus ojos ante la sorpresa.

—¿Algún problema con Gryffindor?—enfrentó James a Severus.

Este lo ignoró. Fue así como comenzaron las burlas de parte de Sirius y James, no dieron descanso a Severus durante gran parte del viaje. Los ojos del chico permanecieron pegados en la ventana, mientras que Lily no sabía cómo parar las bromas de ambos chicos, ya que estaban comenzando a ser groseras.

—¡Basta ya!—dijo Lily cuando no fue capaz de soportar más.

—Solo bromeamos—rió Potter.

—Estaríamos mejor en otro compartimento, Severus—bufó Lily.

Para la desgracia de ambos amigos las bromas solo aumentaron y continuaron por gran parte del viaje, Sirius y James no dejaban de burlarse de ambos niños que permanecían callados mirando por la ventana. Lily miraba a Severus que tenía en su rostro una mueca de dolor, habría querido irse a otro compartimento del tren, pero sabía que estarían todos llenos, por lo que por primera vez tuvo que soportar las estúpidas risas de Sirius Black y por sobre todo las desagradables bromas de James Potter, nombres que les gustara o no, sonarían en su mente y en sus labios muchas más veces de las que ella hubiera deseado.


Lumos!

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas...

Hola. Me presento. Soy Manne Van Necker, aunque en Pottermore soy Quafflemoon160.

Crecí con la saga de Harry Potter, el primer libro llegó a mis manos cuando tenía 10 años y desde ahí hasta ahora me considero una chica afortunada. Aunque aún no supero el hecho que ya no tenga que estar pendiente de los estrenos, spoilers y las ansias de algo nuevo, lo que me tiene feliz es que en el HBO dan Harry Potter casi todos los días.

¡Pero no he venido a eso!

Un día hablando con Miss_Kathy90 de su fic Siempre estaré allí para ti (fandom Harry Potter) comenzamos a pensar en que hay tantas historias que J.K Rowling dejó a medias y que como todo fan siempre quisimos saber más de eso. Pues bien, Los Merodeadores siempre fueron algo de lo que quise saber más, más de su historia, de sus travesuras y más de todo su mundo. ¡Por eso estoy aquí!

Ya que J.K Rowling no parece entusiasmada con la idea de complacer mi curiosidad, he tenido que complacer la mía con mis fantasías. Por eso, he intentado no cambiar mucho de lo que ya está estipulado por J.K Rowling, pero habrán cosas que inevitablemente tendré que agregar o inventar debido a que no todo está aclarado, así que espero que me perdonen si es que no es exactamente lo que deseaban.

Curiosamente hoy que he decido publicar esta historia han abierto más capítulos de la Cámara de los Secretos en Pottermore... todo está conectado.

¡Gracias por estos maravillosos años a este Fandom!
¡Gracias por sus lechuzas!

¡Y nos vemos en Hogwarts!

Manne Van Necker