Disclamer: Kuroko no Basuke (Basket) no es de mi propiedad, sino del autor/mangaka: Tadatoshi Fujimaki.

N/A: ¡Para las lectores/res del OneShot "De finales y comienzos"! ¡Aquí les traigo la secuela a modo de drabbles y oneshots! Desde la separación, con la espera y el reencuentro, así como el día a día de estos dos enamorados!

Seré franca, incluso a mí me dieron ganas de continuarlo.

Advertencias: Errores ortográficos. Shonen Ai. OOC (Ya lo saben mis queridas, por si las dudas). El rating por momentos…será T, pero no prometo no poner nada de ya saben…M.

Dedicado a: Dream/Kiri. Por pasarme una canción que me inspiro a hacer –arrancar-con este primer OneShot. ¡Espero lo disfrutes nena!

Summary: Las cosas buenas de la vida comienzan con un "Hasta luego".


No es un adiós

Kise se remueve, algo incomodo en su asiento de la cafetería del aeropuerto, fijando su vista al exterior. Gente, turistas y oficiales de seguridad caminan por las instalaciones del aeropuerto, en tanto él esta allí, con las manos temblorosas que sostienen una taza de polietileno con café caliente.

— ¿Qué haces?— interroga alguien, susurrándole en la oreja derecha.

Kise reprime un chillido. Siendo descuidado como siempre, deja que pequeñas gotas del café caliente se desborden del vaso y caigan sobre sus dedos que no cesan el agarre impuesto sobre la bebida. Apretando los labios, conteniendo los gimoteos que quieren salir de su boca al sentir como la bebida caliente quema su piel, dejado detrás de sí un ligero escozor.

Kasamatsu solo suspira, sonriendo levemente, y sentándose en el otro asiento de la mesa. Cruzando una pierna sobre la otra, y sus brazos sobre el peso, reclinando su espalda y apoyándola contra el respaldo de la silla mira fijamente a Kise.

—Viniste a despedirte—deduce Kasamatsu.

Luego ve a ese chico (él mismo que desde hace dos semanas ha estado colgándose de su cuello, besándole la coronilla de la cabeza o invitándolo a salir para cualquier estupidez) lamiéndose los costados de los dedos, buscando minimizar la picazón, y el dolor, que esta experimentando.

Kise sonríe, ampliamente.

—Es obvio. Te irás por mucho tiempo Yuki-chii—recuerda el rubio, rodando los ojos, fastidiado y apretando los labios, haciendo un puchero.

Kasamatsu le patea debajo de la mesa.

— ¡Auch!—Kise se queja, abandonando su asiento, saltando en una pierna, mientras sostiene en el aire la otra. Una vez de que la sensación de dolor físico se esfuma se gira con los ojos lloroso, algo molestos. — ¡Creí que dijiste que no me golpearías más!

Kasamatsu no le mira, se dedica a tomarse el café de Kise, ese mismo café que Kise pidió hace tan solo diez minutos, con el cual se quemo los dedos, y que ordeno con el único fin de mantenerse despierto.

Eran las 5 AM. A pesar de todo.

Kise se había levantado temprano para despedirle, sin duda. Una sonrisa quiso hacer acto de presencia, ¿desde cuándo se había vuelto el cabeza de limón tan cumplidor?, todavía recordaba (con cierta molestia), las ocasiones en que no iba a algunas prácticas o llegaba tarde (con un margen demasiado grande) por las constantes sesiones fotográficas, las fans que le seguían y que según él trato de sacarse de encima antes de llegar a gimnasio. Pero incluso al disculparse, parecía que llegar a tiempo no era una de sus virtudes.

—"Incluso si es así…"—pensó el moreno, tomando otro sorbo de café. —"Aprecio su esfuerzo…"—concluyó, sintiendo como el liquido descendía por su garganta calentando su cuerpo.

Del mismo modo que ahora lo hacían los brazos de Kise que le habían rodeado por detrás del asiento.

Kasamatsu tragó, de lo contrario escupiría el café ya fuera por la boca y la nariz, y eso definitivamente no quería hacerlo.

— ¡E-E-Estúpido! ¿¡Qué te ocurre?! ¡Hay gente mirando!—le recuerda en un susurro nervioso, con las mejillas rojas como un tomate.

— ¿Importa acaso?—

Kasamatsu se pone rígido, sintiendo como Kise entierra su rostro en la curvatura de su cuello, desde atrás, y apoya el mentón por debajo de su hombro. Yukio no es capaz de ver su rostro, tiene la cabeza gacha, pero si siente los brazos apretarle con más fuerza.

Kasamatsu ve esos brazos temblar, un poco, porque se nota que Kise hace lo posible para ser un adulto, para creer firmemente en esa promesa suya de hace tan solo dos semanas.

Kasamatsu no puede hacer menos que sonreir, y girarse a la derecha, donde la cabeza de Kise descansa. Besa su pelo.

—No. Por ahora.

Kise se relaja, pero no cesa de mantener a Kasamatsu aprisionado en sus brazos, en ese abrazo similar al de los osos, un poco más, solo un poquito más de tiempo quiere estar así de cerca.

— ¿Vendrás de visita?—

Kasamatsu se toma unos segundos antes de responder.

—En las vacaciones, tal vez en primavera o verano. Pero si tengo exámenes finales no creo que pueda venir. —informa.

Kise levanta un poco la cabeza. Solo un poco para rozar su nariz con la de Kasamatsu para besarle suavemente, una vez, dos veces, y luego una tercera que dura como diez segundos.

—Entonces yo iré de visita—decide con esa sonrisa, tan molesta, tan brillante.

Kasamatsu le patearía, pero Kise no ha dicho realmente nada malo, a decir verdad; la idea de una visita de él le agrada, mucho.

Todos los pasajeros del vuelo Nª 13 con destino a Hokkaido, Sapporo. Hagan el favor de acercarse a la zona de equipaje para dejar sus maletas. —

Ambos se miran, Kise con los labios algo apretados, y un brillo resignado en sus ojos dorados. Soltando a Kasamatsu de su abrazo. Dejando que el calor que se formo entre ambos se disperse a lo largo y ancho de la cafetería, consumiéndose en sí mismo como una llama que se extingue.

Kasamatsu se levanta de la silla, sintiendo su cuerpo similar al plomo, pero luego se rectifica, diciéndose que él tampoco quiere dejar al idiota por dos segundos. Mira sus maletas, esas que ha venido cargando él solo desde su casa hasta al aeropuerto, para luego volver su mirada en Kise.

— ¿Quisieras…?—pregunta. Regula su voz para que él otro no se percate de cómo la vergüenza domina su tono.

Kise primero parpadea, luego mira las maletas, para después acercarse, y tomar dos. Porque en total son tres maletas, más la mochila que Kasamatsu lleva colgando del hombro izquierdo.

—No hay problema—responde Kise, con un tono cantarín.

Yukio toma la última maleta que esta en el suelo, al lado de la mesa. Y parten, juntos.

Ahora solo falta que él cruce ese pasillo, ese que le llevara hasta la puerta abierta del avión que lo llevara hacia su nuevo destino y hogar por no sabe cuánto tiempo.

—Es hora—es Kise quien habla.

—Sí—responde él con voz serena. Pero internamente, al igual que Kise quiere gritar.

Porque tiene dudas, tiene miedo, porque todo esto será desconocido, del mismo modo que esta relación que acaba de comenzar con el muchacho de cabellos rubios, teme que la distancia les separe demasiado, teme que si viene de visita en las vacaciones Kise esté bien (cosa que debería alegrarle), pero bien sin él.

Sabe que esta siendo egoísta ¡Pero rayos! ¡Es la primera relación que tiene!

Siendo el colmo de los colmos, que sea a distancia, por ahora.

Pero entonces, sucede, la parte racional-esa que le confirió el titulo de capitán, y de unos de los mejores Point Guard-argumenta que Kise seguro se siente igual, poseyendo las mismas inseguridades (agregadas las que conlleva ser nuevo capitán).

Entonces, se gira, notando como Kise le mira fijamente. Con los ojos empañados. Creyendo, tal vez ingenuamente que él se iría de frente, sin volverse ni una vez.

Kasamatsu se ríe, muy bajito, porque si lo hiciera fuerte el mocoso lloraría sin vergüenza alguna. Se calla unos instantes, para luego mirar otra vez los ojos dorados.

—Kise ven aquí. —El aludido le obedece, como si estuviera bajo un hechizo (y de hecho, ellos no han apartado la vista de los ojos del otro ni por un segundo) —Inclínate. —pide en un murmullo, tan suave, pero claramente impaciente.

Kise, de nuevo, obedece. Inclinando la cabeza despacio, con una lentitud dolorosa para ambos, pero igualmente apreciada. Sus narices se rozan, luego lo hacen sus labios. Se besan rápido, de forma repetida, alargando el último por un minuto o dos.

Se separan y se sonríen.

—Mandare un mensaje apenas llegue. —indica Kasamatsu dándose la vuelta. Comenzando a marchar.

Kise curva los labios hacia arriba, divertido.

—Mejor llámame. —le dice, lo suficientemente alto para que el pelinegro le oiga. Siendo recibido su mensaje, al ver como Kasamatsu levanta el brazo, agitando su mano.

Entonces, la figura de Kasamatsu desaparece, desdibujándose como los bocetos de un dibujo por una goma. Kise aprieta los labios. Sin embargo, se los toca con los dedos, y sonríe con levedad.

—No vemos luego, Yukio.


N/A: ¡Se que no debería cortarlo así! –Ósea las dejo picadas. —, pero en fin. Este es el primer OneShot.

Sapporo: Es la capital de Hokkaido. (Estoy investigando tanto como me lo permite el mundo del internet sobre esta ciudad) De la cual sabrán en capítulos próximos.

Y ya lo saben ¡Dejen reviews!