Descargo de Responsabilidad: Casi todos los personajes son propiedad intelectual de J. K. Rowling.
Traducción al castellano del original en inglés "Take the Tiger by the Tail" de Aidan Bard.
Nota del traductor:
No me gusta el mpreg. Para mí es un disuasivo muy efectivo; directamente la paso por alto cuando una historia viene con la advertencia. No obstante, hubo algunos lectores que me pidieron que tradujera algo con embarazo masculino… y bueh… empecé a leer algunas historias. A la mayoría las abandoné por la mitad, hasta que me topé con ésta que me conformó y me decidí.
Pero eso sí… no esperen algo muy "fluffy" porque van a salir decepcionados.
Que disfruten de la lectura.
El tigre por la cola
Capítulo 1 – Una maraña de hilos…
Hogwarts
Escuela de Magia y Hechicería
Estimada Srta. Granger:
Sentimos informarle que —por razones de fuerza mayor— las clases no se reiniciarán en la fecha habitual. Estamos haciendo todo lo posible para subsanar esta irregularidad.
Lamentamos profundamente los inconvenientes que esta infausta circunstancia pudiera ocasionarle.
La saludo, suya atte.
Minerva McGonagall
Directora interina
oOo
—Fue la reunión más aburrida a la que jamás haya asistido. —se quejó Ron en voz alta al tiempo que se dejaba caer extenuado sobre la cama.
—¿Y cómo podés afirmarlo si te quedaste dormido a la mitad? —replicó Ginny irritada.
—¡Eso no es cierto! —protestó Ron.
—Sí que es cierto. —dijo Hermione con impaciencia— Y tengo un hombro húmedo de baba que puede probarlo.
—Bueno sí, pero… —admitió Ron con voz mucho más suave— … fue aburrida. No fue sino una farsa que montaron para nosotros, ¿o no? Toda esa charla soporífera sobre depósitos de alimentos y medios de transportación…
—En que fue medio forzada estoy de acuerdo… —apuntó Hermione pensativa— … pero no creo que la hayan montado para nosotros.
—Nunca antes nos habían aceptado en las reuniones de la Orden. Siempre nos dicen que somos demasiado chicos. —dijo Ron con airada brusquedad— Pero vino Lavender Brown y a ella la aceptaron sin plantearle objeciones.
—Creo que esta vez nos invitaron justamente por eso… porque vino Lavender. —explicó Hermione— ¿Acaso no te das cuenta? Scrimgeour no podía mandar a Percy y se decantó por alguien que fuera aceptado sin problemas, alguien que todos conocemos… que Harry conoce bien.
—¡Pero Lavender a Harry ni siquiera le cae bien! —objetó Ron— ¡No la soporta! ¡Con sus risitas constantes la muy… yegua! —desvió la mirada hacia Hermione buscando aprobación… todos sabían que Lavender y Ron habían sido muy íntimos durante un tiempo el período anterior.
—No te falta razón, pero sospecho que Lavender habló con el Ministro y lo convenció de que tiene una relación muy cercana con Harry… después de que rompió con Ginny. Les debe de haber dicho que Harry se sentía muy atraído hacia ella desde hace ya bastante tiempo. Seguramente está tratando de asegurarse un puesto estable en el Ministerio… las clases no van a empezar por ahora. —le recordó Hermione levantando la mano con la hoja de pergamino— Todos vamos a tener que buscarnos una forma de sobrevivir, no sabemos si vamos a poder terminar los estudios… y con la amenaza de una guerra a punto de estallar…
—¿Qué quiere decir Directora interina? —preguntó Ron.
—Quiere decir que no va a durar en el cargo. Quiere decir que el Consejo de la Escuela y el Ministerio quieren poner en su lugar a alguien al que puedan manejar fácilmente. Había un rumor que corría que… —se interrumpió y tragó ostensiblemente.
—¿Qué? —inquirió Ron con una nota de temor en la voz.
—Umbridge… se rumoreaba que entraría a formar parte del Consejo de la Escuela… que ocuparía el lugar de Lucius Malfoy.
—Si ese fuera el caso ya no valdría la pena volver aunque la reabrieran. —concluyó Ginny.
—Creo que la voy a extrañar. —dijo Ron sorprendiéndose a sí mismo con el comentario— No más quidditch, no más escapadas furtivas por las noches… y las comidas en el Gran Salón. Solía pensar que Harry era el único que no ansiaba que llegaran las vacaciones… pero ahora empiezo a entenderlo.
—Y yo iba a ser Prefecta Mayor… —se lamentó Hermione con añoranza. No hubo objeciones, pero si bien era algo lógico y esperable, la especie nunca se había confirmado.
—Si hay alguien que va a extrañar la escuela más que nosotros, ése va a ser Harry, sin dudas. —declaró Ginny con tristeza.
oOo
Tras semanas trabajando en el jardín para satisfacer el más reciente capricho de sus tíos, Harry estaba sudoroso, irritado y sufriendo extensas quemaduras de sol. Puso los brazos en jarras sobre la cintura de los muy raídos y amplios jeans —había tenido que enrollarles las perneras porque le quedaban muy largos— y contempló su obra. A su lado había clavado la pala que había estado usando activamente hasta un momento antes. El pozo era hondo, pero sabía que cuando sus tíos lo vieran no iban a considerarlo suficiente.
Estoy cavando una tumba… seguramente están planeando asesinarme mientras duermo, pensó con algo de humor mirando lo que en futuro llegaría a ser un estanque artificial con pececitos de colores. Lo único bueno del trabajo duro era que le proporcionaba una vía de distracción para no pensar en lo que había pasado. También lo mantenía lejos de la tele… y de las noticias.
Se oyó un crac repentino, alguien había cruzado las barreras antiaparicionamiento. Harry se sobresaltó y giró de inmediato, tan rápidamente que tuvo un breve mareo. Un segundo después las figuras mal entrazadas de Mad Eye Moody y de Arthur Weasley se hicieron visibles. Harry los contempló muy extrañado.
—¿Qué están haciendo acá? — preguntó con ansiedad y preocupación.
El señor Weasley contestó con otra pregunta. —¿Para qué es el pozo?
—El muchacho se está preparando para la eventualidad de un ataque. —intervino Moody y acto seguido apuntó a Arthur con la varita y le transfiguró la ropa en un vestido solero con flores estampadas, muy corto y sostenido de los hombros por breteles muy finitos. —¿O acaso estamos tratando de cavar un hoyo hasta la China?
Harry contuvo una exclamación y los apuntó con la varita. —¿Quiénes son ustedes?
—Nosotros. —replicó Arthur completamente ajeno al hecho de que llevaba puesto un vestido de mujer. Apuntó a Moody y le transfiguró la ropa en un tutú de danza azul y anaranjado. Era la imagen más estrafalaria que concebirse pudiera, Harry estaba perplejo.
—No hay mejor táctica que la desconcertar al enemigo, muchacho. —sentenció Moody. Harry tuvo que cerrar los ojos, la imagen del ex auror medio desnudo, con la pierna postiza y todas las cicatrices expuestas, era demasiado como para poder soportarla y probablemente lo atormentaría en sus pesadillas hasta el fin de sus días.
—¡Oh, ya no puedo seguir con esto! —gritó Arthur y se tiró al suelo desternillándose de risa. Moody hizo lo mismo. —La expresión de tu cara es impagable, Harry. Ojalá tuviese una cámara.
—¿Qué…? —logró articular Harry.
—Danos un minuto. —pidió Moody, se arrancó el ojo de vidrio y se lo guardó en un bolsillo. Y segundos después ambos empezaron a cambiar. Harry estaba más que familiarizado con los efectos de la poción polijugos, y dado el comportamiento payasesco de esos dos descartaba totalmente que fuesen peligrosos… así que se quedó a la espera. Cuando la transformación se completó, Fred y George Weasley se pusieron de pie riendo. Harry también estalló en carcajadas. Los mellizos seguían vestidos con el tutú el uno y con la solera el otro.
—¿A qué vinieron? —pudo preguntar finalmente.
—Es una larga historia. —dijo Fred— Tenemos una carta para vos y nos pareció bien pasar a entregártela personalmente.
—¿Pero por qué están…? —no concluyó la pregunta, los señaló tratando de sofocar la risa.
—¿…vestidos como muggles que no distinguen los colores?
—No, no eso… la poción polijugos…
—Papá y Moody partieron en una misión para encontrar un artefacto que perteneció a uno de los Fundadores —respondió George— Cuando leas la carta ya vas a entender… hubo una reunión de la Orden… y su ausencia hubiese sido más notoria que la nuestra… así que pensamos: ¿y por qué no?
Fred retransfiguró los atuendos de ambos. George sacó un rollo de pergamino de un bolsillo y se lo entregó. —Ya nos tenemos que ir, macho, antes de que en el negocio noten nuestra ausencia. —y con un crac ambos desaparicionaron.
A Harry no había dejado de sorprenderlo que le hubiesen comentado la novedad tan despreocupadamente. El señor Weasley y Moody habían partido a la caza de un horcrux. Era una lástima que él debiera mantenerse confinado en lo de los Dursley hasta que alcanzara la mayoría de edad. Durante esas semanas no había tenido ninguno de los habituales sueños perturbadores. Se sentó en suelo con las piernas cruzadas y desenrolló la carta.
Harry:
No vas a creer lo que pasó. Hoy asistimos a nuestra primera reunión de la Orden. Tuvo lugar en la cocina y vinieron prácticamente todos, ¡había un mundo de gente!
O Ron no sabe de todos los que han desaparecido o no lo dice por razones de seguridad, pensó Harry y continuó leyendo.
Ginny, Hermione y yo también fuimos invitados a participar. Ginny estuvo todo el día enojada, creo que es algo que tiene que ver con Hermione porque las descubrí discutiendo acaloradamente en un rincón, pero cuando les pregunté qué pasaba, ninguna de las dos quiso soltar prenda.
Harry podía imaginar a Ron revoleando los ojos y mascullando: ¡Mujeres!
No te inquietes, sólo vos vas poder leer esta carta, Hermione le puso un encantamiento para que sólo sea visible para el destinatario. En cuanto a la reunión, resultó una decepción, hablaron únicamente de depósitos de alimentos y de otras cosas aburridas, lo cierto es que me quedé dormido enseguida así que poco podría decirte de qué más hablaron —por favor, no se lo cuentes a nadie—.
Ah… y Lavender también estuvo presente, llegó después de que había empezado, la trajo Tonks. Contó muy ufana que trabajaba para el Ministerio; fuimos varios los que revoleamos los ojos y alguien llegó a decirle condescendiente: —Sí, claro, querida. Preguntó por vos… y estuvo tratando de que Ginny le confirmara que ustedes habían roto. Ginny se fastidió mucho, no le aclaró nada concreto, le contestó vagamente diciéndole que vos estabas muy ocupado con otros asuntos.
Bueno… no quería que te enojaras de nuevo como la última vez porque no te habíamos escrito… me pareció que mejor era que te informáramos de todo.
Hermione también quiere escribirte algo, así que ahora le voy a pasar la hoja. Me parece que las chicas no se llevan bien entre ellas.
¡Cómo me gustaría que estuvieras acá, cumpa!
Ron
La letra descuidada de su gran amigo Ron le dio paso a la esmerada y primorosa caligrafía de Hermione, su otra gran amiga, y que además era la novia de Ron.
Querido Harry:
Estoy convencida de que Ron no tiene mucha idea de lo que realmente está pasando. Creo que lo mejor es empezar por el principio. La Orden está actualmente trabajando en colaboración con el Ministerio. En cierta forma fue algo obligado. Aparentemente con la muerte de Dumbledore dejó de tener efecto un encantamiento que prevenía la revelación de secretos a terceros ajenos a la Orden. El Ministerio no tardó en enterarse de muchas de nuestras actividades y hubo presiones de Scrimgeour para que coordináramos nuestro accionar con los lineamientos del poder político. No nos quedó otra opción que avenirnos, al menos en parte, a su mandato.
Fue por eso que hubo que aceptar la presencia de Lavender en la reunión, Scrimgeour la comisionó para que lo representara. Quizá pensó que como se trata de una Gryffindor, y compañera nuestra además, íbamos a mostrarnos menos recelosos con ella. La reunión a la que asistió había sido planeada de antemano para darle la imagen de que la Orden sólo se ocupa de asuntos de importancia secundaria.
Tuve la oportunidad de hablar con la profesora McGonagall el otro día. Me dijo que no hay suficiente cantidad de alumnos como para abrir la Escuela, muchos padres le comunicaron por carta que no iban a mandar a sus hijos este año. No es de extrañar, con Dumbledore muerto y la inminencia de una guerra… Hogwarts ya no resulta tan segura como antes y tener a tantos chicos juntos en un solo lugar no parece sensato.
Y no… Ginny y yo no estamos peleadas. Aunque sí tenemos algunos desacuerdos sobre algunas cuestiones. Te manda cariños, pero ahora está ocupada con otra cosa y no puede venir a escribirte unas líneas. Seguramente te va a contar todo en la próxima carta.
Quedate en lo de tu tía, ya faltan muy pocos días para que puedas venir; mientras tanto vamos a mantenerte bien informado de todas las novedades.
Tengo que interrumpir acá. Lupin salió corriendo recién, alguien debe de haber cruzado las defensas de La Madriguera… es posible que se trate de Charlie.
¿La cicatriz te ha estado dando problemas?
Cuidate mucho y no hagas nada insensato.
Un beso.
Hermione
oOo
El dolor no le era algo ajeno. Era algo con lo que estaba familiarizado… muy familiarizado. Quizá por eso podía soportarlo a pesar de que con cada movimiento podía oír el crujido de los huesos fracturados… se esforzó por ignorar el sonido y siguió arrastrándose hacia la habitación donde estaba su salvador. Quizá también tenía algo que ver el efecto de la poción, pensó. Podía sentir todavía el gusto en la boca. Era amargo, repugnante… le producía arcadas. Pero se resistía a vomitar… no quería perder más sangre.
El avance era lento y agónico pero no se detuvo. El plan que su padre había urdido le volvió a la mente.
—…tiene que parecer real…
—…sí, Padre…
—…una vida por una vida, una por la tuya y una por la de tu madre. No es mucho pedir, ¿o sí?
—No, Padre.
Pero sí lo era. Y si bien lo haría… iba a ser necesario introducir algunas enmiendas. Su padre hacía presunciones equivocadas. Potter era demasiado afecto al autosacrificio como para caer en la trampa del plan. Paradójico… su lealtad a sus amigos, su voluntad permanente de sacrificarse por el bien de los demás era claramente una debilidad. Pero no había forma de llegar a Potter, estaba demasiado protegido, por barreras que había dejado el fallecido ex director, por sus amigos y su familia. A diferencia de lo que ocurría con Draco, Potter estaba rodeado por un grupo de gente dispuesta a morir para protegerlo de todo daño. Sus más importantes defensores eran Granger y los Weasley.
Granger era nacida de muggles y no tenía influencias. Los Weasley eran una cuestión completamente diferente. Aunque en el pasado siempre hubiera proclamado que carecían de todo peso e importancia… Draco no era estúpido. Sí que eran importantes en el mundo mágico, tenían peso en el Ministerio y eran leales incondicionales de Potter.
Y Potter estaba en una relación con la menor de los Weasley, si Draco mal no recordaba. Así que le pareció más sensato elegir a Ron Weasley, era la mejor alternativa. Siempre es mejor enfrentar la parte más difícil de un problema, de esa forma lo peor se superaba al principio.
Sólo le faltaban unos pocos pasos, ya casi llegaba. Sangraba por muchos de los cortes, había ido dejando un reguero rojo a su paso… iba a resultar muy difícil limpiar las manchas de la carísima alfombra.
Y lo esperaba un día muy largo.
Finalmente llegó a la puerta, estaba cerrada pero se podía distinguir una raya de luz debajo de ella. Levantó una mano, pudo observar que tres de los dedos se desviaban formando un ángulo muy extraño. Rogaba que el dolor intensísimo no le provocara un desmayo en ese instante. No quería desangrarse hasta morir justo cuando estaba a un paso de su destino. Golpeó tres veces.
La puerta se abrió de inmediato y una sombra se proyectó sobre él.
—¡Draco! —exclamó Snape al ver el bulto maltrecho y sanguinolento que yacía en el suelo. Lo vio agacharse, cernerse sobre él como un murciélago… y perdió la consciencia.
oOo
Narcissa Malfoy alzó la vista por encima de su taza de té y observó entrar a su marido. Posó la taza sobre el platito; sólo un ojo muy atento hubiese podido percibir el ligerísimo temblor de su mano. Lucius vino a sentarse en un sofá cercano a la mesa. Narcissa dejó caer un velo inexpresivo sobre sus rasgos antes de comentar con voz suave: —Oí los gritos… ¿lo mataste?
—¿Matarlo? ¿Y perder así uno de mis triunfos altos? —preguntó Lucius mirándola reconcentrado— Nunca desecho nada a menos que tenga con qué reemplazarlo. —inclinó apenas la cabeza hacia un lado y la miró con frialdad— Es una pena que no hayas podido proveerme de otro heredero cuando te lo pedí.
—Él fue todo lo… —no terminó la idea, probablemente no hubiese sabido cómo completarla. Volvió a alzar la taza.
Lucius se levantó, se acercó y se le ubicó de pie a sus espaldas. Narcissa tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no estremecerse cuando su marido, rozándola apenas, estiró una mano para agarrar la tetera. —Le he encontrado un buen uso. Me va a conducir hasta la persona que nuestro bando prioritariamente quiere capturar.
—Se lo estás mandando… —dijo ella y luego una ola de horror la sacudió al comprender— ¡Le pusiste un encantamiento de rastreo!
—Así es. —confirmó él y estiró otra mano por encima de su hombro para agarrar una taza; los nudillos de los dedos de Narcissa que aferraban el asa se tornaron blancos.
—¡Pero cuando lo descubran lo van a matar! —exclamó aterrada, ya no trataba de contener sus emociones.
—Encontrarán lo que puedan encontrar. —dijo Lucius volviendo a depositar la tetera sobre la mesa— El encantamiento de rastreo está apenas disimulado, no me cabe duda de que lo descubrirán. Lo que no van a encontrar es algo que ni siquiera vos, querida, podrías detectar. Hace falta ser un verdadero Malfoy para detectarlo… y aun así no es fácil.
—¡No podés haber sido capaz! —exclamó Narcissa, la taza se le cayó de las manos haciéndose añicos, el contenido se derramó sobre la alfombra blanca embebiéndola, el color pardo de la mancha le daba al té aspecto de sangre vieja— ¿Cómo pudiste? ¡Es tu hijo!
—Precisamente ésa es la razón por la que lo hice. —dijo Lucius, con un movimiento de varita recompuso los fragmentos de porcelana y la taza nuevamente indemne voló a posarse sobre la mesa— Él dio su consentimiento.
—¿Ah sí? —preguntó Narcissa con una nota grave y peligrosa en el tono. Su puño se cerró alrededor del recuerdo de una varita que no se hallaba en su mano en ese instante.
—Y disfrutó cada minuto —agregó con una mueca cruel— Igual que vos.
—¡Mentiroso! —dijo ella poniéndose de pie para abofetearlo, pero su mano nunca le alcanzó la mejilla, Lucius la estaba apuntando con la varita. Ella retrocedió un paso y se preparó para lo inevitable.
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Dos figuras salieron corriendo de la casa hasta el punto de aparicionamiento. —Snape… —dijo Remus y bajó la vista hacia el cuerpo ensangrentado que Snape sostenía en las manos— ¿Quién es?
—Draco. —respondió Snape con impaciencia— Yo quería llevarlo a Hogwarts pero él se negó terminantemente. Y ésta es la única alternativa en la que pude pensar. ¿Hay alguien que sepa encantamientos de curación?
—Hermione… —contestó Tonks guardando su varita— …ha estado estudiado muchos textos médicos últimamente. Y la señora Weasley también debe de saber bastante de huesos quebrados y otras heridas… si crió a Fred y George…
—Mejor no perdamos tiempo. —intervino Remus y estiró los brazos para que Snape le transfiriera la carga— Tonks, avisale a Molly. —agregó y marchó hacia la casa. Tonks alzó la varita y conjuró un Patronus, lucía mucho más poderoso que el de unos meses antes, era un lobo blanco de expresión sonriente.
—Nymphadora, espere. —ella se detuvo, había ya apuntado para volver a la casa— ¿Por qué razón está Ud. acá?
—Por Bill. —contestó ella sin ocultar su tono de desagrado, Snape seguía gustándole tan poco como en sus días de escuela— Y Remus vino porque…
—…si de licántropos se trata, nadie más indicado. —dijo Snape con sarcasmo— Pero eso no explica por qué la trajo a cuestas. —lo hizo sonar como si ella fuera una pulga que residiera en la pelambre del lobo.
—Molly me invitó. —dijo ella a la defensiva. Se maldijo en silencio, ¿por qué se sentía tan intimidada?
—¿Hay alguna novedad sobre Potter?
—Sigue en la casa de sus parientes. Lo tenemos bajo constante vigilancia… aunque él no lo sabe.
—¿Está al tanto de que yo no traicioné a la Orden?
—¿A qué se debe esta inquietud repentina? —preguntó ella sarcástica, al menos una iba a devolverle al muy cretino.
—Sería recomendable que la Esperanza del Bando de la Luz se concentrara en su misión de matar al Señor Oscuro y que no se complique con nimias y pueriles ideas de venganza. —replicó Snape imperturbable alisándose la toga y sacando a continuación la varita. Ignoró el gesto automático y la reacción agitada de Tonks, que había levantado de inmediato la varita dispuesta a defenderse, y procedió a pronunciar un encantamiento para limpiarse las manchas de sangre.
—Se le informó, —dijo la auror de cabellos rosados— que Ud. actuó obligado por una deuda de vida, que Dumbledore le había ordenado que lo matara si llegaba el caso… y que Ud. sigue trabajando para nosotros.
—¿Y cómo lo tomó? —Snape no pudo ocultar cierta vacilación en el tono.
—No del todo convencido… es natural, es muy reciente, el funeral fue hace diez días. —Tonks giró la cabeza por encima de un hombro— Tengo que entrar o se van a preocupar y van a mandar a alguien a buscarme. ¿Por qué no entra Ud. también? Molly está horneando…
—No puedo, tengo que volver antes de que se den cuenta de mi ausencia. —dijo Snape y le advirtió— Recuerden que Draco es un Malfoy y que no deben confiar en él. —dicho lo cual desaparicionó.
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