DISCLAIMER: Los personajes no son míos, sino de SM.
Capítulo 1
Isabella Swan poseía una sensualidad innata.
No era por la forma en que ella hablaba, ni las ropas que usaba, sino por esos pequeños detalles que hacía a cualquier hombre morderse los labios e imaginársela entre sus sábanas.
Era como ella agitaba su cabello y lo dejaba sobre uno de sus hombros y por como bebía su vaso de vodka y se lamía los labios con una lentitud torturante, mientras cerraba los ojos y estiraba su cuello con completo abandono.
Era también como no sabía que todos la miraban mientras ella cruzaba sus piernas. O quizás lo ignoraba, y ese solo pensamiento hacía verla más deseable aun.
Era ajena a todos.
Iba todas las noches de los viernes al mismo bar de siempre. Pedía, como cada vez, una copa de vodka con zumo de naranja y se dedicaba a disfrutar la música en vivo. A veces la acompañaba su amiga Alice, pero usualmente ella prefería salir en solitario.
No era provocativa como el resto de las mujeres que concurrían al local, ella sólo optaba por una blusa sin mangas y unos jeans ajustados a su cuerpo. Pero si tenía algo por los zapatos de tacón y se lucía cuando entraba por esas puertas y balanceaba sus caderas. Luego se giraba y se sentaba con lentitud en uno de los taburetes.
Era delicada.
Minimalista.
Feroz.
Y cuando la música comenzaba a tocar, ella cerraba los ojos y a veces se movía lentamente en ese mismo lugar. Muy rara vez iba a la pista de baile. Sólo se quedaba ahí y se deslizaba con sensualidad sobre su asiento.
—Me encanta la voz del cantante —por lo menos decía eso una vez cada vez que lo escuchaba cantar.
Lo miraba a lo lejos y se le veía en los ojos la lujuria que sentía por él. Sus pupilas se dilataban y una bruma nublaba sus orbes chocolates.
Era evidente que lo quería.
Siempre lo había querido.
Por algo llegaba todos los viernes a la misma hora y se sentaba a escuchar música en un lugar donde otras personas buscaban sexo.
Quizás ella también buscaba sexo.
Con el cantante.
Cruzó otra vez las piernas mientras él comenzaba a cantar Butterfly de Jason Mraz. Su voz madura y ligeramente ronca se filtró por toda la habitación e incluso algunas de las personas más borrachas lograron dirigir su atención hacia él.
Porque era cierto. Él era un cantante increíble.
E Isabella lo deseaba.
—No tiene novia, ¿cierto? —preguntó.
Pero ella ya lo sabía.
Había ido muchas veces a verlo como para saber que él no tenía a nadie.
Algunas veces alguien se le acercaba y él a veces aceptaba los avances de las más osadas. Incluso había noches que se iba con alguna de ellas.
Pero, no. No tenía a alguien de forma permanente.
Y era evidente que Isabella quería ser alguna de las dos posibilidades.
La novia.
O una de las osadas.
La canción terminó y él se levantó con su guitarra, dando un suave y concreto gracias antes de bajar del escenario para tomar un descanso.
Usualmente Isabella esperaba con paciencia mientras él salía, probablemente a buscar algo para tomar en uno de los camerinos de la parte trasera del local, pero esta vez hizo algo completamente distinto a su rutina.
Ella se levantó, sin dejar de mirar al cantante mientras desaparecía por la puerta trasera.
Quizás esta vez ella sí haría algo al respecto.
Alisó su blusa negra por sobre su estómago y giró su cuello como para lograr algo de relajo. Luego se secó sus manos por detrás de sus muslos, justo debajo de la curva de su trasero.
¿En serio no sabía qué efecto tenía sobre los hombres?
Agarró su copa y le dio un largo trago para terminárselo completamente. Carraspeó después y tomó aire con fuerza.
—¿Cómo me veo?
No, no lo sabía.
No tenía idea qué tipo de efecto tenía sobre los hombres.
Y era evidente que no sabía el efecto que tenía sobre mí.
Ajusté mi entrepierna con discreción y agradecí por primera vez el tener el mesón del bar entre nosotros. Porque de otra forma podría ver lo mucho que apreciaba la forma en como se veía.
—¿Edward? No tengo toda la vida —dijo con nerviosismo, mirando de reojo por donde desapareció el cantante.
Puto idiota.
—Te ves bien, Isabella. Lo sabes.
Ella rodó los ojos y volvió su atención sobre su cabello. Lo movió de un lado a otro y sus ondas cayeron con elegancia por sobre sus hombros.
Ahora, además de verse increíblemente sexy, le agregó un toque salvaje.
Como si acabara de levantarse de la cama.
—Yo… —carraspeó— creo que hoy es el día, Ed. Estoy cansada de esconderme. De esperar el momento correcto, ¿sabes? No hay momento correcto. Creo que hay que actuar. Así que… actuaré. Ahora.
A pesar de tener una pizca de temor, se veía que estaba decidida.
Y cuando Isabella decía algo, lo hacía.
—Isabella… ¿crees que es lo más adecuado? Ni siquiera lo conoces. Sólo vienes acá y lo ves cantar, no sabes nada de él…
—Tampoco sé nada de ti, Edward. Pero de la misma forma que vengo a verlo a él, te veo a ti. Y sólo con verte, puedo decir que eres una buena persona. ¿Me equivoco? Creo que sé juzgar bien a las personas —sonrió—, no te preocupes.
Me preocupaba.
Me molestaba.
Me enfurecía.
Porque así como ella llegaba a verlo a él cada vez, siempre terminaba hablando conmigo.
Y yo la escuchaba.
Y la ansiaba a escondidas.
Pero ella sólo tenía ojos para él.
Y tal como Isabella esperaba el momento correcto para enfrentársele a él, yo siempre esperaba hacer lo mismo con ella.
Sólo que Isabella tomó primero la decisión.
—Deséame suerte —me guiñó un ojo justo antes de girar sobre sus talones en su dirección.
Los hombres se giraron para ver como ella bamboleaba sus caderas hacia la puerta trasera.
Y ahí quedé, como siempre, detrás del bar.
Y como un idiota, sólo logré decir:
—No la necesitas.
¡Nuevo fic! Me gustó esto de los drabbles. Siento que la historia se desarrolla con rapidez y nos ahorramos las descripciones que a veces son innecesarias. Directo al asunto, tal como me gusta (?). xD
Además, otra vez estoy de vacaciones y me gustaría terminarla antes de entrar a clases. Así que probablemente sean más de 1 capítulo por día. Just saying. ;)