-Mamma! Yo tambien quiero viajar como papá!- dijo el pequeño rubio golpeando levemente la pierna del hombre sentado en el sofá.
-Ni lo creas mocoso, todavia eres un piccolo- respondio en italiano el mayor sin despegar sus ojos de la revista que estaba lleyendo.
-P…pero no importa quiero conocer lugares nuevos, quiero viajar y conquistar nuevas tierras!- el pequeño se puso de puntillas para alcanzar las rodillas cruzadas de su cuidador y moverlas mas brucamente. Pero el castaño ni se inmutó.
-Dije que no che palle!- le dio un mordisco a su tomate y siguio con su revista. Mientras el pequeño hacia puchero. No se rendiría tan facilmente.
-Bien! Entonces voy a salir solo!- amenazo yendo a su cuarto, cargo en una mochila verde varias cosas incluyendo ropa, juguetes y hasta una almohada, guardo todo eso desordenadamente en la mochila, empujando un par de cosas hasta poder cerrarla, parecia que explotaria en cualquier momento, la cargo en sus pequeños hombros con esfuerzo y salió de la habitacion.
–Me voy a viajar por el mundo!- grito desde la puerta de entrada. Su madre mas interesado en su revista no le dio importancia. –Voy a ser un gran conquistador!- volvio a gritar.
-Aham- fue la contestacion del italiano.
–Me estoy yendo!...no vas a verme en muuucho tiempo!- el rubiecillo se dirijio a la puerta principal y haciendo puntilla de pies llego al picaporte abriendola.
-Hmm- El del rulo le dio una ojeada mas a su entretenida revista.
- Talves no pueda escribirte che!- insistió tratando de llamar la atencion de su cuidador.
-oh que pena- respondio con sarcasmo el mayor.
- y…y…talves ni papá ni vos me vayan a ver nunca mas!- su vocecita comenzaba a quebrarse.
-esta bien- volvio a responder sin ganas el italiano.
– Chao mamma- y cerro la puerta.
5 minutos despues se abrio la puerta de repente y el pequeño rubio corrio al living donde estaba su madre y se lanzo a abrasarlo. –Mamma~- lloriqueo el pequeño. El italiano que habia echo un gran esfuerzo por no interesarse en su pequeño sonrio y dejo de lado el tomate a medio comer y su revista para abrasar al rubiecillo. –No vas a extrañarme cuando me vaya?- pregunto aun con lagrimas corriendole por cara.
-Por supuesto mi mancherá il piccolo ingannare- lo sento en sus rodillas y pellizco su mejilla con cariño.
El pequeño sonrio y se abraso al cuello de su mamma.
El mundo podia esperarlo…