ESTE FIC ES MÍO PERO NO LO ESCRIBÍ YO, ES UN REGALO DE MI QUERIDÍSIMA AMIGA MISFITS POR LO QUE SE ENCUENTRA PUBLICADO BAJO SU CUENTA EN FANFIC. ES Y ASI COMO ME HA PRESTADO "DIPLOMACIA Y ALGO MAS …" Y "EL JUEGO DEL DIABLO" ME PERMITE PUBLICAR ESTE SASUHINA

Nota de misfits: Bienvenidos queridos lectores a mi primer SasuHina. Bueno aca es donde explico como escribo para que les sea mas facil leer la historia.

Siempre que haya un guión (-) en frente es diálogo.

Si esta con esta letra es recuerdo.

Si no hay guión es narración o pensamiento.

Disfruten...

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

El final de la guerra, el comienzo de la batalla

La guerra había terminado. Madara Uchiha era ahora tan solo un vil recuerdo de un pasado amargo. Zetsu y Kabuto habían sido aniquilados junto con Madara y tan solo Sasuke Uchiha había logrado escapar, aunque su paradero seguía siendo desconocido. Las cinco grandes Naciones ninja estaban demasiado debilitadas militarmente como para emprender una cacería detrás de tan peligroso criminal y, considerando que la mayor amenaza había sido sofocada, decidieron que lo mejor sería recomponer la estabilidad y armonía de cada país antes de arriesgarse a perder más hombres en una búsqueda inútil.

Konoha fue, sin dudas, una de las Aldeas que más rápido se reconstruyó. Ya sea por el apoyo económico del señor feudal o por la buena voluntad y predisposición de todos los habitantes que, en mayor o menor medida, dieron lo mejor de sí para que la Aldea de la Hoja recuperase su brillo y esplendor.

Todo parecía maravilloso pero nada lo era para Hinata. Su padre seguía presionándola para que abandonara esa actitud bondadosa y compasiva. El líder del clan estaba comenzando a creer que ella jamás lograría guiar al clan como es debido. Siendo Hanabi aun una genin, no podía confiarle semejante responsabilidad ya que sus habilidades todavía estaban madurando, e incluso si llegasen a desarrollarse al cien por ciento, era aun muy joven para asumir el cargo. Neji era la opción más próxima, su increíble potencial sumado a su destreza lo habían colocado al frente de la lista de Hiashi dejando de lado antiguos prejuicios sobre la familia principal y secundaria.

El rechazo e inconformidad de su padre hacia ella nunca dolió tanto como ahora. Ella había luchado hombro a hombro con Neji, ella había estado a su nivel y peleado con todas sus fuerzas, sin rendirse, sin retroceder, con valor y decisión pero parecía que nada de esto era suficiente para Hiashi. Me gustaría decir que esto es lo único que atormentaba a la Hyuga, pero debo confesar que eso solo era la punta del iceberg. A penas volvieron a Konoha, llego ese momento tan ansiado, ese momento de paz donde por fin exigiría una respuesta de parte de Naruto. Ella se le había declarado cuando intentó protegerlo ante Pain, pero los problemas del momento imposibilitaron al Uzumaki para dar una respuesta concreta.

Hinata creyó desmayarse cuando Naruto le dijo que le gustaría salir con ella. Estuvieron juntos una semana, la más feliz y maravillosa semana en la vida de la chunnin pero ese respiro no duraría. Naruto se mostraba distante, distraído, cariñoso pero sin soltarse por completo como si algo le imposibilitara el otorgarle a Hinata el acceso completo a su corazón. Finalmente la peliazul tomó coraje y le preguntó que le sucedía.

-Bueno... Verás... No voy a mentirte… Lo siento Hinata, de verdad me gustas... pero no estoy enamorado de ti -fue la respuesta que obtuvo de parte del rubio quien intento ser la más compasivo posible pero nada se podía hacer.

Hinata sentía como su corazón se rompía y aún así no podía gritarle o insultarlo. No podía siquiera pensar en maltratarlo así que sólo le sonrió buscando no preocuparlo y le dijo- No te preocupes Naruto... yo siempre he sabido que a ti te gusta Sakura. Sólo quise creer que la habías olvidado pero parece que me equivoqué.

-Lo lamento mucho -se disculpó de nuevo Naruto. No es que él fuera exactamente el ninja más intuitivo del mundo pero hasta un tonto habría notado que tras esa triste sonrisa se encontraba un corazón quebrado que pronto estallaría en llanto.

Quince días. Ese es el tiempo que le tomó a Sakura aceptar a Naruto después de que él rompió con Hinata. Fue casi como si lo hubiese aceptado, no por ser el héroe de Konoha, no por ser él que definió la guerra y salvó al mundo, no por ser su amigo, no por ser un hombre que estaba dispuesto a entregarle su vida y su corazón, sino porque alguien más lo deseaba. No solo Hinata sintió así, a todos los que conocían a la Haruno les llamó poderosamente la atención como la ninja médico se había olvidado así sin más de Sasuke Uchiha, el hombre por el que había luchado toda su vida.

Y aunque las dudas se esparcieron por toda la Aldea de la Hoja, nadie se atrevió a juzgarla o cuestionarla. Veían en Naruto una felicidad tan inmensa que se convencieron de que él le contagiaría esa alegría y amor tarde o temprano.

Cinco meses pasaron y parecía que el calvario de Hinata no tenía fin. Lo peor de todo era que se sentía subestimada hasta por la Godaime que la enviaba a misiones sencillas mientras Neji era enviado a misiones de rang donde solo Anbus participaban. Era como Anbu más pero sin el título ni la paga. No es que la Hyuga estuviera celosa de su primo ni mucho menos, solo se sentía inservible como si no importara todo su esfuerzo y entrenamiento, como si lo que ella hiciese no sirviera para nada.

Kurenai había dado a luz a un saludable niño así que tampoco gozaba de mucho tiempo libre como para alentar a su antigua alumna. De todas maneras, siempre había tiempo para una taza de té, aunque, durante esos encuentros, Hinata prefería hablarle de temas triviales para no preocuparla. Después de todo, no había nada que Kurenai pudiese hacer y angustiarla no le haría ningún bien, además una charla con su sensei aunque no fuese nada importante, la distraía un rato de la constante imagen de Naruto caminando por las calles de Konoha de la mano con Sakura.

A mí jamás me tomó de la mano en público -pensó sin darse cuenta y de inmediato sintió culpa. En el fondo ella se sentía feliz porque Naruto era feliz pero había algo, algo que no llegaba a convencerla de que Sakura realmente lo amara y eso la indignaba.

-Entonces fui con Chouji y... em.. Hinata, ¿me estás escuchando? -indagó Kurenai interrumpiendo su relato para averiguar dónde se encontraba la mente de la dama de ojos color perla.

-Eh-... s-si Kurenai-sensei... yo... solo... e-estaba un poco distraída, lo siento -se disculpó ella jugando con sus dedos y clavando la mirada en el piso.

-No te disculpes... ¿estabas pensando en Naruto? -preguntó abiertamente su sensei.

-¿Eh? N-no, bueno.. No exactamente -respondió ella sorprendida.

-¿No... exactamente? -repitió la Kurenai sin entenderlo completamente- ¿No estabas pensando en él?

-No, de alguna manera me parece en vano seguir pensando en él, él ya es feliz ahora me toca ocuparme de mi misma -determinó aunque para la dama de ojos carmesí sonó más como un deseo de su corazón que como la realidad misma.

-Concuerdo contigo Hinata, pero cuando te pregunté no negaste el hecho de estar pensando en él dijiste "no exactamente" -recordó como intentando atar cabos.

-Pensaba más bien en Sakura -confesó la peliazul sin firmeza pero sin vacilar.

-¿En Sakura? -pronunció asombrada.

-¿No le parece a extraño que de la noche a la mañana se haya olvidado de Sasuke? -insinuó la Hyuga.

-Entiendo a dónde vas con tu sospecha Hinata y tienes fundamentos para pensar lo que piensas, de hecho estoy segura de que todos piensan como tú pero no hay nada que hacer -resolvió la jounin poniéndose de pie para despertar a su hijo ya que era hora de amamantarlo.

-No me mal entienda sensei, yo sé que Naruto jamás me mirará como la mira a Sakura por más que ella no existiera, es solo... que no me parece honesto lo que hace -explicó dejando atrás su tartamudeo. Desde hacía un tiempo, venía controlándolo bastante bien salvo por alguna que otra ocasión que la tomara por sorpresa.

-¿Crees que no es noble porque intenta olvidar a Sasuke con Naruto?

-Bueno si, quizás pienso así porque es lo mismo que Naruto hizo conmigo y no lo logró.

-¿Crees que ella tampoco lo logrará?

-Espero que lo logre, pero si no lo hace Naruto va a sufrir y no quiero que eso pase.

-Hinata… -pronunció Kurenai con una sonrisa compasiva- sigues siendo tan bondadosa a pesar de lo que has pasado… realmente eres mejor persona que yo.

-Gracias Kurenai-sensei –soltó la Hyuga ruborizándose un poco ante el cumplido.

-Pero aun así… va siendo hora que pienses en ti misma y tu propia felicidad –dijo como completando una idea inconclusa- sé que dijiste que eso es lo que debías hacer pero no estoy segura de que lo entiendas del todo.

-Creo que ahora mismo, las cosas que me traerían felicidad se encuentran lejos de convertirse en realidad –manifestó sin tristeza como acostumbrada a la situación.

-¡No puedes permitir que eso sea así! –exclamó exaltada la pelinegro cansada de ver como su alumna se postergaba a sí misma una y otra vez en pos de los demás- ¡Por Dios Hinata busca la felicidad, no esperes que ella llegue a ti como por arte de magia!

-Kurenai-sensei…

-La batalla más difícil que debemos pelear es con nosotros mismos, reconocernos y superarnos no solo es el deber de un ninja sino de todo ser humano.

-S-sí sensei… lo intentaré –respondió mientras las palabras de su maestra se incrustaban en su corazón. Kurenai respiro profundo y la miro por unos segundos de modo maternal.

-Perdona si me precipite, es que a veces me preocupo mucho por ti y olvido que ya eres toda una mujer –se excusó sonriéndole.

-Gracias por todo sensei –respondió la peliazul poniéndose de pie haciendo una pequeña reverencia- ya es hora de irme, se supone que me toca preparar la cena.

-De acuerdo, nos vemos mañana –se despidió la Yuhi con naturalidad.

-¿Mañana no viene Shikamaru? –inquirió confundida ya en el portal de la casa.

-Shikamaru está en Suna y no vendrá hasta la semana entrante –respondió la dama de ojos carmesí como relatando una rutina.

-¡¿Otra vez?! –preguntó asombrada Hinata.

-Parece que hay cierta chica en esa Aldea que tiene toda su atención aunque él lo niegue –insinuó pícaramente la jounin ante lo cual Hinata se sonrojó al dilucidar de quien hablaba Kurenai.

-Entonces de seguro vendré mañana con Shino ya que Kiba y Akamaru están en una misión –aclaró mientras entre risitas cómplices saludaba con la mano y abandonaba el lugar.

Caminó algunas cuadras, siguiendo el camino de memoria mientras la voz de Kurenai retumbaba dentro de su mente. Pero al levantar la mirada, sus pensamientos pronto se dispersaron al ver a su pequeña hermana parada frente a la tienda de mascaras Anbu. Siempre le resultó difícil entender a Hanabi. Su rostro es incluso más inexpresivo que el de Neji, nunca muestra ninguna emoción, casi como si nada la afectase.

-Hola –saludó Hinata a su hermana pequeña con una sonrisa. Hanabi solo volteó a verla pero no le respondió. La peliazul decidió insistir- ¿Quieres una máscara? –preguntó amablemente con la intensión de comprarle una.

-Meh… -pronunció altaneramente depreciando a su hermana y emprendió el camino hacia su casa. Hinata sintió que esa era la gota que rebalsó el vaso. Caminó a paso firma detrás de su hermana que llevaba un ritmo más bien relajado y la tomó del brazo volteándola para quedar cara a cara.

-¡¿Me quieres explicar por qué nunca me dices nada?! –le dijo mirándola fijamente y fríamente a los ojos mientras los de su hermana se abrían de par en par por la sorprendente actitud de Hinata, y le tomó segundo a Hanabi darse cuenta de lo que estaba pasando.

La menor de los Hyuga se soltó del agarre y mirándola desafiante le respondió– ¿Crees que necesito que me compres una máscara? Ganaré mi máscara Anbu antes de tener tu edad, no soy una inútil como tú.

Hinata no pudo contenerse, si la humillación en ella tenía un límite extenso Hanabi había cruzado ese límite y por mucho. Sin pensarlo, levantó su mano y le proporcionó la menor de los Hyuga una bofetada tan rápida y tan intensa, que la genin no solo no tuvo tiempo de cubrirse, sino que también le quedaron los dedos de su hermana mayor marcados en la mejilla.

-¡¿Cómo te atreves a abofetearme?! –gritaba indignada la castaña.

-¡¿Cómo te atreves a llamarme inútil?! Yo luché en la guerra codo a codo, al mismo nivel que Neji para proteger a Naruto –le recriminó furiosa la peliazul.

-¡Ahí es donde estás mal, idiota! –le gritó aun más fuerte.

-¿Qué? –preguntó algo confundida.

-Neji lucho para proteger nuestra Aldea, nuestro País, nuestro mundo lo que tenían hacer era proteger al Jinchuriki del Kyubi… -explicó irritada– tu protegiste a Naruto.

-¡¿Qué diferencia hay?! –indagó aun exaltada.

-¡La diferencia está en que Neji protegió a Naruto porque era su deber, tú lo hiciste porque lo amas! –Diferenció la castaña y luego agredió– ¡Haces todo mal, entiendes todo mal!

-¡Eso no es verdad! Lo hubiese protegido aunque no lo hubiese amado.

-Tal vez, pero no al mismo nivel que Neji, eso seguro –agregó Hanabi soberbiamente y luego deliberó con molestia– Tu estúpida inocencia será tu ruina.

-No pienso abandonar el camino que he elegido –afirmó ella sin retroceder.

-"Quiero ser fuerte como mi padre pero bondadosa como mi madre" –pronunció la genin haciéndole burla a las palabras alguna vez dichas por su hermana– ¿sabes por qué mamá no es una ninja, Hinata?

Hinata permaneció en silencio mirando fijamente a los ojos de Hanabi que de alguna manera le recordaron los de Neji muchos años atrás.

-Porque mamá es demasiado bondadosa como para tener lo que se requiere para ser un ninja: voluntad necesaria para asesinar, y tú eres igual –calificó despectivamente mientras la miraba con repulsión– Poco has heredado de nuestro prestigioso clan más que esos virtuosos ojos.

Así que era eso. Esa era la razón por la cual Hanabi jamás le dirigía la palabra. Muy en el fondo se avergonzaba de la personalidad y actitud de su hermana mayor, sentía que la presencia de Hinata y su posición como primogénita deshonraba al clan entero. Como si la batalla interna que libraba no fuese suficiente, parecía que el mundo entero se había complotado en su contra, de alguna manera comenzaba a entender a aquellos ninjas que sentían que no había lugar en sus aldeas para ellos y las abandonaban en busca de sus sueños.

Le dio la espalda a su hermanita sin contestarle y emprendió el rumbo hacia el Palacio del Hokage.

-¿A dónde vas? ¡Se supone que tienes que preparar la cena hoy! –le recordó Hanabi confundida por la actitud de Hinata, pero ella siguió sin dirigirle la palabra.

Una misión. Solo quiero una misión –se repetía una y otra vez para sí misma la peliazul. Solo buscaba algo que la sacara de esa aldea, que la sacara de ese tortuoso mundo.

Llegó al lugar y pidió ver a la Godaime. Shizune quiso indagar sobre el tema a tratar pero la Hyuga fue muy clara al respecto, ella quería hablar con Lady Tsunade. Al cabo de unos minutos, la Quinta se desocupó y tanto la dama de ojos color perla como Shizune ingresaron al despacho.

-Dime Hinata ¿qué pasa? –preguntó seria la Hokage quien acababa de esconder la botella de sake que se había tomado.

-Quiero una misión –respondió firmemente.

-¿Puedo preguntar a que se debe esto? –curioseó la Quinta sospechando que Hinata buscaba alejarse de Sakura y Naruto.

-Hace mucho que no tengo una misión, necesito dinero extra y no quiero pedirle a mi padre –mintió la Hyuga sin engañar a Tsunade.

-Entiendo –soltó la Godaime convencida esta vez de que el problema de la peliazul no se llamaba dinero sino Uzumaki– lamentablemente, la única misión que tengo ahora, consiste en transportar tres pergaminos hasta la Aldea de la Roca y es de grado genin así que…

-La tomo –deliberó Hinata sin dejar terminar de hablar a la Hokage.

-¿Estás segura? Al ser de grado genin no te dejara mucho dinero –expuso Shizune.

-Lo hará si la hago sola –respondió ella.

-¡¿Qué?! ¡¿Quieres ir sin un equipo?! –cuestionó sobresaltada la aprendiz de Tsunade.

-Sí, después de todo, la misma Godaime dijo que se trataba de una misión de rango D –argumento la dama de ojos perlados.

-Es cierto que yo dije eso, pero sería de rango D, si fuera un jounin con un equipo de genins; si estas empeñada en ir sola debo convertirla en una misión de rango B -explicó la Quinta tratando de concientizar a la peliazul, pero Hinata estaba más decidida que nunca.

-Adelante, estoy de acuerdo –afirmó segura de sí misma.

-De acuerdo –la Godaime suspiró y abrió un cajón de su escritorio para sacar los tres rollos– estos son los pergaminos, debes entregárselos en mano al Tsuchikage y solo a él ¿entendido?

-¡Sí! –afirmó ella, escondió los pergaminos en su porta shurikens y salió de la oficina sin decir más nada.

-¿De verdad le parece que está bien enviarla sola? –preguntó Shizune una vez que Hinata se encontró fuera del despacho.

-Ella necesita que le demos ese voto de confianza y más importante aun… necesita alejarse de Naruto para pensar las cosas con claridad –explicó la Hokage mientras se ponía de pie y fijaba la vista en la Aldea.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Nota de Arika: bueno este es el primer capítulo hace tiempo que quería subirlo pero no había tenido oportunidad esta es mi forma de disculparme por mi tardanza con los cap este fic está terminado y consta de 20 cap subiré uno por semana excepto las semanas en que pueda actualizar luna espero que les guste tanto como a mí y no se preocupen ya tengo casi listo el siguiente cap de luna solo pido un poco de paciencia