Quinn estaba recargada en su locker, veía con envidia y celos cómo Finn y Rachel se demostraban su amor, un beso aquí, otro allá, un abrazo fuerte y la sonrisa de ella impresa siempre en su rostro cuando de Finn se trataba.

Apretó las manos haciéndolas un puño, lo mismo hizo con los dientes, hasta que sintió que la mandíbula no soportaría tal presión.

Habían pasado ya varios semestres desde que su cariño por ella había crecido de modo incontrolable hasta convertirse en un amor que hasta entonces era simplemente platónico. La adoraba, pero en silencio, nadie atinaba que Quinn Fabray no había salido con nadie desde Sam, porque en realidad, lo que realmente quería era que sucediera un milagro y Rachel se fijara en ella. Se había reservado porque su corazón no podía sentir y latir por nadie más que no fuera Rachel Barbra Berry; regresar con Puck o Sam o incluso pretender que quería a Finn de nuevo con tal de que no estuviera con Rachel… bueno era ya una pérdida de tiempo.

Se giró para sacar los libros de su clase de literatura, clase que compartía con Rach.

No se sentaban juntas, ni siquiera una al lado de la otra, pero Quinn había escogido un lugar estratégico en el que el ángulo le proporcionaba una vista excelente del perfil de Rachel, incluyendo sus piernas torneadas y el delineado de sus senos.

Al llegar a la puerta del salón se encontró con ella.

-Hola Quinn-. Era imposible que no la recibiera con una sonrisa siempre que la veía? Quizá, pero Rachel siempre recibe a la gente con una sonrisa en el rostro, por tanto eso no la hacía especial, o si? Nah.
-Rachel-. Se quedaron paradas unos segundos, en silencio y viéndose a los ojos, no fue una mirada especial, sino más bien: quién entra primero entonces, tú o yo? Quinn se hizo a un lado y dejó pasar a Rachel.
-Gracias; qué libro has traído para compartir con la clase?-. El profesor Schmidt les había dejado de tarea llevar un libro que quisieran releer y analizar, era divertido porque tenían la oportunidad de hacerlo con un volumen que les gustara, no era impuesto. Con esa libertad, seguramente nadie faltaría con la tarea.
-La reina de los condenados-. Rachel se le quedó viendo.
-Es parte de tu etapa punk?-. Quinn sonrió, añorando su look.
-No…-. Agachó la mirada –Siempre me han gustado los vampiros Berry, sólo que no es algo que diga todos los días-.
-Todos los vampiros?-.
-Edward no, ni los Salvatore; me gusta más el vampiro que describe Anne Rice; cuál has traído tú?-. Era extraño estar teniendo esta conversación con Rachel, generalmente se limitaban a sonreírse o sólo darse los buenos días, nunca nada más allá de 5 palabras.
-La historiadora-. Quinn volvió a sonreír.
-Vaya, el papá de mis adorados Lestat y Louis-.
-Así es, Vlad Tepes-.
-El empalador; no imaginé que fueras a traer ese, sobre todo porque es un libro bastante largo… y bueno, el tema…-. Quinn acompañó a Rachel hasta su lugar.
-Tampoco hubiera adivinado que eres fan de los vampiros… a mi me gustó la novela, está muy bien escrita, así que…-. Se encogió de hombros. Quinn iba a decir algo más, pero el profesor entró en el aula, pidiendo que todos fueran a sus lugares y guardaran silencio. Se sonrieron y así, la rubia fue a su asiento.

Cuando la clase terminó, iba decidida a decirle a Rachel que trabajaran juntas en el proyecto, después de todo el tema involucraba vampiros; podrían juntarse a leer y pasar un buen rato… era el último semestre y era ahora o nunca para lograr acercarse a la diva, que parecía no ser ya tan diva a últimas fechas, era como si Finn la hubiera absorbido y no quedara mucho de la Rachel que ella había conocido.

Tal vez, si se hacían amigas, podría convencerla de seguir sus sueños más allá de estar todo el tiempo pegada a Finn, siendo su devota novia, poniéndolo a él antes que a ella. Esa no era la Rachel que había ingresado a Mckilney High.

Pero cuando quiso acercarse, vio que Finn ya estaba esperándola en la puerta; Rachel volvió a abrazarse a él, se tomaron de la mano y caminaron lejos de ella.

-Fuck! Maldito Finn, maldita sea mi suerte-. Vio a San y a Britt, enamoradas hasta la médula –Malditos todos-. Volvió a decir entre dientes.
-Hey Quinn!-. Gritó Santana. Quinn no quería detenerse a platicar con ellas, su humor se había ensombrecido de pronto y no tenía ganas de socializar, en realidad quería llegar a su casa y encerrarse en su habitación a escuchar un poco de música y por qué no? Encender uno de los cigarrillos que aún existían escondidos detrás de su librero.
-Qué pasa Santana?-.
-Es viernes y, pensamos que ya que hace mucho que no tenemos una noche juntas, the unholy Trinity, como nos llaman, pues… queremos que te nos unas hoy en casa, películas, alcohol… tú sabes, lo de siempre-.
-Lo de siempre es yo sola en la sala viendo películas mientras tú y Britt se desaparecen en tu habitación-.
-Prometemos no hacerlo esta noche-. Agregó Brittaney –últimamente has estado como triste y ausente, creo que… tenemos que subirte el ánimo-. Quinn le brindó una sonrisa.
-No lo sé… quería llegar a casa y descansar, dormir toda la tarde de ser necesario, despertar hasta mañana de hecho-.
-Eso no Fabray, te acompañamos tu casa, tomas ropa y nos largamos a pasar una buena noche, basta de ser aburrida, basta de estar deprimida por Beth y Shelby-. Quinn se tensó al escuchar esto – Basta de llorar por los huesos de Rachel-.
-Shhh, Santana-. Vio a todos lados para ver si alguien la había escuchado.
-Qué? Aunque no lo digas es obvio-. La rubia negó con la cabeza y caminó hacia su locker, Brittana a su espalda, siguiéndola, como en los viejos tiempos.
-Voy a acompañarlas porque de verdad me hace falta un trago y no quiero ver películas, quiero cantar, cantar como una buena ebria y si es necesario perder la conciencia-. Britt y Santana se vieron a los ojos y sonrieron; fue fácil convencerla.

Quinn bajó de su auto y subió a su habitación mientras el par la esperaba en el automóvil de Santana.
-Hola mamá-. Dijo pasando de largo la cocina donde estaba Judy con una taza de café y el periódico en sus manos, rutina que no cuadraba demasiado en la hora del día que era, pero si ella quería tomar un café a las tres de la tarde y leer el periódico, pues lo haría. Su madre ni siquiera tuvo tiempo de saludarla de vuelta pues la rubia subió las escaleras a toda velocidad.

Tomó las cosas necesarias, incluyendo los cigarrillos, armó su mochila y se la colgó del hombro. Bajó las escaleras del mismo modo.

-Adiós mamá-. Estaba a punto de cerrar la puerta cuando Judy la detuvo.
-Y a dónde se supone que vas jovencita?-.
-Pasaré la noche en casa de Santana, con Brittaney yyyyyy…. Ya. Noche de chicas, tú sabes-.
-Y cuándo me pediste permiso?s-. Quinn hizo una mueca.
-De verdad necesito pedirte permiso?-.
-Quinn?-. Su madre le levantó la ceja, una manera que Quinn había heredado de ella.
-Mamá puedo pasar la noche en casa de Santana… por favor?-.
-Llamaré en alguna hora de la noche para cerciorarme de que estés ahí-.
-Por dios, no iré a ningún lado, estaré ahí… a qué hora llamarás?-.
-No te diré, así que más vale que estés en casa de los Lopez-.
-Lo estaré-. Se dio media vuelta caminando al coche de San.
-Y Quinn?-. Volvió a girarse.
-Mas te vale que no fumes más-.
-Eso no lo prometo mamá-. Gritó mientras seguía caminando al auto.
-Es una orden Lucy Quinn Fabray-.
-Ok!-. Gritó de vuelta, por supuesto que no tenía intenciones de hacerle caso a su madre.

Xxxxxx

Estaban sobre sus estómagos en la sala de Santana, la alfombra blanca se sentía bien bajo sus cuerpos semidesnudos, sólo usaban sus pijamas, que consistían en unos shorts y un tank top. Quinn encendió el primer cigarrillo.

-Ya vas a decirnos que ha pasado con eso que sientes para con Rachel?-.
-Para qué quieres que te lo diga si ya lo sabes?-.
-Para que me quites la duda, porque no lo desmientes, pero tampoco nunca nos has dicho detalles y… bueno, nosotras pensábamos que en realidad lo que querías era a Finn, hasta que comenzamos a observar la forma en la que miras a Berry-. La rubia se recostó con la espalda en la alfombra.
-Qué si no quiero hablar al respecto?-.
-No creo que sea sano-.
-Y por qué no?-.
-Porque hay cosas que se tienen que hablar Quinn… luego vienen enfermedades psicosomáticas, es por eso que te ha dado por quedarte sin voz de vez en cuando-.
-Y ahora resulta que eres psicóloga?-. Se burló.
-Se lo enseñaron en la clase de psicología-. Dijo Birtt. Quinn suspiró, si eso era verdad, entonces quedarse sin voz así como así, tenía sentido.
-Creo que… estoy… enamorada de Rachel-. Decirlo en voz alta y reconocerlo frente alguien más que no fuera su espejo se sentía liberador, pero bochornoso.
-Bien, al menos ya lo dijiste, desde cuándo?-. Volvió a suspirar.
-Pff… no sé San… creo que mis hormonas de embarazada me abrieron al hecho de que… Rachel no me era tan… indiferente-.
-Te hicieron que te dieras cuenta… ya desde antes hacías dibujos pornográficos de ella en los baños-. Se echaron a reír las tres.
-Ah lo sé, soy como un tipo, haciendo dibujos de Rachel desnuda, ja!-. Se limpió una lagrima que le salió por la risa.
-Sí, definitivamente, ni yo con toda la sangre lésbica que me corre por las venas lo he hecho-. Santana le robó el cigarro y le dio una fumada.
-Pero… Rachel…-. Se levantó y se sentó con las piernas cruzadas bajó su cuerpo –Rachel es heterosexual y está que se muere por Finn. Saben? Creo que… no me sentiría tan frustrada si Rachel saliera con un chico que no la frenara tanto, que le diera su lugar, no sé, que la tratara como merece… me doy a entender?-. Ambas asintieron –Pero Hudson es un idiota, por no decir una palabra más fuerte. Me enoja, quiero llegar y abofetear a Rachel y decirle que no sea estúpida… luego quizás besarla-.
-Ese es un plan muy bueno… abofetearla, digo-. Quinn vio a Santana con cara de pocos amigos. –Qué? A mí también me frustra eso, la niña tiene talento y siempre lo demostró, a todo mundo se lo frotaba en la cara y ahora resulta que si Finn no va con ella a New York, ella tampoco va? Digo, debería de dejar al perdedor que tiene por novio, que si antes era Quarterback ahora simplemente es un don nadie sin futuro-. Quinn mostró su acuerdo haciendo un gesto y asintiendo.
-En fin, dónde esta mi alcohol prometido, que las canciones ya se me están ocurriendo y no siento aún esa desinhibición que requiero para brincotear por tu sala como una loca-.
-En seguida su majestad-. Contestó santana, poniéndose de pie y dándole la mano a Britt para que se levantara y la acompañara a la cava.

Cuando se marcharon Quinn volvió a quedarse pensativa, se recargó en el sillón y acostó la cabeza en los cojines que hacían de asiento. Quizás si en lugar de haber sido Quinn Fabray hubiera sido Quinnton Fabray las cosas en su vida hubieran sido muy distintas, para empezar Beth no existiría, le dolió pensar en ello, pero todo hubiera sido más sencillo. Seguramente hubiera tenido mas oportunidades de conquistar a Rachel… aunque quizás Rachel no hubiera figurado entre sus intereses, no hubiera sido porrista, pero seguro estaría en algún equipo… quien sabe si en Americano.

Sí, definitivamente de haber sido hombre las cosas hubieran sido mas sencillas hasta con Russell. Su hermana no fue una perra con ella, pero así no hubieran tenido que estar peleando por la atención de sus padres y ver quién tenía más chicos a sus pies "pfff, chicos!" pensó.

Santana y Brittaney regresaron cargadas de licor, refrescos y jugos. Pusieron las cosas en la mesa, luego fueron por vasos a la cocina y pusieron hielos en un bowl. Abrieron una bolsa grande de papas y las vaciaron en un bowl más grande, Santana le puso salsa a su mitad y tomó una grande, introduciéndosela entera en la boca. La masticó un par de veces y añadió aún con la boca llena…

-Entonces, qué vamos a cantar ésta noche?-.
-Tengo una en mente, es de Garbage-. Brittaney aplaudió animada, luego Quinn prosiguió –La de 'You look so fine'-. Santana rió.
-Vaya con el título Quinn, más obvia?-.
-Dije que quería cantar, si no vas a hacerme segunda en mi plan, me marcho a casa y lo hago en la comodidad de mi habitación-.
-Relájate, la pondré porque también me gusta; gracias a dios que no escogiste algo de punk-.
-Para tu información, la música que adquirí en ese verano no es punk-.
-Ya veremos-. Contestó Santana mientras ponía la canción.

You look so fine

I want to break your heart
And give you mine
You're taking me over

It's so insane
You've got me tethered and chained
I hear your name
And I'm falling over

Quinn se paró para cantar el coro, cerró los ojos y cantó juntando todo el aire posible en los pulmones.

I'm not like all the other girls
I can't take it like the other girls
I won't share it like the other girls
That you used to know

You look so fine

Knocked down
Cried out
Been down just to find out
I'm through
Bleeding for you

Santana y Britt se pararon también a cantar; era una buena canción, sin contar la voz de Shirley Manson que era preciosa, el ritmo, los timbres, todo hacía de la pieza algo digno de reconocer como talento.

I'm open wide
I want to take you home
We'll waste some time
You're the only one for me

You look so fine
I'm like the desert tonight
Leave her behind
If you want to show me

Y volvió a tomar aire para el coro.

I'm not like all the other girls
I won't take it like the other girls
I won't fake it like the other girls
That you used to know

You're taking me over
Over and over
I'm falling over
Over and over

You're taking me over
Drown in me one more time
Hide inside me tonight
Do what you want to do
Just pretend happy end
Let me know let it show

Para luego apagarse un poco con el final de la canción.

Ending with letting go
Let's pretend, happy end

Suspiró y se tiró en el sillón con su bebida en la mano. Dio un buen trago y se recargó subiendo un pie a la mesa.

-Bien, quién sigue?-. Preguntó viendo a Britt y a Santana.
-Yo, pero como hoy es tu noche, te voy a dar a escoger entre Someone like you o Breathe me, de Sia-.
-San, se trata de levantarle el ánimo, no de deprimirla más-. Quinn rió un poco, el alcohol ya corriendo por sus venas.
-De acuerdo, de acuerdo, vamos a cantar… Ironic, de Alanis Morissette-.
-Yeeei-. Contestó Britt aplaudiendo de nuevo.

Y entonces cantaron y bebieron, pasaron de Alanis a P!ink, luego un poco de Linkin Park, pusieron incluso a tatu y bromearon sobre que Quinn y Rachel estarían tras la alambrada y Britt y Santana les echarían agua con unas mangueras mientras se besaban y el director Figgins las veía del otro lado, incluyendo a Sue y Will, Emma escandalizada sosteniendo un paraguas.

No podían parar de reír con la escena.

-Después de todo, las faldas cortas Rachel ya las tiene-. Dijo Santana aún sin poder dejar de reír. Tenían las mejillas encendidas y sus lenguas comenzaban a trabarse un poco.
-Hey hey! Son las 11:11 pidan un deseo ya!-.

Las tres cerraron los ojos y se concentraron en lo que querían pedir. Lo más común era pedir un auto, o pasar todas las materias, conseguir un solo en Glee o algo por el estilo. Lo que hubieran pedido San y B. era un misterio, Quinn sabía muy bien lo que quería, pero no creía mucho en deseos. Sabía que pedirle un deseo al tiempo era prácticamente inútil; sin embargo lo hizo y su deseo se cumpliría de la manera más extraña de todas.

Abrieron los ojos y suspiraron, Quinn vio su vaso vacío y pidió un poco más.

Continuaron riendo y cantando, bebiendo como si no hubiera un mañana; la noche se sintió más ligera, la rubia se sacudió un poco de tristeza para dejar que la luz pasara al menos unas horas, el alcohol ayudaba, no cabía duda, se olvidó de Rachel, de Beth, se olvido definitivamente de Russell y de que extrañaba su ropa negra y su cabello rosa.

Cayeron rendidas en la alfombra de la sala, ni siquiera tuvieron fuerzas para subir a sus habitaciones y acomodarse en la cama.

Cuando se está tan ebrio como ellas, el suelo siempre se ve muy cómodo y las escaleras una puerta a la muerte, así que se acurrucaron ya entrada la madrugada y como pudieron durmieron.

Xxxxxx

Un rayo de luz se colaba por la ventana, a lo lejos se escuchaba la podadora de un vecino y los pájaros cantando en el árbol que estaba junto a la casa. La cabeza le daba vueltas y moverse era un martirio insoportable, sintió nauseas.

Se levantó como rayo y corrió al baño, apenas alcanzó a llegar para vomitar todo lo que había ingerido la noche anterior. Se llevó la mano a la cabeza, aún con la vista borrosa, sintió más nauseas y volvió a vomitar; luego se levantó y caminó a paso pesado al lavamanos, tomó agua y se enjuagó la boca, no se vio ni siquiera al espejo.

Cuando regresó Santana y Britt estaban despertando, las vio estirarse y abrir los ojos, luego sentarse y despabilarse, cuando voltearon a verla, sus ojos fueron de un miedo y horror indescriptibles. Gritaron tan fuerte que pensó que la cabeza le iba a explotar. Se llevó las manos a las sienes.

-Diablos Santana, por qué fue el grito, mi cabeza se siente del doble de tamaño y acabo de vomitar-. Pero no dejaba de gritar y ahora se le había unido Britt que se pegaba a Santana y se escondía detrás de ella.
-No nos hagas daño, quién eres? Qué quieres? Qué le has hecho a Quinn? Por qué usas su ropa?!-. Las preguntas la bombardeaban sin cobrar sentido en su cabeza. Pero despertó por fin cuando un vaso le pegó en el estómago y cayó a sus pies haciéndose pedacitos.
-De qué demonios hablan? Se han vuelto locas?! Eso me dolió, est…-. Espera, espera por fin se dio cuenta de que su voz, no era su voz, entró en pánico llevándose las manos a la garganta no se suponía que hablar con ellas me haría bien? Canté hasta por los codos y mi voz ahora está ronca, parezco… por qué no dejan de gritar?! –Dejen de gritar! Tus psychoshit no sirvió para ni madres Santana, ahora no perdí la voz, pero hablo como si fuera un cabrón-. Estaba fastidiada por el ruido y quiso echarse de nuevo sobre la alfombra y dormir, pero Santana y Britt se alejaron rápidamente de ella, tratando de entender lo que estaba pasando.
-Quinn?-. Preguntó santana sorprendida aún, por qué diablos la veían tan extraño? Se pasó una mano por el cabello.
-De verdad perdiste la cabeza Santana, segura que no sigues borracha? Quién mas va a ser?-.
-Pero es que no eres Quinn-. Dijo Brittaney acercándose y rozándole apenas la mejilla.
-Hey, calma. La cruda hace que las personas se levanten con cara de trolls no hay por qué ser tan antipáticas-.
-No, no, en serio Q… qué demonios te pasó?-. Santana le echó un vistazo a sus piernas peludas.
-Déjenme dormir, quieren?-.
-No la dejes dormir Santana-. Susurró en su oído –Que tal que se queda así para siempre?-.
-Que tal que dormir es lo que necesita?-. Susurró también.

Ninguna comprendía lo que estaba pasando, ni cómo había pasado, pero de que Quinn era quien estaba frente a ellas… pues lo era. Había pasado ya en las películas, pero realmente podía pasar? Por dios que la magia del cosmos era rara.

-No te asustes-. Empezó Santana, acercándose a ella o él… que se había cubierto con la manta y cerraba los ojos dispuesta a ignorarlas y dormir –Pero… creo que algo te pasó en estas horas porque… te hacen falta unas cosas…-.
-Y te sobran otras-. Completó Britt.
-Están drogadas, seguramente; no sé que se hayan metido, pero no quiero, gracias-. Se acurrucó más, pero Santana le arrebató la manta. –hey!-. Respondió enojada –Déjenme descansar, mi voz quizás regrese si me dejan dormir un poco!-. Entonces Santana le arrancó varios vellos de la pierna, sacándole un gran grito a Quinn.
-Idiota, eso me dol…-. Y entonces se dio cuenta de que también tenía vellos en las piernas, cómo era posible si ella se había depilado el día anterior? Pero… oh oh.

Sus ojos se abrieron grandes y entró en pánico.

-Qué me dieron? Qué tenía el alcohol? Ohdiosohdiosohdios-. Se llevó las manos al lugar donde deberían de estar sus senos. No había nada ahí, mas que un par de pezoncillos rosas. Y entonces temía llegar al lugar mas importante.

Detuvo sus ojos llenos de pánico en los de sus amigas, que estaban fijos en el bulto que se veía en sus shorts. Cómo pasó? Estoy soñando? Se mordió y soltó un 'ouch' no, no estoy soñando. Pero, pero yo… diablos! –diablos!-. dijo al mismo tiempo que lo pensó. Luego se tapó la entrepierna con un la almohada, teniendo así, la atención de sus amigas… en sus ojos.

-Ojos acá muchachas, ojos acá-. Dijo señalándose –Tu estúpido once once tuvo la culpa-. Su voz era ronca, pero atractiva, le pareció agradable, nada mal para tener que lidiar con ella. Hubo un silencio de unos segundos.
-Pues qué pediste Quinn? Carajo-.
-Santana, definitivamente no pedí ser hombre-.
-Entonces?-. Brittaney se acercó y volvió a acariciarle el rostro –Ya comienza a crecerte barba-. Quinn se llevó la mano rápidamente a la mejilla y efectivamente, comenzaba a sentirse rasposa.
-Pedí ser la Quinn de antes… pero luego recordé un divague que tuve mientras ustedes estaban en la cava y…-. Se detuvo, incrédula de lo que estaba pasando.
-Qué divague Q?-. pero no hubo respuesta –Qué divague tuviste Quinn Fabray?!-.
-Nada, pensaba que mi vida hubiera sido más sencilla si hubiera nacido hombre… sólo eso… y cuándo pedí mi deseo, las ideas se mezclaron… pero es que los deseos nunca se hacen realidad!-. dijo gritando.
-Calma, mis padres no llegan sino hasta mañana por la noche, le llamaremos a tu madre y le diremos que te quedas aquí a pasar otra noche, que vamos a levantarte el ánimo, ella sabe que has estado deprimida o no?-. Asintió –Entonces eso hacemos y hoy que sean las once once de nuevo… pides ser Quinn otra vez, bueno, ya eres Quinn, pides ser mujer y el domingo te levantas de nuevo con pechos y… tú sabes-. El plan no le parecía descabellado, pero necesitaba cambiarse ropa, los shorts ya le estaban incomodando.
-Ok, ok, hagamos eso-. Se recargó en el sillón, curda cien por ciento olvidada –Necesito unos pantalones de tu pijama San, estos shorts me aprietan.

Santana y Brittaney se voltearon a ver, rojas y se echaron a reír.

-Cuál es la risa? No ven que esto es serio?!-. Contestó Quinn enojada.
-Claro, ya sabemos por qué te aprietan, si te has levantado con una erección mañanera, de esas que suelen pasarle mucho a los hombres-. Quinn volvió a abrir los ojos como platos y se tapó de nuevo con la almohada.
-Fuck! Y… qué… qué hago con ese asunto?-.
-Mi hermano se hacía cargo de ello en el baño-.
-Ew, no voy a tocarme eso, de ser necesario no voy a orinar en todo el día-.
-Entonces espera a que se te baje-. Contestó B. Santana se paró.
-Voy a traerte ropa que dejó mi hermano aquí; su closet está repleto de ropa que no se llevó cuando se casó. Veamos que te queda-.

Minutos más tarde llegó con unos pants y unas playeras, calcetines y tennis. Afortunadamente, su cuerpo había cambiado de un modo esbelto, así que las camisetas y los pants le habían quedado bien, aunque no los tennis que le apretaban.

Por fin, ya con la ropa adecuada, se animó a darse un vistazo en el espejo de cuerpo completo que tenía Santana en su habitación.

La camiseta blanca dejaba ver sus pectorales bien definidos, y los brazos igual, la mandíbula se le había hecho mas cuadrada y era verdad que ya podía ver a contra luz su barba rubia. La nariz era más prominente, pero igual de delineada, las cejas un poco tupidas y los labios ligeramente más carnosos, aunque no habían cambiado en la forma, sus manos eran grandes y le resaltaban las venas. Seguían siendo suaves aunque se vieran un poco toscas.

El cabello por supuesto no le ayudaba en lo absoluto, pues ese no se había hecho ni más corto ni más largo, así que parecía por el momento un hombre fuerte muy homosexual. Suspiró y tomando fuerza se abrió los pants y la ropa interior y vio, que efectivamente estaba equipada dios, es tan feo, tan tan feo, aún siendo mío es feo!

Santana y Britt soltaron una risilla.

-Descuida Quinn, estas bien equipada y si te soy sincera eres muy guapo-.
-Oh si, sí lo eres. Ya nada más faltaría besarme contigo para haber besado a todos los chicos de la preparatoria-.
-No soy un chico de la preparatoria B. Mañana por la mañana ya estaré bien-. Eso espero, pensó.
-Y yo no quiero que beses a Q.-. Dijo Santana.

Se dio un ultimo vistazo en el espejo.

-Y ahora, qué sigue?-.
-Nada, pasar el día aquí y esperar a que llegue la noche para que pidas otro deseo y listo-.

Xxxxxx

El día pues, transcurrió aburrido, aunque Santana y Brittaney no podían quitarle la vista de encima, sobre todo en cierta parte que le incomodaba mucho. Pasó varias horas sin una sola gota de liquido, pero la cruda que tenía le pedía a gritos que tomara algo; finalmente cedió y se bebió un vaso enorme de licuado de platano para así, el azúcar en su cuerpo se nivelara y se sintiera mejor.

Inevitablemente horas más tarde tuvo que ir al baño.

Bien, tú puedes. Es cuestión de detenerlo y… pujar? Pero y si mojo la taza? Ay dios que asco.

Se lo detuvo con los dedos y dejó de retener la orina, salió con facilidad, pero por la falta de experiencia mojó el asiento del baño. Con asco lo limpió con un una bola de papel que hizo y se lavó las manos a conciencia.

-Y bien?-. Preguntaron.
-Pues mojé el asiento, pero descuiden, lo limpié… no estuvo tan mal-.

Siguieron pasando las horas, el sol se ocultó en el horizonte y cansadas de ver películas y jugar cartas, se sentaron en la habitación de Santana a esperar la hora.

-Listo, once once, pide tu deseo Quinn-. Sin embargo las tres cerraron los ojos y pidieron nuevos deseos.
-Si no les importa, me iré al cuarto de huéspedes a dormir, entre más rápido se pase la condenada noche, mejor-.

Se levantó y las dejó solas en la habitación. Se acurrucó bajo las sábanas y deseó con todas sus fuerzas volver a ser Quinn.