Al interior del inmenso complejo del Fenway Park, Jane se encontraba platicando animadamente con varios patrulleros comapeñors de Frankie. Orgullosamente Bostonianos, muchos de ellos eran fieles seguidores de los Red Sox, así que sobraba decir que todos estaban disfrutando un momento realmente agradable. Había suficiente comida y cerveza para alimentar a un pueblo pequeño, y conforme la luz del sol se apagaba, el ánimo de los presentes, al contrario, iba en aumento.
—Venga Rizzoli, en serio tuviste que haber hecho algo muy bueno, eh?—. La fuerte palmada en el hombro que uno de los compañeros de Frankie le dió casi le tira la cerveza de la mano.
—Parece que la Reina de los Muertos no era tan fría como parecía— agregó otro al calor de la conversación.
No era un secreto para nadie que Maura había orquestado todo. Jane seguía tratando de convencerse que efectivamente era real y no un sueño.
Cuando Maura la había recogido, usando su tono mandoncito para conseguir lo que su proponía, Jane se percató rápidamente que estaban tomando el camino a su estadio. Nada mas y nada menos que a Fenway.
Tuvo que cubrirse la boca con las manos para disimular su asombro apenas llegaron al estadio.
—¡Maura Dorthea Isles! ¿Qué hiciste por todos los cielos?
Definitivamente no era temporada regular. No había partidos programados y aún así el estacionamiento no estaba totalmente desierto. Incluso reconoció algunos de los automóviles que ya se encontraban ahí.
—Tu fiesta de cumpleaños, ¿o que otra cosa podría parecer?— respondió Maura, como si organizarle una fiesta de cumpleaños para tu mejor amiga en un estadio de beisbol fuera lo mas casual del mundo.
—¡Organizaste mi fiesta en Fenway, demonios Maur!—exclamó Jane casi extasiada. No supo si brincar de alegría, taclear a Maura con un gigantesco abrazo o entrar corriendo al estadio.
Evitando efectivamente taclearla suelo, la abrazó con fuerza. No tuvo que decir nada, Maura supo leer en la expresión de Jane todo lo que tenía que saber. Ya adentro, se encontró con amigos y compañeros del trabajo, reunidos todos alrededor de las mesas con comida, obviamente, quienes la recibieron con entusiasmo apenas entró.
—Yo no...ella no..—titubeó Jane sabiendo exactamente lo que estaban implicando. Sin embargo, de pronto ya no le interesó intentar convencer a la gente que no había nada entre ella y Maura. Realmente podían pensar lo que quisieran. Había estado tan cerca de besa a Maura ese día, de no haber sido por Jo Friday, por lo que realmente no era tan descabellada la idea de que hubiera una posibilidad de que Maura quisiera estar con ella. De hecho le hubiera mucho tener a Maura en ese momento del brazo, como su...novia? pareja? El término era irrelevante.
—Ella es simplemente espectacular—alcanzó finalmente a decir.
Otro de los policías le dió un codazo a Frankie.
—Vaya que quisiera una cuñada así.
Frankie parpadeó intentando entender.
—¿Estás loco hermano?— intervino otro mas de sus compañeros—. Yo quisiera una novia asi. Pero parece que la Detective Rizzoli se nos adelantó a todos.
Jane se limitó a sacudir la cabeza divertida y reir de los comentarios de los oficiales, entreteniendose con la cerveza en sus manos en lugar de entrar en detalles acerca de la relación que aún no tenía con Maura. Si los conocía bien, en cualquier momento cambiarían de tema. Había pasado suficiente tiempo conviviendo con hombres como para saberlo.
No pudo sin embargo, escapar de la mirada interrogadora de su hermano.
Jane se encogió de hombros, poniendo cara de culpabilidad. Frankie asintió divertido y discretamente señaló su pulgar hacia arriba.
—¿Que tonterías dices McBride? Tu ya tienes tu propia mujer.
—Muy cierto. Y es una gran mujer—respondió McBride alzando su cerveza—.¡Salud por todas las mujeres!
Jane, Frankie y el resto de los policías chocaron sus cervezas unos con otros con entusiasmo.
Al otro lado del campo, la mirada de Maura se encontró con la de Jane. Maura se encontraba en ese momento conversando con Angela y el Teniente Cavanaugh. Secretamente le encantaban esos pequeños intercambios entre ellas.
Mientras seguía con los muchachos, Jane golpeteaba los dedos contra su muslo intranquila. El tiempo pasaba y su ansiedad crecía más. Realmente quería estar a solas con Maura. No quería esperar mas a decirle lo que sentía por ella.
—No lo puedo creer. He venido al Fenway desde que mi viejo me trajo a mi primero juego cuando tenía seis años. Nunca pensé que algún día pisaría el campo de verdad.
Para fortuna de Jane, McBride finalmente desvió el tema a otra cosa. Sin duda estarían hablando de beisbol hasta que se agotaran.
Mientras tanto, al otro lado, Angela mordisqueba un apio mientras platicaba con Maura. Ambas lucían complacidas del resultado de la fiesta. Se veía que todo mundo estaba pasando un buen rato y la comida desaparecía de las mesas tan rápido como aparecía.
—Gracias Angela. No habría podido hacer esto sin tu ayuda.
—Claro que hubieras podido querida. Janie es tan renuente para celebrar su cumpleaños, que me encantó la idea de organizar la fiesta contigo. Ojalá pudiera hacer que me escuchara como te escucha a ti.
—Oh Angela, yo no...
—Sabes que eres como mi hija también— se dirigió Angela a Maura mientras tomaba una de sus manos entre las syuas.
—Gracias... yo...
—No quisiera ser indiscreta, pero...¿todo salió bien esta mañana?
—Fué difícil. Creo que ninguna de las dos se ha recuperado totalmente de lo que pasó ese día. Pero estamos trabajando en eso.
—Lo imaginé. Jane estaba inusualmente inquieta anoche, una madre sabe. Además estaba buscando ese viejo trapo, su jersey de este equipo.
—¿En serio?—preguntó Maura intrigada.
—Jane siempre ha tenido esta necesidad de probar que es mas dura que cualquiera. Más rapida, mas fuerte, primero con sus hermanos, luego sus compañeros de escuela y ahora con los demás policias Ella se cortaría un brazo antes de admitir que algo le asusta. Yo sabía que el hecho de ir a...a donde fueron hoy, era algo que requería de toda su fortaleza y es probable que por eso estaba buscando esa camiseta. Le da una sensación de seguridad usarla, es como su camiseta de la suerte, algo así. Jane solía usarla cuando en casa tenía algo que le estuviera dando vueltas por la cabeza.
—Es una pena que no la haya encontrado. Seguro que aparecerá después.
—Está bien, finalmente estabas con ella. Estoy segura que eso fue mas que suficiente para ella.
Unas cuantas horas después, la mayoría de los invitados empezaron a retirarse, despidiéndose de Jane y su familia.
Eventualmente solo quedaba el círculo cercano de Jane. Frost, Korsak, Frankie, Tommy y su madre se reunieron alrededor de ella. Se sentía atípicamente emocional,sabía que todos estaban esperando que ella dijera algo, pero en ese momento era un unico pensamiento el que tenía en su mente.
—¿Donde está Maura?
—Dijo que volvería de inmediato. Parece que se había olvidado de algo, pero no entiendo que pueda ser, todo aqui estuvo listo y ya todo mundo se fue— exclamó Angela preocupada.
Jane pensó que era extraño, pero no podía dejarlos para ir a buscar a Maura, Seguramente aparecería en cualquier momento.
—Gracias a todos, realmente fue un día increíble. Este cumpleaños ha excedido cualquier expectativa que podría haber tenido. Maura es increíble...¿dónde demonios está?—Jane ya no pudo contener su molestia mas.
—Creo que es hora que las visitas se vayan a su casa— intervino Frost—. Vamos Frankie, lleva a tu Ma a casa, es obvio que Jane nos va a botar para ir a buscar a Maura,
—¿Que, porque?
—Si, vamos vamos— Korsak empujo a Frankie encaminandolo, mientras Frost le susurraba algo a Jane.
—¿Está seguros?— preguntó Angela aún mas confundida que antes.
Jane asintió, tratando de convencer a su madre.
—Si Ma, todo está bien. Gracias por todo, se que te esforzaste mucho para preparar esto con Maura. Mira, voy a quedarme un rato mas aqui por mi cuenta, ¿de acuerdo Ma?
—Está bien Janie—respondió, atrapándola en un abrazo y la besó dos veces—. No te quedes muy tarde.
—¡Sí, Ma!— gimoteó Jane, usando una voz exageradamente infantil.
—Vamos Tommy, abraza a tu hermana y andando.
Jane se despidió de su familia y caminó relajadamente por el campo, con las manos metidas en los bolsillos. Frost le había dicho que esperara. Sabía que tenía que ver con Maura, cuando de pronto las luces del estadio disminuyeron su intenso brillo.
—Jane.
Escucho la duce voz de Maura a espaldas de ella y se giró para verla. No pudo evitar sonreir sorprendida al ver a Maura vistiendo, encima de su elegante vestido azul una camiseta que le quedaba ligeramente grande y que además le era muy familiar. Jane caminó hacia ella ligeramente hipnotizada.
—¿Maur... tu...que es esto?— preguntó tirando ligeramente de su jersey—. Te ves muy bien, eso sí. ¿Es mi jersey? ¿Donde lo encontraste?
—Yo...yo lo he tenido todo este tiempo.
Jane miró a Maura desoncertada e ignorándola, Maura la tomó de la mano y la guió hasta que llegaron al plato de home.
—Tengo que decirte algo muy importante.
—Okay...—. La mente de Jane se nubló un poco, pero se recuperó rápidamente al sentir los dedos de Maura enlazandose con los suyos.
—Jane, hace un año mi vida dió un giro. He pasado incontables horas pensando en lo que vivimos y de lo único que me arrepiento es que haya tenido que vivir un momento así para darme cuenta que lo que siento por ti es mas de lo que he dejado aparentar.
Jane intentó abrir la boca para hablar, pero Maura posó sus dedos sobre los labios de Jane.
—Por favor, déjame continuar o nunca más podré hacerlo.
Jane sostuvo la mano de Maura al ras de sus labios y sosteniendo la mirada Maura, besó sus dedos por encima, después bajando su mano lentamente para que pudiera continuar.
—Okay.
—Eres la persona más asombrosa que he conocido y aunque valoro nuestra amistad por sobre todas las cosas, lo que siento no se detiene ahí. Me hacer sentir como una adolescente con una cantidad de emociones de proporciones brobdingnagianas...
Jane casi se ahogó al escuchar la palabra y sujetando firmemente del antebrazo de la rubia, la tuvo que interrumpir.
—¿Es contagioso? No puedo ni repetir la palabra, pero suena realmente horrible.
Maura le dirigió a Jane una de esas miradas desaprobatorias que solo ella se ganaba por interrumpirla.
—Brobdingnagiano. Significa gigante, colosal, inmenso. Brobdingnag es la la región que Jonathan Swift creó en su novela Los Viajes de Gulliver, donde habitaban los gigantes.
—Lo siento, ya entiendo, sigue— rió Jane aliviada, aunque también buscando disculparse con una mirada de arrepentimiento por interrumpirla.
—Como estaba diciendo, me haces sentir como un adolescente y últimamente pareciera que todo gira a tu alrededor. Quiero verte sonreir, protegerte, cuidarte cuando estás mal. Para mi, n hay mejor sensación que despertar junto a ti cuando te quedas conmigo en casa. Me gusta todo de ti, incluso tus actitudes duras y abrasivas, porque debajo de esa rudeza reside un ser amable y cariñoso. Porque te conozco Jane, y conozco el alma gentil y tierna que tienes
La mirada que Jane le dirigió podía leerse con claridad —No soy tierna, soy una policía ruda y nadie se mete conmigo— pero Maura siguió explicándole lo que sentía.
—He visto cuando hablas con las familias, tratando de darles algún tipo de consuelo cuando ambas sabemos que es imposible darles consuelo alguno, no por eso dejas de intentarlo. Sabes empatizar con las víctimas y eso te da una fuerza distinta, que muchos policías pasan por alto. Vivo con el alma en un hilo en esas ocasiones en que tienes que ponerte un chaleco a prueba de balas o andas afuera persiguiendo sospechosos, porque se lo mucho que arriesgas tu vida diariamente, pero también entiendo que es quien eres. Y tambien se que no querías a nadie que se preocupara por ti de esa manera, lo siento. Ya es un poco tarde para eso.
Maura pausó lo suficiente para respirar profundo y decirlo de una vez por todas.
—Así que, lo que estoy tratando...lo que estoy diciendo es que ya no puedo seguir siendo tu amiga nada mas...lo que quiero...—encontró los ojos de Jane con los suyos antes de terminar.
Pero no tuvo tiempo de continuar. De inmediato sintió como las manos de Jane recorrían su espalda, hasta detenerse en su cintura, presionando su cuerpo contra el suyo, tan cerca como nunca antes se habían encontrado.
—Sí—. Con un susurro bajo pero profundo, la respuesta de Jane escapó de sus labios antes de encontrarse con los labios de la rubia en un beso suave. Sintiendo el cálido aliento de Maura en sus labios, Jane detuvo por un momento para repetir de nuevo "Si" y fundirse de nuevo en los labios que la esperaban. Estaba segura que podía sentir los labios de Maura curvandose en una sonrisa mientras se besaban.
—Quiero estar contigo y casarme contigo y vivir contigo toda mi vida.
—¡Jane!— exclamó Maura con la risa mas hermosa que jamas había escuchado—. ¿No te parece que es un poco rápido?
Apretando su cuerpo contra el de la detective, reclinó su cabeza en la curva del cuello de la morena
—¿No quieres?
Jane esta eufórica. Todos los sentimientos que había tenido reprimidos por tanto tiempo, ya no tenía que esconderlos mas.
—Bueno sí, pero...
—¿Pero que Maura? Prácticamente vivimos juntas. Conoces lo mejor y lo peor de mi, y yo te conozco en lo mejor...y lo mejor de ti, porque seamos realistas, tu no tienes lado malo.
Maura la miró con dulzura y suavemente cubriendo las mejillas de Jane con sus manos, la sostuvo para besarla de nuevo.
—¿O sea que no vamos a tener citas, ver si somos compatibles? Sexualmente compatibles. ¿Ni siquiera recibo anillo?— bromeó Maura luciendo su mejor sonrisa.
—¿Eso es un sí?
Solamene pudo asentir, mientras el nudo en su garganta la impedía hablar, abrumada por los sentimientos que le causaba el momento.
Una ligera lluvia empezó a caer, pero ninguna de las dos se movió de donde estaban.
Ahí se quedaron por largo rato, una en brazos de otra. Intercambiando sonrisas, miradas, besos juguetones de los que parecía que siempre faltaba uno mas. Estuvieron así, hasta que de pronto Jane notó que los brazos de Maura estaban realmente fríos.
—¡Maur, te estás congelando!—exclamó preocupada—. ¿Porque no me habías dicho?
Preocupada empezó a frotar los brazos de la forense.
—No quería que pararamos— respondió haciendo un puchero.
Quitandose su chaqueta, la pasó por encima de los hombros de Maura y la frotó de nuevo para hacerla entrar en calor.
—Vamos a casa.
—Gracias, por hacer realidad mi fantasía...y mejorarla— respondió, dándole un rápido beso en los labios
—Por algo te había preguntado si estaba invitada—respondió acariciando su mejilla cpn suavidad.
"Well, I did ask if I was invited." Maura placed a hand on Jane's cheek.
—No puedo creer que te hayas puesto mi jersey de los Red Sox. Con razón no podía encontrarlo.
Maura hizo de nuevo un puchero, esta vez ligeramente avergonzada.
—Lo he tenido por un tiempo ya. Seguramente me veo ridícula con el.
Jane jugueteó con los suaves mechones dorados de Maura.
—Nada de eso, eres perfecta. Te ves hermosísima pero...¿porque lo tenías?
—Huele a ti...yo... yo lo he estado usando para dormir, así siento que estás conmigo.
—¿En serio Maur? Ohportodoslosdioses, ven aqui—dijo, para después abrazar con todas sus fuerzas a la rubia—. Eres demasiado extraña pero me encanta. Tú me encantas— reconsideró que ya no teníaa que ocultar lo que sentía—. Te amo.
Con la mirada fija en la de Jane, Maura respondió "Yo también te amo", sellando sus palabras con un largo y profundo beso.
El camino de regreso a casa fue rápido. Tan pronto estuvieron dentro, se miraron tímidamente. Lo único en que Jane podía pensar era en besar a Maura de nuevo, pero no estaba segura de como empezar.
Notando la duda en los ojos de Jane, Maura se acercó a ella y tomándola de la mano la guió hasta su cuarto.
—Estaremos mas cómodas aquí. ¿Quieres que te traiga algo?— ofreció Maura, rompiendo finalmente el silencio al tiempo que Jane se sentaba en su lado habitual de la cama.
"No, solo tú— respondió, tomándola de nuevo de la mano evitando que se alejara.
Maura se recostó a un lado de Jane, mirando fijamente hacia el techo. Por su parte Jane giró y observándola, rozó ligeramente con la punta de su dedo, la delgada y casi invisible cicatriz que tenía en el cuello.
—Esto...es de él, ¿cierto?
Maura sintió como Jane se tensaba ante la pregunta. Apenás y movieniendo los labios, murmuró. "Hoyt con su escalpelo. Aí es."
—Yo... yo lo siento tanto Maur. Nunca hablamos de lo que pasó ese día. Lo lamento tanto.
—Jane, tú me salvaste.
—Yo te puse ahí— Jane cerró sus puños con fuerza—. El...él me iba a forzar a ver... que yo viera, que viera como te lastimaba. Ese maldito bastardo me conocía mejor que nadie.
Maura cerró los ojos, empujando las imágenes de Hoyt lo mas lejos de su mente centrándose únicamente en el aroma de Jane.
—En ese momento no supe que fue lo que se me metió. Pero cuando vi que se atrevió a tocarte, perdí el control Maura. Todo lo que supe en ese momento es que iba a pasar sobre mi cadáver antes de lastimarte.
Maura acarició con devoción los dedos de Jane, los cuales aun se encontraban sintiendo la cicatriz en su cuello.
—Lo sé Jane. Se que lo mataste para salvarme, pero Jane, estás equivocada. Esto—dijo, tomando el dedo índice de Jane y trazando la cicatriz en su propio cuello—. Ni esto, ni ninguna otra cosa es de él y él no te conocía mejor que nadie. Ese es mi lugar.
Jane no puedo evitar sonreir ante las palabras de Maura. Tenía razón, nadie la conocía mejor que ella.
—No sabes lo mucho que significó para mi que estuvieras hoy en la mañana conmigo. Entre mas lo analizo, creo que he aprendido algunas cosas de ti, me doy cuenta que nada hoy sería lo mismo si algo de mi pasado se alterara. Si tuviera que vivir mi vida de nuevo, haría todo exactamente igual, con tal de llegar a esta momento, hoy. Contigo. No arriesgaría alterar algo que pusiera en riesgo este momento. En realidad creo que tenemos una profunda y natural afinidad una por la otra.
—Mi definición de alma gemela. No puedo creer que la recordaras palabra por palabra.
—Que puedo decir, estoy entrenada para recordar muchas cosas.
—Tampoco me arrepiento de nada. Si no me equivoco es uno de los principios de la Teoría del Caos, llamada el Efecto Mariposa. Cambiar una cosa, cambiar todo lo que sigue. No arriesgaría el encontrar mi alma gemela al fin.
—Hoyt se metió a mi vida por la fuerza y, sin que yo pudiera decir algo al respecto, se incrustó tanto en mi vida al punto de llegar a que no pudiera pasar mi cumpleaños sin pensar en él también, pero tú Maura Isles, cambiaste eso. Al ser mi amiga, mi colega, mi persona especial, mi alma gemela, mi...todo. Este día ya no es el día que maté a Hoyt, este es el día en que finalmente te encontré. Es un día que quiero celebrar cada año por esl resto de mi vida.
Maura se inclinó ligeramente hacia Jane, para besarla con dulzura, dejando que sus labios bailaran entre ellas mientras las manos de Jane acariciaban su espalda hacia arriba y hacia abajo. Rápidamente aumentó el candor de sus besos, cada vez mas profundos y demandantes. Maura se encontró besando el cuello de Jane con desesperación, mientras exploraba los costados de Jane y ésta enredaba sus dedos en sus rizos de miel.
Un fuego voraz se despertó entre ellas y Jane ansiaba aumentar el contacto de su piel contra la de Maura. Estaba besando y gozando cada centímetro de piel que se encontraba, de pronto regresando a boca de Maura para besarla con pasión y despues continuar besando su camino hacia su cuello.
Maura giró sobre su espalda haciendo que Jane moviera todo su peso sobre ella.
—Jane...
Jane escuchó su nombre salir de los labios de Maura en un tono que nunca antes había escuchado. Era una mezcla adictiva de de deseo y súplica ferviente. Jane quería seguir escuchando ese sonido muchas más veces. Lo necesitaba. Todo lo que sabía en ese momento era que quería brindarle a Maura el mayor placer que pudiera.
Además, Maura le estaba brindando bastante placer por su cuenta. Sus dedos estaban haciendo maravillas en su espalda, incrustandose en su piel mientras se besaban desenfrenadamente. Jane succionaba el labio inferior de Maura para luego dejar que su lengua se encontrara con la de Maura. El aire entre ellas se tornó ardiente y Maura sintió esa sensación familiar entre sus piernas. La pasión de Jane al besarla y la manera en que la estaba tocando la excitaba sin medida.
Jane de pronto se detuvo y Maura la miró con ternura.
—¿Que sucede?
—No se que hacer— la voz ronca de Jane sonaba extraordinariamente agitada.
—Claro que sí—la voz de Jane emanaba un sensualidad que era imposible de resistir para Jane—. Lo estás haciendo bien.
Tirando del cuello de camisa de Jane, Maura la acercó hacia sí para besarla de nuevo, murmurando directo a sus labios "Jane, puedes hacer lo que tú quieras" mientras la seguía besando con frenesí.
Los besos de Maura alimentaron aún mas su deseo, y apoyando la rodillas en el colchón, la levantó hacia ella. Los ojos de Jane brillaron con hambre. Alzando los brazos de Jane mientras la besaba, rápidamente la despojó de la ropa que estaba en su camino, dejando revelar únicamente un corpiño color piel.
Jane miró a Maura con fervor y con otro fugaz movimiento, se dehizo de su propia camisa, lanzándose hacia adelante para capturar los labios de Maura de nuevo. Mientras se besaban, una de las manos de Jane encontró uno de los senos de Maura, obteniendo un gemido de placer de la rubia. Con su pulgar acarició la punta que sobresalía mientras profundizaba aún más el beso que compartían. Los dedos de Maura habilmente abrieron el broche del sostén de Jane en un solo movimiento. Deseando mas contacto con su amante, Maura repitió el mismo movimiento con su propio sostén, dejando que Jane lo despojara de su cuerpo.
El mundo de Jane se detuvo por unos momentos mientras se maravillaba ante la visión en frente de ella. Sudorosa y medio desnuda yacía la mujer que hacía que su corazón latiera desbocadamente.
Maura entrelazó sus dedos, acercándose de nuevo a Jane. Se dirigió hacia su oido, susurrando "Amame Jane", antes de mordisquear sensualmente el lobulo de la orerja de Jane, enviando electricidad pura por todo el cuerpo de Jane.
—Así que...esto cambia todo. ¿Que vamos a hacer ahora?— preguntó Jane inclinando su cabeza mientras jugueteaba con los rizos de Maura y cubriendolas a ambas con la sabana.
—No veo que cosas tengan que cambiar— declaró Maura con absoluta naturalidad.
—En serio no crees que esto— señalo girando su dedo indicando el espacio entre ambas—¿Cambia las cosas?
—No. No realmente.
—¿Nuestra dinámica en el trabajo?
—No. Como yo lo veo es que vamos a hacer nuestro trabajo como siempre, la única diferencia es que no puedes salir con nadie más-
—Eso también significa que no puedes coquetear sobre cadáveres.
—¿Ni si quiera contigo?—preguntó juguetona.
—¡Especialmente conmigo!
Maura rió divertida y le besó fugazmente.
—¿Lo ves? Nada ha cambiado. Al final del día regresamos a casa como siempre, pero en lugar de que nada más te quedes a dormir, tendremos noches de extasiante sexo desenfrenado.
—Ohportodosloscielos— Jane tomó la almohada mas cercana y se tapo la cara con ella con fuerza—. Dime que no acabas de decir eso.
La voz de Jane amortiguada de la almohada apenas y se escuchaba, pero Maura la alcanzó a escuchar.
Divertida, Maura picoteó la almohada varias veces.
—Jane. Jane. Jane— llamó su nombre con suavidad mientras seguía picando la almohada.
Jane levantó la almohada lo suficiente para mostrar que tenía los ojos fuertemente cerrados. Abrió uno ligeramente, encontrándose con los ojos de Maura brillando de felicidad y luciendo una sonrisa única.
—Feliz cumpleaños, Jane.
Notas del Autor:
Pues listo, espero les haya gustado. Debo decir que sí, si estoy trabajando en una posible secuela...ya veremos si ve la luz el día. Gracias por sus comentarios y por leerme. Siempre es genial leer PMs y reviews.