Aquí estoy de nuevo, de regreso al vicio. Ya habia anunciado algo por facebook acerca de esta nueva historia que se me vino a la mente después de ver una pelicula. Como ya todos saben todos mis fics estan basados en una pelicula con un montón de cambios hechos por mi, así que esta no es la excepción, ya al finalizar el primer capitulo sabrán a cual me refiero.

Todos los personajes son de JKRowling.


Había decidido tomar el autobús noctambulo, mientras más tardara en llegar, mejor. No quería aparecerse directamente en esa casa… su casa, no más bien, ya no era su casa. Desde que había decidido aceptar aquella solicitud de una de las revistas más importante de Nueva York y ser una de las reporteras más reconocidas en el mundo mágico, esa dejo de ser su casa.

Y desde que piso tierra inglesa los recuerdos se le vinieron a la mente. Demonios, ya lo había guardado todo perfectamente en un pequeño, pero pequeñísimo espacio de su mente. Ocho años olvidándose de todo y ahora recordaba perfectamente aquellos gritos y reproches antes de irse.

Ahora había regresado y por la única y simple razón de que quería casarse. Cormac McLaggen, un famoso empresario le había pedido matrimonio, y sin dudarlo, había aceptado. Pero en base a eso, ahora se encontraba en Londres, para saldar cuentas pendientes y así poder seguir con la vida que había decidido tomar.

-Ottery St. Catchpole – anunció el conductor.

-Si, aquí.

-¿Desea que la llevemos directamente a un lugar en específico?

-No, rentaré un auto. Mi casa queda en las afueras del pueblo.

-Nosotros podemos llevarla, está lloviendo mucho.

-No, estaré bien.

Ginny Weasley tomó su maleta y bajo en la estación del pueblo. Tal como lo recordaba el día que decidió partir, la estación no había tenido ningún cambio en ocho años. Caminó directo al modulo de renta de autos, que para su buena suerte pudo conseguir uno en buen estado. Puso la maleta en la cajuela y emprendió su viaje de media hora, a las afueras del pueblo.

Tantos recuerdos de su niñez y de su juventud. Sonrió, no podía negarlo, eran recuerdos muy bonitos. Aquellos árboles en donde subía y bajaba junto a sus amigos y hermanos, aquel lago en donde miles de veces nadaban y jugaban durante el verano.

La lluvia cesó un poco, así que pudo avanzar más rápido, cosa que no le gustaba en absoluto, pero era algo que tenía que hacer.

A lo lejos pudo ver la casa, suspiro, aquella casa en donde algún día fue feliz. Avanzó despacio debido al lodo, no quería que la llanta del auto quedase atorada, mientras más rápido saliera de ahí, mejor.

Se estacionó frente a la casa y se quedó viéndola detenidamente. Bajó del auto y se acomodó el vestido de marca reconocida que llevaba, intentó no mancharse de lodo sus zapatos de miles de galeones y se medio peinó el cabello que estaba un poco húmedo debido a la lluvia.

Un perro salió corriendo de la casa, ladrándole fuertemente como si fuera una intrusa.

-Fang, cállate. Soy yo, Ginny.

Pero el perro seguía ladrándole sin hacerle caso.

-Fang, por Merlín, cállate ¿Qué no me reconoces?

-¡Chester!

Se escuchó un grito desde adentro de la casa y a Ginny se le detuvo su corazón. Ya no había vuelta atrás, ya estaba ahí, ahora afrontar la realidad.

-¿Por qué ladras tanto?

-Hola – dijo Ginny con la cabeza en alto y viendo directamente a aquel hombre que había salido de la casa.

-Tú.

-Sí, soy yo, Harry.

Harry se cruzó de brazos y se recargó en el muro del porche de la casa viéndola detenidamente de arriba abajo, sin ningún disimulo.

-¿Viniste a ver a tu madre?

-¿Cómo? – Ginny frunció el ceño.

-¿Qué si viniste a ver a Molly?

-¿Por qué?

-¿Cómo que porque? Está en el hospital.

-¿Qué? ¿Qué le pasó? – preguntó angustiada.

-¿Qué no sabes?

-Si lo supiera no te estaría preguntando.

-Tuvo un infarto.

-¿Qué? Pero ¿Cómo esta?

-Delicada.

-¿Por qué nadie me lo dijo?

-Será porque nadie sabe donde localizarte.

-Voy a verla.

Ginny dio media vuelta, y al dar dos pasos resbaló con el lodo cayendo de sentón, manchándose todo el vestido. Harry soltó una risa burlona y Chester se acostó en el piso.

-Deja de reírte, idiota, ayúdame.

-¿Ya se te olvido caminar en el lodo o esos zapatos no son apropiados para caminar en estas tierras? – le dijo Harry ayudándola a levantarse.

-Auch – exclamó Ginny sobándose el trasero – llévame con mamá.

-Lo mandona no se te ha quitado.

-Quiero ver a mi mamá.

-Será hasta mañana, el horario de visitas en el hospital ha terminado.

Harry entró a la casa dejando a Ginny sola con Chester, quien la veía con la cara pegada al suelo. Ginny soltó un bufido y regresó al auto dispuesta a ir a la madriguera, la casa donde ella había crecido, ya al día siguiente hablaría con Harry, ahora quería saber de su madre.

Cuando quiere arrancar el auto, se da cuenta que una llanta había quedado atascada en el lodo.

-Maldita sea.

Decidió bajarse y caminó lentamente para no volver a caer, hacia la casa. Se asomó por la ventana y vio que Harry estaba acostado en el sillón viendo televisión y tomando una cerveza.

-Mi carro se atascó en el lodo.

-Ah – le dio un trago a su cerveza.

-¿Puedes llamarle a Ron para que venga por mí?

-Ron está trabajando.

-Bueno a alguien en la madriguera.

-En la madriguera no hay nadie. Para tu mayor información todos tus hermanos ya no viven ahí, y tu papá está en el hospital con tu mamá.

Ginny se cruzó de brazos y empezó a caminar de un lado a otro en el porche de la casa, siendo seguida con la vista de Chester. Empezó a llover de nuevo, y Ginny no creyó que su suerte había empeorado. No, así no lo tenía previsto ella.

-¿Puedo pasar a lavarme?

-Claro – le contesto Harry sin dejar de ver la televisión.

Ginny entró a la casa, viéndola detenidamente.

-No has cambiado nada, ni siquiera ese horrible sillón.

-Me gusta.

-Al menos podrías llevarlo a que lo tapizaran, no combina con la sala.

-Eso ya me lo habías dicho.

-¿Y de que sirvió?

-De nada, así que ahórrate tus comentarios.

Harry subió el volumen de la televisión y Ginny se fue directo al baño. Se lavó las manos y se talló bien los brazos llenos de lodo. Se quedó viéndose en el espejo por un momento hasta que soltó un bufido de frustración.

-Maldita sea, Potter, han pasado ocho años y tú sigues siendo tan condenadamente guapo.

Con un hechizo limpió su vestido, pero sus zapatos eran pérdida total, así que decidió quitárselos y se puso unas pantuflas de Harry. Salió del baño y se sentó en la sala siendo ignorada por él.

-¿Y Fang?

-Murió hace cinco años – Ginny dio un suspiro y se tocó el pecho, ella adoraba a Fang – Chester es su hijo.

-¿Qué le pasó a mamá?

Harry volteó a verla de reojo notando que llevaba puestas sus pantuflas, se veía realmente chistosa, con ese vestido elegante y unas pantuflas viejas.

-Los sanadores dijeron que su corazón ya está muy cansado. Ese día había ido al mercado porque íbamos a tener una comida familiar, tu sabes, los domingos…la familia.

-Sí, lo sé – Ginny rodó los ojos - ¿y que mas?

-Estaban todos sus nietos – volteó a verla - sabes que tienes sobrinos ¿verdad?

-Si – contesto Ginny de mala gana, aunque en realidad no sabía bien cuantos sobrinos tenia.

-Bueno, pues Dominique subió al árbol y una rama se rompió – Ginny se movió incomoda, Harry hizo una pausa, la miró detenidamente y después continuo - Molly se asustó mucho y le dio un infarto. Inmediatamente la llevábamos al hospital, gracias a Dios no pasó a mayores.

-¿Qué han dicho los sanadores?

-Que debe estar tranquila, no hay que darle emociones fuertes ni disgustos – le dijo Harry levantando la ceja.

Ginny le hizo una mueca de fastidio y volteó a ver el televisor. Harry la veía de reojo, no podía negar que se veía realmente hermosa. Ahora era más mujer, más segura de sí misma y más elegante.

-Si no sabias nada de Molly ¿a qué has venido?

-Vine a buscarte.

-¿A mí?- se hizo el sorprendido.

Se escuchaba el claxon de un automóvil sonando repetidamente, hasta que se detuvo un poco alejado de la entrada de la casa y por lo tanto del auto de Ginny.

-Es Ron – dijo Harry levantándose preocupado y Ginny también hizo lo mismo.

Ron corría para no mojarse mucho, ya que seguía lloviendo fuertemente, y entró a la casa con una sonrisa de oreja a oreja.

-Harry, Harry ¿Qué crees?

Pero la sonrisa de Ron se borró al ver a su hermana a unos cuantos pasos atrás de Harry.

-¿Ginny? Oh, por Merlín ¡Ginny! – corrió abrazarla- has venido a ver a mamá, no puedo creerlo, mamá se pondrá feliz.

-Hola, Ron – Ginny le correspondió el abrazo.

-Pero estas bien cambiada – la tomó de las manos y la hizo girar – mira nada más que vestido y… ¿pantuflas? ¿Es el último grito de la moda?– apuntó a las pantuflas extrañado.

-¿Qué ha pasado, Ron? – preguntó Harry.

-Estoy feliz, bueno ahora estoy doblemente feliz – abrazó a Ginny por el hombro - ¡Hermione está embarazada!

Harry abrió los ojos sorprendido alzando las cejas y Ginny se colgó del cuello de Ron.

-Felicidades, hermanito, vas a ser papá. No puedo creerlo ¿Cómo está Hermione?

-Bueno al comienzo se puso media histérica, ya la conocen, me culpó a mí de todo, pero ya está pensando en el nombre del bebé.

-Ron, me da tanto gusto que tu y Hermione vayan a tener un hijo.

-Bueno, Ginny, en realidad éste sería el quinto.

-¿Qué?- Ginny abrió los ojos exactamente como recién lo había hecho Harry.

-Si, Hermione y yo tenemos cuatro hijos.

-¿Cuatro? – pregunto Ginny sin poder creerlo – ¿y todavía estas feliz porque vas a tener otro?

-Pues sí, mis hijos están hermosos ¿verdad, Harry?

-Claro, solo cuando están dormidos, tú mismo lo has dicho – le dijo Harry al ver que Ron le iba a contestar.

-Bueno, pues si, mis hijos son un poquito… inquietos.

-¿Inquietos? – dijo Harry riéndose – sobre todo cuando Hugo robó tu escoba y se lanzó del segundo piso – volteó a ver a Ginny – tenía tres años.

-¿Y ahora cuántos años tiene?

-Cuatro – sonrió Ron orgulloso.

-Rose explotó la cocina con una poción de un libro de Hermione.

-Mi pobre hija nació con el cabello revuelto de Hermione y quería hacerse una poción para alisar su cabello.

-Cuando hizo eso, Rose tenía cuatro años – dijo Harry.

-Sí, mi hija sacó la inteligencia de su madre.

-¿Y ahora cuántos años tiene Rose?

-Cinco.

-Cuéntale a tu hermana que novedades han hecho Arthur y Ronald.

-Ellos están pequeños, solo han hecho magia accidental, pero nada que un buen sanador no pueda curar.

Ginny abrió los ojos sorprendida. No podía creer que su hermano y su cuñada decidieran tener otro hijo después de todo lo que están pasando.

-Pues bien, Ginny, aquí está tu hermano. Me dijiste que querías irte con él.

-Hermione se pondrá feliz de verte, a lo mejor platicando contigo deja de vomitar tanto.

-Harry, necesitamos hablar – dijo Ginny rápidamente para librarse.

-Entiendo, ustedes tienen mucho de qué hablar – dijo Ron – yo debo irme, con esta lluvia no puedo manejar tan rápido y Hermione tiene antojo de palomitas con nieve.

-¿No se atascó tu carro?

-No, yo tengo camioneta y la deje estacionada un poco más lejos porque si la estaciones aquí…se atasca.

-Eso no me lo dijeron – volteó a ver a Harry apretando los labios.

-Bueno, hermanita, me dio mucho gusto verte y estoy seguro que mamá se pondrá mejor cuando sepa que has venido a verla. Los veré mañana en la madriguera, recuerden que mañana la dan de alta y todos nos vamos a reunir para recibirla.

-Si, ahí estaremos – le dijo Harry.

Vieron salir corriendo a Ron y Harry se fue directo a la cocina a preparar la cena. Ginny suspiro, tantas cosas que habían pasado y ella jamás se había enterado. El cambio constante de departamentos en Nueva York hizo que en algún momento dejara de avisarle a su familia donde encontrarla.

-Cinco hijos ¿Qué no tienen en que entretenerse? Pues claro, aquí ¿en qué se puede uno entretener?

-Se aman – le contesto Harry sacando del refrigerador unos ingredientes.

-Por favor, en Nueva York hay muchas parejas que se aman y cuando mucho tienen dos hijos. Ahí hay muchas cosas que hacer más importante que hacer hijos.

-Se nota que tú no conoces el concepto amor.

Ginny se le quedó viendo pero Harry seguía con su labor de preparar la cena. Seguía siendo el mismo Harry de siempre, si acaso sus facciones eran más varoniles, ya no tan jovencito como hacía ocho años. Quiso quitarse de la mente todos esos pensamientos, tenía que regresar a la realidad, a su presente el cual era ella en Nueva York.

-Mañana, después de ver a mamá, me regreso a Nueva York – le dijo Ginny sentándose en la mesa de la cocina.

-¿No piensas pasar unos días con tu madre? Recién va a salir del hospital.

-Debo regresar, tengo un articulo pendiente – Harry la fulminó con la mirada – estaré un par de horas con ella.

-Al menos quédate todo el día, eso le hará bien.

-No, no puedo. Estaré al pendiente de su mejoría.

-Te quedaras todo el día de mañana – le dijo autoritariamente y elevando la voz.

-¿Perdón? – sonrió Ginny - ¿y quién eres tú para ordenarme?

Harry se recargó sobre la mesa y la vio directamente a los ojos.

-Te recuerdo que tú y yo, aun seguimos casados.


¿Que les pareció?

Quise cambiar a Hermione, siempre la pongo como la centrada y correcta, ahora se soltó el chongo como decimos y se aventó con muchos hijos, lo cual me divierte mucho.

Ya tengo varios capitulos escritos, si les gusta la historia los voy subiendo, sino me quedo con ellos jejejee.

Saludos.