Holaaaaa! Sé que tardó en llegar, pero acá les dejo otro capítulo. Para aquellos que pensaron que había abandonado la historia, no es así. Recien HOY me conectaron internet en casa, y entre la universidad y el trabajo estoy a full.

Espero lo disfruten, nos leemos prontos!

Glee no me pertenecen...sus personajes tampoco, yo solo juego con ellos un poco con algunas ideas que rondan por mi loca cabezita :p


Capitulo 24: "Conociendo a Milo"

Dos semanas después de la sesión de fotos...

Una rubia despampanante se despertaba de su siesta post sexo y comenzaba a buscar a su acompañante con una de sus manos, sin querer abrir los ojos aún.

Tanteó la cama pero solo encontró las sábanas vacías, abriendo los ojos notó sobre la almohada una linda bolsa negra con su nombre en ella. Con una pequeña sonrisa, rebuscó en el interior, ya imaginándose cual era el regalo del día.

Y no se equivocó, de la bolsa sacó un hermoso set de babydoll y tanga de Jean Paul Gaultier negro que era para morirse.

-knok knok, se puede?- llegó la voz de Britt desde el otro lado de la puerta.

-Si, adelante B- respondió Quinn sin molestarse en cubrir sus pechos desnudos. Desde que estaba con Rachel eran incontables las veces que sus amigas las habían encontrado desnudas en plena maratón de sexo.

-Hola Quinnie, Rachie dijo que ya deberías estar despierta-dijo mientras ingresaba al cuarto- ohh estas desnuda, puedo unirme?- preguntó emocionada ya quitándose la remera y corriendo a la cama.

-no B...- demasiado tarde. La bailarina ya se encontraba en ropa interior, saltando en la cama mientras intentaba desabrocharse el corpiño.

-Salta conmigo Q!- pidió divertida- mira como rebotan mis bubbies, a San le encanta cuando rebotan...-

La fotógrafa quería rehusarse pero ante el infalible puchero de la bailarina, se paró en la cama y comenzó a saltar con ella.

Unos minutos mas tarde

-Amor, no viste la...- paralizada y cien por ciento embobada, una morena se detenía en el marco de la puerta de su habitación.

-Oye enano porque te pa...oh mierda...- Otra morena, mas precisamente latina, se paraba junto a Rachel.-Por favor no me pellizques...- murmuró.

-A mi tampoco...- respondió la futbolista.

Ambas morenas estaban más allá de embobadas, mirando a sus mujeres saltar desnudas en la cama.

-¿A quien no hay que pellis…car?-Puck llegaba en busca de las morenas para quedarse embobado al igual que ellas.

-Puckerman tienes 3 segundos para largarte de acá!- anunció Santana.

-Pero…-el chico del mohicano replicó.

-Tres…Dos…Uno…PUM!- con un empujón, las dos morenas corrieron al muchacho antes de cerrarle la puerta en la cara y luego bloquearla.

-No es justo…-escucharon a Puck quejarse del otro lado.

-Bien Satán, nuestras dos sexy ladies están desnudas en la cama…-comenzó Rachel sin mirar a su amiga- ¿Pierda, papel o tijera por quien se queda con la cama y a quien le toca el sillón?-

-Bien enano, prepárate para perder. Voy a disfrutar cogiéndome a Britt en tu cómoda cama- la latina sonreía con malicia.

-Piedra, Papel o tijera!- casi gritaba Rachel cerrando su puño para representar la "piedra" mientras la latina imitaba a la "tijera"- JA!- se burlaba la futbolista.

-Mejor de tres enana!- gruñó la latina.

-Piedra, papel o tijera!- ahora ganaba Santana repitiendo la tijera y cortando el papel de la morena.

-Ya casi, ya casi…- susurraba la latina dándose ánimos.

-El último Satán… Piedra, papel o tijera!- esta vez Rachel hacia una tijera mientras la latina el papel.-Tomaaaaa!- festejaba la deportista- Espero que disfrutes del sillón Satán-

-Hiciste trampa Berry, vamos de nuevo- la latina no se lo podía creer.

-No seas mala perdedora San, y vete al sillón que tengo cosas muy sucias que hacer en mi cama- bromeó Rachel empujando a su amiga antes de casi prácticamente arrancarse la ropa y taclear con suavidad a su novia para comenzar a besarla con pasión, hambre y necesidad, viendo por el rabillo del ojo como Santana cargaba a Britt sobre el hombro y se la llevaba hacia el baño en vez del sillón.

Muchos orgasmos después…

-Rach… mmh Rach amor, detente- Una exhausta Quinn intentaba frenar a su insaciable novia que, después de haber perdido la cuenta, quería darle aún más orgasmos.

-Noooo, porqueee?- se quejaba la morena haciendo pucheros.

-Porque en una hora tienes que ir a la entrega de ropa y juguetes para los chicos de la Fundación L.A Galaxy Para Niños Sin Hogar con el resto del equipo- le recordó la rubia mirando la hora en el reloj de su mesa de luz.

-Cierto!- la morena recordaba que su vida no consistía solo en hacerle el amor a su mujer- Menos mal que te tengo hermosa, no sé que haría sin ti… ¿Quieres que nos bañemos juntas?- preguntó con una pizca de travesura en sus ojos.

-Sabes que lo que menos haremos será bañarnos amor, anda primero vos, y después me baño yo- sentenció la rubia dejando un suave beso en los labios de Rachel antes de empujarla fuera de la cama.

Mientras su novia se bañaba, Quinn se cubrió con una bata de seda y se dirigió al vestidor de ambas, en busca del atuendo para esa tarde. Luego de cinco minutos, se decidió por un vestido veraniego verde, el cual completaría con unas botas bajas y un bolso marrón.

Contenta con su elección, tomó sus prendas sumándole un conjunto de ropa interior blanco y abandonó la habitación para utilizar el baño de la habitación de invitados, sabiendo que Santana y Britt debían de estar durmiendo en la habitación que la latina proclamó como suya.

Al salir de la habitación, ya bañada y cambiada, la rubia se encontró con una sonriente Rachel recostada contra la pared del pasillo en una pose casual, desparramando sensualidad en unos desgastados shorts de jeans, camisa a cuadros arremangada y unas Converse rojas en los pies.

-Estas hermosa- piropeó la futbolista dejando un corto beso sobre la boca de la rubia.

-Mira quien habla- bromeó Quinn chocando su hombro contra el de Rachel mientras comenzaban a descender las escaleras.

- NOS VAMOS, VOLVEMOS EN UNAS HORAS… SAN Y BRITT DUERMEN Y EN EL SEGUNDO PISO ABUNDA EL OLOR A SEXO! TE QUEREMOS!- gritó la morena desde la puerta a su ama de llaves, haciendo reír a la rubia.

-Eres incorregible Rach…- murmuró la fotógrafa.

-Es lo que hay rubia, lo tomas o lo dejas…- bromeó la deportista abriéndole la puerta del auto a su novia.

-Lo tomo, solo porque eres una diosa en la cama…- fue la respuesta de Quinn guiñándole un ojo juguetonamente.

-Así es, y que no se te olvide!- fueron las palabras de Rachel, soplándole un beso a la rubia con una sonrisa orgullosa en su cara.


En el evento…

Las jugadoras se encontraban entre las distintas salas del hogar de niños, desde la sala de bebés hasta el salón de los adolescentes, pasando por todas las edades.

Quinn, Sue y Emma se encontraban charlando con un grupo de 4 chicas de 16 años sobre la escuela y actividades extracurriculares, mientras Mika y Rachel se batían a duelo con dos chicos en un feroz partido de Ping-Pong.

Los demás ocupantes de la sala miraban el duelo alentando para uno y otro equipo, cada vez que se anotaba otro punto, y la prensa aprovechaba a sacar fotos hilarantes de los festejos y las caras de las dos futbolistas, conocidas por ser las más divertidas del grupo.

-Mamiiiii!- una dulce voz interrumpía el partido de ping pong, seguido de una mini rubia saltando hacia los brazos de Rachel y aferrándose al mejor estilo koala.

-Hola Peque!- la morena reía ante la efusividad de la pequeña, a la cual no había visto los últimos dos días.-Te extrañé hermosa- le susurró al oído.

-Yo también, mucho mucho. Y Charlie también- respondió Beth besando la mejilla de la futbolista quien sonreía embobada ignorando los "awww" de la gente alrededor.

-Ejem… ¿y a mi no me extrañaste?- La Fabray mayor fingia una cara triste haciendo reir a sus dos mujeres.

-Sipi, mucho mucho mucho- Ahora Beth saltaba de los brazos de la morena para correr hacia los de la rubia.

-¿Qué onda Bro?- preguntaba Rachel saludando a su jewbro con un choque de manos y puños.

-Hola Jewbabe- saludó el chico, antes de girarse hacia Mika- Hola sexy, te vez bien hoy- bromeó, guiñándole un ojo a la joven jugadora que solo lo miró negando la cabeza. SMACK!- ouch Rae!- Y si, la morena le dio un pequeño correctivo al baboso de su mejor amigo.

-Tsk tsk, a la cucha Noah- ordenó señalando el sector de la cocina del lugar, como si estuviera retando a un cachorro.-Hay cerveza allí- le susurró sonriente.

-Dios mujer, agradece que te quiero porque sino…- murmuró el chico encaminándose hacia donde le ordenaron.

-Tia Sue, quiero ir a jugar con los demás niños…- pidió Beth, centrando la atención nuevamente en ella.

-¿Tia Sue?- preguntó riéndose Mika ganándose una mirada matadora de su entrenadora.

-Cierra la boca, o mañana vas a correr 100 vueltas mas que el resto- amenazó Sue, no queriendo quedar en evidencia en cuanto a su lado dulce. Y es que la pequeña Fabray, le había robado el corazón poco a poco luego de cada entrenamiento en el que estuvo presente junto a Rachel.-Vamos Bethy- su voz cambió al dirigirse a la niña.

-Bueno, ¿vamos a seguir jugando o que?- bromeó Mika tomando la pelotita de ping pong y realizando su saque.

El juego continuó por mas de media hora, luego de un partido revancha muy peleado y la posterior victoria de los dos jóvenes del hogar, gracias a la ayuda de Quinn, quien se encargó de desconcentrar a Rachel con roces suaves y propuestas indecentes.

-No se vale! Fabray nos hizo perder el partido- se quejó Mika viéndose perjudicada ante la falta de atención de su compañera.

-Mika, deja de ser tan inmadura, debes dejar ganar a los niños- la reprendió la fotógrafa señalando a los dos jóvenes ganadores que posaban para las fotos con un trofeo improvisado, felices de la vida.

- Quinn.. Rach… tienen que ver esto- Puck entraba en la sala con una sonrisa plantada en su cara y comenzaba a guiar a las chicas (y toda la gente que se encontraba ahí, que ante la curiosidad, decidieron seguir al chico también) hacia otra sala.

Allí, se encontraron a una concentrada Beth pintando un libro de dibujos acostaba boca abajo en el suelo, mientras que a su lado, sentado entre almohadones, un pequeño y hermoso nene la miraba embobado.

-Él es Milo, llegó hace menos de un mes al hogar- susurró una de las trabajadoras de ahí ante la cara de sorpresa de la rubia.

-¿Cuántos años tiene?- preguntó Quinn mirando al pequeño intensamente.

-Un año y medio- respondió nuevamente la trabajadora.

Justo en ese momento, Beth terminó de pintar su dibujo y se percató de su pequeño espectador.

-Hola, soy Bethany Puckerman Fabray. ¿Cómo te llamas?- le preguntó al bebé sentado frente a ella.

-da da- fue la respuesta de Milo, seguido de una sonrisa de pocos dientes y unos aplausos.

-¿Da da?- preguntó confundida Beth, mirando alrededor en búsqueda de una explicación. Los adultos solo sonrieron ante la inocencia de ambos pequeños.

-Da Da!- gritó nuevamente Milo, levantándose lentamente y haciendo pequeños pasos hacia Beth.

-Nooo, Beth me llamo, no Da Da- la mini Fabray corregía al infante antes de encogerse de hombros y pasar a la siguiente página de su libro.

Sorprendido al ser ignorado por la mini rubia, y no gustándole ni un poco, el pequeño Milo caminó hacia una pequeña pelota de futbol con los colores de Los Ángeles Galaxy y la tomó entre sus pequeñas manitos, antes de volver hacia donde se encontraba Beth y ofrecérsela.

-¿Da Da?- esta vez, fue más una pregunta que una afirmación.

Levantando su mirada, Beth aceptó la pelota, sonriendo suavemente y besando la mejilla del pequeño antes de continuar con sus dibujo, dejando a un embobado Milo mirándola como si fuera la cosa más hermosa del mundo.

-Awww míralo, es igual a ti Berry, embobado en el encanto Fabray…- gritó una de las jugadoras haciendo reír a todos, incluida Rachel.

Y era cierto, el pequeño era extrañamente parecido a la futbolista. Tenía el pelo marrón al igual que los ojos, y un tono de piel oliváceo, muy parecido también al de la morena.

-Es un mini clon- bromeó Rachel, caminando hacia el pequeño que seguía embobado mirando a Beth.

-Hola pequeño!- lo saludó sonriéndole amablemente para no asustarlo. Milo la miró durante unos largos segundos como preguntándose quien era esa mujer, antes de sonreírle, aceptándola. –¡Qué lindo que sos!- dijo Rachel divertida alzando al niño y soplándole besos en la panza, haciéndolo reir a carcajadas.

-Rach amor…lo vas a marear- Quinn sonreía mirando a su novia embelesada con el pequeño, pero cuando la futbolista comenzó a hacerlo girar en el aire se dio cuenta de que probablemente no era la mejor decisión.

-Pero amor, mira! Le encanta!- Rachel dijo feliz, levantando a Milo sobre su cabeza y paseándolo como si fuera un avión.

-Rae, se puede caer…-volvió a decir la rubia, poniéndose nerviosa ante tanto zarandeo que la futbolista estaba haciendo sobre el cuerpo del bebé.

-Bueno…- cedió la futbolista, bajando al niño y dejándolo sentado sobre sus hombros, sujetándolo de las manitos.- ¿Mejor?- preguntó rodando los ojos ante el miedo de la fotógrafa. Tan torpe no era…

-Muchisimo.-afirmó Quinn acercándose y tomando una de las piernitas del pequeño, sonriendo.-Hola preciosura!- saludó.

-Amor, ya me saludaste esta mañana- bromeó la futbolista ganándose un suave golpe en el brazo por parte de su novia.

-A ti no te hablaba Berry- la rubia respondió con falsa seriedad antes de volver a portar una sonrisa enorme y mirar al pequeño, que la observaba sonriente. -¿Quieres venir conmigo hermoso?- le preguntó estirando sus brazos, los cuales el mini moreno no dudó en aceptar, casi tirándose desde los hombros de Rachel en el proceso.

-Odio romper el lindo momento pero…tenemos que irnos gente, en una hora tenemos un avión que abordar…- Sorprendentemente no era Sue quien rompía el hechizo sino Mika, quien le recordaba a toda la gente de los Galaxy que debían ir a recoger los bolsos y encaminarse hacia el club para ser llevados en bus hacia el aeropuerto, del cual partirían hacia Boston para disputar su partido el Sábado.

-Ya escucharon, Mickey tiene razón. Muevan sus traseros!- gritó Sue en su rol de Entrenadora Sylvester.

-¿Por qué me sigue llamando Mickey?- murmuró confundida Mika haciendo reír a las pocas personas que la escucharon, entre ellas, Rachel y Quinn.

Diez minutos después, la mayoría de las jugadoras ya habían partido hacia sus casas, y entre los pocos que quedaban en el hogar, se encontraban Rachel, Quinn, Beth y Puck; este último flirteando con una de las trabajadoras sociales más jóvenes del lugar.

-Rach… Tenemos que irnos…- susurró la rubia, intentando no morirse de ternura ante la imagen de una morena tendida sobre un sillón con Milo durmiendo sobre su pecho.

-Pero esta dormidito amor, no quiero dejarlo y que cuando se despierte ni se acuerde de mi…- se quejó Rachel ya sintiéndose atrapada dentro de las pequeñas manos del pequeño.

-Podemos venir a verlo cuando vuelvas cariño- le recordó la rubia.

-¿No podemos llevarlo a casa? Puedo decorar la habitación contigua a la de Beth y llenarlo de juguetes y camisetas de futbol, y cuando crezca va a ser todo un jugador como yo, y le van a gustar las motos, y los autos, y las chicas…Y podríamos llevarlo con Noah a su primer salón de Streap Tease y comprarle mil cajas de condones, y enseñarle como ligar, y…- la morena ya se imaginaba toda la situación, como si fuera una película. La rubia solo sonreía enamorada ante las palabras de su novia, quien a pesar de ser una autoproclamada Badass era en el fondo un Gran oso de peluche.

-Amor, sé como te sientes, yo tampoco quiero dejarlo. Pero tienes compromisos que cumplir y no puedes perder el avión…- comenzó Quinn, pero al ver la tristeza en la cara de Rachel decidió cambiar el rumbo de sus palabras.-¿Qué te parece si hablo con Juana (así se llama la trabajadora social que le dijo a las chicas el nombre del pequeño y la edad) y el lunes venimos a verlo temprano y lo llevamos a pasar el día con nosotras?-

-Esta bien…- susurró la futbolista sabiendo que era lo único que conseguiría por ahora. –Pero hablaba en serio sobre la habitación y todo lo demás- continuó, con una mirada determinada en sus ojos, que reflejaba cuales eran sus pensamientos en estos momentos: Ella quería a Milo, y lo quería con ellas en su casa, siendo parte de su familia.