1. La Prueba Glock

Esa mañana, una paloma mensajera había dejado un paquete en el hábitat de los pingüinos. Era un asunto extraoficial, pues incluso había requerido la firma de Skipper. El contenido del paquete no podía ser visto por nadie más que los ojos del capitán. Por esa razón, Skipper se había encerrado en su oficina y hasta ahora no había ni asomado el pico fuera. Lo que dejaba a sus muchachos con el día libre; un día para descansar de misiones y entrenamientos, y las incesantes órdenes de su líder.

Kowalski estaba calculando unos números en su portapapeles, sentado a la mesa, tal vez diseñando proyectos para concebir un nuevo invento, cuando Rico llegó con una pelota y haciendo muchos ademanes, dando a entender que quería jugar voleibol. –Ahora no, Rico, -le espetó, algo gruñón.- Estoy en el medio de algo en este momento.

Sin decir una palabra más, volvió a escribir furiosamente en las hojas blancas, dejando a Rico con sólo una opción más con quien jugar. –Cabo, voleibol, -gruñó el experto en armas, mostrándole la pelota a su compañero más joven, junto con una gran sonrisa que esperaba lo convenciera para que jugara con él.

Cabo se encogió de hombros, realmente apenado por tener que rechazar la oferta de Rico.

-Lo siento, Rico. Pero hace mucho frío hoy, no creo que sea un buen día para jugar afuera, -le explicó, para luego volver a sus actividades. Rico gruñó, ahora molesto. Estaba a punto de hacer un comentario acerca de lo poco divertidos que eran sus compañeros, cuando justo un segundo antes, el capitán del equipo por fin salió de su aislamiento.

Los tres soldados de inmediato saltaron a formarse; Rico habiendo incluso botado su pelota. Skipper reconoció lo que habían hecho al salir de su oficina, pero no les dio ninguna señal que les permitiera salir de la formación. En cambio, se dirigió a la mesa, frente a la cual su equipo estaba parado con espaldas firmes, y colocó el paquete alrededor del cual tanto misterio giraba a la vista.

Estaba abierto, y Cabo incluso pudo ver parcialmente su contenido.

-¿Saben lo que es esto? –Inquirió Skipper, como si no hubiera pasado las últimas horas revisando lo que había dentro. Ante la falta de respuesta de los miembros de su equipo, hizo una aclaración:- No fue una pregunta retórica. ¿Alguno de ustedes tiene una respuesta?

Viendo que ni Cabo ni Rico se animaban a hablar, Kowalski decidió arriesgarse él. –Es… ¿un paquete, señor? -La poco ingeniosa respuesta de su teniente hizo arrugar bruscamente la frente a Skipper. Y esto a su vez hizo a Kowalski encogerse de hombros en su sitio.

-Kowalski, si no se te ocurre una mejor respuesta, nisiquiera te molestes en hablar, soldado, -le espetó despectivamente. El científico contestó con un apagado, "sí, señor." De nuevo el equipo cayó en silencio.- ¿Ninguno de ustedes tiene algo más que decir?

Cabo rápidamente sacudió la cabeza de un lado a otro, esperando no ser la víctima de la fuerte intimidación de su líder. Skipper suspiró, de alguna forma decepcionado de cómo se acobardaban sus hombres únicamente al estar frente a él. Pero no hizo ninguna observación sobre el tema. En cambio, vertió el contenido del paquete sobre la mesa, con esperanzas de así ayudar a sus muchachos a que les quedaran más claras las cosas.

El único que pareció tener una reacción frente a esto fue Kowalski, pues luego de echarle un largo vistazo a lo que estaba sobre la mesa, compartió una mirada con su líder, como si se estuvieran comunicando por medio de un código silencioso.

-Señor, ¿es esto lo que creo que es? –preguntó sonriendo.

Skipper también sonrió, y se llevó las aletas a la cintura para adoptar una apariencia de autosuficiencia. –Ahora sí tienes una mejor respuesta, ¿eh? –se rio, pero asintió lentamente. Luego giró la cabeza hacia sus otros dos muchachos.- ¿Qué hay de ustedes dos?

En la mesa sólo había una carpeta que dentro contenía un manojo de papeles; cuatro sobres con una firma desconocida; dos documentos engrapados uno al otro, cuya portada tenía una gran "P" escrita con verde; y la caja vacía donde había estado todo empacado. Ninguna de estas cosas significaba algo para Rico o Cabo.

Totalmente perdidos, voltearon a ver a su oficial al mando en busca de ayuda. Skipper rodó los ojos. No quería andarse con más juegos, así que decidió "iluminarlos."

-Kowalski, vierte algo de luz sobre estos penosos reclutas, -ordenó. Kowalski, que hasta entonces había estado revisando uno de los sobres, tomó su portapapeles de la mesa y comenzó a hablar.

-Cabo, ¿sabes de quién es esta firma? -Le dio el sobre con la firma. Cabo lo miró por un rato, pero al final se encogió de hombros y meneó la cabeza.- Bueno entonces, supongo que el nombre de Buck Rockgut te resulta familiar, ¿cierto?

-Claro que sí, como olvidarlo, -repuso Cabo, recordando los malos momentos pasados con ese pingüino obsesionado con La Gran Roja.- Pero, ¿qué tiene que ver?

-Es considerado una leyenda en la sociedad de los pingüinos, en especial entre los pingüinos con entrenamiento militar, ¿estás de acuerdo?

Cabo dudó antes de responder. –Supongo, -dijo al fin no muy convencido. Sin saber a dónde quería llegar Kowalski con esta ambigua conversación. Pero después de todo, él era el genio.

-Ahora dime, ¿te suena el nombre de Garreth Glock? –le preguntó, usando un tono seductor en su voz. Esta vez, el que se sorprendió fue Rico, aunque Cabo permaneció aislado en su ignorancia.

-¡'Arrect Glob'! –exclamó el experto en armas. Y aunque seguía sin estar muy seguro de lo que significaba ese paquete que le había llegado a Skipper esta mañana, reconocía el nombre de Garreth Glock; por tanto, si un pingüino como ese estaba implicado en de lo que esto se trataba, tenía que ser algo increíble.

-Creo que a mí no me llegó nada de luz, -intervino Cabo al sentirse fuera de lugar mientras todos estaban sonriendo por lo que parecían excelentes noticias, pero que él aún no comprendía.

Nuevamente, la felicidad y festejos de sus compañeros se vieron interrumpidos para intentar explicarle la situación al más joven e inexperto del equipo. -¿En serio, Cabo? ¿No sabes quién es Garreth Glock? –Skipper estaba algo decepcionado. Creyó haber educado mejor al muchacho.

-Eh… ¿lo siento? –No estaba exactamente seguro si debía disculparse por no saber quién era este tal tipo Glock.- Van a decirme quién es Garreth Glock y qué significa este paquete que le enviaron a Skipper, ¿o tendré que seguir adivinando?

El pingüino de cabeza plana compartió una mirada decidida con su teniente y su experto en armas; los tres asintieron con la cabeza simultáneamente, y acto seguido, Kowalski se apresuró a preparar una presentación con diapositivas que, Cabo no tenía duda, trataría sobre Garreth Glock.

Así, dicha presentación comenzó con una imagen de un pingüino que Cabo asumía era la famosa leyenda de la que sus superiores hablaban.

-Garreth Glock, -comenzó Skipper con voz soñadora. Por la forma en que pronunciaba su nombre, y con esa mirada de encanto en sus ojos, el más joven pensó que muy bien podría estar enamorado de este pingüino. Pero rápidamente apartó esos pensamientos al reparar en lo que su líder probablemente le haría si supiera de estos.- Una leyenda incluso más grande que Buck Rockgut.

-Fue el responsable de fundar la academia de entrenamiento militar para pingüinos. –La imagen cambió; era el mismo pingüino, pero ahora, detrás de él había otras decenas de pingüinos haciendo un saludo militar.- Ha neutralizado incontables amenazas para nosotros, los pingüinos. –Esta vez, la imagen mostraba a Glock sosteniendo con la cara al piso a una ardilla, extrañamente parecida a la ardilla roja, sólo que ésta tenía su ojo izquierdo intacto.

-Ha sido condecorado con un sinfín de medallas; evitado catástrofes de carácter mundial; fue el creador del programa "seguridad de zoológicos." -Las imágenes pasaron volando mientras Skipper continuaba recitando la gran historia de vida de Garreth Glock, hasta tal punto que Cabo tuvo que detenerlo.

-Está bien, está bien, está bien, -exclamó el joven hasta que las imágenes cesaron.- Entendí el punto; ahora sé quién es Garreth Glock, pero… ¿qué tiene que ver con ese paquete que recibiste esta mañana?

La sonrisa de Skipper se ensanchó aún más; si eso era posible. Nuevamente se dirigió a la mesa y tomó el contenido del paquete en sus aletas. Finalmente, Cabo presintió que el momento en que las cosas se le aclararían estaba cerca.

-Bueno, joven Cabo; mi buen Rico; Kowalski (aunque estoy seguro que tú ya sabes de qué se trata todo esto); ocurre que Garreth Glock también es el pingüino a cargo de una prueba realizada a equipos anualmente, denominada "La Prueba de la Pluma Negra."

-¿La prueba de la pluma negra? –repitió Cabo. Extraño nombre para una prueba.- ¿Y en qué consiste esta prueba? ¿Para qué es?

-Para eso, dejaré que Kowalski explique la siguiente parte, -contestó Skipper, volteando a ver a su segundo al mando.

-Sí, señor. –El teniente dio un paso adelante y, mientras garabateaba furiosamente en su libreta, comenzó a hablar.- Verán, este test, coloquialmente llamado la prueba Glock en honor a su creador, pone a prueba las habilidades en diferentes campos de un equipo. Fuerza, inteligencia, estrategia, incluso la adorabilidad es fundamental en un pingüino. Bastante parecido al tipo de pruebas que hicimos cuando nuestro equipo recién fue formado, ¿recuerdan?

-Sip, -convino Rico rápidamente. Cabo sólo asintió en silencio; ambos intentando que el científico siguiera lo más rápido posible con la explicación.

-Pues esta prueba tendrá la misma estructura que las pruebas de iniciación para los equipos, sólo que… -Hizo una pausa entonces, sin saber cómo escoger sus próximas palabras. Se frotó la parte inferior del pico, deteniendo el movimiento de su lápiz sólo por un momento para pensar.

-Sólo que más duro, -completó por él Skipper. Kowalski no terminó muy convencido con el término elegido, pero asintió y prosiguió.

-Así es. Y además, obviamente, esta prueba no será de iniciación. Tiene como objetivo ver cuánto ha mejorado tanto el trabajo en equipo como individual de los integrantes desde la formación del equipo. Sólo seleccionan diez equipos por año para participar en esta prueba. Si tienes en cuenta la cantidad de equipos formados existentes, la probabilidad de ser elegidos es como de… una entre decenas y decenas.

-Exacto. ¿Entienden lo afortunados que somos, muchachos, por haber sido elegidos para este importantísimo honor? –La observación de Skipper hizo a los muchachos sentirse orgullosos, incluso a Cabo y a Rico, que no terminaban de entender que era tan importante de esta prueba.

-Pero, ¿en qué se basan para elegir a los equipos que participarán en La prueba de la pluma negra? ¿Es suerte? ¿Cómo un sorteo, o algo así? –Inquirió Cabo. Skipper soltó una risa socarrona al oír esto. Pero fue Kowalski quien respondió la pregunta del más joven.

-No, Cabo. Difiriendo con lo que dijo Skipper antes, el hecho de que nos hayan escogido no tiene nada que ver con la fortuna en absoluto. Es todo debido a nuestro trabajo duro y desempeño mostrado en nuestras misiones, ¿cierto, Skipper?

El líder asintió con seriedad, y luego añadió: -Muy cierto. Y que nos hayan escogido significa cuanto se han esforzado últimamente, muchachos. Estoy muy orgulloso de ustedes. –Los tres sonrieron, pues conseguir cumplidos de Skipper era algo que no ocurría muy a menudo.

El estratega del equipo tosió disimuladamente, tratando de que la atención de todos volviera a enfocarse en el tema.

-Pero, Skipper, -habló Cabo, con intenciones de hacer una pregunta más.- Entiendo ahora: fuimos escogidos para esta gran prueba, es todo un honor, pero, ¿oí a Kowalski mencionar que otros nueve equipos también fueron seleccionados? ¿Qué es lo que quiere Garreth Glock al evaluar las habilidades de diez equipos diferentes?

-Me alegra que preguntes eso, Cabo. Porque es exactamente la parte más importante de esta prueba, -dijo Skipper.- Por eso es que a partir de ahora, aunque esto se trate de una prueba, deberían empezar a verla más bien como una competencia.

-¿Competenza? –pronunció difícilmente Rico, inclinando la cabeza hacia un lado con confusión.

-Sí, Rico. Porque durante la prueba, diez experimentados equipos, incluyendo el nuestro, estarán compitiendo para que Garreth Glock le otorgue una promoción de alto rango.

-Espera, ¿una promoción de alto rango para todo el equipo? –Cabo ya sabía la respuesta; nunca había escuchado de promociones para un equipo completo, sabía que no existían.

-Claro que no, Cabo, -reiteró Skipper, rodando los ojos.

-La promoción sólo sería para un miembro del equipo ganador, presumiblemente, el que mejor lo haya hecho durante la prueba, -aclaró Kowalski.- Y el nuevo rango que el ganador obtendría sería decidido por Garreth Glock.

-Es lo bueno de esta prueba. Si resultaras ganador, serías capaz de escalar varias posiciones de una sentada, -señaló Skipper. Obviamente, estaba deseando ser él quien tuviera ese honor.- Por poner un ejemplo, podríamos decir que tú, joven Cabo, podrías incluso llegar a convertirte en capitán, sin siquiera pasar por las posiciones de sargento o teniente.

-¿Yo? ¿Capitán? –El más pequeño enseguida pensó en este escenario, y se encontró con que la posibilidad lo ponía más nervioso de lo que lo emocionaba. Sin embargo, de algún modo Skipper confundió su expresión preocupada con una entusiasmada.

-No empieces a soñar todavía, Cabito, -exclamó el cabeza plana, sacudiendo a su amigo fuera de sus pensamientos.- Cada pingüino que participe en esa prueba estará luchando por esa promoción una vez que inicie la competencia. Va a ser todo un circo.

-Como sea, ahora que ya están al tanto de lo que contenía este paquete, aquí tienen sus pases, -dijo, entregándole a cada uno, uno de los cuatro sobres, y él quedándose con otro.- Asegúrense de que su información sea correcta, y luego fírmenlo, confirmando que aceptan participar en la prueba Glock, los enviaré junto con este documento en el que confirmo por todo el equipo.

Y dicho eso, prosiguió a retirarse. Dando vuelta en U, comenzó a alejarse de sus hombres, que seguramente dieron rienda suelta a sus pensamientos sobre esta misión que realizarían próximamente.

-Una última cosa, muchachos, -añadió Skipper antes de retirarse nuevamente a su oficina. Vio por encima del hombro a su equipo y sentenció:- Esta prueba será realizada dentro de un mes. Así que durante las próximas cuatro semanas, ¡quiero se dejen el alma en los entrenamientos! Descansen bien esta noche, caballeros, porque será la última que pasarán sin que les palpiten los huesos.

Formó una sonrisa casi macabra y al siguiente instante desapareció dentro de su oficina. Kowalski, Rico y Cabo intercambiaron miradas preocupadas. Un poco de su emoción de antes había menguado al conocer los extenuantes planes que su líder tenía para este mes.