Por esas probables incongruencias, me disculpo desde ahora.
El niño del capítulo en cuestión y yo, sin duda tenemos mucho en común: Speedy, who?
PD. Para Koushiro que sufre por la falta de fics en español de este par.
Who?
–¿Es por la máscara?
Impulsivamente, incluso siendo insistente, trató de comprender aquel gravísimo error en boca de alguien que si bien no vivía en su ciudad…, sí debía de saber quien era él.
Sin embargo, Speedy bufó exasperado y no esperó por la respuesta pues el rostro del chico dejaba en claro que ya no le estaba prestando atención y que era feliz con el simple hecho de tener a su gato en brazos; rodó los ojos, aquello no era como salvar a la ciudad de un criminal demente ni evitar la destrucción de un puente o el fin del mundo como lo conocían pero las obras pequeñas también tenían valor.
¿Lo tenían?, ¿cierto?
Sacudió la cabeza, entercándose en escucharse más allá del ego pues no se había convertido en héroe para vivir lleno de reconocimiento o recibir las llaves de la ciudad; sin embargo…
–¡Gracias Robin!
… la vocecita crispó sus nervios y se giró, con enfado, pues acababa de aclararle que él no era Robin.
–¡Ya te dije que soy Speedy! –tensó los hombros, con la vena saltando en su sien–. ¡Speedy!
–¿Eh?
El niño dudó, quizás a punto de opinar que innovar en el traje estaba bien pero probar con otro nombre era excesivo; ante esa mirada, Speedy inhaló y se tragó las ganas de decir cosas impropias para un superhéroe, por ello decidió salir de ahí antes de que algún otro despiste ajeno le hiciera perder los estribos.
Paciencia, tenía que tener paciencia.
Aún estaba pidiéndose aquello cuando, a no muchas cuadras del parque, al detenerse sobre el techo de un edificio sintió la palmada asentándose en su espalda con ese tacto familiar, estremecedor, y demasiado real para ser parte de un sueño de aquellos que ocurrían cuando tenía los ojos abiertos.
Speedy inhaló profundamente, reuniendo… paciencia. Nunca sabría cómo, quizás tenía un rastreador encima o algo parecido, pero Robin siempre parecía saberlo todo de él.
–Si vas a reírte mejor sigue tu camino.
–Vamos, no te sientas mal –Robin le dio otra palmada, haciendo que el pelirrojo se sacudiera–. Hay una misión en marcha, por eso te pedí que vinieras…
–Con qué era eso.
–Sí.
–¿Nada más? –Speedy se encogió en su lugar, sentado y con las manos sobre las rodillas.
–¿Por qué habría de haber algo más?
La mirada de Robin se entrecerró y el otro apartó el rostro, desentendiéndose del tema en cuestión.
–Ya veo –de un salto se levantó–, entonces vayamos.
–Speedy…
Para momentos incómodos, hubo uno justo cuando volvieron a mirarse y ninguno habló; la ciudad pareció enmudecer, el viento soplaba con fuerza agitando la capa negra, prácticamente uno podía escuchar el corazón del otro y cuando Speedy dio el primer paso, sujetando la mano que pretendía tocar su rostro…
–¡Robin!
Ambos dieron un salto, marcando las distancias, Robin carraspeó y Speedy chifló como si hubiera estado haciendo nada y un poco menos que eso.
–¡Robin!
La voz chillona de Starfire hizo parpadear el comunicador por segunda vez, aparentemente el aparato estaba fallando
–¡Robin!, ¡re-... ¡responde! ¡Te necesita-…
–¡Star! ¡Starfire!
Speedy rodó los ojos, peor que tener momentos incómodos era vivir lleno de interrupciones. Sin embargo, no podía hacerse nada en contra de las responsabilidades; Robin siempre sería Robin, el Chico Maravilla tenía ciudades que salvar. Así que cuando éste brincó, edificio abajo, él le siguió.
Como de costumbre, lo que sea que hubiera estado a punto de ocurrir ahí... ya era cosa del pasado.
oOo