Mayo
Seiya POV
Dos maravillosos meses habían transcurrido desde nuestra llegada. Jamás había sido tan feliz como en los últimos sesenta días. Nunca me hubiera imaginado hacía un año que podría llegar a sentirme así de bien y mucho menos que podría casarme alguna vez y estar orgulloso de ello. Como mi trabajo no comenzaba hasta Junio, y lo único que tenía que hacer de vez en cuando era ir a juntas y reuniones con los administrativos, Serena y yo nos dedicamos esos dos meses a conocer nuestro nuevo hogar. Nos dedicamos por entero a vagar por las extrañas y a veces oscuras calles de París que rodeaban nuestro barrio. Caminábamos durante horas porque el doctor había dicho que eso le hacía muy bien al bebé. Fuimos a todos los museos, restaurantes, viajamos en metro, en autobús. Recorrimos barrios enteros, asistimos a festivales, fuimos de compras y comenzamos a amueblar poco a poco el departamento a nuestro gusto. Para entonces, ya nos sabíamos de memoria las rutas y lugares, Serena no se dejaba de asombrar con aquel mágico lugar y mucho menos yo.
La panza ya comenzaba a hacerse notoria. Aunque no era muy notable, la panza ya sobresalía en su cuerpo y tenía que usar ropa holgada y especial para embarazos. Habíamos estado adecuando la habitación del bebé, aunque aún no habíamos decidido pintarla para esperar a saber qué sexo tendría. Compramos ropita, accesorios, en fin… todo lo que un bebé podría necesitar. Yo no podía creer aun que iba a ser padre y el solo hecho de pensarlo me hacía sentir algo muy extraño pero inmenso dentro de mí. Cuando me encontraba solo me dedicaba a hacer planes para mi hijo o hija. Planeaba qué iba a enseñarle, cómo iba a llamarlo, a dónde lo llevaría y cómo le presentaría a sus tíos.
A veces llegaba a pensar que quizá todo era un sueño y que todo era demasiado perfecto para ser verdad, pero después Serena aparecía con su hermosa nueva figura y me recordaba que no, que todo era tan real como la vida misma y que tenía que aprovechar cada segundo junto a ella. Serena había dejado la escuela ya que desde nuestra llegada no nos habíamos preocupado por ver su educación. Ella parecía muy concentrada en el embarazo y ni siquiera lo mencionaba, al menos no conmigo.
Ese día nos encontrábamos comiendo en el departamento mientras veíamos una película francesa en uno de los canales locales cuando el inesperado sonido del timbre me sacó de mi ensimismamiento. Serena me miró con ojos de excusa y me levanté a ver quién llamaba la puerta. Cuando abrí, lo primero que vi fue al señor Tsukino con Kakyuu. Estaban tomados de la mano y me miraban escabrosamente. No supe qué decir, pero me pareció que debía de invitarlos a pasar. Cuando Serena vio a su padre se puso de pie y noté que posaba las manos en su barriga instintivamente. Al principio el silencio invadió nuestro departamento y no hubo conversación alguna por largos e interminables minutos, pero luego fue el señor Tsukino quien rompió el silencio.
-Hola, mi Serena. Por favor, antes de que digas algo, solo quiero que me escuches, he venido desde Japón solo para verte, no me lo niegues.-dijo paseando su mirada de la barriga de mi esposa a sus ojos y viceversa, todo esto con lágrimas empañándole los ojos.
Serena solo se limitó a asentir y me miró como pidiendo auxilio.
-Bien.-dije respondiendo por ella.-Creo que llevaré a Kakyuu a conocer un poco los alrededores. Confío en que Serena estará bien a su lado.-dije desafiante.
El señor Tsukino asintió dándome la mano y luego le pidió a Kakyuu que saliera conmigo. Era la primera vez desde los días de la boda que hablaba con mi particular ex novia y ahora me parecía tremendamente lejana nuestra relación. Serena ocupaba por completo mi vida y la sombra que había causado Kakyuu en mí ya se había evaporado desde hacía mucho tiempo. Kakyuu caminaba en silencio junto a mí con la cabeza gacha. Salimos del edificio en dirección a la plaza Le Parisien y como vi que se sentía algo incómoda y hasta avergonzada decidí romper el silencio. Una vez nos sentamos, la miré y comencé a hablar.
-Kakyuu…-ella me miró.-Tienes permiso para hablar, no pasa nada.
Esperé a que respondiera pero ella solo se sonrojó y agachó la mirada.
-Escucha… sé que han pasado muchas cosas pero creo que ya todo está en el pasado, ¿no crees?-ella asintió.-Sé que fui un horrible novio, que quizá no te traté como debí, y que mis pensamientos entonces no eran los adecuados sobre tener una novia. También sé que tu no fuiste muy sincera que digamos, y no es un reproche, simplemente quiero ver las cosas claras tal como sucedieron. Tanto tú como yo cometimos errores y por eso mismo terminamos de esa manera. Quizá si ambos nos hubiéramos comprometido a hacer las cosas bien, nuestra historia sería diferente, ¿no?-sonreí discretamente ante la imagen de verme casado con Kakyuu en vez de con Serena.-Pero todo sucede por algo… o eso es lo que quiero pensar. Te quise mucho, y hasta que terminamos creí que habías sido la única mujer a la que llegué a querer sinceramente, pero…-Kakyuu me miró entonces.-Cuando conocí a Serena todo en mi vida cambió. No me percaté al principio pero ahora todo tiene sentido. Me enamoré. Es la primera vez que me enamoro y sé que no quiero enamorarme de nadie más. Me siento muy feliz y la verdad si eres la esposa del padre de mi mujer, en pocas palabras eres de mi familia ahora… deberíamos llevarnos bien y olvidar todo, ¿no crees? Estoy cansado de los rencores y traiciones, por eso estuve a punto de perder a Serena y aprendí que no vale la pena enredar las cosas.
Hubo un silencio prolongado hasta que Kakyuu decidió hablar también.
-Creo que tienes razón.-dijo mientras esbozaba una sutil sonrisa.-Quería hacer las paces contigo desde el comienzo pero creo que todo lo hice mal… Entiendo muy bien el impacto que fue verme después de algún tiempo y saber que iba a casarme. Me arrepiento de muchas cosas pero ya es muy tarde para ello, y como dices, no sirve de nada estar recordando las cosas malas. Solo quiero que sepas que mientras estuvimos juntos yo te quise demasiado. Tal vez no como Serena te quiere, pero fuiste una parte muy importante en mi vida… y aun lo eres… pero ahora las cosas son diferentes. También quiero que sepas que cuando conocí a Kenji quizá al principio yo solo pensaba objetivamente en cuanto a nuestra unión, pero con el tiempo fui conociéndole y descubrí que somos tan parecidos que me dio miedo, pero algo comenzó a crecer dentro de mí. Sé que nuestras edades son diferentes y que hay mundos que nos separan, que quizá las razones para unirme a él al principio no fueron muy gratas, pero ahora todo es diferente…-la vi sonreír sinceramente por primera vez en mucho tiempo.-Quizá no me creas, pero es la verdad cuando te digo que me fui enamorando sin quererlo, caí en mi propio juego y me siento exactamente como tú. Me alegra que tu amor por Serena haya hecho que tu corazón se ablande y percibas diferente las cosas, porque así podemos ser amigos y ser una familia.
-No debes preocuparte, Kakyuu, por lo que opine la demás gente. Y tampoco por lo que opine yo, o Serena. Serena no está enojada contigo, sino con su padre. Y déjame decirte que te creo todo lo que dices. A pesar de todo yo te conozco bien y sé cuando dices la verdad, lo puedo ver en tus ojos. Si te enamoraste de Kenji me alegro por ti, porque así tu sacrificio no fue en vano y ahora recibes lo que mereces. Todos merecemos amar, ¿sabes?, y no porque hayamos cometido errores significa que el tener una vida feliz sea algo imposible.-sonreí.-Me alegra que nos hayamos alejado un poco tú y yo, ¿no?
Kakyuu me dio un abrazo muy fuerte y nos quedamos así por algunos minutos. Supe entonces que ese ciclo se había cerrado y que ahora podríamos ser muy buenos amigos, a fin de cuentas nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y sabíamos todo el uno del otro. Emprendimos de nuevo el camino para comprar un par de helados antes de regresar al departamento.
Serena POV
Comencé a sentirme muy nerviosa. No estaba completamente segura de querer hablar con mi padre, pero él tenía razón y yo no podía rechazarlo después de un viaje tan largo. Nos sentamos en el sillón, el uno frente al otro y fue él quien comenzó a hablar.
-Serena… por más que he tratado de luchar contra mí mismo, ha sido inútil. No puedo luchar contra lo que más amo en esta vida, y eso eres tú.-Algo dentro de mí comenzó a agitarse ante las palabras de mi padre y mi vista se nubló mientras hablaba.-Ya llegué a mi límite, Serena, y estoy cansado de pelear contigo. Kakyuu ha estado hablando conmigo todo este tiempo, y no había querido escucharla ni entenderla, pero al fin con el poder que tiene sobre mí me hizo comprender todo lo que estaba pasando. Kakyuu me hizo darme cuenta de que no puedo perderte porque eres mi hija y eres lo único que tengo aparte de ella. He sido un tonto porque yo mismo me he empeñado en alejarte de mí. Lamentablemente desde el día que más me necesitabas, y no sabes cuánto me duele porque no puedo retroceder el tiempo. Tú más que nadie sabe lo mucho que me afectó la muerte de tu madre, no supe cómo lidiar con ella y hasta el día de hoy me sigue doliendo como si hubiera sucedido ayer… tu madre será para mí el amor de mi vida, y tú siempre estarás ahí para recordármelo… es quizá por eso que me empeñé en alejarte con otras mujeres y con todas las limitaciones que te ponía. Pero eso terminó porque me di cuenta gracias a Kakyuu que debo disfrutarte a ti y a mi nieto, que debemos ser una familia y que alejarte solo me da más dolor, así como evadir el recuerdo de tu madre… Ya no voy a pelearme contigo por la empresa ni por la herencia, mi vida, porque estoy dispuesto a darte todo, porque es tuyo, yo he trabajado toda la vida solo por ti y por nadie más, así que todo lo mío es tuyo y ya no te pondré trabas para tenerlo.-sonrió.-De hecho mis abogados ya se encargaron de todo y ya transfirieron todo lo que te corresponde, y quiero que sepas que cuando yo muera el resto pasará a tus manos y a las de mi nieto.
Lo miré atónita.
-¿Qué hay de Kakyuu?-dije sin querer.
-Kakyuu no quiere nada, hija, ella misma me sugirió que hiciera todo esto. Kakyuu tiene su propio dinero, sus propias cuentas de banco. Es una mujer muy trabajadora y hace su dinero. Yo le doy y ella lo acepta, pero me dijo que cuando yo muriera ella no tenía derecho sobre mi capital y no quiso que la incluyera en el testamento. Sin embargo mandé escribir una cláusula a sus espaldas en la que le doy una considerable suma de dinero con la que podrá sobrevivir cuanto desee, solo que ella no lo sabe, ¿de acuerdo? Y por supuesto no es nada comparado con todo lo que tú y mi nieto recibirán, las empresas, las propiedades, todo…
-Papá…-interrumpí.-Tú más que nadie sabes que a mí no me interesa todo eso, no debiste…
-No, Serena, sí debí. Eres mi hija y ya te dije que estoy cansado de pelear. Sé muy bien que no pudiste encontrar mejor marido que Seiya. Sé muy bien cuánto te ama y cuánto está dispuesto a dar por ti. No podría dejarte con ningún hombre que no fuera él porque sé que él te ama y te amará como nadie nunca… Lo aprecio y lo admiro muchísimo por todo el coraje que ha tenido para defenderte y protegerte. Eso dice mucho de él y me alegra que te saque adelante sin mi ayuda, me alegra que tenga un trabajo digno de él y de ti y que no quiera separarse de ti. Sé que quizá Seiya no aceptará ese dinero porque es demasiado orgulloso y digno, pero es tuyo, mi vida, y puedes hacer con él lo que quieras. Esto le vendrá bien a ambos, pero eso ya es su asunto… Yo solo quiero que sepas que te amo con todo mi corazón y que quiero estar contigo, tu esposo y mi nieto. Quiero pedirte perdón por todo lo que te hice sentir, sé que es muy tarde para enmendar los errores pero no quiero que jamás dudes de mi cariño por ti.
Las lágrimas resbalaban por mis mejillas como un torrente.
-Papá…-dije entre lágrimas.-Yo también te amo… eres la única familia que tengo… bueno, ahora tengo a Seiya y próximamente a mi hijo, y parece ser que Kakyuu también, ella no es lo que imaginaba. Me alegra saber que te quiere sinceramente y que estas muy bien con ella.
-Créeme que aunque nunca pueda olvidar a tu madre, Kakyuu es una mujer extraordinaria y la amo.-sonrió.
-Me alegro.-dije sentándome junto a él y abrazándolo.-Te perdono por todo y yo también te pido perdón. Quiero que mi hijo conozca a su abuelo y que lo consienta mucho. Quiero que todos seamos una familia y que olvidemos el doloroso pasado. Tanto para ti como para mí se ha escrito un nuevo comienzo y eso debe alegrarnos a ambos. Lo único que me importa es verte feliz y que no estemos peleados. Quiero que me llames todos los días, que vengan a visitarnos durante las vacaciones. Quiero ir a Japón y quedarme en la mansión en mi habitación. Quiero que charlemos, que discutamos de negocios y nos sentemos a beber café como antes. Eres mi padre y eso nunca va a cambiar, yo te quiero como eres y quiero olvidarlo todo.
Nos abrazamos durante un largo tiempo y decidimos preparar la cena para nuestros respectivos esposos. Ansiaba porque Seiya me viera al lado de mi padre muy feliz. Mi padre no se cansaba de tocar mi panza y hablarle al bebé y le prometía millones de juguetes y objetos. Yo solo podía mirarlo y sentirme muy bien por ese lado nuevo que acababa de conocer. Lo imaginé haciendo eso mismo pero con mi madre, lo imaginé prometiéndome juguetes cuando estaba en el vientre y volví a llorar. A pesar de que había pasado mucho tiempo había logrado recuperar a mi padre y eso completaba mi felicidad.
-Si es niña le pondré Ikuko.-dije mientras rebanábamos verduras para la cena.
Mi padre me miró y sus ojos se nublaron. Me besó en la frente y siguió cortando.
-¿Y si es niño?-preguntó curioso.
-Ya lo sabes.
-Creo que es el mejor nombre que pudiste elegir.-bromeó.-Kenji es un excelente nombre. Pero… ¿qué dirá Seiya?
-Fue Seiya quien lo propuso.-sonreí.
Después de rebanar verduras, mi padre hizo la salsa tan deliciosa que solía hacer cuando vivíamos con mi madre. Bañó el pollo con ella y yo arme la ensalada. La mesa ya estaba puesta cuando Seiya y Kakyuu entraron riendo al departamento. Ambos miraron sorprendidos la cena y la mesa y se acercaron a nosotros.
La cena fue una maravilla. La comida era deliciosa y eso añadido a nuestra repentina felicidad lo hacía genial. Todas las verdades habían salido a la luz y al ver a Seiya y Kakyuu supe de inmediato que ellos también había disipado sus problemas y me alegré, porque de esa manera todos podríamos ser una familia y toda esa nueva vibra y felicidad flotaba en el ambiente. Los cuatro charlábamos y reíamos como si nunca hubieran existido problemas entre nosotros. La noche pasó rápidamente y les ofrecimos quedarse en la habitación de huéspedes en vez de irse a un hotel. Seiya y mi padre se ofrecieron para recoger y limpiar y nos corrieron de la cocina.
Kakyuu y yo salimos a la terraza y nos sentamos en los sillones acolchonados que había allí. Al principio nuestra conversación era vaga y de pronto quise abrirle mi corazón a Kakyuu.
-Kakyuu, quiero decirte que me da gusto darme cuenta de que eres una buena mujer, me alegra que todos nuestros problemas se hayan ido y espero que podamos ser amigas…
-Nada me haría más feliz, Serena.-dijo mientras acariciaba mi barriga.-Puedo ayudarte a cuidar del pequeño.-sonrió entusiasmada.
Noté que su mirada mostraba nostalgia y me pregunté por qué.
-¿No te gustaría tener un bebé?-le pregunté al tiempo que sus ojos se cruzaban con los míos.
Ella sonrió sutilmente y desvió la mirada hacia la torre Eiffel.
-Por supuesto.-afirmó envuelta en melancolía.-Es solo que…-dudó unos momentos y luego prosiguió.-Es solo que mi madre tuvo muchos problemas para tener hijos. Yo fui la excepción, pero tenerme le costó la muerte y yo no quiero que me suceda lo mismo…
Me miró y sus ojos brillaban bajo la luz de la luna.
-Pero Kakyuu… eso no debe preocuparte.-traté de animarla.-Hoy en día hay muchísimos buenos doctores y tratamientos. Ni siquiera lo sabes aun… deberías ir con un ginecólogo para que te diga si puedes tenerlos sin problemas y si los hay pues que te diga cómo tratarlo.
-¿Tú crees…?
-Por supuesto que sí. Mañana tengo que ir con el mío, puedes ir conmigo, ¿no quieres?
Kakyuu asintió mientras fijaba su vista en la lejanía.
Nos introdujimos al departamento nuevamente y nos despedimos para dormir. Durante toda la noche Seiya y yo platicamos sobre nuestra experiencia y ambos estábamos muy contentos. Fue entonces cuando por primera vez sentimos que mi bebé se movía. Tanto Seiya como yo nos volvimos locos.
-Puedo asegurar que será niño.-me besó en la mejilla.
-¡No! Será niña y tan fuerte como yo.
-Te digo que puedo sentirlo, amor, será un fuerte hombre, como su padre.
Al siguiente día cuando desperté, Seiya y mi padre habían salido muy temprano. Kakyuu y yo desayunamos juntas y nos alistamos para ir al ginecólogo. El doctor era un hombre maduro americano que vivía en París desde hacía ya diez años. Era uno de los médicos más prestigiosos del mundo y era muy bueno. Me acomodó para realizarme el ultrasonido de rutina y fue entonces cuando mi corazón se colapsó mientras Kakyuu me sostenía la mano.
-Muchas felicidades, señora Kou.
-¿Qué va a ser, doctor? Dígamelo ya que mi esposo y yo morimos por saberlo.
-¿Qué quiere usted que sea?-preguntó mientras paseaba el artefacto por mi panza.
-Niña.-dije rápidamente.
-Pero el papá quiere un niño.-dijo Kakyuu divertida.
-Pues ya no se tendrán que preocupar.-respondió el doctor mientras sonreía ampliamente y me ofrecía una vista de mi futuro.
-Usted tendrá gemelos, señora Kou, niño y niña, le reitero mis felicitaciones.
Kakyuu y yo nos miramos sorprendidas y luego comenzamos a reír desenfrenadamente. Una vez me bajó de la camilla y nos acomodamos frente al escritorio, le pregunté qué sucedía.
-¿Cómo pudo pasar?-quise saber aún sorprendida.
-Es complicado, señora Kou, ya que cuando alguien tiene gemelos se implica mucho la genética. Probablemente alguno de sus abuelos, o los de su esposo, tenían gemelos y heredaron los genes. Normalmente cuando una mujer va a tener gemelos, es muy difícil saberlo al principio hasta que ambos han crecido suficiente para verse reflejados en la pantalla.-sonrió.-Usted tuvo suerte y ahora tendrá a dos hermosos bebés. No se tendrán que pelear su esposo y usted.-bromeó.
Aun sin creerlo procedimos a invadir de preguntar al doctor con respecto al problema de Kakyuu. El doctor procedió a hacerle una serie de preguntas y luego le mandó a sacarse sangre y a revisarla físicamente. Luego de un par de horas ahí metidas, una enfermera irrumpió en el consultorio con un sobre en las manos y se lo entregó al doctor. Mientras Kakyuu y yo bebíamos un poco de té, el doctor leía cuidadosamente los resultados de Kakyuu para saber de una vez si podía o no tener hijos sin problemas. El doctor alzó la vista y nos miró a ambas divertido.
-Vaya, vaya.-dijo mientras cerraba el sobre y se lo entregaba a Kakyuu.-Parece ser que ya no será necesario tanto tratamiento.
-¿A qué se refiere?-preguntó Kakyuu confundida.
-A que tendremos otro bebé en la familia.-puntualizó.
Kakyuu dibujó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro y comenzó a llorar sin parar. Yo la abracé y le arrebaté el sobre de sus manos para leerlo con mis propios ojos.
-Tiene poco más de dos meses de embarazo, ¿cómo es que no se había dado cuenta?
-Pero es que he tenido mi periodo…-dijo limpiándose las lágrimas.
-Eso es algo muy común, y es por eso mismo que muchas mujeres no tienen los cuidados necesarios al comienzo de su embarazo. Por el historial de su madre y por las pruebas que le hice, tendré que recetarle un ligero tratamiento para prevenir, pero no tiene nada de qué preocuparse. Si se cuida bien, come adecuadamente y sigue el tratamiento correctamente, su bebé nacerá perfectamente y sin complicaciones en Noviembre.-sonrió.-Parece ser que tanto sus gemelos como el pequeño nuevo podrán jugar porque serán de la misma edad.
-Eso es algo sensacional.-dije mientras miraba a Kakyuu.- ¡Tendremos bebés de la misma edad!
Kakyuu volvió a llorar mientras sonreía y entonces nos despedimos del doctor. Regresamos al departamento totalmente felices y sorprendidas. Cuando entramos, mi padre y Seiya disponían la mesa para comer. Ambos nos miraron extrañados e intercambiaron miradas de reprobación.
-Muy bien, Kakyuu, ¿empiezas tú o yo?-sonreí.
-Empieza tú.
-Bien… no sé cómo decir esto pero… ¡voy a tener gemelos!
Seiya abrió los ojos como platos y mi padre solo se limitó a reír a carcajadas.
-¿Gemelos?-preguntó Seiya incrédulo.-Pero… cómo…
-Niño y niña, amor.-dije besándolo.-No tendremos que discutir porque cada uno tendremos lo que queríamos.-reí.
Seiya me abrazó fuertemente y luego se separó de mí.
-¡Vaya! ¡gemelos! Pero ya habíamos comprado todo para uno… ahora tendremos que compras otra cuna, más ropa, más juguetes…-comenzó a decir totalmente emocionado.
-Claro que sí, cariño, pero ahora Kakyuu tiene otra noticia que dar.-dije.
-Solo falta que me diga que voy a ser padre por segunda vez.-bromeó mi padre.
Tanto Kakyuu como yo nos miramos en silencio y fue entonces cuando mi padre se puso de pie.
-Qué… ¿es eso cierto?-preguntó totalmente incrédulo.
Kakyuu asintió lentamente mientras mi padre la atraía a su cuerpo y derramaba un par de lágrimas.
-Voy… a tener un hijo…-sonrió.-Kakyuu… muchas muchas gracias.-dijo abrazándola.
-Yo estoy mucho más feliz, Kenji, no puedo creerlo…
Después de todas las sorpresas, nos sentamos a comer y nos dedicamos a planear cómo decoraríamos y qué habitación de la mansión Tsukino iba a ser destinada para el nuevo Tsukino. Se nos pasó el día planeando, charlando, riendo… nos retiramos a dormir y al siguiente día mi padre y Kakyuu se despidieron porque tenían que regresar a Japón. Los llevamos al aeropuerto y nos despedimos felizmente. Prometimos ir dentro de dos meses y le pedí a Kakyuu que me llamara para saber cómo iba el embarazo.
Seiya y yo regresamos a casa en el auto, tomados de la mano y escuchando música. Ni él ni yo podíamos creer las nuevas noticias y todo lo que había pasado el fin de semana y cuando llegamos a casa nos echamos sobre la cama a descansar. Seiya me miraba como si fuera la primera vez que lo hacía y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lo besé tiernamente en los labios y me aferré a él. Seiya colocó sus manos sobre mi barriga y reposó su cabeza en la mía.
-Ikuko y Kenji van a ser muy felices aquí, mi amor. Aprenderán francés, japonés, inglés… -meditó Seiya.
-¿Estás muy feliz, cierto?
-No imaginas cuanto.-respondió rápidamente.-Pero soy más feliz de tenerte aquí y de saber que toda mi vida, cada segundo, minuto y hora de ella la voy a pasar a tu lado. Te amo, Serena, y así como te amo a ti voy a amar a nuestros bebés.
-Seiya…-alcancé a decir antes de que su boca capturara la mía y me robara el aliento.
Sus manos recorrieron sagazmente mi pierna y reposaron en mi muslo. Instintivamente me acomodé mejor para que él me hiciera todo lo que deseara. Yo solo me dediqué a absorber sus labios como si fuera la última vez.
Muchísimas gracias a princessnerak, trinidad, sheleydekou, ross kou, coneja, lili, marie choi, serenity1089, felina, natu, monistar, princesalunar, y a Mafer Chiba:) si me faltó alguien lo siento! pues deben saber que el final ya esta cerca... el próximo capítulo ya será el epílogo y agradezco mucho a todos. Realmente espero que les haya gustado y que lo hayan disfrutado tanto como yo. Si no fuera por ustedes no me animaría a seguir escribiendo. Espero que haya sido todo lo que esperaban y si no pues al menos espero que les haya gustado:) muchas gracias a todas y pues si les gustó esta historia espero que les guste las otras que estoy escribiendo:) pueden pasar a ellas también n.n