Hola :) Dejé el GaLe por un momento para escribir esto. Se supone que es un NaLu, pero todo a su tiempo

Disclaimer: Fairy Tail es propiedad del Maestro Hiro Mashima


Somos Diferentes

Él se levantó pesadamente, saliendo de entre las sábanas, apagando de golpe el despertador. Caminó hasta el closet, sacó una muda de ropa limpia y entró al baño, aún somnoliento. Ella envolvía un emparedado de queso junto a una cajita de jugo de manzana en una pequeña lonchera. Él se puso la chaqueta sobre una camisa negra, tapando su cuello con una bufanda blanca. Ella levantaba todo su cabello, ajustando una cinta azul sobre la coleta recién hecha. Él puso un beso delicado sobre los labios de una mujer albina que aún dormía y salió a la calle con mucha prisa, teniendo cuidado de cerrar adecuadamente la puerta blanca de la entrada, quitó la alarma del Corvette C6 negro estacionado frente a su casa, subió y arrancó con bastante velocidad. Del otro lado de la ciudad, de un edificio desgastado, ella salió tomando de la mano a una pequeña niña peli azul que meneaba adelante y atrás una lonchera; dirigiéndose a la parada del autobús. Minutos después, agitaba la mano como despedida, viendo a la alegre niña alejarse dentro del transporte escolar. Dobló la esquina con una mochila en el hombro y caminó calmadamente hasta la universidad. Pasó por un puesto de revistas, donde saludó al dependiente y leyó con rapidez el titular de uno de los diarios. Dragneel ascendido. Bufó pensando que ese tal Dragneel debía ser otro del montón, vagos idiotas que por no estudiar terminaban siendo promovidos como detectives policiales. Más debajo de esta, leyó otra nota: Un robo más, la policía ha nombrado al causante "El mago de las mil llaves". Esta vez, rió un poco. Miró el reloj del supermercado del frente. Diez y las ocho. Debía apresurase para no llegar tarde a su clase.


-¡Hey Dragneel! ¿Cómo está mi detective favorito?

-Cállate Gray, ya siento que la cabeza me va a explotar como para soportar tus gritos.

Entró a la oficina con un vaso térmico lleno de café y cara de pocos amigos. Un hombre de cabello azul oscuro y camisa ceñida al cuerpo permanecía sentado en un sillón con los pies sobre el escritorio. El hombre del café cerró la puerta de su recién asignada oficina y se sentó frente a quien lo saludó. Gray, miró su cara con una sonrisa burlona en el rostro.

-¿Qué tal la fiesta de anoche?

-¡Ja!-Dio un largo sorbo a su café- Divertida, claro está ¿Qué más se podía esperar de mí?

-Nunca lo dudé Natsu, pero tu cara-hizo un círculo con el dedo índice- Grita que quiere dormir.

-Mi cara, mi cuerpo… mi cerebro- Se llevó una mano a la cabeza.- ¿Por qué te fuiste tan temprano anoche?

-No era mi fiesta y digamos que existimos los que necesitamos dormir bastante.

-¿En la casa de quién?

Arqueó una ceja manteniendo la sonrisa de antes.

-No estoy aquí para contarte los detalles acerca de dónde dormí, sino por algo más importante- Azotó un diario sobre el escritorio. Natsu leyó el titular.

-¿La fiesta en un diario? ¿Es lo importante?

Gray puso los ojos en blanco por un instante.

-No seas idiota.-Se sentó correctamente y señaló más debajo de la fotografía donde aparecía Natsu, una mujer de cabello blanco y un anciano medio calvo.-Hablo de esto.

-¿El ladrón? Pero eso no es de mi competencia…

-Ahora sí-Una pelirroja con blusa blanca y falda índigo estaba recargada en el marco de la puerta, leyendo un fajo de papeles.

-¿¡Qué dices?!-Gray Estaba sorprendido.

-Erza… eso era trabajo de Hibiki y no mío.

-Pero Hibiki no es el nuevo detective.-Dejó los papeles en el escritorio, sobre el diario.- Gildarts me dijo que te trajera esto.-Gray se abalanzó sobre el folder repleto de hojas.

-¿Cómo diablos le dan a este inútil un caso importante?

-Podrías ser el favorito del jefe y ¡Oh! También estar casado con la nieta del alcalde, no sé- Erza revolvía el cabello oscuro de Gray.

-No quiero tus bromas ahora Titania.

-Anda Gray, de todas formas trabajas con Natsu- Los miró a ambos con una sonrisa- A menos que quisieras que te reubicara.

-Erza-Natsu frotaba sus sienes con las yemas de los dedos.- ¿Podrías dejarnos solos? Debemos planear la logística de nuestra investigación.

-De acuerdo chicos-golpeo con fuerza la cabeza de Gray y rio, por lo que el pelinegro se frotó la nuca. La mujer salió por la puerta, tarareando una canción.

-Esto apesta- El nuevo detective recostó la frente en el escritorio.

-¿Y tienes de otra?

Levantó un poco la cabeza con cara de resignación y volvió a su posición anterior.


Miraba al cielo tirada sobre el pasto. El tenue sol alumbraba su piel y su rubio cabello. Suspiró y cerró los ojos un momento. Sólo un momento…

-Buen día Lucy.

-¿Levy? No esperaba que vinieras hoy a la escuela- La chica recién llegada se sentó junto a su compañera, que hizo lo mismo.

-Era una fiesta y ya, no esperabas que Gajeel quisiera pasar toda la noche ahí. La verdad, estuvo aburrida.

-¿Puedo saber por qué?

-¿Sabes que celebramos?

-Sí- arrancaba un poco de pasto don la mano derecha- Pero sé que él siempre da buenas fiestas.

-Buenas fiestas para él. Es un vanidoso soberbio-Resopló- Me fastidia tanto la idea de compartir un espacio con él.

-No debe ser tan malo Levy.

-Lo es, créeme.

-Tómalo como un sacrificio. Si quieres a Gajeel debes aceptar a su hermano.

El viento llevó frente a ellas algunas hojas caídas de los árboles. Lucy suspiró profundamente.

-¿Estás bien Lucy?

-Sí, pero estoy algo cansada.

-Deberías buscar un trabajo por la tarde, así podrías dormir bien por las noches.

-No lo creo Levy-Abrazó sus piernas junto a su pecho-Trabajar en las noches me da tiempo para estar con Wendy. Además, sólo son algunas horas.

-¡Pero pones en riesgo tu vida!-Levy se arrojó para abrazar a su amiga-No quiero que te pase nada malo.

-Levy… No lo hago por mí, sino por Wendy.

La peli azul besó la mejilla de su amiga y le talló con cariño la cabeza. Era más alta, mayor en edad, más madura emocionalmente, sin embargo ella quería protegerla. Lucy y su hermana menor, Wendy, perdieron a sus padres en un trágico incendio. Lo perdieron todo: casa, dinero, familia… Desde entonces Lucy tomó toda la responsabilidad de cuidar a su hermanita y de ella misma, aún siendo menor de edad. Trabajó duro y no se dejó vencer. Faltaba un año para que terminaran la universidad y Lucy estudiaba arduamente para mantener su beca. Era una chica extraordinaria, pero Levy esperaba que ella dejara ese trabajo de noche en el restaurante de sushi. Llegaba cansada a diario, ojerosa, pero con ánimos únicos e incansables de seguir estudiando. Era un ejemplo para cualquiera.

-Bueno, bueno. Yo no sé qué hacemos aquí en lugar de estar en clase.

-La profesora se reportó enferma. Viene aquí a intentar dormir un poco.

-Pues ya que lo dices, no me caería mal una pequeña siesta.-Ambas se acostaron en el pasto, mirando el cielo bastante nublado sobre ellas.- ¿Lucy?

-¿Qué pasa?

-Te quiero-Lucy miró a Levy con ternura

-También te quiero Levy.


-¡12 robos en lo que va del año! ¡12 malditos robos! ¡Y ustedes pelmazos, no han podido agarrar al maldito ladrón!

Gildarts Clive, el jefe de policía de la ciudad, andaba de un lado al otro de su amplia y costosa oficina, gritando y maldiciendo a los hombres posados frente a él. De pie, el equipo de investigación privada, Los Trimens; frente a ellos el dúo formado por Natsu Dragneel y Gray Fullbuster. Del lado izquierdo de Gildarts, sentada en una esquina con las piernas cruzadas y mirada de burla yacía la pelirroja Erza Scarlet, secretaría del Jefe Policial, investigadora de elite cuyo trabajo dejaba boquiabierto a cualquiera. En sus manos sostenía el último informe de robo, ocurrido anoche a una importante burócrata que amenazaba el puesto de Gildarts si no era recuperado su costoso y único collar con una perla peregrina.

-Señor, hemos investigado con mucho cuidado, el ladrón nunca deja huellas de su robo, lo hace en completo silencio y no fuerza ninguna cerradura.

-¡Cierra la boca Lates! ¡No me digas cosas que ya todos sabemos!- recargó un mano en el escritorio y puso la otra en su cara.-Este robo me puede costar el puesto ¿Saben lo que esto significa?

Silencio

-¡¿Saben lo que esto significa?!

Gray tomó la palabra bastante dudoso

-¿Qué ya no serás nuestro jefe?

-¡Que nos vamos todos, idiotas!

Gray tragó en seco al sentir el aliento de Gildarts sobre su rostro, gritándole.

-¡Y tú! – Señaló a Natsu con el dedo justo entre sus ojos-No me hagas quedar en ridículo. Así tengas que secar el mar quiero que encuentres a esa basura ¿Entendiste?

-Sí señor

-¡¿Entendieron todos?!

-¡Si señor!- se escuchó la respuesta al unísono.

-¡Largo de aquí!- Salieron los cinco hombres en silencio. Sintió una mano sobre su hombro. Era Erza.

-¿Seguro que no quieres que me meta en esto?

-No Scarlet, tú no. Confío en Dragneel, sé que puede con esto, aunque espero que pueda resolver el caso antes de mi salida de aquí.-Erza lo miró de reojo y suspiró con resignación.


Lucy estaba sentada frente al computador escribiendo a toda prisa, copiando desesperadamente la información de un libro, en completo silencio, refugiada en un cubículo de la biblioteca. Pasaba del medio día y podía escuchar a su estómago rugir de hambre. Puso su mano sobre el abdomen, sacudió la cabeza para volver a concentrarse y continuó con su labor. Bostezó. No, definitivamente no sentía ganas de continuar. Escuchó que unos pasos se detuvieron detrás de ella. Por la pantalla distinguió el reflejo de su mejor amiga.

-Sabía que estarías aquí.

-No por mucho-cerró de golpe el libro que ocupaba y comenzó a recoger las cosas de ella-Debo apresurarme para llegar a comer con Wendy-Se puso de pie apagando el monitor.

-Deja que te lleve entonces, me quedas de paso- dijo Levy sonriéndole a la rubia.

-Levy, tú vives del otro lado de la ciudad.

-Pero hoy me toca llevarte a tu casa, además- La tomó de la mano- Debo pasar por Gajeel a la morgue y eso sí me queda de paso.

Lucy le sonrió y la siguió hasta su auto. Subieron y Levy arrancó despacio, tomando mayor rapidez al estar en la avenida principal. Las calles emanaban el calor del medio día, lleno de autos que andaban con prisa, característica de la hora del almuerzo, gente caminando por todos lados, vendedores ambulantes y uno que otro percance producido por las obras de reparación de las avenidas. Dobló a la izquierda en la esquina de una tienda de abarrotes, para estacionarse frente a un viejo edificio de tres plantas, con escalones en la entrada y una barandilla bastante oxidada.

-Servida señorita-Lucy se quitaba el cinturón de seguridad para bajar-¡Ah, Lucy! No olvides que te comenté de la fiesta de cumpleaños de Gajeel este viernes.

-Levy, ya te dije que no creo ir.

-¡Por favor! Sólo será un momentito, te vas a divertir, trabajas mucho y luego la escuela y Wendy-suspiró-necesitas un descanso de todo eso.

Puso su mano sobre el brazo de la rubia en señal de comprensión. Levy no podría comprenderla del todo, ya que ella a diferencia de Lucy, tenía a sus hermanos que se encargaban de todo lo económico que a ella le faltara.

-Solo un momento Levy-dijo con resignación Lucy.

-¿Lo prometes?

Lucy se bajo del auto e hizo una marca de cruz sobre su pecho del lado izquierdo con el meñique.

-Lo prometo.

-¡Así me gusta!- Y la peli azul le guiñó el ojo mientras tomaba de nuevo velocidad por las calles.

Lucy sonrió. Dio la vuelta, entró en el edificio y comenzó a subir los escalones hasta el segundo piso. Dobló por la izquierda y sacó una llave que en seguida introdujo dentro de una cerradura, giró el pomo y encontró una pequeña niña sentada, ocupada en leer un libro, que en cuanto notó su llegada se abalanzó a sus brazos.

-¡Lucynee-chan!-Aún con el abrazo, talló su cabeza con ternura.

-Hola Wendy, ¿Qué tal te fue en la escuela?

La niña comenzó a platicar, haciendo gestos y movimientos extraños con las manos, tal como si describiera un ataque alienígena en lugar de un día común de escuela. Lucy por su parte, comenzó a sacar algunos ingredientes de la nevera, dispuesta a preparar la comida para ambas.


Era de noche. Una mujer de cabello blanco y corto, con un hermoso vestido de flores lilas, permanecía sentada en la mesa de un lujoso restaurante, rodeando con su dedo el borde de una copa de agua que yacía en la mesa. Daba la espalda a la ventana, donde se veía el desfile de autos que transitaban en esa bella noche de junio. Miró su reloj. Faltaban cinco minutos para la cita. Ella estaba allí temprano, precavida por el tráfico tomó el taxi con demasiado tiempo de antelación. Apretó sus labios perfectamente maquillados con un lipstick rosa pálido. Ignoraba lo que pasaba afuera, el ensordecedor ruido de los cláxones que era sustituido por la bella música en vivo de violines. Salió de sus pensamientos cuando un camarero le ofreció una copa de vino. Negó con la palma de la mano y miró a ambos lados esperando que ya no estuviera sola. Y lo vio. Un hombre alto, de muy buen cuerpo, enfundado en unos pantalones de vestir y chaqueta de cuero, con una enorme sonrisa y el cabello rosa; caminaba tranquilo hacia ella, quién ya tenía también una preciosa sonrisa en el rostro. Él se acercó delicadamente al rostro de ella y depositó un suave beso en sus labios.

-Buenas noches señora Dragneel.

-Buenas noches señor Detective.

Él tomó asiento frente a ella, haciendo una seña al camarero para que sirviera los platos.

-Me supongo que ya has ordenado.

-Supones bien-entrelazaron sus dedos sobre la mesa.- ¿Qué tal las pesquisas el día de hoy?

Natsu resopló.

-Horrible-dio un sorbo a su recién servida copa de vino tinto-Gildarts nos ha reprendido severamente, por el robo ese de la mujer que sucedió anoche. Como te lo he dicho, ya estoy encargado del caso sobre ese ladronzuelo.

-Yo no me atrevería a llamarlo así-un hombre dejó un par de platillos sobre la mesa. Natsu de dispuso a comer-Después de todo, tiene a todo el departamento de policía detrás de él.

-Eso no le quita la poca monta que tiene el fulano ese-Natsu hizo ciertos movimientos con el tenedor que sostenía su mano, como si dibujara la silueta de alguien.

-¿Poca monta?-Ella le habló con sarcasmo- Te recuerdo que ha cometido más de 10 robos de joyería y bancos en la ciudad y sus alrededores en tan solo seis meses, que nunca le han visto siquiera la forma que tiene y nunca ha dejado ni pista ni testigos. Es como un fantasma.

-Por eso los estúpidos reporteros le han llamado el mago de las mil Llaves. Nunca ha forzado ni una sola de las cerraduras que ha tenido en frente. Y ahora es un caso todo mío.

-Y yo sé que tú podrás resolverlo. Confió en ti, amor.

Se miraron por un rato directo a los ojos, hasta que un celular comenzó a sonar insistentemente. Natsu atendió enseguida. Luego, con una expresión molesta, dejó el teléfono en la mesa.

-¿Qué pasa?-La albina preguntó con preocupación.

-Querrás matarme, pero me tengo que ir.-Hizo un gesto al camarero para pedir la cuenta.-Te llevo a casa Lissana.

-Está bien, no te preocupes ¿Vas a la estación?

-Sí- Se puso de pie y caminó hasta el asiento de su esposa para ayudarla a levantarse.

-Entonces, llévame a Casa de Mira, te queda más cerca.

-Como quieras.-Tomó su mano y salieron juntos.

Minutos después, Natsu manejaba solo. Era tarde, cerca de la media noche y sus ojos estaban por cerrarse. Y pensar que apenas llevaba una semana en ese empleo de bazofia. Avanzaba con cautela, hasta que en un cruce, no miró adecuadamente el semáforo que se ponía en rojo, por lo que casi arrolla a una chica rubia que cruzaba la calle. Frenó con apremio, escuchando el derrape de las llantas sobre el asfalto. La chica golpeo el auto con fuerza y enojo.

-¡Imbécil!-Se acercó a la ventanilla del conductor-¡Pero que no ves el semáforo!

Ella le señaló con fuerza el aparato que colgaba de un poste sobre la avenida.

-Lo siento mucho señorita, de verdad, espero no haberla lastimado.-El miró el escote de la chica, donde tenía una placa pequeña que decía "Lucy"- ¿Puedo llevarla a dónde vaya, señorita Lucy?

-No me subo a coches con extraños-se alejó un poco y cubrió la placa con su mano-Mucho menos a autos de policías.

Él la miró alejarse por el espejo retrovisor. Una chica como otras. Aunque con muy buen cuerpo también. Y lo más importante: con una enigmática actitud. Se encogió de hombros y se lamentó el no verla de nuevo. Miró el semáforo en verde y pisó con fuerza el acelerador.


Bueno, espero que les guste ^^ Se agradecen todos sus comentarios, críticas y aclaraciones. Un beso, ¡Abur!