EL MALDITO BLAISE

El video que hizo el cara-rajada solo había logrado que saltaran dudas sobre él. ¿De verdad lo odiaba tanto? ¿Quisiera verlo quemado? ¿Por qué simplemente no lo dejo en la Sala de los Menesteres a su suerte?

Pero sin duda, lo que más atormentaba a su mente era ¿Qué le había pasado a San Potter? ¿Cuándo había dejado de ser un santo para convertirse en un cabrón? Los Malfoy no cotillean pero aquel video lo orilló a averiguar cosas que no sabía de Harry Potter y que obviamente necesitaba saber para usarlas en su contra. Le hizo una visita por la madrugada a un "ocupado" Blaise exigiéndole su presencia inmediata o le daría una patada como la de la mañana.

-Maldita sea Draco, no puedo aguantar dos estupideces tuyas en el mismo día- masculló el moreno apoyándose en el marco de la puerta de la habitación completamente desnudo. El rubio lo miró escandalizado.

-¡Por Merlín Blaise! Cúbrete tus vergüenzas y corre a tu amiguito que tenemos cosas que hacer...- desvió su mirada, completamente incomodo. Ese Blaise y su manía de enseñarle la polla a todo el mundo. Era un playboy y lo seguiría siendo pero ¿ser tan impúdico? ¿Y enfrente de un Malfoy? No señor.

Zabini blasfemó por lo bajo y se metió a su habitación. No podía negarle nada a Draco y no sabía por que. Se imaginaba que el muy cabrón había usado una poción para ponerlo a sus pies y es que si era capaz de hacerlo, Malfoy era muy hijo de puta.

El moreno sonrió divinamente a su acompañante nocturno- Lo siento lindura. Pero mi jefe es un maldito psicótico – dijo con voz un poco más alta de lo normal para que Draco escuchara.- Y me necesita con él, de inmediato...

-Oh... ¿podremos vernos otra vez?

-Por supuesto. Hay una chimenea oculta tras esa puerta. Estuviste fenomenal.- Se dio la vuelta y cogió unos pantalones pijama. De inmediato salió de su habitación. Draco lo miraba divertido mientras ambos escuchaban la dirección a la cual el chico se había ido.

-Por fin-dijo Draco mientras se sentaba a sus anchas en el amplio sillón de Blaise. Lo miró directamente a los ojos, curioso. El moreno le devolvió la mirada.

-¿Por qué le llame Harry?- preguntó al azar Blaise. Había tenido razón pues notó como Draco se tensaba por completo. A veces, su amigo resultaba ser un libro abierto y eso le divertía, no tanto como el puntapié que le metió por la mañana, pensó, mientras se permitía sonreír triunfante.

Caminó hasta el sillón y se sentó a su lado. Su jefe olía como a licor. Arrugó la nariz y pellizcó al rubio en un costado. Este, le dio un codazo en las costillas. Estaba impaciente. – Bien Draco. Para empezar, debes saber que me he enrollado con Potter hace unos años. Nada importante, como lo de esta noche- canturreó feliz, observando como los rasgos del rubio se descomponían de un segundo a otro. Él siempre había estado seguro que Draco Malfoy ocultaba algo con respecto a Potter pero nunca se atrevió a preguntar más por precaución que por miedo. La máscara de indiferencia cubrió nuevamente el rostro del rubio.

-Debí imaginarlo. Potter está hecho toda una loca...

-Fui el pasivo.- interrumpió Blaise, como si no fuera la gran cosa. Draco abrió los ojos y mucho. Eso no se lo esperaba. Se removió incomodo al lado de Blaise. Le molestaba sobremanera haber pasado tanto tiempo de su vida enamorado de Harry Potter pero incapaz de hacer un solo movimiento para que el maldito de su mejor amigo se hubiese enredado con él antes, tan fácil y rápido como eso sonaba. – De ahí todo quedó en una bonita amistad, unos tragos de vez en cuando y eso. Nada de cosas complicadas. Te sorprenderías de saber cosas de ese Gryffindor, Draco-

Pero el rubio estaba mudo. No cabía en su mente la posibilidad de que su mejor amigo al mismo tiempo fuera amigo de la persona que amó durante tanto tiempo en secreto, en silencio y con todo el dolor que eso conlleva. Nunca se había atrevido siquiera a pensar en tener una charla con Potter, mucho menos irse de tragos con él. Su cabeza estaba hecha un caos y tenía que comportarse ya. Por que si Blaise lo conocía tanto como sonaba, entonces tenía que actuar.

-¿Y no tendrás información más relevante que tu polvo con él?- intentó sonar socarrón, la verdad es que había sido todo menos eso. Incluso, se atrevió a pensar el moreno, había sonado celoso.

Blaise se levantó del sillón y rebuscó entre sus estantes. Le pasó a Draco unos cuantos ejemplares de revistas y periódicos que hablaban del héroe. El rubio los miró, con una ceja en alto. ¿Po que demonios Blaise tenía tantas cosas de Potter? Comenzaba a sentirse paranoico y pensaba que lo de Potter con él no había sido simplemente cosa de una noche.

Aún así, con todo y la bruma de pensamientos azotando su mente decidió mirar algunos artículos.

De como se había convertido en el héroe adolescente que Draco tanto odiaba y amaba al mismo tiempo; Su regreso triunfante a cursar séptimo grado, graduándose con honores, entrando de inmediato a la escuela de Aurores...todas esas malditas cosas que sí sabía y que eran obvias. ¡Era un estúpido Gryffindor! ¡No se podía esperar más de él!

-Jefe de aurores, misiones peligrosas...bla, bla, bla- Draco rodó los ojos preguntándose por que Potter añoraba estar rodeado de toda esa mierda peligrosa en lugar de haberse tomado 10 años sabáticos y luego mandar al diablo todo y forjarse un nuevo camino. "Conmigo, pudo ser. Pero por supuesto, Blaise tenía que ser primero" pensó y luego se abofeteó mentalmente. Un Malfoy completamente ido por un pelele con complejo de héroe piro maniático y sintiendo celos de su mejor amigo. Tomó una gran bocanada de aire; Continuó rebuscando información pasando casi de largo su romance con la frígida Weasley, su matrimonio con la misma y...

Su divorcio.

¡Y él que se creía el más hijo de puta en Londres Mágico! Si el maldito enfermo de Potter se había divorciado de la insufrible Weaselette mientras esta esperaba un hijo de ambos y encima le había exigido la tutela exclusiva en cuanto el infante naciera. Draco buscó la fecha de a noticia. Tenía más de dos años de publicada.

¿En qué clase de persona se había convertido Potter? ¿En un Slytherin, acaso?

Miró a Blaise, curioso. Su enojo ya había bajado un poco. No tenía por que sentirse celoso de Zabini si Potter se lo había tirado. Eran adultos y él podía con eso.

En este punto, Blaise estaba casi dormido sobre una mesa. Se talló los ojos y dio un gran bostezo.

– Tengo suscripción a esas publicaciones Draco. No soy algún tipo de maniático.- Dijo, ante la gran mirada de confusión en el rubio.- Sinceramente, no sé por que reaccionaste así.

El rubio le dedicó una mirada comprensiva y decidió que ya sabía lo suficiente por esa noche, estaba cansado. – Blaise, estoy sorprendido de que Potter tenga habilidad para interpretar algo como eso...- dijo, mientras se levantaba y caminaba hacía la chimenea. – Me dolió por que, después de tanto tiempo de estar enamorado de ese imbécil lo único que recibo es un video donde me convierte en cenizas. Mansión Malfoy- susurró apenas y echó un poco de polvos flú por encima. Desapareció.

Blaise Zabini se había quedado atónito.

-Merlín, ahora sé por que...-

Y así fue como le llegó la luz del alba a Draco, así fue como se encontró así mismo admirando el paisaje con la mirada perdida, completamente absorto en sus pensamientos. No se creía todavía haberle confesado a alguien lo que sentía por Potter. Y una mierda que estaba cansado lo que realmente sentía era furia y vergüenza por admitir aquello.

-Maldito Blaise- concluyó mientras cerraba las cortinas de su despacho y andaba con paso veloz fuera de él. Tenía que trabajar, después de todo, las cuentas no se pagaban solas.

Draco era su socio, era su jefe pero también era su mejor amigo. Y no podía simplemente seguir viviendo con la idea de que le había ocasionado algún tipo de daño cerebral, más del que tenía. Sonrió débilmente. Y se sintió completamente mal por el rubio. Ahora comprendía por que había reaccionado de esa manera, no era la acción la que lo había shockeado era la persona que lo realizaba. Respiró hondo.

Iba a ser un día muy largo.

-Eso de llevarme con un Gryffindor me está volviendo un maldito sensible- ingresó a su chimenea. Soltó los polvos flú encima murmurando "Ministerio".

Harry estaba como siempre, atascado con papeleo. Lo odiaba. Simplemente lo odiaba. No creía necesario rellenar 5 pergaminos por casos relativamente estúpidos. Estaba muy estresado y le comenzaba a doler la cabeza cuando las protecciones vibraron y enseguida, un mago de piel oscura entraba a su oficina.

-¡Harry! ¡Tiempo sin vernos!- saludó Blaise con una media sonrisa y estrechó la mano del auror que lo recibía con la misma medida.

-¡Blaise, que sorpresa! ¡Aún no me repongo de nuestra última borrachera!- dijo el azabache mientras soltaba una pequeña risa- ¡Y eso que fue hace un mes!- sonrió encantadoramente- Dime ¿en que te puedo ayudar?

El moreno jaló un poco de aire.- Vi tu último video – desvió un poco la mirada- Se lo mostré a Draco...

-Oh. Supongo que fue el único al que accedió por que aparece él ¿me equivoco?- esbozó una sonrisa más bien, pequeña.- ¿Qué ha dicho?

Zabini tosió nervioso.- Bueno...lo ha malinterpretado. No dudo en que venga a hechizarte más tarde.- hizo un ademán de restarle importancia- Hizo una pataleta terrible y me ha puesto un puntapié que...-

-¡No! ¡Yo no lo hice con esa intención!- interrumpió abruptamente Harry pegando con las palmas en la mesa- ¡Tú sabes por que lo hice! ¡Necesitaba liberarme!

-Harry, no te estreses tú también...suficiente con soportar a Draco- indicó Zabini, ahora previniéndose de un arranque de nervios de parte del auror. "Gryffindors" pensó mientras movía la cabeza de un lado a otro, negando esa actitud por parte del jefe de aurores. Iba a añadir algo más viendo que el de ojos verdes se había quedado pensando cuando el sonido de la puerta abriéndose los distrajo a ambos.

-Harry- dijo una señora entrada en años. Era su secretaria, Joan.- Ha llegado una lechuza y no para de picotearme. No sé quien la envía pero parece ansiosa...sabes que no me gustan las lechuzas- la señora medio sonrió, tontamente. A Blaise no le pasaba por la cabeza un mago al que no les gustaran, es decir, ¿tenerle miedo a una lechuza?

-De acuerdo...-se dirigió hacia Blaise- Vamos, no tardaré más de un minuto y seguimos con...-una mueca apretada en sus labios, negó con la cabeza y sacudió sus brazos. Que reacción tan curiosa, pensaba el moreno mientras caminaba tras el auror.

La lechuza los miró a ambos y se voló hasta Blaise. Este, se desconcertó.

-Vaya, al parecer era para ti ¿le has dicho a alguien que vendrías?- preguntó Harry amablemente.

-Oh sí- mintió el moreno, al reconocer la firma mágica de aquel pergamino al tomarlo entre sus manos.- Le he dicho a mi madre. Seguramente es para mandarte saludos...-

-Que dulce de su parte- en ese momento, llegaba un Ron Weasley a preguntar algo a su amigo y jefe, para fortuna de Blaise distrayéndolo unos minutos. Abrió el pergamino; leyó las pocas líneas que estaban escritas ahí.

"Blaise, sabes lo que sentía por el imbécil así que actúa con cuidado sino quieres que te llene el culo de crucios y Merlín sabe como te gustaría eso, guarro. Tienes que hacer todo lo que un digno y orgulloso Slytherin haría. Y no llegues tarde a la oficina, idiota."

-Mierda Draco...-sintió como Harry se despedía del Weasley y de inmediato arrugó el pergamino entre sus manos. Le sonrió al auror y caminó hasta su oficina. Harry también le sonrió y ocupó su asiento frente al escritorio. – Efectivamente, mi madre te ha mandado saludos. Pero...- intentó recuperar el tema anterior – Regresando a Draco...- vio como el auror se tensaba en su asiento. –Escucha, sé que el video fue un tipo de liberación para ti. Pero fue cruel, Harry. Fue cruel para él. Siente que todo lo que ha construido empiece a caer debido a tu video...- dramatizó el Slytherin, agachando la mirada.

Harry lo miró sorprendido, escuchando todas y cada una de sus palabras – No fue mi intención. Te lo repito, Blaise. Nunca quise causarle ningún daño. Pero...- midió el peso de sus palabras. – Para mí, fue bueno. Siento como si me hubiera quitado el peso de estar perdiendo el tiempo en alguien que nunca, nunca sentirá lo mismo por mí.- terminó diciendo, muy seguro de sí mismo.

-Entiendo- dijo el moreno mientras se levantaba y caminaba hasta quedar cerca de Harry. Se agachó en sus rodillas y una de sus manos fue a retirar unos mechones de pelo azabache que caían sobre el rostro del auror – Solo que...me sorprende que siendo tú como eres, hayas querido finalizar ese episodio de tu vida de esa manera. Tus videos son graciosos pero ese, en particular me dejó perturbado. Es cierto que – enredó sus finos dedos en el cabello de Harry que lo escuchaba muy atento, como si no quisiera desconectarse de las palabras del moreno; después de todo, Blaise era un buen amigo con quien no tenía que esconder ninguno de sus defectos – tú no eres el mismo de antes pero Draco tampoco – le estaba saliendo excelente, tenía al Gryffindor totalmente ido en sus palabras. Un poco más y obtendría lo que Draco le había exigido en el pergamino. Actuar como un digno Slytherin– Harry ¿por qué no lo intentas una vez en tu vida? No tienes nada que perder y tienes la ventaja de tu tecnología muggle y tus videos y claro, la ventaja de ser tú.- le sonrió mientras se incorporaba y le revolvía los cabellos. – Nos vemos, tengo que trabajar y mi jefe es un puto loco...- hizo ademán de irse pero la mano de Harry lo detuvo por el brazo.

-Vamos- dijo el auror. – Quiero ver si todavía me hace sentir algo ese hijo de puta...

-No te pases Harry, solo yo puedo insultarlo por que después de todo soy yo quien lo pasa mal a su lado- río. Ese Harry, había caído redondito. Podía ser Harry Potter pero nadie, nadie escapaba del influjo de un Slytherin. – Aunque no creo que sea conveniente. Yo podría, si tú quieres, hablar con él. Ya sabes, decirle que quieres que tomen algo y eso...

-Por favor, dile que me disculpe. No sé que estaba pensando.- dijo el auror, estrechando a Blaise en un cálido abrazo. – Y si acepta...podrías decirle que vayamos por unos tragos o algo, no sé...- se separó del moreno y se rascó la nuca, nervioso.

-Por supuesto- Blaise le guiñó un ojo y salió de la oficina de Harry. Seguramente Draco le daba un premio por eso. Es cierto que Harry también era su amigo y tenían muchos años siéndolo pero de alguna manera, Draco siempre estaba antes. Antes de sus amantes, de su familia, de sí mismo.

– Debe ser que el muy cabrón si me dio una poción después de todo...- se apareció en "Draco Essentials" y se dirigió a ver a su jefe. De verdad quería un premio.