Este capítulo va dedicado a Beatriz Riquelme

11

Lecciones sobre el dolor

La isla de Ohara era un completo desastre. Apenas Dragon y su equipo pusieron un pie en tierra, el olor penetrante del papel, la madera y los cadáveres quemados les hizo echarse para atrás, horrorizados.

-Esto no tiene nombre- murmuró Amalia Devon, una de las generalas de la armada revolucionaria-. ¿Cómo han podido destruir una isla completa? ¡Y Ohara, ni más ni menos! ¡Esos desgraciados!

Lin se cubrió la boca cuando su pie chocó contra el cadáver ennegrecido de un niño pequeño y, corriendo hacia unos arbustos quemados, devolvió el contenido de su estómago. Ivanna la observó con una mueca.

Aquel sitio no era precisamente el lugar apropiado para una joven embarazada.

Al escuchar el sonido de las arcadas de Lin, Dragón se obligó a salir de su estado de shock para rodear los hombros de la joven y estrecharla entre sus brazos.

-¿Lin, estás bien?

Ella asintió y lo miró fijamente, diciendo:

-Lo estoy. Pero tú no. Dragón… pareces a punto de quebrarte.

El hombre permaneció en silencio, intentando calmar su ira y odio con el contacto reconfortante de la mujer que amaba. Ella tenía razón. Por primera vez en mucho tiempo, Dragon se sentía aturdido y descompuesto.

Esta vez, el Gobierno había llegado demasiado lejos.

-Sigamos…- dijo levantándose y ayudando a Lin incorporarse-. Pero si te sientes enferma…

-¡No!- repuso echa sacudiendo la cabeza-. Estamos juntos en esto.

Dragón estrechó su mano y asintió.

Todos comenzaron a revisar la isla, dirigiendo sus pasos de forma inconsciente al lugar en el que antes había estado el árbol de la ciencia y la sabiduría. Un árbol cuyo tronco estaba ahora ennegrecido. Muerto como todo lo demás. Dragon se arrodilló junto a la corteza, tocándola con sus dedos y haciendo una expresión de dolor.

Flashback

La mano de su madre sujetaba cálidamente la suya mientras los dos observaban el árbol más hermoso e impresionante que él había visto nunca. Dragon esbozó una amplia sonrisa y su madre se la devolvió, revolviendo con cariño su cabello negro indomable.

-Este es mi sitio favorito del mundo. Y fue donde tu padre y yo nos conocimos.

-¿En serio?

Ella dejó escapar una risita.

-Él había venido buscando a un criminal.

-¿Y qué pasó?

-Pues que entró a la biblioteca y accidentalmente dejé caer todos los libros que estaba ordenando sobre su cabeza. Nunca había visto a un hombre con la cabeza más dura, jajaja.

Dragón también se rió. Sí. Su padre era ese tipo de hombre capaz de resistir una avalancha de libros.

-Te he traído aquí para que conozcas a los arqueólogos y aprendas de ellos- le dijo su madre-. ¡El conocimiento no tiene límites! Nunca dejes de aprender del mundo que te rodea. La gente que muere sin haber aprendido nada más que aquello que estaba al alcance de su nariz me da mucha pena.

-¿Por qué?

-Porque por ignorancia es que los hombres se matan los unos a los otros. El racismo, el clasismo y los prejuicios…, todo eso es el resultado de la ignorancia. No dejes que ella ciegue tu mente, hijo.

Dragón asintió y ambos, madre e hijo, se adentraron en el árbol del conocimiento.

Fin del Flashback

Dragón apoyó la frente contra la quemada corteza y la dejó reposar allí, temblando de impotencia.

Ohara estaba destruida… Destruida por la Buster Call.

Todos los eruditos habían muerto.

-Maldita sea- murmuró. Solo Lin escuchó como se le quebraba la voz-. ¡Maldita sea!

-¡Señor!- gritó alguien de pronto-. ¡Venga! ¡Miren esto!

Dragon se incorporó lentamente y, seguido por Lin, se acercaron al lugar desde donde uno de los revolucionarios le llamaba. Daric corrió hacia ellos con el rostro pálido de sorpresa.

-¿Qué pasa? ¿Hay sobrevivientes?- dijo Dragón, esperanzado.

-Bueno… no exactamente. Tienen que verlo con sus propios ojos.

Dragon y Lin avanzaron hasta lo que parecía ser una enorme laguna, y cuando se dieron cuenta de lo que había en ella, ambos abrieron al máximo los ojos.

-Los libros…- murmuró Dragon, acercándose al borde de la laguna. Bajo el agua, y casi desbordándola, estaban los libros de la biblioteca de Ohara. O al menos una buena parte de ellos. Dragon sintió que le temblaban las piernas-. Ellos... protegieron los libros.

Lin estaba impresionada. No entendía muy bien lo que había ocurrido, pero a juzgar por el rostro sorprendido de Dragon, esos libros eran muy importantes para él. La joven se acercó y, con una sonrisa triste, estrechó sus manos entre las suyas. Él le agradeció aquel gesto profundamente.

-Vamos a llevarnos los libros y a resguardarlos- les dijo Lin a los demás con un brillo de determinación en los ojos-. ¡Estos libros son sobrevivientes!

Todos asintieron sin dudar. Las palabras de Lin fueron extrañamente reconfortantes. Ivanna añadió:

-Bueno ¿Qué esperamos? ¡A sacar los libros de allí y llevarlos a los barcos!

-¡Sí!- gritaron todos alzando sus puños.

Mientras comenzaban a sacar los libros, Lin se dedicó revisar si había algún sobreviviente en la isla. No iba a perder las esperanzas.

Fue entonces cuando reparó en algo extraño.

-¿Hielo?- murmuró, parpadeando. Un enorme montículo de hielo estaba tirado en un extremo alejado de la costa que rodeaba la isla. Lin corrió hacia el lugar, deteniéndose de golpe cuando se dio cuenta, horrorizada, de quien era.

-Saul….- murmuró, palideciendo-. ¡No! ¡Saul, no!

Lin se dio cuenta de que la mitad del cuerpo de Saul –su torso y cabeza- estaba fuera de la gruesa capa de hielo, que había comenzado a derretirse. Sin embargo, cuando Lin quiso comprobar su pulso, la verdad ineludible le hizo sollozar.

Jaguar D. Saul ya no respiraba. Saul estaba muerto.

-¿Quién… quién hizo…?

Lin detuvo sus lamentos cuando observó el hielo. Podría haber sido… ¿Aokiji? ¡No! Lin sacudió la cabeza, sujetándosela con ambas manos. Aokiji y Saul siempre habían sido amigos. Él no podría haber hecho eso. ¡Tenía que haber otra explicación! Pero… ¿por qué Saul estaba allí?

¿Qué había ocurrido en esa isla?

Lin empezaba a marearse de tanto pensar.

-Saul…- murmuró, cayendo de rodillas mientras las lágrimas brotaban de su único ojo- ¿Cómo has podido morir?

Aunque Lin había abandonado la marina, sus amigos siempre seguirían siendo sus amigos, pasase lo que pasase. Y con Saul y los demás había vivido tantas aventuras por el Grand Line. Un hombre tan fuerte como él…, era difícil aceptar que estaba muerto.

Lin se sobresaltó cuando una voz que despreciaba dijo a sus espaldas.

-Me parece asombroso, por decir lo menos, encontrarte aquí a ti precisamente, Read D. Lin.

Ella se volteó frunciendo el ceño.

-¡Akainu!

El hombre la miró con frialdad.

-¿Qué haces en esta isla?

-¿Tú has hecho esto?

-¿Qué cosa? ¿Destruir Ohara o matar a Jaguar D. Saul? Porque a Saul lo mató Kuzan, si te interesa tanto saberlo. Sobre lo del exterminio de Ohara…, bueno, eso era algo que tenía que hacerse.

-¿Qué dices?- murmuró Lin, sintiendo náuseas-. Kuzan… él nunca… nunca habría...

-Él hizo lo correcto: exterminar a un traidor.

Lin abrió al máximo los ojos. Akainu prosiguió:

-Saul estaba ayudando a los arqueólogos de este lugar. Incluso consiguió lo que quería, después de todo. Esa niña, Nico Robin, escapó con vida.

Lin se llevó la mano a la boca, pero reprimió la bilis que ascendía desde su estómago. Su ojo se llenó de rabia. Akainu frunció el ceño cuando sintió que el haki de ella se desbordaba.

Esa mujer siempre había sido tan peligrosa.

-No lo volveré a preguntar ¿qué haces aquí?

-¡No te importa, hijo de puta!

-He visto llegar los barcos de esos… revolucionarios…- la mirada de Akainu se oscureció-. ¿No me dirás que te has unido a ellos, por casualidad?

-Pues sí te lo digo- gruñó Lin, sacando su tridente-. Y no voy a perdonarte por esto. ¡Eres un desgraciado! ¡Matar a gente inocente…! ¿Cómo has caído tan bajo? Y no me creo que Kuzan haya matado a Saul… ¡eres un mentiroso!

-Fueron órdenes exclusivas del Gobierno. Los arqueólogos de este lugar estaban intentando revivir las armas ancestrales. Ese es un delito que se paga con la muerte. Ahora…- el puño de Akainu se convirtió en lava ardiente-… voy a matarte aquí y ahora, muchacha. Eres un peligro para este mundo. ¿Unirte a Monkey D. Dragón después de haber trabajado en la marina? Eso es caer aún más bajo.

Lin se puso en guardia y lo miró con odio.

Akainu atacó.


Dragón se volteó cuando sintió que el haki de Lin se disparaba en oleadas. Junto a él, Daric, Ivanna y Kaito también reaccionaron. Los demás generales de la armada los miraron preocupados.

-¿Pasa algo?

-Ustedes quédense aquí- dijo Dragon-. Terminen de llevar los libros a los barcos y estén atentos a mi señal. Iré a buscar a Lin.

-Hay alguien más aquí- dijo Amalia Devon frunciendo el ceño. Daric apretó la mandíbula.

-Sí. Puedo sentir su presencia sofocante.

Ivanna y Kaito se miraron, asintiendo, y comenzaron a correr detrás de Dragon seguidos por Daric. Fue entonces cuando oyeron un grito espeluznante.

Era un grito que ellos siempre revivirían en sus pesadillas.

El rostro de Dragón se puso lívido.

-¡LIN!

Los cuatro corrieron hacia el lugar desde el cual había provenido el grito. Un hombre alto e imponente tenía el pie sobre el estómago de Lin, apretando sin piedad mientras un charco de sangre brotaba por entre las piernas de la joven. Lin tenía los ojos muy abiertos…

… abiertos de pavor.

Solo Ivanna entendió qué había sucedido. La mujer de cabello verde se llevó la mano a la boca, horrorizada.

Antes de que Akainu pudiera reaccionar, el pie de Daric y el puño de Dragon lo hicieron volar hasta que se golpeó contra una de las rocas de los desfiladeros. Dragon estaba furioso. Aquel hombre maldito… ¿qué hacía allí? Iba a atacar de nuevo cuando los brazos de Daric y Kaito lo retuvieron.

Dragon comprendió al instante lo que sus miradas querían decir.

"Nosotros nos encargamos de él. Ve donde Lin"

Dragon asintió, impotente de rabia, y corrió hacia donde se encontraba desplomada la joven. Sin embargo, antes de que pudiera recogerla entre sus brazos, Ivanna alzó la mirada hacia él, llorando y sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

-Lin- dijo Dragon, arrodillándose junto a ella, aturdido. ¿Por qué había tanta sangre saliendo de entre sus shorts cortos?-. ¿Qué pasa? ¿Qué te hizo ese hombre?

Lin volteó su rostro hacia él y el corazón de Dragon se desplomó cuando vio sus lágrimas. No eran las lágrimas ocasionadas por el dolor físico. Representaban algo más profundo y devastador que eso. Él sostuvo su mano entre las suyas y murmuró, angustiado:

-¿Lin…?

-Lo siento tanto- sollozó la morena mientras su otra mano reposaba sobre su vientre-. ¡Lo siento, Dragón! ¡Fui tan estúpida…!

-¿De qué hablas?

Ella lo miró a los ojos, sin dejar de llorar:

-Yo… estaba esperando a nuestro hijo- el rostro de Dragon perdió el poco color que le quedaba-… pero… Akainu…- Lin apretó la mano en un puño, estrellándola contra el suelo- ¡He sentido como él moría dentro de mí! ¡He dejado morir a nuestro hijo! ¡Fue… fue culpa mía!

Ivanna también lloraba, entendiendo el tipo de dolor que debía estar sintiendo su amiga en esos momentos. Dragon no sabía qué decir.

-Está perdiendo mucha sangre- le dijo Ivanna entonces-. ¡Debo llevarla al barco o podría morir desangrada!

El hombre asintió.

-Sí… por favor, cuida de ella.

-Lo prometo.

Ivanna cogió a Lin suavemente y, sin perder más tiempo, echó a correr. Dragon seguía estando aturdido.

¿Lin había estado esperando un bebé?

Pero ahora esa criatura estaba muerta.

Muerta antes de nacer.

Su hijo… había muerto.

-Lin…-murmuró, la voz rota por la angustia. Aun recordaba el grito desgarrador de ella. Dragon se estremeció de odio.

-Akainu…- masculló, sacando sus armas y entornando los ojos mientras una ola potente de haoshoku haki brotaba de él. El rostro de Dragon parecía el de un demonio-. ¡NUNCA VOY A PERDONARTE ESTO!


Ivanna observó preocupada el rostro de la joven que yacía en la cama de una de las literas del barco. Lin había caído inconsciente poco después de llegar, abrumada por la pérdida de sangre y el dolor de haber perdido a su hijo. Junto a ella, el doctor de la armada, un hombre delgado y joven llamado Bastiak, dijo:

-Estará bien. No morirá por esto.

Ivanna asintió.

-Lo sé. Lin no moriría por una pérdida de sangre.

-Pero… el niño no ha sobrevivido. Tenía poco más de dos meses de gestación. Es una verdadera tragedia, realmente.

Los libros que habían sobrevivido a la masacre estaban todos resguardados en las bodegas de los barcos. Dragon, Kaito y Daric aun no llegaban, aunque desde allí podían ver y oír perfectamente los ruidos provocados por la batalla entre ellos y Akainu.

Ivanna había tenido que apelar a toda su fuerza de voluntad para no permitirles a los demás que fueran a intervenir. Lo que la incluía a ella misma también.

Diez minutos más tarde, los gritos de Daric hicieron que Ivanna saltara de su silla y saliera a la cubierta del barco. Con alivio vio como varios hombres los ayudaban a subir. Aunque cubiertos de heridas, los tres estaban vivos.

-Gracias a Dios…

-¿Qué ha pasado?- les preguntó Amalia Devon.

-Ese tipo… el marine… está inconsciente… quisimos tirarlo al mar… pero su haki creó una especie de barrera y preferimos volver…- explicó Kaito mientras Ivanna lo ayudaba a sentarse-. Es un demonio…

Dragon tenía las manos cubiertas de quemaduras y una fea herida en el hombro. Daric apenas caminaba. Sus piernas eran un desastre.

-Lin… ¿Cómo está Lin?- preguntó Dragon, negándose a ser atendido hasta verla.

-Está inconsciente. Perdió mucha sangre, pero estará bien…, físicamente, al menos- dijo Ivanna girando la cabeza-. Lo siento… por lo de tu hijo.

Todos se quedaron callados, luciendo similares expresiones de pesar. Dragón apretó los dientes mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Sin decir nada, el hombre bajó a la litera donde descansaba Lin y, cerrando suavemente la puerta a sus espaldas, se sentó junto a ella tomando su mano.

-Perdóname por no decírtelo- dijo ella de pronto, sobresaltando a Dragon. ¿Estaba despierta? Lin lo miró con una expresión de inmensa tristeza-. Cuando me enteré de que estaba embarazada…yo tuve miedo… y dudé…

-¿Qué dices, Lin?

Ella sollozó.

-Dudé sobre si tener al niño o no… pero entonces, cuando Akainu me pateó… y lo sentí morir dentro de mí… yo estaba tan arrepentida… ¡lo siento mucho!- la mano de ella se extendió hacia él. Dragón la cogió con fuerza-. ¿Fue un castigo del destino haberlo perdido? ¿Mi castigo por haber tenido miedo?

Dragón negó con la cabeza, y dejando que las lágrimas contenidas cayeran finalmente de sus ojos, besó la frente de Lin, murmurando:

-Todos tenemos miedo. No fue culpa tuya.

-¿No estás… enojado?

Dragón la abrazó suavemente.

-Hemos perdido a nuestro hijo hoy… pero aun nos queda todo el resto de nuestra vida para intentarlo de nuevo. No es el fin, Lin. Te lo prometo.

Ella esbozó una débil sonrisa mientras le devolvía el abrazo. Y allí, en aquella pequeña litera, ambos lamentaron la muerte de la criatura que no tuvo la oportunidad de ver la luz.


Tres días después, cuando los barcos de la armada revolucionaria estaban lejos de Ohara, Lin subió a la cubierta. Todos la miraron con tristeza. Ella, sin embargo, tenía una expresión solemne en su rostro.

La joven caminó en silencio hacia el mascarón de proa, subiéndose a él y extrayendo una daga de su cinturón. Daric se movió hacia adelante, preocupado, pero Dragon lo sujetó negando con la cabeza.

Todos observaron a Lin sin comprender.

La joven miró la inmensidad del mar azul que se extendía frente a ella y luego, cogiendo su largo cabello con la mano izquierda, alzó la daga y lo cortó. Varios dejaron escapar exclamaciones ahogadas, sabiendo lo mucho que Lin había amado su cabello, único símbolo de su vanidad.

Ella sostuvo el cabello cortado y sonrió con tristeza antes de lanzarlo al mar, despidiendo sin palabras la memoria de Jaguar D. Saul y el hijo que había perdido.


2 años después

Por los pasillos subterráneos de una isla sin nombre, una figura avanzó silenciosamente. Tres minutos más tarde se detuvo ante las puertas de una estancia cerrada. El hombre abrió la puerta susurrando una contraseña y entró. Se trataba de un lugar amplio y circular, en cuyo centro se alzaba un árbol de color rojo como la sangre fresca. Sus ramas se extendían hacia todas partes, brillando ligeramente.

El hombre sonrió, extendió la mano, y murmuró:

-Akuma No Ki..., tan magnífico.

Dicho esto, arrancó uno de sus frutos.


Y así hemos llegado al final del capítulo =)

Mi intención era que este capítulo fuera muy largo y naciera Luffy, pero decidí cortarlo por tres razones:

-Quería profundizar la relación de Lin y Dragón. Creo que con este triste evento se unieron incluso más.

-Desde aquí parte oficialmente la segunda parte (y final) de esta historia. Muchas cosas emocionantes, divertidas y tristes pasarán.

-Este capítulo va dedicado a una amiga que perdió a su bebé de seis meses hace unas semanas. Fue muy triste :(

El proximo capítulo estará publicado muy pronto y será muy divertido, ya que tendremos al pequeño Luffy haciendo de las suyas :3! Ah, y perdón de nuevo por no responder los comentarios _ ¡Los estaba respondiendo cuando accidentalmente cerré la ventana y perdí todo lo que había escrito! T_T Fue horrible. Así que los dejo pendientes! Mil perdones!

Espero que les haya gustado! =D Y no se olviden de dejar sus comentarios!