— Vamos, vamos. Tomad asiento, pronto. Aunque ya sólo quede una semana de clase no es excusa para que estéis tan alborotados… — comentó Kurenai, la profesora de literatura, al entrar al aula y no ver a los alumnos en sus asientos, sino diseminados por la clase, charlando o haciendo el tonto.

Suspiró mientras ocupaba su lugar en la mesa del profesor. Todos los años ocurría lo mismo. Una vez los estudiantes pasaban el examen de acceso y se inscribían para la universidad parecía que solo asistían a los últimos días de clase para incordiar. De hecho, ese era el último viernes de clase. Quedaba todavía la siguiente semana, pero los jóvenes se dedicarían en exclusiva a preparar el acto de graduación, tarea más ardua de lo que parecía. Si bien eran los cursos inferiores quienes montaban los diversos puestos y atracciones para el día del acto, en esa semana los últimos cursos debían asegurarse de que todo estuviese a punto, escoger un representante de las clases para dar el discurso de cierre y, en definitiva, cuidar de que no quedase ningún cabo suelto.

— Espero que tengáis las redacciones que os encomendé a mano —dijo la profesora cuando ya todos se habían sentado y se había hecho el silencio. —No va a ser posible leerlas todas, pero si podremos tener unas cuantas intervenciones. El resto me las entregaréis. Y aunque ya no puntúen quien no la haya traído se quedará castigado —añadió fingiendo severidad. El ejercicio de las redacciones era su favorito. Todos los años lo mandaba como ensayo final y siempre sucedía algo interesante. ¡Años atrás un chico incluso le había pedido matrimonio a uno de sus compañeros! Y otro par de años después la propia Kurenai había recibido la invitación a su boda, a la que asistió gustosa. Así que estaba expectante por lo que sucedería ese año.

Miró la lista de nombres, preguntándose a quien podría encomendarle la lectura de su redacción.

— Kurenai-sensei —la voz de Ino la obligó a levantar la cabeza. —Me gustaría presentarme voluntaria para leer mi redacción, si está usted de acuerdo.

La profesora la miró, curiosa. Sabía que, para Ino, la composición de textos era una de sus peores pesadillas. Y, como le había dicho, aunque contaba con que se hubiese esforzado para el ejercicio, no pretendía hacerle pasar por el trago de exponerlo en voz alta. Que la rubia se ofreciese con semejante gesto de ansiedad la dejó muy sorprendida.

— Por supuesto, señorita Yamanaka. Será un placer escucharla —habló Kurenai, indicándole con la mano que se situase delante del pizarrón, mirando hacia sus compañeros.

La chica se levantó con un par de hojas en la mano, pero al acercase se inclinó hacia la profesora y le susurró unas palabras al oído.

Kurenai parpadeó un par de veces, nuevamente sorprendida ante la petición de su alumna. Finalmente, asintió.

Esbozando una enorme sonrisa la rubia sacó su teléfono móvil ante la mirada confusa de sus compañeros. Marcó, puso el altavoz y, tras un par de tonos, una voz entre sorprendida y somnolienta contestó.

— ¿Ino- chan? Son las nueve de la mañana… ¿No tendrías que estar en clase? ¿Ha pasado algo?

Shikamaru no pudo evitar que su estómago diese un vuelco al escuchar la voz de Temari. Tragó saliva. ¿Qué pretendía hacer Ino?

— Shh...Temari-chan. Estoy en clase y tú estás en altavoz —dijo, haciendo que Temari lanzase un leve gritito de sorpresa, que provocó la hilaridad de la clase.

Sakura rio también, negando con la cabeza. ¿Qué clase de idea había tenido ahora la cerda de su amiga?

— Voy a leer mi redacción, así que tú simplemente escucha —habló Ino al teléfono, a la par que lo posaba sobre la mesa de la profesora y se quedaba convenientemente cerca, para que Temari pudiese entender sus palabras.

Miró a sus compañeros. Todos la contemplaban con suma atención y, por un instante, lamentó haberse ofrecido voluntaria tan alegremente. Sai la miraba muy serio, probablemente un poco nervioso ante la perspectiva de lo que ella pudiese decir. Después de todo, el tema de la redacción versaba sobre su mejor recuerdo. ¿Hablaría Ino sobre él? ¿Podría encontrarse él entre sus mejores recuerdos después de todo lo que había sucedido?

La chica tomó aire y con la voz algo temblorosa pero bien alta comenzó.

Si todo ha salido como esperaba, es decir, si Temari ha contestado al teléfono y está escuchándome y si yo he tenido el valor suficiente para salir a leer esta redacción delante de toda mi clase, entonces es muy posible que sí; que esté creando mi mejor recuerdo ahora mismo.

Después de todo… ¿Cómo podría escoger uno sólo de todos los recuerdos que tengo con ellas, mis amigas, como el mejor?

Desde que Kurenai-sensei nos encomendó esta redacción he pensado mucho sobre ello.

Le he dado cientos de vueltas. He escrito infinidad de hojas, pero siempre llegaba un nuevo recuerdo que me parecía más especial que el anterior, y vuelta a empezar.

Llegué a frustrarme. Escribir nunca ha sido mi fuerte y comencé a temer que este ejercicio sería un fracaso. Nunca llegaría a ser capaz de poner sobre el papel la importancia que tienen mis amigas para mí —Ino hizo una pausa para respirar y aprovechó para lanzar una mirada a sus amigas. Sakura, Hinata, Tenten y Matsuri tenían la misma expresión dibujada en sus caras. Una mezcla de genuina sorpresa, alegría y ternura. Se imaginó que Temari, al otro lado del teléfono, también. Continuó emocionada. —Y entonces pensé: ¿Por qué no crear otro recuerdo? El mejor de todos. Aquel dónde les diría a ellas lo que, espero, ya saben. Pero también al resto del mundo. O, en su defecto, al resto de la clase —añadió jocosa provocando una risita general. —Estoy creando mi mejor recuerdo ahora mismo, al tener el honor de poder decirles que son lo mejor que tengo. ¿Quién necesita un ejército teniéndolas a ellas a mi lado para librar las batallas que la vida nos presente? —Ino volvió a hacer una pausa porque las lágrimas empezaban a empañar su visión. Tragó saliva y respiró profundamente, comenzando a dirigirse a ellas de manera directa. —Tenten, con esa fuerza que la convertirá en la mejor luchadora del mundo, pero que no es únicamente física. Sino una fuerza de espíritu que ya quisiera yo para mi, pero también con una dulzura que ni ella misma sabe que tiene. No cambies nunca, amiga, porque eres reluciente. E iluminas el mundo a tu alrededor —En ese momento Tenten ocultaba el rostro entre sus brazos, pero las leves sacudidas de su espalda indicaban que estaba sollozando a lágrima viva. Neji, desde su asiento, la contemplaba con una rara expresión en su habitualmente impasible rostro. Un extraño dolor tomaba lugar en el lado izquierdo de su pecho. —Matsuri. Mi pervertida amiga Matsuri —una carcajada resonó en el aula, aligerando un poco la intensidad de las emociones que se estaban viviendo. La aludida simplemente sonrió con un mohín avergonzado. —Eres un ser tan peculiar y maravilloso que me enamoré de ti y de tu personalidad desde que te conocí. Recuerda siempre que tu alegría, tus locas perversiones y la autenticidad de tu carácter es lo que te hace especial —Las palabras de Ino parecían actuar como un embrujo sobre los chicos y era ahora Gaara quien miraba a Matsuri, la cual fingía llorar de la risa, aunque se encontraba emocionada hasta la médula. Los labios del pelirrojo dibujaron una sonrisa involuntaria. Ino tenía razón. Matsuri era un ser especial. —Hinata. Nuestra pequeña, Hina-chan. Siempre has sido todo corazón y ahora le has añadido seguridad y determinación. Eres el orgullo de nuestro club y mi propio orgullo personal. Ojalá ser algún día la mitad de buena persona de lo que tú eres —El rostro de Hinata se encontraba completamente enrojecido, y las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas; si bien una enorme sonrisa adornaba su rostro. Naruto ponderaba en silencio sobre las palabras de Ino, quien había mencionado el club en ese momento. Lanzó una mirada de soslayo a la Hyuga, notando su propio corazón palpitar desenfrenado. —Temari —se dirigió entonces Ino hacia el teléfono. —Eres genial. Así de simple. Y no solo por tu inteligencia, sino también por tu forma de ser. Por tu manera de enfrentar las cosas y tu actitud ante la vida. Sin tu apoyo todas habríamos desfallecido en muchas ocasiones, y nunca podré agradecer lo suficiente porque seas mi amiga —Y aunque era imposible saber que cara estaba poniendo Temari, los ahogados sollozos que provenían del teléfono daban buena cuenta de ello. Ino aprovechó para hacer una leve pausa y lanzar una significativa mirada a Shikamaru, quien asintió casi imperceptiblemente. Las palabras de Ino no eran únicamente para ensalzar y agradecer a sus amigas, sino también una suerte de recordatorio para los muchachos. Para hacerles conscientes de lo afortunados que habían sido. Era el regalo de la rubia para ellos. —Y a ti, frentona… — las risas se sucedieron ante el apodo de la niñez de Sakura, quien fulminó con la mirada a su amiga, aunque con una sonrisa dibujada en su cara. —Gracias. Gracias por ser Sakura Haruno. Siempre valiente. Siempre capaz de todo. La artífice de la gran mayoría de nuestras locuras y, precisamente por eso, a la que le debemos todo. Empezamos este año de una manera muy distinta a como lo estamos terminando, y eso es gracias a ti. Te quiero más de lo que las palabras pueden llegar a explicar y se que hablo por todas cuando te digo que tu existencia es un regalo el cual me siento muy feliz de haber recibido —Sakura miró a los azules ojos de Ino, en tanto que le susurraba un inaudible "te quiero", completamente desarmada ante las palabras de su amiga. ¿Quién habría pensado que Ino sería capaz de semejante discurso, que las tenía a ellas lagrimeando y al resto cerca de hacer lo mismo? Incluso Kurenai se restregaba disimuladamente el rabillo del ojo. Y Sasuke, al igual que habían hecho los demás, observaba el rosado cabello de Sakura comprendiendo, al fin, hasta que punto había sido él un privilegiado por gozar del amor de una persona tan excepcional. Ino se aclaró la voz, dispuesta a terminar. —Gracias a todas por ser, una vez más, el sujeto de mi mejor recuerdo. Atesoraré este momento en mi memoria, aunque cuento con que todo lo que nos queda por venir terminará por opacar nuevamente este día. Con vosotras no hay límites para la felicidad ni límites para mi misma. Esto último lo he descubierto cuando, días atrás, escribía estas palabras. A pesar de las dudas, de las hojas desechadas, de la frustración y los momentos en los que la inspiración se negaba a acompañarme… Este ejercicio ha terminado por hacer las veces de una especie de autodescubrimiento. Y como alguien me recordó hace no mucho tiempo… "El genio se hace con un 1% de talento y un 99% de trabajo". Es por ello por lo que he decidido cursar la carrera de Literatura —confesó entonces, provocando un grito al unísono de todas sus amigas. Sin embargo, en ese momento, Ino posaba sus ojos en los de Sai; quien le devolvía la mirada con tal orgullo que es imposible de describir. —Si algún día llego a publicar una novela, ya sabéis para quienes irán los agradecimientos. —finalizó, por fin, con un leve suspiro.

Un estruendoso aplauso resonó en toda la clase, e incluso Kurenai se puso en pie para felicitar a su alumna, conmovida por su redacción y complacida ante lo maravillosa que había sido y la sorprendente elección de carrera de la chica.

Sus amigas tampoco perdieron el tiempo en levantarse a abrazarla y besarla mientras el aplauso seguía sonando. Lee comenzó a silbar y vitorearla y los chicos se miraron entre ellos, aplaudiendo a su vez, con la duda pintada en sus ojos. Estaba claro que iban a tener que reunirse para hablar de ciertas cosas, pues ninguno estaba ya seguro de la determinación que habían tomado; cegados por una rabia que había resultado ser momentánea, y que no había logrado perdurar opacando los auténticos sentimientos que tenían por ellas.

Cuando por fin se calmó el tumulto Kurenai comprobó, atónita, que la redacción de Ino se había comido más de la mitad del tiempo de clase. Otra prueba más de que la rubia, finalmente, tenía más talento para la composición del que se pensaba. Su hermoso discurso se había hecho demasiado breve.

— Bueno… — comenzó la maestra aclarándose la garganta. —Tenemos tiempo para una redacción más —añadió mientras volvía a echar un vistazo a la lista de clase, repasando los nombres. Se detuvo en uno, curiosa ante lo que podría haber escrito. – Uzumaki Naruto.

El rubio contempló a Kurenai-sensei horrorizado. Echó un vistazo a su propio texto. Después de la redacción de Ino, la suya le parecía pueril y poca cosa. Quiso negarse, pero el gesto severo de Kurenai le obligó a ponerse en pie y colocarse delante de la pizarra, en el mismo lugar que Ino unos minutos antes. Carraspeó, algo sonrojado. Cuidándose mucho de que sus ojos se encontrasen con los de Hinata comenzó a leer:

Mi mejor recuerdo lo guardo en mi corazón desde los seis años. Estábamos en la escuela y era la hora del descanso. Yo tuve que salir más tarde porque el maestro me había entretenido regañándome por dormirme en clase —unas risitas se escucharon por toda el aula y el rubio se rascó la nuca, avergonzado. —Al salir al patio todos los niños estaban jugando al futbol menos el teme, que se había roto una pierna días atrás y estaba sentado a la sombra, con un montón de niñas a su alrededor. —Naruto hizo una pausa para contemplar a su amigo, gesto que todos los demás imitaron. El rostro de Sasuke no revelaba ninguna emoción, pero miraba fijamente a Naruto quien continuó. —Una de las chicas le pregunto si quería un caramelo. En seguida otra de ellas dijo "¡No! Coge el mío. Es mejor" y comenzaron a pelearse. Recuerdo que Sasuke las miró aburrido y entonces yo me acerqué esperanzado. "¡A mi si que me gustaría uno, dattebayó! me parece que exclamé, suponiendo que como todas tenían, alguna me lo ofrecería. Pero me equivocaba.

Una de ellas me dijo que los caramelos eran solo para Sasuke. "Si. Para ti no hay ninguno" recuerdo que me respondió la otra. Me parece que tenía ganas de llorar, pero intenté ser fuerte y sonreír como Iruka-sensei nos había enseñado. "Vale. No pasa nada" contesté dispuesto a irme.

"¡Espera, Naruto!" exclamó entonces Sasuke, que agarró sus muletas y se levantó con dificultad, mirando muy mal a las niñas. "No quiero ninguno de vuestros asquerosos caramelos, niñas egoístas. No me gusta la fresa y menos me gustan las personas como vosotras" les soltó sin miramientos acercándose a mi y echando a andar lejos de ellas —Naruto volvió a hacer una pausa para tomar aliento y Sakura aprovechó para mirar a Sasuke de refilón. El chico seguía impávido, pero ella podía distinguir en sus ojos ese brillo cálido y especial, que tan pocas veces se manifestaba. —"Muchas gracias, Sasuke" le dije, feliz. El maldito del teme me cortó en seguida. "No lo he hecho por ti. En verdad solo me gustan los caramelos de menta" me contestó, aunque yo no le creí. Sabía que en realidad se había preocupado por mi.

"¿Quieres uno?" me preguntó de pronto, sacando de su bolsillo un par de caramelos de menta, precisamente. "Emm…No me gustan mucho. Hacen que me pique la lengua" confesé rogando que no se enfadase. Entonces me miró poniendo esa cara suya….

— ¡Esa misma cara que está poniendo ahora, tan rancia! —se interrumpió Naruto a sí mismo haciéndoles reír a todos y provocando que el rostro de Sasuke comenzara a sonrojarse, muy a su pesar, como una fresa madura. —"Mira que eres idiota" me soltó por toda contestación. "Al terminar las clases espérame a la salida. Te llevaré a mi tienda favorita de gominolas. Allí tienen de todos los sabores". Pensé que me echaría a llorar de la felicidad en ese mismo momento. Aquella tarde fuimos a comprar los caramelos y Sasuke se convirtió en mi primer y mejor amigo. Después fue él quien me ayudó a integrarme y hacerme amigo de los demás. Por eso Sasuke es parte de mi mejor recuerdo. Pero aún…

En ese instante Naruto fue interrumpido por el fuerte abrazo de Sasuke, quien se había levantado de su asiento y se había dirigido raudo hacia él.

Si la redacción de Ino las había conmovido a todas, la de Naruto hacía lo propio con los chicos. Lee lagrimeaba abiertamente, en tanto que Gaara y Shikamaru tenían los ojos vidriosos. Neji permanecía impasible pero su boca dibujaba una leve sonrisa y Sai se inclinaba sobre su asiento, moviendo frenéticamente el brazo, a todas luces tratando de captar sobre el papel ese tan bello abrazo.

Hinata ponía todo su esfuerzo en no echarse a llorar allí mismo nuevamente, y Sakura contemplaba la espalda de Sasuke notando, no sin contrariarse, que su corazón se fundía un poco ante tal escena.

Cuando se separaron, Naruto tuvo que limpiarse las lágrimas con un rápido manotazo. Sasuke regresó a su asiento y aunque él no estaba llorando… ¿Acaso hacía falta?

Pero aún queda otra cosa. Algo que ha sido un misterio para mí desde ese día —continuó Naruto tragando saliva, todavía con la voz embargada por la emoción. —Cuando terminó el recreo y entramos en clase encontré algo en mi pupitre. Un pequeño y reluciente caramelo. En un envoltorio rosa y dorado reposaba allí, esperándome. Nunca me atreví a preguntar quien lo puso, por temor a que hubiese sido una equivocación y confié en que, fuese de quien fuese, era para mí.

Ese caramelo no me lo comí nunca. Lo guardo desde entonces. Una vez, observándolo en casa, vi que en el envoltorio venía escrito su nombre "Süßer Schatz". Busqué la traducción y significa "Dulce Tesoro". Y para mí es, efectivamente, mi mayor tesoro y la otra parte de mi mejor recuerdo. Porque cada vez que lo miro me hace pensar que había alguien, aunque yo no lo supiese, que me apreciaba y se preocupaba por mí. A esa persona… Gracias. De todo corazón."

Todos aplaudieron al rubio con la misma energía que a Ino. Kurenai los miró complacida. Lamentablemente no había tiempo para más redacciones, pero esperó que se percatasen de que tanto Ino como Naruto, ella de una manera más original y él más simple y tierno, habían seleccionado un instante de verdadera amistad como su mejor recuerdo.

De pronto, Hinata se puso en pie, mortalmente pálida. Enmudeciéndolos a todos. Naruto la miró, desconcertado. ¿Estaba enfadada por qué no hubiese mencionado algún recuerdo de ambos? Había pensado en escribir sobre aquella vez bajo los fuegos artificiales, pero resultaba demasiado doloroso. Y, al final del día, no podía evitar que ese momento de su infancia tuviese un lugar especial en su corazón.

Sin decir nada la chica se encaminó a la puerta y salió en silencio. Kurenai parpadeó un par de veces, incrédula. Hinata siempre pedía permiso si debía ausentarse.

Las chicas se miraron entre ellas. Sakura sentía algo zumbar en su mente, pero no lograba discernir lo que era.

Kiba, quien se había mantenido en silencio y con expresión aburrida todo el rato, tan sólo había prestado verdadero interés en la parte final del relato del rubio oxigenado. Cuando vio a Hinata salir del aula suspiró. No entendía que veía una chica como ella en un muchacho como Naruto Uzumaki, pero no podría considerarse su amigo ni presumir de quererla de verdad, tal como había hecho días atrás en su conversación con ella, si se callaba en aquel instante.

— Se pronuncia "Sussa Xatz" y no "Suber Eschatz". No es una "b" aunque lo parezca, sino que se llama Eszett y se pronuncia como una "s", rubio de bote —explicó ufano, llamando la atención de Naruto.

— Ah… No lo sabía —admitió el rubio, todavía aturdido por la salida de Hinata.

El Inuzuka suspiró.

— Si fueses más lento irías hacia atrás… — murmuró. —Buscaste la traducción, ¿no? Entonces sabes que eso es alemán, ¿verdad? —inquirió con un remarcado retintín.

— Si. Eso sí lo se —contestó Naruto, confuso.

Kiba le miró ansioso, pero en vistas de que el rubio no parecía dispuesto a decir nada continuó.

— ¿De dónde soy yo, Naruto? —volvió a preguntar, haciendo que Naruto abriese mucho los ojos.

— ¡¿TÚ ME DEJASTE EL CARAMELO?! ¡¿CÓMO ES POSIBLE?! —exclamó a voz en grito el Uzumaki.

"¿Y por este pedazo de lerdo me rechazaste, Hinata?" pensó Kiba, a punto de perder la paciencia.

— ¡Claro que no! —contestó con su marcado acento. — ¿Acaso no eres capaz de sumar uno más uno? —volvió a preguntar con acritud.

Para ese momento, Sakura ya lo había recordado todo y se llevaba las manos a la boca, asombrada. Las demás también habían caído en la cuenta y se miraban incrédulas. Todos aquellos años…

Kurenai se mantenía en silencio, intrigada a más no poder ante lo que estaba sucediendo. Mientras tanto, Naruto se estrujaba el cerebro tratando de comprender las palabras de Kiba. Kiba, Kiba, Kiba. Kiba el alemán de pacotilla…

" Na… Naruto-kun, el es Inuzuka Kiba, un viejo amigo al que conocí en Alemania. Kiba—kun, el es Uzumaki Naruto, un compañero de clase."

"Desde que somos niños — respondió Kiba. — La conozco desde entonces. Se mucho sobre ella. Su color preferido, sus caramelos preferidos…"

"En cuanto tengas los resultados de tus exámenes yo mismo te solicitaré plaza en alguna universidad privada, quizás en Inglaterra, o tal vez Alemania. Tu alemán debe de estar bastante oxidado y no te vendrá mal. Además, allí están los Inuzuka que…"

Naruto parpadeó, golpeado por la revelación que acababa de experimentar. Como un velo que se desgarra, lo comprendió todo por fin.

Ella.

Siempre había sido ella.

Miró a Matsuri, la que estaba sentada más cerca de él. La chica entendió su silenciosa pregunta y le sonrió.

— Antes de que su madre muriese — comenzó con suavidad —Hinata iba a pasar todos los veranos a Alemania, con la familia de Kiba. Y al volver siempre nos traía esos caramelos. Los mismos que te regaló a ti —le explicó la castaña en tanto que los ojos de Naruto brillaban como dos estrellas.

Sin tiempo a que nadie dijese nada más; salió como alma que lleva el diablo en busca de la chica.

— Si, tranquilos… Qué no os detenga el que yo esté aquí —ironizó Kurenai, aunque no le dio importancia. Aquello si que tenía que añadirlo a la lista de mayores éxitos del día de redacción. Diez años después y Naruto había podido descubrir la verdad detrás de aquel reluciente caramelo.


Naruto la buscó por todas partes, en vano. Parecía que se la hubiese tragado la tierra. Suspiró, apesadumbrado. ¿Cómo podía haber estado tan ciego? Había sido Hinata, por supuesto. Siempre había sido ella.

Pensó, de pronto, en sus amigos. Si había aceptado romper con la chica era porque, al final del día, para Naruto lo más importante siempre había sido la amistad.

No era tan tonto como la gente tendía a creer, y sabía que sus amigos le habían colocado en una posición injusta, y que él habría tenido que negarse a dejar a Hinata. Si no lo hizo fue porque, aunque sabía que no dejarían de hablarle, si llegó a temer que sus lazos se resintiesen. Volver a experimentar aquella soledad de cuando era niño. Esa que se siente aún a pesar de estar rodeado de gente.

Y de nuevo sus pensamientos volaron hasta Hinata. En aquel triste pasado, ella había estado allí. Incapaz de que alguien tan torpe y bruto como él pudiese reparar en los delicados gestos que ella había tenido. Siempre atenta a él. Siempre observándole. Tratando de hacerle feliz.

Queriéndole desde el primer día.

Jadeó, después de haber recorrido todo el interior de la escuela, los patios delantero y trasero, el campo de futbol y las gradas. Ni rastro de ella.

A todas luces parecía que había decidido marcharse de la escuela.

Naruto se desesperó. Cuando salió del aula no llevaba su maletín, dónde probablemente estaría su cartera y su teléfono móvil.

El rubio suspiró, dudando entre regresar a clase o aventurarse por Konoha a buscarla.

Solo hicieron falta unos segundos para que se decidiese.

¡Él era Naruto Uzumaki e iba a encontrar a Hinata así le llevase mil años, dattebayó!


Era la hora del receso y ni Naruto ni Hinata habían regresado todavía.

En la azotea, las chicas no sabían que tema tratar primero. Si la bella redacción de Ino, su sorprendente elección de carrera, la sorpresa que les había deparado la narración de Naruto, o el que podría estar pasando entre el rubio y su amiga si es que él llegaba a localizarla.

— Son quienes más se merecen un final feliz —comentó Ino, escogiendo ella misma el asunto del que hablar. —Es decir… Con lo que hemos escuchado es bastante probable pensar que Naruto decidiese romper con Hinata porque se lo pidiesen los demás, no porque él quisiese. Y aunque yo sabía que Hinata siempre había estado enamorada de Naruto… Lo del caramelo me ha dejado sin palabras —añadió en tanto que el resto asentían.

— Si. Ya sabemos que Naruto es un bobo, pero sería realmente idiota si deja escapar a Hinata. Nunca encontrará a alguien como ella —terció Tenten, quien se hallaba embelesada por tan romántica historia.

— Ha sido muy noble por parte de Kiba hacer que Naruto se diese cuenta. Aunque el nombre del caramelo quería sonarme, entre la pronunciación de Naruto y que fue hace tantos años… No habría atado cabos —habló Sakura, con una sonrisa.

— Yo tampoco —admitió Matsuri —Y, conociendo a Hinata, ella no habría dicho nada. Así que ha sido un sorprendente y maravilloso giro de los acontecimientos. ¡Bien por Kiba! —exclamó contenta. El chico alemán, con el que poco habían convivido, acababa de ganarse el afecto de todas.

— Y en cuanto a ti, cerda… ¿Cómo se te ocurre llamarme "frentona" delante de toda la clase? —inquirió de pronto Sakura, fingiéndose ofendida.

La rubia soltó una carcajada.

— Porque siempre vas a ser una frentona, Sakura —contestó burlona.

— Ha sido maravilloso, Ino. Y déjame decirte, por si tienes la menor duda, de que tu eres igual de especial para nosotras. ¡Te quiero muchísimo! —exclamó Tenten, lanzándose a los brazos de la chica.

— No me cabe duda de que escribirás algún día ese libro. Solo espero que no nos haga llorar tanto como hoy —bromeó Matsuri, alegre.

La rubia asintió, todavía abrazada a Tenten.

— Si en algún momento he podido lamentar toda la idea de lo del club; hoy has conseguido que me sintiese infinitamente orgullosa. Gracias, Ino —dijo Sakura, a su vez, con una deslumbrante mirada.

— Me di cuenta de que no importa lo que pueda llegar a pasar con los chicos. Tanto lo bueno como lo malo son vivencias que guardaremos siempre en el recuerdo y que nos han servido para aprender —murmuró Ino. —Pero el hecho de haber pasado por todo eso a vuestro lado me sirvió para percatarme de lo indispensables que sois para mi. Ya lo sabía, pero necesitaba expresarlo. Y de alguna manera… Necesitaba que ellos también lo supiesen. Porque pienso que su enfado con nosotras es porque no saben realmente de lo mucho que necesitábamos la idea de Sakura, aún cuando no éramos conscientes de ello. Lo que probablemente vean como una chiquillada con la que nos dedicamos a reírnos de ellos mientras tratábamos de conquistarles es, en realidad, lo que nos ha convertido en las personas que somos ahora. Nos sirvió como herramienta para ser una mejor versión de nosotras mismas. Y sobretodo para comenzar a comprender, aunque todavía queda un largo camino, lo que significa querer a alguien y ser querido.

Todas reflexionaron en silencio sobre las palabras de Ino.

— No me quieras tanto y quiéreme mejor —susurró Sakura, en tanto que las demás asentían.

La mayoría de sus relaciones con los chicos habían discurrido por ese sendero. Tortuosos momentos de sentimientos encontrados, de pasión mal contenida que brotaba incontrolable, de declaraciones que se habían sucedido con un mundo de esfuerzo.

Y, al final del día, el verdadero amor no tenía porqué ser así.

Eso era lo que parecían empeñarse en enseñar las novelas románticas, las telenovelas y los mangas shojo. Parecía ser lo que el mundo se empeñaba en enseñar a las jóvenes desde su más tierna infancia.

Si un chico te trata mal, es porque le gustas.

Si te trata con desprecio seguramente sea porque no sabe expresar su afecto de otra manera.

Patrañas. Todo patrañas y mentiras.

Si alguien te quiere, te querrá bien. Puede que se equivoque, pues nadie es perfecto. Todos cometemos errores. Todos decimos o hacemos cosas que más tarde lamentamos. Pero nunca buscará el herirte intencionalmente.

"Ningún hombre merece tus lágrimas, y el que las merezca no te hará llorar." *


— Somos gilipollas —sentenció Gaara sin que ninguno de los chicos se opusiese a sus palabras. Habiendo transcurrido menos de una semana desde el descubrimiento del diario y su apresurada e iracunda reacción, todos eran conscientes del gran error que habían cometido.

— Es culpa mía —habló Sasuke, de pronto, sorprendiéndoles. La redacción de Naruto parecía haber abierto los ojos del chico y sentía la urgente necesidad de disculparse con sus amigos. —Me dejé llevar por mi enfado y os arrastré a mi idea de romper con las chicas sin pararme a pensarlo un segundo. Lo siento —murmuró con la mirada perdida.

Los demás tardaron un momento en reaccionar. Aunque Sasuke no era un mal amigo, si era cierto que jamás, en todos aquellos años, le habían visto disculparse por nada.

Neji rompió el silencio.

— No es culpa tuya, Sasuke. Yo estaba igual de enfadado que tú y habría hecho lo mismo. Con tus palabras o sin ellas —aclaró, recibiendo una mirada de agradecimiento del Uchiha. —Si debemos una disculpa es a Naruto, y también a ti Sai —añadió dirigiéndose al chico que le miraba sorprendido. —Eráis los únicos que no estabais de acuerdo y prácticamente os obligamos a ello. Yo también lo siento —se disculpó haciendo una formal reverencia, que dejó estupefacto al pobre Sai, quien se apresuró a levantar los brazos a la par que negaba.

— No, no. No hace falta, Neji. Mi duda provenía del hecho de complicar más la situación, no de que no quisiese tomar la revancha por lo que Ino había hecho —confesó, entristecido.

— Se ve que el dobe es el único que vale la pena de entre nosotros ¿eh? —masculló Sasuke, esbozando una sonrisa torcida.

Los demás asintieron pensando en su amigo, que había salido corriendo tras la chica que amaba.

— ¿Creéis que nos perdonarán? —cuestionó Gaara, dudoso.

Los chicos tardaron en responder. Era difícil de saber, especialmente para Shikamaru y Neji, quienes recordaban ahora con horror y vergüenza las terribles palabras que les habían dirigido a Temari y Tenten. Sasuke, por su parte, no tenía duda alguna. Sabía que Sakura no le perdonaría aquella última humillación, después de todo lo que había sucedido entre ellos.

Él, por su parte, ya había tomado una determinación. Cualquiera que fuese el motivo, lo que estaba claro era que su carácter le dominaba a él y no al revés. Y mientras eso sucediese, lo mejor que podría hacer por el bienestar de Sakura era mantenerse lejos de ella.

Que la chica se marchase a Tokio casi parecía una buena noticia, en aras de cumplir con su propósito.

— Supongo que nunca lo sabremos si no lo intentamos —habló entonces Shikamaru, sacando un cigarro del bolsillo de su camisa.

— ¿Qué haces? ¡No se puede fumar en la escuela! —exclamó Gaara, echando la vista atrás, a pesar de que se encontraban parcialmente escondidos tras las gradas del campo de futbol.

Shikamaru hizo caso omiso. Era el último día y pretendía que ese fuese también su último cigarro.

— E incluso aunque lo intentemos y nos perdonen —continuó el Nara dando una calada. —Eso no significa que vayan a regresar con nosotros. No sé si os ha sucedido lo mismo, pero mientras Ino leía su redacción me he dado cuenta de que ellas están a años luz de nosotros —explicó soltando el humo a la par que los demás ponían suma atención a sus palabras. —Tienen una amistad que es motivo de envidia, si bien no tengo queja de vosotros —bromeó. —Y cada error nuestro, en lugar de hundirlas, las ha motivado más. Y han llegado tan lejos que… Bueno. Que incluso aunque nosotros echemos a correr ahora mismo no sé si seremos capaces de alcanzarlas —finalizó serio, deprimiendo un poco al resto.

El curso estaba por finalizar y, aunque la mayoría se quedaría en Konoha, eran conscientes de que cuando comenzasen la universidad, todo sería muy distinto:

Ya no se verían cada día en clase y conocerían a personas con las que entablarían nuevas amistades a las que dedicar su tiempo. Las responsabilidades serían otras y la manera de entender la vida pasaría a ser muy distinta. No eran conscientes, de hecho, que ellos tampoco eran los mismos muchachos que al inicio del curso, si bien hubiesen cometido errores que ponían en tela de juicio tal afirmación.

Todo estaba cambiando y el cambio genera incertidumbre, la cual desemboca en miedo.

Miedo de que sus relaciones con las chicas no pudiesen volver a ser las de antes.

Debían actuar rápido si deseaban evitarlo.

Pero la transformación es parte de la vida y es únicamente gracias a ello que somos capaces de distinguir lo que realmente nos importa. Aquello que deseamos que prevalezca inalterable cuando todo a nuestro alrededor está cambiando.


(Odio dejar notas en mitad del capítulo, pero no quería haceros spoiler desde el principio. Si gustáis de escuchar música mientras leéis es el momento de que os pongáis el tema "Naruto y Hinata OST 40" o el "Hoshi no Utsuwa" ambos de la película The Last para esta escena. Los tuve en bucle mientras la escribía.)


Naruto había recorrido gran parte de Konoha sin éxito: El pequeño parque, el Ichiraku Ramen, se había acercado al centro comercial y, en definitiva, visitado la mayoría de la villa sin encontrar a la chica.

Se detuvo, sudoroso y exhausto, después de llevar horas corriendo sin parar. Su habitualmente incombustible energía parecía estar a punto de abandonarle.

Quiso decirse a sí mismo que siempre podría ir a buscar a Hinata esa noche, a la mansión Hyuga, pero la perspectiva de enfrentarse al padre de la chica le aterró. Meditó sobre la posibilidad de que ella hubiese ido a refugiarse a su casa, pero no lo creía posible. Puede que su padre hubiese, por fin, expresado su afecto por ella y se mostrase dispuesto a ser más tolerante, si bien no creía que fuese a hacerle gracia que su hija se saltase las clases, aunque fuese el último día, por más buen motivo que tuviese.

Jadeante alzó una mano, tratando de tapar el brillante sol que le cegaba.

"Un lugar soleado" pensó de pronto.

Y, entonces, recordó el templo.

Si Hinata estaba pensando en él en ese momento, se imaginó que estaría en un lugar significativo para ambos. Y dado que no creía que hubiese tomado un tren rumbo a Hiroshima, era posible que hubiese ido al templo.

Echó a correr de nuevo, esperanzado.

El gran parque, a diferencia de aquella otra ocasión, se encontraba vacío. El silencio del lugar le sobrecogió.

Se detuvo en el sitio en el que Hinata y él habían estado vendiendo los dangos para el ojii-san.

Le pareció ser capaz de verla allí, a su lado. Sonriendo todo el rato mientras repartía los dangos y, de vez en cuando, mirándole con risueño reproche si él trataba de comerse los suyos.

Ella le había dicho al ojii-san sobre Naruto que era despistado, pero que tenía buen corazón.

Apretó los puños, molesto consigo mismo.

¿Cómo había sido capaz de hacerle daño de esa manera?

Emprendió el camino hacia el templo, donde la gran torii roja le daba la bienvenida al recinto, aparentemente vacío.

Suspiró, dejándose caer al suelo, sin fuerzas.

La recordó rezando y se preguntó, de pronto, que clase de plegaria podría haber hecho ella. Pensó en sus excepcionales ojos, reflejando los colores de los fuegos artificiales y el profundo sentimiento que había experimentado cuando la contempló en aquel instante.

Se había equivocado al creer que una chica como ella nunca le correspondería, sino que aún más que eso, le había querido en silencio durante años.

Volvió a ponerse en pie.

— ¡Hinataaaa! ¡HINATAAAA! ¡HINATAAAA!

— ¿Naruto-kun?

La voz de la chica a sus espaldas hizo que su corazón diese un vuelco. Se giró raudo para encontrar sus ojos con los de ella.

El resto de su vida, Naruto recordaría ese momento, junto con el de los fuegos artificiales, como aquellos en los que se había percatado de lo que realmente significaba para él la existencia de la chica.

Llevaba una pequeña hoja de papel firmemente agarrada entre sus manos y su largo cabello permanecía inmóvil, pues no soplaba la brisa de aquella otra vez, enmarcando su bello rostro. Se fijó en esos labios que ya conocía y se descubrió comprendiendo que nada tendría sentido si no le permitía besarlos nuevamente.

Pero eran sus ojos plateados lo que tenían a Naruto extasiado, inmóvil, incapaz de pronunciar palabra a pesar de haber ensayado cientos de ellas mientras la buscaba.

— ¿Qué haces aquí, Naruto-kun? —rompió ella el silencio, turbada ante la presencia del rubio.

La narración del chico había resultado por ser más de lo que su espíritu era capaz de soportar. Si no salía de allí terminaría por echarse a llorar como una loca.

Aquel gesto en el que había puesto todo su corazón no había pasado desapercibido para el Uzumaki, sino que además lo atesoraba como el mejor recuerdo de su vida.

Y durante un breve instante creyó que sería capaz de decírselo. Que se pondría en pie y le diría: "Fui yo, Naruto. Yo te dejé ese caramelo porque tú siempre has sido lo más importante para mi".

Pero no tuvo el valor suficiente. Así que salió corriendo de allí y se dirigió a su casa, rezando porque su padre no estuviese, para recoger algo escondido en su habitación y que había permanecido oculto incluso para sus amigas.

Creyó que había llegado el momento de deshacerse de ello, y se dirigió al templo. Dispuesta a enterrarlo allí, no sabía si para tratar de enterrar a la vez sus sentimientos o, de nuevo, en una especie de ofrenda silenciosa.

Y, de pronto, Naruto Uzumaki estaba allí.

Gritando su nombre.

— ¡Hinata-chan! —exclamó entonces él, rodeándola con sus brazos.

Ella sintió que se le cortaba la respiración, de tan fuerte que el rubio estaba estrechándola.

Se reconfortó en su abrazo, sintiendo como el corazón quería salírsele del pecho.

Y fácilmente había pasado una vida entera hasta que por fin se separaron.

Hinata quiso decirle que no necesitaba que hablase, que sus brillantes ojos azules ya se estaban encargando de contárselo todo. Pero Naruto la tomó de las manos, haciendo que el papel que llevaba la chica cayese al suelo, y la contempló con determinación.

— Perdóname. Perdóname por todo, Hinata —comenzó él, serio. —Por lo que te dije hace unos días, pues te prometo que no lo sentía —confesó mientras ella asentía en silencio. —Me importaba demasiado no decepcionar a mis amigos porque, hasta el día de hoy, había pensado que les debía ser como soy por la amistad que me brindaron en el momento que más lo necesitaba —explicó ansioso, sin apartar la vista de ella. —Y lo que no sabía es que también te lo debo a ti. Porque aquel caramelo me hizo albergar esperanzas. Me hizo, incluso cuando comenzaba a hacer amigos, no avergonzarme de mostrarme como el dobe que soy porque gracias a él pensaba que había alguien a quien yo le gustaba tal y como era y que no debía cambiar, pasase lo que pasase —el rubio hizo una pausa para continuar, tratando de contener el impulso de besar a la chica, quien había esbozado una leve sonrisa ante aquello último. —Te debo tantas cosas, Hinata, que no creo que el resto de mi vida sea suficiente para compensarte por ellas. Me diste la oportunidad de ver mi amor correspondido, y nunca olvidaré aquella noche en la playa de Hiroshima —Una lágrima comenzó a deslizarse por el rostro de Hinata y Naruto acudió raudo a secarla con sus dedos, aprovechando para acariciar con ternura la mejilla de la chica. —¡Me animaste a dar lo mejor de mi en los exámenes y de no haber sido por las horas de estudio contigo jamás habría aprobado, dattebayó! —la Hyuga soltó entonces una suave carcajada que resonó como música celestial en los oídos de Naruto. —Y hoy… Hoy he tenido ese sentimiento… Como si todas las piezas del rompecabezas hubiesen encajado por fin ¿sabes? Descubrir que tú, la persona que más me importa, siempre me has atesorado… — la voz del rubio comenzaba a romperse, demasiado emocionado, pues jamás, ni siquiera el día en que le pidiese matrimonio, haría una declaración como la de ese instante. —Me parece que estoy pidiéndole demasiado a la vida en un día como hoy, pero me arriesgaré —afirmó, tomándola nuevamente por las manos y atrayéndola hacia él. — ¿Podrás perdonarme por lo que hice y tratar de volver a quererme tanto como yo te quiero a ti?

Tan solo habían transcurrido unos segundos, o quizás varios días al sol. Naruto sería incapaz de recordarlo con claridad. Pero jamás olvidaría como Hinata se puso de puntillas y juntó sus labios con los de él.

El rubio cogió su rostro entre sus manos, con infinita delicadeza, y profundizó el beso en tanto que ella rodeaba con sus brazos la cintura del chico.

— Te quiero, Naruto-kun —confesó ella cuando por fin se separaron. —Aunque me entristecí por lo que pasó resolví confiar en mi promesa —dijo entonces para proceder a explicarse; al ver su cara de desconcierto. —El día que vinimos aquí yo prometí que no volvería a dudar de ti. En esa ocasión creí que te habías olvidado de nuestro encuentro. Y antes, cuando llegaste a creer que mis desmayos eran porque te odiaba pensé que no volverías a hablarme. Las dos veces me equivoqué. Así que me dije que no habría una tercera. Confiaría en tu buen corazón porque es por lo que te quiero. Y tenía razón —finalizó orgullosa, soltando una risa. El Uzumaki la abrazó de nuevo. Definitivamente debía jugar a la lotería ese día en que toda la suerte del mundo parecía pertenecerle exclusivamente a él.

De pronto se percató en el pequeño trozo de papel tirado en el suelo con el que Hinata había llegado al lugar. Hizo el ademán de inclinarse a recogerlo, pero ella se le adelantó.

Súbitamente se percató en que la chica se había puesto muy colorada. Como no lo había estado ni siquiera durante sus mutuas declaraciones, instantes atrás.

— ¿Qué es eso, dattebayó? —preguntó curioso, tratando de arrebatárselo a la chica. Ella trató de esquivarle, pero tras amagar girarse hacia un lado consiguió engañarla y se hizo con el papel, cuidadosamente doblado, entre sus manos.

— ¡Naruto-kun! —lo regañó ella, avergonzada. El chico tan solo la miró sin desplegarlo todavía.

— ¿No vas a decírmelo, Hina-chan? —inquirió, poniendo ojitos de cachorrillo.

La chica suspiró. Uno de sus grandes secretos ya había sido revelado ese día… ¿Qué importaba a esas alturas otro más?

— ¿Recuerdas aquella ocasión en la que Iruka-sensei nos encomendó que escribiésemos el nombre de la persona con la que querríamos pasar nuestro último día en la Tierra? ¿Y que nos dijo que tratásemos de ser originales y buscásemos a alguien fuera de la familia? —le preguntó al rubio quien asintió recordando con cierta tristeza aquel momento. Fue justo después de aquella clase que, precisamente, Iruka-sensei le había dado aquel consejo sobre no rendirse. Cuando Naruto había hecho un avión con su trozo de papel y lo había lanzado por la ventana, fastidiado al no tener a nadie más que sus padres para escribir su nombre. —Bien. Ábrelo —murmuró la chica desviando la vista hacia el suelo.

Uzumaki Naruto

La pulcra caligrafía que Hinata tenía incluso cuando era niña dibujaba su nombre con unos trazos que a Naruto se le antojaron llenos de certeza.

La miró, todavía sin creérselo.

Y tuvo que agacharse ella a abrazarle cuando el rubio se dejó caer llorando al suelo.

— ¡Hi-Hinata… Gr… Gracias! —berreó él entre lágrimas y tartamudeos que arrancaron una carcajada de la chica.

Con que así eran las cosas ahora, ¿eh?


Notas de la autora:

Este es, sin lugar a duda, mi capítulo favorito de entre todos los que he escrito.

Nunca me había pasado, aunque esté mal que yo lo diga, el emocionarme con mis propias palabras.

Si me había ocurrido (y me sigue ocurriendo) que me avergüenzo cuando leo las partes más subidas de tono de mis fics. Aunque al momento de redactarlas no me sucede, porque estoy demasiado absorta como para ponerme colorada, si me da mucho corte más tarde.

Esta es la primera ocasión en la que mis propias palabras, durante la redacción de Ino, me han obligado a detenerme pues se me estaban escapando unas lagrimillas de emoción.

Soy tonta.

En cualquier caso, y aunque nuevamente el capítulo se queda algo corto, no quería continuar con nada más después de la reconciliación de Hinata y Naruto.

Quería dejárosla como el momento emocional más álgido (si bien todo el capítulo ha estado plagado de emociones) y que acabaseis la lectura ahí arriba.

Si he conseguido transportaros a una nuble blandita llena de infinita ternura entonces habré logrado hacer bien mi trabajo.

Ellos son, por si quedaba alguna duda, la pareja que tendría el mismo final sin importar cual escogieseis.

De hecho, la redacción de Naruto es de las pocas cosas que tenía escritas desde casi el principio del fic. Una hoja/cartulina amarilla donde la redacté presurosa cuando se me ocurrió la idea, sabiendo que faltaría mucho tiempo hasta que llegase el capítulo donde él la leería ante la clase.

Y como le tenía tanto cariño a esa escena, no quise sustituirla por una en la que Naruto se percatase de que Hinata siempre había estado ahí con lo de la nota del final del mundo, si bien me encantó tanto eso en The Last que tuve que añadirlo también.

Además, todo lo que Naruto recuerda tras leer la redacción se encuentra realmente en los capítulos anteriores. El caramelo siempre había salido de una dulcería alemana, a la que Kiba acompañaba felizmente a Hinata en sus vacaciones de verano, cuando ella iba a comprar regalos para sus amigas. De ahí todos esos pequeños detalles. De ahí ciertos momentos en los que Hinata reflexiona acerca de como ella había intentado, de alguna manera, acercarse a Naruto, pero que nunca había sabido si su intento tuvo algún resultado.

Era de las pocas cosas que tenía tan planeada, que la redacción del rubio tuvo que quedarse y es casi, casi, igual a como la escribí en su momento.

Pasando ya a otras cosas…

Tras leer vuestros reviews la mayoría se ha inclinado por el "FINAL FELIZ REALISTA" y yo estoy que me quiero tirar de los pelos. Jajajajaja. Broma.

Es, de los tres, el final más trabajoso puesto que para poder cumplir con lo de feliz pero realista la historia se alargará en el tiempo (dentro del propio fic, quiero decir) para poder resolver con lógica las relaciones de las parejas.

Me pone contenta el que sea así porque eso me llevará a escribir sobre ellas y ellos fuera del instituto, primero como estudiantes universitarios e incluso más allá de eso, lo que me permitirá adentrarme en unos personajes más maduros y a los que puedo situar en otras tesituras.

POR RECOMENDACIÓN DE UNO DE LOS COMENTARIOS OS IRÉ HACIENDO SABER CUANDO CORRESPONDA EL FINAL QUE HABRÍA TENIDO CADA PAREJA EN SU VERSIÓN FELIZ Y EN SU VERSIÓN REALISTA.

EL DE NARUTO Y HINATA SIEMPRE HA SIDO ESTE, CON LA DIFERENCIA DE QUE, EN MIS PLANES INICIALES, EL RUBIO ALCANZABA A HINATA EN LA PUERTA DE LA ESCUELA Y TODOS CONTEMPLABAN DESDE LAS VENTANAS DEL AULA SU ROMÁNTICA RECONCILIACIÓN.

Finalmente, la frase "Ningún hombre merece tus lágrimas, y el que las merezca no te hará llorar" pertenece, realmente, a Gabriel García Marquez, si bien dice: "Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar". La frase tal como la he escrito la vi, de hecho, en un fanfic de Bella Scullw llamado "Dulce Castigo" que leí hace eones. Recuerdo que me chiflaba. Me parecía una obra maestra. Incluso le sacaba ciertas similitudes con El Club S aunque, por supuesto, infinitamente mejor escrito que el mío. La trama se desarrollaba en el mundo ninja y tenía unos tintes dramáticos y oscuros que me absorbieron por completo.

Mientras redactaba este capítulo me he acordado de él y he ido a buscarlo, motivada por la curiosidad de saber si la autora lo había continuado.

Por lo que pude ver decidió reeditarlo desde el principio (una decisión que, sino fuese porque mi fic no cuenta con la calidad del suyo, también podría haber tomado yo respecto a este) y publicó los primeros cuatro capítulos, aunque hace unos cuantos años que no actualiza.

A pesar de eso, si no lo conocéis, os recomiendo encarecidamente que le echéis un vistazo y animéis a la autora a continuarlo pues ya era una joya en su primera versión, no quiero imaginármelo después de reeditarlo.

Y creo que no hay mucho más que añadir…. Paso a comentar vuestros reviews:

Sasusaku is canon: ¡Hola otra vez! ¡De nada! Ya que os tomáis vuestro tiempo en darme vuestra opinión que menos que contestar jejeje. Si, yo con lo de la encuesta estaba pensando si no se me habría ido un poco la olla… Pero, si bien tengo mucho cariño a este fic, ya no es como en el pasado donde habría querido dirigirlo a donde a mi me apeteciese. Ahora me hace más feliz daros algo que os haga felices leer y… ¡Estás de suerte! Ha ganado el feliz realista. De hecho, he contado tu voto para el final feliz realista porque… ¡Claro que vamos con todo! Jo… Muchas gracias por tus palabras. Si bien la historia me parecía más estupenda hace años (jajajaja) me hace muy feliz que tu la consideres como tal. ¡Y no te desanimes! Yo, quitando esta historia (y ya ves, ocho años) solo he escrito one—shots y como mucho, historias de 2/3 capítulos. Así que a lo mejor si pruebas escribiendo historias cortas al principio acabas por cogerle el gusto. Y si, concuerdo con lo de que nuestra era está terminando. Aunque yo nunca fui muy activa en los foros si estaba metida en uno de Naruto con mucha actividad y es triste ver que ya casi no hay gente. Sniff sniff. Bueno. ¡Espero que te haya gustado este capítulo! Pronto más y mejor. ¡Besos!

Pauchiha: ¡Hola! Pues las votaciones han hablado y… Final feliz realista será. Solo debo adelantarte que Sakura y Sasuke van a ser de los que más nos hagan sufrir… Es el precio a pagar para que sea feliz pero realista a la vez. Jajajajaja. Muchas gracias por comentar. ¡Espero que te haya gustado el capítulo!

Guest: ¡Hola! Pues final feliz realista será. =)

Dulcecito311: ¡Hola! ¡Cuánto tiempo, jajajaja! Al final se ha impuesto el final feliz realista, si bien tengo muy presente todo lo que me comentas y, desde luego, no será un camino de rosas hasta ese final feliz. Los chicos tendrán que afrontar las consecuencias de lo hiciero. ¡Espero que te haya gustado el capítulo! ¡Un saludo!

Mikateshi—2701: ¡Hola! Ahhhh… Arriesgandose con el final doloroso xD Me gusta, me gusta. Al final se ha impuesto el final feliz realista, pero espero que os agrade igualmente. =)

Johan: ¡Hola! Y será final feliz realista. =)

GinnyRueAliceTonks6: ¡Hola! Pues tu deseo se ha hecho realidad y el final feliz realista se ha impuesto en las votaciones. Y si, tu corazón estaba en lo cierto. El Naruhina era la pareja que siempre triunfaba. Y aunque su trama parezca estar ya resuelta, todavía nos quedan más momentos suyos, palabra. ¡Ojalá te haya gustado el final que he redactado para ellos! ¡Un saludo!

Seishes: ¡Hola! Concuerdo contigo en lo de que la vida ya es muy amarga, así que te alegrará saber que las votaciones han decidido que el final de este fic no lo sea xD Será el feliz realista, así que será un poco más sufrido que el siemple a secas, pero espero que os guste. =)

PrincesaRosa28: ¡Hola! Pues dicho y hecho. Efectivamente creo que puede ser el final más satisfactorio para aquellos que desean que todo acabe bien, pero desarrollando el hecho de que los finales felices hay que ganárselos jajajaja. Espero que te haya gustado el capítulo. ¡Un beso!

Coneja: ¡Hola! Si, tal y como indica su nombre habría sido el que más se habría apegado a la realidad. Pero al final del día se ha impuesto el final feliz realista y me esforzaré por tratar de que encaje con lo desarrollado hasta ahora aun cuando todo acabe bien. =)

Chocolate Blanco: ¡Hola! Jajajajajaja. A mi me ponía muy nerviosa escribir cualquier tipo de momento en el que Sasuke demostrase cualquier emoción porque se me hacía muy OoC, especialmente lo de llorar. Después me ví unos cuantos capítulos de Boruto y se me pasó xDxD. Y aquí está el final feliz (realista o no, da igual pues siempre iba a ser el mismo) de Naruto y Hinata. Ha llegado pronto pero no se sostenía que ellos dos siguiesen enfadados por más tiempo. He contado tu voto como "final realista" si bien se ha impuesto el final feliz realista. A pesar de eso estoy de acuerdo con lo que me dices, y parte de eso que comentas es lo que habrá en la relación de Sasuke y Sakura. Ellos no van a poder arreglar lo suyo de un día para otro. Por suerte al menos Sasuke se ha dado cuenta que o hace algo con su carácter o acabarán, justo como tú dices, por destruirse. ¡Veremos que sucede! Espero que te haya gustado el capítulo. ¡Saludos!

Monik— N: ¡Hola! Me alegro de que te haya gustado el capítulo =) Si, Itachi es un poco la brújula moral de Sasuke, lo que pasa es que al pequeño de los Uchiha no le gusta que se meta en sus asuntos, así que por eso no puede estarle encima todo lo que querría jajajaja. Jo… Es tan triste lo que me comentas. Yo también tuve un amor de estos que duran años también, y en mi caso ni siquiera fui correspondida. Sniff sniff. Por suerte los corazones acaban curando (y espero que también sea tu caso y ahora seas muy feliz =)). Y si bien ha ganado el final feliz realista, no te preocupes. Si bien el camino hasta que todo acabe bien es más "tortuoso" que en el final feliz a secas, todo terminará bien. Y si… Sasuke va a luchar por cumplir con su determinación y precisamente hasta que no madure tendrá que estar lejos de Sakura… ¿Quién sabe cuanto tiempo? Hahahahaha. ¡Espero que te haya gustado el capítulo! Yo también espero que estés bien y gracias a ti por leer. ¡Un beso enorme!

Mochimochimm: ¡Hola! Gracias a ti por leer =). Sasuke es un brutote pero, al menos, ha avanzado un poco desde el principio de la historia como para, aunque siga metiento la pata, al menos sentir remordimiento por ello. Ayy, Kiba, Kiba. En este capítulo ha terminado por ganarse la corona. El final será el que tu querías, el final feliz realista (no solo SS, sino para todos xD) y me alegro porque yo también siento que la historia se irá hacia un final mejor que los que tenía planeados originalmente. Concuerdo al 100% con lo de que la OTP te escoge a ti… ¡Y es un sentimiento genial! (Aunque como te pirres por una condenada a hundirse… Que dolor xD) Y bueno… No te digo que no haya alguna que otra cosa de las que has escrito que no vaya a pasar más adelante entre esos dos… Lalalalala. La cuarentena nos ha vuelto locos de la cabeza a todos, pero hay que agradecer porque hayamos podido conservar la salud. =) Espero que te haya gustado este capítulo y que seas tan fan de la historia. ¡Muchas gracias! ¡Un beso enorme!

Gaby6768: ¡Hola! ¡Muchas gracias a ti por leer! Pues el final si, va a ser el feliz realista. Y aunque si que va a haber un poquito de sufrimiento (jojojo) espero que merezca la pena ante la perspectiva de que todo acabe bien. He tomado en cuenta tu recomendación y voy a hacer lo que me has dicho. Cuando llegue el momento de cada pareja especificaré al término de cada capítulo que habría pasado con ellos de haber salido el final realista y cuales eran mis planes hace ocho años, en el final feliz a secas. Jajajaja. ¡Un saludo!

Guest: ¡Hola! Pues ya ves… A veces los milagros suceden jajajaja. La temática del fic ya no me representa, si bien con el final feliz realista se me abren nuevas posibilidades para adecuar los próximos capítulos a mis ideas y pensamientos actuales, lo cual es genial y me alegro de haber vuelto a escribirlo después de tanto tiempo. Me sacas los colores con lo que me comentas…. Jo. Me siento muy feliz. De hecho, creo que al principio si intentaba colar algo de ese ridículo o humor absurdo, pero no es mi estilo y no se manejarme con ello. El final realista creo poder decir que habría intentado hacerlo triste pero bello. En fin… Para bien o para mal ha ganado el feliz realista…¡Y vamos con todo! ¡Espero que te haya gustado el capítulo! Muchos cariños para ti también y… ¿De dónde me saludas? ¡No aparece en el comentario T_T! Yo, desde la calurosa Madrid, te mando un abrazo =)

Romi—loveanime: ¡Hola! Bueno… El escogido tendrá ambos, jeje. Lo feliz y lo realista. Además, iré explicando que habría sucedido con cada pareja según los distintos finales, para quitaros un poco la curiosidad. Jajajaja. ¡Saludos!

Y creo que hasta aquí llega la cosa por hoy. Espero que os haya gustado tanto como a mi este capítulo. Ha sido un placer escribirlo.

Nos leemos pronto.

¡Saludos y salud para todxs!

Inuka