—What's wrong? —pregunta Estados Unidos otra vez.

—Nothing, sólo quiero irme —asegura encontrando por fin la puerta de su vuelo—. Están abordando ya, si no me equivoco... —señala una fila.


Canadá mira a Francia de reojo y vuelve a sentarse a su lado en cuanto cuelga de hablar con Estados Unidos.

—Ya está.

—¿Qué te ha dicho? —pregunta Francia mirándole.

—Qué están bien... dice que está feliz, que vuelve a quererle y que le ha besado —explica Canadá en un resumen.

Francia sonríe un poco forzadamente.

—Bien... —sube los pies a la silla—. Era la idea. Era lo que tenía que pasar. Está bien.

Canadá echa la cabeza para atrás y se guarda el teléfono.

—¿Qué pasa? —Francia frunce el ceño.

—Se van de acampada, tres días y dice que no se van a llevar el teléfono ni nada de eso... espero que estén bien —explica el menor un poco preocupado. Francia pone los ojos en blanco.

—Van a estar perfectamente bien... Claro que van a estar bien, ¿por qué no habrían de estarlo? Estarán solos ahí, en el frío, satisfaciendo sus necesidades y a ton frère se le olvidara el asunto de Russie... Y a Angleterre.... Bueno... Estarán bien.

Canadá le mira.

Mon frère dijo ahora que Angleterre se había puesto de malhumor y por eso me ha colgado.

Francia se humedece los labios y reflexiona, sacando su blackberry.

—¿Eso te ha dicho? —pregunta con aparente desinterés.

Oui —Canadá asiente con la cabeza—, sinceramente me parece extraño que Angleterre deje pasar algo como esto así como así...

—No va a dejarlo pasar... —explica Francia—, es sólo... Ha sido un día muy largo... Y siguen aquí.

Ahora Canadá suspira.

—Oui... —asegura pensando en su día, todo el desayuno, el asunto del baño, la junta en la mañana cuando han tenido que llevarse a Estados Unidos y Inglaterra no sabía nada, el camión de extracción de sangre y luego cuando se lo ha dicho... y la hora de la comida corriendo de un lado a otro buscando el dichoso peluche... y luego cuando Alemania les ha gritado a todos... y ahora se va a Varsovia...—. Mon frère me ha preguntado qué haríamos en Varsovie —cambia de tema.

—¿Y a él desde cuando le preocupa lo que haremos o no en Varsovie? —pregunta Francia escribiéndole un mensaje a Inglaterra.

—Eh... —Canadá se queda un poco impresionado por la agresividad—, pues... no lo sé, yo le he dicho que iba a ir contigo y todo eso, estaba tratando de descubrir por qué.

—Mmm... —Francia le mira—. ¿Y qué le has dicho?

—Pues que estaban ahí Espagne y Prussie, claro...

—Claro... —el mayor se pasa una mano por el cabello mirando la blackberry, esperando una respuesta.

—Y empezó a decir que quizás planeabas ir a por Pologne —sonríe el americano tratando de animarle un poco.

—Ir... a por Pologne... —el europeo levanta las cejas—. Ir, por él... ¿para acostarme con él? —agrega. Canadá parpadea.

—Pues... eso supongo —sonríe un poco inseguro.

—Qué sabe él qué es lo que yo quiero o no quiero hacer... —responde Francia frunciendo el ceño, con cara de desagrado, empezando a escribir algo en su celular.

—Ehm... —el menor vacila—, bueno, non... no lo sabe, claro —explica nervioso mirando a todas partes—, yo sólo... es decir, él sólo... hum... Pardon —se disculpa encogiendo la cabeza en los hombros y volviéndose a por su playstation portatil. Francia borra con cierta violencia lo que ha escrito en la blackberry y se gira a Canadá.

—¿Tú qué quieres hacer en Pologne?

—¿Qué... qué quiero hacer? —vacila el canadiense sin entender.

Oui... Tú vienes conmigo, quiero saber tus expectativas —lo mira y se pasa la mano por el cabello—, al menos para saber si incluirte o no en los planes, cher.

Canadá parpadea y se sonroja un poco recordando lo que le ha dicho Estados Unidos sobre que quizás iría a por él y todo eso.

Je...

Oui? —Francia mira su celular de reojo.

—Como tú quieras —le responde en un susurro—. Yo te acompaño —explica.

—Si hablas en ese tono no te oigo —le riñe Francia mirándole—. Y te he preguntado lo que QUIERES hacer tú.

Je... —hunde más la cabeza en los hombros, avergonzado en general porque Francia parece decepcionado con él.

Oui? —le insta a hablar, levantando las cejas.

—No lo sé, sólo te acompaño porque creo que no estás bien y no sé por qué... Y estoy preocupado —explica angustiado. Francia se pasa una mano por la cara, pellizcándose el puente de la nariz al escucharle.

—Así que en realidad no es que quieras ir...

—Oh, non, non... Claro que quiero ir —sonríe forzado.

—Deberías verte en el espejo, cher... —cambia el tono Francia, sonriendo de lado con bastante tristeza—. Si no querías ir, debiste habérmelo dicho y ya.

—Pero es que sí quiero, me gusta estar contigo —explica Canadá sinceramente, sonriendo—, pero no sé qué es lo que planeas hacer.

—Hoy mismo planeo únicamente ponerme borracho como una cuba —admite el mayor desviando la mirada, mirando de nuevo la blackberry en espera de una respuesta... Escribe algo en ella, y luego lo borra, pasándose la mano por el cabello nuevamente—. Pero quiero saber si hay algo que tú tengas ilusión de hacer, ya que me has acompañado —explica esta vez con mucha mayor dulzura.

—¿Por quoi vas a ponerte como una cuba? —pregunta preocupado.

—Porque... porque estoy muy cansado.

—¿Cansado? —extrañado.

—Absolutamente agotado... necesito desconectar mi cerebro —confiesa Francia recargando la cabeza en sus rodillas.

—¿Pero de qué? —pregunta Canadá—. ¿Es por Angleterre?

—¡¿P-Por Angleterre?! —Francia levanta la cara y le mira, con los ojos muy abiertos y las mejillas un poco encendidas—. ¿Qué te hace pensar que estoy cansado POR algo relacionado con él?

Oui... —Canadá asiente parpadeando—, pues... Yo he ido a comer con mon frère y ha sido agotador... Y tú fuiste con Angleterre, supongo que fue igual o peor —explica.

—Ha sido peor —responde Francia de inmediato—. Mucho, mucho peor... —admite calmándose de nuevo y volviendo a acostar la cabeza en sus rodillas, mirando su celular. Canadá le mira.

—¿Qué ha pasado? ¿Estaba muy enojado? —le mira preocupado—. No te habrá pegado, ¿verdad?

—Se ha tirado al río, para empe... —le mira, llevándose una mano a la mejilla en automático—. Ehh... Non.

Canadá levanta las cejas.

—¿Se ha tirado al río?

Oui... ha salido directamente a tirarse al río —se pasa una mano por el cabello—. Y luego hemos ido al hotel discutiendo, se ha bañado, ha sido mentalmente agotador, hemos discutido en el elevador un poco, le he pegado yo, me ha pegado él y ha terminado dormido —resume. Canadá aprieta los ojos.

—Y con el frío que hace... ¡Entonces si ha peleado contigo!

—Pues... —Francia se encoge de hombros—. Era de esperarse...

Canadá niega con la cabeza.

—Siempre me ha parecido demasiado violento... Por eso mon frère... —suspira.

Oui, es cierto... es absolutamente violento y como tres veces más violento si se trata de mí —asiente con la cabeza—. Aun así, creo que ésa no ha sido la parte complicada.

—¿Entonces? —pregunta Canadá y le mira, ante lo que Francia suspira valorando qué puede y qué no puede decirle, intentando darle una respuesta que sea satisfactoria y razonable.

—A ratos me cuesta mucho defenderle contra sí mismo —explica—. Y a veces defenderle contra sí mismo implica ir en contra de... —se peina otra vez, mientras Canadá valora lo que ha escuchado, sin entender.

—¿Contra sí mismo?

—Oh sí, contra sí mismo. Angleterre es terriblemente autodestructivo. Si ton frère se excita con Russie, es porque conmigo no está lo suficientemente satisfecho —explica mirándole con las cejas levantadas. Canadá levanta las suyas.

—¿Co... Contigo? —pregunta sin entender.

—Eso dice él... ¡préstame atención, Canada! —le riñe, con lo que el aludido baja la cabeza avergonzado.

—Pero eso no... Es decir, mon frère no quería que eso pasara...

—Claro que no quería que eso pasara, y dudo muchísimo que si está con Angleterre se sienta especialmente insatisfecho —explica Francia—, pero a Angleterre le gusta pensar mal de sí mismo y asumir que todo lo que pasa con ton frère es su culpa.

—De hecho, él... Mon frére quería que te preguntara... Bueno, yo no debía decirte que es él quien quiere que te pregunte, pero no creo que sirva de nada tratar de esconderlo... —empieza Canadá.

—¿Qué quería que me preguntaras? —Francia se pasa una mano por la barbilla, sorprendiéndose un poco al sentir la barba un poco crecida a diferencia de los demás días.

—Cómo... Bueno, por qué le pasa y cómo hacer que no le pase... —explica Canadá—, él dijo... Dijo que había soñado con él y esta mañana pensaba que si alguien más hacía lo que le hizo Russie volvería a pasarle independientemente de Russie.

—¿Soñó con Russie? —Francia sonríe un poco, divertido, y Canadá asiente con la cabeza.

—Eso me dijo. Estaba asustado por si volvía a hacerlo.

—Pobre garçon —admite el francés—, debe haberlo pasado bastante mal. Mmm... bueno, le pasa porque Russie le atrae. Habría que averiguar qué es lo que le atrae de él, pero debe ser algo que le envidia o que le gustaría si ese rasgo estuviera en alguien más —responde—. Yo lo he dicho una y mil veces... del odio al amor, sólo hay un paso. Es interesante que ton frère y Russie estén pasando por eso —se encoge de hombros—, pero no me parece sorprendente. Tenía que darse tarde o temprano.

—Hoy se han enfrentado —Canadá mira a Francia y continúa—, tuve miedo... Pensé que se harían daño de veras.

Francia le mira en silencio unos segundos.

—Es que hay un problema con ellos.

—¿Cuál? —pregunta el americano—. Estaban... Creo yo, peor que nunca... Russie le ha pedido su sangre —aprieta los ojos.

—Ohh... ¿se la ha pedido? —Francia entrecierra los ojos—. Si será cabrón, quedó de no pedírsela hasta dentro de días...

—Es que mon frère estaba muy enojado por cómo se ha ido Angleterre a la hora de comer y ha volcado una mesa, así que Russie le ha dicho que no rompiera sus cosas y... Han empezado a discutir... Y cuando mon frère le ha dicho que cuánto costaba su mesa, Russie le ha dicho que su sangre —explica.

—Ohhh... —Francia levanta las cejas—. Bueno, es más o menos lo mismo que siempre pasa con ellos, lo que ocurre es que ahora mismo no están controlándose demasiado. ¿Cómo los detuviste?

—No lo sé—responde sinceramente.

—¿Alguien te ayudó? —levanta las cejas.

—Yo... Me puse entre ellos y... No me estaban ni viendo y... Entonces Russie sonrió y se fue —explica. Francia le pone una mano en la pierna y le sonríe sinceramente.

—Algo debes haber hecho para detenerlos.

—Bueno yo... Trate de sujetar a mon frère para que no empezara a pegarle y todo eso, Russie da mucho miedo —admite.

Russie puede dar MUCHO miedo, en especial cuando está con el garçón... —niega con la cabeza—. Tú dime, cher... si ellos dos tuvieran sexo...

Canadá suspira y le mira.

—¿Quién crees que sería el que diera y quién el que recibiera?

Canadá parpadea y se incomoda un poco por lo desubicado de la pregunta.

—Yo... No lo sé —admite tratando de imaginarlo sin tener secuelas post traumáticas de por vida.

—Piénsalo bien... —le mira con el ceño fruncido.

—Es que no creo que mon frère... No creo que pudiera relajarse siquiera, pero Russie...

Russie quoi? —le insta a seguir.

—No creo que sepa siquiera estar de ese lado —explica avergonzado.

—Yo tampoco, con toda sinceridad... pero eso no implica que no pudiera hacerlo, obligado y por la fuerza —asiente con la cabeza, sonriendo satisfecho de la respuesta—. Ése es el problema que te menciono. Demasiada tensión y sin forma de resolverla.

—Entonces... ¿Esto seguirá pasando? —pregunta MUY preocupado.

—Yo casi podría apostar a que si deja de pasar será porque tienes que ir con tu hermano a intentar que te cuente qué pasó... —asiente con la cabeza. Canadá aprieta los ojos.

—Esta mañana mon frère me ha pedido que le lamiera el labio como le hizo Russie... y Russie me pidió mi sangre porque quizás era como la de mon frère... France, si'l vous plaît... —suplica Canadá. Francia flipa por ambas cosas, mirándole—. Si'l vou plaît... tenemos que pararles —suplica Canadá de nuevo.

—¿Russie te pidió tu sangre? —le mira intensamente.

Oui —asiente.

—¿Y se la diste? —levanta las cejas y Canadá aparta la vista.

Russie da bastante miedo

Francia niega con la cabeza pellizcándose el puente de la nariz.

—Es que no sé cómo detenerles, sinceramente. La única manera que se me ocurre es propiciar a que pase algo.

—Pero... —Canadá niega con la cabeza—, pero no podemos hacer eso... Mon frère... y Angleterre... y... ¿y si Russie le matara? —pregunta—. O mon frère a Russie... es demasiado peligroso.

—Lo sé... realmente lo sé, pero la tensión sexual no desaparece así como así, mon amour —explica Francia, mirando la blackberry de nuevo y escribiendo algo más al no obtener respuesta.

"Tu me manques" reza el mensaje, porque Francia... porque es lo que siente Francia, ¿saben? Y no tiene por qué ocultárselo puesto que sabe que Inglaterra debe extrañarle también, así que simplemente toma el teléfono y se lo escribe.

—Bueno... —suspira Canadá cuando abren la puerta de embarque—, espero que todo acabe bien.


Y aquí es donde vamos a dar por fin punto y final a esta complicada trilogía. Con un final abierto. Porque así es la historia, cada día se escribe y pasan cosas nuevas que se entrelazan con las viejas y las situaciones resueltas solo son capítulos de una historia más grande.

Así que al final... muchas gracias a todos los que habéis llegado hasta aquí a pesar de las complicaciones de edición y publicación y... complicaciones en general.

Por que no dedicar un fic trae mala suerte...

En estricto orden alfabetico, a Akiramon, Anon-sempai, Chiomi Bon, Drackakira, Ihaterussame, Lis et rose, lima, Lucky-chance, Naho-chan, Nina22, Pontianak, Sariita3, scarletKirkland, Tamat, uru94 y xilema95 por sus reviews, muchísimas gracias por, en algún momento, dejarnos vuestra opinión.

A Xilema95, Tari quiere dedicarle el beteo y edición que ella realizo.

A Tari muy especialmente, Agua y Aceite quieren dedicarle el fic, porque sin ella esto no estaría aquí ahora, SEGURO.

y por último a ti, que lo has leído, muchas gracias.