Hola de nuevo ~ 3 Aquí os traigo el capítulo 7 *de nuevo, más confeti*. He de decir que me ha costado HORRORES acabarlo porque nada de lo que escribía me terminaba de convencer ;^; pero aún y así creo que ha quedado bien. Os aviso que este capítulo es básicamente amor, fluffiness y cosas bonitas… espero que os guste a pesar de ello QwQ. Lo hice mucho más extenso que los anteriores (lo requería xD)~ Espero que disfruten!
Pd: Muchas gracias a todos los lectores y nuevos seguidores, gracias a vosotros esta historia sigue adelante (aunque lentamente). ¡Gracias por el apoyo y los mensajes!
Pd2: Esta semana me iré de vacaciones, espero volver con buenas ideas 3 Les deseo un buen verano a todos! ~
Pd3: En anteriores capítulos me equivoqué en poner la fecha del cumpleaños de Law. Es el 6 de octubre y no sé porque diablos puse el 5 *se tira por la ventana*. Disculpas u_u.
La enorme luna resplandecía en el cielo, iluminando todo el mar de estrellas que tenía ante ella. Eustass la observaba desde su barco ensimismado. Aquél día que terminaba había sido demasiado extraño. Suspiró alejando de su mente las palabras de la misteriosa anciana y también la pelea con Bellamy, pero no podía sacar de su mente al capitán del submarino.
- Supongo que… debería ir- se dijo a sí mismo.
Volvió a fijar sus ambarinos ojos en la luna, no sin antes observar las estrellas que acompañaban aquél manto oscuro. Se fijó en la posición en la que estaban para poder averiguar la hora. Si sus cálculos no le fallaban debía de ser la una de la madrugada.
- Bien... ya es 6 de octubre- suspiró de nuevo mientras enrojecía levemente.
Movió sus pies por el barco, volviendo a esquivar a sus borrachos tripulantes y continuó caminando hasta llegar a tierra firme, tan solo avanzó unos cuantos pasos cuando vio que Killer regresaba de la ciudad.
-Kid, ¿a dónde vas a estas horas?- preguntó acercándose al pelirrojo.
-¿Yo? A… dar un paseo… eso, sí.
Killer miró extrañado a Kid, casi ni le reconocía. Sus manos estaban temblorosas, su tez pálida ahora estaba teñida de un leve tono rojizo y qué decir de sus ojos nerviosos mirando a todas partes excepto a él.
- Kid, no me engañes. Se te ve a la legua que NO vas a dar ningún paseo.
-Tch, metete en tus asuntos Killer- ignoró completamente al rubio, poniéndose en marcha de nuevo.
- Le vas a ver, ¿no es así? … a Trafalgar me refiero.- dijo Killer.
Kid paró en seco y volteó a ver a Killer. A pesar de no poder verle la cara, Eustass sabía que su tripulante estaba molesto y eso también molestaba a Kid, ¿qué más le daba lo que él hiciera? Sin pensárselo dos veces decidió encararle.
- Pues sí, ¿algún problema? Haré lo que me dé la gana.- arqueó una de sus inexistentes cejas.
- Somos enemigos de ese medicucho. Acepté que te salvara, pero nada más.- apretó con fuerza sus puños - Kid… por favor no vayas.
- Mira Killer, no entiendo qué te pasa. Ya te he dicho que haré lo que quiera, no me controles.
- En ese caso… no me dejas más opciones…
Sin dudarlo ni un instante Killer se abalanzó rápidamente contra Kid asestándole un puñetazo en la mejilla izquierda pero, a pesar de la fuerza del golpe, no consiguió derribarlo tal y cómo pretendía. Retiró el puño de la mejilla de Kid y dio un par de pasos atrás para volver a abalanzarse contra su capitán y asestarle un segundo golpe, esta vez en el estómago. Kid, ya cansado de aquél acto infantil, decidió arremeter contra el rubio, devolviéndole los puñetazos. Sin remedio alguno, Killer cayó al suelo del primer golpe, pero a pesar de ello pudo parar el segundo, aunque con cierta dificultad.
- Eres imbécil Kid – espetó jadeante el rubio.
- Heh, y me lo dice quién se ha abalanzado contra mí en primer lugar, ¿huh? Killer no me toques los cojones.
- Eres gilipollas… no te das cuenta de nada, capullo.- se sentó en el suelo.- ¿Pensabas que no me daría cuenta? ¿Por qué no me lo contaste antes?
-Killer, he tenido un día asqueroso, no te entiendo… bah, me voy. -Colocó bien su pesado abrigo y continuó su 'paseo'.
- ¡MALDICIÓN KID! Sé que estás enamorado de Trafalgar… maldita sea.
Kid volteó tan rápido como pudo y volvió a donde estaba el rubio sentado. Su cara debía parecer un mapa, entre el moratón recién salido y las gotas de sudor frío que descendían desde su frente hasta su barbilla.
-¿¡Cómo dices!?- preguntó exaltado.
-Kid, me di cuenta hace tiempo. Y… siéndote sincero, me molestaba que no me lo dijeras siendo yo el primer hombre que entró en tu tripulación.- suspiró.
-Lo siento Killer. A decir verdad ni yo mismo lo sabía- se rascó la cabeza avergonzado- … de hecho, lo he descubierto hace poco.
- Lo dicho, eres tonto. Estaba claro que él te gustaba desde hace tiempo atrás.- suspiró levemente- Siento los golpes de antes, pensaba que me lo estabas ocultando y... me sentía mal.
-Tch, la próxima vez contrólate y pregunta…-refunfuñaba con cierta molestia, pues odiaba pelearse con el rubio.
Killer asintió avergonzado por sus actos y, tras unos segundos en silencio, se alzó y sacudió sus pantalones tejanos para después girarse y caminar hacia el barco. Lentamente alzó el brazo y agitó la mano, haciéndole entender a su capitán que se marchara con Law. Kid, al ver la señal del rubio salió corriendo rumbo al submarino. Al escuchar los pasos acelerados de Kid, Killer giró la cabeza para ver como su capitán se alejaba por la playa. Tras su casco de rayas blancas y azules esbozó una sonrisa, estaba muy contento de que por fin, alguien tan querido para él hubiese encontrado algo más por lo que luchar, alguien a quien amar y hacer feliz.
Encerrado en su camarote se hallaba Trafalgar. Llevaba horas sin salir. Estaba tumbado en su cama, mirando la tenue luz parpadeante en el techo. Bajo su cama había un pequeño botiquín abierto y, tirado en el suelo, un bote de alcohol y varios papeles manchados con su propia sangre. Suspiró en silencio tragándose sus propias lágrimas, pues ya estaba agotado de tanto llorar, ¿desde cuándo era él así? Se preguntaba. Realmente odiaba esa parte de él, aquél terror hacia Doflamingo y su poder. Cansado, se sentó en el borde de la cama, apoyando sus pies descalzos en el suelo. Dio un pequeño bote al notar el frío líquido que estaba pisando. Bajó la mirada y vio su sombra reflejada en el líquido.
- Lo había olvidado por completo… menudo estropicio.
Durante un rato, estuvo absorto en sus pensamientos una vez más. Por más que lo intentaba no veía salidas de ningún tipo. Sabía que tarde o temprano Doflamingo se saldría con la suya.
"Y si todo va a… acabar de esa manera… ¿porqué no adelanto acontecimientos?" pensaba el moreno incesante.
- P-pues claro… esa debe ser la solución indolora y sencilla. Además les evitaría problemas a los chicos y se salvarían de sus garras…
Sus ojos se volvieron vidriosos, no quería aquella solución pero ¿qué más le quedaba? Su mente volvió a viajar para alejarse de aquellos pensamientos y acabó en un recuerdo sobre Kid. "Eres un estorbo", su propia mentira hacía eco en su cabeza, ¿Cómo se le había ocurrido decirle aquello? Reprimió las lágrimas que luchaban por salir y como si de una señal se tratara, la nota de Eustass apoyada en las negras sábanas cayó hacía el suelo, pasando por delante de los ojos de Law. Éste vio como se mojaba el papel, sus ojos se abrieron más mientras las negras letras se iban emborronando. Lo único que tenía de su amado pelirrojo había desaparecido. Las lágrimas acabaron aflorando y cayendo por sus mejillas sin control alguno.
-Eustass… Eustass-ya- las lágrimas iban fluyendo rápidamente- ¡EUSTASS-YA!- gritó en desconsuelo, buscándolo con sus palabras- ¡EUSTASS-YA!
*TOC TOC TOC*
El sonido de alguien tocando a la puerta lo asustó. Sin darse cuenta estaba gritando el nombre del capitán Kid en alto entre lágrimas, ¿qué pensarían sus tripulantes? Necesitaba pensar en algo y rápido.
- Capitán…- la voz de Bepo resonó al otro lado de la puerta.
-D-dime Bepo – contestó con inseguridad en su voz mientras secaba sus lágrimas con rapidez.
- El capitán Kid ha venido a verle- dijo alegremente el oso.
Al escuchar aquél nombre saltó de la cama como un resorte poniéndose en pie y cayendo estrepitosamente debido al suelo mojado.
-¡Capitán! ¿Sucede algo?- preguntó asustado Bepo.
-N-no es nada, no te preocupes.
Notó como su corazón daba vuelcos en su caja torácica y el estómago se le llenaba de mariposas revoloteando hacia todas partes, no podía creerlo. Los finos labios de Law esbozaron una sonrisa y sin detenerse a calzarse debidamente, abrió la puerta de golpe y salió como una flecha de su camarote, no sin antes agradecer a Bepo el haberle avisado.
Por más que corría no parecía llegar a la puerta, nunca se le había hecho tan largo aquél pasillo. Con un sprint final llegó a la puerta de salida, alargó la mano y abrió. Notó como estaba sin aliento, pero aquello no le importaba en aquél momento. Se dirigió hacia una de las barandillas y miró hacia abajo. Allí, sentado en una gran roca estaba Kid, el cual al verlo le saludó agitando la mano. Sin ningún tipo de vacilación, Law saltó para llegar a la playa. Cuando aterrizó en la blanda arena se mareó levemente y cuál fue su sorpresa al ver que no estaba en la arena, sino en el agua del mar y no llevaba calzado puesto.
- Trafalgar, ¿puedo saber qué diablos haces?- preguntó Kid confuso al verle salir del agua andando como un pato.
-N-nada... descuidé mis... botines- contestó mientras se acercaba al pelirrojo.
- Hahaha, ¿tantas ganas de verme tenías que has olvidado tu querido sombrero incluso tus zapatos?
Law enrojeció rápidamente, pues Eustass había acertado de lleno, aunque lo del sombrero tenía otra explicación, la cual a Kid no le hacía falta saber, pues ya se había encargado anteriormente de ello. Sin contestarle a aquella picarona pregunta, Law se sentó a su lado.
- Oh vamos, no te enfades Trafalgar.-alargó su mano, acariciando el pelo del moreno.
- ¿A... a qué diablos has venido?- preguntó mientras agachaba la cabeza avergonzado.
- Te lo diré más adelante. Acompáñame a dar un paseo anda medicucho- dijo poniéndose en pie.
- Serás capullo. Espero que no quieras pelear y ganarme de una manera tan ruin- comentó Law con tono burlón.
- ¿¡Por quién me tomas imbécil!? Tch…
Al ver aquella reacción ante su comentario, Law no pudo evitar reír. Kid enrojeció, pero en cierta medida estaba feliz. Tendió su mano a Law para ayudarlo a levantarse, mano que el cirujano rehusó por completo. Se puso en pie sin mirar al pelirrojo y emprendió él solo el camino, Kid antes este acto resopló, pero aún y así le siguió.
- Dime a dónde vamos- exigió Law.
- Killer me ha dicho que hay un árbol mágico en esta islucha- revolvió su rojo cabello- suele florecer en ésta época del año… y sólo a ciertas horas… así que me pareció buena idea ir a verlo contigo antes de retomar el viaje- fijó su mirada en el mar, prefería no mirar al cirujano, pues en cierto modo sabía que sus propias mejillas estarían completamente encendidas.
Law abrió más sus pequeños ojos. ¿Kid queriendo ir con ÉL a un lugar? "Ahora SÍ que estoy soñando" pensó. Rápidamente sus mejillas adquirieron un tono rubí, esbozó una sonrisa y dejó escapar una leve risa que disimuló tapándose tímidamente los labios. Una pequeña gota de agua cayó en su nariz y alzó su mirada al cielo nocturno el cual empezaba a taparse de nubes amenazantes.
- Vaya, parece que se avecina tormenta –comentó Law.
-Me da igual, vamos a ir igualmente- sentenció Kid- además, estamos cerca.
Kid alzó su brazo, señalando un pequeño monte al final de la playa con un enorme árbol luminoso. Trafalgar quedó maravillado ante lo que veía, moría de ganas de llegar allí y sentarse bajo aquél árbol con Eustass. Un pensamiento fugaz surgió en su mente, un pensamiento en el cual el pelirrojo le besaba apasionadamente bajo las hojas iluminadas de aquél misterioso árbol. Avergonzado agitó su cabeza intentando despejarse.
-¿Trafalgar?
- No es nada- contestó agitado- ¡va-vamos antes de que llueva demasiado!
Aceleraron el paso mientras las nubes se cernían sobre ellos. Continuaron recto hasta girar en cierto tramo del camino para subir a la pequeña montaña. Kid continuó subiendo ansioso por aquella cuesta seguido por Law, quien empezaba a notar como la hierba bajo sus descalzos pies se humedecía. Kid iba por delante de Law, así que no se dio cuenta hasta pasado un rato de que éste se había quedado parado en el último tramo de hierba, justo antes del camino de piedras sobre el que estaba él.
- Oi cirujano, ¿qué diablos sucede?- preguntó acercándose el pelirrojo.
- Eustass-ya… no puedo seguir por ese camino- comentó con voz infantil.
- ¿QUÉ? Es el único camino
- Pero…
Trafalgar señaló sus pies y los movió juguetonamente. Kid los observó, ya no recordaba que el cirujano andaba descalzo y estaba claro que no podía seguir caminando por aquél camino de piedras, sin duda alguna se haría mucho daño. El pelirrojo suspiró cansado, hecho que al moreno le molestó y mostró su enfado hinchando sus mejillas infantilmente. Kid sonrió y sin más contemplaciones se acercó a Law. Cuando estuvo a pocos centímetros de él, lo alzó como si de una pluma se tratara y cargó con él, llevándolo en sus brazos como si fuera una princesa.
-¡Eustass-ya! ¿¡Qué estás haciendo!?- preguntó completamente rojo.
-¿Acaso no lo ves? No puedes caminar por aquí, así que no me queda otra que llevarte a cuestas- contestó Kid sonriendo.
Enrojeciendo más aún si era posible, Trafalgar no puso ninguna pega ni se quejó, simplemente se quedó callado y se acurrucó en el pecho de Kid. Notaba su calor, el ritmo de su extrañamente acelerado corazón, apreciaba su característico olor cítrico. "Me encanta" pensaba el moreno sin cesar. El capitán pelirrojo seguía subiendo, ya quedaba poco para llegar a su destino. Mientras andaba notó como Law se acurrucaba en su pecho y con sus manos cogía cariñosamente su abrigo. Como si de una reacción en cadena se tratase, su corazón comenzó a ir demasiado deprisa y por consecuencia, sus pasos también, haciéndoles llegar a la enorme cima en pocos minutos.
- Hemos llegado cirujano- comentó Kid mientras dejaba a Law en la hierba de nuevo.
A Law aquello le apenó, hubiese preferido estar más rato entre los brazos musculados de Kid, pero aquella leve sensación de tristeza se esfumó por completo al observar lo que había frente a él.
- Es… ¡precioso!- exclamó.
Un enorme y frondoso árbol se hallaba frente a Law, sus ramas eran gruesas y oscuras, además de muy extensas, las hojas brillaban con un reflejo verde claro y brillaban en más o menos intensidad cuando el viento las mecía. Pero sin duda alguna, lo que más llamaba la atención eran las pequeñas flores luminosas de diversos colores que decoraban el árbol, tonos verdosos, azulados, rosáceos y violáceos se juntaban en harmonía creando un conjunto de luces y colores casi místico.
Law dio unos cuantos pasos en silencio hacia aquella belleza seguido por Kid, quien también estaba maravillado ante aquél extraño suceso. Una vez lo suficientemente cerca pudieron apreciar que cuando las gotas de lluvia golpeaban algunas flores, éstas emitían un leve sonido de campanilla bastante agradable a los oídos. Todo aquello parecía sacado de un cuento de hadas.
-Te… ¿te gusta?- preguntó tímidamente Kid.
Al escuchar la pregunta, Law giró rápidamente hacia él. Llevó sus manos a su pecho y con una amplia y sincera sonrisa en sus labios afirmó. Eustass lo escrutó de arriba abajo… tan inocente, tan dulce, tan adorable, tan peligroso y sádico a la vez… aún le costaba admitirlo, pero le encantaba todo de aquél doctor de tez morena y ojos fríos.
- Me alegro de que este árbol nos haga un buen cobijo para no mojarnos… Pero, Eustass-ya… ¿por qué me traes aquí? Dime la verdad- dijo seriamente Law.
Kid casi había olvidado por completo el porqué de aquél paseo. Caminó hacia el borde del risco que había al lado del árbol, dubitativo entre decir la verdad o seguir mintiendo, Law lo siguió con la mirada esperando una respuesta.
- Idiota, hoy es…- posó su mano derecha en su frente, disimulando su vergüenza- hoy… es tu cumpleaños.
El moreno parpadeó varias veces incrédulo ante aquella respuesta, ¡la nota de Kid era cierta! Se acordaba de su cumpleaños y le había llevado hasta aquél maravilloso lugar. Moría de ganas de lanzarse a sus brazos y decirle lo mucho que lo amaba, pero la reacción de Kid sería negativa, así que prefirió quedarse quieto en el mismo lugar.
-Cierto es… menuda cabeza la mía no acordarme- rio levemente- muchas gracias por recordármelo Kid. ¿Quién diría que alguien tan tonto como tú sabría el cumpleaños de su enemigo?
- Digamos que eres algo más que un enemigo para mí, por eso…- dijo en voz baja.
Tras decir aquello, Eustass se calló de golpe, por poco soltaba algo que no debía. Deseó que el cirujano hiciese caso omiso a sus palabras o incluso que no hubiese escuchado nada, pero en el fondo sabía que ahora le tocaría un intenso interrogatorio. Se giró deseoso de equivocarse, pero efectivamente allí estaba él, con sus ojos curiosos escudriñándolo muy de cerca.
- ¡Demonios, Law! ¿Cuándo te has acercado tanto?- preguntó a gritos al cirujano, el cual estaba a unos 15 centímetros de él.
- Eustass-ya, ¿qué has querido decir con eso de "eres algo más que un enemigo para mí"?
- Nada, tch- lo miró fijamente- nunca haces ruido, te mueves en silencio… maldición, pareces un gato, Law.
- Hmhm, ¿debo tomarme eso como un cumplido?
- Tómalo como quieras. Y NO ME INTERROGUES- avisó con un tono de voz malhumorado.
-Tch, siempre malhumorado, eres un capullo integral Eustass-ya. Me voy.
Con un rápido movimiento de muñeca, Kid detuvo en el acto al moreno.
- Aún no he acabado contigo. Tengo… algo para ti- metió la mano que le quedaba libre en el bolsillo de su pantalón y sacó el pequeño paquete que contenía el regalo.
- De acuerdo, me quedaré entonces- se puso frente al pelirrojo.
- Cierra los ojos- exigió Kid.
- No quiero, quiero ver el re-
-CIÉRRALOS- enrojeció rápidamente.
Ante aquella orden, Law no tuvo más remedio que cerrar los ojos, no sin antes refunfuñar por ello. Kid, nervioso cómo nunca antes había estado, observó con detenimiento a Law. Su pelo corto se movía con gracia debido al viento, daban ganas de tocarlo y así lo hizo. El cirujano notó la mano de Kid posarse en su cabeza, sus dedos se enredaban en su pelo juguetona y delicadamente, le encantaba aquello.
Una vez más relajado, Kid retiró su mano del suave cabello de Trafalgar, abrió el paquete con detenimiento y sacó el contenido. Tembloroso, se acercó más a Law y con toda la delicadeza que poseía le colocó el ajustado collar con el cascabel. Law notó una pequeña presión en su cuello, pero no era una presión molesta, se notaba suave y cálida, de alguna forma, le gustaba mucho.
- Ya...ya puedes a-abrir los ojos- dijo entrecortado Kid.
Los pequeños ojos se abrieron divisando un sonriente Kid. Alzó sus manos y tocó su cuello, reconoció lo que tocaba, era un cascabel grande en un collar ajustable, como de mascota, pero más elegante y sofisticado.
- Siempre he pensado que me recuerdas a un gato. Un pequeño gato negro abandonado lleno de maldad, pero que en realidad busca calidez porque se siente indefenso y demasiado solo. Por eso pensé que te quedaría bien llevarlo puesto – sonrió dulcemente.
Los ojos de Law adquirieron un característico tono vidrioso y decidió bajar la mirada. El capitán que ahora estaba sonriente ante él había acertado con aquella descripción y no solo en aquello, sino también en los colores de aquél característico collar que ahora podía apreciar mejor.
- ¿POR QUÉ?- alcanzó a decir, aguantando las lágrimas.
- Supongo que ya es inútil intentar reprimirlo más… Verás, en lo más hondo del lado izquierdo de mi pecho hay algo que late, que se desgarra y que a veces incluso se encoge y grita de dolor…
- Tu corazón… sin duda alguna.- le miró fijamente con ojos acuosos.
-Exacto, tú eres un experto en este tema… así que dime Trafalgar, esto es a lo que llaman "enamorarse", ¿verdad?
Nervioso, el cirujano no sabía cómo responder aquella pregunta, sintió que aquello era justo lo mismo que le pasaba a él cuando pensaba en el pelirrojo y afirmó.
-Heh… no tiene sentido que lo siga negando entonces… - respiró profundamente y posó una de sus manos en la mejilla sonrojada de Law.- Te amo, Trafalgar.
El mundo se paró por completo para el mencionado, no podía dar crédito a sus oídos. Sus ojos empezaron a desbordar lágrimas, Kid las limpiaba suavemente, pero era inútil ya que no cesaban. Sin mucho esfuerzo, Law se abalanzó sobre Kid, hundiendo su cara en el pecho del pelirrojo llamándolo sin cesar.
- Perdona si he hecho mal en decirlo, pero- se excusaba el pelirrojo mientras Law negaba rotundamente con su cabeza- ¿hm? No te entiendo…
- Eres tonto Eustass-ya- decía entre sollozos ahogados- tú… tú no eres ningún estorbo para mí como te dije por la tarde. Eres muy importante para mí, yo…- logró mirarle a los ojos- yo te quiero muchísimo Eustass-ya.
Los brazos de Kid rodearon al pelinegro tras aquellas palabras. En aquellos momentos ambos se sentían tremendamente felices, ambos sentimientos eran correspondidos, ambos sentían estar viviendo un sueño del cual no querían despertar jamás. La lluvia comenzó a caer con mucha más intensidad, pero a ellos no les importaba en absoluto.
- Jamás pensé que corresponderías a los sentimientos de alguien como yo- dijo Kid con una tonta sonrisa en su rostro.
-Te amo muchísimo Kid…. Desde hace ya algún tiempo… - su sonrojo era extremo.
- A partir de hoy eres mío, únicamente de mi propiedad- alzó la barbilla del moreno- solo para mí…
Kid acercó sus labios a los de Law, éste por su parte se puso de puntillas y cerró sus ojos llorosos. Poco a poco, Eustass notaba más cercana la agitada respiración del moreno, sonrió al verlo tan nervioso y segundos después presionó sus rojizos labios contra los de Law. Eustass quería deleitarse con aquellos mullidos labios, eran muy dulces, casi sabían a melocotón; los mordisqueó suavemente, su textura era sedosa… era la primera vez que probaba sus labios, pero sabía que ya era adicto a ellos. Trafalgar por su parte también disfrutaba de los labios del pelirrojo, su sabor ligeramente oscilante entre ron y naranja y de su textura suave acompañada de su característica rudeza.
Aquél beso se rompió cuando, ansiosos, buscaron el aire que requerían sus pulmones. Se miraron con complicidad y se sonrieron mutuamente, sintieron como sus corazones habían quedado conectados entre sí y aquello los hacían los seres más felices de toda la Grand Line.
- Fíjate, ha dejado de llover… igual que en mi corazón, Eustass-ya- dijo Law.
- No sabes cuánto me alegro Law- dijo alegremente Eustass.
- ¿Sabes? No quiero irme al submarino, ¡quedémonos aquí esta noche Eustass-ya!
- De acuerdo, quedémonos- sonrió.
Eustass caminó hasta el ancho tronco del árbol, una vez allí se sentó en la hierba que no estaba mojada, extendió un poco su abrigo y le hizo señales al moreno para que se acurrucara allí. Sonriente y feliz, Trafalgar se dirigió hacia donde había sido llamado dando pequeños saltitos.
Las horas pasaban y ellos seguían allí, admirando la belleza de las luminosas flores sobre ellos, viendo como las olas del mar se mecían furiosamente en la lejanía, charlando o simplemente disfrutando del silencio de la noche dándose mimos mutuamente, pequeños besos y caricias llenas de ternura.
Sin darse cuenta, ambos empezaron a caer en los brazos de Morfeo. Law apoyó su cabeza en el hombro de Kid y se durmió profundamente. Kid lo observó y volvió a besarlo de nuevo, seguía pensando que aquello era un sueño, pero aún y así, le encantaba y sabía que se enfadaría muchísimo si despertaba y se encontraba con que aquello no era la realidad. Los párpados empezaron a pesarle y, por más que luchaba por mantenerse despierto para observar a su amado, el sueño acabó venciéndole.
A lo lejos, una silueta empezaba a formarse en medio del aire. La silueta tomó forma de mujer anciana, con cabello blanco y vestido violeta. La misteriosa anciana se acercó flotando a los dos enamorados y sonrió dulcemente.
- Lo has hecho muy bien, Eustass Kid. La rueda del destino ha empezado a cambiar.
Tras decir aquello, se esfumó con el viento, dejándoles de nuevo solos mientras dormían plácida y felizmente bajo aquél frondoso manto de flores luminosas.
