¡Volví!
Sé que he desaparecido por dos meses.
Debería ser crucificada, quemada y tirada al río :c
Lo siento D:
Me sigo disculpando abajo..
Ahora, es tiempo de leer :)


Disclaimer. InuYasha y demás personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi.


Anteriormente..

Anda, por favor..

Escucha bien, ¡no lo haré! — y la abrazó con fuerza—, me quedaré aquí.
Y ahora quita esa cara de tonta que tienes— agregó con una sonrisa divertida.

Es la única que tengo.dijo fingiendo enojo.

Lo sé...

Y se quedaron dormidos uno al lado del otro.


Oh, esto es cómodo.
Sí, esto es DEFINITIVAMENTE CÓMODO.
Tan cálido y suave..

¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIIIING!

¡¿Qué demonios?!

Kagome sacó la mano de su edredón y de un manazo calló al dichoso despertador, que dio el último "ring" de su corta existencia. Volvió a meter la mano debajo de las sábanas y se envolvió como un capullo humano.

Realmente se sentía relajada ahí dentro, como si no hubiera dormido en su cama en décadas, no la reconocía. Cosa rara porque era la única que había tenido desde que tenía 3 años y apenas tenía 15 años y un par de meses. Ni siquiera había cambiado de colchón, ese tipo de colchones ya no se fabricaban, era una suerte que su madre lo hubiera obtenido. Como dice el abuelo, "antes todo era mejor".

Trato de cerrar sus ojos y relajarse. No fue difícil, realmente se sentía muy cansada. Ya casi lo lograba, estaba en ese dulce momento en que estamos a punto de caer en los brazos de Morfeo y perdemos la conciencia de lo que no rodea; cuando escuchó un fuerte grito que se filtró por su puerta.

— ¡Kagome Higurashi!

¡Dios!
La voz de su madre el 99 % del tiempo era dulce y calmada, pero realmente cuando gritaba, GRITABA.

O tal vez era el hecho de estar tan cómoda, y de ser interrumpida de esa manera.
A estas alturas, todo lo escuchaba se sentiría como un grito feroz.

— ¡Hija, llegarás tarde! —volvió a gritar su madre desde el piso inferior de su casa.

¿Llegar tarde?
¿A dónde?
¿Qué día es hoy?
¡El colegio!

Ubicó rápidamente el despertador. Yacía en el piso al otro lado de la habitación, roto. Abrió el primer cajón de su escritorio y enfocó la vista en su reloj pulsera. En 20 minutos debía estar en clase. Buena suerte.

¡No puede ser posible, no puede ser posible!
¡¿Por qué yo?!

Con esa agilidad que todas hemos desarrollado—cuando vamos tarde—se puso en modo "Shiva-Rudra", logró asearse y vestirse en exactamente 7 minutos. Bajó con una agilidad propia de un ninja, levantando "polvo" y destrucción a su paso.

— Buenos días mamá, te ves muy bien hoy, adiós mamá— articuló casi sin abrir la boca y sin siquiera mirar a su madre. Quien la vio desde la cocina.

— ¡Hija, espera! Tu... almuerzo. — suspiró, no era la primera vez que su hija salía con el apuro y estaba segura que no iba a ser la última.

Y ahora, ¿cómo se lo hacía llegar?

Con Kagome…

Sí llego, sí llego, ¡sí llego!

Hojeó su reloj, tenía 4 minutos para llegar. Ya había recorrido el 89.9 % del camino.
2 calles, solo eso faltaba. Debía apurarse.

Logró girar a la izquierda.
Logró ver el auto a dos metros de ella.
Logró escuchar el claxon del auto.
Pero, no se movió.

— ¡Kagome! —escuchó fuerte y claro, mientras dos manos la jalaron y la depositaron hacia el otro lado de la calle. — ¿Te encuentras bien?

¿Se encontraba bien?
¿Por qué demonios no se había movido?
Simplemente se había quedado ahí parada. Cuando escuchó su nombre se sintió rara, extrañamente familiar, como si escuchara a diario su nombre a gritos, con cierta desesperación impregnada. Un déjà vecu. Pero era diferente, la voz la sentía diferente. Diferente, y aun así sabía que antes había escuchado esa voz.

— ¡Hey, despierta!— unos dedos tronaron muy cerca de sus ojos. Enfocó su vista a la persona que tenía adelante.

— Oshiro… — Logró pronunciar.

Estaba ahí, frente a ella.
¿Cuánto tiempo había pasado?
Más de un año y medio año, casi dos años.

— Corrección: Takeshi, ¿o ya te olvidaste de mi? — le dio un pequeño toque en la frente.

Seguía en shock. Cómo es que él estaba ahí.

— ¿Cómo es que estás tú aquí? — logró pronunciar, reconectando la cabeza con su boca. No pudo evitar que sonara algo demandante y sorprendida.

— ¿Aquí?, siempre he estado aquí. En otro salón pero no en otro mundo, monse. A ti no te veía desde hace más de un año, ya no nos hablamos mucho…

Kagome se sintió incómoda, el aire se hizo incómodo.
Momento incómodo.
No recordaba que fuera así de mm... incómodo.

— ¡El colegio! — exclamó, dándose cuenta que tenían la hora ajustada. — ¡Corre! — agarrándolo de la manga lo jaló hacia el colegio.

Lograron cruzar las puertas del colegio justo en el momento en que el timbre sonaba, todo un milagro. Kagome apoyó una mano en su rodilla mientras que se cogía las costillas con la otra. Trató de normalizar su respiración, hacía un calor infernal y estaba empapada de sudor. Subió el brazo limpiándose la frente con su manga despacio. Se sentía sofocada y el calor no ayudaba precisamente.

— ¡Lo logramos! Uff, por muy po.. — miró a su alrededor, dándose cuenta que no había nadie.

Las viejas costumbres nunca se pierden.

Se encogió de hombros y subió a su aula.
Durante toda la mañana pidió disculpas repetidas veces, no se podía concentrar. Algo le rondaba por la cabeza. No podía enfocarse, y lo último que necesitaba ahora, eran clases de matemática. No, gracias. Soltó un suspiro de frustración.

Sonó el timbre del receso, colocó sus dos brazos en la carpeta y metió su cabeza en el hueco de estos, cerró los ojos.

Vacío.

— ¿No saldrás, Kagome? —preguntó Ayumi curiosa. Kagome solo movió su cabeza en señal de negación. — ¿cómo en los viejos tiempos, eh?

Kagome levantó la cabeza sorprendida por el comentario.

— Hoy me encontré con él— oh, gran error. Sus amigas volvieron sobre sus pasos y voltearon en forma sincronizada.

— ¿Pasó algo, por eso has estado rara toda la mañana? — fue Yuka la que habló esta vez.

— No, no pasó nada. No es por lo que creen, se los aseguro— respondió tranquilamente, mirándolas de frente para que vieran que decía la verdad—. Es otra cosa, es un sentimiento diferente.

Tristeza.

Sus tres amigas la miraron por un momento, la notaron cansada.
Finalmente, consideraron dejarla sola, necesitaba un momento.
¿Qué le pasaría?

Del resto de la tarde, no retuvo nada.

Cuando se dio cuenta, ya estaba regresando a su casa. Sus piernas se movían de forma automática, al parecer ellas recordaban el camino a casa.

— ¡Me estás mintiendo! — escuchó una voz femenina, se escuchaba rota.

— ¡Que no! Créeme, por favor.. —le respondió una voz masculina de forma más suave.

— ¡Eso es mentira! Déjame aquí, vete.

— Escucha bien, ¡no me iré!

Y la abrazó...

Se quedó estática viendo la escena.
Sintió que algo hizo clic en su cabeza.

Inuyasha...
Yo, te extraño.

Kagome despertó cuando aún era de noche, elevó la vista y pudo ver que la luna seguía ahí, vigilándolos. Aunque ya pronto amanecería.
El aire volvió a sus pulmones y trato de respirar profundamente pero sintió presión en su pecho.

— ¿Qué es lo que soñaste? Pareces desorientada.

Kikyo...

Le frunció el ceño, ¿qué hacía ahí?

— Seguía a Naraku. — dijo con simpleza. Kagome carraspeó, se sentía incómoda—por así decirlo—con una serpiente cazaalmas atándola al tronco del árbol. Le lanzó una mirada que le transmitía su incomodidad—Oh, claro.

Kagome volteo hacia Inuyasha, se veía tan tranquilo…

— ¿Cómo es que no…

— No nos puede escuchar— dijo restándole importancia al asunto

Típico.

— Es hora de irme — dijo, mientras se internaba en el bosque.

— ¡Espera, Kikyo! ¿No necesitas hablar con Inuyasha? — ella volteo, y la miró fijamente evaluándola con la mirada, luego soltó un leve suspiro y volvió a voltearse.

— No tengo nada que decirle. — le dijo aun de espaldas, mientras se adentraba en el bosque junto a sus serpientes cazaalmas que poco a poco fueron perdiendo su luz, desapareciendo finalmente en la profundidad del bosque.

Kagome se volvió a recostar sobre el tronco del árbol, pensando en lo terca que podría ser Kikyo. ¿Por qué no admitía que quería hablar con él? Admitía que ella era terca en ocasiones, pero Kikyo la superaba y por mucho.

Me pregunto si soy así de terca por ser su rencarnación.

Se rio un poco por ese pensamiento, luego sacudió su cabeza alejándolo.

No, yo soy Kagome y ella es Kikyo.

Volteó y fijó la vista en Inuyasha, la mitad de su cara estaba alumbrada por la luna. Su pecho subía y bajaba rítmicamente, soltando pequeños suspiros de vez en cuando. Ella sin darse cuenta había alzado una mano, mano que ahora se encontraba a unos pocos centímetros de su rostro. Frenó en seco, dándose cuenta de lo que hacía. La iba a retirar, de verdad que lo iba hacer. Antes de que una mano veloz rodeara su muñeca, cogiéndola no con rudeza, pero si con firmeza. Volteó a ver al hanyou que tenía una sonrisa de lado, pero aun no abría los ojos. Fanfarrón.

— ¿Qué estabas haciendo? — le pregunto con voz lenta y suave, con una leve pisca de arrogancia.

¿Qué estaba haciendo?
¡Buena pregunta!

Enrojeció.

— Nada. — *ESO-ES-MENTIRA*

¡Pulsera traicionera!
¡No estaba haciendo nada!
A punto de, es diferente.
Eso debería contar como una media verdad.
La vida es injusta.

— ¡Demonios! — Susurró, a lo que él sonrió ampliamente— ¿Desde hace cuánto estás despierto? — preguntó Kagome con una ceja alzada. La sonrisa de él desapareció.

— Recién me levanto. *ESO-ES MENTIRA*

Kagome se tensó, ¿había escuchado a Kikyo?
Lo miró fijamente a la espera de que dijera algo.

— Tuve un sueño extraño, soñé con Kikyo.

Kagome hizo una mueca. ¿Y se lo decía así? ¿De verdad tenía que escucharlo?
Al parecer sí, porque prosiguió.

— Fueron pequeños fragmentos del pasado. Pasado— repitió la palabra—, luego desperté, te sentí tan cerca. Sentí que me mirabas — volvió el sonrojo— tu mano, y luego que la apartabas.

Inuyasha soltó la muñeca de Kagome, no se había dado cuenta que la seguía sosteniendo. Él también se sonrojó.

— Yo también tuve un sueño extraño. — Nunca había mencionado su pequeña historia antes de que su vida diera ese giro radical. Ahora podría hacerlo.

Tomó aire.

— ¡KOUGAAAAAAAAAAA!, ¡KOUGAAAAAAAAAAAA! — se empezaron a escuchar dos voces a lo lejos.

Así que por fin llegaban.
Guinta y Hakaku.


Salut mes filles !
Acuchíllenme si quieren, me lo merezco :c
Lo lamento TANTO *se arrodilla, suplica perdón*
Estoy estudiando de 8-1 y de 3-7.
Soy media kamikaze.
Okno, son vacaciones pero estoy en la academia.
Y no es que me encante-adore estudiar, es que me estoy preparando para entrar a la universidad.
Pero me hice un tiempo y ¡aquí estoy!
Trate de esforzarme en darles un buen capítulo, no sé si me salió :c
Ahora, tal ves se preguntarán quién rayos es este "Takeshi Oshiro", bueno tiene que ver con la pequeña historia de Kagome.
Lastimosamente Kagome no hablará de eso en este fic, porque este es el último o penúltimo capítulo (aún no lo sé).
PERO *redoble de tambores*, ¿recuerdan el one-shot que prometí y no llegué a cumplir (jeje)?
Bueeeeeeno, la pequeña-historia-de-Kagome tendrá su propio fic y será más o menos largo. (No se llamará así, tendrá mejor título xd)
¡ESTÁS FORMALMENTE INVITADO/A !
Tal vez así me perdonen *vuelve a tirarse al piso*.
No les adelantaré mucho, aunque ya he dejado ciertas pistas, ustedes son inteligentes lo podrán captar ;)
Fecha para la publicación: No me aventuraré a dar una fecha, pero es muy posible que sea a más tardar la próxima semana asdfgh
¡A TI QUE ESTÁS LEYENDO MUCHAS GRACIAS!
No importa si recién lo estás empezando a leer, dime si te gustó, si lo odiaste o si te debo por el oftalmólogo.
Amaría saber tu opinión, ustedes saben que acepto de todo.
(Tomatazos, críticas destructivas, etcetc)
Amo sus reviews, me alegran el día c:
Atte. Ro :)