X Men Evolution y todo lo referente al universo Marvel no me pertenece. No hago este fic con fines de lucro.

¡Hola amigos! Primero que nada, muchas gracias a todos por sus reviews, por agregarme a favoritos y seguir este fic, también a sus lindos mensajes de apoyo y ánimo enviados a mi cuenta. Por acompañarme en el largo proceso que ha sido escribir esta historia, de corazón, gracias.

En cuanto al fic… ¡por fin lo logré! Llegué hasta aquí; tienen que saber que este capítulo ha estado dando vueltas en mi cabeza por AÑOS, incluso antes de que comenzara a publicar Holocausto M, este fue de los primeros capítulos en los que pensé, pero tenía que llegar a él con calma y paso a paso, no me gusta cuando las cosas ocurren tan rápido que apenas te da tiempo para digerir todo. Así que aquí está, espero que les guste.

Por último, un AVISO: Este capítulo marca el final de lo que sería la primera parte o "primera temporada" de Holocausto M, no planeo que tenga más de dos temporadas y a partir de aquí las cosas irán algo más rápido.

¡Disfruten el capítulo!

Holocausto M

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Tan temerosa de soñar; la historia se está repitiendo

Gritando: ¡monstruos, estoy sangrando!
Estoy perdiendo la luz en mí
Regresa a mí, porque sólo tú puedes salvarme

No me abandones – We are the fallen

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Capítulo XI. Final de Parte 1. Es maravilloso verte de nuevo

Los edificios color arena se volvieron visibles frente a ellos conforme descendían. Era obvio que su color se debía a la necesidad de camuflarlos en medio del desierto. ¿Pero a quién le importaría tratar de esconder un inofensivo laboratorio farmacéutico en medio del insoportable calor desértico? Bueno, obviamente a alguien que sabía que ese no era un inofensivo laboratorio. Kitty recordó las palabras de Emma Frost:

- "No se confíen, las cosas no son lo que parecen ahí adentro. La misión es simple; un equipo de cuatro entrará al complejo y tratará de obtener la información de dónde están su sistema central y los mutantes atrapados. Inmediatamente comunicará la información al equipo 2, que se dirigirá al lugar indicado. Si no han logrado conseguir esa información, el equipo 2 entrará 15 minutos después que ustedes para ayudarlos. Un tercer equipo permanecerá en el Jet y servirá de medio logístico y apoyo si algo va mal. Sean rápidos y silenciosos. La sorpresa es nuestra mayor aliada hoy"

Sí, su misión era simple en teoría, porque en la práctica era una cuestión de sincronización que dudaba mucho pudieran alcanzar con tan sólo dos días de preparación. Pero habían tenido que actuar rápido pues la fuente que contactó a Emma Frost le advirtió que, en el transcurso de los siguientes cuatro días, se planeaba exterminar al 70% de la población actual de la cárcel. Los Hellions habían tenido que actuar con muy poco margen de tiempo y quizás sin estar realmente preparados para un reto de esa escala, pero Kitty estaba profundamente conmovida por su valor y su disposición para ayudar cuando nadie más lo estaba haciendo.

Así que aquí estaba ella, Kitty Pryde/Sombra, con el equipo 1 formado por Manuel/Empath, Haroun/Jetstream y Angélica/Firestar, todos con el uniforme blanco de los Hellions, descendiendo lentamente en mitad de la madrugada sobre la que al parecer era una de las prisiones mutantes clandestinas más temidas. Se decía que, durante La Gran Cacería, camiones llenos de personas esposadas habían sido conducidos hasta ahí y ellas no habían vuelto a ser vistas.

- "Es aquí, vamos a descender Kitty" – dijo Jetstream, que estaba cargándola en brazos mientras volaban - "Por favor, no nos dejes chocar contra el suelo"

Firestar -que llevaba a Empath por los brazos- se acercó volando hasta ellos para que Kitty pudiera agarrarlos a todos, entrar en fase y hacerlos hundirse en la tierra con ella. Avanzaron a toda velocidad por el subsuelo hasta encontrar una pared de metal que también atravesaron, para finalmente hallarse dentro de un pasillo oscuro. A partir de ahí iban completamente contra reloj.

Lo primero fue deshacerse de todas las cámaras de seguridad posibles; no tanto por ocultarse, porque en un lugar con tanta vigilancia seguramente ya habían sido localizados y no tardarían en estar rodeados de armas, sino para dificultar el reconocimiento de su identidad y evitar represalias una vez salieran de ahí. "Si es que logramos salir", pensó Kitty.

- "Estamos dentro" – dijo Empath tocando el auricular en su oreja una vez se deshicieron de las cámaras de un pasillo. Al otro lado, la voz de Emma Frost le respondió.

- "Los escuchamos bien. Con cuidado chicos"

Ellos continuaron avanzando hasta encontrar un elevador.

- "¿No les parece raro?" – dijo en un susurro Kitty.

- "¿Qué cosa? – preguntó Empath.

- "Que nadie ha venido a pesar de que las cámaras de seguridad fueron desactivadas…es raro" – Kitty observó a su alrededor; algo no estaba bien. Su experiencia en misiones con los X-Men le había enseñado a que entrar en un lugar restringido ameritaba que cayeran sobre ti decenas de guardias de seguridad en menos de un parpadeo.

- "Supongo que están ocupados con los preparativos para eliminar a los mutantes, deja de asustarnos" – le susurró Angélica apretando el botón del elevador.

Pero cuando se abrió, todos entendieron por qué estaban "solos".

Dentro del elevador había toda una división de uniformados apuntándolos con armas.

- "¡Cuidado!" – gritó Haruon abalanzándose sobre Angélica antes de que una ráfaga de balas pasara rozándolos. Y la pelea comenzó.

Todo pasó muy rápido; las balas volaban por todos lados y si Kitty no hubiera tenido la habilidad de entrar en fase habría estado muerta desde el principio. Las llamas de Firestar también aparecían de un lado a otro tratando de no dañar a ningún Hellion, lo cual le estaba costando a Angélica tener que concentrarse en dos cosas a la vez. Haroun por su parte estaba volando a toda velocidad, golpeando y llevándose con él a tantos uniformados como podía. Tomó a uno de ellos y lo aventó contra la pared detrás de Empath que estaba en la retaguardia; su labor principal era la de obtener información. El de los demás era cubrirle la espalda.

Él observó al guardia y éste comenzó a moverse frenéticamente con un rostro que denotaba terror. Empath le preguntó:

- "¿Dónde está el sistema central de este lugar?"

- "E… edificio… A. Pi…so 3" – dijo agónicamente el guardia.

- "¿Dónde están los mutantes atrapados?"

- "El sub…suelo"

Empath pareció darle una especie de descarga emocional porque el guardia se desmayó.

- "Señorita Frost, ¿escuchó eso?" – dijo Empath agarrando su auricular.

- "Sí, Empath, nos dirigimos al edificio A. Ustedes salgan de ahí y tambi…"

- "¡Empath!"

Manuel escuchó su nombre clave, pero fue muy tarde; un uniformado lo golpeó tan fuerte en la cabeza que lo noqueó al instante y se apresuró a ponerle unas grandes esposas blancas. Haroun trató de ir hacia él, pero fue interceptado por un grupo de enemigos y golpeado fuertemente haciéndolo retroceder. Fue entonces que Kitty se dio cuenta; Angélica sólo estaba usando una de sus manos, pues su otro brazo había sido alcanzado por una bala. Por el pasillo frente a ellos y por el que habían llegado hasta ahí aparecieron uniformados con armas, rodeándolos por completo. Eran decenas y ellos eran sólo cuatro.

Y Kitty se sintió dentro de un horrible Dejavú que la había seguido todo el tiempo desde la Mansión aquella noche fatídica y la había alcanzado por fin, en éste terrible lugar.

La buena suerte se les había acabado.

No. No podía acabar así. Kitty continuaba peleando, hundiendo a los enemigos que podía y dejándolos atrapados en las paredes, el suelo o encerrándolos en cuartos aledaños en las diferentes áreas del lugar, pero estaba comenzando a cansarse y eran tantos puntos a los que poner atención que su concentración no le alcanzaba. "Ya he vivido esto", pensó Kitty, "pero la vez pasada…terminó tan mal…"

Ella vio a Haroun sostener frente a él a uno de los uniformados a modo de escudo humano mientras era apuntado por cuatro de los hombres con máscaras. Angélica también tenía ya pistolas apuntando a su cabeza y aunque las llamas seguían encendidas en sus manos, su rostro denotaba un profundo miedo que pronto terminaría por extinguirlas.

Entonces estaba ella, aún en fase, pero también rodeada. Detrás de ella escuchó lo que le pareció el sonido de esas esposas malditas y pasos que se acercaban.

De pronto un enorme estruendo se escuchó proveniente de algún lugar cercano y los Hellions supieron que el equipo 2 había llegado al edificio A. Pero, para su desgracia, los uniformados aprovecharon el estruendo mejor que ellos y sin previo aviso Kitty sintió unas poderosas manos tomarla del cuello y golpearla fuertemente, antes de perder la consciencia.

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El equipo 2 había entrado por la fuerza en el edificio que tenía un helipuerto con la "A" pintada en la azotea. Emma Frost, Roulette y Thunderbird fueron recibidos por una docena de hombres vestidos de negro y cubiertos del rostro con una capucha. Portaban armas de fuego y no esperaron para comenzar a atacarlos.

Emma convirtió en diamante todo su cuerpo y actuó de escudo para sus estudiantes pues las balas rebotaban en su armadura. Roulette que estaba a todas luces nerviosa y asustada, les cubría la espalda generando discos de buena suerte continuos para ellos y discos negros de mala suerte para los uniformados. Y quizás fue la suerte o el destino, pero lograron llegar al piso 3 más pronto de lo que esperaban, y encontraron la sala de máquinas central; un enorme cuarto lleno de computadoras, cerrado por varias puertas de grueso vidrio blindado, que atravesaron gracias a la buena suerte de los discos de Roulette. Dentro había personal con batas, parecía una especie de fusión entre centro de operaciones y laboratorio, pero los pocos que estaban armados fueron fáciles de vencer y mientras Emma entraba al sistema, Roulette y Thunderbird vigilaban la puerta.

- "¡Ya están afuera!" – gritó Roulette viendo con horror como un grupo grande de sus enemigos llegaba hasta la primera de las tres puertas de vidrio y tecleando lo que parecía un complicado código en el monitor externo, lograban abrirla. Ella lanzó un disco negro al sistema de apertura de puertas, pero seguramente sólo les ahorraría unos minutos.

Emma trataba de guardar toda la información que podía, pero mucha estaba bloqueada por códigos y mientras más importante parecía más candados tenía.

- "¡Tengo los planos del edificio y varias carpetas con candado! Pero aún no es todo…"

Un sonido fuerte los alertó y por lo que parecía un ducto escondido al ras del suelo, comenzaron a entrar aquellos hombres.

- "Se acabó"- susurró Thunderbird, preparándose para una dura batalla.

Y fue mucho peor cuando recibieron una alerta proveniente del Jet.

- "¡Señorita Frost, el equipo 1 cayó!"

A los tres se les heló la sangre.

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Cuando Kitty abrió los ojos de nuevo lo primero que vio fue unas esposas blancas alrededor de sus muñecas y se dio cuenta de que era llevada sobre el hombro de un uniformado. Frente a ella, también sobre el hombro de uno iba Manuel, desmayado y a su lado iba caminando Haroun, con el rostro completamente magullado y lleno de sangre. Más atrás iba Angélica, tratando de liberarse del agarre de uno de los hombres. Todos tenían las esposas blancas que los dejaban completamente vulnerables ante el enemigo.

Fueron bruscamente llevados hacia los pisos inferiores, donde no había ningún tipo de ventana, ni formas de salir más que usando los elevadores. Llegaron a una puerta de metal, afianzada por enormes tornillos que denotaban su grosor.

- "¡Abran la puerta!" – ordenó uno de los hombres. Un momento después la pesada puerta se abría lentamente para revelar un escenario totalmente desolador; adentro había un enorme salón con jaulas del tamaño de personas por toda su periferia. Jaulas sobre jaulas hasta el techo y dentro: mutantes.

Sus rostros pálidos por el tiempo sin haber visto la luz del sol, demacrados por el poco cuidado que habían recibido de sus captores, delgados por la pésima alimentación y con heridas y hematomas por aquí y por allá. Todos tenían esas esposas blancas que les quitaban sus poderes.

Kitty quiso gritar, quiso llorar al ver a todos ahí, parecía un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial. Entonces fue arrojada al suelo frío y húmedo a mitad del lugar. Sus compañeros también fueron dejados en esa especie de explanada que quedaba a la vista de todas las jaulas.

- "Vamos a ver" – dijo el robusto hombre. Él colocó a Empath en el suelo mientras otros uniformados lo amarraban –"Reanímenlo"

Ellos pusieron algo en su nariz y unos momentos después Manuel estaba consciente de nuevo. Aturdido, pero consciente. El hombre robusto volvió a hablar, esta vez en voz alta, casi gritando, para que todos dentro del contenedor pudieran escucharlo.

- "Soy el Capitán Rob, hace unos minutos, estos fenómenos entraron furtivamente a nuestro laboratorio. Vamos a enseñarles que nadie puede entrar o salir de aquí sin nuestra bendición" – el sarcasmo en su tono era evidente y sus compañeros rieron por su comentario – "Lo que va a pasar será simple. Ustedes no vinieron solos ¿o sí? Y vamos a sacarles la información del hocico por las malas. Quizás por las buenas también me lo dirían, pero, no sería tan divertido"

Él estiró la mano hacia un lado y uno de sus compañeros le extendió un tubo de metal con salientes afiladas. Todos los mutantes en las jaulas comenzaron a gritar enfurecidos, le pedían que los soltara, lo maldecían de todas las formas posibles, le rogaban que no los lastimara.

- "¿Qué es lo que quieren? ¿Por qué están haciendo esto?" – gritó Kitty, mientras veía al Capitán avanzar hacia ellos. Él agarró a Manuel por el brazo y lo arrojó al suelo, luego levantó su mano con el tubo metálico dispuesto a golpearlo – "¡No! ¡Ya basta! ¿No han hecho ya mucho daño?" – rogó Kitty, desesperada, las palabras saliendo de su boca como las lágrimas salían ahora de sus ojos; incontenibles.

El hombre la miró y de pronto la luz del reconocimiento alcanzó sus facciones.

- "Vaya, vaya ¿a quién tenemos aquí? Eres esa mutante de los x-Men ¿cierto? Esa perra que atraviesa las paredes"

En el instante después, el ruido se intensificó. Los mutantes en las jaulas se agitaron al escuchar la mención de los x-Men, íconos de su causa; saber que frente a ellos estaba uno de sus famosos integrantes los emocionaba y preocupaba al mismo tiempo.

El Capitán entonces olvidó a Manuel, que apenas podía mantenerse sentado por el mareo que tenía, y se acercó hasta Kitty tomándola bruscamente y separándola de la cercanía de Angélica y Haroun que gritaban también desesperados que os soltara y que no les hiciera daño, pero los uniformados los apuntaron a la nuca con pistolas y otros tres dispararon hacia las jaulas para mantener a los prisioneros a raya. Entonces el silencio volvió a gobernar.

- "Bueno, primera pregunta ¿Quién los envía?" – él esperó, pero cuando Kitty, que lo veía con furia, no contestó, él la golpeó de lleno en el estómago, sacándole todo el aire – "¿Quién los envía?"

Kitty estaba perdiendo el entendimiento de la situación. "¿Por qué? ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué?", era todo lo que surcaba su cabeza.

El llanto y los gritos volvieron a inundar todo el lugar. Podía escuchar a la lejanía cómo Angélica gritaba aterrada. Veía los rostros de las personas encerradas descompuestos en terror y dolor y angustia. El sonido de todo se hacía más y más lejano hasta que de pronto dejó de escuchar y todo se volvió irreal. Su mente no resistiría más.

- "¿Quién los envía?" – Kitty lo observó directamente, el rostro feo y sádico acercándose peligrosamente.

Fue entonces que todo el odio que sentía y todo el rencor dentro de ella salieron a flote. Todas las causas de sus males concentrándose en el hombre frente a ella. Porque no quedaba nada más, no habría salida, estaba segura. Los matarían a todos ahí, pero de algún modo eso ya no importaba.

Ya nada tenía importancia. Por su mente, imágenes de ella junto a sus amigos en la Mansión Xavier se dispararon, recuerdos de los entrenamientos y los paseos y reuniones. De la escuela y del cariño que la rodeaba en ese entonces. Y recordó a Jamie, que había muerto asesinado por el odio y la discriminación.

- "No voy a decirte… puedes matarme si quieres, pero eso no cambiará el hecho de que existimos. Siempre hemos existido y siempre existiremos. Con el odio que nos tienen por ser diferentes no se han dado cuenta… de que están matando a otros seres humanos"- dijo con dificultad recuperando el aliento, el llanto corría fuertemente por sus mejillas, pero Kitty no se explicaba cómo su voz sonaba tan fuerte y tan firme.

Una larga carcajada se escuchó por todo el lugar. Luego, de improviso, se detuvo y el enojo en las facciones del Capitán fue más que evidente.

- "Bueno, supongo que tú también viniste decidida a morir como la asquerosa aberración que eres"- La tomó del cuello con una sola mano y la levantó del suelo. Ella se aferró con ambas manos a su brazo tratando de aminorar el dolor del agarre, pero éste se intensificó. Los negros ojos frente a ella viéndola con odio y malicia, antes de estrellarla fuertemente contra una jaula. La tomó de nuevo y la arrojó hacia la mitad del contenedor. Kitty lo vio aproximarse, el dolor quemando su cuerpo.

- "Tú eres un maldito…eres un maldito" – logró decir. Pero su enemigo ni se inmutó y se detuvo con parsimonia un momento para recoger el tubo de bordes afilados del suelo.

- "No, ustedes son los malditos" – le dijo antes de soltarle el primer golpe con el arma. Ella apenas tuvo tiempo para registrar el terrible dolor cuando otro golpe en sus piernas la alcanzó, luego otro y otro en lugares no mortales, para que aguantara más. Era una tortura.

Las heridas en su cuerpo dolían tanto como las de su alma y cada golpe la marcaba de forma tan profunda que era imposible ver el daño completo aún con la sangre brotando caliente de ella. Quizás así debía ser, quizás las cosas tenían que terminar así. El ser humano podía ser tan terrible; podía, si se llenaba del miedo y el odio necesarios, convertirse en un monstruo.

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En el edificio A, se había desatado una auténtica batalla en el centro de operaciones. Roulette y Thunderbird peleaban con todas sus fuerzas contra los uniformados, mientras Emma Frost terminaba de descargar los datos de las computadoras. Pero el tiempo se les acababa y ella había logrado acceder al sistema de cámaras de seguridad. Estaba buscando el lugar donde se encontraban los prisioneros.

Entonces lo encontró: vio las jaulas y los muchos, muchos mutantes encerrados. Y vio entonces con horror, cómo golpeaban a Kitty.

Su corazón palpitaba como nunca, la angustia y la urgencia por ir a salvarlos la estaba carcomiendo, tenían que ir por ellos o los matarían, pero si cortaba ahora el traspaso de datos se borraría la información y ya casi estaba completa la descarga. Y aún faltaba poder deshacerse de los hombres que los rodeaban a ellos en ese preciso momento.

- "¡Señorita Frost!" – entonces Thunderbird gritó hacia ella señalándole una de las pantallas que escapaban de su ángulo. Ahí, una silueta corría a toda velocidad y parecía dirigirse al lugar en donde estaban los prisioneros.

- "¡No puede ser! es…él"

La sensación de sorpresa y confianza que golpeó a Emma Frost y a sus alumnos fue indescriptible.

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El hombre frente a ella levantó de nuevo su arma, más alto esta vez, para asegurarse de que fuera la última. Kitty cerró los ojos, esperando el dolor del nuevo golpe. Pero en lugar de eso el sonido de metal contra metal, gritos fuera del contenedor y el inconfundible sonido de disparos detuvieron todo lo que pasaba ahí adentro. En el segundo siguiente una sección de la puerta de tornillos gigantes había sido expulsada hacia adelante y Kitty sintió su corazón detenerse y volver a latir cuando sus ojos enfocaron a la persona que entró por el hueco.

Ahí, parado examinando todo a su alrededor, los sentidos completamente alertas como un animal en plena cacería y sus garras de metal listas para atacar, estaba Wolverine.

Vestía su antiguo traje naranja y negro con máscara, que lo hacía parecer más aterrador y bestial de lo que ya era sin ella. De pronto, sus ojos se entrecerraron y Kitty no pudo evitar contener la respiración cuando sus miradas se encontraron; ella estaba tan sorprendida de verlo ahí y aunque no podía ver bien sus facciones debido a la máscara sabía que él estaba increíblemente furioso. Entonces él rompió el contacto visual y se enfocó en el hombre que estaba frente a ella con el tubo en mano. Era hombre muerto.

- "¡Aléjate de ella!" – rugió antes de lanzarse hacia adelante y atravesar al hombre de un golpe certero en el pecho. Entonces todos los mutantes en las jaulas comenzaron a gritar en euforia colectiva, emocionados por ver al famoso Wolverine, ícono de la raza mutante y conocido defensor del "camino correcto" llegar a ellos cuando más necesitaban un héroe. Verlo ahí fue como ver un rayo de luz solar entrar a un calabozo de profunda oscuridad.

Wolverine peleaba con los soldados que permanecían dentro del contenedor, moviéndose tan rápido como sólo un mutante de su nivel podía hacerlo, sus golpes eran poderosos y cada vez que alcanzaban su objetivo chorros de sangre se esparcían por todos lados. Pronto más uniformados entraron por el hueco en la puerta y el caos comenzó mientras más disparos y gritos llenaban el lugar. Kitty permanecía en el suelo, incapaz de hacer reaccionar su cuerpo y temiendo que parándose uno de los disparos la alcanzara ahora que no podía hacerse intangible. Su maestro estaba tratando de alejar el conflicto de ella y Kitty se daba cuenta, pero aprovechó un acercamiento para llamarlo.

- "¡Wolverine!" – gritó angustiada mostrándole sus muñecas atrapadas entre las esposas blancas. Él volteó inmediatamente y en dos saltos estaba junto a ella. Sólo bastó una rápida mirada entre ambos para entender, Kitty separó lo más que pudo sus brazos y los puso frente a él en lo que fue un acto de profunda y plena confianza, un instante después las garras del mutante mayor se levantaron en el aire y cayeron rápida y furiosamente, cortando las esposas mientras ella sentía su poder volver.

- "¡Tienes que salir de aquí, ahora!" – le ordenó antes de volverse y correr de nuevo a la batalla, mientras atravesaba con sus garras las jaulas más cercanas a él, liberando a los presos en ellas - "Ayuda a los que puedas" – le dijo a Kitty señalando rápidamente a la pared contraria.

Fue entonces que las explosiones comenzaron a venir de todos lados y una batalla campal dentro del contenedor tuvo lugar. Kitty sintió a Haroun a su lado tratando de ayudarla a pararse y vio a Angélica hacer lo mismo por Manuel. Ellos iban tratando de apoyar a los mutantes atrapados, esquivando golpes y cuerpos en el suelo que parecían estar ya sin vida, pasando a través de objetos que eran lanzados por el aire y golpeando a cuanto uniformado se ponía en su camino. Ella tenía que buscar la forma de salir de ese lugar y poder llevarse a todos con ella, no faltaría mucho para que los refuerzos de los enemigos llegaran.

Ella trató de liberar de las esposas a varios de ellos, pero no lograba atravesarlas; en cuanto sus manos las tocaban sus propios poderes quedaban anulados. ¿Ahora qué hago?, se dijo desesperadamente. Viendo hacia todos lados, encontró una barra de metal en el suelo y pensó que quizás, sólo quizás, el efecto de esas esposas sólo sucedía en contacto con el organismo vivo al que se necesitaba afectar su ADN, quizás si ella usaba esa barra lograría que las atravesara sin problemas. Quizás.

- "¡Quédate quieto!" – le dijo al hombre sentado contra una pared detrás de una improvisada trinchera, luego alejándose un poco hizo que la barra entrara en fase y con un fuerte golpe la dirigió hacia las esposas. Para su enorme sorpresa y alegría, ésta las atravesó causando un corto circuito que las desactivó –"¡Funciona!"

El hombre, renovado con su poder, le agradeció fervientemente y rompió las esposas adquiriendo un color de piel morado. Kitty siguió haciendo lo mismo con Haroun, Angélica, Manuel y los otros prisioneros que estaban junto a ella, pero, aunque estaban logrando contrarrestar el poder enemigo e incluso comenzando a superarlo -con forme más mutantes recuperaban sus poderes y se unían a Wolverine-, tenía que pensar cómo saldrían de ahí, pues no todos estaban en condiciones de pelear.

Entonces escuchó una voz en su mente. Suave y conocida.

-"¡Kitty! Estamos afuera tengo el plano y trataré de guiarte por la prisión, trata de permanecer en fase si te es posible" – Emma Frost había llegado con los refuerzos y era un alivio enorme escucharla. Kitty y Angélica siguieron sus instrucciones junto con un grupo de mutantes hasta un pasillo donde habían explotado una parte de la pared y muchos uniformados se mantenían en batalla contra el exterior. Kitty sostuvo fuertemente a todos y les ordenó que no la soltaran, entonces corrió y atravesó la trinchera hacia el exterior, donde un jet blanco se mantenía suspendido a pocos metros del suelo. La compuerta de entrada se abrió y Emma Frost y Roulette se asomaron por ella para ayudar a subir a todos.

- "¿Dónde están Haroun y Manuel?" – les dijo Frost cuando estuvieron todos arriba y Sharon y Sapo, que formaban el equipo 3, comenzaban a atenderlos con los recursos que tenían.

- "Se quedaron atrás para ayudar a Wolverine, al igual que algunos prisioneros" – le dijo Angélica, sosteniendo su hinchado brazo con dolor. Su maestra asintió.

- "Permanezcan aquí" – les dijo Emma Frost – "Iremos a ayudar a los que falten. Si no salimos en media hora, vuelvan a la Academia lo más pronto que puedan"

- "Pero, Señorita Frost…" – comenzó Kitty, pero fue interrumpida.

- "Quédense aquí, hicieron un buen trabajo" – le dijo Emma sonriendo antes de salir del Jet junto con Roulette y Thunderbird.

Pero Kitty no podía irse, no podía dar la vuelta y huir mientras uno de sus queridos amigos de los X Men luchaba allá abajo para ayudarlos. Ella tenía que volver, tenía que saber que él estaba bien y que regresaría a casa con ella. Entró en fase y volvió al subsuelo. Lo que encontró fue devastador; en el suelo había cadáveres de uniformados y de mutantes, había escombros por todas partes al igual que balas y la sangre estaba regada por todo el lugar.

-"¿Qué estás haciendo? ¡Te dije que te quedaras en el Jet, el edificio va a caerse tenemos que salir de aquí!" – le gritó Emma al verla. Ella y Manuel estaban ayudando a los últimos mutantes a salir del lugar. Haroun y Roulette también estaban ya afuera.

- "¿Dónde está Wolverine?" – preguntó con desesperación al no verlo por ningún lado.

- "Está allá abajo, no quiere escucharnos, está peleando con uno de los hombres" – dijo Manuel agitado, señalando una saliente de rocas.

- "¡Kitty!" – gritó Emma cuando ella corrió hacia el borde que la separaba de la caída libre donde, sostenidos sólo por una salida de rocas y sus propias manos, se batían con todas sus fuerzas una figura naranja y una azul. No faltaba mucho para que el lugar cediera, víctima de la ola de muchos poderes mutantes atacando y las explosiones que provocaron los uniformados, y ellos fueran enterrados ahí. Pero Wolverine no parecía ni un poco interesado en dejar la pelea, de hecho, parecía dispuesto a terminarla costara lo que costara, aún si eso significaba terminar inmóvil en el fondo de la tierra.

Era como aquella vez, con ella y Kurt dentro de un laboratorio en una parte escondida del mundo y su maestro ordenándoles huir. Él era así, siempre parecía listo para morir. Pero ella no podía dejarlo, no lo hizo aquella vez y no lo haría ahora.

- "¡Logan!" – gritó tan fuerte y largo como sus pulmones le permitieron, aferrada al borde de tierra a varios metros sobre su maestro. Ella no lo había esperado en realidad, lo había deseado, pero no esperaba que realmente él levantara su mirada y la ubicara entre el edificio que estaba a punto de colapsar. Logan la observó como si nunca hubiera visto a un ser como ella y vio sus ojos y sus lágrimas.

Entonces despertó de su sanguinario estado justo a tiempo para ver cómo alguien la jalaba y la alejaba del borde y de su vista antes de que partes del techo cayeran sobre ella y todo comenzara a derrumbarse con un terrible estruendo.

Kitty fue arrastrada por brazos preocupados y no encontró la fuerza para entrar en fase, ya no tenía fuerza. Ella gritó todo el camino hasta el jet y trató de evitar que la subieran. No se calmó hasta que las manos de Emma se posaron en sus mejillas y la forzó a verla.

- "Cálmate Kitty, cálmate"

- "No…Logan…yo no…"

Todo había acabado. Nadie podía saber con seguridad cuántas vidas se habían perdido esa madrugada, pero con un distante alivio se podía asegurar que, al menos en esa ocasión, los mutantes habían logrado ganar. Todos los Hellions estaban dentro del Jet; habían sobrevivido a su primera misión real, aunque por muy poco y con terribles heridas sufridas. Algunos, como Firestar o Thunderbird, que habían recibido un balazo en el brazo y en el hombro respectivamente, eran atendidos urgentemente, los que aún podían ponerse en pie atendían a todos los que podían.

El laboratorio había sido destruido y se había logrado rescatar a gran parte de los prisioneros -aun cuando varios habían muerto esa misma noche, peleando contra sus captores- y aún cuando muchos habían optado por huir lo antes posible del lugar bajo sus propios medios, como hurtando vehículos del enemigo, desapareciendo o volando gracias a sus poderes, algunos otros estaban en el Jet recibiendo alimento y medicamentos. Descansando de un infierno al que se habían visto sometidos injustamente.

Pero Kitty estaba sentada, tratando de ser persuadida de salir a buscar a Logan por Emma Frost, Sapo y otros mutantes. Ellos no lo conocían, no creían que él hubiera podido sobrevivir después del derrumbe, ella tenía que encontrarlo.

De pronto un grito llamó la atención de todos los que estaban en el Jet.

- "¡Miren!"

Ellos voltearon hacia los escombros del edificio y lo vieron; Wolverine salía de ellos, la ropa rasgada y caminando pausadamente hacia ellos. El impacto fue tan grande que pareció que todos olvidaron cómo respirar.

Kitty sintió la vida volver a ella y con una sonrisa que no había tenido en lo que le parecía una eternidad salió del Jet seguida por los demás y en los metros que los separaban, él la miró, el alivio reflejado en todo su rostro y Kitty encontró la fuerza necesaria para correr hacia él, su maestro y amigo, que siempre había llegado a tiempo para salvarla, y lo abrazó como nunca lo había hecho. Logan la abrazó de vuelta, envolviéndola en un cálido y protector abrazo, sintiendo la necesidad de cobijar a la más pequeña de sus alumnos mayores.

Había tanto qué decir, quería decirle tantas cosas, quería decirle que estaba asustada, que lo había extrañado, que todo había sido una pesadilla enferma de la que estaba desesperada por salir. Que la sensación de irrealidad era tanta que estaba desesperada por aferrarse a algo que le dijera que todo estaba bien, que las cosas no habían pasado de la forma en que lo habían hecho. Pero tenía un nudo enorme en su garganta y las lágrimas salían como suaves cataratas imparables de sus ojos y ella temblaba en su abrazo. Quería decirle que era genial verlo, era maravilloso que él estuviera ahí, "es maravilloso verte de nuevo", pensó agónicamente.

Pero ¿por dónde empezar? ¿cómo decirle todo lo que había visto y todo lo que había tenido que vivir para llegar hasta ese punto? ¿qué podía decirle para que entendiera? ¿qué era lo más importante? ¿Qué dolía más, qué herida sangraba más frenéticamente? No, ¿Cuál de todas debía decirle en ese momento?

- "Ellos… lo…mataron… mataron a Jamie" – dijo por primera vez desde que había pasado, en un gemido ahogado, como si tuviera la esperanza de que eso lo resumiera todo, de que él supiera. Y el llanto se volvió tan fuerte que se llevó todas las palabras de su boca.

Logan sintió su corazón retorcerse en dolor.

- "Lo sé, pequeña" – él había visto las noticias hacía unos días y sentido la pérdida y el rencor y el enojo con una intensidad que sólo podía equipararse a la de ella – "Lo sé"

A la luz del amanecer que ya alcanzaba el horizonte, todos entendieron que a partir de ese punto la batalla continuaría incesantemente, pero ahora, en un momento en el tiempo, aunque fuera corto, estaban a salvo.