Hola chicos y chicas traigo la conti de este ffc xD
Muchas gracias por sus reviews! me alegro de que hasta ahora les guste este ffc. perdonen las demoras y retrasos es que había tenido problemas con mi Internet U_U pero ya esta resuelto... espero me disculpen.
ACLARO: los personajes de SSTLC no son míos son de Masami Kuramada y Shiori Tenshirogi... sin embargo la trama es completamente de mi invención xD
disfrute y espero mas reviews!
CAPITULO 2
Albafika de piscis, Santo de Athena, se encontraba revisando todas sus plantaciones de flores, tanto las normales como las rosas envenenadas. El santuario estaba calmo desde la lucha contra el rey del inframundo cuatro años atrás, luego ellos habían regresado de la muerte hacía tres años. Pero eso no era excusa a sus ojos para descuidar sus obligaciones como protectores de la diosa y los humanos, incluyendo las aldeas más cercanas al santuario como Rodorio. Así que siempre una vez cada tres días revisaba todas y cada una de sus rosas, asegurándose que no se marchitaran, y que estuviera en orden.
Sus largos cabellos lacios aguamarina bailaban al son de viento que esa tarde arreciaba desde el norte, sus ojos azules miraban todo con cuidado, y se podría decir que cariño, esas flores tan hermosas y mortales eran sus compañeras, con las que creció y que compartieron su niñez junto a su maestro Lugonis, quien fue más un padre para él.
El sol en lo alto le indicaba que eran alrededor de las doce del día, hora del almuerzo para muchos, lo que le recordó que él tampoco había comido nada desde la mañana, poco después de que acuario y escorpio pasaran por su templo. Aquello le hizo fruncir el ceño, algunas veces Athena era algo misteriosa, después de todo uno no olvidaba sus costumbres por completo, y ella a pesar de ser la diosa de la guerra, también era Sasha, la niña que creció en un orfanato junto a su hermano Alone, por lo tanto por lo que le conto Tenma, cuando en una ocasión se cruzaron y hablaron, menciono que ella de pequeña solía ser muy mandona con los chicos cuando se metían en peleas, pero siempre había sacado a relucir su lado más amable y bondadoso. Aunque tenía tendencia a jugar a cupido.
La misión no parecía nada muy importante para un caballero dorado, y mucho menos para dos de ellos, si Kardia iba quejándose de aquella manera al regresar de la reunión con la diosa. El patriarca también parecía tener una misión asignada por que este también paso como una exhalación por su templo con un buenos días murmurado, Albafika estaba extrañado con eso, pero como no era de su incumbencia, pues no pregunto nada al respecto.
A su memoria vino el rostro de una chica de largos cabellos castaños, y bonitos y alegres ojos verdes, y su rostro se suavizo al pensar un poco en ella, la pequeña niña que vivía en el pueblo vecino, en Rodorio, recordó. Quien se había empeñado en agradecerle adecuadamente el gesto de amabilidad, de aquel lejano día lluvioso, así que lo había bombardeado con saludos efusivos, flores en su templo cada vez que subía a ver al pope, y tímidas sonrisas dedicadas nada más para él.
Al principio lo había pasmado, nadie había actuado de esa forma antes con él, pero al poco tiempo se acostumbró a su presencia, y comenzó a disfrutar del poco tiempo que podía permanecer en su compañía. Su charla fluida y nada trivial, lo mantenía intrigado, a pesar de que ella solo tenía quince años, que no aparentaba cuando se conocieron, había sido muy madura e inteligente para su edad. La primera vez que la había visto triste y con lágrimas en sus ojos verdes, fue el día de su pelea contra el juez Minos De Griffo, y de nuevo habían sido solo para él.
Al igual que la sonrisa llorosa que le dedico cuando se encontraron por primera vez unos meses después de que Sasha los reviviera, debido a sus estados críticos de salud habían sido internados en un hospital privado, sin permiso a visitas salvo de su diosa, así que cuando entro en Rodorio por primera vez luego de tanto tiempo, a la pequeña fue la primera persona que lo recibió. Para sorpresa del santo, con un abrazo mortal alrededor de su cuello, enterrando su carita en su cuello y llorado a lágrima suelta.
Había pasado dos años desde aquello, y ella seguía igual de encantadora que antes, no, se corrigió, ella había crecido en espíritu, tal vez su apariencia ahora que tenía diecisiete años no fuera tan voluptuosa como las otras chicas, pero ella poseía un encanto solo suyo, que cautivaba al santo de piscis con más frecuencia y más intensidad que antes. La había visto crecer ante sus ojos, era bonita pero era aún más hermosa en su interior. Otra cosa que lo había intrigaba eran los sonrojos en sus mejillas cada vez que sus manos entraban en contacto, o con su cercanía. Aquel día cuando accidentalmente sus labios se rozaron en el cumpleaños número décimo séptimo de ella, cuando se inclinó para darle un simple beso en la mejilla que término depositando erróneamente en su dulce boca en forma de fresa. Después de ese día, ambos no habían sabido cómo manejar aquella inesperada cercanía, pero un tiempo sin verse, ni hablar, les había dado una pista de lo que sentían entre ellos, a pesar de que, ella aun no era mayor de edad con apenas dieciocho años, y el veinte y seis años, ya que no contaba el año que paso muerto. Sin embargo su padre aprobó la relación que comenzaron entre ellos, siempre siendo muy respetuoso con ella. Pero recordó que en ese momento su preciosa Agasha estaba en la capital Athenas, cursando su último año de estudio de segundaria superior, la extrañaba un monto, pero pronto la tendría de nuevo entre sus brazos. Con ese pensamiento se encamino de regreso a su templo.
Caminaba de regreso a su casa de piscis con una pequeña sonrisa al pensar en su querida flor silvestre, por el camino del jardín de rosas, cuando sintió a lo lejos dos cosmos muy familiares para él y uno distinto que no reconoció. Intrigado por la perturbación de estos mismos, apresuro el paso hasta alcanzar la entrada trasera de su templo, internándose en este, ya había llegado a la entrada principal cuando los vio a lo lejos, efectivamente eran Degel, Kardia y un joven de pelo plateado y ojos azules, que supuso era Unity, del que había oído hablar a Degel una vez.
Noto de inmediato que sus cosmos estaban igual que ellos, algo perturbados, y también que Degel, llevaba consigo una joven que parecía dormir, su rostro se mantuvo inexpresivo, a la espera de que le dijeran que era lo que querían allí.
—Albafika, necesitamos saber qué clase de veneno tiene esta joven— le anuncio Kardia, sin ninguna ceremonia, mientras el caballero de acuario se acercaba a él junto con a la chica.
El simplemente asintió con la cabeza, dando a entender que estaba dispuesto a ayudarlos, sin más ceremonias se dio la vuelta y camino directo a las habitaciones de invitados, donde recostaron a la joven, quien al parecer estaba inconsciente, cuando empezó a examinarla con detenimiento se dio cuenta de que su cuerpo había sido insertado una sustancia venenosa que el reconocía.
Los interrogo sobre las acciones previas que ella hubiera hecho, tomando nota mental de todo lo dicho, pero al mismo tiempo clasificaba los síntomas que presentaba, llego a la conclusión de que había sido envenenada muchos antes de pisar tierras griegas, según sus cálculos y la manifestación de los anticuerpos a la sustancia desconocida, tal vez este estuviera allí veinticuatro horas previas, sabiendo que no podía perder tiempo los miró a cada uno de ellos, con los ojos azules serios.
—Necesito que vayan a la cocina y encuentren cuatro potes de hierbas, tienen la tapa de color negro, y pongan a hervir agua, en ollas diferentes, si queremos salvarla es mejor que se den prisa, por su palidez quizás tengamos horas… no, quizás minutos— dijo esto último con tono sombrío, dejándoles saber la gravedad de la situación, tomo una cinta de cuero negra y ato su larga cabellera aguamarina en la nuca.
Kardia y Unity se apresuraron a la cocina a cumplir con la orden, sin embargo cuando Degel los iba a seguir, Albafika lo detuvo.
—Espera Degel, para ti tengo otra tarea— al ver que este lo miraba con intriga, se volvió hacia la chica, quien con su palidez recalcaba su estado de salud —Necesito que uses tu cosmos para bajar la fiebre interna que tienen, de lo contrario sus enzimas empezaran a morirse, lo que llevara a su inevitable muerte. Algo que estoy bastante seguro tú, de entre todos los demás, sabes a la perfección cuales repercusiones acarreara si no eliminamos la temperatura tan elevada.
Sin palabra alguna, Degel se acercó a la cama donde reposaba totalmente inmóvil la joven, empezando a elevar su cosmos lo suficiente como para helar la habitación, pero no la bastante para congelarla. Albafika simplemente asintió y se retiró anunciando que iba a preparar el antídoto lo antes posible, él sabía que la fiebre de ella era parecida a lo que le sucedía a Kardia en el pasado, salvo que la de ella era por infección de un agente externo.
Pasó alrededor de media hora para cuando Albafika volvió al cuarto, con un cuenco donde había un líquido viscoso y de color verde musgo, se acercó rápidamente a la joven y comprobó con satisfacción que su fiebre había cedido un poco, lo suficiente para poder administrarle la infusión y que esta hiciera efecto aún más rápido. Mientras había estado en su cocina había mandado a Kardia a buscar a una doncella, y ella fue a la espera de que le informaran que era lo que debía hacer.
—Degel, necesito que salgas del cuarto un momento, hay que cambiarla de ropa, la doncella lo hará— agrego eso ultimo al ver la expresión fugaz de confusión. Este asintió y se retiró, el mismo salió y le dio paso a la joven que tenía en sus manos una bata blanca, luego de esperar afuera un poco la doncella les anuncio que estaba hecho y se retiró.
—Bien… ahora llego la hora de ver si logramos salvar su vida— fue lo único que agrego Albafika, antes de internarse de nuevo en la fría habitación, sabiendo que Athena había sido informada de la situación acontecida, y estaba bastante preocupada, sin embargo confiaba en su santos, a sabiendas de que si alguien podía salvarla de ese veneno ese era Albafika.
Pasaron horas, para cuando el antídoto empezó a ejercer algún efecto sobre ella, exactamente doce horas desde que llego a la casa de piscis, ya era próximo a ser las doce de la noche, Kardia y Unity se habían retirado hacía tiempo, solo quedando Degel y él mismo. El silencio de la habitación no era en lo más mínimo incomodo, era apacible, casi tranquilo, ya había menguado la fiebre pero era importante mantener la habitación fresca para evitar que retornara de nuevo.
Ninguno de los dos había pegado ojo, Degel con su cosmos perpetuamente activado, y Albafika controlando de apoco la cantidad de antídoto que le suministraba y chequeando sus signos vitales, cada media hora, ambos sabían que si detenían cualquiera de los procedimientos seguramente ella moriría.
Ambos giraron la cabeza al escuchar el ruido de la puerta abriéndose, habían estado tan concentrados en lo que hacían que no se dieron cuenta de la presencia de una tercera persona, hasta que esta ingreso a la fría habitación, y pudieron ver a la joven Athena, asomando su cabeza de largos cabellos lila, y suaves ojos verdes, mirándolos con preocupación.
—¿Cómo va todo?— pregunto con tono suave, como si temiera despertarla, mientras se acercaba al pie de la cama, les hizo un gesto con la mano para indicar que no se inclinara, al ver que lo intentaban —Olviden las formalidades, ¿Esta ella mejor?
—Sí, ha mejorado su condición, pero aun esta algo critica la situación de su salud, dentro de unas horas sabremos si se recuperara… — Albafika hizo una pausa, sabiendo que la segunda alternativa era la muerte, lenta y dolorosa a causa del veneno, pero no quiso airear sus pensamientos para no preocupar aún más a Athena, intercambio una rápida mirada con Degel, él estaba al tanto de lo que significaría esa opción.
—Me alegro mucho— sonrió ella, totalmente inconsciente de las miradas que sus dos santos dorados intercambiaron entre si —Ella no ha cambiado nada desde los veinte años.
Aquel comentario creo una evidente confusión en ambos hombres, quienes giraron para mirar a su diosa, la cual parpadeo dándose cuenta de que ellos no sabían la edad real de la joven, sonriendo comento con ligereza.
—Yo tenia seis años cuando la conocí, por aquel entonces ella tenia diecisiete— la mirada de incredulidad de ambos la hizo reír a todo pulmón, e hizo que se le saltaran las lagrimas —¿Qué edad creen que tiene? ¡Ella es mayor que ustedes!
—¿Quiere decir que ahora mismo tiene veinte y nueve años?— pregunto Albafika, inseguro, pero el ya sabia que así era mucho antes de que Athena lo afirmara, y estaba seguro de que Degel siendo el mas inteligentes de todos los santos, lo habría deducido ya.
—Así es, pero nunca ha aparentado su edad.
Degel se quedo estático, eso quería decir que ella le llevaba cuatro años, y también explicaba porque los había llamado niños cuando se habían conocido, aunque aquello iba mas dirigido hacia Kardia que a él.
—Me preocupa mucho esta situación, aun no he recibido noticias de su hermana menor, aunque es de esperar de Mari— comento para si misma mas que para ellos, mientras se paseaba por la helada habitación.
—¿Su hermana también vendrá pronto al santuario?— pregunto Albafika, revisando el pulso de la joven.
—Eso creo, pero según recuerdo Mari, no es muy apta a seguir órdenes, probablemente se la haya olvidado si recibió un mensaje de su padre informándole sobre la situación. Tal vez se le ha descargado el teléfono, quien sabe lo que ha pasado— mientras hablaba sobre la menor de las McAlister, se acercó al cabezal de la cama y con una de sus manos en la frente de Dalian, utilizo su cosmos para acelerar un poco más la curación —Mari tiene una vena rebelde y algo agresiva, les recomiendo que se alejen de su camino si anda de malas.
—Probablemente encuentre la horma de su zapato en Manigoldo y Kardia— murmuro Albafika, imaginando la escena en su cabeza.
—Aunque es una persona bastante amable y le encantan los animales, pero no les recomiendo hacerla enfadar suele vengarse sanguinariamente, en eso las dos hermanas se parecen mucho— lo último lo dijo con una risita divertida, observando los rostros de incredulidad de Acuario y Piscis.
—¿Qué hay de su espalda?— aunque acuario había intentado contenerse, no pudo evitar hacer la pregunta, después de todo los enigmas siempre le llamaban la atención, y esa persona era el mayo que hasta ahora había encontrado.
—Ha… Así que te diste cuenta— Sasha realmente no estaba sorprendida, pero si intrigada con el repentino interés de Degel por su invitada y protegida.
—Si, he notado que su caminar es distinto al de los demás, aunque eso puede ser por distintos motivos, me ha parecido que este en particular tenia que ver con su espalda— relato Degel, dirigiendo su mirad de su diosa, hasta la joven postrada en la cama.
—Así es, has dado en el clavo, Degel— asintió Sasha, moviéndose por la habítacion de forma distraída, pensando con cuidado que era lo que iba a revelar de la información, sabia que Dalian no era dada a divulgar cosas sobre su persona, pero no haría daño solo informarlos medicamente —Veras… cuando ella tenia dieciocho años, se le diagnostico una enfermedad llamada Escoliosis, es una desviación del raquis que tiene como resultado que la columna vertebral de una persona se curve de lado a lado. Su madre siendo enfermera solicito al medico una solución, por ende llegaron a la conclusión de que una cirugía era lo mejor.
Los tres permanecieron en silencio, sabían como cualquier otro, que una cirugía como esa conllevaba complicaciones y la recuperación era dolorosa y larga.
—Le insertaron una barra de metal en la columna, siempre tendrá que llevar consigo eso— hizo una pausa para lanzar una mirada a ambos santos dorados, antes de proseguir con tono lúgubre —Sin embargo, algo fue mal durante la cirugía, y eso afecto los nervios de su espalda, ahora no puede sentir ni frio ni calor, pero si recibe un golpe, por ligero que sea, este se amplifica y es como si lo sintiera en otro lado de su espalda. En pocas palabras sus nervios esta hechos un lio.
—Es una pena— murmuro Albafika, entendiendo a la perfección el daño causado.
—Si, pero no se podía hacer nada ya— asintió ella, deteniendo su andar junto a la joven, acaricio sus cabellos castaño oscuro, antes de susurrar lo suficientemente alto para que ellos la escucharan —Desgraciadamente ya el daño estaba hecho. Aun así no se queja de lo que le ha tocado vivir, su vida no ha sido exactamente un camino de rosas.
Ante lo ultimo dicho, Albafika arqueo una ceja con ironía y escepticismo, ya que sus tan mencionadas rosas realmente era mortales, esto lo capto tanto Athena como Degel.
—Lo siento, no me refería a tus rosas Albafika— la diversión se escucho claramente en su tono de voz.
—Me doy cuenta, Athena-sama— fue su seca aunque amable respuesta.
—Volveré cuando haya despertado, hasta entonces— sin más, la chica de cabellera lila se marcho del cuarto helado, dejando una estela de calidez a su paso.
Albafika, quien había notado el repentino silencio de su compañero, giro su vista de reojo hacia el de cabellos verdes, observando la mirada inescrutable y pensativa que Degel tenia implantada en su rostro de hielo. Algo le decía que su intelecto estaba maquinando cosas que de alguna manera tenían que ver con la mujer a la cual intentaban salvar, de una muerte intencionada.
Bien aquí esta la tan esperada continuación xD...
Espero que sea de su agrado y también espero recibir su opinión en forma de Reviews! xD
Saludos! y nos leeremos pronto!