Hola chicos y chicas traigo aqui este nuevo ffc xD

Estuve pensando en que sucederia y cuan divertido seria que los personajes de SSTLC estuvieran en una epoca mas avanzada *como la nuestra por ejemplo xD

Una amiga mia a la que quiero mucho, y que me inspiro en el personaje que seria la pareja perfecta para mi querido Degel De Acuario xD... asi que mi mente me dijo- "¿por que no?" asi que decidi escribir esto por pura diversion xD

ACLARO: los personajes de SSTLC no son mios, son de Masami Kuramada y Shiori Tenshirogi... sin embargo la trama es completamente de mi invencion xD

disfrute y espero que me dejen reviews para saber si les ha gustado!


CAPITULO 1

El sol estaba en su gran esplendor aquella mañana, y en el templo de acuario no se hacía esperar su ocupante, quien ya desde el alba estaba levantado, siguiendo una rutina puesta por el mismo, allí en aquel recinto que estaba para proteger a la diosa Athena y a los humanos, en la onceava casa, estaba Degel, de cabellos verdes oscuros que hacían juego con sus ojos azul violáceo y que en ese momento era enmarcados por unas monturas de pasta finas en plateado, los cuales miraban muy concentrado a un libro que estaba leyendo desde la noche anterior, sin embargo fue interrumpido por el cosmos que sintió se acercaba a su templo, que reconoció de inmediato, con lentitud levanto la vista de las paginas hasta detenerla justo cuando el caballero dorado de escorpio, quien entraba como una exhalación a su casa.

Con la mirada indiferente al igual que siempre, observo al que podía llamar su mejor amigo, levanto una ceja perfectamente arqueada en son de que, este le dijera que era lo que quería.

—¿Qué?— le espeto Kardia de mal humor, sabiendo que lo habían levantado de su sueño a muy temprana mañana.

—¿No debería de sorprenderme verte levantado a esta hora, Kardia?— pregunto Degel con intriga burlesca, algo que no paso de ser percibido por el santo del escorpión, quien resoplo de indignación.

—Cállate Degel, no estoy de humor, y sabes bien porque me levantaron a esta hora— lo acuso el joven de cabellos violeta, impaciente ante el comportamiento de su mejor amigo.

—Ah… te refieres a eso— contesto con vaguedad, mientras se levantaba y dejaba su libro en la mesa de la cocina junto a sus lentes de lectura, encaminándose hacia la salida del templo, seguido por el escorpión.

—Odio cuando estas así— se expresó el joven escorpio, siguiéndolo fuera del templo de acuario—y… ¿me dirás para que nos quiere Athena?

—No tengo ni la menor idea Kardia, simplemente me informaron de que nos quería ver en el templo—le respondió, siguiendo su camino hasta llegar a la casa de piscis, donde Albafika estaba regando una de sus muchas macetas de flores—buenos días, pido permiso para pasar por tu templo— se anunció junto a él escorpión, con respeto al santo.

Albafika simplemente dio su permiso con un asentimiento de cabeza, indicando que podían cruzar y sin más siguió con lo suyo, con su semblante de indiferente.

Una vez cruzaron y salieron fuera de la casa de piscis, subieron las escaleras restantes, recordando la última vez que lo hicieron fue en la pelea contra Hades, pero luego de eso Athena los había revivido a todos, poco después de recuperar sus fuerzas cada uno retomo sus tareas, incluso Aspros, fue aceptado en el santuario de nuevo y actualmente trabajaba directamente para Sasha, como el nuevo santo de Geminis, Defteros su gemelo, en cambio prefirió volver a la isla Kannon pero al lado de Athena.

En el camino al recinto de Athena, Milo no dejo de quejarse por lo bajo, si había algo que este detestara era levantarse temprano, del resto era fácil de tratar, o eso pensaba el claro; ambos llegaron al templo y se adentraron en el recinto del patriarca, a quien encontraron en la puerta, en ese caso Sage, antiguo santo de Cancer, ambos se inclinaron con respeto, a la espera de lo que seguiría.

—Athena los está esperando— les informo el mientras seguía su camino, al parecer este tenía algún asunto que resolver, ya que se despidió de estos con un movimiento de cabeza, antes de irse por donde Degel y Kardia habían llegado.

Ambos caballeros siguieron su camino hasta llegar a la sala donde estaba Sasha sentada en su trono, se acercaron y haciendo una reverencia esperaron por la razón de haber sido llamados a tan temprana mañana.

—Buenos días, primero que nada me gustaría saber si están dispuestos a cumplir una misión peligrosa— fue con lo que empezó a hablar Sasha, mirándolos con atención, a la espera de su respuesta con sus amables ojos color esmeralda.

—Siempre estamos listos para cualquier misión Athena-sama, por peligroso que sea— le respondió Degel, incluyendo a Kardia en eso, quien solo asintió a lo mencionado con una sonrisa de sádica emoción respecto a cualquier pelea que pudiera acontecer.

—Bueno, mis Santos quiero que vayan y escolten a alguien, ella llega hoy a Grecia y un auto la traerá a la estación de buses al mediodía, es la hija de un accionista que conocía a mis difuntos padres, tanto ella como su hermana necesitan de nuestra protección, más adelante les revelare porque— concluyo ella aclarando que era lo que debían hacer, sin más le hizo una seña a una de sus doncellas, quien se acercó a ellos dándoles unos papeles con la información que requería, entre ellos había una carta— Deben estregarle ese sobre a la chica— agrego por ultimo Sasha, con una amable sonrisa de agradecimiento.

Sin más Degel y Kardia partieron hacia el lugar mencionado donde encontrarían a la joven, en todo el camino Milo no dejo de quejarse, de porque los enviaban de niñeras, si ellos eran caballeros dorados; el lugar al que arribaron estaba muy concurrido ya que era viernes el inicio del fin de semana, ninguno de ellos llevaba las armaduras doradas, por ende cómo había apuntado Degel con sabiduría, eso llamaría mucho la atención entre los turistas.

Kardia vestía unos pantalones grises claro que se ajustaban a sus caderas y bien formadas piernas, una camisa manga corta verde oscuro, y una chaqueta marrón claro, con unas botas del mismo color, llevando su glorioso cabello azul suelto; Degel por el contrario llevaba unos pantalones negros ajustados a sus estrechas caderas y torneadas piernas, una camisa blanca manga cortas, una chaqueta negra con detalles en plateado, una bostas del mismo color, su cabello verde al igual que el de su compañero estaba suelto, sin embargo todas las chicas y mujeres se les quedaban viendo, ganándose muchas miradas furibundas de los hombres del lugar.

Ya llevaban más de una hora en la estación de buses, y justo cuando comenzaban a pensar que la joven no aparecería, algo llamo la atención de Kardia, quien dándole un codazo a Degel para llamar la atención apunto hacia la dirección en que su mirada estaba; y justo allí, salía por las puertas que iban a los buses exprés, una joven que se parecía mucho a la de la fotografía.

Esta llevaba, un pantalón azul marino que se adaptaba a sus piernas, y culminaba en unos zapatos negros deportivos algo gastados, usaba una camisa morada de tiritas con una flores plateadas como adorno de estampado, arriba de eso llevaba una chaqueta de cuero negra de manga larga, su cabello estaba recogido en un maño oculto por una gorra negra con el logo y el nombre de una banda llamada METALLICA, además de llevar una pintura de labios morada y sombra de ojos negra con lila.

Ella se dirigía con una maleta a rastras hacia afuera de la sucursal de buses, sin notar nada mas ya que cuando ellos se acercaron a ella, notaron que esta llevaba audífonos a todo volumen ya que ni parecía oírlos, mas bien miraba hacia todos lados, como buscando algo, cuando giro la cabeza en su dirección ellos vieron que era justo la chica que Athena los había mandado a buscar.

Sin embargo esta los paso de largo, ignorándolos por completo, lo que realmente enojo a Kardia, que ya estaba cansado de que la joven niña ni reparara en su presencia, siendo uno de los caballeros más atractivos y deseados, Degel simplemente tomaba nota mental de las acciones de la joven, como su extraño andar, pero que le costaba descifrar a que se debía, que no noto que Milo había ido al encuentro de la chica como un huracán, suspirando se dirigió detrás de su explosivo compañero.

Dalian sonrió para sus adentros cuando diviso un puesto de café, después de tanto tiempo sin un buen café se moría por probar el de allí, estaba más que segura de que era mejor que el del avión, justo cuando terminaba de llegar empezó a sonar la melodiosa guitarra del solo de Master of Puppets una canción de su banda favorita, lo que le ocasiono que su sonría brillara aún más, pago al dependiente del momento para tomar un bazo para café del servidor automático de la tienda, y una vez llenado con el café bien cargado, le vacío casi cinco paquetitos de azúcar conteniéndose para no echarle aun mas, bajo la atónita mirada del dependiente.

Tan entretenida estaba bebiendo su sabroso café que no noto al hombre de largos cabellos azules que se detuvo a su espalda, muy enfadado, cuando se giró para salir en busca de un taxi se chocó contra una gran mole que estaba atravesada en su camino, haciéndola botar su café, encima de las botas de este.

Viendo el desastre por venir Degel apresuro el paso hasta alcanzarlos justo cuando Kardia estallo, gritándole multitud de cosas a la chica, quien simplemente se quitó los audífonos y frunció el ceño, cuando Kardia la observo para ver que le iba a responder, vio en sus expresión la misma mirada de frialdad que ponía Degel cuando en serio estaba enojado, aquello lo dejo perplejo y estático.

—Le agradecería que dejara de gritarme como si nos conociéramos, y espero que sea lo suficientemente educado como para reponerme el café, que debo agregar usted tan groseramente me ha tirado— aquello lo dijo con un tono tan frio como la misma aura del propio caballero de acuario.

Antes de que el conflicto fuera a mas, Degel intercedió, se colocó entre su amigo y la joven allí presente, con su expresión seria se observaron mutuamente, ella siendo más baja elevo la mirada hacia sus ojos azules violáceos, él le sacaba por lo menos una cabeza, casi dos a su parecer.

—Disculpe los desastres de mi amigo aquí presente, pero de casualidad ¿No es usted Dalian McAlister?— pregunto educadamente Degel, hábilmente tratando de desviar el tema, y apuntarlo a la razón de su presencia allí.

—Si…. ¿Quién quiere saber?— interrogo Dalian, suspicaz de ambos hombres, por más que estos fueran los más apuestos que hubiera visto en su vida, sabia por experiencia que las apariencias engañaban, por precaución tomo el asa de su maleta con más fuerza por si se viera en necesidad de huir.

Degel simplemente le entrego aquel sobre que Athena le había encomendado, esta después de dudar un poco, lo tomo con extrema renuencia, sus ojos almendrados de color castaño recorrían ávidamente las líneas que contenían la sentencia de su encierro, la privación de su libertad, a medida que leía su rostro iba perdiendo color, pero súbitamente sus mejillas se colorearon en rojo carmesí del enfado, que no pudo evitar exclamar en voz alta y muy molesta.

—¡Maldita sea!

Tanto Degel como Kardia se miraron extrañados por aquella reacción, de un momento a otro había perdido los estribos, la observaron tomar su maleta y comenzar a andar hacia afuera de la terminal, con un paso bastante enérgico, la gente habría paso para la muchacha, o más bien no querían que los llevara por delante.

Mientras la seguían fuera, Kardia se puso a despotricar sobre ella, quejándose, ellos la encontraron afuera intentando parar un taxi sin éxito.

—¿Qué haces niña?— le pregunto molesto Kardia con aquel tono pedante tan suyo, observando su andar, ya con dolor de cabeza.

Esta se giró hacia ellos con aquella mirada que paralizaba, pero que no hacia ni cosquillas a Degel, al parecer muy insultada por aquel comentario, con tono despectivo que había sido dirigió a ella.

—En primera, simio sin cerebro, estoy bastante ocupada tratando de digerir que debo permanecer bajo el cuidado de unos niños que no saben controlar su lenguaje, mucho menos atar sus agujetas— hizo una pausa mirando significativamente a Kardia, para proseguir indignada— Como para el colmo ser insultada, por ti, ¡sin tomar en cuenta que mi investigación se ira al caño! Y encima los taxis no se detienen, lo cual me deja varada y bastante frustrada con dos completos desconocidos, de los cuales uno en particular es muy molesto.

—¿Niños?— pregunto molesto Kardia, ya con una venita asomándose por su sien— ¿Simio sin cerebro?— repetía para el mismo, como tratando de asegurar que la cosa iba dirigida a él, sintiendo como su temperamento bullía como un volcán preparándose para la explosión.

—¡Ja!... aparte de tonto sordo—mascullo ella lo suficientemente alto como para que ellos la oyeran, eso termino de hacer explotar a Kardia de sus pocas casillas.

—¿Y quién demonios te crees que eres tú? ¡Flacucha huesuda, enana, sin ninguna curva y gritona además!—le devolvió la pulla, sin embargo ella no reacciono, simplemente se le quedo observando, sin ninguna expresión en sus ojos castaños, enfureciéndolo aún más.

—¡Suficiente, Kardia!— intervino Degel con autoridad, viendo que este se había pasado de la raya, aunque no le había gustado mucho que digamos el comentario de la joven sobre ellos, a pesar de que la mayoría fuera dirigido a su compañero.

—Gracias por aclarar todas mis faltas tan amablemente, ahora si me disculpan, debo hacer cosas más importantes que estar aquí perdiendo el tiempo— se dio la vuelta con intención de marcharse cuando una mano la detuvo por la muñeca, al instante en que su piel entro en contacto con la de la otra persona, una chispa salto entre ellos.

Dalian y Degel se alejaron al mismo tiempo, soltando bruscamente la unión que permitía permanecer en contacto, se miraron con algo de sorpresa, pero esta paso muy deprisa, ya que ambos ocultaron su reacción, pero Kardia ni cuenta se dio del intercambio de miradas, muy enfrascado en su enfado como estaba.

—Debo pedirle que nos acompañe al santuario, señorita Dalian, Athena-sama está encargada de su protección si no mal se, por órdenes de su padre— explico Degel con extrema educación, dando a entender que tenía que acompañarlos, no le quedaba de otra.

Dalian cerro los ojos, tragándose la réplica que surgía por su garganta, sabía que con él no podría discutir, algo le decía que aquel sujeto era diferente del boca floja de su compañero y más sabiendo lo que en la carta decía, maldijo a su padre por hacerle aquello, era lo suficientemente mayor como para saber cuidarse sola pero al parecer él no pensaba de esa forma, así que le había pedido un favor a Sasha, actualmente Athena.

Con frustración volvió a abrir los ojos, mirando directamente a los azules violáceos de enfrente, asintió con renuencia, al instante Degel tomo su maleta para cargar con ella, pero en vez de seguirlos cuando empezaron a caminar rumbo al santuario, ella se desvió un poco, confundiendo a ambos caballeros, cuando la vieron entrar en una cafetería, y luego salir con un nuevo bazo de café igual de lleno que el anterior.

Esta miro muy mal a Kardia, recordándole que este había hecho que tirara su anterior bazo, y seguidamente se fue en dirección al santuario, no es que hubiera ido en otra ocasión sino que siendo ella investigadora, sabía algo sobre ese lugar y su mitología, algo que la fascinaba mucho, yendo a ese lugar justo para ver y tomar nota sobre las estructuras y estatuas de la antigua época, pero al parecer ahora debía restringir su rango de investigación por los caprichos de su padre, siendo ella tan juiciosa sabía que debía tomar en cuenta su preocupación, a pesar de que apenas se hablaran.

A Dalian no le molestaba caminar, de hecho solía hacerlo mucho y muy a menudo, así aprovechaba para ver a su alrededor todo lo que la rodeaba, un placer que se podía permitir, pero teniendo a aquellos caballeros de Athena pisando sus talones, no podía relajarse para nada, de repente recordó que cuando el sujeto más tranquilo rozo su mano hubo un chispazo entre ellos, eso no le gustaba nada, debía mantener siempre la prudencia y frialdad para que nadie del género masculino se la acercara más de lo debido, después vería como hacer que su padre entrara en razón.

Luego de dos horas caminando, por fin habían llegado al santuario, y tal y como se veía en fotos era impresionante, una pequeña sonría se formó en sus labios pintados, pero esta no paso de ser percibida por el caballero de acuario que no había dejado de estar alerta de todo lo que les rodeaba, incluyéndola a ella, se preguntó vagamente que le había provocado aquella reacción, pero al instante siguiente algo más llamo su atención.

—Buenas tardes Degel— se anunció un joven de cabellos plateados y de ojos azules, dirigiéndose a él, quien al instante reconoció como su amigo de la infancia y ahora actual regente de Bluegard.

—¿Unity, ya volviste de Bluegard?—interrogo como saludo Degel, le agradaba ver lo de nuevo, lo consideraba como un hermano además de un amigo, pero no lo exteriorizaba mucho, su compostura y conducta siempre fueron regidas por el respeto mutuo.

—oh pero si es el pequeño niño rey… ¿Que tal tu vida amorosa?— pregunto con picardía Kardia, sonriendo a sabiendas de que el actuaba sospechoso, así que había lanzado un dardo al azar a ver si atinaba.

—Hump— la monosílaba y una mirada fulminante de molestia fue la respuesta a Kardia— Vine por unos asunto de negocios y para informarte de mi próxima boda— comunico a Degel, quien solo enarco las cejas a modo de asombro y muda respuesta, esto dejo al escorpión con la boca abierta del asombro.

Dalian solo observaba la discusión entre los tres, estaban distraídos y no le prestaban atención, algo que agradeció, ya que empezaba a dolerle mucho la espalda y la cadera, giro su rostro hacia todos lados buscando un lugar donde sentarse, y lo hallo a lo lejos, así que se dirigió hacia allí, tomo asiento en una roca suspirando, repentinamente se sentía muy cansada, y muy acalorada, pero lo achaco al cambio de temperaturas entre Francia y Grecia.

Con algo de dificultad se quitó la chaqueta de cuero negro algo gastada por el uso, estaba sudando mucho, y se sentía muy deshidratada, su respiración se iba haciendo más acelerada por minutos, confundida paso su mano por su sudorosa frente, deseando tener un pote de agua a la mano; cuando su cabeza empezó a dar vueltas la sostuvo entre sus manos, y se inclinó entre sus rodillas todo lo que su operada espalda le permitió, estaba muy desorientada, sentía el estómago revuelto; ella no salía desmayarse, pero al parecer eso era lo que iba a pasar, cerro con fuerza los ojos para evitar que el suelo se moviera ante sus ojos intentando tomar grandes bocanadas de aire, casi sin éxito.

Degel estaba oyendo como su amigo le contaba sobre aquella chica, de la cual estaba enamorado, mientras Kardia le tomaba el pelo para molestarlo, cuando algo llamo su atención, miro a su alrededor como buscando aquello que perturbo su subconsciente, hasta que vio a lo lejos a Dalian sentada en una roca inclinada sobre sí misma, sosteniendo su propia cabeza, alarmado sin saber porque se dirigió hacia ella a paso apresurado, cuando estuvo a su lado y su mano toco su brazo se sorprendió de encontrarla tan caliente, al tomar su cabeza para girarla hacia sí, noto que estaba casi inconsciente.

—¿Qué le sucede Degel?— interrogo Kardia fastidiado, quien se acercaba con Unity pisándole los talones, al ver a la joven en tal estado se inclinó a su lado, estando ella ahora poyada contra Degel, y al observarla más de cerca se sorprendió— Esta envenenada— anuncio, viendo los síntomas clásicos de un veneno, algo que ya había empezado a pensar el de cabellos verdes— Hasta Albafika te lo puede decir, debemos llevarla con el de inmediato, seguramente tenga alguna forma de revertirlos, ya que yo solo puedo revertir los que yo mismo he causado, no esto.

Y sin más los tres hombres partieron a la última casa zodiacal en busca de él caballero de las rosas envenenadas, por un antídoto para salvarle la vida a aquella joven, solo esperaban llegar a tiempo.


Hola espero les haya gustado el primer capitulo es este nuevo ffc xD

Espero que me dejen sus opiniones, sugerencias y comentarios en formas de Reviews xD

Espero pronto subir el proximo capitulo xD

Saludos mis lectores!