Nunca te Vayas

(Don't ever Let Go)

Por Vegamarie

Traducción: Mya Fanfiction

N/A: Bueno, volví con el capítulo final de esta historia. Espero que no pensaran que lo iba a dejar inconcluso. Es solo que, con la enseñanza, mientras más tomo el control del salón como maestra, menos tiempo tengo para hacer las cosas que me gusta, debido a que planear las clases ha tomado prioridad. Pero decidí que hoy iba a tomarme el día para hacer algo que disfruto, aunque he estado muy agotada para hacer lo que más me gusta: escribir. Estoy segura de que la mayoría de ustedes no quiere leer una nota de autor demasiado larga, así que continuemos con la historia.

Disclaimer: ni Dragon Ball Z ni sus personajes me pertenecen.


Capítulo 10

Bulma

Soltando un corto suspiro, cierro los ojos brevemente y luego me levanto, liberando algo de la tensión que se ha filtrado en mi cuerpo mientras comienzo una corta travesía hacia la puerta frente a mí. Me doy ligeramente la vuelta, sonrío un instante y agradezco y después salgo de la habitación, cerrando suavemente la puerta detrás de mí mientras me marcho.

Han pasado casi tres meses desde que finalmente comencé a acostumbrarme a la pérdida de Toma y recobrar la normalidad de la vida que había tenido antes de que ese horrible evento ocurriese. Entendí que me estaba destruyendo lentamente y a la familia con la que ya tenía una responsabilidad, ha sido un llamado de atención para mí. Siempre he pensado que soy una optimista alegre, aun si ese no siempre ha sido el caso. Sin embargo, la culpa y el desespero por haber perdido a mi hijo nonato me ha cobrado un precio y fui demasiado ciega para ver las consecuencias de ese comportamiento tan autodestructivo hasta que se me llamó la atención contundentemente.

Desde ese día, ha sido una lucha volver a ser como era antes de que Toma muriese. Cada mañana que me levanto, recuerdo del hecho de que ahora, estaría cuidando a un niño recién nacido y saludable. Sin embargo, intentar tomar lo mejor de mi pérdida y continuar con mi vida me ha traído cierta cantidad de consuelo. He llegado a aceptar el hecho de que no hubo nada que pudiese hacer para impedir la pérdida del bebé que quería tan desesperadamente. No creo que Toma quisiese que continuase albergando culpa por su muerte a expensas de ser negligente con su hermano y su padre. Y aun cuando Toma no está aquí para compartir su vida con la familia que nunca tuvo la oportunidad de conocer, descubro cada día lo afortunada que soy de al menos tener un niño que poder cuidar y educar, algo que he olvidado como resultado de mi pérdida.

—¿Señora, está todo bien?

Sonriendo ligeramente, dejo que mi mano suelte el pomo de la puerta y miro el rostro de la mujer, quizá solo unos años menor que yo. Apenas murmuro un sí en respuesta a su pregunta, sintiéndome tonta por haber estado parada en un pasillo público mirando a lo lejos por unos minutos. Alejándome de la puerta, veo hacia atrás y miro como ella camina en dirección opuesta mientras yo me dirijo al área de recepción.

He tomado la responsabilidad de ir a ver a un terapeuta como una respuesta para aprender eficazmente como superar mi pérdida y el estrés que ha puesto en mi familia. De una manera, siento vergüenza por tener que venir y discutir mis sentimientos con un completo extraño. Sin embargo, al mismo tiempo, ha sido un alivio no solo largar el horrible sentimiento que reprimía dentro de mí con respecto a Toma, sino para también discutir otros problemas con los que he tenido que lidiar en la relación que tengo. Finalmente he encontrado a alguien con quien sincerarme respecto a Vegeta y la extraña relación que hemos compartido desde que rompí con Yamcha esos años antes de la invasión de los Androides. Es cierto, le estoy pagando a esta persona un montón de dinero por el privilegio de oírme hablar, pero es agradable saber que tengo a alguien que me escuche y que no me juzgará por las decisiones estúpidas que he tomado en el pasado y presente.

La verdad no sé si esas sesiones me han ayudado a vencer mi pena, pero lentamente he comenzado a encontrar el balance de mi vida una vez más. Creo que parte de eso tiene que ver con retomar la rutina familiar que he tenido con mis padres y Trunks antes de mi pérdida. En vez de obsesionarme con la culpa, he estado enfocando la energía que malgasté en esconderme en mi cuarto compensando a mi hijo por mi falta de interés. En general, ha sido difícil para mí, pero mientras más retomo mi comportamiento anterior, aun si empezaron siendo forzados, más comienza a quedar en el pasado mi profunda depresión. Por fin puedo ver la luz al final del oscuro y profundo túnel.

Abro otra puerta, por fin llego al área de recepción donde hay unas pocas personas esperando pacientemente, leyendo revistas mientras aguardan a que comiencen sus citas. Me dirijo a la puerta que lleva al exterior, y soy sorprendida cuando veo una silueta familiar detrás de un periódico. Hago una pausa, espero en silencio mientras la figura tira el papel doblado a la mitad sobre la mesa ratona frente a todos.

Levantándose de la silla del área de recepción, camina a donde estoy parada con mi mano medio metida en la cartera.

—¿Estás lista para marcharte o planeas quedarte allí mirando como una idiota?

—Estoy lista. Estoy… bien; mi auto está estacionado al frente, ¿Has esperado mucho?

—Lo suficiente para saber que cualquiera que se moleste en leer periódicos de terrícolas sería más inteligente metiendo la cabeza en una guillotina para acabar con todo. Vámonos de aquí. -

Sonrío ligeramente e intento contener la risa, veo como Vegeta me pasa y abre la puerta, esperando cortésmente a que yo salga. Cerrando la puerta tras nosotros, veo como mete las manos dentro de los bolsillos frontales de sus jeans, luciendo ligeramente incómodo e inseguro de sí mismo mientras a la vez, intenta fingir que está tranquilo. Quizá yo noto su incomodidad porque lo conozco, pero no es propio de él buscarme a ninguna parte, sea una cita médica o algo completamente distinto. Así que decir que estoy sorprendida por su aparición es una sutileza: estoy conmocionada. Sin embargo, al mismo tiempo, puedo sentir un tipo de felicidad en lo más profundo del corazón, algo que no he sentido en mucho tiempo.

Me detengo frente al carro, meto la mano en la cartera, busco a tientas las llaves antes de sacarlas y abrir la puerta. Camino al otro lado, le hago un ademán a Vegeta para que suba, estoy a punto de abrir mi puerta y subir también cuando noto que aún está de pie al lado de la acera con los brazos cruzados, pereciendo como si estuviese debatiendo mentalmente o no si es seguro entrar al mismo vehículo que yo.

—¿Qué pasa? Prometí no matarte en un accidente de carro, si es eso lo que te preocupa. Además, con tus habilidades Saiyajin, saldrías sin un rasguño. -

Me mira y sacude la cabeza en leve molestia.

—Ese no es el problema, mujer.

Me pregunto cuál exactamente podría ser el problema. Encogiéndome de hombros un poco, miro hacia donde está de pie, luce un poco indeciso. Inconscientemente, cruzo los brazos y agito las llaves del carro con impaciencia; esperando que tome cualquier decisión que haya calibrado su mente. Puedo ver que está visiblemente claro antes de mirarme y ladear la cabeza.

—Vamos a caminar.

Arqueando una ceja, asiento lentamente y luego decido encapsular mi carro. No tengo idea de lo que Vegeta ha formado en su cabeza, pero no quiero perder esta sensación de conexión con él diciendo o haciendo algo que dañará algo del resarcimiento que he visto aparecer en nuestra relación estos últimos meses. Presionando el botón a un lado de mi carro, veo como desaparece y cae al suelo con un estrépito en su minúscula cápsula. La recojo, la echo descuidadamente dentro de mi cartera y luego me doy la vuelta para seguir a mi esposo mientras él comienza a caminar por la calle, sus manos aún están en lo más profundo de los bolsillos de sus jeans.

Caminamos algunas cuadras en silencio, simplemente disfrutando de la compañía mutua sin tener que expresar verbalmente nada. En los últimos meses, mientras Vegeta no ha cambiado la frecuencia de tiempo que pasa conmigo, la tensión que ha estado erosionando en nuestra relación por meses incluso antes de salir embarazada de Toma casi se ha desvanecido. Por dentro, creo que tiene que ver con el hecho de que él ha dejado ir algunos de los problemas que ha tenido desde que era un niño al finalmente sincerarse con su pasado. No hemos hablado de eso desde esa noche, pero el cambio es obvio para mí. Por primera vez, puedo notar que de verdad confía en y se preocupa por mí, que me quiere. Y por eso, quiero que nuestra relación crezca, que se expanda más allá de la premisa en la que fue formada: como una forma para que un hombre y una mujer sola encuentren consuelo físico en el otro. No quiero que se vaya.

Después de otros minutos de silencio, sigo a Vegeta mientras él da vuelta en la esquina y luego se dirige a un portón que da acceso al parque que no está muy lejos de la Corporación Cápsula. Es casi mediodía y sé que debe tener hambre, pero en vez de ir al kiosco de venta de comida, camina hacia el centro del parque. Hay un grupo de personas deambulando: parejas tomadas de la mano en un paseo de la tarde y padres caminando, llevando a sus niños en cochecitos. Puedo sentir que una parte de mí quiere ceder ante la tristeza, pensar que yo podría haber estado como algunos de esos padres, llevando a mi propio bebé, disfrutando de la belleza de la tarde, en su lugar, enfoco mis pensamientos en el hombre a mi lado y el porqué se siente forzado a recogerme de mi cita médica y traerme aquí.

En más o menos un minuto, Vegeta sale del camino transitado y se dirige hacia un estanque que está localizado cerca de las inmediaciones del corazón del parque. Creo que es increíble que parezca conocer tanto este lugar, pero entonces recuerdo que ha estado trayendo a Trunks casi todos los días. Me pregunto si me está trayendo a uno de los pocos lugares que encuentra refugio lejos del ajetreo de la Corporación Cápsula y las demandas de su familia y esa sensación acogedora en mi estómago regresa. Parte de eso, sé, es porque antes de que Vegeta me confrontara, era como si una pared nos separara. Yo compartía mis cosas, pero él nunca me regresaba el favor, se alejaba de mí excepto cuando deseaba algo o le despertaba la necesidad de tener alguna clase de compañía física. Ahora entiendo la razón de eso, pero también me doy cuenta de que compartir algunos de sus secretos más escondidos, cosas que nunca sintió seguro confesarme, ha sido una dura experiencia para él y solo demuestra lo dispuesto que está a arriesgarse para finalmente tenerme confianza. Es una maravillosa sensación el por fin ser necesitada y aceptada por el hombre que amo, pero incluso es aterrador porque anhelo tanto que esto continúe así y no caer en una pila de ruinas…

Parpadeo suavemente, casi choco con su espalda cuando él se detiene abruptamente, mis pensamientos se han apoderado de mi sentido común. Deteniéndome, puedo sentir que mi cuerpo comienza a inclinarme hacia adelante mientras lucho con no chocar con él. Sin embargo, Vegeta siempre ha parecido tener un sexto sentido conmigo, aun antes de comenzar a tener una relación. Se da la vuelta rápidamente, me sujeta, me deja caer sobre su pecho y me rodea con sus brazos firmemente alrededor de mi torso. Humedeciendo mis labios, subo ligeramente la cabeza, mis ojos se fijan en los suyos. Puedo ver una ligera diversión en su intensa mirada combatiendo con la sonrisa más sarcástica que tiene en los labios. Sé que va a decir algo insultante. Pero por una vez puedo notar que lo que sea que vaya a decir es solo para aligerar la situación, no para burlarse intencionalmente de una de las muchas faltas que ha tenido el infortunio de señalar en el pasado cada vez que intenta destacar que es superior a mí.

Una vez más, me encuentro sorprendida cuando me pone derecha y me suelta, me doy la vuelta y sin decir palabras va a sentarse bajo un árbol cercano. Intento no parecer sorprendida, sigo su ejemplo y me siento a su lado, cuidadosa de dejar algo de espacio entre los dos. Estiro las piernas frente a mí, muevo nerviosamente las manos y miro a Vegeta por el rabillo del ojo. Tiene la espalda apoyada en el árbol, los brazos cruzados sobre el pecho, los ojos medio cerrados mientras mira hacia el estanque frente a nosotros. No puedo entender porqué me trajo acá, pero intento tanto como puedo no pensarlo. En su lugar, me concentro en solo estar a su lado, sentada pacíficamente y disfrutando su presencia a mi lado.

Cierro los ojos, me inclino a un lado y me encuentro descansando la cabeza en su hombro, la luz tibia del sol me hace sentir somnolienta. Una parte de mi sabe que no le gusta el contacto físico con alguien a menos que él lo inicie, pero no me aleja. En su lugar, siento su brazo rodear mi cintura y dejo que mi propia somnolencia me supere, sintiéndome a salvo y segura en su abrazo.

Caigo rendida, y pensamientos placenteros invaden mi mente. Pensamientos de Vegeta, de Trunks y… algo más. Intento estirar la mano y alcanzarlo, pero antes de que pueda atrapar el pensamiento fugaz al borde de mi conciencia, puedo sentir algo agitarme suavemente. Abro los ojos, me los cubro de la brillante luz del sol con la mano y luego me inclino hacia adelante. Parpadeo un par de veces y trago para secar algo de la resequedad en mi boca, me doy la vuelta hacia donde está Vegeta. Tengo una vaga sensación de déjà vu, al verlo sentado a mi lado bajo un árbol, ataviado en unos jeans ajustados pero sé que en este caso, no habrá un Trunks o un Toma corriendo hacia nosotros para un picnic. Conteniendo una ola de tristeza, me masajeo los brazos distraídamente y luego me siento avergonzada cuando mi estómago ruge. Aun cuando no tengo un metabolismo Saiyajin, también me da hambre y sé que han pasado horas desde la última vez que comí. Miro a Vegeta, puedo ver sus cejas arquearse y me pongo roja ante su escrutinio. Le arrojo una hoja y maldigo en voz baja.

—¿Qué fue eso, mujer? Casi no pude oírte.

Suelto una risilla, solo sacudo la cabeza.

—Y te quejas de mi apetito insaciable, ¿Pero quién es el que necesita hartarse primero?

Otra vez tiene la típica sonrisa cínica en sus labios, pero sus ojos están distintivamente suaves mientras me observa para ver la reacción que voy a tener. Notando los contrastes presentes en el hombre que es mi esposo, lo golpeo juguetonamente en el brazo, algo que no me habría atrevido a hacer en el pasado.

—Tengo la impresión de que tu apetito insaciable fue aplacado por la cocina de mi madre antes de que decidieras venir y sacarme de mi cita.

Intenta esconder la verdad, pero puedo ver una pequeña cantidad de vergüenza escondida tras sus rasgos pasivos y controlados.

—No es necesario negarlo, Vegeta. Es lo único que explicaría por qué no te detuviste en el kiosco para comprarte todos los perros calientes que tenían cuando llegamos. Pero a diferencia de ti, no he comido nada desde que comí la granola y el yogurt en el desayuno. Y ya es bien pasado mediodía. Debido a que me invitaste a esta cita, sería cortés de tu parte que me invitaras a almorzar. -

Dejo ese comentario colgado en el aire, veo como lucha por encontrar algo que decir.

—Esta no es una… cita. Los Saiyajin no… tenemos citas. Además nuestra relación va más allá de esa ridícula costumbre social. -

Sonriendo a su refutación de mi declaración, comienzo a levantarme. Antes de poder arrodillarme, Vegeta se inclina y toma mi mano, halándome y pegándome nuevamente a su pecho. Me sonrojo ligeramente, soy sorprendida cuando su mano encuentra mi mentón y levanta mi cabeza para así vernos a los ojos. Al tener casi la misma estatura, no es tan difícil hacerlo, pero el efecto de mirar directo esas piscinas oscuras que componen sus ojos siempre me deja sonrojada y nerviosa por la tensión sexual que se propaga alrededor de los dos. Intento retroceder, pero él obviamente tiene otra idea. Puedo ver una necesidad desnuda en esos ojos, y por primera vez en mucho tiempo, puedo sentir esa necesidad acrecentándose dentro de mí. Me pregunto qué es lo que pasa entre nosotros, esta química que tenemos que siempre me deja sin aliento cuando él me deja ver exactamente lo que quiere. Humedeciendo mis labios con la lengua, siento su dedo pulgar acariciar mi mentón y repentinamente, sin advertencia, su boca está sobre la mía. Intento mantener el control sobre mis deseos, lo dejo tomar el mando en la danza que es nuestro beso hasta que puedo sentir mariposas en el estómago y debilidad en mis rodillas. Ha pasado tanto… tanto tiempo y no podemos negar lo que queremos en este momento. Aunque este no es el lugar para compartir tales intimidades.

Me separo abruptamente, siento sus brazos soltarme mientras retrocede. Me pongo un mechón de cabello tras la oreja, me estremezco y percibo que Vegeta no está escondiendo su evidente deseo por mí, lo cual lo hace aún más incómodo para ambos en un sentido bueno y malo. Sé que ha sido un reto para él rendirse y quizás esa en parte es la razón por la que me trajo aquí, para ver cómo reacciono si exterioriza su deseo por mí en público después de tanto tiempo. Tengo la sensación de que entiende lo doloroso que puede ser para mí compartir intimidad física, recordándome una vez más lo que pasó una noche cuando nuestra pasión tomó el control, solo para terminar en muerte y miseria. Y no hay caso en negar el hecho de que tengo miedo… pero al mismo tiempo sé que tal acción de mi parte le expresará que he sanado lo suficiente como para dejar abierta en mi corazón la posibilidad de procrear a otro niño e incluso para demostrarle lo mucho que confío en él.

Doy un paso atrás, rompo el contacto visual como una manera de desviar la tensión entre los dos. Estrecho mis manos, paso por un lado de él, camino hacia el estanque y veo a un par de patos pasar nadando lentamente. Suspiro profundamente, veo lo adorable que es este lugar en simplicidad y noto por qué le gusta venir en búsqueda de soledad. Estar aquí me enseña un lado profundo de Vegeta que nunca creí posible: que él disfruta las cosas bellas de la vida como cualquier otra persona, pero que nunca ha tenido la oportunidad de compartir esas ideas con otro ser por su incapacidad de confiar. Pensar que aún me queda tanto por conocer de este hombre es aleccionador, que compartiera conmigo lo que no hizo con otros la mayor parte de su vida. Una vez más, soy golpeada por una intensa sensación de remordimiento, de que él haya sufrido más de lo que pude haber imaginado. Todavía me sorprende cómo sobrevivió semejante adversidad, pero si hay algo que he aprendido de él es que nunca se rinde. No cuando tiene una meta en mente y un propósito que cumplir.

Viendo el agua plácida con su multitud de lirios acuáticos, siento la presencia de Vegeta mientras él cierra la distancia entre nosotros, parado a mi lado y mirando hacia la misma dirección. Aclaro mi garganta y volteo a mirarlo.

—¿Por qué me trajiste acá, Vegeta?

Se encoge de hombros y no dice nada, no pensé que obtendría una respuesta y la verdad, es que no es necesario que la haya. Sin embargo, eso nunca ha detenido que mi curiosidad me supere. Me sorprende cuando después de unos minutos, abre la boca y me responde.

—Para ayudarte. Este lugar… lo encontré por accidente. Cuando estoy… cuando yo…

Puedo notar que todavía le cuesta hablar de él y sus motivos internos cuando se trata de algo personalmente tangible y no quiero que se estrese intentando expresar algo por medios de palabras cuando sé qué es lo que está intentando decir. Impulsivamente, tomo su mano y la aprieto, haciéndole saber que sé que no necesita decírmelo, que ya lo sé.

—¿Cuando necesitas centrarte en ti mismo, verdad?

Asiente rápidamente pero no suelta mi mano. Nos quedamos así unos minutos más antes de soltarla suavemente y luego darse la vuelta para marcharse. Siguiéndolo una vez más, comenzamos el regreso a la puerta principal cuando él me detiene abruptamente. Sin mirarme comienza a hablar.

—Si alguna vez necesitas… si alguna vez tienes la necesidad de pasar algo de tiempo sola, puedes venir aquí.

Una vez más, me veo sorprendida y encantada con el regalo que acaba de darme, poder ver la creciente ternura en él, aunque sé que estaría reacio a admitir que es capaz de tener tal sentimiento. Sonriendo, lo alcanzo y le doy las gracias, viendo como asiente rígidamente antes de comenzar a caminar, mete sus manos una vez más dentro de los bolsillos de sus jeans.

La caminata fuera del parque es tan silenciosa como la entrada pero no me importa, otra vez me doy cuenta de que con Vegeta, algunas veces hablar no es más que palabras perdidas que no expresan verdadero significado. Estar con él es suficiente, especialmente desde que escogió pasar tiempo de entrenamiento conmigo en lugar de en la cámara de gravedad. Nos acercamos a la entrada cuando él cambia de dirección y se dirige al kiosco que pasamos cuando entramos al parque. Saca la billetera que le di hace años de su bolsillo trasero, saca algunos zenis y le pide rígidamente al hombre tras el mostrador un hot dog sin mostaza, extra kétchup y jalapeños junto con un refresco de cola pequeño. Abro los ojos sorprendida por el hecho de que sepa tan bien mis preferencias en hot dog, tomo la comida ofrecida y le agradezco con una sonrisa cálida y un impulsivo beso en la mejilla. Ignora el beso como una necesidad de salir bien parado como el príncipe de todos los Saiyajin, pero puedo notar que está contento. Dejamos el parque, como mi almuerzo felizmente mientras caminamos hacia la Corporación Cápsula.

En aproximadamente media hora, nos encontramos en la puerta que lleva a los jardines de la Corporación. En la entrada, Vegeta abre la puerta y espera a que yo pase. Una vez adentro, ambos nos detenemos y nos volvemos a ver. Aun puedo ver la profunda necesidad en sus ojos y me doy cuenta de que tengo que tomar una decisión. Apartando mi temor e indecisión, le sonrío tímidamente, sintiéndome como la adolescente bocona y torpe que era cuando perdí mi virginidad con Yamcha hace varios años. Aclaro mi garganta un poco, pienso lo que voy a decir.

—Tengo algo de trabajo que hacer en la oficina. Basura burocrática relacionada el proyecto de renovación de la línea del hogar, y te prometo llevar a Trunks con Goten por unas horas. No he visto a Chichi en mucho tiempo… Eeeh… llegaré alrededor de las nueve.

—¿A las nueve? Hmph…Supongo que puedo entrenar en la cámara de gravedad hasta entonces. ¿En tu habitación o en la mía?

Me ruborizo incómodamente, sintiendo la mirada escrutadora de Vegeta en mi cuerpo.

—Um…bueno, respecto a eso. Digo que, bueno, es nuestra… mierda.

Me paso las manos por el cabello, sintiéndome tan… tan estúpida.

—¿Es nuestra mierda, mujer? Eso es asqueroso. -

Río en señal de vergüenza por lo ridículo que obviamente le sonó mi comentario a Vegeta. La verdad es que, hasta este momento, él ha seguido quedándose en su propio cuarto y no he estado muy cómoda de invitarlo a que regrese a mi cuarto después de que inadvertidamente lo eché debido a mi depresión. Intentando rectificar la situación, lo corroboro para reparar mi error.

—No me refiero a eso. Supongo que lo que estaba intentando decir es que mi cuarto es… bueno, es nuestro si así lo deseas. Me refiero a que no tienes que seguir quedándote en la habitación de al lado, es todo. -

Él asiente con la cabeza y luego se marcha por el pasillo, dirigiéndose a la cámara de gravedad donde sin duda alguna liberará algo de tensión. Apoyándome en la pared, suspiro suavemente e intento poner mis ideas en orden. Soy… feliz por cómo van las cosas entre Vegeta y yo y creo que él piensa lo mismo. Alejándome, tarareo un poco mientras me dirijo al pasillo al trabajo que me llama y que incluso ayuda a liberar a mi cerebro de pensamientos tontos en los que no necesito preocuparme.

Vegeta

Varias horas después.

Las luces están apagadas y la oscuridad de la noche abarca la habitación en la que estoy, con solo sombras visibles mientras danzan suavemente en las paredes. Me acuesto boca arriba, coloco mis manos tras la cabeza y veo el techo, mi cerebro maquina mientras pienso en este día en particular y todos los días anteriores a mi confrontación con Bulma cuando le conté lo que nunca le había contado a nadie. Ni siquiera a Kakarotto cuando estaba muriendo frente a él en Namek y le pedí que vengara a nuestra gente y librara al universo de Freezer.

Esa noche… ha sido la más difícil de mi vida al contarle a Bulma mis más vergonzosos secretos. Decirle que yo, el poderoso príncipe Vegeta, había sido una víctima de abuso. Toda mi vida he deseado parecer fuerte e invulnerable. Soportar contar una historia tan humillante frente a ella y colapsar completamente así, por breves momentos, le enseñé todo lo que me convirtió en el hombre que soy. Temía que me despreciara o me diera la espalda en repulsión, pero no lo hizo y por eso finalmente entiendo cuanto puedo confiar en otro además de mí mismo. Haberme quitado ese peso de los hombros, me hace sentirme como una persona diferente. Es cierto, nunca me será fácil expresar mis pensamientos o sentimientos explícitamente como Bulma tiene el hábito de hacer, pero por una ocasión, no estoy luchando contra este cambio que ha estado derrotándome lentamente desde la muerte de Kakarotto: de que ser capaz de sentir y tener apego a alguien como Bulma no es necesariamente algo malo.

Pasar tanto tiempo solo en mi vida para finalmente encontrar a alguien a quien le importo genuinamente es algo que no ya voy a intentar desperdiciar. Especialmente después de ver cómo fue cuando Bulma se separó del mocoso y de mí. Ella me mantiene centrado y me da un propósito. La quiero, aun cuando me parece un sentimiento altamente sobrevalorado. Al menos la manera como los humanos constantemente lo pintan. Sin embargo, no es eso lo que siento por Bulma ni desearía que lo fuese. Ella me enfurece y a la vez me desconcierta, pero el hecho de que se preocupa por mí siempre ha sido obvio, incluso antes de que comenzáramos a compartir favores sexuales. Solía menospreciar su obvio afecto hasta el punto de hacerla llorar por no querer un vínculo tan peligroso y las complicaciones que inevitablemente conllevarían. ¿Pero quién sufrió más por mis suposiciones? Desde luego Bulma y mi hijo lo hicieron, pero me he dado cuenta de que yo también. No quería cariño porque no quería que me lo quitaran. Sin embargo, hasta hace poco, en realidad no estaba viviendo, estaba dejando que la vida se me fuera sin hacer nada para dejar atrás mi pasado estropeado.

Acostándome de lado, le echo un vistazo al cuerpo que está a mi lado. Bulma…

Me está dando la espalda, la sábana nos cubre a ambos se ha corrido hasta su cintura, exponiendo sus hombros cremosos y la curva de su espalda. Su pelo cubre la almohada y veo como sus hombros suben y bajan en un ritmo constante diciéndome que está dormida.

Noto que todavía sufre por la muerte del niño. Sin embargo, el cambio en ella desde nuestra confrontación hace unos meses ha sido obvio. Ya no se oculta de Trunks o de mí. La luz que ha estado apagada antes ha regresado y aun cuando sé que continúa sintiendo culpa por su pérdida, es casi la que solía ser, excepto que no tiene el peso sobre sus hombros de preguntarse lo que siento por ella o lo que quiero con respecto a ella. Ella sabe que le he dado mi confianza y que eso ha marcado toda la diferencia entre nosotros. Es cierto que aun cometo errores cuando se trata de ella o Trunks, pero es más fácil si echo a un lado algo de mi orgullo, lo suficiente para poder llevar a mi hijo y al idiota de su amigo al parque, me propongo pasar tiempo con Bulma aun si eso requiere vestirme como un humano estúpido y mezclarme con las masas inferiores de esta porquería de planeta.

Me acerco a ella, aspiro su esencia y beso lo más alto de su cabeza, percibiendo la sedosidad de su cabello que se desliza por mis labios. Esta noche se entregó a mí libremente y por eso, estoy agradecido. No creo que se dé cuenta de lo importante que fue su respuesta cuando accedió a esto. Ha demostrado una vez más que confía en mí y que he llegado a confiar en ella. Somos una pareja y nuestros cuerpos están unidos y son inseparables, aunque fue planeado originalmente como una diversión por nuestra soledad y aislamiento, se ha vuelto mucho más que solo una manifestación física del placer encontrado entre un hombre y una mujer. Hay un significado unido al acto de aparearme con ella que he llegado a asociar con el paso de los años. Por mucho tiempo, fue la única manera como pude demostrar lo que de verdad sentía por ella, aun cuando no entendía lo que eran esos sentimientos. Aun me aterra, esta idea de querer a una persona al punto de hacer sacrificios por ella. No obstante, una vez más recuerdo lo inútil que es la vida si no hay una razón significativa para vivir. Bulma es mi razón y no voy a dejarla ir.

Soltando un suspiro profundo, me pego a su cuerpo y nos arropo con las sábanas. Acariciando distraídamente su costado, me pregunto dónde estaría si ella no hubiese estado aquí tras la muerte de Kakarotto. Todavía siento algo de culpa dentro de mí porque Kakarotto estuvo dispuesto a sacrificarse por la gente de este planeta y yo no. Todavía no sé si sería tan valiente o tonto como ese idiota, pero espero que si algo le pasa a mi pequeña familia, estar dispuesto a hacer un sacrificio como el de ese tonto. Sin embargo, como le dije a Bulma, no hace falta pensar constantemente en los «que hubiese pasado si…», en todo caso, el fin de esta dura experiencia me ha hecho darme cuenta de que revolcarme en suplicio autoimpuesto no me llevará a ninguna parte tampoco. Kakarotto no querría eso de mí. En vez, querría que me hiciese más fuerte para que al encontrarnos otra vez, podamos finalmente ponerle una conclusión a nuestra rivalidad. Bulma también querría que me hiciese más fuerte, así que por ella, estoy dispuesto a hacer concesiones que nunca imaginé que haría.

Pensando en eso, me acerco más a ella. Encuentro su mano, la tomo y me permito beneficiarme de la cercanía de su cuerpo. Frotando mi mejilla con la de ella, le susurro algo al oído que antes de nuestra confrontación, nunca habría pronunciado aun cuando la he oído decirlo infinidad de veces. Antes de que este suplicio de la pérdida de nuestro hijo, no me creía capaz de sentir algo así y tenía miedo de eso. La verdad es que todavía me siento inseguro, pero me niego a vivir en el pasado.

—Te quiero.

Puedo sentirla restregarse contra mi cuerpo, que está presionado íntimamente contra su espalda, pero no tengo intención de sacarla de su sueño. Necesita descansar y yo también. Separándome un poco, mantengo mi mano enlazada a la de ella y cierro los ojos, esperando a que me llegue finalmente el sueño. Justo cuando estoy a punto de quedarme dormido, ella me murmura algo.

—Yo también te amo.

Es suficiente.

Fini.


N/A: Después de muchos meses, la travesía de Bulma y Vegeta llega a su fin. Espero hayan disfrutado leer esto tanto como yo escribirlo cuando finalmente tuve tiempo para sentarme en serio y lidiar con un capítulo. ¡Gracias a todos lo que han apoyado esta historia con tantos reviews! ¡No saben lo mucho que significan para mí!

N/T: lista entonces mi segunda traducción de ese género angst tan poco conocido, esta historia por estar narrada en primera persona la verdad me sacó canas verdes, estoy segura de que está llena de errores, los cuales poco a poco iré encontrando y reparando.

No queda más que agradecerles a todos, los que dejaron rws y los que no, por haberme seguido y ayudado a llegar a este punto y aprovecho para invitarlos a que revisen mi próximo proyecto, otro Angst donde Bulma, Vegeta y Trunks son los grandes protagonistas. Esta historia que tiene por nombre Un Hogar Vacío es de la afamada escritora en el fandom anglo, Balthezarian y para la fecha tiene una gran popularidad. Si NTV les hizo llorar o les apretó el corazón, tienen que ir preparando los cleanex para ésta. Un abrazo,

Mya.