Disclaimer: Hetalia no me pertenece, el video que fue mi inspiración tampoco... La historia es completamente mía :)

Dedicatoria: Dedicada a mi Chopper particular :3 Inma, va por ti :D


Consecuencias, parte 2

El ensayo comenzó aceptablemente bien. Primero ensayaron La Pantera Rosa, que ya la tenían prácticamente dominada, y luego empezaron con otra diferente. Leyeron a primera vista todas las obras que habían sido elegidas con anterioridad, y empezaron a perfeccionar En un Mercado Persa.

Cuando acabó el ensayo, todos comenzaron a desmontar lentamente. Algunos grupos ya comenzaban a formarse, y el que más escándalo montaba era el de las chicas, que en ese momento estaban cotilleando.

—Bueno chicas —suspiró Emma —. Parece que Lovino tiene prisa por irse. Me voy yo también a ver si puedo hablar con él antes de entrar a clase.

—¡Tranquila! —exclamó Mei —. Vete con Lovino, nosotras nos quedamos aquí.

Todas rieron mientras Emma salía corriendo detrás del italiano. Vincent frunció el ceño e hizo ademán de seguirles, pero al igual que el día de la fiesta, Antonio le cogió del brazo, impidiéndole avanzar.

—Déjales disfrutar.

—¿Quién eres tú para mandarme lo que tengo que hacer? Es mi hermana.

—Oh, vamos, Antonio tiene razón —intervino Hugo. El español le sonrió, agradecido por su ayuda.

—Lovino no es un monstruo que se la vaya a comer.

—No tienes de que preocuparte.

Antonio y Hugo cogieron a Vincent de los brazos y lo fueron arrastrando fuera del auditorio, hablándole alegremente, mientras el holandés maldecía internamente.

Mei y Hahn se fueron con sus hermanos, Victoria con su primo y Yekaterina y Natalia se despidieron de Elizabeta, mientras iban con sus amigos.

Elizabeta les dedicó una sonrisa y se giró para mirar a Roderich. Este salió del auditorio, y la húngara prácticamente tuve que correr para alcanzarle.

—Rode, espera.

Roderich siguió caminando y salió del auditorio, dirigiéndose a las clases. Elizabeta bufó, indignada y no tardó en ponerse a su altura.

—Roderich, ¿qué demonios te pasa?

El austríaco la miró fijamente, y sin decir ni una palabra, con una súplica muda dibujada en el rostro y cogiendo la mano de Elizabeta, siguió caminando.

La húngara miró alrededor para ver a donde iban y tragó saliva al darse cuenta de que no se dirigían a ninguna clase. Avanzaron a través de los pasillos, y cuando se hizo la hora, todo el mundo estaba dentro de las aulas menos ellos.

Elizabeta quería decir algo, pero Roderich tenía un aura de seriedad que le impedía abrir la boca. El austríaco normalmente era estirado y serio, pero esa vez era diferente. Tenía pesar y estrés en los ojos y no miraba alrededor altivamente y con superioridad.

Por fin, llegaron a la habitación de Roderich. Éste abrió la puerta y él y Elizabeta entraron silenciosamente.

—Rode, ¿qué demonios te pasa?

—Eli…

—No, Eli no. Cuando fuimos a la fiesta de Ludwig todo iba genial. ¡Todo iba estupendamente bien! Y no sé qué demonios pasó allí. No sé qué te pasó, pero el domingo no me cogiste el teléfono ni una sola vez, y hoy has estado ignorándome por la mañana y todo el ensayo.

—Yo-

—¡Se suponía que todo iba a ir genial! Hemos sido amigos durante años. ¡Años! ¡Todo este tiempo he estado enamorada de ti! —Elizabeta cogió aire mientras las lágrimas asomaban por sus ojos —. ¡Y cuándo todo parecía que iba perfecto, es cuando peor va! En todo este tiempo de amistad, no ha habido ni una sola vez que no me cogieras el teléfono. Ni una sola vez que me ignoraras. ¿Por qué comienzas ahora?

Roderich bajó la cabeza, y se sentó en su cama, suspirando con pesar. Elizabeta se sentó en la cama de en frente, arrepintiéndose de todo lo que había dicho. La Academia entera sabía que estaba colada por Roderich. Pero decirle a la cara que había estado enamorada de él todo ese tiempo era una historia diferente.

—¿Qué pasó en la fiesta?

—No pasó nada. —La voz de Roderich se quebró.

—Rode… —El tono de Elizabeta se volvió dulce y maternal —. Pasé toda la noche contigo y no vi nada extraño. Si pasó algo y yo no me enteré… Deberías decírmelo.

Roderich se tumbó hacia atrás y miró al techo a través de sus gafas.

—Eli… Es muy complicado.

—Estamos saliendo, ¿verdad? Tú mismo me pediste salir. Me merezco que me cuentes lo que te pasa.

—Supongo que tienes razón.

—Entonces…

—Eli. Tu eres la única que alguna vez se ha preocupado por mí.

—Rode, yo-

—¡No! No me interrumpas. Sé que jamás te he dicho esto, pero estoy agradecido de que hayas estado a mi lado todo este tiempo. Antes de conocerte, era un centro constante de burlas por parte de mis compañeros. De no ser por ti, seguiría siendo así.

—¡Esa gente no tiene derecho a meterse contigo!

—Te agradezco todo lo que haces por mí. Eres… Lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Rode…

—Se que estás enamorada de mi. —Cuando dijo esto, Elizabeta se sonrojó profusamente —. Lo empecé a sospechar el año pasado, y en la noche de fin de curso, después de hacer el concurso de beber con Gilbert y Ludwig, me lo confesaste.

—¿Qué yo hice qué?

—Y luego Gilbert montó un escándalo y me golpeó en la cara.

—¿¡Qué ese idiota hizo qué!? ¿Por qué?

—Por ti. Entonces, tú le devolviste el golpe y os enzarzasteis en una pelea. Y Ludwig tuvo que separaros.

—…

—Y claramente, al día siguiente no os acordabais de nada.

—Dios mío… ¿Lo estuviste sabiendo todo el verano?

—Pero no estaba seguro de cómo debía actuar. Así que… Intenté hablar con Gilbert.

—¡RODERICH!

—Llamé a Ludwig y le pedí que me pusiera con su hermano. Gilbert no quiso hablar conmigo, claramente. Le pregunté a Ludwig si Gilbert sentía algo por ti y Ludwig contestó que cada vez que Gilbert pilla una borrachera se queja de que lo único que hagas es prestarme atención.

—¿Qué Gilbert hace qué? —La pobre Elizabeta estaba patidifusa.

—Así que asumí que era esa la razón por la que Gilbert me tenía tanto odio. Yo también le odiaba a él, y no sabía por qué. Probablemente por qué lo único que hacía era molestarme.

—Lo normal.

—Pero entonces… Pensé que no era justo que le odiara. Que ahora que sabía las razones de su odio hacia mí, yo no tenía ninguna para devolverle ese odio.

—¡Claro que tenías! Te hacía la vida imposible.

—Solo me molestaba cuando estabas tú cerca, y nunca llegó a tocarme porque siempre estabas ahí para defenderme y pelearte con él.

—¿Estás intentando encontrar razones para no odiar a Gilbert?

—No me malinterpretes, le encuentro muy molesto. Muchísimo. Pero no puedo odiarle.

—¿Qué es lo siguiente que me vas a decir? ¿Qué tuvo que ver la fiesta con todo esto?

Roderich se incorporó lentamente, la miró durante unos instantes y luego volvió a tirarse sobre la cama, cerrando los ojos con fuerza.

—Rode. Dímelo.

—Eli. Te quiero. Desde el momento en que comenzaste a protegerme, te he querido. Te quiero y te necesito.

—¿Pero?

—De verdad te quiero. Te quiero a mi lado, conmigo. Quiero que nunca te separes de mí.

—Roderich, ¿a qué viene todo esto? No es propio de ti.

—¿Me prometes que, te diga lo que te diga, vas a continuar a mi lado?

—¡Por supuesto que te lo prometo!

—Eli… Creo que estoy enamorado de Gilbert.

XxXxX

Llegó la hora del descanso, y Gilbert salió de su clase, bostezando y caminando lentamente hasta la clase de Francis, que era la que quedaba más cerca del patio interior. Cuando llegó allí, Antonio y Francis ya le estaban esperando.

—Tardón —refunfuñó Antonio, con las manos en los bolsillos.

—Claro, claro. Te recuerdo que cuando llegamos tarde a los sitios suele ser tu culpa.

—Pero no hoy —replicó alegremente el español, mientras los tres salían a la luz del sol.

Una vez fuera, fueron a su sitio habitual, al trozo de césped de al lado de la fuente, bajo la sombra del árbol. La semana anterior habían montado un pollo porque unos alumnos novatos se habían puesto allí. Todos sabían que ese era su sitio.

El patio interior era una estancia enorme, que podía dar cabida a una gran cantidad de estudiantes. En todo caso, muchos de ellos iban a los patios exteriores, de manera que allí dentro no solía haber demasiado alboroto.

Como siempre, se sentaron en el césped, y observaron un poco el patio. Antonio no tardó en localizar en un banco a Lovino y a Emma, cogidos de la mano, y sonrió para sus adentros.

Francis buscó entre la multitud a Victoria. No podía evitar estar buscándola siempre y su instinto sobreprotector nunca descansaba. Victoria estaba junto a las chicas de la banda, excepto Emma y Elizabeta. Todas ellas parecían haberse hecho amigas rápidamente.

Antonio siguió la mirada de su amigo francés y sonrió.

—¿Qué tal te fue con Natalia?

—¿Quién es Natalia? —preguntó Gilbert, un tanto despistado, sin saber a quien se referían.

—La hermana de Iván —respondió Antonio, pacientemente.

—¿Iván? ¿Ese es el del equipo de baloncesto? ¿El ruso alto?

—Sí.

—¿Qué ha hecho Francis con su hermana?

—¡Estoy delante! —se quejó el aludido —. Y bueno, pasamos la noche…

—Pero, ¿algo serio? —preguntó Gilbert, incrédulo.

—Que va. Simplemente fue una noche. Me lo dejó bien claro —rió Francis, sin dar señales de que eso le molestara lo más mínimo —. Además, estoy seguro de que si intentara tener algo con ella, Iván me mataría.

—Es lo más probable —le apoyó Gilbert —. ¿Y tú, Antonio, no conseguiste nada?

—¿Conseguir?

—¿Estás interesado en alguna chica?

—No…

—Emma sí que parecía interesada en ti.

—Bueno… —Antonio se encogió de hombros —. A Lovino le gustaba, así que tampoco llegué a intentar nada.

—Tú te lo pierdes.

—Naaah, tampoco estaba muy interesado en ella.

—Al menos la ira asesina de su hermano va a recaer en Lovino y no en ti —comentó Francis.

—¿Vincent? Baah, yo pienso que no es tan malo como todos creen.

—¿No te acuerdas de ese chico que le tocó el culo a Emma hace dos años? —le recordó Gilbert —. Le metió una paliza.

—No volvió a la Academia después de eso —suspiró Francis.

—Estáis exagerando. Creo que Vincent es un buen tipo.

—Si yo no digo que no. Pero puede llegar a ser tan sobreprotector como Vash. Y conozco a Vash. Es muy sobreprotector. Como toques a Lily la has cagado.

—¿Por qué iba a querer tocar a Lily? —preguntó Antonio confundido.

—Toni, era un ejemplo.

—Ah…

Tras eso, los tres se quedaron en silencio, disfrutando de la suave brisa que corría por el patio. Apenas llevaban un par de minutos así, cuando alguien se plantó delante de ellos, con una expresión seria en el rostro.

—Gilbert —dijo Elizabeta —. Ven conmigo. Ya.

El prusiano observó cómo Elizabeta se alejaba, y alzando las cejas y mirando a sus amigos, decidió seguirla. Francis y Antonio se quedaron un poco cortados y miraron con curiosidad como los dos desaparecían en el interior del edificio.

Gilbert tenía el ceño fruncido y no tardó en alcanzar a Elizabeta, que caminaba a paso veloz.

—¿Qué demonios te pasa?

—Calla y sígueme.

—Al menos dime para que me necesitas.

—Ahora lo sabrás.

—Ya sé que no puedes pasar ni un segundo sin mi asombrosa persona.

—Haz el favor de callarte.

—Vale, vale.

Anduvieron un poco más hasta que por fin llegaron a su destino. Elizabeta abrió la puerta e instó a Gilbert a entrar. Una vez dentro, Roderich se levantó de la cama.

—¡Elizabeta! ¿¡Por qué le has traído aquí!?

—Rode, tenemos que arreglar esto ya.

—¿Qué está pasando?

—Gilbert- —comenzó Elizabeta.

—No —le interrumpió Roderich.

—Creo que me voy a ir.

—¡Ni se te ocurra, maldito idiota!

—Eli, en serio, déjale que se vaya, esto es una tontería.

—Rode, no. Lo vamos a arreglar ahora.

—No entiendo nada —protestó Gilbert.

Elizabeta miró a Roderich fijamente, y este se tapó la cara con las manos y echó el cuerpo hacia atrás, cayendo sobre la cama, y sin mirar a ninguno de los dos.

—Gilbert —comenzó Elizabeta —. Yo te gusto, ¿verdad?

Gilbert se quedó paralizado un momento en su sitio ante lo directa que había sido la pregunta, y no tardó en enrojecer notablemente. Empezó a sudar y las pupilas se le dilataron.

—¿Q-qué estás d-diciendo? P-por supuesto que n-n-no.

—Gilbert, esto es serio e importante.

—P-pero que tú nunca p-podrías g-gustarme. —Gilbert tragó salivo mientras notaba la intensa mirada de Elizabeta clavada en él —. B-bueno, está bien, supongo que a lo m-mejor me gustas un poco.

—¿Cuánto es un poco?

—Un poquito.

—¿Cuánto es eso? Gilbert, necesito saberlo.

—P-pues…

—¡Gilbert!

—¡Mucho, me gustas mucho! Llevo enamorado de ti durante años.

Elizabeta suspiró. Por una parte, esa era la respuesta que esperaba, pero no la que le habría gustado oír.

—Bien, pues tenemos un grave problema.

—¿Qué quieres decir? ¿Podría alguno de los dos explicarme de que va todo esto?

—Tú estás enamorado de mí, yo estoy enamorada de Roderich…

—Gracias por recordármelo, no me había dado cuenta yo solo.

—… y Roderich está enamorado de ti.

—… ¿Qué?

—Lo que oyes.

—¿Qué el señorito QUÉ?

Gilbert abrió los ojos con fuerza y miró a Roderich, que estaba tumbado en su cama, aún tapándose la cara con las manos.

—Tenemos que solucionar esto.

—Yo no le veo solución —replicó Roderich —. No deberías haberle dicho nada.

—Por una vez, coincido con el señorito. No deberías haberme dicho nada.

—Lo único que quiero es que Rode sea feliz.

—Bueno, no sé si te habrás dado cuenta, pero eso a mí no me importa.

—No hace falta que seas tan brusco.

—Es lo que pienso.

—Tú quieres estar conmigo, ¿cierto? —preguntó Elizabeta, poniéndose un poco roja.

—Bueno, eh, si, supongo.

—Y yo quiero estar con Rode. Pero para que él fuera feliz, tendría que estar contigo.

—Volvemos al punto de partida —refunfuñó Gilbert.

—Sólo hay una solución para esto.

—Espera, ¿hay solución? —preguntó Roderich, incorporándose.

—Estemos los tres juntos.


Por fin, después de años, aparezco. Dios no veía el momento de ponerme con esto, pero mentalmente me han cambiado muchas ideas entonces para casi todos los personajes tuve que hacer una reestructura.

Perdonadme por tanta tardanza, no hay excusa válida para ello. Aquí estoy. He cambiado un poco el estilo, y en lo que más, en que en vez de intentar abarcar todos los personajes a la vez, iré poco a poco. Por que si no, me dará un patatús, y esto es así.

Espero que os haya gustado, y bueno, headcanon raro con estos tres, y tenía que ponerlo en práctica, yuju~

Estoy agotada mentalmente por el verano, pero intentaré llevar esto un poco más al día...

No me veo capaz de contestar ahora los reviews que me dejasteis hace tanto tiempo, lo siento muchísimo, de verdad, porque me suben la moral cantidades. A partir de ahora los iré contestando por MP a no ser que sea anonimo, que lo contestaré con el siguiente capítulo.

En fin, muchas gracias por leer, y espero que os haya gustado!


Cualquier duda respecto a las bandas, petición de que salga algún personaje, comentario de la historia o del capítulo, o petición de alguna otra cosa -como que toquen una obra determinada, o que viajen a algún sitio en particular-, simplemente review :3