Guau, a esto se le puede llamar que pase tiempo...

Sé que me he tardado demasiado; de seguro esta vez muchas me perdieron la fe. Lo siento enormemente; aún así, este último tiempo ha estado lleno por mi parte de expectativas sobre mis preparaciones del ingreso a la universidad...estoy super ocupada con estos últimos meses de colegio, preparando la presentación folclórica del colegio por las fiestas patrias, y aparte con las expectativas a más no dar, ahora que el colegio me propuso como candidata a una beca muy importante para una universidad extranjera. Me estoy jugando mucho de aquí a diciembre, así se me está haciendo lógico al cada vez poder abrir menos mis documentos de escritura :,(

Aún así, vuelvo a dar mis sentidos pésames a todas, porque igual siento que les fallo al no publicar a menudo. Juro que las veces que tenga tiempo lo aprovecharé en escribir, como hice hoy, perdiendo así un día de preparación de prueba.

...Bueno, ya dejando las excusas malas de lado, aquí traigo el 4to capítulo de He will Return, o mejor dicho, la primera mitad del cap, porque se me estaba extendiendo demasiado así que lo publicaré en dos mitades, la segunda en algún minuto de la semana. Lamento mucho si esto causa molestias, o malos ratos porque hoy día solo subo esta parte, que es la más fome del capi. Vuelvo a sentirlo, pero espero que me perdonen y alguna lo disfrute aunque sea solo un poquito.

Advertencias del capi: en algún minuto Alfred va a dejar de pensar en algo muy de la nada. No es que sea tonto y ya no se acuerde más...el tema volverá a resurgir en la segunda mitad del capítulo. Fuera de eso, prepárense para final algo teaser.

Mi DISCLAIMER eterno: Hetalia no es mío, la triste realidad de una fangirl que suena con ser lo suficientemente buena como para a lo menos escribir buena fanficción de semejante obra de arte.

...Con esto dicho, disfruten el cap, este chapter que, tanto primera como segunda parte, ya tienen dueña: este capítulo va especialmente dedicado a mi querida Remula Black, por haber recibido desde el principio esta temática con un especial entusiasmo, conversando conmigo vía PM sobre los temas religiosos, apoyándome así en la creación de lo que vendrá en el fic, incluso si ella no sintiera estar ayudando en nada cuando simplemente hablábamos. Remula querida, espero el cap sea de tu agrado. Prometo colgar la próxima mitad apenas pueda.

Ahora solo disfruten la lectura,

Atte.

Naomi


IV

El mensajero del caballo blanco

-¡Al, baja a comer! ¡Ya está servido!

La voz de Mathew escapó de la cocina, abandonó el comedor y pasó directo al living, donde Alfred yacía en el sillón cambiando el canal de televisión cada pocos segundos, incluso si nunca abandonaba los de noticias. Mantenía la mirada pensativa, la boca en una línea tiesa. Al escuchar a su hermano, por primera vez en una hora se movió más que para reacomodarse en el sillón... Se volteó hacia atrás, viendo por las puertas abiertas que permitían observar la entrada a la cocina desde la sala. Olisqueó el aire, sintiendo apetito ante un aroma suculento que cada vez se volvía más común, desde que Mathew cogiera la costumbre de cocinar todos los días, hace una semana. Se relamió los labios un segundo, una risita alegre se le escapó, y pronto saltó para ponerse en pie y correr a la cocina, cerrando la puerta tras de sí cuando salía del comedor. Desde que sus padres se fueran hace ya tres años que habían dejado de usar esa habitación para comer.

-¡Huele bien, Mati! ¿Qué hiciste hoy?

Preguntó sonriendo, asomándose por sobre el hombro de su hermano para así echarle una mirada a la olla. Se sorprendió al encontrar un estofado que olía a ambrosia. Su sonrisa se ensanchó mientras su hermano le sonreía más calmadamente, observándole.

-Yo ya creía que no reaccionarías ante nada. Parecías una estatua frente al televisor.- Comentó Mathew, al momento que comenzaba a servir un plato. Parecía pensativo cuando volvió a hablar, aunque sin volver a mirar a Alfred.-Me refiero...es extraño que de repente seas capaz de mirar algo en televisión que no sean películas, y más aún que te quedes así de interesado en las noticias...

Continuó, ahora yendo a dejar los platos en la mesa, Alfred siguiéndole y tomando asiento. Mientras Mathew ajustaba los cubiertos, Al contemplaba con una expresión incómoda. Era cierto que últimamente miraba más las noticias nocturnas, que a la noche se ponía más serio, pero después de todo...hace ya un mes se enterara de que las noches no eran lo que parecían...

-...Mhe, no es para tanto, Mati. Me refiero... ¿vamos a tener 18, no? En ese caso, ya es tiempo de irnos enterando de lo que pasa en el mundo. Además, es probable que muy pronto ya no podamos seguir así solo a punta de las inversiones que dejó papá.

Mathew se quedó de piedra unos segundos, luego sacudiendo su cabeza como para librarse de un mal recuerdo. Sin decir nada más, se sentó a la mesa junto con Alfred.

Por unos segundos no hubo un sonido...hasta que Al se llevara a la boca un bocado de la comida, e inmediatamente lanzara un "mhmmm" digno de haber vuelto a comer en esas cenas ostentosas, cuando todavía su madre les sacaba a comer afuera, a encontrarse luego con padre.

-G... ¡Guau, Mathew! Es que, no sé, ¡en serio que te superaste!-Exclamó encantado, con una sonrisa de oreja a oreja y sin dudar de llevarse de inmediato otra cucharada a la boca.- Ehsta exhquihsito.

Finalizó con la boca llena, causándole una leve risa a Mathew, que luego también comenzó a comer él. Se sirvieron las porciones en silencio, degustando su sabor divino. Al cabo de un rato, Alfred notó que su hermano iba anotando cosas en un libretita luego de cada bocado. Cuando terminó su primera ración, ya la curiosidad pudo con él.

-Oye Mathew...

Le extendió el plato vacío a su mellizo. Este le quedó mirando como si quisiera preguntarle sin palabras cómo lo había hecho tan rápido. Suspirando finalmente cuando Alfred no dejara de extenderle el plato, el de ojos violeta se puso de pie, llevándose el plato del otro consigo para servirle una nueva ración. Aún así, mientras Mathew servía, Alfred le siguió mirando cuestionante.

-... ¿Qué tanto escribes en esa libreta?

Soltó Alfred cuando el otro ya casi estaba listo. Poniendo la última cucharada en el plato de su hermano, Mathew le contestó sin mirarle.

-Tomo nota...cuando pruebo un bocado y siento que sabe distinto a cómo debería, simplemente lo anoto. Así puedo hacer las dudas correspondientes y mejorarlo para la próxima vez.

Al terminar su explicación, ya estaba depositando la porción frente a Alfred. Este asintió en señal de agradecimiento, pero se quedó pensando en lo dicho por su hermano un segundo más. Había algo allí que no le calzaba.

-Pero... ¿qué es eso de "hacer las dudas correspondientes"? ¿...acaso te hiciste amigo de una mamá del barrio y están intercambiando recetas?

Preguntó, aún curioso, y causando que su mellizo se sonrojara completamente. Alfred le miró sin comprender por qué podría darle tanta vergüenza, cuando Mathew comenzó a murmurar algo bajito.

-E...es que yo...digamos que...me están dando c...clases de cocina.

Alfred pestañeó un segundo, absorbiendo la respuesta. Se llevó una nueva cucharada a la boca, experimentando con gusto el sabor. Sonrió apenas la tragó.

-Bueno, supongo que eso explica tu mejora en esto.-Mathew se sonrojó aún más, mirando a un lado, al parecer avergonzado al pensar en sus lecciones.- Y cuéntame, ¿dónde tomas las clases?

-Ah, es que...bueno...no es...-El chico parecía incapaz de no tartamudear. Su rostro había alcanzado el color de una fresa.-No estoy tomando clases en una academia o taller...

Alfred pareció confundirse ante esto último.

-¿...Y entonces cómo? ¿Te las dá una mujer de aquí?

Mathew tragó duro. Reinó el silencio por unos segundos, y luego sonrió a su hermano lo mejor que pudo con toda la vergüenza que le carcomía.

-...Me está enseñando el Padre Francis.

Y apenas el chico pronunciara esas palabras la cuchara se escapó del agarre de Alfred, cayendo con un sonido sordo al piso, desperdigando su contenido. Mathew, sorprendido ante ese error de agarre de su hermano, miró del piso a él para preguntarle qué había pasado...solo para notar la cara de espanto que poseía el otro.

Hubo nuevos segundos de silencio...

-¿...Al?

-¡¿Cómo es eso de que estás teniendo clases con el cura?!-Exclamó al segundo que su nombre fuera pronunciado por su hermano.- ¿cómo ese tipo va a tener algo que ver con cocinar? ¿Acaso creó un taller de cocina en la iglesia?

Mathew se sintió intimidado por la lluvia de preguntas, más aún por el tono apremiante con que su hermano las hacía. El nerviosismo aumentaba por segundo.

-Eh, es que...no, no es taller de la iglesia...es el mismo Padre Francis el que me da las clases en sus aposentos de la iglesia.

Y ante esto último Alfred escupió la Coca-Cola que se estuviera tomando para intentar tranquilizarse. Se quedó mirando a Mathew en estado de shock por un segundo, y luego ante la total sorpresa de este se lanzó por sobre la mesa a cogerle la cara a su hermano, movérsela para inspeccionarle la zona del cuello, como si buscara algo.

Mathew, que aguantó sin entender nada los primeros segundos, pasado un tiempo ya no soportaba lo raro de la situación. Cuando Alfred agarrara los primeros botones de su camisa con la intención de abrirlos, pegó un grito al aire y empujó a su hermano de nuevo a su puesto. Alfred aún le miraba con horror, pero ahora era algo mutuo.

-P... ¡¿Pero qué ha sido eso, Al?!

Gritó, su hermano recuperando una posición correcta tras caer en su silla. Aún así, su expresión no parecía serenarse.

-¡¿Cómo que "qué fue eso"?! ¡Estoy revisando que ese cura no te haya hecho nada! Mati... ¡¿Cómo puedes aceptar ir a un lugar con cama junto con esa rana?! ¡Quién sabe lo que te pudo haber...!

-¡ALFRED!- Exclamó Mathew escandalizado, cortando las palabras de su agitado hermano. El chico ya no podía más con el sonrojo, ahora se le habían formado incluso pequeñas lágrimas en sus ojos. Se puso de pie de golpe, mirando a su hermano como si acabara de proponerle que cometieran una orgía.-Co... ¡¿Cómo puedes decir cosas así?! ¡El Padre Francis es un hombre de Dios! Es bueno, gentil y considerado... ¿Cómo aún así puedes hacer preguntas así? ¡No te entiendo, Al!

...Los dos hermanos quedaron en silencio un segundo. Cuando pasó el tiempo y ninguno de los dos volvió a decir nada, Alfred terminó por bufar molesto, también parándose de golpe, dejando en la mesa su segunda ración sin acabar. Sus pasos en un segundo le condujeron a la puerta de salida...

-¡Al! ¿Qué haces, a dónde vas?

Preguntó Mati algo más angustiado, sin creer que su hermano se fuera así como así. Ante la pregunta del de ojos violeta, Alfred se detuvo con la puerta que daba al comedor ya abierta. Por un segundo, se volteó a ver a Mathew.

-...A mi cuarto. Perdí el apetito.

Dijo con un tono de voz apagado, sin más abandonando el lugar con un portazo. Mathew se quedó de piedra, aún sin entender qué le había entrado en la cabeza al de ojos azules.

-HETALIA-

Cuando llegó a su cuarto Alfred no se preocupó de siquiera prender la luz de la pieza. Ingresó directo a su cama, y sin pensarlo, se lanzó a esta, molesto. Dejó escapar un gruñido de frustración contra la almohada para luego girarse y quedar con su visión fija en el techo. Estaba tremendamente frustrado, ya sin saber cómo hacerle ver su punto a su hermano...

"Francis NO es lo que finge ser, ¡es un maldito lobo con piel de oveja! Si no cuido a Mathew se lo terminará comiendo...", pensó con impotencia, llevándose las manos al rostro para reprimir cualquier sonido que pudiera oírse más allá de su cuarto. Dios, era difícil saber más de lo que debería...

-...En momentos como este, lamento haberme metido en esto.

Murmuró al liberar su rostro, volteándose levemente en la cama para mirar la súper consola con kinect que comprara hace poco y que sin embargo ya no podía usar de noche. Se halló decepcionado, viendo otra señal más de lo mucho que cambiara su rutina en un único mes. Hubiera preferido, tal vez, seguir pasando las noches jugando Call of Duty hasta que amaneciera, o viendo películas de terror hasta quedar al borde del paro cardiaco...en vez de eso, ahora siempre estaba preocupado de lo que pasaba, ahora sabía demasiado, ya nada lo podía engañar...

-...Condenado Francis.

Volvió a enterrar la cabeza en la almohada. De seguro hubiera continuado con una especie de rabieta si no fuera por aquel leve sonido que pareció acariciarle la oreja. Apenas lo reconociera, parpadeó, reincorporándose en la cama y mirando alrededor como si buscara algo. Su vista, en la oscuridad, terminó por encontrar una pequeña luz celeste parpadeando entre la alfombra del cuarto. Poniéndose en pie, corrió a cogerla.

...con solo mirarla unos segundos comprendió que el sonidito llevaba activado todo el tiempo que se estuviera quejando; más aún, era altamente probable que el aparato estuviera señalando una llamada desde el rato que estuviera abajo con Mathew. Alfred sintió que se le drenaban los colores de la cara al sostener con mano temblorosa el pequeño comunicador.

-Oh, mierda...

Y tras murmurar esas últimas groserías, saltó hacia la ventana de su cuarto, abriéndola de golpe y trepándose sin pensarlo a la cañería que junto a ella bajaba. Olvidando por completo su disgusto de hace un rato, se lanzó por el tubo hasta alcanzar el patio.

Su figura se perdió corriendo en la noche, abandonando su casa camino a la iglesia.

-HETALIA-

-Kesese, tarde de nuevo, chico.

Se rió Gilbert cuando Alfred entraba a las habitaciones traseras de la iglesia, aquellas supuestamente reservadas únicamente para los Padres que hacían la misa. Desde hace un mes, Al ya sabía que por lo menos en esta iglesia todos esos cuartos tenían más de un uso.

Cerró la puerta por la que entrara con extremo cuidado, soltando una risa semi-nerviosa al momento que encaraba a la concurrencia de la habitación. Se halló suspirando internamente al notar que entre todos los presentes no se encontraba el que temía.

-Bueno, lo siento. Estaba comiendo con mi hermano; el comunicador lo olvidé en mi pieza.

Dijo ya más tranquilo. Desde una esquina, Lovino murmuró un "como siempre" en respuesta a sus palabras. Alfred optó por ignorarlo, al momento que pasaba junto a Tino, saludándole, ya acostumbrado a la mirada de advertencia de Berwald, nunca gustoso de que se acercaran mucho al de ojos violeta.

Prosiguió a hacer un "hola" general con su mano, siendo esto contestado efusivamente por Antonio. Sentado en unas cajas, Matías estaba demasiado ocupado ahogando a Lukas en un efusivo abrazo como para entablar una conversación. Pese a ya haber reconocido los 10 rostros allí presentes, se halló aún buscando algo en la sala. Gilbert volvió a reírse.

-¿...Tan desesperado están porque te regañen?

Preguntó divertido. Comprendiendo de inmediato de quién estaban hablando, el rostro de Alfred se sonrojó. Curiosamente, aún no sabía el motivo por el que se alteraba siempre que el tema era él.

-N...no, no es eso. Yo...solamente me sorprende que el señor puntualidad no esté aquí todavía.

-Arthur se encuentra con Francis; lo acompaña mientras santifican las balas.

Contestó Ludwig casi al segundo, sentado junto a su hermano que aún se reía del joven de lentes. Alfred asintió, dándose cuenta de que su pregunta había sido boba. Arthur siempre recolectaba las armas para que Francis las santificara, siempre se quedaba con él hasta que estuvieran listas. De todas maneras, era mejor así...se ahorraba tener que aguantar otro sermón...

-Llegas tarde de nuevo, git.

...Pensando en el Rey de Roma y miren como por la puerta se asoma. Justo Alfred pensara que era mejor no encontrarse con él todavía y de inmediato el de ojos verdes emerge por la puerta a las habitaciones de Francis, acompañado por este, ambos cargando las pistolas ya cargadas. Alfred se le quedó mirando con los cachetes inflados mientras sus compañeros iban a buscar sus respectivas armas.

-...De todas maneras todavía estaban purificando las balas. No es como que los haya retrasado...

-No des excusas baratas, Jones. Eres un apóstol tal cual el resto: deberías estar aquí apenas tu comunicador te de la señal de que hay problemas.- Alfred se rascó la cabeza, Arthur le miraba como si quisiera dispararle una bala con aquellas palabras, a ver si así le quedaban más claras.-Cada segundo que nos retrasemos cuenta, ¡no puedes llegar atrasado siempre, moron!

Hubo un silencio tras la finalización de rutinario reto. Alfred terminó por suspirar algo cansado, acercándose al montón para así recoger su propia semi-automática. Aún notaba la mirada molesta del otro siguiendo cada uno de sus pasos, causándole risa al resto.

-Eres demasiado duro con él, Arthur.

-No te metas Matías.

-Hagan el favor de no iniciar una discusión, llevamos prisa.

...Como siempre también, Vash intervenía a recordarles que había un motivo por el cual retrasarse era peligroso. Ante ese apremio Arthur siempre se sonrojaba, avergonzado de haberse dejado llevar por su enojo. Carraspeando un segundo para terminar de ganarse la atención general e indicarle a Francis que se dejara de reír de una buena vez, miró a cada uno de los rostros en la habitación.

-...Ahora que ya estamos todos-Dios, Alfred en verdad odiaba que le recalcara a cada rato sus errores.- volveré a explicar lo que nos llama esta noche: hay una perturbación en el ala oeste de la ciudad, a unas 20 cuadras de aquí. Al parecer tenemos un ataque numeroso.

-¿Solo perros sueltos o supones que ya se reveló su nido?

Preguntó Lukas, quien ya estaba cargando su Colt. Arthur suspiró, al parecer cansándose de solo pensar en eso.

-Al parecer aún no se revela el nido de origen. Será nuestro trabajo intentar hallarlo mientras damos muerte a esas bestias.

-Hablas como si fueran muchos...

-La perturbación es demasiada para esperar menos de 10, Ludwig-san.

Kiku...allí estaba de nuevo su costumbre de responder cualquier pregunta que pareciera considerar un reto a la autoridad de Arthur. Alfred consideraba al asiático como la sombra del otro...una sombra bastante peligrosa si creía ver en peligro a Arthur.

Optando por ya no volver al análisis de la conducta del de ojos cafés, Alfred decidió hacer una duda él mismo.

-¿...Grupos?

Ante la pregunta, Arthur sonrió. Siempre era interesante que alguien fuera directo al grano, pusiera el punto de partida para una noche de caza.

-...en parejas: Vash y Kiku tomarán la delantera, quiero que les sigan Antonio con Lovino y Berwald con Tino. Como segunda línea van Lukas con Matías; la retaguardia la cuidarán Ludwig y Gilbert. Alfred...- hubo un silencio, todos miraron al aludido.-...tú te encargas del perímetro.

...Hasta antes de conocer a Arthur, Alfred había creído que los apóstoles no eran pecadores vengativos.

-HETALIA-

"Mandarme a cuidar el perímetro a mi solo... maldita rata cejuda, ¡a lo menos podría venir a ayudarme!", pensaba Alfred molesto al correr a través de otra de las cuadras exteriores al área afectada. Hasta ahora solo había conseguido escapar una bestia del ataque realizado por los otros... de eso se desprendía que Al solamente había tenido que disparar una vez. Aún así, con el "poco trabajo" que parecía acarrear, nadie jamás se haría voluntario para cubrir este puesto: había que correr demasiado, y cualquier desastre siempre era tu culpa...

-Maldito Arthur...

Murmuró, deteniéndose un segundo para recargar sus pulmones con oxígeno. Sabía que cada segundo que permanecía sin circundar la zona era la posibilidad de que se escapara un perro al resto de la ciudad, pero por otro lado, tras dos horas en esto, sus piernas comenzaban a estar cansadas. Era cruel mandar a solo uno que cubriera todo el perímetro, las cinco cuadras que formaban la zona de combate, pero por otra parte...

-Al parecer Arthur confía mucho en ti, Alfred.

...Esas palabras se las había dicho Tino de pasada cuando se adelantara con Berwald para tomar una de las primeras líneas de ataque. Le habían tomado por sorpresa, pero no había podido evitar encontrar cierta razón en ellas: Arthur jamás le confiaría el perímetro a alguien si no confiara en él, y menos aún si ese alguien llevaba apenas un mes incorporado al grupo que defendía el destino del mundo...

"...Es cierto, si lo pienso bien, la verdad es que me tiene mucha confianza. Después de todo, Gilbert aún me está entrenando para mejorar mi puntería, y no fue hace mucho que Kiku me dio la charla de cómo funcionaban las cosas durante los ataques..."

...Charla, o más bien orden, considerando lo tajante que había sido el de cabellos de ala de cuervo. A Alfred probablemente nunca se le iba a olvidar la sonrisa irónica que le dirigiera al decirle esas palabras:

-Durante un ataque de horda demoniaca, Arthur-san comanda todo, y por lo mismo, nadie puede perturbarle. Si llega a haber algún problema en su área, debe comunicarlo conmigo. Yo soy los ojos y las manos de Arthur-san en el campo de batalla...nadie salvo yo le perturba mientras observa el proceder de todo...

...Sí, aquellas palabras más que una instrucción para los combates habían parecido más una orden de alejarse de la pareja de alguien posesivo. Pensó Al, cuando disparaba dos balas de corrido, viendo caer al piso dos de esas bestias que le causaran tal impresión la primera vez que las viera. Internamente agradeció a Dios estar justo en el área exacta que los perros decidieran tomar para escapar.

-Ojalá hacer feliz a su majestad el líder fuera tan fácil como esto...

¡Hey, Alfred! ¿Me copias, compañero? ¿Aún estás vivo en la frontera?

La repentina llamada entrante en su comunicador, ahora bien ajustado a su oreja, cortó cualquier otro pensamiento que Alfred pudiera generar. Bajó la pistola un segundo, llevando su otra mano a formar una concha en torno a su oreja para poder escuchar mejor. Si el que llamaba era Matías, siempre estaba la posibilidad de que aún no estuvieran en calma.

¡Todo bien aquí, Den! Acabo de deshacerme de 2... ¿Sabes de quién son?

De de los hermanos, aunque según Gilbert él es "demasiado genial" como para haber dejado escapar a su presa: le está echando toda la responsabilidad a Ludwig.

El otro hablaba en tono jocoso, dando la impresión de estar presenciando en aquel mismo instante lo que describía. Alfred también se rió en su lado de la línea, imaginándose a Ludwig tratando de lidiar con el peculiar albino. Cuando las carcajadas comenzaron a disminuir por parte de ambos, pudo escuchar cómo desde el lado de Den se profería un disparo aislado...eso le hizo recordar el contexto en el que estaban.

...Oye, ¿Eso fue un tiro? Algo me dice que me llamaste antes de terminar tu trabajo.

Sí y no, joven apóstol. Sí...porque Vash acaba de rematar a uno que no habíamos notado, y no, porque con ese ahora quedamos definitivamente libres de demonios menores.

Alfred sonrió, dejó ir un leve suspiro de alivio. Volvió a escuchar la risa de Matías, acompañada por una queja de Lukas, seguramente parado a su lado, diciéndole que no sea tan ruidoso.

Bueno saberlo; supongo que por fin podré dejar de correr como enfermo. De todas maneras, ¿No ha dicho nada aún nuestro risueño segundo al mando?

Ja, reza porque ni Kiku ni Arthur sepan de los apodos que les pones. Pero, sí, Kiku en este minuto se está comunicando con Arthur. Muy pronto nos dará la orden de regreso; sería buena idea que te vengas pronto.

...Claro, como siempre tenía que moverse él. Después de todo, no importaba la lógica de que en aquel minuto él estaba más cerca de la iglesia que ellos. "Detesto trabajar solo...le voy a exigir a Arthur que ya me asigne compañero. Somos número par, debería comenzar a mover su trasero y hacer algo más que dar órdenes..."...

Sí, capto. Voy para...

Un repentino escalofrío bajó por la columna de Alfred, una sensación que pareció cortar el flujo de la sangre por su cuerpo. Su oz dejó de sonar, el mensaje sin quedar del todo entregado, y él olvidándose de estar hablando con Matías para comenzar a mirar en rededor frenéticamente, buscando aquello que le produjera semejante parálisis. En medio de la oscuridad reinaba el silencio, no se veía nada extraño...

¿...Tienes miedo, humano?

Alfred se dio la vuelta completa sobre su eje, mirando a sus espaldas con la mirada horrorizada, porque aquellas palabras no las había escuchado, no habían cruzado sus oídos, no podían ser reales...y aún así se manifestaron derechamente en su cabeza, como si alguien hablara al interior de ella. A sus espaldas no había nada...y aún así había creído ver la sombra de algo blanco...

...red...Al... ¡ALFRED!

Al dejó escapar el aire que no había notado estar guardando. Su mano, insegura como si acabara de volver a la realidad luego de una experiencia macabra, fue a sujetar el comunicador, ajustándolo. Tragó duro antes de volver a hablar.

... ¿Sí...Matías?

Uf, ¡y hasta que contestas! ¡¿Tienes la menor idea de lo mucho que me preocupé y preocupé a todos cuando comencé a llamarte y no contestabas?! ¡Pensamos que te había atacado una nueva horda!

...Disculpa...

Era muy raro que Den se excitara tanto. Alfred ahora recién notaba que al dejarle así colgado había hecho que todos quedaran en alerta, listos a ir a rescatarle. Recordó lo que acababa de sentir...se dio cuenta que tras escuchar el grito de Matías la sensación había desaparecido por completo...

...Me desconcentré con algo, no se preocupen por pequeñeces. Voy para allá, nos vemos.

Y con eso cortó la comunicación sin despedirse del otro. Supuso que llegando le iban a pedir más detalles para su silencio momentáneo. Se dio cuenta que no sabía que decirles.

Al mismo tiempo que Alfred guardaba su pistola, descubriendo que le habían quedado varios tiros sagrados por usar, este era completamente ignorante del hecho de ser observado: encaramado al tejado de la casa a la izquierda de Al, Arthur observaba los movimientos del chico hasta que comenzara a correr dentro del anterior perímetro de combate para así encontrarse con los otros. Mientras observaba, la mano de Arthur aún sostenía su comunicador tras haber dado las órdenes a Kiku.

Aquellas pobladas cejas que poseía el inglés se fruncieron al recordar aquel instante en que Alfred olvidara el comunicador. Aún viendo como el de 17 se alejaba a reunirse con el grupo, Arthur apagó el comunicador, arrodillándose en el tejado.

-Tal como pensé...él también lo sintió...

Murmuró apenas, luego mirando las calles como si buscara, pensara hallar lo mismo que hasta hace poco fuera buscado por el ojiazul. Se mordió el labio, molesto; la presencia ya se había esfumado por completo.

"...Esto es malo; a esa presencia...la he sentido antes..."

Su mano fue inconscientemente a coger su pistola. Si estaba en lo correcto, si él y el chico había sentido lo mismo, muy pronto iba a reinar el caos...

-o-

No te imaginas cuánto, Arthur...no eres capaz de dimensionar...cuánta diversión tendremos de ahora en más...

...El aullido de una jauría nueva cruzó el cielo nocturno. Un nuevo ataque ocurriría muy pronto.


Prometo que sí o sí esto se termina antes de final de semana. No voy a estar tranquila hasta que el cap 4 quede finiquitado.

¡Déjenme un Review para saber qué tan malo salió!

Con cariño,

Naomi