RESUMEN:
Han pasado cuatro años de la Guerra y finalmente Sasuke ha encontrado el camino para recuperar su lado humano. Despuès de haber roto con la Maldicion de Odio y Recobrado la Voluntad de Fuego; el Uchiha se encuentra sumergido en la vida de Konoha, la aldea que ahora ha jurado proteger.
Todo marcha perfectamente, hasta el dìa en que Sakura es enviada a una terrible mision; a partir de ese instante el Uchiha tendrà que pelear no sòlo con las personas que la atacaron, sino tambièn consigo mismo, luchando por no volver a caer en aquel camino de odio y venganza que pensò, habia terminado.
Hey!
Decidi editar la historia pues la tenìa vagando por mi mente y la verdad ya no podìa hacer conexiones posibles, y escribir otra historia me iba a ser bastante complicado!
Espero que la disfruten mucho! Y no dejen de escribir Reviews y opiniones!
Como ya saben , algunos de los capitulos eràn tipo songfics y tambièn dentro de la misma historia habrà flashbacks que sirvan de apoyo a la historia!
Por cierto, Naruto no me pertenece =(
LEAN Y DISFRUTEN!
PRÒLOGO.
Cuando el corazón ya no puede oscurecerse más, tiene dos opciones:
aclararse o destruirse.
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"¡Sasuke kun! Por favor no te vayas… Yo… te necesito…"
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Llévate los restos de abril…
Llévate los besos que jamás te di…
Los segundos de mi relojy este corazón roto en dos
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"Sakura… gracias."
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Llévate tu piel y el dolor
Llévate tu nombre lejos de mi voz
Déjame el silencioaquí
cada historia me habla de ti…
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Estaba ahí, justo frente a ella, a unos cuantos centímetros de distancia y a la vez a miles de kilómetros apartado…
Estaba ahí, con su gran espada, con la mirada fría, con el corazón congelado.
Estaba ahí dispuesto a matarla.
"Algún día, la vida me hará justicia y podré olvidarte, Sasuke. Lo juro".
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Llévate mis sueños
y el universo que se vuelve tan pequeño
No tengo a donde ir
Me desbarata
tu amor fugaz que a veces hiere
a veces mata…
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Estaba ahí, tan débil como siempre, tan sentimental, tan soñadora.
Estaba ahí dominada por esa necedad de llevarlo de regreso a casa.
Estaba ahí, esperándolo, buscándolo.
Estaba ahí, dispuesta a morir.
Y él estaba ahí dispuesta a matarla.
"No hay ningún lazo que me una a Konoha, mi vida está en la búsqueda de poder y venganza"
Pero no lo hizo.
Llévate el sur y el sol
que estoy desorientado
que vivo congelado
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El anochecer era otro terrible enemigo que debían enfrentar tanto los ninjas de la Alianza como el ejército de Zetsus blancos. La oscuridad comenzaba a alzarse imponente y desafiante para ambos mostrándose como un obstáculo imposible de vencer; la noche solo le daba un éxtasis más a la batalla; era una oscuridad negra, casi impenetrable que aunaba la dificultad de las peleas libradas en el escenario de la guerra.
La batalla definitiva había comenzado inesperadamente, tomando a Konoha desprotegida y por sorpresa con la terrible consecuencia de haber sufrido una invasión despiadada; sin embargo, a este punto de la noche ya todas las fuerzas de la Alianza se hallaban concentradas cerca o dentro de los muros de la Aldea de la Hoja defendiéndola con sus vidas. La Alianza había recibido la falsa pista, dada por un traidor cuya identidad era desconocida, que la Aldea en peligro era Suna y por tanto, se había convocado a un gran número de guerreros para defender aquella Aldea, la cual, estaba completamente sumida, aparentemente en la tranquilidad. La rápida intervención de Shikamaru, después de analizar los movimientos enemigos, permitió a la Alianza descubrir el error en el cual habían caído: era Konoha, ahora desprotegida, el punto de ataque de Akatsuki, y gracias a su inigualable habilidad estratégica; Shikamaru le había permitido a la Alianza recuperar gran terreno en la batalla.
Justo a las afueras de la Aldea, la hierba antes verde por la llegada del caluroso verano se tornaba roja, manchada por la sangre de aquellos Ninjas caídos que habían dado su lucha en la batalla; los había de ambos bandos, tanto de la Alianza como de Akatsuki… y a lo lejos resonaban con fuerza los gritos de pelea, los llantos de civiles, las órdenes dadas desesperadamente, el choque de espadas, el viento cortado por los kunais… se percibía a lo lejos el olor a quemado y se alzaba como neblina el humo de los edificios incendiados por el enemigo. Konoha estaba siendo destruida.
Finalmente, lo que tanto había esperado, soñado y deseado, se cumplía de una manera magistral.
Y sin embargo, no se sentía satisfecho. A decir verdad, un sentimiento de desagrado se formaba dentro de él frente al escenario de batalla; los cuerpos caídos de los ninjas de la Aldea de la Hoja, la Aldea incendiada en llamas, el olor a oxido por la sangre… le causaba un malestar que ciertamente, ni él mismo podía explicar ni definir. Lo que alguna vez le había unido a Konoha, se había perdido con el paso del tiempo y conforme al transcurso de su venganza, ya no quedaba nada para él en aquel lugar. La destrucción de aquella aldea parecía inminente y conforme sus ojos analizaban a situación de guerra, su deseo de venganza, que durante tantos años le había dominado, comenzaba a desvanecerse, aplacándose.
Pero en aquellos momentos, por primera vez después de muchísimos años, Uchiha Sasuke sentía un vacío formándose en la boca de su estomago, y un nudo terrible en su garganta… a pesar de ser testigo de cómo su venganza había alcanzado su punto máximo y su sed había sido saciada… nada de aquello se sentía bien.
Por el contrario, había un sabor amargo que le incomodaba.
Alejado de la batalla, oculto entre las altas ramas de los arboles en las afueras de la que alguna vez había sido su Aldea, Uchiha Sasuke observaba lo que se desarrollaba a unos cuantos metros de él sobre la hierba. Su ubicación solo le permitía ser espectador de las batallas que se libraban justo en los límites de Konoha, aunque ciertamente, ya no había tanta acción desarrollándose en aquel lugar, debido a que Tobi y su ejército habían podido ya penetrar la primera defensa. Sasuke, tenía un sentimiento de urgencia que buscaba eliminar de sí mismo; en un rincón de su cabeza, luchaba el pensamiento que originaba una necesidad de defender aquella Aldea que el mismo había condenado a muerte; aquella Aldea por la cual su hermano lo había dado todo y la misma por la cual Sasuke había luchado por quitárselo todo.
Justo en ese momento, cuando la hierba de los campos se cubría de sangre, y cuando la noche amenazaba más terrible que nunca, aparecía con mayor fuerza aquel sentimiento de urgencia que apremiaba a Sasuke, a cada segundo, a tomar una decisión; quizá ya era demasiado tarde para detener lo que él había iniciado, y por un lado, su cuerpo quedaba dominado por un sentimiento sádico al ver como pagaban las consecuencias, aquellos que habían matado a su clan; aquellos que les habían quitado todo y habían arrojado a Itachi, a un camino de exilio y deshonor, mientras que a él, lo condenaban a una vida de odio hacia su propio hermano, que finalmente, había sido un héroe… Pero, en lo más alejado de su mente, una voz le gritaba, reprochándole, que precisamente había mandado todos los sacrificios de Itachi por un tubo…
Aunque su expresión permanecía impasible, completamente fría e inexpresiva; Sasuke libraba en su interior una batalla entre el hacer o no hacer; y aquella urgencia que parecía apremiarle a actuar estremecía más su cuerpo al momento en que sus ojos observaban como la figura alta y robusta de un hombre, con traje verde y cabellos negros salía al escenario, dispuesto a acabar con algunos ninjas del Sonido que pretendían unirse a la batalla librada en el interior de Konoha.
Era Maito Gai; sin fuerza y con el cansancio a tope quien se enfrentaba con furia al enemigo… sólo él. Solo él participaba en una batalla contra otros cinco ninjas experimentados y en algún rincón de Sasuke se hizo palpable el sentimiento de compasión… el cual incrementó justo al momento en que Gai caía muerto al suelo, debido a un ataque devastador. ¿Dónde estaba Kakashi que sin duda, hubiera defendido con su vida a su eterno rival? ¿Acaso Kakashi se encontraba en la misma situación que su compañero…? No, definitivamente, Sasuke podía apostar que Kakashi jugaba un papel destructor contra el enemigo, el Ninja Copia, sin duda alguien imposible de vencer … o tal vez no, después de todo, durante la invasión de Pain había caído así como ahora lo había hecho Gai.
Inmediatamente, un grito de furia, proveniente de una voz femenina volvió a sacar a Sasuke de sus pensamientos, quien ahora se hallaba más preocupado por su decisión a tomar, en verdad no sabía ni siquiera que debía hacer y porque aquellos sentimientos de culpa y remordimiento se estaban apoderando de èl. Al escenario mortal, había entrado, casi espectacularmente una joven de cabellos castaños, recogidos en dos pequeñas coletas en forma de bola, como colas de conejos… sangraba de una pierna, y tenía varios cortes en su rostro… ¿Es que acaso era tan terrible aquella batalla? Al parecer para TenTen, si lo era.
Invadida por la furia y a pesar de que algunas lagrimas caían de su rostro para mezclarse con la sangre que goteaba, la joven atacaba a diestra y siniestra a cualquier ninja que le enfrentaba; era, de alguna manera, admirable que una simple kunoichi se pusiera de barrera para evitar que más ninjas se unieran a la invasión de Konoha… ¿Es que acaso nadie adentro se percataba que afuera aun seguía librándose una batalla? En seguida, los ojos de Sasuke se percataron de otra figura de Konoha… Chouji. Sin duda había ido a apoyar a TenTen; pero más ninjas enemigos se sumaban a la pelea, haciendo casi imposible que los dos guerreros de Konoha cumplieran su misión de barreras.
"Konoha le dio la espalda a Itachi, le quitó todo cuanto tenía… condenó a tu familia a la muerte, condenó a tu hermano al exilio y a ti te condenó a vivir en el odio…"
Aquellas palabras le habían hervido la sangre al escucharlas, porque en ellas encontraba todas las razones para aborrecer a la que alguna vez había sido su Aldea; Tobi las pronunció con seriedad… pretendiendo hacerle ver que no existía posibilidad alguna de perdonar a la Aldea, buscando, interesadamente su apoyo para que ambos llevaran a la destrucción a Konoha. Eran esas mismas palabras las que por un lado le impedían a Sasuke ayudar a quienes alguna vez había conocido… después de todo, ni con Chouji ni con TenTen había llevado nunca una relación de amistad, de afecto y ni siquiera de respeto…
¿Por qué habría entonces de ayudarles?
Finalmente, ambos estaban dando su vida por la misma Aldea que habia destruido la suya. Y sin embargo, no pudo evitar una sensación de desagrado al momento en que sus ojos observaban como un shuriken, lanzado con crueldad, habia ido a parar en el vientre de la castaña haciendo brotar sangre para manchar más la tierra verde. Y aquel sentimiento se incrementó cuando, en el instante en que TenTen caía derrotada de rodillas frente a su oponente, Chouji se lanzaba en su defensa lleno de rabia y sus movimientos cesaban en un segundo debido a la fuerza de una espada clavada directamente en su pecho, provocando que la vida escapara de su cuerpo…
—No creo que Konoha se salve de ésta. — La voz de Suigetsu, sacó a Sasuke de su ensimismamiento. El chico de ojos violeta se hallaba también oculto entre las grandes ramas de aquel árbol, a su lado, Jugo observaba la escena en silencio y apacible, aun cuando su mirada era compasiva. —Apenas se recuperaban de la invasión de Pain… la Aldea está muy débil, desaparecerá.
La mirada de Sasuke se tornó aún más dura. —Que así sea, entonces.
— ¿No iremos a la batalla? ¡Sasuke somos ninjas salvajes, deberíamos estar peleando? —exclamó Suigetsu un tanto exasperado.
— ¿Y de qué bando? — preguntó Jugo queriendo hacer obvio algún punto. —La última vez que estuvimos con Akatsuki intentaron matarnos gracias a nuestro líder, y no creo que la Alianza pierda la oportunidad de atacarnos si nos cruzamos en su camino. Somos ninjas que hasta donde yo sé, estamos en el libro Bingo.
—Hn.
—Entonces, ¿nos quedaremos aburriéndonos aquí? —preguntó Suigetsu cruzando los brazos un tanto indignado. —Por lo menos, vayamos por la pelos de zanahoria…
—No. — declaró Sasuke rotundamente.
— ¡Oi Sasuke! Primero intentas matarla y ahora no quieres rescatarla. —replicó Suigetsu.
— Entrar al territorio de batalla, sería entrar a la guerra. —explicó Jugo. —No podemos arriesgarnos. Si vamos por Karin, terminaremos muertos.
—Nos cubrimos y tomamos un bando, ¿vale? —sugirió Suigetsu…
Sasuke habia perdido el hilo de la conversación en aquel momento. Su mirada negra analizaba el ejército de cientos de Zetsus que se acercaban al campo de batalla… Sin duda, Konoha caería antes de que la noche se apoderara del cielo por completo; y por un momento, Sasuke sintió que lo mejor sería abandonar el lugar, al fin y al cabo, no dudaba ni un segundo de que Naruto pudiera sobrevivir a la Guerra, más tarde le buscaría y lo enfrentaría…
Pero en ese momento, sus ojos captaron una melena color rosa moviéndose a toda velocidad, y entonces, el tiempo se detuvo.
Sakura.
Era imposible que ella pudiera sobrevivir al ataque de tantos Zetsus… eran cientos contra una niña tonta y débil que ciegamente defendía a la Aldea que podría darle la espalda en cualquier momento. Estaba herida, débil… seguramente iba a morir.
— ¡Sasuke ¿pero qué haces?! Creí que no entraríamos a la guerra. —exclamó Suigetsu emocionado tomando su espada, pero era demasiado tarde, Sasuke ya habia saltado de las ramas para caer en la tierra, frente a una hermosa pelirrosa que lo miraba con sorpresa, anonadada.
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"Sin importar el camino que tomes yo te amaré siempre, hermano."
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—Sasuke…
—Perdí a mi hermano…—contestó el pelinegro escupiendo sangre, intentando por todos los medios permanecer con los ojos abiertos, pero era casi imposible, estaba perdiendo el control de su cuerpo que se entregaba a la muerte; pero por primera vez después de años una sonrisa sincera se formó en los labios del último heredero del clan Uchiha. —No pienso perder a mi otro hermano.
Los enormes ojos azules de Naruto se llenaron de lágrimas que comenzaron a mojar la tierra. Fueron esas palabras la fuente de una fuerza incomparable que terminó finalmente con la Cuarta Guerra Shinobi.
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—¡SAKURAAAAAAA!
Habia gritos de júbilo, gemidos de dolor, sollozos, suspiros, murmullos… habia un fuerte olor a quemado en el aire pero no sobrepasaba el terrible olor a sangre e incluso la sal de las lagrimas podía olerse.
Pero todo eso iba desvaneciéndose poco a poco. Todo eso iba dejando de existir junto con todo el dolor y todo el cansancio y todos y ella solo quería dejarse abrazar por la muerte. Estaba feliz, estaba tranquila, pero estaba cansada y mucho.
—¡Sakura!
Intento sonreír pero le fue imposible, todo le dolía… y a pesar de que trataba de concentrarse en esa voz tan distante, tan fría y a la vez tan familiar, no pudo. No podía ni siquiera sentir como unos brazos fuertes la sostenían, no podía sentir el calor de ese hombre que irradiaba fuego debido a toda la energía que habia utilizado, no podía abrir los ojos.
—¡Maldita sea, niña! ¡¿Qué demonios has hecho?!
Reconocía esa voz… era su maestra. La mujer que no solo le habia enseñado a curar y salvar a las personas, sino también aquella que la habia acogido en sus brazos, la primer persona que habia tenido fe en ella, la primer persona que habia demostrado estar orgullosa de ella… la mujer que habia sido como su madre, como una amiga, como su consejera… ¿Por qué la regañaba si ella hubiera hecho lo mismo? Habia cumplido con su misión, ¿por qué diablos no la dejaban morir en paz?
— ¡Sakura chan! ¡Sakura chan! Por favor, resiste… por favor.
Naruto le suplicaba, le imploraba y por más que ella quería complacerlo, no podía. No sabía cómo resistir, estaba vacía de fuerzas. Sentía las lágrimas de alguien caer sobre su rostro… ¿de quién? No lo sabía, ni siquiera sabía quien la sostenía en brazos, ni siquiera reconocía quien era la persona insistente que trabajaba en curar sus heridas, en dar su chacra para mantenerla con vida.
Era inútil. ¿Por qué no la dejaban morir ya?
— ¡NO ESTA FUNCIONANDO, MALDITA SEA!
Tsunade perdía el control y las personas alrededor de ella perdían la esperanza. ¿En verdad esta guerra se iba a llevar a una de las personas más valientes, más hermosas de este mundo? ¿Era en verdad tan alto el precio a pagar por haber ganado?
—…Sakura… ¿Qué hiciste?
Tsunade lloraba. Naruto lloraba. Kakashi lloraba. Shizune lloraba.
Sasuke que la sostenía en brazos… también lloraba, por primera vez después de muchos años.
Y en medio de ese terrible dolor, la gente alrededor se dio cuenta que el corazón negro del Uchiha habia vuelto a latir y él habia dejado de ser un demonio para volver a ser un ninja de Konoha, un miembro del Equipo Siete, un compañero, un amigo…
¿Cómo podrían reconstruir un nuevo mundo sin ella?
Y un último latido de su corazón apagó al mundo.
Por un momento todo era oscuridad, silencio, frio.
¿Cómo la oscuridad podía existir sin la luz?
Una fuerte carga de electricidad, una fuerte descarga de esperanza y desesperación fue el motor que volvió a encender el mundo.
Era algo natural. Simplemente la oscuridad no podía vivir sin la luz
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