Hola :d ando de buenas, porque acaba el capitulo muy fácil, no me estrese y me gusto xD
Vocaloid no es mio
Gumi no podía creer lo que estaba leyendo. Tenía una, por no decir la única, calificación más baja en todo el salón. Parpadeaba rápidamente, como si con eso la nota cambiara. Pero al final no lo hizo, y suspiro. Bajando la hoja de papel, y viendo con tristeza al profesor frente suyo. Él hombre de cuarenta y tantos años, le veía tranquilo.
-No sé cómo pude reprobar…-. Susurro la chica.
-Ni yo. Tienes a Gumiya como hermano, ¿Qué tan difícil te es pedirle ayuda?-. Le dijo el hombre.
Claro, Gumiya Megpoid. Uno de los mejores promedios, querido por todos los profesor por su facilidad en cualquier materia, desde las matemáticas hasta las artísticas. Gumi odiaba eso de él, todos en la escuela la veían como la sombra de él, que debía superarlo o mínimo alcanzarlo. No eran hermanos de sangre, pero todos aun así pensaban que ella debía ser igual de inteligente. La chica inflo las mejillas, no iba a decirle a ese maestro los problemas que tenían en casa. Suspiro.
-Mi problema profe-. Dijo molesta. –En cualquier caso. No puede dejarme sin vacaciones, déjeme al menos hacer un último intento ¿Sí?-. Suplico, sonriente.
El profesor suspiro y se masajeo el puente de la nariz. Abrió su portafolio y saco un folder, que le entrego a la chica. Gumi lo tomo al instante. Y lo abrió.
-¿Problemas?-. Pregunto, al hojear las primeras hojas.
-Sí los tienes todos para el lunes de la próxima semana, y bien hechos. Tienes vacaciones libres de números y ecuaciones-. Dijo.
La clase de matemáticas acabo. Gumi se fue a su lugar, aun hojeando el folder. Eran demasiados problemas, y a la mayoría no le entendía ni el inicio. Le pedían, graficas, operaciones, despejes… Ella no entendía nada de eso. Todo distinto si fuera Gumiya quien lo leyera… Frunció el seño y azoto el folder contra su mesa.
-Hey, ¿Qué pasa?-. Pregunto Len, al oír tremendo golpe. La chica gruño.
-Nada. Solo estoy recordando algo bastante desagradable-. Contesto tajante. Suspiro, y miro al rubio. -¿Y Rin?-. Pregunto extrañada de no ver a la chica junto al rubio. Len bufo y se cruzo de brazos.
-Ahora la señorita cree que es la mejor amiga de Mikuo Hatsune, y lo fue a ver a su salón-. Contesto molesto.
-Oh…-. Al parecer Rin sí que tenía intensiones grandes de hacer que Hatsune la tuviera bien presente en su mente todo el día. No estaría mal irla a ver. Se levanto y salió del salón dejando a Len solo.
Len seguía molesto con Rin por lo de la noche anterior. La chica se burlo de él. Bueno, aunque la razón que él le dio no era la gran cosa… mayor, por Dios, un año mayor. No era ninguna diferencia. Y la verdad, es que Mikuo se veía de su edad, la única diferencia era que el chico iba un grado más arriba y manejaba un auto.
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Rin llego corriendo al salón de Mikuo cuando la clase de matemáticas se dio por terminada. Se detuvo junto a la puerta antes y saco un pequeño espejo de su bolsillo y se reviso; cabello, maquillaje, sonrisa. Todo en orden. Dio una calada grande de aire. Y tal vez Len pensaría que exageraba, pero no. Apenas ayer hablo ampliamente con Mikuo, y ahora, al día siguiente le iba a buscar, no eran amigos. Así que si había razón para ponerse nerviosa. Guardo el espejo y se asomo lentamente por la puerta que estaba abierta; vio chicos y chicas que se le hacían vagamente familiares. Pero no fue hasta que encontró a quien buscaba. Lamentablemente este estaba de espaldas y no la veía. Suspiro resignada.
-¿Rin?-. Escucho detrás de sí y giro rápidamente, encontrándose unos ojos verdes.
-Gumiya-. Dijo. Nunca lo había tenido tan cerca.
-¿Qué haces aquí?-. Pregunto el chico. Rin desvió la mirada y llevo una mano a su cabello tomando un mechón y comenzó a jugar con él.
-Nada…solo pasear un rato. Ya sabes, estirar las piernas-. Contesto.
Gumiya arqueo las cejas, claro. Estirar las piernas hasta un pasillo donde solo estaban los de último grado. Esa chica eran tan predecible… pero Mikuo tenía razón, era muy linda esa chica. Sonrió y la tomo del hombro. Rin le miro interrogativa. Y le vio sonreír. Una sonrisa que para su sorpresa no era ni cínica, ni sarcástica.
-Eres muy linda Rin-. Comento. La chica sintió que la sangre le subía al rostro. ¿Y eso a que venía? –Estoy de acuerdo con Mikuo, él dijo lo mismo-.
-¿E…enserio?-. Pregunto Rin. Si bien la primera oración le extraño, y le hizo sentir "mariposas" en el estomago, cosa que solo le causaba Mikuo. Ahora esas misma "mariposas" revoloteaban más fuerte ahora.
-Claro, si no me crees entremos. Y se lo preguntas-. Dijo, pasando junto a ella, y señalando el interior.
Rin asintió con la cabeza. Antes no entro porque no había sido invitada, y meterse así sería bastante raro… Pero ahora ya entraba con alguien.
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Antes estaba enojada, ahora furiosa. Ese imbécil ¿Cómo se atrevió a decir eso?
-Eres muy linda Rin-. Con esa voz tan calmada y dulce, apretó los puños. Ya sabía que era rara tanta amabilidad. Gumiya y Mikuo iban a hacer lo mismo que con Momo, pero ahora cambiando de chica, ahora sería su mejor amiga: Rin.
No iba a permitirlo. No iba a dejar que la rubia se dejara engañar por esas lindas palabras que le dijo Gumiya… unas palabras que ni le había dicho a ella.
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Dentro del salón, Rin fue bien recibida por Mikuo. Y la invitaron a sentarse con ellos. Los chicos tenían la clase libre ya que el profesor no fue. Y ella…les dijo lo mismo. Una mentira, una mentira piadosa según ella, no quería perder la oportunidad de pasar una hora entera con Mikuo platicando, si bien estaba Gumiya, su presencia le parecía muy agradable. Totalmente diferente a lo que describía Gumi. Y salió al tema lo que dijeron de ella, que era muy linda.
-Claro que lo eres-. Dijo Gumiya.
-Muy linda, es raro encontrar chicas tan lindas como tú-. Ahora comento Mikuo, y ambos chicos se sonrieron dándose la razón cuando vieron a Rin roja del rostro.
Rin estaba nerviosa, muy pocas personas le habían dicho que era linda, pero ahora se lo decían; el chico de quien estaba enamorada, y el amigo de este, un chico bastante guapo. Le gustaba que le halagaran, así que… ¿Por qué no seguir el juego? Levanto el rostro sonriente.
-Claro que lo soy. Soy totalmente perfecta-. Dijo, muy segura, y moviendo exageradamente las manos. Los varones rieron ante eso. Y la chica también al obtener la reacción que quería.
-Linda, hermosa, bella, preciosa-. Enumero Gumiya, aun riendo.
-No olvidemos, sexy, rompecorazones, coqueta-. Termino Mikuo, y volvieron a reír.
-¡Oh Basta! Me sonrojan-. Dijo Rin, tapándose las mejillas, que ciertamente estaban rojas, pero ahora de reír.
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No era necesario entrar para escucharlos, desde afuera se oían todas las cosas que decía, y las risas. Le dolía la cabeza del coraje que estaba escondiendo. Esos malditos estaban engatusando a Rin. Con todas esas lindas palabras, esa actitud tan amable y abierta. Iba a entrar fingiendo tranquilidad y sacaría a Rin disimuladamente, pero ahora todo el plan dio un giro diferente. Entro al salón sin prestar atención a terceros. Y tomo lo primero que vio; una funda para los colores. Y la arrojo, destinada a la cara de Gumiya, pero lamentablemente no dio, en cambio dicho objeto paso junto a él y dio contra la pared. Llamo la atención de todos.
-¿Gumi?-. Pregunto Rin, al ver a su amiga, que tenía el seño fruncido y los puños cerrados.
-¡Muérete!-. Grito, señalando a Gumiya.
-¿Qué? ¿Ahora que hice?-. Pregunto. La verdad él no había hecho nada malo. Nada que involucrara a Gumi.
-¿Qué qué hiciste? ¿No te parece poco que vallas por ahí diciéndole a cuanta chica que es linda solo para usarla y compartirla con este idiota?-. Dijo acercándose y señalando a Mikuo, que estaba en silencio total.
-¿Linda?...-. Pregunto Gumiya, y recordó. Al parecer Gumi estaba escuchando, se levanto y confronto a Gumi que ya estaba frente a él. -¿Qué tiene de malo que diga la verdad?-.
Gumi le miraba hacia arriba, incluso sentía la necesidad de colocarse de puntillas. Gumiya era más alto, y ella no tenía zapatos de tacón en ese momento, por lo que le llevaba un buen cacho de altura. -¿Verdad? ¡Ja! Tú solo juegas con todos-. Soltó casi siseando la chica.
-Rin, no les creas a estos. Son unos malditos que solo juegan con las chicas-. Dijo Gumi, aun sin dejar de ver a Gumiya.
La rubia no contesto, y no lo hacía porque Mikuo le indico que no debía meterse a esa pelea. Y la verdad ahora que esa disputa avanzo tanto no quería meterse. Gumiya arqueo las cejas, y sonrió, ahora con un cinismo más claro que el agua.
-Oh, estas celosa-. Comento.
-¡¿Qué?!-. Chillo Gumi.
-Bueno, primero déjame decirte que espiar conversaciones ajenas es de muy mal gusto. Y segundo, no debes estar celosa de Rin-. Dijo, cerrando los ojos, y levantando las manos.
-¡No estoy celosa!-. Grito Gumi. -¡Y no estaba espiando!-. Dijo, al recordar lo primero que dijo su "hermano". Gumiya solo rio ante eso.
-Si querías que te dijera lo mismo me lo pudiste decir, y no montar esta escenita-. Estaba ignorando a Gumi por completo. Estaba divertido al verla con las mejillas sonrojadas.
Gumi gruño y pataleo en su lugar. Le señalo con el dedo índice de la mano derecha.
-¡Que yo no…!-.
-Eres muy linda Gumi-. La interrumpió Gumiya.
Gumi se quedo en silencio. Había sido interrumpida de la manera que nunca espero. Muchas veces le habían dicho que era linda, incluso hermosa y preciosa. Entonces… ¿Por qué esa palabra era diferente ahora?... ¿O era porque la persona que la pronunciaba era él? Se quedo pensando, incluso bajo la mano, y miro el suelo.
-Eres una chica muy linda Gumi-. Volvió a repetir.
Gumi no le veía, no quería verle. No quería verle los ojos llenos de superioridad al hacerla callar de una manera tan estúpida. Pero la voz de Gumiya sonaba tan distinta a como cuando le insinuó que estaba celosa. Sintió un golpeteo en el pecho, su corazón ¿Por qué latía así? Sintió como le acariciaban su cabello.
-Lo eres-. El golpeteo aumento. –Siempre he pensado que eres linda-.
Gumiya nunca espero la intromisión de Gumi en su salón, y tampoco que la chica se pusiera celosa, solo porque menciono que Rin era linda… Si, era bastante egocéntrico decir que estaba celosa. Lo más seguro es que la chica quería defender a su amiga. Pero no tenía nada de malo engañarse y pensar que eran celos. El primer cumplido se le salió sin aviso. Lo dijo sin pensar… Pero funciono. Estaba jugándose la baraja entera, decir eso de esa manera, era lo mismo que decir a los cuatro vientos que estaba enamorado de ella. Pero no había marcha atrás.
Gumi estaba inmóvil, ¿Desde cuándo tan cercanos? ¿Desde cuándo se reconciliaban? Sentía la mano de Gumiya en su cabeza. Ya eran dos veces que la tocaba y no le reprendía.
-Lamento interrumpir una escena tan épica-. Escucho y levanto el rostro. Era el profesor de ingles. –Pero señorita Megpoid y Kagamine, me siento terriblemente ofendido por su falta a mi clase-. Comento, cruzándose de brazos.
-Profe no se enoje con ellas-. Intervino Mikuo, levantándose de su asiento. –Nosotros las robamos un minutillo-. Abrazo a Rin por la espalda, rodeado el cuello de la chica con los brazos. Rin solo se sonrojo.
-Son treinta minutos-. Comento exasperado.
-Uno, treinta. ¿Cuál es la diferencia?-. Pregunto Gumiya, dándole la espalda a Gumi.
-Mucha-. Contesto y los otros dos guardaron silencio. –Tendrán falta-. Dijo y salió del aula. Seguido por los chicos, que le insistían que las chicas no se habían querido saltar tan "grandiosa" clase.
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Len estaba confuso, desde que las chicas regresaron estaban muy distraídas, más que cuando había una nueva tienda en la plaza. Ahora, estaban en una heladería, y las chicas dejaban derretir sus helados mientras el tomaba un té helado. Y venia la pregunta. ¿Qué hacia él hay? Fácil, lo arrastraron sin motivos, él iba a pasar un buen rato en los videojuegos, pero no le dejaron. Según ellas le tenían que preguntar algo, algo muy importante en sus palabras femeninas, pero…. Llevaban un buen rato y nada. Solo las veía suspirar de cuando en cuando. Y ya no aguantaba más.
-Entonces, ¿Qué me iban a preguntar?-. Dijo, tomando el helado de Rin, para comerlo. –Porque si no me dicen no puedo contestar-.
-Len-. Hablo su hermana.
-Dime-.
-¿Qué significa cuando un chico te dice…que eres linda?-. Pregunto, Gumi no hablaba, pero veía al rubio, que comía el helado de fresa de su hermana.
-Eso. Si un chico te dice que eres linda es porque eso quiere decir-. Contesto, con simpleza, demasiada.
-¿En serio? ¿Nada más?-. Pregunto Gumi.
-Nop. Nosotros somos así, no nos gusta ir con rodeos, o diciendo cosas entre líneas-. Seguía comiendo e ignorando las caras de disgusto de las chicas.
Y volvieron a suspirar las chicas. No entendían nada. La rubia no sabía que sentía Mikuo por ella, y la otra no sabía ya que sentía por su "hermano".
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-Ya llegue-. Dijo, entrando a su casa. Encontrando a su padre y a Gumiya en la sala, jugando con el clásico Jenga.
-Bienvenida-. Dijo su padre. Sin despegar la vista de la torre, que seguía en crecimiento.
Gumi se acerco a ellos y se sentó en el sofá. Los hombres estaban hincados en el suelo, a los lados de la pequeña mesa de centro de cristal. Parecían muy concentrados, ni Gumiya le miro. Tomo el control de la T.v y la encendió. Decidiendo ignorar a los dos hombres.
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Mal plan, no los lograba ignorar, en especial el causante de sus dudas. Que estaba más concentrado en la torre de pequeños rectángulos, que en ella. Frunció un poco el seño. ¿Acaso él no se preguntaba lo mismo? Obvio que no, para él era eso solo fue para dejara en ridículo en la escuela. ¿Por qué pensaría tanto en eso?
-¿Podrías dejar de verme? Me dan escalofríos, y me desconcentras-. Después de todo el rato la miro finalmente, pero no como ella quería; no tenía la mirada de pensamientos profundos que ella quería. Solo la veía molesto.
-No te estoy viendo. Son imaginaciones tuyas-. Contesto, con el seño fruncido, y un todo de voz molesto.
-¿Sí? Bueno-. Contesto Gumiya, arqueando las cejas y volviendo la vista a la torre al frente.
El señor veía a sus hijos, esa conversación fue muy rara. No se hablaban siquiera para un "hola" y ahora se preguntaban y respondían. ¿Oportunidad? Sí, sino, no habría otra. Dejo el pequeño objeto hasta la punta de la torre, acabo su turno. Tosió un poco para aclarar la garganta y llamar la atención de Gumi. La chica le miro.
-Chicos, tengo algo que proponerles-.
-Espera, deja paso mi turno-. Dijo Gumiya, sacando cuidadosamente un rectángulo. Pero Gumi estiro la pierna, y tiro la torre entera, dejándolo con el objeto en la mano. -¡Hey! ¡¿Qué te pasa?!-. Le grito.
-Papá nos quiere decir algo, presta atención-. Le dijo ella, en un tono bajo, pero molesto. El chico bufo y arrojo el rectángulo de madera al suelo.
-Adelante-. Dijo, aunque parecía no querer prestar atención.
El señor volvió a toser, y les miro. –Se acercan vacaciones, y como ya son mayores, estaba pensando en dejarlo ir solos a donde quieran-. Dijo, los rostros de sus hijos cambiaron a unos de sorpresa. –Claro, si quieren-.
-¡Claro que quiero!-. Grito Gumiya.
-¡¿A dónde sea?!-. Repitió Gumi bajándose del sillón y sentándose en el suelo.
-A donde quieran, pero con una condición-. Dijo levantando su mano y señalándolos. Los jóvenes desvanecieron la sonrisa; Gumi se cruzo de brazos, y Gumiya dejo caer los brazos en la mesa de centro.
-Demasiado bueno para ser verdad-. Dijo la chica, y miro de nuevo a su padre.
-Es muy simple-. Comento sonriente. –Tienen que ir juntos-.
Silencio, Gumi miro a Gumiya, que se quito los lentes y los limpio con un pequeño pañuelo que saco de su bolsillo del pantalón. Ella no quería eso, no. Ya era mayor, no necesitaba estar junto a él para cuidarse…pero era la oportunidad de estar sola, pero…
-Por mí no hay problema-. Escucho de Gumiya, que se colocaba los lentes de nuevo.
-¿No…?-. Pregunto la chica, eso era raro, ¿Qué él aceptase?
-Con una condición-. Dijo él, señalando a su padre. Que le indico con un gesto que le dijera la condición. –Que puedo llevar a alguien-.
-¡Ah! ¡Pero como todos ponen condiciones yo también pongo!-. Grito molesta Gumi.
-Entonces dila querida-. Le dijo su padre. Y Gumi se quedo en silencio, no había pensado en eso, solo lo dijo porque todos ponían condiciones…
-Que…Yo también lleve a alguien-. Dijo, copiando lo que dijo Gumiya, aunque el chico no dijo nada.
-Dejando de lado las condiciones que no importan-. Comento Gumiya, moviendo las manos, y vio a su padre, sonriendo. -¿A dónde iremos? ¿Supongo que podemos ir a donde sea?-. Pregunto.
-¡Yo quiero ir a Okinawa!-. Grito Gumi. Levantando la mano, y sonriendo, miro a su padre. –Di que si-. Le rogo.
-Pregúntale a Gumiya-. Le dijo sonriente.
La chica frunció el seño y se giro para ver al chico, que estaba otra vez construyendo la torre. Con un golpe tiro la torre que estaba construyendo Gumiya, que le miro enojado. Y se debatieron un rato con las miradas, hasta que él sonrió. Y la sorprendió.
-¿Por qué no? Tal vez pueda ir al acuario Churaumi*-. Contesto, sonriendo igual.
Leo y releo y me parece corto xD
*Churaumi Okinawa, es el segundo acuario más grande del mundo. Esta en la isla Esmeralda de Okinawa, y cuenta con tres tiburones ballena :)