Disclaimer: Supernatural+Eric Kripke= Yo triste.
Summarry: 5X04 AU. Dean Winchester viaja al futuro cinco años, para encontrarse no solo con la destrucción del mundo, la muerte de Sam y de todos los que ama, sino también con una familia por la cual, tendrá que volver al pasado y luchar por ella… Slash. Destiel.
Advertencias: Slash, así que si te molesta, no leas.
Pairings y personajes: Dean/Cas- Sam-Jo- Sam-Gabriel- Bobby-Nelkhael Winchester (Niña OC).
Capítulo 1: El Final.
La felicidad en extremo pasaba de ser algo novedoso a algo totalmente monótono. Eso de sonreír todo el día, no solo dejaba dolores musculares en el rostro, sino también una sensación de extraña utopía que solo era eso… una mera sensación. Por eso, cuando las cosas comenzaron a ponerse algo caóticas en el paraíso, fue una revolución.
¡Adiós utopía!
Los arcángeles, excepto por Gabriel, que seguía momentáneamente perdido en ni su padre sabe donde, iban de un lado al otro, con ceños fruncidos, viéndose desesperados, e incluso asustados. Las grandes reuniones, en donde se supone que debería estar el Padre de todos, se habían tornado en discusiones y muestras de completa soberbia. Si los arcángeles eran soberbios, ¿Qué se podría esperar de los ángeles de menor rango? ¿Qué educación recibirían los querubines?
¿Qué impresión de su familia se llevaría ella cuando llegase el tiempo de ir a su hogar, a la tierra junto a su familia de sangre?
-Te ves preocupada.- una inconfundible voz hizo saltar un poco a la muchacha de cabellos negros y ojos azules que veía, desde la ventana de su cuarto, los agitados ángeles caminando de un lado al otro.
-Quiero ir a casa con mis padres.-no era la primera vez que lo decía, ella se lo recordaba todos los días, ella quería ir con su familia.
-Nosotros somos tu familia.-dijo Michael con un tono duro escondido en las palabras.- te creó uno de mis hermanos.
La muchacha clavó sus ojos azules en los del ángel, sin dejarse llevar por la belleza o el poder que emanaba.
-Quiero ir a mi hogar.-y recibió el suspiro de siempre en respuesta.- no se cuales sean sus planes, pero yo no quiero formar parte de ellos. Yo solo quiero ir a casa con mis papás.-ahora su voz se volvió suplicante.- por favor.
Michael cerró sus ojos, negándose a ver de lleno la expresión de su sobrina. El no podía, la niña era un arma, la pequeña sería su material de intercambio para cuando su recipiente tuviese que aceptarlo.
-No, Nelkhael, no puedes volver a casa.-y sin decir más, desapareció, dejando a una pequeña niña sentada en el aféizar de la ventana de su cuarto, con un puñal más clavado en su corazón.
-Quiero ir a casa…-susurró al aire.- deseo ir a mi casa con mis papitos…-soltó un sollozo y sus pequeños ojitos azules, mutaron al verde jade y comenzaron a derramar lágrimas de dolor.-papá, por favor, ven a buscarme, quiero ir a casa...
Papá, por favor, ven a buscarme, quiero ir a casa...
Castiel abrió los ojos de golpe cuando esa voz, esa dulce y rota voz se colaba por centésima vez en su cabeza. El conocía esa voz, era claramente una voz de niña… una niña que el conocía, pero ahora, siendo casi tan humano como los Winchester o Bobby Singer, no podía recordar a quien pertenecía.
Recordaba los nombres de todos y cada uno de los profetas existentes, recordaba lenguas que se creían muertas y muchas desconocidas, recordaba cada humano que había protegido, recordaba a cuantos tuvo que guiar hacia la eternidad….
Pero no recordaba a quien pertenecía esa voz.
Algo le decía que era una más de las cosas que había dejado atrás por su rebelión. Además de su gracia y su familia.
No podía negar era que le causaba mucho sufrimiento escuchar esa nostalgia y esa ansiedad con la cual esa voz llamaba a su padre, como si estuviese encerrada y sin otra esperanza que el rescate de sus seres amados.
Soltó un suspiro y se puso de pié, intentando no molestar al otro ocupante del cuarto que dormía en su cama como si no existiera un mañana, lo que, probablemente pudiera suceder.
-No hay haber mejor cosa que morir durmiendo.- había dicho Dean unos días después de volver a la caza después de la gran noche que la familia de cazadores-Castiel incluido- había llamado como "La noche en que Sammy la cagó".
-Eso no lo puedes decir, porque no has experimentado esa clase de muerte, Dean.-le había respondido el algo confundido. Claramente había algunas cosas humanas que no eran de su mejor área de conocimiento.
Dean había temblado un poco al responder, pero aún así, logró darle una sonrisa triste.
-Pues ha de ser mejor que dormirse muriendo de dolor.
Y Castiel no había hablado más. No porque, el había muerto antes también, había sentido el dolor de las heridas de su recipiente y había sentido el dolor que sienten los seres humanos cuando un ser amado resulta traicionarlo. Tal vez prefería lo primero.
Abrió el grifo de agua, y como si fuera pura costumbre-una que había tomado esos días viviendo con sus amigos humanos- metió un poco líquido claro en su vaso y lo bebió todo.
El agua era mil veces mejor que el Whiskey, al menos en gusto, pero aún así, el alcohol ayudaba a relajarlo y espantaba las horribles imágenes que tenía de su viaje al infierno para rescatar a su protegido: un hombre justo que derramó sangre en el averno.
Casi no recordaba el mundo, su vida antes de que el primer sello fuese roto. Pero sabía que había dejado algo importante allí la última vez que pudo acceder a su hogar. Sabía que tenía que proteger algo además de a su familia humana,-Winchesters y Bobby-, pero estaba el caso que no podía recordar nada de nada.
Y esa voz.
Se revolvió los sesos pensando duro y profundo, buscando en su mente o cualquier lugar de su cabeza dónde la había escuchado ante, y, lo más importante, por qué rayos le importaba tanto.
Pero no tuvo mucho tiempo tranquilo, porque, en un segundo, el lugar se llenó de una luz amarilla y, cuando la luz se fue, el lugar en donde antes estaba Dean Winchester, estaba totalmente vacío.
-Oh, no.-murmuró Castiel con horror.
Dean estaba durmiendo.
Dean estaba soñando con las bellezas asiáticas pechugonas.
Dean estaba viendo a las, antes nombradas orientales danzar frente a sus ojos.
Dean, de repente, estaba de pié, en medio de lo que parecía ser su cuarto, en donde, Castiel no estaba y parecía haber explotado una bomba molotov.
-¿Castiel?-su voz hizo eco en todo el lugar, y de repente, se vió extrañando los ojos azules de su ángel.- ¿Sammy?-era tonto, Sam de seguro estaba en Dios-sabe-dónde, revelándose contra su destino y pretendiendo ser normal. Con lo que el estuvo de acuerdo, de lo cual se arrepentía, pero no lo reconocería ni bajo tortura. Así era Dean Winchester.- ok…-murmuró y, cansado de tanto cripticismo, salió del cuarto, y del desierto hotel, para encontrarse con el paisaje de Hiroshima y Nagasaki unos segundos después de que explotase la bomba atómica.
Ok, tal vez exageraba, pero, de veras, la ciudad parecía haber sido invadida por los monos del planeta de los simios, o parecía esa versión del fin del mundo, que mostraban en el History Channel, en donde se veía que sucedería con el mundo sin humanos.
-Soy legenda.-soltó viendo las ruinas de los edificios, que si bien no habían sido las réplicas del Empire State Building o el Rockefeller, habían estado bien cuando les había echado una ojeada antes de irse a la cama.
Camino por entre autos incendiados, cilindros de gas envasado echo trizas, casas inhabitadas e inhabitables.
Un a sensación de "algo está para la mierda", hizo que su estómago se revolviese y algo en su trasero doliera, como un pinchazo, que claramente no tenía nada que ver con algún tipo de uso indebido del mismo, era como si oliese que algo o alguien lo seguía, y cuando algo o alguien seguía a un Winchester, nunca era para decir "Hola, te ofrezco una cerveza".
Un ruido, le llamó la atención y si ese ruido significaba humanidad, el estaría más que feliz que seguirlo, aunque sus instintos de cazador le gritasen lo contrario.
Dobló en un callejón y en el suelo, acuclillada sobre un peluche roído y sucio, había una pequeña niña.
-¿Niñita?-esperó unos segundos que la roñosa pequeña levantase su cabeza, lo mirara con los ojitos de cachorrito que un ser humano normal pierde al crecer-Sam, como siempre, era la GRAN excepción a todo-, correría a el, le abrazaría y le diría algo como "¿Dónde está mi mami?" Esa era su rutina.-¿Pequeña?-repitió acercándose, ignorando las alarmas rojas que comenzaron a sonar en sus cerebro.- ¿Estás herida?-se inclinó sobre la pequeña y tembló.- eso de que no hables da miedo, ¿Sabes?-y se frenó de lleno cuando un coágulo de sangre escapó de los labios de la niña, sobretodo, su cerebro le gritó "TE LO DIJE, MALDITO IDIOTA", cuando la cabeza de la niña se alzó y luego de dar un aterrador y gutural grito, comenzó a dar estocadas con un trozo de espejo que había en el suelo, y que, por suerte, aunque sin poder salvar su cazadora, pudo esquivar del contacto con su piel.
No sintió culpa cuando noqueó a la niña y la dejó desmayada en el suelo.
Y luego, su cerebro habló, y maldito sea sino reconocía que tenía la voz de Sam.
Dean, voltea hacia la pared…
Y e obedeció y cuando leyó claro y en sangre la palabra que allí estaba escrita, quiso gritar y esconderse en un hoyo y no salir jamás.
Cosa que no reconocería. Jamás en su vida. Si es que le quedaba mucha, sino iba a mantener sus labios cerrados toda la eternidad, en el cielo o en el infierno, lo que le toque.
-Croatoan.-leyó en voz alta con voz cercana al pánico.- oh, diablos…-soltó al ver un grupo de personas con caras de "Te vamos a morder y serás uno de los nuestros, muahahahahahahaha".Y en un segundo, lo cual causaría envidia a Flash, corrió por su vida. Una vez más.-Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.-murmuraba por lo bajo mientras corría. Esquivó coches, cestos de basura, restos humanos, gomas, ruedas, más autos, y los malditos seguían corriendo, como si no se les fuese a acabar la energía, cosa que a Dean le estaba sucediendo.
Sam siempre le había dicho que era como una chita, rápido, pero solo en tramos cortos.
Y Sam tenía razón.
Porque, cuando casi lo estaban alcanzando, no se le ocurrió una mejor idea que meterse en un camino con bloqueado con un enrejado de seis metros.
Intrepable. Si es que existía la expresión.
Y cuando los malditos enfermos, estaban por masticarlo, una metralladora solucionó su problema.
Y varias más, lo tenía que reconocer.
Y claro que los señores que tenían las armas creyeron que también estaba infectado.
Y solo pudo escapar de pura suerte.
¿Pero cuando un Winchester tiene a la fortuna sonriéndole?
Caminó unos cuantos boques más, viendo la luz desaparecer del cielo y se sintió Will Smith en medio de una ciudad repleta de monstruos.
Pasó, cavando como idiota, por debajo de una barrera de tejido de alambre y leyó el cartel que le anunciaba, con luces de neón, lo que había pensado.
"Zona roja del Virus Croatoan. No entre.
Ciudad de Kanzas, 1ero de Agosto del 2014."
Y las cosas se pusieron más extrañas y, lo reconocía, estremecedoras, cuando, con un auto robado y, gracias a Dios, con el tanque lleno, en viaje a la casa de Bobby, sin señal radial o celular, escuchó una voz, estúpidamente conocida a su lado.
-"Croatoan pandémico llega a Australia"-Zacharias. A su lado, y con una sonrisita de "yo se algo que tu no y no me lo sacarás ni muerto".
-Creí oler tu peste en este, "Volver al futuro".-gruñó.
-La presidente Palin defiende el bombardeo en Houston".-siguió el idiota.- Eso acabará con el mercado de bienes raíces.-volteó la página del diario que estaba leyendo.- bien, ahora veamos los deportes…. Cierto… ya no hay más deportes. El congreso revocó el derecho de reunión.- (N.A: me llegan viejas memorias de la Argentina… ¿Es que ya tuvimos un virus Croatoan por acá y no nos dijeron nada?)-lo que queda del congreso, claro, casi ni hay Quorum.-continuó con ironía.
Y Dean ya se estaba cansando.
-¿Cómo me encontraste?-los símbolos en sus costillas aún debían de estar allí. Dudaba que el viaje en el futuro los haya borrado.
-Recursos poco ortodoxos de antes…-lo miró con algo de impotencia.- informantes humanos. Hemos hecho inspiradoras visitas a grupos extremistas cristianos. Les dimos tu imagen para que te busquen.
Dean no había odiado tanto a los testigos de Jehová como en esos mismos instantes. Hijos de puta. (N.A: no quiero ofender a nadie por esa afirmación, es solo que Dean odia todas las religiones en general)
-El fanático fuera del hotel, ¿El fue quien me delató?-inquirió sintiéndose furioso consigo mismo, por ser tan idiota.
Zach seguía viendo el diario.
-Buenos soldados cristianos.-dijo como si fuera insignificante.
Dean gruñó.
-excelente.- no solo debía de cuidarse de los demonios y demás bestias, sino también de los malditos hijos de perra que tenían los peores hijos de perra de los ángeles.-Muy bien, ya te diste el gusto. Regrésame, hijo de perra.-pidió sin una pizca de amabilidad. En realidad, pensándolo bien, con el único ángel con el cual Dean se llevaba bien, era con Castiel. Y no quería cambiar eso.
-Si vas a volver. Todo a su tiempo.-respondió el hijo de puta que estaba a su lado, con su maldito traje Armani y su más maldita sonrisa autosuficiente en el rostro. Y deseaba con toda su alma poder borrarla con sus puños.-queremos marinarte un poco.
Y esa palabra trajo otros sonidos de alarma en la cabeza del pobre cazador.
-¿Marinarme?- ¿Lo comerían?
-Tres días, Dean.-dijo el arcángel ignorando su pregunta.-tres días para que veas donde te lleva esa actitud.
Ok, estaba perdido.
-¿Eso que significa?
-Que tus decisiones, tienen consecuencias.-le mostró el diario.- esto le sucederá al mundo si sigues diciéndole que no a Michael.-miró al frente.-echa un vistazo.
Y cuando parpadeó, el ángel ya no estaba. Soltó un suspiro. Si alguna vez llegase a haber un libro de quejas y sugerencias en el paraíso, pondría que los ángeles debían de hacer sonar una campanita al aparecer y avisar cuando iban a desaparecer.
Ignorando el diario a su lado, siguió manejando y, cuando llegó al desarmadero de Bobby y entró a la casa, no vió nada más que caos. Desorden. Y la silla de rueda de Bobby con seis agujeros, y ciertamente, rastros de sangre.
Y sobre la chimenea, una foto.
Entre ellos Bobby, Cas y otros tres que no conocía.
Bienvenido al campamento Chitaqua.
-Bien, a Chitaqua iremos.
Tres horas después, estaba en el campamento, o al menos, frente a el. Se movió con sigilo, no muy seguro de lo que tendría que esperar.
Hombres con armas. Eso no era bueno, la última vez que había visto armas, iban dirigidas a él.
Y con un pinchazo en el pecho, vio su segundo tesoro más preciado-luego de su familia.
Su precioso Impala.
Hecho mierda.
-Oh, no preciosa, no….-susurró y corrió como esas películas cursis, hacia su auto, pera analizarlo más a fondo. Jodido masoquista.- No, bonita, ¿Qué te han hecho?-su voz se quebró. Y luego, de un golpe en la cabeza, solo vió oscuridad.
-¿Despertará?-una vocecita de niña comenzó a empujar a Dean hacia la conciencia.- ¿Lo mataste?
-No, claro que no, cariño, creo que ya está despertando.-Una voz ronca, muy parecida a la suya fue la que respondió. Solo que sonaba con esa nota de ternura que aparecía cuando Sammy era pequeño, o hace tres años, y necesitaba confortarlo por algo.-ve con papi a tu cuarto y no salgas hasta que te lo diga.
-¿Hey, qué sucede?-era Cas.
Dean luchó contra la negrura, buscando su voz para gritarle a su mejor amigo que lo ayudase a comprender de que iba aquello.
-Llévate a Nel a su cuarto y no salgan hasta que yo les diga.-la voz ronca sonó amable, afectuosa. Parecía tratar a la niña y a Cas como si fueran los tesoros más preciados en su posesión.
Y si Dean pudiese haber hilvanado dos pensamientos juntos, se podría haber dado cuenta de que las cosas allí eran extrañas.
-¿Querido, qué rayos?-la voz de Cass sonó estrangulada y con sorpresa.- ¿Es un shape-shifter?
-No.-la voz sonó cansada.- solo lleva a Nel a su cuarto y, por favor, no salgas hasta que yo te lo diga.
Y Dean solo pudo abrir los ojos, para ver a Cas y a una pequeña de cabellos negros, entrar a un cuarto a la izquierda de lo que parecía ser una cabaña familiar.
Y luego se giró para verse a si mismo. Bueno, no a si mismo… o si, pero, no era el, el estaba en el suelo, esposado a unas rejas y su otro yo estaba limpiando un arma.
-¿Qué rayos?-soltó asombrado.
-Eso debería de decir yo,-dijo el otro Dean.- solo dame una muy buena razón para que no te mate aquí y ahora.-le apuntó con dicha arma.
Y en sus propios ojos, reconoció la mirada de absoluta sobreprotección. Cass y la niña eran importantes para esa versión suya, por lo que, si hubiese sido un Shape-shifter, podría haberlos matado sin ton ni son.
Gracias a Dios se conocía tanto.
-¿Por qué no te lastimarías a ti mismo?-sonó más que una pregunta a una razonable razón. El mismo dudó. Si tuviese que dar la vida para salvar a los que amaba, no lo dudaría. Ah, claro, eso ya lo había hecho.
-Muy gracioso.-dijo su otro yo con una sonrisa irónica, y luego volvió a limpiar su arma.
Dean quería salir de allí, la simple sensación de estar atrapado, aunque sea por si mismo… o por su yo… o… como sea, nadie se siente bien estando atado, ¿Cierto?
-Mira, no soy un cambia formas o un demonio ni nada… ¿Está bien?-quiso convencerse… convencerlo… convencer a su otro yo… como sea… quería irse.
-Si, ya lo se, ya te hice todas las pruebas.-sonrió el otro.-plata, sal, agua bendita. Nada.-puso su mejor cara de estoy pensando en poneys.-pero es curioso… que trajeras las ganzúas, cortadores y navajas que yo uso… ¿Quieres explicar eso?-inquirió ahora serio.- y el parecido también.
-Zacharias.-solo respondió Dean, como si fuese la respuesta a la pregunta del sentido de la vida.
Su otro yo, tomó otra actitud una mitad iracunda, mitad asustado.
-¿Cómo dijiste?-preguntó de repente.
-Soy tú a finales del 2009.-respondió el.- Zach me sacó de la cama y me lanzó cinco años en el futuro.-explicó.
-¿Dónde está? Quiero hablar con el.-dijo abruptamente el otro.
Un sonido, parecido a un jadeo, proveniente del cuarto en donde habían entrado Cas y la niña, los distrajo unos segundos, y luego se volvieron a mirar.
-No se.-reconoció Dean.
El otro no parecía tan convencido.
-¿No lo sabes?-preguntó como diciendo, si tu no lo sabes, yo nací en Miami.
-No, no lo se.-gruñó Dean.- Quiero volver a mi maldito año, ¿De acuerdo?
El otro se vió transfigurado por la furia unos segundos, y luego le habló como si le hablase a un niño con retraso mental.
-De acuerdo.-se acuclilló frente a el.- Si eres yo… Dime algo que solo yo se.
Dean se estrujó los sesos pensando en algo que no le haya contado a Sam o a nadie. Y ¡Boilá! Se sonrojó de solo pensarlo.
-Rhonda Hurley.-soltó antes de arrepentirse. Después de todo era como hablarse a si mismo.- Teníamos… diecinueve… Nos hizo usar sus pantis… Eran rosas y satinadas, ¿Y sabes qué? Eso nos gustó.
Ahora era el turno de su otro yo sonrojase y ver nerviosamente haca la puerta donde estaban los otros, y fruncir el ceño cuando escuchó risitas.
-Touché.-soltó reconociendo la pérdida. Se puso de pié y tomó su arma sobre la impoluta mesa con el mantel azul y el jarrón con flores amarillas.- ¿Zach ten envió aquí para ver lo mal que se ponía?
Dean suspiró y vió al resto de la casa. Si bien era un lugar viejo, tenía toques que solo una mujer puede darle. Flores, cortinas, ollas y cacerolas, una wafflera, una cocina, una radio-de adorno, supuso- fotos que no llegaba a ver, sofás azules, y varios libros en el suelo, junto a la mesilla del té. Romeo y Julieta, Orgullo y prejuicio, Harry Potter, Caperucita roja y entre medio de tantos éxitos infantiles, el Malus maleficarum y otros libros de magia negra.
-¿Incluso con el virus Croatoan tenemos una casa con esposa e hijos?-le preguntó a su otro yo, que sonrió de lado.
-Algo así.-los ojos verdes tomaron cierto brillo.- en toda la mierda siempre hay una pequeña luz… son los amores de mi vida…
Dean se encogió. Sonó extraño saliendo de sus labios.
-¿Nos hicimos adictos a la charla de chicas?-preguntó con horror.
-No, aún nos cuesta eso, incluso estando casado y con una hija.-reconoció el otro moviendo distraídamente la sortija de oro en su mano izquierda.- pero ellos son nuestra debilidad…
-Y eso no es algo bueno.-terminó Dean por el.- Hablando de debilidades…. ¿Dónde está Sam?
Y la sonrisa y el brillo escaparon de la expresión de su otro yo, y se volvió a convertir en un idiota eternamente constipado.
-Un duelo en Detroid, por lo que se, Sam no lo logró.-dijo sin mirarlo a los ojos, diciéndole a Dean que si bien le estaba diciendo la verdad, no era una completa.
-¿No estábamos con el?-preguntó con los ojos llenándoseles de lágrimas.
-No, Sam y yo… no nos hablamos por mucho tiempo…-carraspeó y tomó la otra arma sobre la mesa.
Dean lo vió recoger las cosas y lo miró confundido.
-¿Te vas?-El otro asintió sin mirarlo.- ¿Y me vas a dejar aquí?
Y la mirada del otro se clavó en la suya.
-Hay sobrevivientes traumatizados con un Apocalipsis sobre sus cabezas, Lo menos que necesitan es una versión apocalíptica y al estilo Steven Spielberg de "Juego de gemelas"-contestó con voz irónica.- además, no le vamos al perfil de Lindsay Lohan.
Y a Dean le causó algo de curiosidad el nombre de la "actriz".
-¿Está ella infectada?-preguntó.
Su otro yo sonrió de lado.
-Murió, pero no justamente del Croatoan.-respondió.- bien, así que, te quedas encerrado.
Dean soltó un suspiro frustrado.
-Si, está bien, está bien, pero no tienes que esposarme.-miró las esposas, mientras el otro estaba por entrar al cuarto misterioso.- vamos, ¿No confías en ti mismo?
El otro, antes de entrar, lo miró de arriba abajo.
-No. Definitivamente no.-y entró al cuarto en donde pasó, al menos, quince minutos para luego salir con los ojos rojizos y una sonrisa triste.- nos vemos.-salió de la cabaña cerrando al puerta tras de si, y Dean comenzó a examinar el lugar para ver si podía encontrar alguna cosa que le sirva de ganzúa.
-Idiota.-se dijo a si mismo, comenzando a rasguñar el suelo para sacar alguna astilla.
-Deberías de hacerte caso.-dijo una voz gentil y tranquila desde la mesa.
Dean dio un salto, y vio, donde hace cinco segundos no había nadie y ahora estaban Cas y una niña, por su altura, de unos trece años de edad, con el rostro escondido en el pecho del mayor.
-¡Dios, Cas, no hagas eso!-casi gritó con exasperación.
La pequeña alzó su cabeza y se volvió a mirarlo. Y Dean se quedó helado.
Era el, con cabello negro, ojos azules, conocidamente azules y rostro de niña.
-Hola, papá.-dijo la pequeña con una sonrisa mientras se soltaba de los brazos de Cas y se ponía a su lado.- no le digas a mi papi.-le dijo como en confidencia. Y acto seguido, puso sus manos sobre la cerradura de las esposas, y como por arte de magia, estas se abrieron.-arriba.-y con fuerza sobrenatural, lo levantó del suelo, solo tirando de su mano.
-Eres…. Extraña…-murmuró Dean sentándose sobre una de las sillas.
Cas le tendió una taza de café.
-Es café, aprovéchalo, hay poco.-le sonrió con calidez, una calidez que hizo que el corazón de Dean se llenase de… ¿Mariposas? Oh, Dios, esto de ser el chico Delorian le estaba dando a su hombría.
-Gracias.-tomó la taza y bebió el preciado líquido con emoción.
La pequeña le pasó un plato con un sándwich de mantequilla de maní y jalea de frambuesa.
-Es tu favorito.-dijo la niña sonriente.-lo hice yo misma…
Cas le dio una mirada de "Cómelo y no hables" y Dean no pudo hacer otra cosa que comer la comida ofrecida.
-Así que, soy tu padre.-constató mirando a la pequeña que leía el Malus maleficarum con avidez.
Los ojos azules de la niña, mutaron al verde y del verde al extraño color pardo de los ojos de Sam, lo que causó una paliza en su estómago y tuvo que dejar de lado su comida para no vomitar.
-De hecho, si.-respondió la niña.- aparecí inesperadamente, pero te puedo asegurar que me amas, ambos me aman…-tomó la mano de Cas, que le sonrió con cariño.
Dean miró a Cass con confusión, pero el ángel evitó su mirada. Estaba cambiado, no había dudas. Ahora una pequeña barba de no afeitarse en semanas cubría la mitad inferior de su rostro, sus cabellos estaban despeinados y algo más largos de lo normal, y la ropa de Jimmy había sido reemplazada por una simple camisa clara y pantalones caquis y estaba descalzo. Y, en su mano izquierda, brillaba un anillo de oro… justo como el de… ¡Oh, Dios!
-¿Cass, que rayos sucede aquí?-inquirió con histeria.
-Nelkhael, ve a tu cuarto a ensayar la partitura que te dio el tío Chuck ayer.-le ordenó a la niña, quien, sin dudar, se metió en su cuarto, cerrando la puerta tras ella.
-Cas…-comenzó Dean.
-Espera.-le detuvo, y cuando escuchó el piano comenzar a reproducir música, soltó un suspiro.- Ya puedes hablar.
-No, tu eres el que tiene que hablar.-e gruñó el, poniéndose de pie.- ¿Cómo es que tu y yo….? ¿Tu y el… ya sabes?
Cas ladeó un poco su cabeza.
-¿Te refieres a por qué estamos casados?-preguntó tranquilamente.
-Exacto.-ladró Dean de regreso.
Cas sonrió un poco.
-Porque nos amamos, Dean.-fue su respuesta simple.
El se sonrojó.
-¿Y la niña? ¿Nal… como se llame?-preguntó con nervios.
-Es nuestra hija y se llama Nelkhael.-le corrigió el ojiazul sin inmutarse.- es una niña brillante.
-¿Cuándo dices que es nuestra… a qué te refieres, exactamente?-inquirió algo dudoso de querer saber la respuesta.
-Hubo una extraña profecía.-comenzó Cas.- "Que de la unión del alma del hombre justo y de su ángel, nazca la luz del eterno resplandor del cielo"-relató con ojos algo desenfocados, como recordando.- cuando te saqué del infierno, nuestras almas inevitablemente se unieron. Tu alma estaba manchada y rota y yo uní la mía a la tuya para repararla.-lo miró con fascinación.- Y en el paraíso, nacía la única en su tipo, Nelkhael, mitad ángel, mitad humana, con sangre de justos cazadores corriendo por sus venas, y la gracia de Dios, su abuelo, albergada en su alma.
Dean se volvió a sentar, bastante perdido. Ahora no solo estaba el hecho de que tenía el Apocalipsis presente, sino también, agregándole otro crucial hecho, como la muerte de Sammy, era esposo de un ángel y era el padre de una niña única en su especie.
G-E-N-I-A-L.
Ni siquiera durante e Apocalipsis podía tener una vida sin profecías o evangelios.
-Dean…-comenzó Cas.
-No, solo… espera, déjame procesarlo.-tembló y, apuntando su vista a la alianza en la mano de su… esposo, frunció el ceño. Su otro yo parecía más que feliz con su extraña familia. Había dicho que eran los… amores de su vida… por muy cursi que eso sonase, era un alivio. Gay o no, era feliz con los dos ángeles, así que, tan malo no podría ser, ¿Cierto? Además, si lo reconocía-para si mismo, claro- Cas nunca había sido un simple amigo. Cas era, el único miembro de la familia de cazadores, que no era realmente unido a él por la sangre o era prácticamente su padre como para no darse cuenta de que, si miraba bien, probablemente terminaría con el en su vida. Lisa, Cassie… eran muy buenas chicas… pero lamentablemente, ellas no estaban listas para su estilo de vida, Jo estaba mirando demasiado a su hermanito menor y si alguna vez quisiera dejar de ser cazador, le gustaría tener a alguien que salvó su pellejo millones de veces, no solo por el, sino también por su Sammy, y con quien, además, tenía una hija...-¿Cómo es que llegó Nekuel al mundo? ¿Y por qué rayos te dejé ponerle ese nombre tan complicado?
Cas alzó una ceja.
-Primero que todo, es Nelkhael, segundo, tu le pusiste su nombre, y tercero, ella simplemente… cayó del cielo…-le explicó el pelinegro.- tendría unos pocos años de nacida, creo que tres años humanos, pero en años celestiales serían unos diez años. Cuando la tomamos, ella tomó su forma humana y ahora envejece como una.
-¿La habías visto antes? ¿Antes de que te quitaran tu gracia?-le preguntó con curiosidad.
-Si, pero… no recordaba nada de ella… sabía que había algo mío en el paraíso, pero no recordaba que o quien era…
Dean soltó un suspiro.
-Parece una buena niña.-sonrió un poco escuchando las notas de una canción de Coldplay en el piano.
Cas suavizó su mirada y miró hacia la puerta del cuarto.
-Es más que una buena niña… ella es… excepcional.-soltó con un suspiro.- es valiente y protectora como tu, aprende rápido lo que quieras enseñarle, es alegre, leal, algo terca, pero con la bondad y las caras de perra de su tío Sam.
Dean contuvo las lágrimas.
-Si… es bueno tener algo de Sam con nosotros.-sonrió tristemente.- Ella si es especial.
Cas estiró una de su mano y la posó sobre la de él, reconfortándolo con el tacto.
-Lo siento mucho, Dean.-y por su mirada, si lo sentía. No podía decir lo contrario.
-No… no importa… lo único molesto…-doloroso hasta la mierda… se dijo a si mismo.-… es no haber estado con el.
Castiel frunció el ceño, pero luego de soltar un suspiro, liberó la mano de Dean y se puso de pié.
-Si quieres puedes recorrer la casa…- ir al cuarto de tu hija… leyó Dean entre líneas.- mientras yo preparo la cena. Tendrá que ser bastante, después de todo, tengo a dos Deans, un Chuck y a una Nelkhael que comen como náufragos.
Dean se puso de pie, algo incómodo.
-En realidad, me preguntaba si no podías ayudarme a escapar de aquí… ya sabes, ir al futuro, arreglar las cosas, intentar traer a Nel un poco más temprano con nosotros, casarnos como se debe, estar con Sam…-se rascó la nuca.
-Lo siento.-murmuró Cas poniéndose un delantal gris con letras azules que decía "Besa al cocinero"- ya no puedo hacer ese tipo de cosas… yo… soy humano, Dean.
-¿Qué fue lo que te sucedió?-preguntó suavemente, con voz preocupada.
-La vida, Dean.-el ex ángel, soltó un suspiro y se volvió a verlo con una fingida sonrisa.- ve con Nel, cuando esté la cena, les aviso.
Yo:Si, lo se, lo se soy una boba, empecé con una historia, sigo con otra, la borro… bla, bla, bla… El bloqueo, por si alguno lee alguno de mis otros fics, es totalmente ajeno a mi, sino a mis socios; esta historia, ciertamente, la estoy escribiendo yo solita, -Talula y si bien había comenzado bastante diferente a como la había pensado, me gustó hacerla Destiel… además, al fin y al cabo, no me importa lo que elijan los demás si a mi no me influye nada de nada, por eso soy del estilo de chica de mente abierta, pero a pesar de que los chicos, mis socios también lo son, me dejaron escribir a mi sola este M/M pairing… y es tan extraño, pero tan natural a la vez… (paradoja, lo se) NO, no vi la season finale de la séptima, así que vamos a tener que esperar hasta este miércoles que den CUATRO episodios juntos de la serie y estoy que salto de la alegría….
Bien, ahora, por cada review, le enviaremos gratis una pluma de las de Castiel…
Castiel: Me opongo a que lucres con mis alas.
Yo: No estoy lucrando… esto es ciertamente obra de mi cabeza, pero uso personajes que no me pertenece… Eric Kripke, ¿Lo recuerdas?
Castiel: no me parece ético el chantaje, y me rehuso, nuevamente, a entregarte mis plumas para conseguirte comentarios…
Yo: comentarios que me pueden bajar de mi nube, o elevarme con Dios a los…
Castiel: ¡Eso es blasfemia….(sigue el sermón por tres horas)…. IMPERDONABLE!
Yo: (temblando) Ok, solo… dejen reviews… solo si gustan… Cas, no me pegues….