Nació de una mirada

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(SAKURA POV'S)

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No me gustan las risas, no sin son con el afán de una burla. Las carcajadas que ahora me rodean son despectivas, llenas de desprecio.

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Ha sido mi culpa y también la de mis horrendos lentes de fondo de botella.

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- ¡Hey, rosadita, ten cuidado por donde caminas!

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Nunca me ha importado, es como si ya supiera que pasaría. No me lamento, ni mucho menos lloro. Solo ignoro y voy directo al salón.

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Hoy mi madre me ha dado la peor noticia de todas.

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- ¡Te he inscrito a un curso de verano! ¿no es genial Sakura?

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Supongo que ella es ciega o tal vez mis enormes lentes opacan mi gesto de repulsión.

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Ballet.

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El sueño de toda niña. Para mi es una terrible pesadilla.

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Mi madre se esmera por mi bienestar y felicidad. Ella es efusiva y chillona, pero también es excepcional y amable.

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He llegado a la edad 15 años y siempre se muestra alerta a cualquier señal de enamoramiento que yo presente. Insiste en que conozca más personas, en especial a chicos, la sola idea me aburre.

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Eso era antes, hasta que lo conocí a él.

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Era un día cualquiera, el primer sábado de las vacaciones de verano, en fin, un simple sábado.

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Mi madre se habia levantado desde muy temprano para hacerme el desayuno, yo igual había madrugado pero no era por la emoción, más bien era por el tormento que me causaba pensar que sería el primer día de Ballet.

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- Debes alimentarte bien Sakura ¿entendiste? - la miré por unos segundos con incredulidad y luego mordí una tostada glaseada. Ella me la arrebató de las manos - ¡Sakura! ¿no me oíste?

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- Lo hice, ahora devuélveme mi tostada - y jugamos un rato al 'alcanza y atrapa', perdí.

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- Alimentación Sakura ¿sabes lo que es? Sana y nutritiva

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- ¿Y el pan no lo es?- espeté mirándola sonriente. No funcionó.

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- No si es glaseado - sonrió, que falsa pensé. Se concentró en mi rostro y en servirme un plato de fruta y un poco de jugo - este es tu desayuno, los glaseados son para mí - fruncí el ceño al verla morder la tostada que anteriormente era de mi propiedad.

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- Pero mamá…

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- Nada de mamá - rodé los ojos mientras me resignaba - ¡oh, pero mira la hora que es! ¡olvÍdalo, te lo llevaras y comerás luego!

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- ¿Ah?

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- Vendré por ti a la salida - asentí, deposité un beso en su mejilla y con la efusividad característica de ella, me atrapó en un abrazo al que no me pude resistir - suerte cariño

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- Gracias - sonreí saliendo del auto y la esperé en la acera hasta verla alejarse.

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Era la oportunidad perfecta, huir sin ser vista era la clave pero pensé nuevamente en mi madre y en el esfuerzo que hacia en mi.

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Intentarlo no me mataría ¿Qué desgracia podría traerme?

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Dentro de aquella habitación, con enormes espejos y varios barandales, sonaba el tocadiscos, se escuchaban ligeros pasos junto con el eco de la voz de una mujer, marcando el tiempo de la melodía con sus palmas, indicando el cambio de cada fragmento a sus alumnas.

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Relevé… retombé… cambré… Relevé… retombé… cambré…

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Repetía la mujer, marcando la misma aburrida secuencia.

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Mi primer día no habia sido tan malo.

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Le habia llamado a mi madre. Pasaría a la biblioteca un rato asi que no había necesidad de que me fuera a buscar.

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Ella insistió que un chico me habia invitado a salir y que por eso evitaba que fuera por mí. Mi madre si que fantasea demasiado.

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Y mientras le contestaba el mensaje de texto choqué con alguien. Adiós teléfono, adiós comunicación con el mundo virtual.

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- ¡Oye…!

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- Lo siento- soy una chica y también sueño, y en mis sueños yo era una princesa y mi príncipe poseía un extraño corte, dos mechones largos como el color de la noche azulada que enmarcaban su perfecto rostro.

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Tan pálido e irreal, podía ver mi reflejo en sus oscuros ojos. Mi príncipe existía en el mundo real.

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- A-ah… - por acto reflejo lo seguí con la mirada, agachándome junto con él, viendo como recogía mi bolso.

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- Toma

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- Gr-gracias - Soy Sakura Haruno, la invisible y él, él es la persona de la cual me enamoré.