CÁP 20:

-Esto no pinta nada bien-comentó Haruna con una mirada de preocupación dirigida hacia sus alumnos cuyas caras expresaban dolor y agotamientos extremos.

Y es que definitivamente los chicos del Raimon no estaban en las mejores condiciones, parece ser que la pasada noche de descanso no fue suficiente para ayudar a que se restablecieran y la moral del equipo estaba decaído al saber a través de un mensaje de su entrenador que tenían que volver a jugar al día siguiente por órdenes del V Sector, y para Haruna aquello era comprensible. El partido contra Zero había sido muy duro y violento, y estaba convencida que en cuanto los chicos se despertaran se encontrarían con lesiones que antes no habían notado cuando sus cuerpos seguían segregando adrenalina.

Y no se equivocó. Ninguno de los muchachos se había quejado en voz alta, todos mostraban signos de dolores en los músculos y cansancio acumulado pero ninguno se había quejado en voz alta de torceduras, esguinces o cualquier otro tipo de lesión pero Haruna los conocía bien y sabía que estaban ocultando las dolencias para no quedarse en el banquillo. Todos seguían ahora con fidelidad el viento revolucionario para hacer caer al V Sector, les importaba a todos los suficiente como para aguantarse los dolores y seguir hacia delante, eso Haruna lo respetaba y al mismo tiempo le preocupaba.

Pero quien peor aspecto tenía era sin duda el segundo delantero oscuro del Raimon. Hikaru tenía un aspecto mucho más deplorable que el día anterior cuando lo dejaron en su casa, estaba pálido y ojeroso, desde donde Haruna estaba sentada podía apreciar como su cuerpo temblaba como si tuviera frío y de vez en cuando le podía escuchar dar algún gemido de angustia, pero sin duda lo que más le llamaba la atención, tanto a ella como a los del equipo, era la forma en la que se aferraba al brazo del centrocampista oscuro y apoyaba la cabeza sobre el hombro, en un estado de duermevela.

Atsuya no se quejaba, estaba igual que los otros, demasiado cansado como para mostrarse molesto por aquella invasión a su espacio personal, simplemente se dejaba estar preso por los brazos del pelimorado y también parecía no haber dormido nada. Haruna encontró en la cama de su hija una nota en la que le explicaba que Hikaru le había llamado aterrado y que necesitaba que fuera con él, la profesora no dijo nada, menos aun cuando vio a ambos en tal estado, sobretodo a Hikaru.

-Yuuto-llamó Haruna mirando a su hermano, el cual no le devolvió la mirada. Haruna conocía bien esa faceta del de rastas para saber que estaba repasando en su cabeza una y otra vez la estrategia que tenía planeada para ese partido, y prefirió no molestarlo.

-Hikaru-llamó el muchacho de cabellos azulados levantando con pesadez uno de sus ojos para mirar al susodicho-¿Cómo te encuentras?

-Estoy…tan…tan cansado…-susurró Hikaru con debilidad acomodando mejor su cabeza en el hombro de su compañero.

-Ya…lo sé, tu quédate tranquilo ¿de acuerdo?-le dijo pasando la mano por aquellos cabellos morados notando como su dueño parecía relajarse un poco bajo su contacto.

Había pasado la noche con Hikaru, y la oji-rojo agradecía que su madre no preguntarse porque no la avisó directamente en vez de dejarle una nota. Realmente a Atsumi no le apetecía hablar, estaba exhausta y no había sido capaz de dormir ni un solo minuto de la noche, no solo por los terribles dolores musculares y los calambres en las piernas, sino por Hikaru. El delantero estaba mucho peor de lo que creía, había estado casi toda la noche abrazado a ella como si de ello dependiera su vida, teniendo horribles pesadillas y algunas veces gritando como un loco. Atsumi llegó a verse en el serio aprieto de tener que esconderse rápidamente cuando no era capaz de hacer callar a Hikaru cuando estaba en pleno estado de pánico, antes de que sus padres entraran a la habitación para ver qué diablos pasaba, y peor mal rato pasaba cuando al esconderse, Hikaru la buscaba y la reclamaba mirando a todos lados como si estuviera siendo acechado.

¿Por qué pasaba todo aquello? Era la pregunta que todos se hacían pero Atsumi era quien más tiempo pasaba con el pelimorado y, por lo tanto, era quien más consciente estaba de lo mal que se encontraba. Sabía que el estado de Hikaru era debido a que era incapaz de controlar a su avatar, que pesaba sobre su alma algo muy oscuro que le impedía poder usarlo bien, o al menos eso decía Shuu. Todos sabía que un avatar era solo la representación de los sentimientos de los jugadores en el campo de juego, pero si Hikaru parecía estar tan ahogado por los suyos propios, el avatar podría acabar por hacerse con el control de su cuerpo y ella no sería capaz de hacer nada, pero ¿Qué podía hacer? Hikaru no le contaba que era eso que pesaba tanto sobre su alma y estaba seguro que, aunque se lo contase, no sabría cómo ayudarle.

-Solo espero que puedas estar bien-deseó ella con una mirada acongojada.-Así que sea lo que sea contra lo que estés luchando, Hikaru, más te vale ganar.

Tenma, que se encontraba con la espalda recostada en el respaldo de su asiento, abrió con pesadez los ojos dirigiéndolos justo hacia delante donde cruzó miradas con algunos miembros del equipo contrario, que los miraban con burla y lastima.

-Así que contra ellos nos vamos a enfrentar…-murmuró cansado parpadeando un par de veces.

-No trasmiten nada agradable…-comentó Kariya también abriendo los ojos mirando mal a uno que parecía estar diciéndole "débil" con la expresión de su cara.

Genei Gakuen. Era la escuela con la tocaba que se enfrentaran en el partido de ese día, al parecer un instituto que tenía la especialidad de confundir al equipo contrario con ilusiones, su líder, Mahoro Tadashi parecía ser un experto en crear las ilusiones perfectas, según decía Haruna, cada vez que da un trallazo, siempre consigue anotar goles. Ninguno de los miembros del Raimon creía demasiado en la magia pero ya a esas alturas de la competición se esperaban cualquier cosa, sobretodo porque sabían que en la época de Kidou-kantoku existió un equipo que usaba una temática muy similar a la hora de jugar, el instituto Occult. Así que tal vez que en el mundo del fútbol pudiesen existir maestros de las ilusiones no era algo tan descabellado de pensar, sea como sea, desde luego el equipo estaba para el arrastre, casi nadie había podido recuperarse luego del partido contra Zero, tenían que planear como iban a salir de aquel problema.

-Vamos-ordenó Kidou levantándose de su asiento justo cuando el tren acababa de realizar su parada.

Los chicos obedecieron la orden levantándose simultáneamente de sus asientos, algunos estaban tambaleándose pero conseguían mantenerse erguidos, era doloroso incluso quedarse de pie y se esforzaban por no exteriorizarlo.

-"Esto pinta mal"-pensó Shindou analizando a sus compañeros con sus ojos-"Kidou-kantoku ¿Qué tiene pensado hacer?"

-Hemos llegado-avisó Hamano señalando a un enorme estadio colorido que recordaba mucho a una especie de casino de las Vegas.

-¿Este es el Estadio Pinball?-preguntó sorprendido Shinsuke.

-No sabemos qué tipo de trucos tiene este estadio-dijo Kirino avanzando un paso para situarse justo al lado de Shindou-Debemos jugar sin distracciones.

-Si-asintió Shindou mirando por el rabillo del ojo como el segundo delantero del Raimon se apoyaba en su centrocampista oscuro para caminar.-Kageyama…

Tanto el Raimon como el Genei Gakuen dieron un pequeño recorrido por el enorme edificio para dirigirse hacia el campo de juego donde se celebraría el encuentro. El Raimon, como animales heridos, sentía la presión de forma aplastante con tan solo sentir las miradas burlonas y superiores de los de sus rivales, pero sabían que no podían permitirse el lujo de flaquear, todos los SEED les han mirado de esa forma desde que comenzaron a ir contra las órdenes del V Sector, no había ninguna diferencia a la forma en que lo hacían los de Genei Gakuen. Si piensan que iban a ganar el partido fácilmente estaban equivocados, el Raimon iba a dar hasta su ultimo soplo, con eso podrían conseguir la gracia de la Diosa de la Fortuna.

-Ganemos-sentenció Tenma a todo el equipo, que se mantenían erguidos con orgullo y las miradas de determinación reflejados en sus ojos.

Entonces escucharon los gritos del público al mismo tiempo que las puertas se abrían.

¡Estamos en el cuarto partido del Campeonato Nacional Holy Road!-escucharon gritar al comentarista desde su cabina mientras todos los jugadores salían a reunirse en el banquillo que les correspondía a cada equipo siendo iluminados por los focos-¡Instituto Raimon vs Genei Gakuen! ¡Los jugadores entraran al campo en pocos minutos!

-¡Auch!-se quejó Kariya cuando su cara chocó contra la espalda del pelimorado-Vamos, Kageyama, muévete-le apremió empujándolo con suavidad para que caminara más deprisa.

Hikaru estaba completamente ido, mientras su mano se sostenía a la ropa de la centrocampista oscura, una imagen bastante patética y vergonzosa la verdad pero ahora nadie del Raimon se preocupaba por eso, todos tenían el partido metido en la cabeza como único objetivo.

¡El Estadio Pinball está lleno de agitación y expectativa! ¡Va a dar comienzo el partido de cuartos de final!

-¡No fastidies!-exclamó Atsuya con los ojos abiertos mientras presenciaba como unas luces de varios colores estaban predominando sobre el césped del campo dando la forma de uno de esos juegos de maquinas…un pinball.

-Al final sí que parece que estemos en un casino-comentó Hamano con cierta guasa.

-Ya podrían haberse currado mejor el nombre del estadio…-comentó Atsuya con un tic en la ceja.

¡Ambos equipos llegaron victoriosos hasta aquí, y el equipo ganador de este partido quedará entre los cuatro mejores!

-Ahora anunciaré a los que entrarán en el campo de juego-dijo Kidou poniéndose delante de sus jugadores que le observaban con expectación.-Delanteros: Tsurugi Kyosuke y Kurama Norihito.

-¿Eh? ¿Yo no…?-murmuró exhausto Hikaru alzando la cabeza para mirar a su entrenador al percatarse de que no había mencionado su nombre de entre los delanteros pero entonces sintió como su compañera andrógina le hacia sentarse en el banquillo.

-Concéntrate en descansar ¿vale? Aquí no hay un enemigo que pueda amenazarnos ¿de acuerdo?-le advirtió mirándolo desde lo alto haciendo que Hikaru parpadeara y apoyase su cabeza en el vientre de su amiga.

-Está bien…-claudicó con un suspiro-…no me puedo sostener…

-Tranquilo…

-Centrocampistas: Matsukaze Tenma, Shindou Takuto, Ichino Nanasuke y Fubuki Atsuya.

-¿Eh? ¿Ichino-senpai?-preguntó Tenma mirando al susodicho que iba con una sonrisa de completa emoción al haber escuchado su nombre.

-¿Te vas?-preguntó Hikaru tomando la muñeca de la andrógina sin despegar su cabeza del vientre ajeno.

-Si-admitió ella-Pero vas a poder verme todo el tiempo, no me alejaré demasiado. Así que déjame que participe y gane esto por ti también…

-Estoy asustado…tengo miedo…-susurró Hikaru apretando el agarre.-Pero esto se calma cuando tú estás cerca…cuando tu…

-Creo que yo no tengo nada que ver con eso, Hikaru…-susurró Atsumi soltándose del agarre.-Tienes miedo, pero hasta yo sé que eres el más fuerte de todos los de este equipo, así levanta la mirada, mira ese partido y aprende de un gran maestro como yo.

-Eres…un creído…-susurró el pelimorado esbozando una débil sonrisa.

-Defensas: Kirino Ranmaru, Kariya Masaki, Amagi Daichi y Aoyama Shunsuke.

-¿Aoyama también?-preguntó de nuevo Tenma observando al azabache que apretaba los puños, claramente emocionado de saber que saldría al campo.-Pero ¿en la defensa? Si él es centrocampista…

-Portero: Sangoku Taichi. Eso es todo, poneos en vuestras posiciones-ordenó Kidou dándoles la espalda a sus jugadores y dirigiéndose al banquillo.

Los chicos obedecieron todo lo rápido que pudieron colocándose cada uno en la posición del campo que les correspondía. Mahoro, el capitán del Genei, mantenía su mirada estoica fija en Amagi, el cual parpadeo confundido antes de endurecer su propia mirada.

-Mahoro…-susurró el enorme defensa-Vamos a ver con que me sales…

-¿Mmmh?-murmuró el pelirrojo mirando con ojo crítico a la gran muralla defensiva del Raimon.-Amagi…¿Por qué sonríes?

-Porque estoy muy contento-contestó Amagi como si le hubiera leído los pensamientos al delantero pelirrojo.

Justo en ese momento el árbitro llevó a su boca el silbato dando inicio al partido.

¡La escuela Genei da el saque inicial!

Mahoro dio un toque al balón hacia su derecha pasándosela a su compañero en la delantera y comenzase a invadir el campo del Raimon.

-¡Ven aquí!-exclamó el centrocampista oscuro cortándole el paso al delantero, que empezó a hacer maniobras con el balón defendiendo su posesión mientras el oji-rojo intentaba seguirle el ritmo molestándole todo lo posible hasta encontrar un hueco donde poder realizar el rebato, sin embargo durante la jugada el jugador contrario consiguió burlar sus intenciones al verle a él con demasiados huecos libres y una movilidad lenta e imprecisa, consiguiendo finalmente rebasarle.-¡Kuso!

-¡Estas lento, Fubuki!-se burló el delantero haciendo que el aludido apretara los dientes de ira y comenzara a perseguirlo.

-¡No te dejaré pasar!-exclamó Shindou que aparecía justo frente al delantero invasor, el cual se vio en medio de ambos centrocampistas y su campo de visión no localizaba a ninguno de los suyos bajando momentáneamente la guardia, momento que el castaño aprovechó para arrebatarle el esférico.

-¡¿Crees que te dejaré pasar?!-inquirió un centrocampista que se le avecinaba, el captain achicó ligeramente los ojos antes de dar toque al balón hacia su izquierda.-¡Fubuki!

-¡Matsukaze!-exclamó a su vez el centrocampista de la oscuridad usando su pie para recibir el balón e inmediatamente pasarlo con un pase alto al de remolinos.

-¡Lo tengo!-exclamó Tenma al recibir el esférico al mismo tiempo que corría junto a otro del Ginei que iba a la par que él esperando la oportunidad de barrerle.

-¡Por aquí!-avisó Tsurugi al acercarse por su otro lado.

-¡Ahí va!-exclamó Tenma realizando un pase hacia el delantero estrella del equipo.

Fue entonces cuando casi de la nada una columna surgida de una plataforma circular de color azulado surgió de la tierra para sorpresa de todos los miembros del equipo Raimon, que lo miraron con cara de pasmo al mismo tiempo que el balón se vio interceptado por dicha columna rebotando de vuelta a Tenma golpeándose con tal fuerza en el pecho que fue impulsado hacia atrás.

-¡Aaaaaah!-se quejó Tenma en el suelo encogiéndose y sosteniendo su propio pecho en un intento de calmar el dolor.

-¡Tenma/Matsukaze!-exclamaron todos los del Raimon dirigiéndose hacia donde se retorcía su centrocampista del viento.

-¡No rompáis la formación!-ordenó Shindou con fuerza haciendo una señal con el brazo al ver que todos sus compañeros iban a moverse para acercarse al castaño-¡No les deis ni un hueco libre, el partido sigue! ¡Que cada uno permanezca en su posición!

Todos se detuvieron en seco ante la orden dada por su capitán y retrocedieron inmediatamente para regresar a sus posiciones correspondientes sin apartar la mirada de su centrocampista de los remolinos, preocupados por el sufrimiento por el que parecía estar pasando. Solo Tsurugi, que era el que se encontraba más cerca de Tenma, fue el que se permitió salirse de su lugar para atender a su compañero.

-Tenma ¿estás bien?-preguntó Tsurugi hincando rodilla a su lado.

-Uuuurg-se aquejó Tenma con los ojos cerrados a causa del dolor.-E-Estoy bien…no ha sido…tan fuerte como parece.

Y era cierto, Tenma había recibido golpes peores que ese y siempre se había levantado como si nada. El propio Tsurugi podía dar fe de ello cuando recordaba en su primer encuentro y como le había molido a balonazos violentos de forma consecutiva esa vez sin tener ningún miramiento y que aun así aquel cabezón se había levantado una y otra vez, por eso Tsurugi no se explicaba por qué el castaño sufría con gran dolor al recibir un simple balonazo con la propia fuerza de su tiro, además de rebotado. Sin embargo en cuanto le tomó de la mano para ayudarlo a levantarse y volver a ver como cerraba un ojo al sentir un nuevo dolor cayó en la cuenta. No era solo la fuerza con la que había sido golpeado, Tenma estaba destrozado, su cuerpo estaba resentido por culpa del partido del día anterior contra Zero.

-Maldición…-gruñó Tsurugi mirando entonces por el rabillo del ojo a Shindou y a Fubuki, descubriendo que ambos estaban jadeando cuando apenas habían corrido unos pocos metros. Paseó su mirada felina por todos los miembros de su equipo encontrándose con lo que ya se esperaba, ninguno de ellos estaba recuperado, incluso los que se encontraban en la reserva estaban muy acabados.-Esto se va a poner feo.

-Tsurugi, no podemos hacer otra cosa-le susurró Tenma tomándole de la muñeca para que le prestara atención, cuando el peliazul miró los ojos metalizados del castaño vio la llama de la determinación ardiendo en lo más profundo de ellos-Debemos seguir y lo sabes mejor que nadie. El futbol de todos los chicos de Japón depende de que ganemos la competición.

Tsurugi miró largamente a su compañero fijándose sin poder evitarlo en todas las magulladuras que todavía se repartían por toda la cara del castaño, los moratones y las raspaduras en brazos y piernas. El aspecto del centrocampista era deplorable pero la determinación de sus ojos aun ardía con fuerza, y estaba seguro que era inútil que le discutiera, si él mismo era cabezón Tenma lo podía llegar a ser todavía más cuando se trataba de futbol.

-Haz lo que puedas-asintió Tsurugi yendo de nuevo a su posición mientras Tenma hacia un gesto de pasarse el puño por el mentón.

Pero ahora había otra cosa que les preocupaba más a los del Raimon, aparte del estado de su centrocampista del viento, y era que todos en conjunto tenían el mismo pensamiento.

-¿Qué narices ha sido eso?

¡Ahí lo han visto, damas y caballeros! ¡Es el mecanismo especial del estadio Pinball, el Jet Bumper!

-¿Eso era una pieza de un pinball?-preguntó Haruna desde el banquillo viendo como aquella columna tenía el mismo diseño que la dicha pieza de aquella máquina de juegos.

-Tiene que ser una maldita broma…-siseó Midori con un tic en la ceja-No les basta con hacer jugar al Raimon con lo destrozado que está, sino que además tienen el morro de seguir estorbándoles.

-Así será complicado ganar…-susurró apenada Akane con su inseparable cámara en las manos.

-De veras….¿no tienen otra cosa que hacer que estar siempre fastidiándonos?-gruñó Atsuya con el mal humor presente en sus facciones.

-Es lo que tiene cuando nuestro equipo intenta echar abajo una organización que controla el futbol juvenil.-dijo Kariya desde atrás sin muchas ganas de hacerse el gracioso y es que aquello pintaba mal. Casi todo el equipo estaba destrozado, ninguno estaba recuperado del partido contra Zero, y varios estaban callándose lesiones producidas por el mismo, si seguían así no solo no podrían ganar el partido sino que también alguno iba acabar en el hospital.

¡Con el cobro del saque lateral, esta vez el ataque es de la Ginei Gakuen!

Justo al momento en que el famoso comentarista dejaba de hablar, el jugador realizó el saque correspondiente llegándole a uno de sus compañeros que comenzó a correr hacia el territorio del Raimon, se vio sorprendido entonces cuando Shindou se le apareció por uno de los lados arrebatándole el esférico.

¡Shindou roba el balón! ¡Nueva oportunidad para el equipo Raimon!

-"Estoy seguro que si realizo un tiro donde el mecanismo no pueda alcanzar, el balón no podrá ser repelido"-pensaba el estratega del equipo del relámpago observando por el rabillo del ojo el lugar por donde había salido la dichosa columna que representaba una de las piezas del juego del pinball.

-¡Kurama!-exclamó Shindou realizando el pase hacia su delantero.

-¡Vale!

El mecanismo se activó al momento en sentir en su radio la presencia del esférico en rápido movimiento, quedando de nuevo alzada para impedir el pase, sin embargo al cotnrario que la vez anterior, Shindou había hecho un pase lo suficientemente alto como para que el balón pasase por encima del mecanismo con el objetivo de que le llegará a su compañero.

-¡No te dejaré!-exclamó uno de los del Ginei interponiéndose justo entre Kurama y el balón, tomando a este último con el pecho, haciendo que de nuevo su equipo tuviera posesión del mismo.

-¡Aparece demasiado rápido!-dijo Shindou al verlo.

-¡No vas a escapar!-amenazó Kurama corriendo tras el que le había robado el esférico, pero entonces el otro mostró una sonrisa burlona antes de hacer una pequeña finta justo cuando se volvía activar el mecanismo apareciendo una nueva columna, el moreno no fue capaz de frenar a tiempo dándose de lleno contra aquel material duro con tal fuerza que se vio impulsado hacia atrás.

¡El Raimon cae con facilidad en el mecanismo del estadio Pinball!

-Esto parece mentira….-gruñó Kurama desde el suelo sobándose el lugar donde se había golpeado-, y como duele.

-Mmh…-murmuró Atsuya desde su posición viendo como Kurama conseguía levantarse del suelo sin dejar de sostenerse la cara.

-¿Fubuki?-murmuró Ichino que estaba a su lado haciéndolo sobresaltar.

-Senpai.

-¿En qué piensas?-preguntó el de ojos azules acercándose al centrocampista oscuro.

-Bueno, estaba pensando que….-murmuró volviendo a mirar al mecanismo con ojo crítico mientras su cabeza comenzaba a trabajar a toda velocidad.-Senpai, creo que podemos hacer algo con ese mecanismo…

-¿Tienes algo en mente?-preguntó el joven.

-Sí. Pero necesito que tú y Kurama-senpai lo hagáis.

-¿Kurama y yo? ¿Por qué?-preguntó parpadeante Ichino sin entender a que se refería.

-Míranos-señaló en de ojos rojos a todos los miembros del equipo-Estamos todos destrozados y aunque tengamos fuerzas para luchar contra la Ginei Gakuen aun no estamos lo bastante bien para hacer jugadas arriesgadas, mira lo que ha pasado con Matsukaze…

-Si…eso es verdad ¿y que necesitas que haga?

El centrocampista oscuro esbozó una sonrisa.

-Pues verás…

-Así me gusta…-sonrió Kidou desde el banquillo mientras observaba a su sobrina hablar con Ichino de algo mientras el otro asentía comprendiendo lo que estaba indicándole.

-¿Qué ocurre, Yuuto?-preguntó Haruna sentada un poco atrás que él, al verle esbozar aquella sonrisa confiada.

-Que puede que tengamos una oportunidad…

-¿A qué te refieres?-preguntó Haruna confundida.

-Solo mira a tu hija y observa lo que va hacer.-susurró esto último con una sonrisa.

-¿A Atsumi?-inquirió Haruna observando a su hija que de pronto se había movido y estaba diciéndole algo a Kurama.

Empieza el contraataque del Raimon.

CONTINUARÁ.

¡COMUNICADO IMPORTANTE!

Lo lamento, lamento mucho el haber tardado casi medio año en subir capitulo y que encima sea tan cortito a lo que estáis acostumbrados pero tenía que hacerlo para poder dejar un comunicado importante. Y no, no voy a dejar el fic, así que respirar tranquilos, que este fic ya tiene un final y voy a llegar a ello cueste lo que cueste. El problema radica es que precisamente desde hace medio año estoy trabajando, ya no soy estudiante, ahora tengo mi trabajo que suele consumir gran parte de mi tiempo (el mundo de la hostelería consume mucho tiempo T_T) y cuando tengo un día libre intento dedicarlo a los amigos o simplemente a descansar. Y respecto a los fics, no los he dejado, pero no quiero forzarme a escribir o continuar uno, así que solo lo dejo en que si tengo inspiración, me dedico a un capitulo. Lo creáis o no, la inspiración ayuda mucho a escribir rápido y bien, pero lamentablemente esto no suele ocurrir, porque, como os digo, no tengo casi tiempo, así que solo me queda deciros perdón y que podáis comprender mi situación. El alma del Raimon continuará, más lentamente, pero continuará hasta que se acabe. Gracias por vuestra atención.