¡Hola! Este es un "demo" de una historia nueva, espero que sea de su agrado. Los personajes de Fairy Tail pertenecen a Hiro Mashima.
Primera parte: La ciudad.
Natsu llevaba en carretera como cinco horas y ya estaba cansándose, le dolía el trasero y se le había entumido de la cintura para abajo.
"Ni modo, si quiero ver a mi familia es el precio que tengo que pagar" ya había terminado su carrera en la universidad. Licenciado en letras, que buen éxito le esperaría. Había decidido empezar su nueva vida en la misma ciudad que le vio nacer y crecer. Al fin pudo ver lo que parecían los edificios de la ciudad de Magnolia, al fin podría llegar, saludar a su familia y comer un buen platillo de su madre. Oh Dios, como extrañaba la sazón de su mamá. Natsu pisó el acelerador un poco más, deseoso de llegar a la casa donde pasó su infancia.
"Ya me imagino que cara va a poner mi madre cuándo me vea tan ojeroso y delgado, culpa a la universidad, le diré". Era ya de noche, eso como las ocho de la noche, y la ciudad estaba muy silenciosa. Era raro debido a que normalmente la ciudad se quedaba silenciosa a eso como las doce de la noche. Se encogío de hombros, no le dio mucha importancia. Seguramente nadie quería salir. Llegó a su casa y la observó detenidamente. No ha cambiado nada, todavía tenía las paredes blancas un poco descoloridas, el árbol donde años atrás se había raspado las rodillas. Sip, nada a cambiado.
Tocó el timbre, no se escucho nada. Volvió a tocar, nada, de nuevo, nada. Estaba preocupándose."Seguramente se habrán mudado" pensó. Pero de haber sido así, seguramente los nuevos dueños le abrían abierto y le hubieran gritado que se largara o si son amables le preguntarían que se le ofrece. Pero nada de eso pasó, ahora si que estaba preocupado. Natsu buscó las llaves que siempre estaban en la maseta de girasoles al lado de la puerta. Desde que tenía uso de razón su padre siempre dejaba una copia de las llaves en esa maceta, por si Natsu llegaba temprano a casa. Ahí estaban, con el mismo llavero con forma de sapo. Natsu casi suspira de alivio. Adentro de la casa todo estaba oscuro como boca de lobo. Caminó con cuidado, dando pasitos para no chocar con nada.
"Diablos, creo que si me metí en una casa ajena"
No, era muy rápido para sacar esa conclusión. Natsu tanteó el aire, buscando una mesa o lo que sea para apoyarse en él. Nada.
Estaba a punto de darse la vuelta y volver a la luz del farol que dejaba ver la puerta abierta cuándo escuchó algo. Era un sonido pegajoso, se preguntó si pisó algo de camino hacia aquí. Pero después supo que eso era imposible, porque el sonido pegajoso se escuchaba sin que el moviera un pie.
"¿De dondé vendrá ese sonido?"
-¿Mamá? ¿Papá?- los llamó caminando a oscuras, sintió un pinchazo en la rodilla, pero no se quejó. "¿Será un ladrón o posiblemente los nuevos dueños de la casa?" se fue acercando donde se podía escuchar ese sonido pegajoso, después se vino otro. Era el sonido de alguien masticando "Y al parecer esa persona que este comiendo con esta oscuridad no tiene educación" pensó, pudo ver una luz tenue que venía de lo que parecía el estudio que estaba debajo de la escalera, siempre le había dado miedo ese estudio. No sabía porque, pero siempre le había dado miedo la luz que emitía en la noche. Se apróximo y el sonido pegajoso y de alguien masticando se iba haciendo más fuerte. Natsu recordó sus lecciones de Hapkido y de Judo, lo había dejado a un lado cuándo hizo cinta negra. Así que no recordaba mucho el como hacer una llave con estilo. "Pero de que puedo romper la nariz a golpes...," abrió la puerta con sigilo, y lo que vio ahí lo dejó helado.
Un hombre estaba inclinado sobre algo, y ese algo tenía cabello, era una chica. "" pensó rápidamente, obligó a su cuerpo a moverse que por el shock lo sentía entumido. Para su mala suerte la madera debajo de sus pies rechinó. "¡Mierda!" El hombre dejó el cuerpo destripado de la chica y lo miró con ojos blancos. Natsu siguió avanzando mientras el hombre que claramente estaba muerto avanzaba hacia él estirando sus brazos llenos de sangre.
"Es un zombi... ¡Es un jodido zombi!"
-Ehh... disculpa por haberte molestado, ya me iré. Perdón por la intromisión- habló tartamudeando "cómo si te fuera a escuchar" Natsu tropezó con sus propios pies, el hombre se acercaba extendiendo sus putrefactos y ensangrentados brazos, exigiendo comida. Natsu se retiró como un cangrejo, los brazos y las piernas las sentía entumidas.
"¡Arriba Natsu!" pensó rápidamente antes de que el hombre se le lanzara encima, le agarró el pie. Abrió la boca dejando ver unos dientes manchados de sangre y carne, Natsu le pisó la cabeza sintiendo los huesos crujir, la cabeza explotó como un cacahuate. Se le encogió el estómago.
"Ya tendrás tiempo para vomitar el jugo de la mañana", Natsu cayó al suelo porque sus piernas no le aguantaron más. Mientras veía lo que quedaba del cuerpo putrefacto del hombre se alarmó al no ver a su familia. Tomando aire se puso de pie. Subió las escaleras y buscó algo con que defenderse seguramente abrá más afuera, era mejor estár preparado buscó en lo que antes había sido su habitación, entonces supo que su familia no se había mudado, seguían viviendo allí.
"Con un bat estaré bien" pero no encontró nada, ni un bat siquiera. Estaba jodido. Resopló pensando que sería mejor moverse que quedarse allí, así buscaría a sus padres y tal vez encontraría a alguien más.
"Qué voy a encontrar, solo zombis y ya, vengo a ver a mi familia y esto ya es Resident Evil" pensó subiendo de nuevo al coche, después de verficar que no había más de esos bichos cerca. Se tomó un tiempo en tomar aire profundamente, las náuseas ya se estaban pasando. Se devanó los sesos pensando en un lugar en dondé habrían podido irse. Rezaba de que estuvieran en otro lugar que no sea esta ciudad, aunque se habría tardado seis horas en llegar desde Edoras hasta aquí. "Ni modo, por ahora sería salir cagando leches de este lugar". Pensado eso puso en marcha el coche, deseando de corazón que su familia estuviese bien.
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Lucy se pegó a la pared como si fuese una lagartija "las lagartijas tienen mejor suerte" pensó amargamente. Ya había visto demasiado en ese lugar y no quería ver más. Pensó que yendo a la comisaría encontraría ayuda, pero no. Le salió todo lo contrario, encontró más bichos putrefactos ahí. No sabía cómo carajo sucedió esto, cómo fue que de la noche a la mañana todo habitante se había transformado en esas cosas. "A la próxima me largo a Florida a estudiar". Pudo ver uno de esos bichos ahí, al final del pasillo. Lucy apretó la pistola, le quedaban ocho balas cuándo mucho. El viajecito de la universidad hacía la comisaría se las había arreglado con un tubo oxidado, que por cierto le había dejado unas dolorosas ampollas. Se recordó a si misma que esa sería la última vez que se quedaba a estudiar tan tarde. "Aunque claro, si me hubiera ido a dormir, ahora sería un saco de babas y carne putrefacta", había llegado a la comisaría, con el pecho ardiendo y con las manos llenas de ampollas. Pero al menos había encontrado una beretta de nueve milímetros. "Lo bueno de haber sido criada como hija de un guardaespaldas es haber aprendido a usar las armas". Su padre siempre había insistido en enseñarle el manejo de las armas, al igual que defensa personal. Quién iba a decir que eso le serviría. Lucy resopló con muchas mariposas en el estómago y disparó al muerto que estaba al final del pasillo, bloqueándole el camino. Le disparó en la cabeza. "Ahora Lucy" corrió con todas sus fuerzas hacia la puerta de salida. Casi se desmaya de alivio al sentir el frío en sus brazos, se había vestido por comodidad en lugar de pensar en los elementos. Una falda a cuadros azul, una camisa de botones blanca y unos converse azules. Ahora estaba arrepentida por su urgencia de comodidad. "Lo que menos importa ahora es la ropa, tengo que salir de este lugar" Lucy casi no conocía la ciudad, debido a que se la pasaba la mitad del tiempo encerrada estudiando. Suspirando y dándose cuenta de que no ahora no importaba si conocía la ciudad o no, empezó a correr bajo el frío y el apagado cielo.
Bien he aquí el prologo de este nuevo fic. Espero que sea de su agrado.
Se aceptan sugerencias, criticas constructivas y alabos.