Si Tsunade quería volver a tener su cuerpo de veinteañera, primero debía de encontrarle pareja al amargado de Sasuke Uchiha. ¿Dónde encontraría a alguien tan idiota como para enamorarse del aguafiestas Uchiha en la isla de Konoha? Qué suerte que Naruto se apareciera en esos momentos. NaruSasu, YAOI, AU.

Disclaimer: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, sólo los tomo prestados sin ánimos de lucro.

Advertencias: AU, yaoi (relaciones chicOxchicO), lime, lenguaje obsceno y exceso de cursilerías que podrían llegar a empalagar al lector.

Parejas: NaruSasu (¡por supuesto!) Si no es de tu agrado, ¿para qué sigues leyendo? Mejor da un clic en el cuadrito rojo que se encuentra en la parte superior derecha de tu pantalla y te evitas un gran disgusto.


Amor hechizado

Prólogo

Sonreía mientras observaba a la feliz pareja intercambiar votos de amor y fidelidad. Sonreía porque, una vez más, su trabajo había sido un rotundo éxito. Cuando los invitados se acercaron a felicitar a la parejita, ella aprovechó para darles sus mejores deseos y salir prácticamente corriendo de ahí.

Muchos observaron a la pequeña anciana correr contra la manada de invitados mientras sus ojos se iluminaban con las lágrimas. Todos pensaron que las cristalinas gotas saladas eran producto de la nostalgia, pero se equivocaban. Con una sonrisa de felicidad pura, se escondió en el primer rincón oscuro que encontró para esperar, ansiosamente, la transformación que sufriría.

Cerró los ojos y contó hasta diez. No podía esperar más por volver a ser la hermosa jovencita de veinticinco años que realmente debía de ser. Después de contar veinte segundos supo que algo andaba mal. Sus manos continuaban con aquellos dedos largos, huesudos y cubiertos de arrugas. Su pecho permanecía en su lugar sólo porque llevaba un sostén con doble varilla para realzarlo. Su cabello continuaba siendo de color platinado con algunas mechas rubias y aún mantenía aquella molesta joroba en su espalda.

–¿Pero qué demonios…?

El timbre de su teléfono portátil le impidió soltar todas las palabras conocidas de su amplio y florido lenguaje vulgar. Estuvo a punto de lanzar el celular al rincón más alejado del mundo, refrenándose al reconocer el número de la persona que marcaba. Con un suspiro, se obligó a contestar.

–¡Por tu bien, espero que me digas porqué mierda sigo siendo una anciana!

La serpentina voz del otro lado de la línea ni se inmutó ante las palabras de la mujer.

–Tsunade, el viejo Sarutobi…

–¡A la mierda Sarutobi! El anciano prometió regresarme mi verdadero cuerpo en cuanto cumpliera mi castigo. ¡Y mira que me ha costado un condenado trabajo lograr unir a doscientas parejas "con corazones puros"! –finalizó con ironía.

–¡Carajo, Tsunade, escúchame primero! Tienes que buscarle pareja a una persona más…

–¡No, no y no! de ninguna manera… ¡tengo más de tres años en la Tierra, luciendo como una anciana de 90 y nadie ni nada me impedirá volver a ser la chica sexy que realmente soy!

–Escucha, Tsunade…

–¡Ni una palabra más, Orochimaru! Comunícame con el viejo para arreglar esta estupidez.

–¡Estupidez fue la que tú cometiste, pechugona! –explotó al llegar al límite de su paciencia.

–¿Estupidez mía? ¡Claro que no! El único estúpido aquí fue el maldito Sai por romperle el corazón a Naruto.

–¿Necesito recordarte quién provocó eso?

–Cállate, maldita serpiente rastrera. –refunfuñó Tsunade, sabiendo que, por esa única ocasión, Orochimaru había ganado la contienda verbal. –¿Qué quieres? Habla rápido que me emborracharé para festejar mi mala suerte.

–Precisamente de eso quería hablarte, Tsunade. ¿Recuerdas tu castigo?

–¿Cómo podría olvidarlo? –aunque Orochimaru no pudiese verla, puso los ojos en blanco. –Tenía que unir permanentemente a doscientas parejitas en un lapso menor a cuatro años, de lo contrario, me quedaré luciendo como una anciana el resto de la eternidad. Ahora dime… ¿qué dijo Sarutobi?

–Dijo que debes de cumplir con una última misión antes de que termine tu límite de tiempo.

–Muy bien. –suspiró. Después de tres años trabajando en eso, unir a una parejita era pan molido. –Dime, ¿quién es el desafortunado a quien debo de buscarle pareja? –en una semana se cumplirían 4 años exactos, pero con su experiencia, podía hacer que un hombre y una mujer se enamoraran loca y apasionadamente en día y medio.

–Antes de decirte el nombre de la persona, debo de advertirte algo. Sarutobi mencionó que, si de casualidad fallabas en esta ocasión, además de que jamás volverás a ser joven también te retirará tu suministro permanente de sake.

–¡Ese maldito anciano decrépito…! –gruñó enojada. –Dime quién demonios es, Orochimaru.

–Sasuke Uchiha.

Por un minuto ninguno de los dos dijo nada, Tsunade trataba de asimilar el hecho de que su suerte no podía ser peor.

–¡Con un maldito y jodido demonio! ¡Cualquiera menos él! ¿Por qué el bastardo y egocéntrico Uchiha? ¿Acaso Sarutobi me odia? Yo solía ser su mejor alumna.

–¿Y a mí qué me dices? Quéjate con el viejo.

–¿Te das cuenta de lo que me acabas de pedir? ¡Sólo tengo siete días para hacer que el Uchiha-soy-mejor-que-tú-y-no-mereces-ni-mirarme se enamore de alguien! Y si no lo logro… ¡me quedaré en este cuerpo para siempre!... ¿Orochimaru? –el pitido que emitió el otro lado de la línea le hizo entender que llevaba un buen rato hablando sola. –¡Maldición! ¿Dónde conseguiré a alguien lo suficientemente estúpido para enamorarse de Sasuke?


Las ojeras que surcaban su rostro eran la prueba de que no había pegado ni un ojo durante la noche. ¿Y cómo podría hacerlo si tenía que conseguirle pareja al bastardo del Uchiha en menos de seis días? Suspiró frustrada y dejó que las fotos de posibles candidatas y candidatos se esparcieran por todo el escritorio. Además de buscar la media naranja de Sasuke, debía de dirigir el pequeño paraíso tropical "Konoha" que Sarutobi le había encargado durante su estancia en la tierra.

Miró con detenimiento la foto de una linda chica de cabellos rosas y ojos esmeraldas. Sakura Haruno podría ser la candidata ideal, estaba locamente enamorada del moreno y con un poco de magia de su parte, Sasuke no tardaría en enamorarse de ella. Pero, ¿a quién quería engañar? La magia no serviría para enamorar al Uchiha, lo sabía por experiencia propia. Su trabajo consistía en encontrar al verdadero amor y unirlos para siempre, como en los cuentos infantiles. Si quería sólo un poco de lujuria, siempre podía pedirle ayuda al pervertido de Jiraiya, el encargado de la libido. Y si quería vengarse de alguien, para eso estaba el sádico de Orochimaru. Y ella era la encargada del amor… ¿por qué demonios no era la encargada del alcohol, la diversión o las apuestas? Tal vez a su gran y sabio abuelo Hashirama no le gustaría que su única nieta se dedicase a una vida de juergas. A pesar de todo, ser un hada especial tenía sus ventajas, sólo que en ese momento no se le ocurría ninguna.

Unos toquecitos en la puerta la hicieron olvidarse de la foto de Ino Yamanaka y recordar que tenía una cita con el arquitecto que se dedicaría a diseñar el nuevo edificio para eventos especiales de la isla de Konoha, un centro vacacional único y exclusivo.

–¿Qué carajos quiere?

–Soy el arquitecto encargado del proyecto. –contestó una voz muy ronca y varonil. –¿Me permite pasar?

–Adelante.

Los ojos de Tsunade se congelaron al ver la imagen frente a ella. No podía ser verdad…

–¿Na-Naruto?

–Así es. –contestó el alto y musculoso rubio. Sin esperar invitación por parte de ella, dejó caer su alto cuerpo en una de las sillas para invitados. –Dígame, ¿cuál es la idea del salón de eventos?

–¿Naruto? ¿Uzumaki Naruto?

–Sí, ese soy yo. ¿Sucede algo, señorita… señorita Senju?

Las dubitativas palabras de Naruto la sacaron de su trance. Sentía que en cualquier momento el poderoso rubio saltaría sobre ella y la golpearía por haber arruinado su vida.

–Disculpe, pero nosotros ¿nos conocemos?

–No, ¡claro que no! –contestó Tsunade rápidamente y se paró frente a la ventana para contemplar el hermoso paisaje marino, dándole la espalda a Naruto.

Era imposible que el rubio pudiese reconocerla de esa forma. Naruto la había visto sólo en dos ocasiones y cuando ella aún tenía su cuerpo de veinteañera. Pero Tsunade claro que recordaba a Naruto… después de todo le había arruinado la vida a él.

Sus pensamientos la llevaron al pasado. Naruto era un joven con el corazón destrozado porque su primer amor de juventud lo había abandonado, diciéndole que no era lo suficientemente bueno por no tener un apellido de prestigio ni dinero en su cuenta. Debido a ese incidente, el guapo rubio se estableció metas y había crecido hasta convertirse en un famoso arquitecto de renombre. Con su atractivo sólo conseguía que muchas chicas revoloteasen a su alrededor. Fue entonces cuando, durante una velada de año nuevo, conoció a Sai Uchiha, primo muy lejano de Sasuke. A pesar de la renuencia inicial, Sai aceptó salir con el rubio. Fue entonces cuando Tsunade intervino, reconociendo que el rubio merecía una recompensa por su fallido amor del pasado… pero debido al exceso de sake, confundió el hechizo mágico. Un simple sello erróneo fue el que ocasionó que el hechizo de amor verdadero cambiase a uno de lujuria pura. Pensó que nadie lo notaría, porque a pesar de todo, Sai y Naruto eran una pareja estable. Pero entonces sobrevino la tragedia. Y sólo el amor verdadero vence los obstáculos que el destino entreteje. El castigo vino cuando Sarutobi se enteró de su error por estar borracha.

–¿Qué es lo que ocurre? –preguntó el rubio.

Tsunade, decidida a ocultar su identidad, se sobresaltó por la áspera voz de Naruto, porque no era cálida y alegre como la recordaba.

–Ah, ya veo. –comentó Naruto, malentendiendo la reacción de la mujer. –A usted también le aterran mis heridas, ¿verdad?

Ella se forzó a pasar saliva y a no desviar la mirada del rostro de Naruto. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el hermoso rostro surcado por tres cicatrices en cada mejilla, su cuello atravesado longitudinalmente por otra gruesa cicatriz y el ojo derecho oculto tras un parche de seda negra.

–No se obligue a verme, ya estoy acostumbrado a que me miren como un monstruo.

–¡No es eso! –exclamó exaltada. –Es que… usted me recuerda a alguien. –mintió, desviando la mirada para que el hombre no reconociera la falsa en sus ojos.

–¿A quién? ¿Al monstruo del lago Ness?

–¡Por favor! –clamó desesperada. –No es usted un ogro ni nada por el estilo.

–La mayoría de las personas lo creen.

–Porque la mayoría son personas superficiales que se interesan más por el exterior de una persona que por sus sentimientos. –dijo con convicción. Si de algo habían servido esos tres años de ser una anciana casamentera eran para hacerle ver la superficialidad del mundo humano. –En fin… no sabía que usted sería el arquitecto.

–Pidieron al mejor… y en mi rama, yo soy lo mejor. –se encogió de hombros, como si el hecho de ser un arquitecto reconocido no fuera la gran cosa.

–Sí, sobre eso… ¿por qué no se da una vuelta por la isla? Cuando la conozca, podrá decidir el mejor lugar para construir el salón de eventos.

Naruto asintió. –¿Para qué tipo de eventos?

–Bueno, como ve, este lugar es un paraíso terrenal. –señaló la vista desde su despacho. –La mayoría de los turistas que se hospedan aquí son parejitas enamoradas que vienen por su luna de miel. Así que estamos pensando en organizar bodas y el salón que usted diseñará será precisamente con ese fin.

–¿Un salón para bodas?

–Exactamente. Al principio pensamos en construir una capilla, pero dada la cantidad de parejas homosexuales que hay en nuestros tiempos, mejor optamos por construir un elegante salón para celebrar cualquier tipo de ceremonia, ya sea religiosa o civil. ¿Qué le parece?

–Me parece que es un proyecto en el cual no podré participar. –se puso de pie y no pudo evitar centrar su mirada en las cientos de fotografías esparcidas sobre el escritorio. De entre todas ellas, reconoció de inmediato a un guapo azabache. –¿Sasuke Uchiha?

–¿Lo conoces? –preguntó incrédula Tsunade. Sabía, por experiencia propia, que Naruto conocía a Sai, pero ¿Sasuke? Tal vez Sai los había presentado durante su temporada de novios.

–Sí, lo conozco. Pero agradecería que no me lo recordaras. Detesto a todos los Uchiha. Es como si esa familia fuera mi propia maldición personal.

–¿Un amor frustrado, tal vez? –aventuró la mujer, observando cómo crecía la amargura en el único ojo visible de Naruto.

–Para nada.

Tsunade no pensaba lo mismo. Seguramente, el ver a Sasuke había despertado el recuerdo de Sai en su memoria, dado que el parecido entre ambos era extraordinario.

–Iré a dar una vuelta. Vendré después.

Cuando el rubio se fue, Tsunade suspiró. Naruto se veía tan solo y cargado de amargura… justo como Sasuke. Su mirada avellana se iluminó… ¡tenía al candidato ideal para el amargado Sasuke Uchiha! Un radar especial dentro de su cabecita sonó. Reconocería ese sonido en cualquier lado… Sasuke Uchiha y Naruto Uzumaki estaban destinados el uno para el otro. Ahora el problema sería que, el terco y amargado Sasuke Uchiha reconociera el amor.

Continuará…


¡Hola a todos!

Me da mucho gusto presentarles otra de mis historias cursis y románticas, de nuevo, explotando el NaruSasu, ¡mi combinación favorita!

Probablemente piensen que debería de estar actualizando Holy Curse! Y terminando el epílogo de I Don't Know… ¡pero no pude evitarlo! Después de leer una novela la historia vino como agua hacia mí. Ya llevo seis capítulos escritos (porque afortunadamente son cortos) así que habrá actualizaciones semanales todo julio, lo que me dará tiempo de seguir escribiendo la historia y no dejarla abandonada.

Sasuke parecerá en el próximo capítulo y veremos lo amargado que puede llegar a ser… pero como siempre, detrás de cada personaje habrá una historia y sabremos el porqué Naruto tiene esas cicatrices, porqué Sasuke es tan amargadísimo y porque Sai dejó a Naruto… aunque, supongo que algunos ya sabrán el motivo o, al menos, tienen una idea… dejé algunas pistas que me servirán más adelante.

El formato de esta historia será distinto a mis anteriores fics. Mi idea es hacer capítulos de no más de dos mil palabras, con actualizaciones cada semana… espero poder lograrlo. Esta historia será corta, yo creo que entre trece y quince pequeños capis o algo por el estilo.

¡Cuídense muchísimo y de antemano les agradezco sus comentarios!

Un abrazo y les deseo una excelente semana.

"Do you remember when we fell in love? We were young and innocent then."

Kerky

Número de palabras: 2.061 (sin notas de autor)