Suenan las fanfarrías pues aquí esta después de dos meses y tres días llegamos al final de esta historia, disfruten y ya saben, nos vemos abajo.
Discleimer... Nada me pertenece todo es de Suzanne Collins y solo he usado para escribir una historia de su historia.
CAPITULO FINAL.
Me pongo de pie y bajo a preparar la comida, Peeta está trabajando pero me dijo que nos veríamos en la plaza a las dos, de modo que veo el reloj y me doy cuenta que solo falta una hora, subo a arreglarme mientras la comida se cose a fuego lento, me arreglo y apago todo para salir a la calle, me sorprendo de ver a todo el mundo yendo a donde mismo ¿Qué me dijo Peeta que sucedería hoy? No lo recuerdo, pero siento que comienzo a temblar y mi mano va a mi perla en mi muñeca.
Pero no es imposible, hace años que los juegos del hambre desaparecieron y hemos vivido con paz y en un Panem que muchos creían imposible que existiría, camino despacio y veo a Peeta sonreírme mientras lo veo charlando al lado de Haymitch y Effie que han llegado al distrito desde hace un par de días, ahora recuerdo, es el aniversario de nuestra libertad.
- Preciosa ¿Qué cara? No dormiste.
- Si, además ya son las dos, ¿crees que estaría durmiendo?
- Bueno – me dice abrazándome – Peeta me ha dicho que últimamente estas muy cansada.
- Claro y te ha dicho ¿porque? – le pregunto mientras me aparto un poco para ver sus ojos azules.
- Bueno no me ha compartido sus problemas de cama, dejamos esos temas después de nuestra última conversación sobre él y su enamoramiento de ti.
- Haymitch – dice Effie escandalizada – Esos temas no son para hablarse así.
- ¿Le has hablado de nosotros? – le digo en un tono de fingida sorpresa a mi marido.
- Claro que no – me dice el tranquilamente – Aunque hace años, le dije que moría por ti y que lo hubiera hecho, y que siempre soñaba contigo, era la única manera en que podía tenerte.
- Pudiste haber dicho algo – le digo sonriendo.
- Claro y tú me hubieras atravesado el cogote con una flecha.
- Mami ¿qué es un cogote? – pregunta mi hija que llega corriendo a escuchar la última parte de la conversación.
- Es esto – dice mi esposo agachándose para levantarla y comenzar a hacerle cosquillitas en el cuello.
- Mami la tía Effie nos dará su discurso sobre los días antiguos.
- Si amor, pero tú y yo nos iremos a casa, a preparar la comida.
- Bueno, mi tía Johanna dijo que va a venir con Leevy y con mi tío Leevy y con Suzanne y con…
- Ya entendimos – dice Haymitch - ¿Acaso esa mujer se la paso teniendo hijos? ¿Cuántos tiene?
- Cinco – le digo riendo – Pero tuvo trillizos al final.
- Bueno es hora de comenzar, hoy es un día… - dice Effie.
- Muy muy importante – repetimos los cuatro a coro por lo que ella se sonroja y se da la vuelta.
- Así es, lo es. Agradezcan que estoy a su lado para que lo recuerden. – yo la beso en la mejilla y me doy la vuelta. – Nos vemos en casa.
Camino por las atestadas calles, todos desean ser parte de esta fiesta, donde recordamos los juegos del hambre, donde recordamos la suerte que vivieron nuestros padres y sus padres durante los 76 años de gobierno del dictador Snow, de la guerra, de las trágicas perdidas, pero también de la suerte que tenemos hoy en día por poder decir que somos libres.
- Abuelo – dice mi pequeña corriendo hacia los brazos de Natán que la recibe con un cálido abrazo y que me comparte.
- Hola chicas hermosas, ¿Dónde está mi hijo?
- En la plaza – dice Biser – Hiciste galletas de chocolate verdad abuelito.
- Pero ¿Cómo lo sabes?
- Hueles como una.
- Pues ve a ver si tu tío no se las ha acabado. – le dice riendo y la deja en el suelo, para ver después solo el polvo a sus pies.
- Es maravillosa, es una mezcla tuya, de Peeta y de Prim – me dice mi suegro y le sonrío, es verdad tiene el carácter mío para mala suerte suya, el corazón de su padre y el amor por los animales y la medicina de Prim. – Quien diría que ya va a cumplir cinco años.
- Es cierto – le digo suspirando – Hace tanto tiempo, que me parece demasiado.
- ¿Cómo va ese libro? – me dice mientras entramos en la panadería.
- Ya casi lo terminamos, solo estamos terminando algunos detalles, después será impreso y enviado por todo Panem.
- Katniss y Peeta Mellark, ustedes dejaran una huella imborrable.
- Pues creo que es importante, pues si no aprendemos de nuestro pasado, quizá tengamos que repetirlo y no quisiera que nadie viviera lo mismo que yo.
- Pienso igual – me dice mi suegro. – Y dime ¿Cómo van esos mareos matutinos? – me dice y le sonrió, no puedo creer que se ha dado cuenta, ¿acaso es tan obvio?
- ¿Soy tan obvia?
- No querida – me dice mientras levanta una charola llena de unas galletas hechas con salvado y pasas que tomo sin pensar y como con placer. – Solo que estas las comes solo cuando estas embarazada. Recuerdas nos reencontramos poco después de tus tres primeros meses.
- Cierto – agradezco sus palabras, para mi aun es difícil pensar en todo ese tiempo, en la muerte de Delly y el dolor de Peeta por todo lo ocurrido, el miedo de perderlo o de perderme, los lapsus de olvido han desaparecido algo que agradezco. – Esperaba confirmarlo antes de avisarles.
- Pues entonces, creo que hoy es un buen día – dice el mientras ve a Byron salir con mi hija en sus hombros.
- Mami me dejaras ir a dormir a casa de mi abuelito y tío Byron, jugaremos a los juegos del hambre – me dice mientras la miro con los ojos asustada y después a Byron.
- ¿A qué? – pregunto llevando mi mano a mi cuello, he intentado por todos los medios que mi hija no sepa de eso, pero por lo visto no lo voy a librar.
- Es un juego donde, escondo la cena por toda la casa y el tío Byron debe buscarla por el orden, en que fue preparada, si gana me toca lavar la olla grande donde mezcla la harina, si gano yo me hará un pastel para mi sola.
- Bien, solo no te portes mal – Byron me sonríe y sale con mi hija de la tienda, para dirigirse a su casa, que es una de aquellas casas que por mucho tiempo estuvieron vacías en la Villa de los Vencedores.
- Ella escucho – me dice mi suegro sacándome de mis pensamientos – A uno de los niños de la escuela hablar sobre los juegos del hambre, aunque el pequeño no los ha mencionado, le pregunto ayer que fue por ella a la escuela que eran esos juegos y fue lo que se le ocurrió, no te preocupes, pero en su tiempo deberás decirles.
- Vaya –digo suspirando y me siento de pronto muy fatigada.
- Recuerda lo que dijo Peeta querida, me dice el, no pasará nada cuando lo sepan, nos tenemos los unos a los otros y tienen el libro, además quizá esto les haga más valientes, tanto como ustedes que siendo niños lucharon una guerra terrible y en lugar de ser destruidos allí los dos salieron victoriosos.
- Tengo miedo de explicarle de mis pesadillas, de mis gritos nocturnos que aun de vez en cuando aparecen, tengo miedo de que Peeta se pierda en una crisis con las suyas y nos abandone a Biser y a mí, solo pueden llegar a mi mente el decirle que es una mala mañana y que temo que me lo quiten.
- ¿y que te dice eso?
- Pues – le digo sonriendo – Dice que ella siempre estará a mi lado y papi también. Y puedo creer en sus palabras.
- Entonces créelas, y nunca las olvides Katniss, eres la chica más fuerte que conozco.
- Gracias Natán, ¿en verdad no tienen problema de quedarse con ese torbellino?
- Sabes que eso me hace feliz, siempre quise una niña. – me dice besándome en la frente, ahora ve a la plaza, recoge a tu marido y pasa un día inolvidable.
Le sonrió y salgo despidiéndome de mi hija y de mi cuñado que juegan en el frente de la tienda, ambos me despiden y camino despacio, mientras escucho los gritos de la celebración de la libertad, mientras camino me hago una lista metal de todas las muestras de bondad de las que he sido testigo, para no olvidarlas.
- ¿Dónde está Bi? –me pregunta Peeta cuando me coloco a su lado, la celebración a terminado y todos se saludan y comienzan las festividades.
- Con tu padre – le digo sonriendo. – vamos a casa – le digo abrazándolo, el me cubre con su brazo y nos dirigimos a nuestra vieja casa en la Villa de las Vencedores, no puedo decir que sea vieja, pero es como si siempre hubiese sido parte de mi vida y fuera testigo de todos los momentos buenos y malos que hemos vivido.
- Luces extraña ¿me ocultas algo? – me dice mientras entramos y yo lo abrazo para besarlo en los labios, raras veces estamos solos, de modo que me gusta aprovechar los pocos momentos que tengo sola con él, mi hija es 24 horas, de modo que lo beso, con amor, con pasión, con necesidad, él siempre ha sido mi adicción.
- No – le digo entre beso y beso.
- Vamos no me lo ocultes – me dice sin dejar de besarme y bajar por mi cuello y mi clavícula, sus manos juguetean con los tirantes de mi vestido y los baja por mis brazos mientras comienza a desabotonarlo, yo me abrazo a él dejando que con sus besos marque cada parte de mí y yo me enredo en su cabello y en su cuello que siempre ha sido mi refugio.
- No es nada –le digo y el se aparta y me mira a los ojos.
- Bien si no es nada, entonces subiré a ducharme – me dice y me deja con el deseo a flor de piel y mis labios con ganas de seguir besándolo.
- No me puedes dejar así Peeta Mellark – le digo caminando hacia él, su camisa esta fuera de lugar, pero no da el brazo a torcer cuando se gira y me mira con una sonrisa pícara, regresa con dos pasos hasta mí y me levanta a lo que yo lo envuelvo con las piernas y el ríe conmigo.
- No te dejare de ninguna manera Katniss Mellark – me dice besándome y comienza a subir las escaleras, pero me dirás que me ocultas.
- Pues es una larga historia.
- Tengo tiempo – me dice – dejándome en la cama mientras me besa y yo le desabotono la camisa que cae con parsimonia en el suelo. – A ver de qué trata.
- Pues trata de cómo, un hombre y una mujer se conocieron de una manera poco usual.
- Aja – me dice besándome los brazos y me da escalofríos – No detengas te estoy escuchando.
- No me dejas concentrarme – digo riendo.
- Sigue – dice separando sus labios de mi brazo y se recarga en mi estómago y me mira a los ojos.
- Y se aman, y después de muchas pruebas se casan y forman una familia.
- Esta historia me gusta – me dice comenzando a jugar con sus dedos en mi estómago.
- No puedes detenerte.
- No – me dice con un puchero – prosigue.
- Eres un niño. Y esa familia perfecta comenzó a hacerse más perfecta.
- ¿Entonces era casi? – dice sorprendido mientras me mira a los ojos. - ¿Por qué? ¿Qué hace falta?
- Pues porque en nueve meses, esa familia tendrá un nuevo miembro que ahora crece lentamente dentro de mí. – Veo sus ojos sorprendidos y llenos de felicidad y lágrimas que se derraman con fuerza.
- ¿En verdad mi amor?
- Si, aún no he ido con el médico, pero esta vez quiero que tú me acompañes, pero estoy segura de eso.
- Oh preciosa – me dice besándome y abrazándome – Esa es la mejor noticia que he tenido en el día, y puedo saber ¿Cómo terminará la historia?
- Oh no –digo riendo – Esa historia la contaré en otro momento. – Y nos besamos pensando en que la vida puede ser mejor de lo que esperamos si tenemos paciencia en ver su final.
Hemos llegado al final, gracias a todas por leer, por sus comentarios, por agregarme a favoritos y seguirme, en verdad no saben la felicidad que hay en mi corazón.
Debo decir que esta historia ha sido de mis favoritas al escribirlas, la he disfrutado, he reido, he llorado y bueno, drama a mas no poder.
Quiero a todas las que me han dejado review y me han hecho comentarios, siempre las llevaré en mi corazón, y también a aquellas a las que yo he leído y las tengo de favoritas, gracias por leer, porque en verdad las admiro, gracias por sus buenos deseos, por las chispas de chocolates y de colores, en verdad esos detalles nunca se olvidarán.
Gracias por comentar.
Espero que nos sigamos viendo por aquí, poco o mucho, pero que tengan lo mejor en sus vidas, y en verdad les deseo de todo corazón.
QUE LA SUERTE ESTE SIEMPRE, SIEMPRE DE VUESTRA PARTE.
Con amor y un poco de tristeza me despido.
IRES